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" M y P l a c e " por zafiroeindigo

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Notas del capitulo:

Nota aclaratoria I:

“Vale aclarar que los personajes de Naruto NO SON DE MI PROPIEDAD sino de Masashi Kishimoto, como también algunos sucesos que ocurren en la película La Otra Tierra, ya que ESTE FIC SOLO ESTÁ INSPIRADO en algunos sucesos y no en su estructura argumental y visual; por lo que NO ES PLAGIO. Este fic ha sido escrito sin ánimo de lucro y solo por entretención, por lo tanto solo es de LECTURA LIGERA.”

 

Nota aclaratoria II:

Como dije en mi Facebook, lo repito aquí. Perdón con todo mi corazón por no haber podido actualizar en tantos meses. Pero mis problemas de salud aumentaron tanto que hasta laboralmente tuve problemas. Por suerte, fuerza de voluntad y ganas de continuar, después de un tiempo todo está mucho mejor. Por lo mismo vuelvo como el ave fénix (jaja) a renacer de las cenizas y volver a las andanzas En fin, estoy acostumbrándome al nuevo ritmo así que vuelvo a pedir disculpas de antemano por la demora pero como he dicho, no dejaré este fic hasta terminarlo y si la suerte me acompaña, como espero que suceda… la posibilidad de hacer un nuevo fic SasuNaru no debería estar tan lejos. Al menos no deseo que lo esté porque ya estoy craneano dos nuevas historias. De acuerdo a mis tiempos de recuperación y la demora de las mismas veré cual subiré primero.

 

Dada estas explicaciones, podemos continuar…

-  M y   P l a c e -

 

 

“R E D E M P T I O N”

(Capítulo X)

 

 

Se encontraban en un pequeño cuarto. El hombre sentado en la cama sostenía unos manuscritos mientras la pelirroja estaba vestida con una túnica color marfil, sentada en frente del hombre quien fumaba un cigarro:

— Que venga del futuro no quiere decir que no disfrute de estos placeres — dijo el hombre mientras inspiraba un poco de su cigarro.

La pelirroja tan solo le miró divertida.

— ¿Te enfadaste por lo que paso?— le preguntó

— Que duden de mí, poco me importa — decía mientras aspiraba un poco más del cigarro. — A él lo conocí.

La pelirroja lo miró intrigada y se acercó un poco más.

— Con el tiempo ambos se dieron cuenta que no congeniaban. El que se marche no me conviene solo a mí; sino también a ella.

La pelirroja tan solo asintió, mientras le miraba de reojo, algo nerviosa. El hombre tan solo frunció el ceño.

— ¿Y para qué me mandaste llamar?— le dijo en un tono insinuante acercándose a él.

El hombre en cuestión tan solo chasqueó con la boca para apagar el cigarro en el cenicero con fuerza.  

— ¿Cuántas veces debo decirte que no me gusta, Karin?— dijo con enfado Sasuke para dejar el manuscrito a un lado y levantarse del lugar. La chica le miró cansada. Mientras Sai en la esquina de la habitación de forma cansina. Ambos morenos enfadados.

Sasuke posó su mano por su cabello intentando serenarse, mientras daba vueltas por el espacio. Karin por su parte se sentó a los pies de la cama.

 — ¿Cuántas veces hemos repetido la escena? — Sasuke le preguntó a Sai, mientras este miraba su cronómetro.

— Más de veinte. — respondió cansado.

Sasuke pasó su mirada a la pelirroja, — Karin no debes insinuarte. Debes…

— Ya sé, ser más introvertida. Me lo has dicho demasiadas veces. — le dijo enfadada Karin.

— Pero no de la forma en que lo haces; es falso. No lo puedo creer… se ve hasta ridículo.  — le recriminó.

Karin no objetó nada. Le estaba costando horrores interpretar ese papel “sin personalidad” como lo llamaba ella, pero la realidad es que debía ser sutil. Algo que jamás había hecho ya que la mayoría de sus actuaciones no eran de este tipo. Sino más fuertes o seductoras, más como ella.

— Cada vez estoy más seguro de lo que dijeron los productores. — dijo enojado Sai al no ver motivación en su esposa. 

— No tengo la culpa. Esos tipos no saben lo que dicen. — respondió enojada, mientras sacaba un cigarro y lo fumaba. — Además, este personaje es muy simple. Por lo mismo es complicado demostrar esa… ¿falta de gracia? — argumentó a los morenos, menospreciando al personaje.

Sai tan solo rió. A lo que Sasuke le miró sorprendido, en pocas ocasiones la mujer de éste sacaba de sus casillas a su primo.

— Cuando bajen tus aires de grandeza, continuamos. — Dijo Sai, bastante molesto — Ahora sal del cuarto.

La chica indignada salió del lugar sin siquiera dirigirles la mirada a los morenos, mientras cerraba con un claro enojo la puerta de la habitación.

Sai caminó hasta la cama y se sentó, se le notaba muy cansado.

— Quizás deberíamos tomarnos unos días — le habló Sasuke en tono conciliador, pero Sai negó con la cabeza. 

— Ya no se qué hacer con ella.

Sasuke suspiró cansado, ese tema lo habían hablado con anterioridad, hace años. Intentarlo era una pérdida de tiempo, pero últimamente el moreno ya no era el mismo con su mujer por lo que se decidió a continuar:

— ¿Por qué no se dan un tiempo?

— Imposible — contestó en un instante. Sasuke por su parte lanzó un suspiro cansado.

— No es igual que antes. — Dijo simplemente y a pesar de que Sai se notaba intranquilo, Sasuke continuó — Tú no la amas.  

— Ese no el punto. — Contestó categórico.  

— Entonces, ¿cuál es?— El moreno en cuestión se volteó y sin saber que decir levantó los hombros, pero Sasuke sabía perfectamente cuál era el motivo. Cual siempre había sido el motivo desde hace unos tantos años. Pero prefería no mencionarlo, mal que mal sabía que su primo debería darse cuenta ya sea tarde o temprano que continuar con esa mujer no le hacía bien a él y tampoco a quien éste más quería; el pequeño Kazuo.

— Solo espero que no te arrepientas. Cuando estés viejo y solo, de haber desperdiciado tu vida. — le dijo con el ceño fruncido, a lo que Sai tan solo sonrió desganado, también lo esperaba.

— ¿Tú qué piensas?, ¿intentamos hacer una audición para el personaje?— le preguntó decidido cambiando el tema de golpe. A lo que Sasuke le miró sorprendido, ¿de verdad estaba dispuesto a hacerlo?

— ¿Estás seguro?

— Después de repetir esa escena veinte veces, ¿tú no?

Sasuke tan solo sonrió de forma altanera. Estaba más que seguro, al igual que su primo. Karin no era una mala actriz, para nada. Había trabajo con él siempre, y nunca había tenido grandes problemas con sus personajes, hasta que éste apareció en sus vidas. Lo mejor era intentar con otra persona, que a pesar que no fuera “famosa” para hacer el enganche con el público, hiciera bien su trabajo.

 

 

 

********************************************************************************

 

 

 

Karin enfadada había salido de la casa hacia el patio de la misma, se había sacado su túnica. Estaba cansada de todo aquello, tan solo quería que el día terminara lo más pronto posible para volver y recostarse. Últimamente se sentía muy cansada y no le gustaba nada el nuevo personaje que debía interpretar. Mientras caminaba por el patio pudo apreciar una pequeña bicicleta junto a una pequeña estatua con una fotografía enmarcada de Sakura y la pequeña Rin, a un lado de éstas se encontraba un gran ramo de flores rosadas, tan rosadas como el cabello de esa mujer.

Karin de pronto sintió el peso del tiempo en sus hombros, se acercó a ella. Sasuke había construido aquel recordatorio fuera del hogar, una de las cosas que más le gustaba a su familia y cada vez que se sentía triste iba con ellas. No quería tener aquel altar dentro del hogar, le resultaba muy doloroso. Pero Karin siempre pensó que aquello estaba mal, ellas debían estar dentro de la casa y no fuera, como extrañas. Pero el moreno le había argumentado que aquel altar era porque a ellas siempre les había gustado la naturaleza y tenerlas en el patio hacía que su familia aun pudiera, en alma, disfrutar de él.

La pelirroja se recostó mientras tomaba la fotografía de Sakura en sus manos y daba algunas caladas a su cigarrillo. Karin no entendía, simplemente no podía comprender como Sasuke podía olvidarlas. Lo notaba en la mirada de éste, hacia un tiempo algo había cambiado en él. Ellas no ocupaban completamente sus pensamientos y tenía la vaga idea del porqué. Eso la enfurecía, la enojaba de sobremanera porque ella no podía olvidarla y tampoco podía estar con él. Era muy difícil y aún sufría por lo mismo. Sabía en el fondo de su corazón que jamás podría hacerlo y por sobretodo jamás podría olvidar a esa mujer, ella era su hermana, su mejor amiga, era…

Pero sus pensamientos se cortaron en el momento que sintió unos ruidos desde fuera de la casa. Algo confundida se acercó al portón eléctrico, tan solo veía una especie de coche desde el otro lado y a un hombre alto, de cabellos largos y negros intentando mirar hacia dentro. Esa mirada la reconocía. Intrigada abrió con lentitud el portón, sin que nadie se diera cuenta.  

El hombre al verla sonrió.

— ¿Usted es la famosísima actriz Uchiha Karin?—

La mujer tan solo respondió, esa mirada se le hacía familiar pero no recordaba en donde. Por su parte, Madara estaba sumamente contento. Ella era una de las personas con que más urgencia necesitaba ubicar. Al parecer la suerte estaba de su lado. Madara sabía mucho de aquella mujer.   

— Hai, ¿y usted?

— Uchiha Madara— la chica le miró con sorpresa, ese hombre era familiar de su marido y Sasuke, — a pesar que no somos parientes de sangre, si lo somos de forma política ¿no?— dijo mientras tomaba la mano de la mujer y plantaba un beso en la misma, por lo que la chica le miró con curiosidad.

— ¿Usted es el dueño de la empresa “Akatsuki”?

— Efectivamente.

Ella comenzó a hablarle de forma servicial, — Vaya sorpresa, ¿desea pasar?—

— Aún no, ¿al parecer hay visitas en la casa?— dijo al ver el coche que se encontraba fuera de la misma.

— Ie, solo estamos mi marido, Sasuke y yo.

— Comprendo…— observó un momento la casa, para luego mirarla a ella — Hace un par de meses le he visto en una revista—

— ¿Ah sí?— dijo algo coqueta, algo que adoraba es que le adularan con su trabajo o por su belleza.

— Si y en ella se sospechaba que usted tan solo no tenía relaciones laborales con Sasuke.

La chica se puso de piedra. No sabía si aquello estaba bien o mal. Malditos los de la prensa que filtraban información de relevancia y que podían peligrar su estatus.  

Pero tras escuchar la risa de Madara se relajó un poco — No te preocupes, creo que eres un buen partido para mi sobrino.

— Demo yo estoy con…

— ¿Sai? — El rostro de Madara demostró un desprecio profundo hacia ese nombre, a lo que la chica le miró con curiosidad. — No debiste emparejarte con él, no es para nada un verdadero Uchiha.

La chica le miró con algo de vergüenza. Madara continuó:

— Pero hoy en día existe algo que se llama divorcio y es muy efectivo, ¿no crees?— le dijo en tono sugerente, mientras cogía un cigarro. Karin por su parte le ofreció fuego, el que Madara aceptó.

Karin le observó sorprendida.

— Dime la verdad, ¿tienes interés por Sasuke?— su mirada fría pero demandante le hicieron contestar a la chica, la que tan solo asintió.

— Bien, si me ayudas… yo puedo ayudarte con él.

La chica de pronto abrió sus orbes impresionadas e ilusionadas, quizás al fin tenía suerte. La dichosa suerte que Sasuke se interesara por ella.

— Encantada, le ayudaré.

Madara por su parte tan solo sonrió de forma ganadora. Ya tenía a esa pelirroja en el lugar adecuado y donde la quería en su gran tablero de ajedrez. Había que mover las piezas con sumo cuidado para que todo resultase. No quería perder en tan peligroso juego.

— Dame tu número de móvil.

La chica le dictó mientras Madara lo registró en su iphone.

— Bien, pronto recibirás mi llamada. ¿Estás comprometida a hacer todo lo que te pida, verdad?— la chica por un momento dudó, ¿pero qué más opciones tenía?

— Hai.

Madara tan solo sonrió.

— Bien, ahora necesito ver a Sasuke.

La chica asintió para luego abrir el portón eléctrico. Notó que alguien manejaba el automóvil, el que se coló dentro de la propiedad. Madara esperó a que la chica cerrara el portón y ambos se acompañaron hasta la entrada. De pronto sintieron que la puerta del automóvil se abría y de él salía Pain.

— Espera un momento, no demoraré mucho. — le dijo Madara a lo que Pain no habló, tan solo asintió.

Karin por su parte al mirar a ese hombre, sintió una desagradable sensación por todo su cuerpo. Esos ojos fríos y con esa extraña forma no le gustaban, y menos el aura que desprendía.

— ¿Entramos?— Madara la sacó de sus pensamientos, a lo que la mujer dejó de mirar a aquel hombre y se dedicó a abrir la puerta.

Ambos entraron mientras la muchacha le pedía que se sentara. Madara por su parte miraba el lugar con un gesto desaprobatorio. Observó un sofá y se sentó. Mientras Karin le preparaba un café.

Madara pasaba la mirada por el lugar. Observó todo con desagrado, los muebles, el televisor y por sobretodo esas grandes estanterías llenas de libros sin sentido, sobre cine y literatura. Para él su sobrino había arruinado su vida siguiendo el camino equivocado, pero para eso estaba él, para hacerle entrar en razón.

Y sin esperarlo, la razón de sus pensamientos se hiso presente, pero a un lado de la persona que más le desagradaba.

— Vaya, vaya… tanto tiempo, “queridos” sobrinos.  — dijo en un tono no muy amable, pero por sobre todo al mirar a Sai. Sus pensamientos oscuros reclamaban que ese hombre no tenía porqué llevar el apellido Uchiha, no lo merecía de ninguna forma.

— ¿Qué haces aquí?— le preguntó confundido Sasuke, por su lado Sai había apagado todo rastro de sonrisa, tan solo le miraba de forma seria. Si alguien no le agradaba; ese era su tío.

— Yo lo invité a pasar. Hace mucho que no se ven así que pensé…

— ¿No te das cuenta que no deberías pensar nada sin antes avisar, Karin? — gruñó Sai. Más que una pregunta era un reto. La chica en cuestión se quedó callada. Pero Madara tan solo se levantó mientras se colocaba tras la chica, posó sus manos en sus hombros. Sai miraba con enojo a su mujer la que solo desviaba su mirada.

— Vaya, esa no es una buena forma de hablarle a tu esposa; Sai. Al parecer no la mereces.  

Karin se sintió alagada mientras el hombre acariciaba los hombros de la mujer. Sasuke por su lado tan solo miró seriamente a su tío. ¿Qué hacía él ahí? No se habían hablado desde hace años, y el último recuerdo que tenía no era el mejor de su vida. Además, ¿por qué después de tanto tiempo de estar libre no había ido a verle con anterioridad?, ¿acaso estaba coludido con Naruto?, su mente le recriminaba en que no pensara mal del rubio, pero no podía evitarlo. Aun más tras haberle visto con él y luego de que el rubio se inmiscuyera en su casa… No podía confiar en él y tampoco en Madara.

— Ese no es tu asunto… ¿Qué haces aquí? — preguntó Sai, a lo que su tío le miró con disgusto.

— No tengo porqué responderte, ¿o sí?— le dio una sonrisa sumamente falsa a Sai, pero éste no se quedó corto, sonrió de la misma forma en que Madara lo hacía, para luego responder:

— Yo creo que sí. Estas en casa de Sasuke, y yo soy más cercano a él de lo que tú jamás serás en toda su vida.

Karin de pronto se puso tensa y más al sentir lo mismo en el apretón de las manos de Madara.

— Eso es imposible, y sabes por qué — le habló de forma afilada pero sonriente.

Sasuke estaba cansado, y algo que no soportaba era que le dijera esas cosas a Sai. No venían al caso. A pesar de que Sai fuera hijo de una relación que uno de los hermanos Uchiha había tenido con otra mujer y no fuera hijo de un consolidado matrimonio Uchiha; no tenía ni un solo derecho de reclamarle. Sai no tenía la culpa. Tenía el apellido y era tan Uchiha como todos los demás.

— ¿Qué haces aquí? — Interrumpió el pleito Sasuke, pero de forma cautelosa.  

— Tan solo he venido para saber de ti, eres mi sobrino favorito y luego de no poder ingresar al país por culpa de esa infame acusación… — dijo haciéndose el ofendido, a lo que Sasuke rodó sus orbes. Luego continuó — Tan solo quería visitarte, ¿necesitas algo?... ¿Cómo has llevado la muerte tan injusta de tu esposa e hija?

De pronto la ira del moreno estaba a punto de explotar. A ese tipo jamás le había agradado en demasía Sakura, menos había mandado tan siquiera una carta a Rin y menos había enviado otra carta cuando ellas murieron. ¿Por qué ahora estaba en ese plan? A pesar de todo intentó calmarse, no servía de nada conmocionarse por culpa de ese hombre.

Sai por su parte estaba que le rompía el cráneo a Madara. Necesitaba todo menos que ese hombre sembrara más rencor en la mente atormentada de Sasuke, y menos que intentara ponerle en contra de Naruto.

— He sobrevivido y supongo que es por algo.

Esa argumentación no solo impresionó a Madara, sino también a Karin y sobre todo a Sai. El que sonrió levemente, quizás tan solo quizás había una posibilidad en que Sasuke retomara de forma completa su vida.

— El cómo llevo sus muertes es solo asunto mío. — terminó de responder de forma tranquila.  

Madara meditó por un momento, para luego levantar sus hombros y responder, — Cierto. Por lo mismo… me he enterado que no has continuado con tu “carrera”.

Ese tono… ese tono que tanto odiaba cuando mencionaba con tanto desprecio lo que más amaba en su vida, lo único que le quedaba en su vida y por lo que continuaba caminando.

— Como veo que te has detenido, supongo que no estás seguro si continuar.

Madara se acercó a Sasuke y puso sus manos en los hombros de éste.

— Se que es difícil — decía con un falso tono conciliador — Pero hay veces en que debes aceptar el fracaso; eso no es para ti.

— ¿Y qué sugieres que es para mí?— le habló de vuelta en ese tono conciliador sumamente falso. Ese hombre no sabía ni entendía nada, no valía la pena pelear con él.

— Continuar el legado de los Uchiha.

Sasuke tan solo sonrió desganado, para luego quitarse las manos de Madara y observarle.

— ¿Tan solo eso? — Sasuke caminó hasta la puerta de la casa para abrirla y mirarle — Tengo metas más altas, Oji-san.

Le respondió con una sonrisa altanera. No se iba a dejar amedrentar por ese hombre, ni ahora ni nunca. Madara por su parte sonrió, mientras se dirigía hacia la puerta, seguido de Sai y Karin.

— Un día te darás cuenta de tu error.

— Lo que tú digas.

Y así despidió a su tío. Al menos así ya sabía algo más sobre sus intenciones. Ya más no tenía que tratar con él y lo que éste estuviera tramando con Naruto... aquel tema lo investigaría. Nada bueno podía ser, de eso estaba seguro. Pero mientras Madara se retiraba, uno de los vidrios polarizados se abrió mostrando unos ojos en forma de remolino y sumamente grises. Tuvo de pronto una fugaz sensación que aquellos ojos los había visto en otro lugar; en otro momento. Pero no lo recordaba bien. Lo que sí, no le demostraban simpatía para nada. Esos orbes le observaron durante varios segundos; esos ojos le veían con sumo rencor, no tenía idea del porqué. Pero era una sensación palpable.

Tan solo esperaron a que se fueran. Mientras Karin entraba al baño de la casa, quizás así se evitaba el cuestionario que le harían esos dos. De pronto notó que una llamada entraba en su móvil. Sin esperar contestó, mientras abría la llave del agua y así no se escuchaba su conversación.

— No te concentres en seducir a Sasuke. Tan solo debes hacer dos simples cosas.

La chica esperó a que el Uchiha continuara.

— Lo primero inmiscuirte más en su vida, haciendo que yo pueda entrar en ella. Y la segunda, que se olvide de esa porquería de trabajo; y esa sin duda es la más importante.  

Karin abrió sus ojos con sorpresa.

— Demo… — por primera vez en su vida no estaba segura de poder cumplir aquellas peticiones. Sabía que hacer desistir al moreno de su trabajo era tan difícil como intentar seducirle.  

— Si lo haces, me aseguraré como sea que Sasuke sea tu nuevo esposo.

La chica se demoró en contestar, mordió su labio inferior. Cómo decir que lo haría sin si quiera estar segura de poder cumplir esos pasos. Pero estaba en juego su vida con el moreno. No podía fallar, como diera lugar debía inmiscuirse en su vida y debía hacer lo segundo. Costara lo que le costara.

— Está bien. Acepto.

— Nos reuniremos en conjunto con mi asistente Pain, dentro de unos días. Te estaré llamando. Adiós.

Y sin más colgó, dejando la pregunta clara en su mente. De pronto sintió como si algo o alguien la estuviese mirando con desaprobación… no supo por qué ni qué, pero la sensación era muy clara. Observó hacia el techo para luego cerrar sus orbes, tan solo susurrando:

— Gomen-ne, Sakura.

 

  

 

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Hinata caminaba por las calles del barrio, mientras miraba hacia el cielo. Luego bajó su mirada al ver un automóvil aparcado frente a su casa. Lo reconoció de inmediato, fue directo hasta él, con algo de timidez golpeó el vidrio.

— Hola… — le saludó el hombre al bajar el vidrio, sus ojos azules le miraban con entusiasmo. — Yo… etto, no debí portarme así contigo el otro día, tú solo cumplías con limpiar la casa. 

La chica tan solo negó con la mano.

— Comprendo, yo… no debí tocar las cosas de tu hija. — le respondió con pesar. 

— No debí tratarte de esa manera. Tengo un regalo para ti, ¿puedes acompañarme? — le preguntó esperanzado.

— Etto… tengo que ayudar a mi oka-san. — le habló dubitativa.

— Onegai… — insistió el rubio, mirándole con aprecio. A lo que la chica le sonrió y le miró de la misma forma.

— Solo un momento. — le pidió con un tono ameno, a lo que el rubio asintió. Hinata se sentó como copiloto. El rubio puso la marcha para conducir. 

— ¡y Corte!— se escuchó la fuerte voz de Gaara.

Naruto y Hinata le observaron impacientes. Gaara los miraba seriamente, para luego sonreír.

— Quedó excelente.

Ambos aplaudieron tras la sesión finalizada.

— Muy bien, chicos. Estoy orgulloso de ustedes. — Les dijo Gaara al momento de extraer la memoria de su cámara y guardarla en su bolsillo, mientras guardaba la cámara en un bolso.

— Ha sido un largo día, ¡pero nos falta una escena más y terminamos-ttebayo! — dijo con entusiasmo Naruto.

— ¡Hai! — anunciaron los tres.

— Bien, tenemos todo lo necesario.

De pronto una voz los interrumpió.

— Vaya al parecer están con mucha energía.

— ¿Dei-niisan?...— miró a su lado y el hermano mayor de los Uchiha le acompañaba. — ¿Itachi?... ¿no tenía clases hoy?— le cuestionó a su hermano. A lo que Deidara negó.

— Dejo encargado a un asistente.

El rubio menor asintió mientras salía conjunto a Hinata del automóvil. Itachi los observaba desde una distancia prudente. El trío quedó en que pronto se verían para arreglar los últimos detalles. Además del tema pendiente que les quedaba para finalizar sus grabaciones, el conseguir un teatro. Eso era el único inconveniente del cortometraje, ya que era un poco difícil conseguir uno con pocos recursos. Sin más que decirse se despidieron.

Naruto caminó hasta encontrarse con Itachi y se saludaron con un cordial apretón de manos.

— ¿Cómo has estado, Naruto? —

— Bien, arigato por preguntar-ttebayo— le respondió con su típica sonrisa zorruna.

Deidara los observa mientras se acercaba a ellos y entraban a la casa. Casi le parecía insólita la situación, pero desde que Itachi y Deidara pudieron comenzar su relación, el hermano mayor de los Uchiha le había pedido perdón a Naruto por haberle echado de la escuela. Su hermano menor era todo menos rencoroso, por lo que aceptó las disculpas de Itachi. Éste intentó pedirle que volviera a trabajar a la escuela pero Naruto se negó, mal que mal le gustaba su trabajo en el pub gracias a que tenía a sus dos grandes amigos en él. Itachi insistió que sería mejor para él, pero Naruto continuó negándose. Su hermano le agradeció el hecho que le perdonase por lo que había hecho, pero Itachi en su momento le dijo las mismas palabras que le había dicho a Deidara. Él no tenía el derecho de hacer aquello. Naruto no había comprendido mucho esa respuesta, pero con las semanas entendió lo que éste quería decir.

Ya Naruto estaba cumpliendo los 6 meses de embarazo, y la relación entre Naruto e Itachi se había vuelto algo más amena, la tensión ya no existía. Pero Itachi en ningún momento había querido hablar del tema del embarazo de éste, supuso que Naruto no sabría que él ya estaba enterado que esperaba un sobrino o sobrina. Pero ya el tema estaba saliendo a la luz y aun más en el estado en que estaba Naruto.

El trío entró a la casa, Naruto se sentó apoyando sus manos primero en el sofá para luego sentarse. Siendo atentamente observado por Deidara e Itachi, quienes le veían desde la cocina. Naruto prendió el televisor para intentar relajarse un poco, debía descansar para tener energías para unas horas más en el pub.

Deidara habló con voz fuerte desde la cocina:

— Naruto te llevaré una ensalada.

— ¿Ensalada?— dijo en tono cansado. — No me gustan dattebayo. ¿No hay otra cosa?

— ¡No! — le habló con rudeza, a lo que Naruto tan solo tuvo que acatar mirando la televisión con un puchero enfadado.

Itachi por su lado lanzó una pequeña risa, mientras tomaba un poco de té. Deidara le miró con el ceño fruncido.

— ¿y a ti qué te resulta tan gracioso?

Itachi le miró con una sonrisa, mientras se acercó hasta hablarle al oído:

— Lo sobre protector que eres.

Deidara por un segundo vibró ante esa voz y la forma en que esos labios rozaron el lóbulo de su oreja, pero intentó concentrarse y alejarse un poco en el acto.

— Ya sabes por qué soy así.

— Cierto. — dijo Itachi, alejándose un poco mientras sorbía su té. Su mirada era seria. Deidara sabía lo que estaba por venir.

— ¿Es necesario? — no pudo evitar la pregunta. Deidara le miraba aun sin convencimiento.

Itachi posó su mano en la desnuda de Deidara mientras cortaba los vegetales — Jamás le incomodaría en este estado.

— Demo… — le habló preocupado.

— No te preocupes.

Le tomó con sus manos el rostro y le dio un cálido beso en sus labios, estuvieron así un par de segundos hasta que se separaron. Deidara abrió sus orbes y miró las profundas negras para luego asentir, mostrando seguridad en su mirada. Itachi sonrió, esa era la mirada que amaba en su novio.

 

Naruto observaba con asombro como las manifestaciones eran cada vez más frecuentes y cada vez se realizaban en lugares menos “apropiados” para los políticos y la milicia, las calles aledañas al ministerio. Naruto se sentía orgulloso ante el hecho que la misma ciudadanía y parte de los donceles fueran a reclamar a las calles por una ley demasiado injusta. Se prometió a si mismo que después que tuviera a su bebe iría a las manifestaciones a dejar su opinión como los demás.

— Naruto, ten. — Deidara le entregó un tazón con una mezcla de ensaladas con un trozo de pavo cortado en rodajas. Naruto lo miró con tristeza, pero finalmente se decidió a comer. Itachi y Deidara se sentaron frente a él, mientras Naruto continuaba comiendo y de vez en cuando observaba el televisor. Deidara inspiró con fuerza.

— Naruto… — el rubio menor le miró para dejar de comer, al parecer quería decirle algo importante, ya que le miraba con ese rostro serio. Sabía que cuando ponía esa expresión debía ser un asunto de importancia, lo que no esperó jamás es que soltara tan simple aquella oración:

— Itachi sabe qué esperas un hijo.

Naruto lentamente comenzó a abrir los ojos sorprendido, pero observó con cierto miedo al moreno. El que tan solo levantó la mano en señal de que se calmara.

— Tranquilo, lo sé desde hace mucho.

Naruto miró seriamente a su hermano.

— No fui yo, Itachi se encontraba en mi habitación el día en que ocurrió la discusión con nuestros padres.

Los tres se quedaron en silencio, pero por sobretodo Itachi y Deidara jamás esperaron ver esa reacción en el menor; el cual sonreía y reía.

— ¡Vaya… así que desde ese tiempo están juntos-ttebayo!

Deidara se sonrojó, mientras Itachi lanzó una sonrisa de par en par, sin duda Naruto era el número uno en sorprender a la gente.

— ¡Esto es serio Naruto!— intentó mantener la compostura el mayor de los hermanos rubios. A lo que éste poco a poco dejó la sonrisa.

Hubo un momento de silencio, hasta que Itachi lo quebró.

— Es de Sasuke, ¿verdad?

— ¿Qué crees tú?— le sonrió de forma melancólica.

— Supongo que es más que obvio.

Naruto tan solo se encogió de hombros, dándole la razón al mayor.

— Sabemos que no quieres decir nada sobre esto a Sasuke, demo… — Deidara miró a su novio, el que le dio fuerzas con su mirada para que continuase. — Estamos de acuerdo en que tiene el derecho de saberlo.

— Ie. — Dijo serio Naruto, para luego incorporarse y mirarlos a los dos — Me alegra mucho que estén juntos, y que tú Itachi me hayas perdonado a pesar de todo — le observó con una mirada cargada de gratitud, él que solo la correspondió. — demo, éste es mi problema.

— Mi sobrino no es solo tú problema, Naruto. — argumentó serio el moreno.  

— Por ahora sí lo es, Itachi. — le respondió de la misma forma.  

Ambos se miraron con desafío, por lo que Deidara intentó mediar:

— Cálmense los dos. Itachi, yo se que quieres proteger a tu sobrino al igual que yo y por lo mismo decidimos hablar con Naruto… demo… — Deidara se levanto seguido de su novio. — Si Naruto no quiere decirlo no podemos inmiscuirnos más de lo que hemos hecho. Solo espero Naruto… — miró a su hermano con melancolía — que no te arrepientas de esto más adelante.

Sin más, Deidara se dirigió hacia la salida de la casa, seguido de Itachi, pero cuando estaba a punto de salir se volteó a ver al rubio menor, el que movía su pierna de forma nerviosa. Itachi no pudo hacer más que dar una ligera sonrisa, y pudo notar que en algo Naruto se parecía a Sasuke. Ambos eran unos testarudos en cuanto a los sentimientos.  

— Medítalo, Naruto. No me refiero a que lo digas ahora, pero tarde o temprano lo sabrá. Las mentiras no son eternas. Pensé que eso lo habrías aprendido después de todo lo que pasó. — Sin más el moreno siguió a su novio.

Naruto por su parte se quedo allí, de piedra. Sin saber qué hacer ni que decir. Lo que si sabía, era que las palabras de Itachi y de su hermano tenían toda la razón, pero no podía. El miedo a que el moreno supiera de la existencia de su hijo, que lo rechazase o que intentase quitárselo le provocaban un dolor inmenso y no quería arriesgarse.

A veces era tan valiente, y en otras, tan cobarde. Sobre todo en los temas que tuvieran que ver con el menor de los Uchiha. La verdad es que no quería cometer el mismo error dos veces y mentirle, pero no esperaba que éste le aceptase. No quería ir con una esperanza hacia él y volver a ver esa mirada llena de rencor y odio. No sabía si sería capaz de soportarla nuevamente, con esos pensamientos oprimiéndole terminó de comer para ir a su habitación e intentar dormir unas horas antes de la noche.  

 

 

 

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El pelirrojo se encontraba barriendo el último pasillo de la escuela. Estaba algo cansado, unos niños habían peleado y se habían lanzado unas pinturas por la cabeza… ¿el resultado?... gran parte del pasillo había quedado dañado y él había sido el encargado de limpiar.

No es que odiara su trabajo, porque mal que mal aquel trabajo había logrado mantenerle, pero no pensaba quedarse allí para siempre. Pero con el sueldo del pub no le era suficiente para lo que quería hacer. Para pagar el alquiler le alcanzaba, para pagar sus cuentas también, no vivía con lujos; solo con lo necesario. El resto del dinero que le quedaba estaba ahorrándolo, para así poder comprar esa cámara que hace tantos años había querido, la suya le había sacado de muchos apuros y era de calidad, pero era semi-profesional y ya estaba dispuesto a dar el paso a una profesional, aunque eso significara la mitad del dinero de una vivienda acomodada, estaba dispuesto a dar el salto. Necesitaba una que le ayudara a continuar trabajando en lo que realmente quería y que al mismo tiempo ya no tuviera que hacer esos trabajos, sino dedicarse de lleno a la grabación, a pesar de que no pudiese terminar sus estudios, no significaba que no pudiera realizarse como profesional; creía en ello fervientemente.  

Pero para tener la cámara de sus sueños, necesitaba al menos unos dos o tres años más para tener el dinero que le faltaba, pero estaba dispuesto a esperar para tener un buen pasar. El pelirrojo amarró bien el pañuelo dejando solo ver sus ojos. El olor al líquido para quitar pinturas estaba tan concentrado que le costaba respirar. En ningún momento se dio cuenta que unas pisadas se acercaban hasta él.

Tan solo vio que un líquido estaba justo en frente de él. Extrañado lo observó.

— ¡Gaa-chan! Estás cansado. — el pelirrojo reconoció inmediatamente aquella voz.

— ¿Kazu-chan?— Gaara observó al pequeño que le miraba con esa sonrisa que conocía tanto, como la de su padre. El pequeño sostenía un refresco mientras se lo ofrecía.

— Ten — le dijo. Gaara se quitó el pañuelo para luego aceptarlo, mientras se sentaba a un lado de la mancha, al menos ya no le quedaba tanto que limpiar. Cansado aceptó el refresco, Kazuo lo observaba a un lado de éste.

— ¿Saliste más temprano?

— Hai— el pequeño le sonrió  — ¿y tú Gaa-chan? ¿No debiste haber terminado hace una hora?

El pelirrojo sonrió mientras miraba el desastre. El pequeño le miró con el ceño fruncido.

— No falta los niños tontos que se pelean y hacen estas cosas.

El pelirrojo le miró curioso.

— Te dejan trabajando horas extras a tí. — Dijo con tono enfadado y haciendo un puchero.

Gaara tan solo rió bajito mientras acariciaba los cabellos del menor.

— Si mal no recuerdo hace unas semanas descubrí a cierto niño peleando con otros, y pasó algo parecido. — le dijo de forma acusadora. A lo que el niño sudó una gota estilo anime.

— Etto… gomen ne, Gaa-chan.

Gaara al ver esa carita preocupada y culpable no pudo más que sonreír, le tenía gran afecto a ese niño. Era la viva imagen de su padre — No te preocupes. Es mi trabajo.

Se quedaron un momento en silencio mientras Gaara continuaba tomando el refresco. Observó en un momento como el pequeño sacaba de su bolso su tan preferida PSVita y se disponía a jugar.

— Mira Gaa-chan, oto-san me compró otro juego…— le empezó a mencionar de que se trataba mientras Gaara lo veía interesado, para que negarlo a él también le gustaban los video juegos. Gran parte de ellos con grandes historias y que los consideraba pequeñas obras maestras.

Lo observó durante unos buenos minutos mientras jugaba. Pensar que los video juegos los había hecho conocerse. Aun recordaba el momento en que vio como era agredido por esos niños que continuamente le molestaban. Los pequeños bastardos habían estado molestándole con sus padres, pero por sobre todo por su madre. El pequeño les gritaba y les amenazaba con el puño, pero esos niños continuaban molestándole. En ese momento Gaara supo de quién era hijo, la actitud del pequeño y además que ese rostro mostrase las mismas expresiones de quien había conocido hace unos años, pero que éste tan siquiera recordase. De pronto uno de los niños lo retuvo y otro había tomado desde el bolso del pequeño la PSP y la había estrellado contra el suelo.

El pelirrojo había llegado hasta ellos y los alejó del pequeño. Kazuo observaba su pequeña consola con los ojos llorosos, pero no atreviéndose a derramar una sola lágrima. Gaara al ver ese rostro tan parecido a quien conocía no pudo evitar agacharse y abrazarle, era sumamente triste y desconcertante ver ese rostro tan triste. Un niño jamás debería soportar ese tipo de trato. Kazuo por su parte le veía impresionado. No podía creer que alguien le había abrazado, no estaba acostumbrado a ese tipo de cariño, intentó hablarle pero el pelirrojo tan solo recogió la consola y la observó detenidamente. Con una sonrisa le dijo que él podría repararla, que tan solo debía cambiar la pantalla, pero que no era tan complicado. No hubo palabras para describir la felicidad en el rostro de ese pequeño niño. Al otro día Gaara le entregó la consola reparada al niño, el que le agradeció enormemente su amabilidad… y así comenzaron a hablar de algo que ambos los apasionaba, los videojuegos.

De esos momentos ya habían pasado casi dos años. Kazuo y él ahora tenían una relación muy amable y confortante, Gaara sabía que si Kazuo tenía algún problema en la escuela podía acudir a él, como también Kazuo estaba para él para cualquier cosa. Ellos simplemente creían que no existía diferencia de edad para la amistad.

— ¿Gaa-chan?— el pelinegro le miraba de forma seria. El pelirrojo había divagado demasiado tiempo y supuso que el pequeño se había dado cuenta. Iba a pedirle perdón, pero la pregunta que le hiso a continuación hiso mirarle con curiosidad. — ¿Tú eres amigo de Naru-chan, ne?

Gaara tan solo asintió, a lo que Kazuo apagó la PSVita y la guardó en su bolso.

— ¿Sabes por qué ahora Sasuke Oji-chan se llevan tan mal con Naru-chan?— el pelirrojo no sabía cómo responder a esa pregunta, pero supuso que negarlo tampoco era bueno. Miró hacia el charco que quedaba con pintura para luego responder. 

— A veces las personas pelean, demo eso no quiere decir que se odien.

— ¿Cómo Oto-san y Oka-san?— preguntó curioso e intentando entender el asunto.

El pelirrojo sintió un leve encogimiento en su corazón, pero no podía culpar al niño, era obvio que éste quisiera que sus padres estuvieran juntos. Por lo que tan solo asintió. Pero el pequeño no se conformó tan solo con eso, frunció el ceño un momento analizando la próxima pregunta que quería hacer. El pelirrojo tan solo le miraba expectante.

— Demo… hay algo distinto entre Oji-san y Naru-chan… — el pelirrojo le miraba paciente, mientras la mirada del pequeño pasaba a una más triste. — Ellos se observan con tristeza pero hay algo más entre ellos y odio no es, lo sé. Demo Oto-san y Oka-san se miran distinto… — el pequeño intentó meditar y dar con las mejores palabras, Kazuo le miró y Gaara volvió a encogerse ante esa mirada, era sumamente confusa — ellos se miran como si estuvieran  un poco ¿cansados?

El pelirrojo tan solo posó su mano en la cabeza del pequeño, el que cerró sus ojos al sentir la caricia del pelirrojo, él era el único que le demostraba cariño de esa manera y lo agradecía enormemente.

— No te preocupes por los adultos.

El pequeño le miró con un puchero enfadado, — Demo… yo quiero ayudar.

— Vas a tener que esperar unos años para poder hacerlo— le miró de forma conciliadora. En ese momento el pequeño comprendió que los sentimientos de los adultos eran muy complejos y que aunque quisiera ayudar quizás aun no era su momento.

— ¿Kazuo?

Una voz les llamó la atención a ambos, allí a unos metros se encontraba el padre del niño, quien los observaba curioso.

— Ustedes se llevan muy bien parece.

El pequeño le dio una gran sonrisa a su padre, mientras asentía. Sai se acercó a ambos que se encontraban sentados en el suelo. Le tendió una mano a Kazuo, el que se levantó. Gaara iba a levantarse, cuando vió la mano del mayor a su disposición. Los ojos aguamarinas se encontraron con los negros con asombro.

— Te ves cansado.

Gaara tan solo aceptó la mano y se levantó. Ambos se observaron durante unos momentos, el pelirrojo lentamente bajo la mirada hacia sus manos, las que estaban entrelazadas.

— Etto…

— Oh… Gomen… — se disculpó el moreno, mientras se soltaban.

Kazuo observaba intrigado la escena. Su mirada pasaba de la aguamarina de Gaara a la nocturna de su padre y viceversa, el signo de interrogación casi podía ser visible encima de su cabeza.

— Al parecer tienes harto trabajo. — dijo Sai observando la mancha de pintura.

— Ie, ya terminaba. — indicó hacia el lugar, para volver a la actividad. 

— Bien, nosotros nos vamos Kazuo. — se dirigió a su hijo, a lo que éste asintió. Se despidió con un abrazo de Gaara, a lo que el moreno miraba impresionado, al parecer los únicos que lograban eso eran Naruto y Gaara. A él contadas veces le recibía o despedía de forma tan efusiva. Sai tan solo le sonrió y se despidieron, Gaara continuó trabajando.

Sai se volteó y comenzó a caminar, Kazuo le alcanzó caminando a su lado, durante un segundo volteó y observó como Gaara le despedía con una mano alzada y una mirada extraña. Una mirada muy parecida a unas que había visto antes.

Eran las mismas miradas que Naruto y Sasuke se habían mostrado.

En ese momento algo hiso click dentro de su cabeza. Algo que con el tiempo comprendería muy bien, pero al menos por ahora debía hacer caso a las palabras de su amigo Gaara y no intentar entrometerse, su momento llegaría tarde o temprano.   

 

 

 

*******************************************************************************

 

 

 

El pelirrojo se movía de un lado a otro, entrando y saliendo por las grandes puertas que conectaban el interior del pub con la salida. Mientras llevaba algunas comidas y se acercaba a la barra a pedir a Ino que les hiciera algunos tragos.

— ¡Apresurate, Ino!

— ¡Calma, Gaara…!— La chica batió la mezcla mientras colocaba un poco en cada vaso para coctel. — ¡Ya! ¡Salen!

— Bien — el pelirrojo se dirigió rápidamente a la mesa a dejar los tragos. De pronto observó que su compañero rubio llevaba una gran jarra de cerveza, conmocionado se acercó hasta él.

— ¡Naruto!

El rubio saltó levemente al escuchar el reto.

— ¿¡Nani?! ¡Casi me matas del susto dattebayo!— le gritó extrañado.

— No deberías llevar eso tú solo— le dijo arrebatándoselo de las manos. — ¿A qué mesa?

— A la Cuatro — dijo con el ceño fruncido y haciendo pucheros enfadados. Gaara los llevó hasta el lugar y dejó la gran jarra en frente de los clientes mientras el rubio entregó los vasos. Ambos se retiraron hasta la barra. Ese día el pub no estaba tan concurrido, nadie entendía del porqué Gaara estaba más trabajólico que nunca.

— ¡No deberías hacer esas cosas! Quieres que te recuerde qué…

— ¡Ya lo capté Gaara!, gracias por preocuparte — levantó la voz el rubio para que no pudiera tan siquiera terminar la frase. El pelirrojo suspiró, mientras masajeaba con sus dedos la sien. El rubio le miró curioso.

— Gomen-ne, Naruto.

— ¿Gaara, pasa algo?— el pelirrojo siempre había estado para él, por lo que ahora si éste tuviera un problema él quería ser el primero en saberlo y ayudarle.

— Etto… — Gaara medito un momento, no quería atosigar a nadie con sus problemas, pero ese día al menos sentía que debía aflojar sus preocupaciones ante su amigo, le miró durante unos segundos y vió la mirada inquisidora azul. Estaba decidido. — Lo que pasa, es que hoy me encontré con…

— ¡¿Qué tal les va?! ¡Naruto!… ¡Gaara! — el pelirrojo estaba que no se lo creía… ¿acaso esa voz les había interrumpido o estaba tan estresado que la había imaginado?

Se volteó, y allí estaba él. Con esa sonrisa tan característica, tan parecida también a la de ese niño.

— Hablando del rey de roma. — suspiro cansado Gaara.

— ¿Nani? — le miró curioso Sai. A lo que Gaara negó con la cabeza.

— ¡Sai! ¿Cómo estás-ttebayo? ¿Cómo está Kazu-chan?

— ¡Yo, muy bien! Gracias por preguntar. — pasó su mirada a Gaara; sonriendo — Con respecto a mi hijo, quizás otra persona debería responder a eso.

Gaara le observó algo incómodo.

El rubio notó algo de tensión en el ambiente y comprendió que aquel momento era el preciso para marcharse, no quería involucrarse en una conversación entre ellos dos, sabía que Gaara luego le contaría gran parte de lo que pasaba entre ellos. Naruto en un movimiento rápido levantó la mano mirando hacia una de las mesas, acercándose y preguntando qué necesitaban. Pero el pelirrojo no era torpe, y sabía que no le habían llamado, sino que el rubio había salido disparado para no estar en esa situación, maldijo al aire. A veces Naruto era muy escurridizo.

— ¿Acaso me equivoco, Gaara? — insistió Sai, aun con esa sonrisa extraña.

El pelirrojo le miró de forma cansada y el estrés de ese día se reflejó en su voz.

— Si tienes poca comunicación con tú hijo, ese es tú problema.

Pero lejos de ofenderse Sai volvió a sonreír. — Te equivocas. Tan solo quiero saber porqué tú y él se llevan tan bien.

— ¿Él no te ha dicho nada?— le miró curioso el pelirrojo. A lo que Sai le miró confundido.

— ¿Nada de qué?

Medito unos momentos, sabía que estaba en juego su amistad con el pequeño. Pero prefería decirlo a mantenerse callado, era por el bien del pequeño. Gaara miró seriamente al moreno, el que le miraba confundido.

— A Kazuo lo molestan constantemente en la escuela.

Esa mirada se le quedaría grabada para siempre en su mente, sin duda era la mirada de una fiera intentando proteger a sus crías.

— ¿Quienes?

Gaara demoró en contestar, — ¿Importa?

Era obvia la respuesta del moreno en sus ojos. A lo que Gaara le observó con comprensión, pero también evaluando la situación. Era normal que Sai se enfadase.

— ¿Qué vas a hacer?, ¿hablar con sus padres?, ¿ponerlo en vergüenza?...

Sai se quedo callado, sin saber mucho que responder a ello.

— Kazuo no debería estar en esa escuela.

— Allí hemos ido todos los Uchiha. — respondió con orgullo, la escuela mal que mal era de la familia.

— No lo digo por eso, Kazuo es diferente…

Sai lo miró sin comprender a qué se refería.

— Con un padre productor de cine y con una madre actriz… ¿no crees que quizás su rumbo vaya por otras áreas y no por las comunes?

Sai meditó aquello unos segundos. Algo que tenía claro eran las metas de su hijo. Pero él prefería que Kazuo estudiara en una escuela común para que viese una realidad común. Al menos a él aquello le sirvió de mucho para lo que quiso ser. Pero las palabras de Gaara tenían mucha razón también.

— Yo en tu lugar, lo enviaría a un colegio donde potencien esas habilidades. Tienes dinero para hacerlo y  Kazuo es un niño inteligente. Deberías agradecer que a pesar de todas las cosas que ha sufrido en la escuela su personalidad siga intacta. Eso… casi nunca sucede en esos casos — su mirada se ensombreció levemente.

Sai miró con curiosidad al pelirrojo, algo le decía que por esa mirada comprendía muy bien a Kazuo. Por otro lado le agradecía que se preocupase por el pequeño sin tener ninguna responsabilidad, aquel pelirrojo era muy noble.

— Arigato…— dijo Sai. El pelirrojo le miró curioso. — Lo tendré en cuenta, de verdad. — Sai le observó con una mirada sincera a lo que el pelirrojo la correspondió.

— Me alegro. Tienes la bendición de tener un hijo como él. — le dijo con sinceridad.  

— ¿Y tú no tienes?— la pregunta de Sai lo descompensó un poco. Pero con firmeza respondió:

— Ie y jamás los tendré. — le miró de forma decidida.

A lo que el moreno le miró curioso, sin poder evitar la pregunta, ésta salió sola de sus labios:

— ¿No quieres?

Gaara meditó un momento para luego responder.

— Ie. No puedo. — respondió sincero, sin que la incomodidad se notase en su expresión o tono de voz.

Sai lo observó impactado. No comprendía cómo podía ser eso posible si Gaara era un doncel.  Su tatuaje lo corroboraba.  El pelirrojo notó como Sai le miraba confuso y sus ojos pasaban del tatuaje a posarse en los suyos. Algo incomodo por la mirada quiso responder con rapidez.

— Soy doncel… demo una cosa no tiene nada que ver con la otra. — le observó fijamente. El pelinegro por su parte se sintió extraño, pero aún así no pudo evitar lanzar lo primero que le vino a la cabeza…

— ¿Eres infértil?

La respuesta llegó sola. Tan solo una mirada le hiso comprender la verdad.  Aún así el moreno le observaba impresionado.

— Etto… yo… — Sai no sabía qué decir “¿Lo siento?”… No venía al caso.

— No hay nada que decir. Supongo que como yo debe haber poquísimos casos. Es complicado porque la ley no sabe muy bien cómo tratarnos, ya que tenemos el gen pero no podemos engendrar.

— En resumidas cuentas eres como un varón. — Dijo intentando comprender el asunto.  

— Más o menos. Tengo todas las características de un doncel, salvo la más importante.

Ambos se observaron por un momento a los ojos.

— Y eso… ¿te afecta?

Gaara desvió un poco la mirada, — ¿La verdad?

Sai asintió, a lo que Gaara comenzó a arreglar las pequeñas servilletas que llevaba en su regazo para repartirlas a los clientes.

— Quizás en un principio. Por la idea que debía ingresar en el registro y toda esta tontería siendo que no puedo engendrar; era algo ridículo. Porque perdía mi puesto de “varón” para ser un doncel sin si quiera obtener algo a cambio, que sería engendrar. Pero ahora comprendí que aunque me sienta incomodo por mi condición. No me afecta para mal.

— ¿A qué te refieres?

El pelirrojo tan solo le sonrió de forma resignada.

— Eso no lo voy a responder.

El moreno le miraba intrigado, ese pelirrojo sin duda era alguien extraño… la atracción por esos ojos era irresistible… esos ojos que había visto con anterioridad, estaba seguro.  

— Tus ojos…— se acercó a su rostro, el pelirrojo intentó alejarse. Tener esa oscura mirada tan cerca de la suya hacia que volvieran aquellos sentimientos, no podía permitírselo. Dio un paso atrás, pero la mano del moreno sostenía fuertemente la suya, el pelirrojo le miraba impresionado. Sus rostros estaban a escasos centímetros.

— Yo… — no sabía que decir el aguamarina.

— Estoy seguro que te conozco. — y aun más impresionado, el pelirrojo se dejó besar por ese moreno que tenía en frente. Un beso pausado, cálido, dulce y sumamente sabroso… como si esas bocas hubieran estado años esperando para encontrarse. Gaara de pronto sintió como si el ruido y todo alrededor desapareciera, para tan solo sentir como esos demandantes labios pedían los suyos. Por su parte Sai sentía que esos labios ya los conocía, ese sabor, esa forma pausada de besar. Sin duda era imposible que no le conociese… porque si no, esa agradable sensación jamás la había experimentado en otro ser.

Luego de unos segundos se separaron, sus labios algo enrojecidos a consecuencia del cálido beso, pero aún observándose a los ojos.

— Esto no… — intentó hablar Gaara.

Pero de pronto la luz del pub se cortó de lleno.

Se pudo escuchar que las personas se quejaban y preguntaban qué había sucedido. Los murmullos se entremezclaban, y de pronto en la mente de Gaara tan solo una persona apareció.

— ¡Naruto!

Intentó alejarse, pero las fuertes manos de Sai se lo impidieron.

— Tranquilo… debe estar cerca.

No comprendía el porqué de la desesperación del pelirrojo por encontrarle. ¿Acaso él estaba…?

— ¿Cuál es tu relación con Naruto?

— ¡¿Nani?!, no puedo creer que me hagas una pregunta así en un momento como éste. Déjame… — insistió para soltarse.

— Son… — pero el moreno no pudo continuar tras el enojo de Gaara.

— Naruto es como mi hermano, idiota.

Si, realmente era un idiota como para pensar algo así. Lo notaba, pero es que ese pelirrojo volteaba su mundo y lo ponía a girar sin descanso. Se dijo a si mismo que intentara como fuera mantener la calma, pero le costaba horrores, ya sentir el calor del brazo de éste en su mano lo hacía querer subir la misma hasta el rostro de Gaara y estamparle otro beso. Pero debía controlarse, aquel no era el momento ni el lugar, ¡además, él tenía esposa! No podía pensar en esas cosas. Ese solo había sido un desliz.

— ¡¿Naruto?!— dio un grito Gaara para intentar averiguar dónde estaba el rubio. Pero tan solo continuaba escuchando el alto murmullo de las personas, algunas preocupadas y otras asustadas, todas entremezclaban entre sí. Observó de un lado a otro, al igual que el moreno.

— ¡¿Naruto, dónde estás?!

Se quedó un momento en silencio, pero…

Nada.

Ni una sola ni mísera contestación por parte del rubio.

 

 

 

…CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Nota: ¿Qué habrá pasado con Naruto?...

No me maten por lo cortito del capítulo… pero pronto actualizaré, la próxima semana para ser exactos. El capitulo original era uno solo, éste más el siguiente. Pero era extremadamente largo, por lo que tuve que dividirlos en dos partes. Así que aquí la primera parte.

Como dije en la aclaración de arriba muchas gracias a todos aquellos que me apoyaron y continuaron esperando por el fic. No los decepcionaré y continuaré, además me recupero poco a poco, por lo que puedo hacerlo. Además quedan pocos capítulos para el final :)

 En fin, dejo la sinopsis para el siguiente cap (que parte de la sinopsis antes subida lo contiene, pero hay más… mucho más):

 

 

My Place, Capitulo 11: “R E C O V E R Y”:

El tiempo comienza a acortar caminos, los que no quieren encontrarse está vez deberán hacerlo. Los cortometrajes están finalizados. El jurado en marcha. Una nueva idea puede ver la luz. Una canción. Sentimientos encontrados. Un encuentro no deseado y la ayuda que traerá. Naruto y Sasuke frente a frente.

 

Esto y muchisisisisimo más en el próximo capítulo.

 

Y Como siempre, cualquier anuncio bueno o malo, como vaya pasando. Todo se anuncia en mi facebook. ¡Nos vemos!:

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