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" M y P l a c e " por zafiroeindigo

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Notas del capitulo:

Nota Aclaratoria I:

 

“Vale aclarar que los personajes de Naruto NO SON DE MI PROPIEDAD sino de Masashi Kishimoto, como también algunos sucesos que ocurren en la película La Otra Tierra, ya que ÉSTE FIC SOLO ESTÁ INSPIRADO en algunos sucesos y no en su estructura argumental; por lo que NO ES PLAGIO. Este fic ha sido escrito sin ánimo de lucro y solo por entretención, por lo tanto solo es de LECTURA LIGERA

 

 

 

Nota Aclaratoria II:

 

Perdón por no haber actualizado, más aun en las partes del último capitulo pero no tuve tiempo de escribirlo, ya que el trabajo acumulado, la lenta recuperación por la operación y el cambio de casa repentino han tomado gran parte de mi tiempo. La buena noticia es que ya está finalizado, pero como ha resultado tan largo tuve que dividirlo en más partes. Dando así la parte uno, que ya han leído, la parte dos, que están por leer y la que sigue se actualizará dentro de dos semanas, parte tres.

 

Dadas estas aclaraciones podemos continuar hacia el final de ésta historia.

 

 

 

A continuación leerán la parte dos del último capítulo

La tercera parte se actualizará dentro de dos semanas, dando por finalizado el último capítulo.

PIDO PERDON DE ANTEMANO NO ENTIENDO PORQUÉ ME APARECEN SIMBOLOS EXTRAÑOS EN VEZ DE LOS DIALOGOS, LO INTENTE ARREGLAR DE TODAS LAS FORMAS POSIBLES PERO NO PUDE... 

SI LOGRO CONTACTARME CON ALGUN ADMINISTRADOR VERÉ PORQUÉ PASA Y LO VUELVO A EDITAR Y SUBIR

 

 

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“ M Y  P L A C E ”

(Capítulo XVII)

(Parte Dos)

 

 

 

 

 

Sin lugar a dudas, se sentía confundida. Observó significativamente las miradas que le rodeaban, algunas retándola, otras cómplices, entre otras… ¿nerviosas?, podría ser. Quizás esa era la palabra que mejor podía definir las circunstancias. Pero es que aún no comprendía lo que estaba ocurriendo.

 

Lo último que recordaba era estar cómodamente en su departamento cuando unos policías fueron en su búsqueda, ella sabía que no había infringido la ley, sino todo lo contrario, y por los tiempos que vivían, desobedecerla solo llevaba a un destino al cual no quería tocar por nada. Por lo mismo se les había enfrentado con argumentos, pero éstos mencionaron que eran asuntos ministeriales y contra aquello no había más que hacer. Shizune no quería problemas, jamás se los había buscado, por lo que no tenía de qué temer… o al menos eso había pensado, ya que ahora se encontraba en medio de esa sala ministerial, enfrentando un juicio en el que, supuestamente, ella estando a favor de los donceles, había creado una alianza con alguno de sus miembros importantes para no solo derrocar la ley, sino que también atentar en contra de algunos miembros del ministerio y sobretodo contra Danzou.

 

Lo obvio era que Shizune mostrase toda la cantidad de evidencia que poseía en contra de dichos argumentos; desgraciadamente cuando quiso apelar, no hubo chance, tal parecía que su abogado junto a ella no tenían posibilidad alguna de apelar, mucho menos de ganar contra las acusaciones. Shizune ya no comprendía nada, esto lo había planeado él, sin duda alguna, desde el momento en que ella empezó a abarcar a la mitad de las personas del ministerio en contra de la ley, él mismo debió temblar al ver que su posibilidad de dominación podía quebrarse.

 

- Da igual lo que yo diga, ¿no señores? - allí, sentada observaba el frio suelo del senado, nunca le había gustado ese parquet brilloso, en donde múltiples ocasiones casi había resbalado, ahora si se levantaba e iba en contra de todos esos tipos, no le importaba caer en él.

 

- ¿A qué se refiere? - uno de los jueces le miró con incrédulo.

 

- Es simple… - se levantó de su asiento, caminando algunos pasos hasta llegar en frente de ellos. Solo sus tacones resonaban por todo ese gran salón - Ustedes me creen completamente culpable y da igual lo que yo diga en contra de eso.

 

El mismo hombre que le había hablado antes, la enfrentó nuevamente, - Creo que comete un error grave, ya que si fuese así, jamás le habríamos pedido asistir.

 

- ¿Pedido?, permítame arreglar su última frase. A mí nadie me pidió venir, ustedes me trajeron a la fuerza.  - contra argumentó con valentía. Las personas que se encontraban a su alrededor, defendiéndola, parte de la asociación de donceles, le observaba con orgullo.

 

- Era su responsabilidad asistir o no al juicio. - esta vez fue el turno del juez, pero la pelinegra inmediatamente respondió.

 

- Lo sé, pero usted conoce las leyes tan bien como yo, su señoría. Sabía que si yo no asistía al “pedido” del comité, caería irremediablemente presa y yo… - volvió caminando a su lugar, junto a su abogado, - no he cometido ningún atentado.

 

- Volvemos a reiterar la cantidad de evidencia que se ha encontrado en la bodega de su departamento. - volvió a hablar el primer hombre.

- Y yo reitero que no sé nada de ello, que mi último registro en conserjería fue hace un mes, y esas cosas si es que fueran mías, pongámonos en ése ridículo caso, no aparecen registradas bajo mí nombre.

 

Esta vez fue el turno de Danzou para hablar, Shizune notó su mirada, sabía que él estaba implicado, lo intuía.

 

- Pero la bodega es de su propiedad y usted con ella puede hacer lo que le plazca dentro de los ordenes de un ciudadano común; además no sabemos si usted pudo haber extorsionado al conserje para falsificar las fechas. Discúlpenos pero debemos colocarnos en todas las opciones.

 

- Como yo puedo creer también que usted haya extorsionado a todo el comité a su favor. - las palabras de la pelinegra indignaron a Danzou de una forma en que ella se regocijó por completo, las personas a su favor rieron bajo, mientras ella continuaba , - Hay que colocarnos en todos los casos.

 

El juez hizo resonar el martillo delante de todas las personas, enfadado. - ¡Suficiente! habrá una recesión de unos quince minutos.

 

Todos comenzaron a levantarse, el juez se acercó a Danzou y Shizune pudo ver, mientras ella hablaba con su abogado, que a lo lejos el hombre se enfadaba tras unas palabras del juez para luego mirarle a ella con un odio que le atravesó por completo. La pelinegra tembló, por primera vez después de tanto tiempo desde todo el embrollo de la ley, sintió temor.

 

Observó a todo su alrededor, el juez al parecer se había indignado con la molestia de Danzou y se había marchado, ahora solo unos rostros amigos de ese mal hombre dueño prácticamente del ministerio le miraban con exactamente ese mismo rencor. Algunas miradas de otros miembros del ministerio le sonreían, allí había apoyo, como el de las personas que se encontraban a su lado, muchos, miles, quizás cuantos estaban a su favor. Pero también estaban los que estaban en contra y desgraciadamente muchos eran parte de los miembros que inventaban las leyes, del poder político que mandaba no solo en Konoha, sino en todo Japón… ¿y contra eso, ella qué podría hacer?... No mucho, supuso. Pero al menos sabía que su causa era justa. Ya que la discriminación no podía continuar practicándose contra esa nueva evolución humana, había que enriquecerla, no humillarla, no estropearla.

 

Estaba absolutamente segura de sus argumentos, y continuarían así, no había forma de transfórmala, hacerla parte de ellos, y ellos bien lo sabían. Por lo mismo la habían citado, por lo mismo la habían incriminado, y por lo mismo habían esperado hasta el momento justo, para que todo pareciera un crimen fortuito, que todo se viera como una revuelta de parte de los propios revolucionarios.

 

Cuando la pelinegra sintió ese pedazo de metal atravesarla, solo pudo pensar en sus seres queridos los que no eran muchos, pero que sabía extrañarían su perdida, y por supuesto su pequeño cerdo mascota Tontón. Se preguntó mientras caía hasta ese brilloso e irritante suelo, quién le cuidaría, con quien se quedaría… ¿con Tsunade?... supuso que si, mal que mal era como una hermana para ella, su mejor amiga desde niñas. Nunca había tenido hijos, o al menos jamás lo había considerado, no al menos hasta ser ministra, una causa perdida; sonrió irónica tras expulsar ese líquido metálico por su boca. La imagen era cada vez más borrosa y la tristeza le embargó.

 

Esperaba al menos en el último aliento, tras ver a esas tantas personas observarle con tristeza y tras escuchar algún que otro grito llamando inútilmente a alguna ambulancia, esperaba con fervor que su querida amiga no se hundiera con su muerte, que ojalá pudiese continuar y reponerse, e intentar que todo aquello que ahora solo dos personas sabían se quedase encerrado bajo llave. A la final Tsunade, había tenido razón. El asunto era peligroso, no había que jugar con fuego. Shizune sonrió tras recordar esas palabras, ella al parecer se había quemado a lo bonzo.

 

Al menos esperaba  entre todas las causas, que su muerte no fuese en vano, que gracias a ella las personas despertaran y supieran que la gran mayoría de los que creaban, modificaban y ejercía la ley eran, tan solo, una tunda de maniáticos conservadores que lo único que deseaban era la dominación y apaciguamiento total de las personas. No esperaban que todo pudiese cambiar, aquello sería una utopía, y ella no creía en la completa unificación, sería algo contradictorio ya que cada ser humano era y poseía un diferente pensamiento, pero esperaba que al menos pudiesen entenderse. Que las nuevas generaciones y nuevos humanos, juntos pudiesen convivir en tranquilidad y aprender los unos de los otros. No esperaba más que eso, al menos.

 

Junto a esos últimos pensamientos, todos los sentidos de la pelinegra se apagaron. Pero algo en las personas cambió, mientras veían a una persona morir, en ese amplio lugar en donde la justicia debería prevalecer; ellos sintieron su propio renacer. Ese hecho había acontecido de forma importante en la ciudad, en el país; y ese crimen no quedaría impune. Ningún revolucionario había atacado en contra de una de sus partidarias políticas, bien lo sabían esos señores que habían atentado en contra de uno de los suyos. Bien sabían que querían incriminar a los donceles y continuar con una lista de mas proyectos de ley en su contra. Pero ellos sabían la verdad, y ese mismo hecho, esa misma muerte; ese mismo asesinato en plena corte había dado el pie al completo y absoluto descontento de sus habitantes.

 

Los gritos, algunos disparos al aire, los hombres y mujeres gritando, las bombas… y el incendio, todo aquello comenzó a acontecer alrededor de ese cuerpo que tan solo pedía que tras la ira hubiera entendimiento, hubiera quizás paz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Todo era oscuridad, pero al mismo tiempo podía sentir como las paredes de esa habitación se humedecían. Llevó su mano a su propio cuello y frente, estaba empapado en sudor. Las palabras danzaban una y otra vez mientras él se encontraba observando desde el segundo piso los jardines de su propiedad.

 

Intentó abrir la ventana pero ésta estaba asegurada, desesperado comenzó a elevar el tono de voz, golpeando con el puño la ventana haciéndola vibrar, intentando con su voz que la persona que se encontraba fuera le escuchase…

 

 

Amarillas y Cafés… ¡Hermosas buscan el sol!

 

 

La melena rubia danzaba con el viento al igual que su camisa, pero en ningún momento éste se volvió hacia quien le gritaba, el rubio continuaba en su labor, cortando las flores de maravilla del patio, arrojándolas por todo el lugar. El moreno solo podía escuchar una y otra vez las mismas palabras en su cabeza…

 

 

Amarillas y Cafés… ¡Hermosas buscan el sol!

 

 

Su desesperación se acrecentaba haciendo no medir su confusión, golpeando con tal fuerza la ventana rompiéndola en el acto, notando como la sangre cubría sus manos. Aún así no le dio mayor importancia, aún así inspiró con todas sus fuerzas para solo gritar una palabra… un solo nombre.

 

- ¡NARUTO!

 

Y para su suerte el rubio lo escuchó, pero en el momento en que se volteó Sasuke notó que ya no quedaba nada de lo que le había enamorado en ese rostro. Su expresión era fría, calmada, sin brillo, sumida en el dolor. Fue un solo segundo en que sus miradas se encontraron, pero suficientes como para acongojar el espació más recóndito en el alma del moreno.

 

- ¡NARUTO!

 

Pero el rubio no contestó, ni siquiera volvió a dirigirle la mirada. En lo único que estaba concentrado era en destruir con ferocidad el campo de flores, como si estuviese arrancado en esas maravillas una parte de si mismo…

 

 

 

 

Sasuke despertó con un gran sobresalto y no solo de su propio sueño sino de un remezón que había irrumpido por toda la casa. Algo cansado observó el espacio. Kazuo se encontraba a su lado, algo somnoliento, pero su mirada estaba fija en el ventanal. Al parecer ambos se habían quedado dormidos tras descubrir el diario… ¡Ese dichoso diario!

 

Observó por todo el lugar, pero no lo encontró por ninguna parte. Confundido y en parte asustado tomó las almohadas arrojándolas lejos, mientras Kazuo le veía con extrañeza.

 

- ¿Kazu-chan, el diario? ¿¡Dónde está el diario rojo de mi madre?!

 

Pero el niño negó con su cabecita. No tenía idea de donde podría estar. Lo último que recordaba era habérselo entregado. Sasuke se levantó conmocionado, agachándose para buscar bajo la cama, pero antes de tan siquiera proponérselo, otro remezón sacudió la casa por completo.

 

- ¿Qué…?

 

Kazuo observó con miedo el techo de la habitación y cómo la gran lámpara de cristal danzaba, amenazando con caerse en cualquier momento. 

 

- ¿Sasu-ojichan?

 

- Tranquilo, ven conmigo -. Sasuke intentó que su tono sonara lo más seguro posible, no tenía idea qué estaba pasando, pero nada lograría asustando al pequeño. Kazuo gateó por la cama hasta abrazarse a Sasuke, pero su atención se desvió abruptamente al gran ventanal tras notar una luz provenir desde él.

 

Sasuke con rapidez y aun sosteniendo al menor entre sus brazos se acercó al ventanal y apreció con asombro cómo a lo lejos un edificio se sumía en llamas y como otras tantas luces que parecían provenir del centro de la ciudad destellaban con ferocidad.

 

- ¿¡Sasuke?!

 

El moreno en cuestión se volteó en el momento en que escuchó a su hermano mayor entrar a la habitación. Suspiró algo más tranquilo al ver lo que en sus manos se encontraba.

 

-  ¿Están bien?

 

- Si… - observó al pequeño, el que temblaba levemente en su brazos, pero aún así asentía a la pregunta en los ojos del moreno. El menor de los hermanos dirigió sus ojos al objeto.

 

- Debiste avisar que habías tomado el diario de Oka-san, por kami… - le dijo en tono enfadado, mientras acariciaba la espalda del pequeño en quien había descargado su nerviosismo.

 

- Perdona Ototo, cuando subí a verles noté que lo habían encontrado. - Itachi entró hasta estar junto a ellos, viendo por el ventanal el gran espectáculo que había en la ciudad. - No te preocupes, tengo una idea de qué puede decir lo último.

 

- ¿De verdad? - Le miró con curiosidad, Itachi asintió para luego posar su mano en la cabeza del pequeño niño.

 

- ¿Dónde están Oto-san y Gaa-chan? - preguntó el pequeño, preocupado.

 

- No te preocupes, me pidieron que viniera a preguntarles como estaban; Gaara está cuidando a Deidara y Sai está preparando la comida.

 

- Quiero ir con ellos. - Dijo el pequeño mirando a quien le sostenía, a lo que Sasuke asintió, mientras salían del lugar y bajaban las escaleras.

 

- ¿Qué ocurre afuera? - preguntó preocupado el menor a su hermano. Al llegar Sasuke a la primera planta Sasuke bajó a Kazuo de sus brazos. El pequeño corrió hasta estar junto a Gaara y Deidara, no diciendo palabra alguna, tan solo se quedó a un lado del pelirrojo. Sasuke e Itachi podían notar el semblante más tranquilo del menor al estar junto al pelirrojo, de verdad ambos aunque no lo dijesen palabra alguna, agradecían que al fin el pequeño experimentara el cariño de otra persona que no fuera solo su padre o sus primos mayores.

Deidara observó desde lejos al mayor de los Uchiha pidiéndole en silencio que no se preocupara de él, que debían ambos hermanos preocuparse de Naruto y descifrar el código. 

 

- Acompáñame… - Le habló por lo bajo Itachi a su hermano menor, al mismo tiempo que correspondía la mirada de su pareja, quien la desviaba para intentar relajarse y no pensar más en ese molesto dolor de cabeza que le perseguía desde que Karin le había golpeado.

 

Así, ambos hermanos entraron a la cocina, mientras Sai de forma seria terminaba de preparar la comida. Itachi se dirigió hacia el pequeño televisor que se encontraba en la mesa. Suspiró con fuerza, para luego subir el volumen. Sasuke no comprendía absolutamente nada, no hasta al menos hasta leer el título de la noticia.

 

- Shizune ha sido asesinada… - dijo Sai, reafirmando lo dicho en el televisor.

 

No fueron necesarias las preguntas, la misma reportera continuaba con la noticia.

 

- ¡La gente está alterada y el ministerio no responde! - Gritaba la joven enfrente de la cámara por causa de los gritos, los disturbios y los enfrentamientos. Los neumáticos incendiados flameaban con fuerza en frente del ministerio. - ¡Lo único que sabemos es que hay un solo registro del cruel asesinato, pero las autoridades aun no han podido dar con esa persona! Hay algunos que lo presenciaron… a mi lado está una joven… pero es mejor que ella nos lo cuente.

 

La reportera se acercó hasta la joven la que sollozaba, la que rápidamente comenzó a hablar.

 

- ¡Yo, aún no lo puedo creer!… A Shizune-sama la estaban enjuiciando por un supuesto atentado al ministro, todo fue muy confuso, luego se levantó la sesión por unos minutos… y de pronto, se escuchó el disparo… pero no era el típico, que suena como una pelota de ping pong…

 

- ¿A qué se refiere?

 

- No era como el típico sonido, era mucho más fuerte, como el de un arma más grande.

 

- ¿Insinúa que puede haber sido un arma más mortífera?... ¿Cómo un rifle?

 

La joven miró a la reportera sumamente asustada y luego a la cámara.

 

- No, yo no sé qué pudo ser… no se nada. - y con rapidez se marchó aún sollozando, mientras era atendida quizás por un familiar que la abrazó, ambos intentando escapar del lugar.

 

- Aun no se sabe muchas cosas, algunos ministros han sido evacuados, pero otros continúan encerrados. No sabemos qué puede pasar, lo único que sabemos es que luego de la muerte de la política Shizune-san, algunos de los partidarios de la asociación de donceles han tomado el ministerio. No sabemos qué puede pasar, pero los mantendremos informados…

 

Itachi inmediatamente bajó el volumen al televisor ante la estupefacta mirada de su hermano menor.

 

- Es un asesinato, eso es indiscutible. - reafirmó Itachi.

 

- Pero… ¿por qué? ¿Por qué tan repentino?

 

- Dicen los rumores que Shizune estaba a punto de presentar un proyecto al senado sobre los donceles, pero que justo en aquel momento se descubrió que ella había intentado atentar contra la vida de Danzou y por lo mismo se dio el juicio. - pero Itachi no pudo continuar tras las palabras de Sasuke.

 

 - Mentira…

 

A lo que Sai sonrió mientras servía los platos, concordando con Sasuke.

 

- Debe haber algo más… No se llega a matar a alguien importante si no hay buenas razones - Sai dejaba la olla de vuelta en la cocina, mientras apagaba la electricidad.  

 

- ¿Creen que Danzou la asesino? - preguntó Sasuke mirando con el ceño fruncido el televisor.

 

No es que Sasuke fuese perspicaz, es que eso era más que obvio o al menos en un gran porcentaje.

 

- No creo que haya sido por su propia mano, pero si debe estar enlodado con todo esto - respondió Itachi, mientras tomaba asiento en la cocina, junto con el diario de su madre. - Pero no se saldrán con la suya, por culpa de ésa muerte, la asociación de donceles está hecha furia. Si es verdad que hay algunos políticos atrapados en el ministerio, éstos deberán llegar a un acuerdo con ellos. - Itachi comenzó a comer, para luego que Sasuke le acompañase. 

 

Sai se retiró de la cocina junto con los demás platos, no sin antes mencionar:

 

- Eso si, en los mejores casos. Puede pasar cualquier cosa…

 

Los hermanos observaron a su primo retirarse, para comer en silencio. No había mucho que decir después de aquella conversación, la revuelta era un hecho, los bombazos que habían escuchado antes, tan siquiera se comparaban a los de ahora, las calles temblaban levemente al igual que las ventanas de toda casa en Konoha. Los Uchiha y todas las familias de Konoha recordarían durante años esos tiempos difíciles, complicados. Esperaban con toda su alma que no prosiguieran, que no empeorasen, pero eran personas comunes y corrientes, no podían predecir el futuro. Por lo que mejor era quedarse en sus casas y esperar… esperar a que esos tiempos violentos pasasen.

 

- Cuando Sakura y mis hijos murieron pensé que jamás viviría otro día más horrible que ése. - dijo un momento Sasuke, dejando el plato a un lado. - Ahora estoy dudando mucho de eso.

 

- Sasuke… - Itachi dejó a un lado su plato, mirando fijamente al menor. - No deberías comparar a tu familia con ellos.

 

Fue ésta vez el turno de Sasuke para fruncir el ceño, en cierta forma indignado ante las palabras de su hermano mayor. - No lo hago.

 

- Sasuke, creo que…

 

Pero el menor le miró de forma decidida, y el mayor comprendió aunque le hablase de esa forma, las verdaderas intenciones de su hermano - Itachi, mi familia son Naruto y mi hija.

 

No había más que decir. Itachi lo sabía, lo intuía y Sasuke en el fondo también lo había comprendido.

 

- Los tengo a ellos, eso es lo único que me importa ahora, y por lo mismo… - Sasuke tomó el diario de Mikoto y comenzó a hojearlo hasta frenar en las últimas páginas. - Tengo que descifrar esto como sea.

 

- No estás solo en esto, Ototo-baka - le dijo el mayor posando su dedo en la frente del menor, como en los viejos tiempos. Sacando una sonrisa altanera de parte del menor.  

 

- Si, lo se.

 

 

Así pasaron algunas horas, Itachi había leído una parte del diario mientras Sasuke la parte final, que en sí era la que más le intrigaba. Ambos habían sacado unas cuantas conclusiones, más la historia que les había contado Obito, la cual calzaba exactamente con muchos de los acontecimientos que Mikoto había escrito. Sasuke estaba nervioso al leer los pensamientos oscuros de su madre hacia Naruto, pero poco a poco éstos fueron cambiando a través de la estancia en el hospital. Había comprendido que no se trataba de un niño torpe y sin escrúpulos que había cometido ese grave error, sino que Mikoto veía a un chico que por ese error había truncado no solo la vida de Sasuke, sino que su propia vida. Veía tanto en Sasuke como en Naruto a dos chicos que se habían cruzado en sus vidas de manera injusta, deteniéndoles en el tiempo, pero que esperaba que a su manera ambos pudieran continuar. Sasuke sonreía levemente ante ése pensamiento de su difunta madre, esperaba fervientemente creer en eso. 

 

Luego los escritos comenzaron a cambiar, a volverse más internos, algo a Mikoto le molestaba, su redacción comenzó a volverse fría, incongruente, omitiendo ciertas cosas. Ambos hermanos lo intuían, habían conocido a su madre perfectamente. Ella estaba dejando en las últimas páginas un código. Algo que debía ayudarles a entender en gran parte lo que estaba sucediendo…

 

- Después de todo esto, es obvio que a nuestros padres los asesinaron. - dijo con rabia Itachi, mientras caminaba por la cocina intentando menguar su ira. - Oka-san debió hablar con alguien más, quizás así jamás hubieran salido de la ciudad.

 

- Se habla mucho de una herencia… - comentó Sasuke hojeando las páginas del diario. Itachi se quedó quieto mirándole -. Constantemente el tema es ese, pero no comprendo…

 

- Oka-san sabía que algo malo podía pasar, por eso dejó el diario. Por eso está en código…

 

Ambos se observaron de pronto como si una gran revelación hubiese acontecido en un fugaz momento en sus cerebros, mirándose asombrados, pero también de forma colérica. Ninguno se atrevió a hablar hasta después de unos segundos, cuando el mayor soltó sus pensamientos.

 

- Fue Madara… estoy seguro -. La rabia llenaba el cuerpo de los hermanos, Sasuke hablaba en tono frío, a punto de explotar ¾ Madara quiere con toda su alma éste diario por la herencia 

 

- Un diario que tiene un código para llegar a ésa herencia… - Continuó Itachi.

 

- Las amenazas hablan de dinero, pero esa herencia no puede ser de nuestros padres, ellos gastaron hasta el último yen en la escuela. - dijo Sasuke sin entender lo último, sus ojos quietos ante la última página del diario.

 

- ¿Entonces, crees que esa herencia no es de ellos? ¿Crees que ellos pudieron quitárselas a alguien? - preguntó Sasuke un poco escéptico de sus propias preguntas.

 

- No lo se.

 

- Pero no lo creo, Itachi… Nuestros padres no eran de esa forma. Algo debió pasar y tenemos que averiguarlo. - puso su dedo en los números y en última frase - si no lo hacemos Madara irá un paso delante de nosotros.

 

Ambos se quedaron observando esa última página, Itachi observaba los números como si de algo cercano le sonasen. Algo había allí, si su madre sabía lo que se les avecinaba, ellos debían conocer esos códigos. De pronto observo dos de los números durante unos momentos, extrañado… ¿esos no eran?... no podía ser… era algo demasiado simple…

 

Sasuke observaba una y otra vez esa frase “Amarillas y Cafés… ¡Hermosas buscan el sol!”, sin duda esa letra no era de su madre, no se parecían. Esa letra más parecía de otra persona… ¿pero si era así de quién?...

 

De pronto el rostro de Naruto en ese extraño sueño asomó en su mente, haciéndole recordar el dolor al sentir que pudiese perderle. Tan absorto estaba el menor en ese momento que recordó una frase que él mismo había dicho a su hermano hace un tiempo:

 

 

¾ Me recuerdan a Naruto… grandes, hermosas, revoltosas… siempre en búsqueda del sol…

 

 

Sasuke se levantó con rapidez de su asiento en dirección a una habitación en particular, mientras escuchaba la voz desesperada de su hermano mayor.

 

¾ ¡Lo tengo Sasuke! Ya sé qué significan esos…

 

Pero no pudo terminar la frase ya que su hermano había salido corriendo hacia su habitación. Le siguió al mismo trote, pidiendo que no corriera por la casa. Al salir todos les miraron sorprendidos y al mismo tiempo preocupados, pero Itachi tan solo les pidió que no se movieran, que ya volverían. Así siguió hasta el dormitorio en donde había entrado Sasuke, quien sostenía unos escritos en sus manos. Sasuke le miraba con un brillo que al menos su hermano mayor no veía hace años, como si hubiese descubierto algo que cambiaría sus vidas por completo.

 

¾ Ya lo sé, Itachi… ya sé que significa lo último. Naruto lo escribió… ¾ observó la misma frase escrita con cariño, por lo mismo había ido hasta allí, la letra de su esposo en los papeles de sus escritos era la misma que la última del diario. ¾ La herencia está… ¾ observó por la ventana el campo de maravillas que él mismo había plantado hace un tiempo, con devoción. En el punto exacto en que también sus padres las habían plantado cuando vivían allí. ¾ Bajo el campo de girasoles… y sobre lo que busquen el sol significa que en el momento en donde el sol está más alto y las flores se abren hacia él, en ese mismo punto, en esa misma dirección está.

 

Itachi le observó con asombro, pero también con una leve sonrisa.

 

¾ Yo también descubrí los números…

 

Sasuke le miró curioso, esperando a que continuase, pero Itachi lejos de eso le indicó con su dedo el diario que se encontraba en las manos de su hermano.

 

¾ Míralo…  

 

Sasuke lo observó, siempre le había parecido dos números bastante conocidos, pero siempre había pensado que debía tratarse de una coincidencia.

 

¾ No puede ser tan fácil…

 

¾ Eso mismo pensé, pero la verdad es que solo para nosotros dos es fácil. ¾ dijo el moreno mayor mientras se retiraban por una puerta lateral hasta llegar al campo de girasoles, los que le saludaban danzando por causa del viento. Itachi tomó la pala, mientras que el menor la picadora para comenzar. A Sasuke le entristecía tener que acabar con la vida de algunos girasoles para saber que ocultaba ese pedazo de tierra, pero no había más elección.        

 

¾ Ella y Oto-san sabían que nos sería fácil a nosotros encontrarlo. Aun así oka-san guardó muy bien el diario, hay que agradecerle a Naruto… ¾ dijo Itachi mientras excavaban hasta dar con un  objeto que les obstruyó el paso ¾ De no ser por él, no lo habrías descifrado ototo-baka.

 

Por su parte Sasuke solo sonrió no dándole importancia a la burla de su hermano, lo que aun no comprendía era el porqué de esos números, pero al desenterrar la pequeña caja con el símbolo de abanico lo descubrieron.

 

¾ Tiene un código y una cerradura… ¾ Sasuke la observaba curioso, hasta que recordó un detalle ¾ ¿Tienes aún esa llave contigo, aniki?

 

Itachi sacó de su cuello la cadena conjunto con la llave entregándosela a su hermano.

 

¾ Supongo que las cosas pasan por algo…¾ dijo Itachi mirando al cielo, a lo que su hermano le mira con extrañeza ¾ de no haber ido a la mansión de Madara, no hubiera encontrado nunca esa llave y el maldito tendría un punto de ventaja.

 

¾ Por suerte no es así… ¾ dijo el menor al momento de abrir con mucho cuidado junto a la extraña llave, colocando además las fechas de nacimiento y mes de ambos.

Al escuchar el pequeño click, ambos observaron ansiosos su interior. El cual contenía una serie de papeles y unas cuantas notas.

 

¾ Es hora de saber muchas cosas, ototo.

 

Sasuke asintió, mientras se adentraban a la casona Uchiha. En ella los recibieron Sai, Gaara, Deidara y el pequeño Kazuo. Los adultos sabían que los hermanos habían descubierto algo, Sai le pidió al menor que fuera a la habitación de Sasuke porque hablarían un tema importante y para que él no se aburriera mejor que jugase allí. El pequeño no tenía en esos momentos ni la más mínima intención de jugar, pero sabía a pesar de su corta edad que la situación era complicada y que lo mejor en esos casos, como le habían enseñado en la escuela era dejar a los adultos encargarse de problemas que un niño no tenía más que hacer. Asintió para luego correr hasta el segundo piso, entrando a la habitación de Sasuke, observando por la ventana lo que ocurría a lo lejos en la ciudad, esperando que las cosas pasasen, para pronto volver a ver a Naruto y a su pequeña prima.

 

 

¾ Bien, ¿qué han descubierto? ¾ el primero en preguntar fue Sai, sentándose a un lado de Gaara, mientras Deidara se acomodaba en el sofá observándoles.

 

¾ Ya encontramos el diario.

 

¾ ¿Entonces, qué esperamos? hay que ir por Naruto… ¾ dijo Deidara, pero Itachi le cortó las ansias en el acto.

 

 ¾ Lo sabemos, pero no ha sido solo eso.

 

Los tres se quedaron callados, para que los hermanos prosiguieran. Los nervios en el rubio se notaban a distancia, pero también era importante saber qué estaba sucediendo.

 

¾ Madara quiere el diario porque en él hay una clave para hallar una herencia. ¾ Sasuke esperó, pero nadie habló, tan solo continuaron quietos esperando sus próximas palabras. ¾ Nosotros… bueno también gracias a la ayuda de Naruto ¾ Deidara le miró con curiosidad ¾ El encontró el diario antes que nosotros y descifró parte de él. El asunto es que hemos encontrado la herencia.

 

Sai les miraba sin entender.

 

¾ ¿Cuál herencia? ¿No que los abuelos habían repartido absolutamente todo?

 

¾ Eso mismo nos estamos preguntando, pero suponemos que la respuesta está en estos documentos.

 

Mostró el menor la cantidad de documentos, mientras pasaban las hojas encontró dos cartas, una dirigida a Itachi y la otra a Sasuke. Ambos habían acordado que luego que pasase todo las abrirían y que por ahora solo se enterarían de lo que Madara buscaba.

Itachi tomó uno de los documentos llenos de unas cuantas cifras y unos documentos certificados por los registros civiles. Junto a una especie de carta formal explicando la situación, carta que el menor comenzó a leer:

 

 

“Luego que los padres de Fugaku muriesen él y yo nos enteramos de que sus padres habían dejado una suma de dinero bajo mi nombre, concretamente…”

 

 

Los ojos exorbitantes del menor demostraban la impresión que tenían al leer el monto

 

¾ No voy a leer la suma de dinero en voz alta… pero deben saber que es demasiado.

 

 

“Intenté invalidar como fuera la herencia que ellos me habían dejado de manera póstuma porque no encontraba que fuese justo. Ellos argumentaban que yo además de ser familiar lejano, siempre me habían considerado como hija y que agradecían también el apoyo que mis padres les habían dado en Osaka. Por lo mismo, y como compensa por eso me entregaban esa suma de dinero, además que no deseaban que el dinero fuese a parar en el que ahora era la cabeza administrativa de la compañía automotriz, además de no crear conflicto entre los hermanos. Lo mejor era que solo se supiera que una parte había sido entregada a mi, pero no el monto. Fugaku y yo comprendimos la situación, era la última voluntad de ellos y no teníamos derecho a desobedecerla. Por lo que solo les comentamos a Madara y a Obito lo que había sucedido. Obito no tuvo objeciones, al contrario de Madara. Desde ese momento no le hemos vuelto a ver.”

 

 

Sasuke continuó con otro documento:

 

 

“En caso de accidente grave o fallecimiento de la heredera, entregamos toda nuestra herencia en partes iguales a nuestros dos y únicos hijos: Uchiha Itachi y Uchiha Sasuke. Con esto esperamos que puedan realizar todos sus sueños y anhelos, esperamos que también sus descendientes; pero por sobretodo no dejen que éste esfuerzo monetario realizado por generaciones en la familia Uchiha caiga en las manos equivocadas”

 

Firman;

Uchiha Fugaku y Uchiha Mikoto.

 

 

 

El silencio reinó por todo el lugar.

 

¾ Por Kami, ese maldito de Madara quiere quedarse con todo. Me tiene harto ¾. Sai se llevo la mano a su cien masajeándola con fuerza, pareciera que le asomaría en cualquier momento una horrible jaqueca.

 

¾ Por supuesto no dejaremos que se salga con la suya. ¾ dijo de forma segura el mayor.

 

¾ Ahora debemos ir donde están ¾. Dijo Sasuke de forma seria, tomando su chaqueta, al igual que el mayor para marcharse, pero una voz los detuvo antes de que siquiera llegasen a la puerta.

 

¾ Itachi… Sasuke… ¾ Deidara había dejado de acomodar el hielo en su cabeza, para mirarles, sobretodo al mayor.

 

¾ Necesito que antes de ir por Naruto vayan donde mis padres.  

 

Sasuke iba a contra argumentar, pero el rubio le interrumpió levantando su mano.

 

¾ Comprendan que ellos no tienen idea de lo que le ha pasado.

 

Luego de reflexionar durante unos segundos, El mayor asintió, seguido de Sasuke. No podían objetar contra eso, no era lo mejor decirles lo que había pasado por teléfono, y Deidara no podía ir a contarles debido a su herida.

 

¾ No te preocupes, iremos allá ¾ contestó Itachi, para despedirse de su novio con un beso. Cuando Sasuke estuvo a punto de abrir la puerta, ambos se toparon con otro familiar.

 

¾ ¿Obito-ojisan? ¿Cuándo?... ¾ le miró con curiosidad Sasuke.

 

¾ Tuve que salir por unos insumos para la herida de Deidara, ¿qué ha sucedido?

 

¾ Es un asunto largo. Lo importante es que encontramos el diario. ¾ dijo Itachi pasando a un lado de él golpeando con suavidad su espalda. El moreno confundido les habló desde la entrada.

 

¾ Pero… ¿a dónde van? ¿Supongo que no piensan ir solos donde Madara?

 

¾ No te preocupes, ellos te contaran todo. Nosotros por ahora vamos con los padres de Naruto. ¾ le contestó Itachi, mientras Sasuke entraba a su camioneta y la encendía. Obito observó aun confuso cómo los hermanos se marchaban.

 

¾ No hay de que preocuparse. Al menos por ahora, mientras le contaré qué han descubierto esos dos ¾ dijo Sai, haciendo que su familiar entrara a la casona.

 

 

 

 

 

 

 

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¾ No. De ninguna forma… ¾ La de ojos esmeralda comenzó a retroceder, negando con la cabeza. Observando con tristeza a la mujer que tenía en frente ¾ No puedes…

 

La pelirroja le miró decidida, pero al mismo tiempo con cansancio.

 

¾ ¿Quién te entiende, Sakura? ¾ suspiró, mirándola con una leve sonrisa ¾ Parece que nunca lo hice… ¾ Volviendo a su actitud decidida le cuestionó ¾ ¿No es lo que querías?

 

¾ Karin, debes entender que no es solo una cosa que yo quiera. Es que debe ser así, sino…

 

La pelirroja se acercó hasta ella, colocando su mano en su boca. Callándola en el acto.

 

¾ No lo entiendo por completo, pero… ¾ dejó su mano caer hasta tomar la de Sakura, ¾ De cierta forma lo hago.

 

Sakura le observó con tristeza, sentía alivio en cierta medida, pero al mismo tiempo desconcierto. No comprendía muy bien el porqué pero algo no encajaba del todo. Supuso al ver la mirada contraria que Karin notaba un poco sus pensamientos.

 

¾ No te preocupes por mi, Sakura.

 

¾ Pero…

 

¾ Lo que importa son las horas que vienen… serán cruciales.

 

¾ Lo se… ¾ Sakura se abrazó con fuerza a la que fuera su mejor amiga en vida, mientras la contraria correspondía el abrazo. Karin no podía creer, jamás podría creer que Sakura no estuviese en éste mundo, porque al abrazarla la sentía tan cálida, tan corpórea, tan real; para ella estaba completamente viva. 

 

¾ Cuídate por favor…

 

¾ Lo mismo digo, idiota. ¾ Le picó con el dedo la nariz rogando internamente para que no se preocupara de más, haciendo que la chica le mirase con enfado.

 

¾ Estúpida, yo ya estoy muerta. No me tengo que cuidar de nada.

 

¾ No, Sakura… por algo estás aquí.

 

La pelirrosada le observó con asombro.

 

¾ No estás muerta…

 

La chica continuaba mirándola con confusión. La sensación de vacío volvió a su cuerpo al momento en que Karin se separó de ella. No comprendía cómo estando muerta podía añorar y sentir aún el cuerpo de la contraria, suponía que al morir se convertía en algo en que las leyes de la físicas no gobernarían su existencia, pero cuando estaba junto a Karin todo volvía a la normalidad. Extrañamente sentía que la vida volvía a su cuerpo.

 

Intentó decir algo, lo que fuera. Que se cuidase de verdad, que no tenía un buen presentimiento de todo eso, pero nada salió de sus labios. Tan solo podía observar como la pelirroja se alejaba de aquel lugar sumiéndola en una tristeza que solo pudo frenarse al momento de sentir como su hija llegaba junto a ella.

 

¾ Oka-san. No te preocupes…

 

¾ Pero…

 

¾ Ella en el fondo sabe qué hacer ¾. Rin se acercó hasta su madre y la abrazó con fuerza, esperando al igual que ella que todo mejorase dentro de las próximas horas.

 

 

 

 

Por su parte Karin abría sus ojos mientras dos objetos estaban frente a ella, recordando el último sueño que había tenido con Sakura. Ahora se sentía más preparada, mucho más decidida. Cumpliría su promesa como fuera. Se había equivocado y agradecía que al aceptarlo, ese gran peso se aflojase al fin de sus cansados hombros. Al fin sentía que su alma encontraba en cierta medida la paz, la tranquilidad, sabia que estaba haciendo lo correcto.

 

Observó de reojo la cuna y cómo la bebe dormía con el ceño fruncido, al parecer incómoda, y cómo no estarlo al escuchar a ratos los pequeños quejidos de Naruto al dormir por causa de las múltiples heridas que tenía… la bebe podía en cierta medida sentir a su padre, e independiente de la capacidad de recuperación que el rubio tenía, el cansancio por los golpes y la presión psicológica no le hacían conciliar el sueño con normalidad. La bebe dio un pequeño quejido en conjunto con el de su padre y Karin acarició la cabeza de la pequeña. Mientras sus ojos volvían a posarse en los dos objetos enfrente de ella. Uno, que le había acompañado toda la vida y que era su prioridad en esos momentos, el otro… uno que le atemorizaba, pero que jamás se hubiese imaginado que le pudiese servir en esos momentos. Aun a pesar de todo, el miedo la estaba dominando y no podía permitírselo. Esperó unos segundos y tomó uno de los objetos. El móvil en concreto.

 

El aparato danzaba en sus manos levemente temblorosas, pero seguras al mismo tiempo para enviar el mensaje de texto que había escrito en cuanto había despertado del último sueño. Lo reviso nuevamente para asegurarse que todo lo que ponía estaba bien, medito un momento algo indecisa, pero no por el camino que había tomado, sino por si creerían en su mensaje; con todas sus fuerzas esperó que sí mientras apretaba el botón para enviar.

 

Luego su mirada se posó en el segundo objeto. Lo miró largo rato. Pein y Madara se encontraban discutiendo algunos asuntos por lo que no regresarían en al menos unas dos o tres horas, suficientes para hacer que decidiera su próximo movimiento.

 

El objeto frente a ella era amenazante, siempre lo había sido. Por algo era uno de los que más aborrecía, pero no le quedaba de otra tampoco. Dudaba, vaya que dudaba. La batalla mental era estratosférica… necesitaba tomar algo, lo que fuera para intentar relajarse un poco. Un whisky, un vodka, un poco de ron o algo de su bebida favorita, un poco de sake.

 

Sabía que Madara guardaba algo de aquello en esa habitación, por lo que buscó durante unos cuantos minutos alguna bebida para relajarse, al fin, después de tanta búsqueda obtuvo su recompensa. Tras unas estanterías había un mueble colmado de diversos licores, entre ellos el de su preferencia. Algo más calmada abrió la botella para ingerir directamente, sintiendo como el licor de arroz pasaba a través de su garganta colmándola de esa sensación ardiente, pero la sensación se detuvo al momento en que escuchó como la bebe se quejaba en su cuna moviéndose de un lado al otro. Cansada se acomodó para cerrar la puerta tras de ella, pero al hacerlo notó que no podía cerrarla del todo.

 

Algo extrañada observó el suelo del mismo mueble, notando que un gran baúl se había movido por causa de su búsqueda para encontrar las bebidas. Con enfado lo movió para darse cuenta que no podía moverlo con facilidad; pesaba horrores. La curiosidad embriagó cada pedazo de su mente, preguntándose qué es lo que debía ocultar. Estaba cerrado, pero el candado no se encontraba bloqueado, por lo que suponía no debía ser de tanta importancia ya que no estaba sellado, por lo mismo supuso que daba igual si observaba su contenido.

 

De pronto un olor comenzó a asquearla. Miró su botella de sake esperando que el olor no viniese de ella, porque si fuese así lo más probable es que en las próximas horas tuviera un dolor de estomago insoportable por ingerir liquido descompuesto, pero eso no era normal. Las botellas de sake se descomponían luego de años y mayoritariamente al estar expuestas al intemperie, cosa que no le había sucedido. Se encogió de hombros no dándole importancia, tomando un poco más, sintiendo de pronto el efecto relajante de la bebida, pero notó al tiempo en que el líquido volvía a atravesar su garganta, como éste se quedaba quieto, absorto en lo que su dueña apreciaba en esos segundos. Horrorizada al sentir el olor nauseabundo golpearle sin ninguna sensibilidad su nariz. Sus manos temblaron levemente, sus ojos se abrían de par en par y las pupilas se dilataban a tal extremo en que danzaban horrorizadas en el poco espacio de color en las orbes de la mujer.

 

Allí frente a ella, dentro del baúl se encontraba lo que hace unas horas ella había preguntado al aire. El cuerpo inerte del joven doncel, completamente desnudo, ultrajado, lleno de heridas de las que ahora solo se podía ver carne ennegrecida y sangre seca. Estaba en una posición sumamente incómoda, enredado entre su torso y piernas, como una serpiente a la que le hubiesen arrancado la piel para crear una cartera de lujo; y no estaba muy lejos de la realidad; a ese joven le habían quitado todo, y lo más sorprendente no era solo apreciar cómo sus partes intimas se encontraban completamente deterioradas por el sádico que lo había torturado. Lo más sorprendente era su rostro, contraído en el dolor, en las sin fin de facciones que pedían a gritos la muerte antes de seguir con el sufrimiento. Sus ojos distorsionados, abiertos a tal extremo de pánico que parecían salirse de sus orbitas. Muerto como un perro, enterrado en ese ataúd incómodo. 

 

Karin supo con una claridad avasalladora que nadie, absolutamente nadie debía pasar por tal sufrimiento. Ni siquiera Naruto, menos Sasuke que ya había soportado bastante, como tampoco se merecía ver lo que estaba apreciando. El dolor que no solo ese ser soportó, sino el dolor que dejaría en los que le amaron, en ese esposo que debía estar buscando por cielo mar y tierra con la triste esperanza de poder encontrarle; y ese hijo que tendría que vivir sin poder conocer a su padre doncel, sin sentir el amor de su progenitor porque se lo habían arrebatado de la forma más ruin posible.

 

Fue en esos momentos que Karin comprendió su propia realidad. Acercó la mano hasta el rostro del joven, cerrando sus parpados, haciendo que al menos pudiese dormir en paz. Al tiempo en que cerraba con lentitud el baúl, y dejaba en cierta medida se oler al pobre fallecido. Aún y a pesar de lo que pesaba sacó el baúl dejándolo en medio del pasillo, en el cual estaba segura que nadie cruzaría por una buena cantidad de tiempo. No podía hacer nada por él, pero al menos y si en una de esas llegasen a allanar el lugar, se encontrarían con la prueba del crimen.

 

Sus ojos mostraban las lágrimas que había ocultado durante los últimos meses, arrepentida de muchas cosas, pero segura de otras tantas. Con determinación llegó hasta el mesón donde había dejado el objeto, recargándolo. Agradecía enormemente haber tomado la pistola de Sasuke al momento de haber entrado a secuestrar a la bebe. Ahora al menos se sentía más segura, porque no dudaría en ningún instante al escapar, el apretar el gatillo si lo llegase a necesitar, porque Pein y Madara no merecían perdón, ni siquiera el de cualquier ser divino. No sabría cómo se sentiría después de arrebatar una vida, pero no quería cuestionárselo. No quería llegar a esos extremos, pero si algo no resultaba como ahora planeaba, no abría más opción.

 

Guardó el arma en su abrigo, al igual que el celular luego de apretar una tecla. Tomó a la bebe en sus brazos y la meció al sentir cómo los hombres volvían al lugar y cómo le daban a Naruto el primer golpe del día. Karin al escuchar el quejido del rubio, sintió algo inexplicable hasta para ella misma, la rabia comenzaba a aflorar, sobretodo al recordar al pobre doncel fallecido en lo que estaba segura serían las mismas circunstancias en que ellos querrían aprovecharse de Naruto. Esperaba al menos que ese mensaje llegase, solo en eso podía confiar. Con esos pensamientos se acercó hasta la bebe, sosteniéndola entre sus brazos mientras apreciaba como ésta amenazaba con llorar en cualquier segundo. 

 

 

 

 

 

 

 

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Sasuke golpeaba la puerta de la casa Uzumaki, nervioso ante lo que les debía decir a la familia. Hubo unos momentos en que nadie quiso responder, el moreno observó preocupado a su hermano mayor, éste por su parte volvió a golpear la puerta. Ambos volvieron a verse extrañados, Sasuke suspiró cansado. No podía esperar más tiempo, la idea era ir y decirle a la familia lo que había pasado para dirigirse a la casa de Madara. Cada minuto que pasaba era crucial y no podían desperdiciarlo. Además que no era seguro estar allí, las protestas en la calle estaban colmadas de ira y odio... Sasuke volvió caminando hasta el automóvil pero al momento en que Itachi estuvo a punto de seguirle, notaron como la puerta de la casa se abría.

 

–– Pasen… –– dijo en un tono algo flojo el padre de familia. Cosa que sorprendió a los hermanos, los que entraron con rapidez.

 

–– ¿Qué sucede…? –– preguntó extrañado el mayor de los hermanos, mirando cómo en el lugar a Kushina y Tsunade que se encontraban en un estado lamentable, aun así se levantaron del sofá en la sala para saludarles. Fue en ese momento que ambos recordaron que Shizune había sido como una hermana para Tsunade y una muy buena amiga para Kushina, y que por supuesto debían estar sufriendo bastante con su perdida. En ese momento Itachi recordó a su novio pelirrubio, y que había pedido estrictamente a Sai y a Gaara que no prendiesen el televisor en frente de él, tarde o temprano se enteraría que Shizune había muerto pero ahora era mejor no decirlo, mal que mal los hijos de los Uzumaki habían crecido al lado de esa mujer.

 

–– Han pasado muchas cosas… ¿pero ustedes qué hacen aquí? –– preguntó Minato quien también se veía afectado.

 

Itachi y Sasuke enmudecieron, no sabiendo muy bien cómo responder ante esa pregunta… ¿era realmente bueno decir lo que había pasado con Naruto?, claramente cada uno pensó algo distinto. Sasuke levantó una de sus manos sin saber mucho que decir, pero Itachi se armó de valor, se lo había prometido a su novio luego de dejarle descansar en la casona Uchiha.

 

–– No queremos que se alteren, por favor. Lo que tenemos que decirles es algo complicado…

 

Las mujeres como Minato observaron con curiosidad pero también preocupación a los dos hermanos, pero la pelirroja les observó con enfado.

 

–– ¡Debieron haber esperado-ttebane! El caos que hay en las calles es bastante peligroso... ¿Por qué mis hijos no están con ustedes? –– dijo con preocupación. Itachi y Sasuke se quedaron callados un momento, mientras Minato algo más hiperactivo se acercó a los jóvenes.

 

–– ¿Tiene algo que ver con nuestros hijos, verdad?... ¾ pero los hermanos continuaban en silencio, sin saber como enfrentarle, Minato sin entender levantó la voz ¾ ¡Hablen por kami!

 

–– Han secuestrado a Naruto y a mi hija. –– Sasuke lanzó las palabras al aire, sin anestesia, fuertes y directas. La mirada reprobatoria de su hermano se posaba en él. Tsunade llevó sus manos a la boca evitando emitir sonido alguno, derramando sus lágrimas. Minato por su parte temblaba, Kushina en estado de shock cayó en brazos de la que consideraba su madre; inconsciente ante tales palabras.

 

–– ¿Qué…? –– Minato se apoyó en la mesa del comedor, no comprendiendo en su totalidad las palabras del menor. Por lo que Itachi se acercó hasta él.

 

–– Lo que ha dicho Sasuke es la verdad, pero por favor Minato-san, siéntese junto a Kushina-san. La historia que debemos contarles es algo larga, esperaremos a que ella vuelva en si. Debemos anunciarles por completo la situación.  ¾ intentó explicar todo en un tono calmado. Minato asintió, observando a su mujer, esperando a que despertase lo más pronto que fuera…

 

 

Sasuke paseaba por la habitación del ático que había compartido una vez con su rubio esposo, apreciando todas aquellas cosas que le agradaban, esperando allí hasta que la pobre de Kushina volviese en si para decirle absolutamente todo.

 

Todo estaba tal cual a como lo recordaba, los poster de algunas películas que a Naruto le habían gustado. Algunas frases de libros pegadas en las murallas, caminó leyendo una que otra. Una de las cosas que le había llamado más la atención fue que la cama que había traído aquella vez en que él había pernoctado continuaba allí, al igual que el colchón de Naruto. Ahora ambos ordenados, desde que el rubio se había casado con él. Sasuke se recostó en el colchón donde dormía Naruto, lentamente un olor conocido le invadió, al mismo tiempo que la melancolía y la inquietud. No podía creer que después de unos cuantos meses esas mantas continuaran impregnadas con el olor del rubio. Lo extrañaba, le inquietaba lo qué podría estarle pasando a él y a su hija. Rogaba porque ni Madara ni Pein le tocasen ni un pelo… abrió sus orbes mirando el lugar sin saber en qué más pensar. Ya que sabía en el fondo que esas ilusiones podían ser falsas, que lo más probable es que esos ya hubieran echo algo con ambos.

 

Sasuke apresó sus puños con fuerza, su corazón dolía cada vez que la rabia le acongojaba, pero no solo en cuanto a sus sentimientos, ya podía sentir un dolor agudo en su corazón y no estaba con los ánimos de enfrentar algún problema serio, menos en esas circunstancias, donde lo más importante era estar por completo con su familia. Por lo que se obligó a calmarse, mientras observaba más detenidamente la habitación, curioseando algunas de las pertenencias de joven del rubio.

 

Fue allí que pudo conocer un poco de la etapa estudiantil de su esposo, gracias a un álbum de fotografías. Sonrió al ver la primera imagen de los dos hermanos con uniforme escolar. Deidara observaba cansado hacia la cámara, mientras sostenía de la mano a un pequeño Naruto, el que se veía algo nervioso pero con una gran sonrisa. El moreno supuso que ése día debió ser el primer día de escuela del menor. Habían un sin fin de fotografías de cada año escolar, como también de algunas en que el rubio reía feliz luego de quizás hacerle alguna broma a un amigo.

 

Una fotografía llamó la atención de Sasuke, en ella se veía al rubio orgulloso observando hacia la cámara por haber pasado a secundaría, junto a un grupo de amigos. Todos sonriendo felices, Sasuke notó a dos conocidos en la fotografía. Los Hyuuga miraban con una leve sonrisa al ojiazul. Sasuke observó otras tantas en donde el rubio se encontraba con un traje de artes marciales, supuso que debió practicar gran parte del periodo escolar, ya que en muchas fotografías se apreciaba al rubio en diferentes lugares entrenando y enfrentándose a alguno que otro adversario, además de las medallas. Se preguntó curioso donde debían estar esos premios.

 

Las siguientes fueron más bien distintas, ya de mayor, en donde el rubio sostenía una guitarra y tocaba, y en otras cantaba… Se le veía tan feliz, tan contento, tan jovial, esa personalidad inquieta. El rostro del moreno se sumió en tristeza, Naruto aún mantenía esa vitalidad, pero en la actualidad no era tan desbordante como en esos recuerdos. Había mermado y no tuvo que preguntarse el porqué. El accidente los había cambiado a ambos.

Cerró el álbum para dejarlo en su respectiva caja cuando observó que entre el próximo álbum se encontraban unos papeles…

 

Los observó con curiosidad, la mayoría eran algunos exámenes y otros legales, pero no solo de Naruto, sino también de Deidara. Sasuke abrió uno de los sobres que pertenecía a su esposo, no quiso meterse en la intimidad de su cuñado. El primero de los papeles era el certificado médico que abalaba que Naruto poseía su gen y que éste se heredaba. El segundo lo desconcertó un poco, era un análisis de sangre muy minucioso, no le parecía normal. No es que fuera experto en medicina, pero normalmente cuando se requería una muestra de sangre el examen más complicado conllevaba a lo más unas seis hojas de análisis; por nada del mundo veinte.

 

Sasuke las desplegó por el lugar, pero una entre todas fue la que más le llamó la atención. Comenzó a temblar levemente al leerla, para luego soltarla de súbito. Lo que ponía allí debía ser una locura. Con rapidez se dirigió al folio legal, y al comprobar el timbre del registro civil en la hoja de Naruto, supo que los exámenes no mentían, sus ojos se dilataron ante lo que ahora sabía. Jamás había escuchado sobre eso, aquello debía ser un secreto de estado. Aquello debió ser el porqué Shizune fue asesinada, ella estaba a favor de los donceles. Ahora comprendía gran parte de todo y sobretodo del porqué el gobierno estaba colocando tantas trabas sobre ellos.

 

Sonrió nervioso, para volver a colocar sus documentos en orden, supuso que Kushina debió ocultarlos allí porque era la parte más segura de la casa. No le asustaba su esposo, para nada. Era algo inusual, pero eso no mermaba sus sentimientos por él, menos por su hija. Meditó un momento aun agachado en ese colchón, ahora comprendía muchas cosas. Observó por la ventana, el día estaba nublado, pero alguno que otro rayo de sol pasaba. El rubio tenía razón, la vista desde allí le hacia sentir algo de relajo... Naruto era la persona que más podía sorprender a la gente, y de verdad lo había logrado con eso último. Cuando se enteró de que Naruto era un doncel y estaba esperando un hijo suyo, el mundo sonrió de forma distinta a pesar de todo, siempre había visto el concebir en Naruto como un don, pero al parecer eso no era la único; Naruto tenía esa capacidad de regeneración. De pronto calló en cuenta de algo… del porqué quizás Madara se lo había llevado… ¿y si estaban torturándolo para algún experimento?... negó con la cabeza, era una tontería. Madara sabía que Naruto era doncel, pero no tenía cómo enterarse de su otra capacidad, era una cosa médica y gubernamental y él no tenía nada que ver, no debía desesperarse. Ese hombre solo quería amenazarle, solo buscaba el diario. No debía tener planes con Naruto y la bebe.

 

El moreno sintió ruido desde la primera planta, al parecer Kushina había despertado. No quería que se enterase que él sabía tamaña información, debía ser un secreto y el sabría como guardarlo, mientras bajaba supuso que quizás si Naruto poseía un don y aquel se heredaba, era lo más seguro que su hija haya heredado algo de ello, no sabía si el mismo, pero eso ya se enteraría con el pasar de los años; porque Sasuke pensaba en el futuro al bajar las escaleras, creía fervientemente que recuperaría a su hija y esposo, aun si con ello sacrificara lo que fuese de ser necesario. Madara quería la herencia, y sabía que sus abuelos y padres habían luchado hasta la muerte para que él no la obtuviese, no deseaba entregársela. Por nada, pero tampoco permitiría que le arrebatasen a su familia a cambio de esa herencia.

 

Al bajar vio a Tsunade que preparaba un poco de té, su rostro demostraba parte de la tristeza que había pasado durante ése día. Supuso que sería uno que jamás olvidaría, él ya intuía del porqué de la muerte de Shizune y era más que obvio qué Tsunade y Kushina sabían de sobra absolutamente los motivos, por algo escondían los papeles de Naruto y Deidara y quizás de cuantos más… pero Shizune había enfrentado al gobierno con todas las consecuencias. Ahora solo quedaba aguardar a ver que sucedía, las próximas horas serías críticas.

 

Sasuke se sentó en el sofá junto a Itachi. Kushina, Tsunade y Minato en frente de los hermanos, ansiosos a que les contarán lo que había sucedido.

 

Itachi les contó gran parte de la historia de su familia, como también el hecho que Madara se había acercado a Naruto y le había acosado durante algunos meses y cómo a través de Pein le habían chantajeado, además de las intenciones de Madara para quedarse con la herencia y el porqué del secuestro de Naruto y la bebe. Además de lo que le había pasado a Deidara tras intentar que no se la llevasen. 

 

– No puedo creer que en mi personal tenga a gente poco profesional y que hayan vendido la información al condenado de Madara –. Dijo Tsunade con sumo enfado.

 

– ¿Deidara está bien? – preguntó preocupado Minato. Itachi por su parte asintió.

 

– No se preocupe, lo dejé al cuidado de Sai y Gaara. Por ahora, Obito dijo que necesitaba descansar un poco. – Minato asintió con la cabeza.

 

– ¡No puedo creer que Naruto no nos haya dicho nada sobre Madara! – dijo en tono enfadado Kushina, apoyándose en el sofá. – pero por sobretodo no puedo creer que no nos haya dicho nada sobre Pein. Ese condenado no podía escapar de la cárcel, él no solo cumple condena por violación a otras mujeres y hombres… 

 

Sasuke observó intrigado a Kushina. La que le observó durante unos segundos con suma angustia.

 

– Cumple condena también por haber intentado matarle, además del intento de violación.

 

Sasuke tembló de pies a cabeza, ¿por qué ese rubio no se lo había dicho todo?... sabia que el rubio le había contado que habían intentado propasarse con él, pero que él había salido bien parado de la situación… al parecer no había sido tal cual a cómo se lo había contado… ¿por qué no le había dicho que tan peligroso podía ser que ese tipo anduviera suelto cerca de él?... ¿por qué no le dijo lo que en verdad sentía al ver a ese ser repugnante?... ¿por qué Naruto no le dijo tantas cosas?... pero por sobretodo, ¿porqué él mismo no supo indagar en la vida de Naruto?... Sasuke se volteó, para ir directo a la puerta.

 

– ¿¡Sasuke?! – Itachi lo detuvo en el acto.

 

– ¡Basta! ¡Ya no aguanto más! – Itachi comprobó como al fin Sasuke dejaba esa mascara por intentar no caer en la desesperación, dejando ver sus verdaderos sentimientos. – ¡No quiero que Madara se lleve a mi hija y no quiero que el maldito de Pein le toque ni siquiera un pelo a Naruto!... ¿¡Qué no lo entiendes?!... Ahora que sé que ese maldito de Pein podría estár… – Se quedó callado un momento, mordiendo con fuerza su propio puño, intentando reprimir como podía la ira que le recorría por todo el cuerpo, y las lágrimas aparecieron sin poder evitarlas, aunque Sasuke lo intentara con todas sus fuerzas…

 

– No quiero enterrarlo, Itachi. No quiero llegar allí para ver la muerte de Naruto. No quiero llegar ahí y ver que mi hija ha desaparecido. No quiero que me quiten a ninguno de los dos… porque ellos…

 

Itachi se acercó hasta su hermano abrazándole con fuerza, haciendo que Sasuke se callara al instante, apoyándose levemente en el hombro de su hermano.  

 

¾ Lo se… Creo que todos lo sabemos ¾ Itachi sonrió levemente al matrimonio y a Tsunade, los que le devolvieron la sonrisa de forma cómplice. ¾ No nos lo tienes que decir a nosotros.

 

Sasuke meditó durando durante unos segundos las palabras de su hermano, comprendiendo como era sabido que Itachi tenía razón en ello. En ese momento lo más importante era encontrar a su familia.

 

¾ De todas formas y se que estas en contra, pero debemos llamar a la policía.

 

Sasuke le observó con una negación absoluta en su mirada, pero ésta vez fue el turno de Minato para hablar.

 

¾ Lo importante no es armar escandalo. Tsunade-sama es un rostro importante en nuestra comunidad, sobretodo al ser directora del hospital e intima amiga de Shizune, si ella llamase a los policías y les hablara sobre el secuestro de mi hijo y mi nieta pidiendo absoluta discreción, lo mínimo es que ellos la cumplan, mal que mal no se lo está pidiendo cualquier persona, ¿no Tsunade-sama? ¾ le preguntó el rubio mayor de forma seria, a lo que la mayor asintió con seguridad.

 

¾ Tienes toda la razón, Minato. Yo me encargaré de eso, tenemos la información y ya que han descifrado en donde debería estar oculto Madara y su dirección, es solo llegar al lugar de la forma mas discreta posible.

 

¾ Bien, pueden contar con nosotros para lo que sea.

 

¾ Iré a ver a Deidara, Minato ¾ dijo Kushina mientras tomaba su abrigo para dirigirse hacia la puerta, saliendo junto a la camioneta, seguida inmediatamente por su marido.

 

¾ ¡Kushina, no estás en condiciones de…  

 

Pero la pelirroja le interrumpió en el acto al subir, ¾ Tú acompaña a Itachi y a Sasuke, onegai…

 

Minato no necesito preguntar absolutamente nada, conocía a su mujer desde hacía años, el tiempo le había enseñado a intuir los sentimientos de la persona a quien tanto amaba. Notaba en los ojos azules opacos de su mujer la plena preocupación por su hijo menor, pero también sabía que no podía hacer mucho. Además Deidara le necesitaba, sabía que estaba en buenas manos, pero nada mejor que estar en las manos de la mujer que le dio la vida; por lo mismo comprendió que Kushina estaba haciendo lo que podía, y lo que estaba en sus manos a esas alturas era estar con su hijo mayor ayudándole, mientras él estaba con el menor.

 

¾ Cuídate, onegai Kushina. ¾ le observó de manera intensa.

 

¾ Por supuesto, ¡no soy nada débil-dattebane! ¾ le correspondió, para luego darle un beso que transmitía todos sus sentimientos. ¾ El que debe cuidarse eres tú, Minato… ¾ El aludido asintió. Kushina lo observó durante unos segundos ambos enclaustrados en sus miradas pidiendo que no cometieran ninguna estupidez. Kushina palmó las manos de su marido, para luego dirigirse a Sasuke:

 

¾ No te pido que los protejas, porque esa sería una frase que haría a mi hijo débil y yo se que no lo es, solo te pido… ¾ sus ojos estaban al límite en desbordar un sin fin de lágrimas, pero cómo pudo las aguantó, no era el momento de ser débil ¾ que hagas todo lo posible por volver junto a Naruto y la bebe… Todos deben volver ¾ dijo esta vez observando a los tres hombres, los que por supuesto asintieron.

 

Minato, Itachi y Sasuke subieron a la camioneta. Ambos se tomaron unos segundos en silencio, meditando cada detalle abstrayéndose en sus pensamientos. Sasuke intentando mantener la calma comenzó a manejar, concentrado en un solo lugar; en una sola dirección… reencontrarse con su familia.

 

 

 

 

 

 

 

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Sai y Gaara se encontraban ordenando parte del desorden en la oficina luego que Sasuke buscase unas hojas de Naruto. Gaara se detuvo un momento a ver por la ventana.

 

¾ Quiero volver a trabajar con Naruto… ¾ dijo el pelirrojo al mirar parte de los trabajos y premios del moreno, para volver su vista a la ventanilla ¾ Estuvimos en una buena posición en el festival. Estoy seguro que podríamos mejorar…

 

El moreno le observó, para dejar a un lado la escoba con la cual fregaba el suelo, acercándose a su novio.

 

¾ Estoy seguro que podrás trabajar pronto con él. 

 

El pelirrojo le miró algo desganado, pero Sai le sonrió de forma sincera.

 

¾ Se que es una situación difícil, pero Naruto es fuerte. No se dejará vencer y Sasuke tampoco. Ya verás… ¾ le abrazó por la espalda ¾ Ustedes dos son muy buenos.

 

Gaara le sonrió para luego dejarse abrazar, observándose, perdiéndose en la mirada del otro. A punto estuvieron de besarse cuando unos cuantos sonidos les interrumpieron. Gaara le observó curioso al igual que el moreno.

 

¾ ¿Mensajes? ¾ preguntó extrañado el moreno, alejándose un poco de su novio para ver el móvil; pero la mirada sorprendida y al mismo tiempo preocupada e Sai, desconcertaron al pelirrojo. No era normal verle así, desde que habían estado en el departamento de Karin que no volvía a ver esas expresiones.

 

¾ ¿Qué ocurre? ¾ se atrevió a preguntar. El moreno pasó sus manos por sus propios cabellos, algo confundido para después entregarle el móvil. Gaara lo tomó entre sus manos, leyendo el mensaje, era bastante largo…

 

 

“Sai; soy Karin…”

 

“Estoy con la bebe en la casa abandonada de Madara. Hay una ventanilla en el sótano que da al patio, intentaré escapar con ella...”

 

“Encontrémonos en la casa de Sasuke, en el campo.”

 

 

 

¾ Sai… ¾ el pelirrojo veía como su moreno novio caminaba de un lado al otro en esa pequeña sala.

 

¾ No podrá escapar sola…

 

¾ Sai… ¾ El pelirrojo le llamó, intentando que le pusiese atención, pero el aludido continuaba en un estado interno del cual al parecer no era consciente.

 

¾ Menos con el bebe…

 

¾ Sai… ¾ volvió a intentarlo.

 

¾ Debo decirle a…

 

¾  ¡Sai!...¾ le interrumpió el pelirrojo de lleno. El moreno le devolvió la mirada, desconcertado, el pelirrojo le miraba de forma reprobatoria, para luego cambiarla a una confundida y algo escéptica. ¾ ¿Y si es una trampa?

 

Sai le miró con tristeza, pero también con seguridad en cierto modo.

 

¾ No lo sé… pero no puedo quedarme aquí de brazos cruzados, debo ir.

 

¾ Sai, sé que confías en Karin… ¾ el moreno le miró cauteloso ¾ entiendo tus motivos, y no voy a interferir con eso, ¿pero no te parece extraño que se delatase de ésta forma?

 

El moreno suspiró para luego asentir. ¾ Por supuesto que si.

 

¾ ¿Entonces? ¾ le miró el pelirrojo sin entender.

 

¾ No lo se. Hay algo que me dice que debo creerle, un instinto, y por más que lo frene mi parte lógica… ¾ Sai y Gaara se observaron durante unos segundos, pidiendo en silencio el permiso ¾ Debo arriesgarme.

 

El de ojos verdes no estaba seguro, temía por la seguridad de su novio. No quería que le pasase nada por errar en una corazonada. Pero las palabras que el moreno le dijo a continuación frenaron por completo esos pensamientos, concentrándose en lo que de verdad importaba.

 

¾ Es eso o que la bebe y Naruto mueran…

 

Gaara terminó por asentir. ¾ Comprendo, pero Sai…

 

El aludido le miró con curiosidad.

 

¾ Karin no mencionó nada de Naruto… ¿crees que esté…? ¾ dijo el pelirrojo, melancólico y nervioso ante tan solo la posible idea. Sai se acercó hasta él posando sus manos en los hombros de su novio.

 

¾ No. No lo creo, ya te lo dije. Naruto no es débil, sabe que debe como sea estar con su hija…

 

¾ Sai, Madara no es mi mayor preocupación. Lo que me tiene nervioso es que ese condenado de Pein puede estar quizás qué haciéndole a él y a la bebe… ¾ Le interrumpió el pelirrojo con tono enfadado al pensar en lo que podría estar haciéndole a su amigo ese ser.

 

¾ Vuelvo a repetirlo. Naruto no es débil, sabes lo cabezota que es, ¿no? ¾ el pelirrojo sonrió levemente ante las palabras de su novio. ¾ El no se dejará, por nada del mundo lo hará… créeme.

 

¾ Te creo, Sai. ¾ ambos se fundieron en un beso y un abrazo transmitiendo todos sus sentimientos y temores, lentamente se separaron al sentir la falta de aire, observándose a los ojos, el pelirrojo cambió su expresión a una más seria, causando extrañeza en el otro.

 

¾ Pero antes, llama a Sasuke.

 

¾ ¿Qué?... ¿Por qué?

 

¾ Es su familia, merece que sepan lo que está pasando…

 

Sai suspiró, no muy convencido, pero el pelirrojo le miraba de forma autoritaria por lo que no tuvo más remedio que aceptar.

 

¾ Bien… ¾ dijo marcando el número de Sasuke.

 

 

 

 

 

 

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¾ ¿Cómo recuerdas el camino a esa casa, Sasuke? ¾ decía impresionado Itachi intentando mostrarle el camino, pero al parecer el menor ya lo sabía.

 

¾ Recuerdo que Oto-san nos llevó algunas veces cuando éramos pequeños…

 

El moreno mayor meditó, intentando recordar ¾ Si, si mal lo recuerdo tenías cinco años, ¿cómo puedes recordarlo tan bien?

 

¾ Bueno, supongo que tengo buena memoria ¾ dijo levantando los hombros en un gesto sin darle mucha importancia.

 

¾ Si, seguro que de Alzheimer no te vas a morir otouto-baka ¾ dijo burlón Itachi, sacando una tenue risa de Minato. Sasuke le observó desde el espejo retrovisor, se le veía muy apagado y algo ido.

 

¾ ¿Minato-san?

 

El aludido le correspondió la mirada por el espejo.

 

¾ Ya estamos cerca…

 

¾ Ya veo, solo espero que estén bien. Ha sido un día muy complicado… ¾ respondió el rubio mirando por la ventana.

 

Itachi iba a decirle algo para animarle cuando de pronto comenzó a sonar el teléfono del moreno menor. Sasuke le entregó el móvil a Itachi, el que observó la pantalla diciéndole que se trataba de Sai. Sasuke le pidió a su hermano que se lo colocase el móvil en el oído, ya que no andaba con sus manos libres.

 

¾ ¿Sasuke?

 

¾ ¿Dónde estás? ¾ el menor observó de reojo a su hermano, el que le miró confundido.

 

¾ Manejando a casa de Madara.

 

¾ ¿¡Qué?! ¡Oye nos prometiste que no irías solo! ¾ La voz de Sai debió escucharse hasta fuera del automóvil, Sasuke se alejó del celular tras tamaño griterío. 

 

¾ No estoy solo, voy con Itachi y Minato-san.

 

El tono de Sai cambió inmediatamente a uno mas calmado ¾ Ahh… bien. Deben tener cuidado, sabes de lo que es capaz el condenado de Madara y la escoria que trae de un lado a otro.

 

¾ Lo se… ¾ Sasuke apreciaba que le quedaban solo unas cuantas cuadras, dobló por una esquina. ¾ Sai, no tengo mucho tiempo ¿por qué llamas?

 

Desde el otro lado se escuchó un largo silencio, hasta que Sai se dignó a continuar.

 

¾ Me llegó hace un momento unos mensajes de Karin.

 

El moreno frunció el ceño abruptamente, Itachi supo en ese preciso instante que debía tratarse un asunto delicado. Sasuke mostraba solo esa mirada cuando estaba muy molesto.  ¾ ¿Qué decían?

 

¾ Un momento, te los enviaré. No me cuelgues…

 

Sasuke le pidió a Itachi que alejara el teléfono, y que leyera los mensajes en voz alta, cosa que el mayor hiso en cuanto llegaron. Sasuke le da una señal a Itachi para que vuelva a acercarle el móvil.

 

¾ Así que hay una entrada para llegar al sótano. ¾ menciona Sasuke con ira desbordante.

 

¾ Me reuniré con Karin… ¾ Sasuke escuchaba pasos y el abrir y cerrar de puertas, por lo que supuso que su primo debía estar por salir. Se apresuró en seguida en hablar:

 

¾ No.

 

Logró escuchar un momento de silencio seguido de la voz confundida de Sai, ¾ ¿No?... ¿¡Cómo que no!?... ¡Sasuke ella escapará con la bebe!

 

¾ Eso no es seguro.

 

Notó la voz ofendida en cierta forma de Sai, pero que al mismo tiempo intentaba hacerle entrar en razón. ¾ Oye… oye, tranquilízate ¿quieres?. Yo creo que…

 

¾ No me importa lo que creas sobre Karin, Sai. Iré como sea a la casa de Madara ¾. Le interrumpió en el acto, haciendo que Sai enmudeciera, por su parte Sasuke volvió a retomar la conversación. ¾ Supongo que si Karin te dijo que hay una escapatoria por el sótano es porque no tiene acceso a la puerta principal.

 

Sasuke notó el silencio de Sai, suponiendo que su primo no había pensado en esa posibilidad.

 

¾ Entraremos por ahí…

 

¾ Sasuke…

 

¾ Entiende Sai… ¾ El moreno manejaba apretando con sus manos el manubrio, mientras Itachi y Minato le observaban algo acongojados. ¾ Si Karin escapa, mi hija jamás conocerá a su otro padre, y es algo que no pienso permitir.

 

El moreno conductor volvió a escuchar silencio desde el otro lado, hasta que la voz de su primo volvió a escucharse.

 

¾ Entiendo.

 

Sasuke sentía como un peso se iba de sus hombros y en el fondo la llamada había servido de mucho. No pudo evitar manifestarlo.

 

¾ Gracias…

 

Sasuke sonrió con altanería, escuchando el silencio de su primo, Sasuke visualizó en su mente la cara estupefacta de Sai ante esas palabras, porque él jamás daba las gracias. No fue necesario despedirse, esa palabra marcaba el final de la conversación.

 

Itachi alejó el teléfono, Sasuke dobló por otra calle hasta que finalmente llegaron a la casona abandonada, se estacionaron a unas dos casas, para luego bajar del automóvil.

 

¾ Bien, esperemos que todo salga bien ¾ dijo Itachi, rogando para que todo resultase, hasta su mismo tono de voz lo imploraba .

 

¾ Debe salir todo bien. ¾ respondió Minato de forma segura, dándole ánimos al grupo y a si mismo.

 

¾ Recuerden… no debemos entrar por la puerta principal ¾ dijo analítico, Sasuke.

 

Así, el trío caminó lentamente hasta la cerca donde se hallaba el árbol para poder entrar. Al traspasarla todos se quedaron quietos, atentos por si escuchaban algún ruido o algo que los delatase, pasados unos segundos y al ver que no ocurría tal cosa; continuaron,  cada paso que daba Sasuke sentía la necesidad de ver pronto a su familia. Caminaron alrededor de los matorrales hasta llegar a la ventanilla, Sasuke vio que al parecer no había nadie desde el otro lado, se volteó hacia el rubio mayor, el que el miró confundido.

 

¾ Minato-san, yo e Itachi entraremos por aquí, creo que lo mejor es que vigile la entrada principal.

 

El rubio dudo por unos segundos, pero finalmente asintió, Sasuke tenía razón ya que si pasaba cualquier cosa él podría avisar o estaría preparado. Los hermanos vieron como éste se despedía para dirigirse a la entrada.

 

Itachi observó unos segundos a Sasuke, entendiendo de que la ventanilla estaba algo tapada por el barro que se había acumulado a través de los años y que tendrían que escarbar hasta dar con la manilla.

 

¾ Listo, ¿otouto?

 

Sasuke asintió, estaba preparado. Se quitó la chaqueta mientras subía sus mangas, tocando la tierra con rapidez, al igual que Itachi. Deseaba ver a su hija lo antes posible al igual que al rubio, esperaba y deseaba hasta en el lugar más recóndito de su alma que estuviesen bien, pero cualquier acción se detuvo al sentir unos pequeños  quejidos y uno que otro grito… estaba seguro, esa voz la reconocía desde donde fuese, aunque haya sido tan solo un susurro. De pronto la imagen de su sueño volvió a aparecer, ese rubio sumido en tristeza, pero negó con todas sus fuerzas. Se prometía que no quería ver nunca más esa expresión, que no dejaría que nadie le dañase… que pasara lo que pasara, su familia sería libre, y lo conseguiría de cualquier forma, y si debía pasar lo peor para poder ayudarles, sin dudar lo haría.

 

 

 

 

 

 

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¾ Hiciste lo correcto, Sai ¾ le dijo el pelirrojo mirándole con una sonrisa cándida, mientras el moreno cortaba el móvil, Sai se notaba algo nervioso.

 

¾ ¿Lo crees? ¿Y si cometen una tontería?... No, no debí decir nada.

 

Gaara tomó entre sus manos el rostro de su novio, plantándole un beso demandante, el cual tomó por sorpresa al moreno, pero que poco a poco le hicieron relajarse.

 

¾ Cálmate, ¿quieres?... deberías confiar más en mi ¾ le dijo en un tono recriminatorio, pero Sai se adelantó a cualquier movimiento de su novio.

 

¾ Lo hago, sabes que lo hago ¾ le sonrió abrazándole a lo que éste le correspondió, pero un leve grito que provenía desde la cocina los sacó de su pequeño mundo; inquietos y algo asustados se observaron para luego correr en esa dirección.

 

La culpabilidad llega a cada fibra de su ser al ver como un dolido y sollozante Deidara observa las noticias sobre el asesinato a Shizune, mientras Obito lo sostenía. Le habían prometido a Itachi que al menos hasta unos días el rubio no se enterase de nada, pero se habían distraído por el mensaje de Karin.

 

¾ No puede ser… Shizune era alguien importante. Alguien a la que no le debió pasar eso… no lo merecía… ella solo quería ayudarnos… ¾ decía entre sollozos Deidara.

 

¾ Deidara… ¾ Obito hiso que le observara ¾ tienes que entender que ella sabía que al defender a los donceles cualquier cosa podía pasar.

 

El rubio ardía en cólera, temblaba levemente mientras apresaba sus puños. 

 

¾ ¿Por qué? ¿por qué somos tan diferentes de ustedes? ¾ dijo con enfado el rubio secando sus propias lágrimas.

 

¾ No lo eres.

 

El rubio sonrió con sarcasmo. ¾ Si no lo fuera no estaría pasando esto.

 

¾ Lo se… ¾ Obito asintió, a lo que Deidara le miró confundido ¾ pero debes entender que la intolerancia es un mal que cuesta erradicar y que a veces nunca se logra. Tienes que vivir con eso, y vivir bajo esas reglas, por supuesto que también puedes aportar para que esa visión cambie, pero si sigues lamentándote… ¿qué diría mi sobrino si te viera en éste estado?...

 

Deidara se quedó callado y algo cabizbajo, comprendía de cierta forma las palabras de Obito. Lo observó durante unos segundos, notando el aura del mayor.

 

¾ Eres un buen patriarca, Obito-san. 

 

El moreno le miró confundido.

 

¾ Entiendo porqué Itachi, Sasuke y Sai siempre acuden a ti. ¾ El rubio revolvió sus propios cabellos con sus manos, para luego sonreírle ¾ Perdóname, tienes razón. Al menos espero que sea quien sea pague algún día lo que le ha hecho a Shizune.

 

¾ Ojalá que suceda. ¾ le respondió Obito.

 

¾ Perdónanos Deidara, pero Itachi nos había pedido que al menos por ahora no lo supieras, era mucha información para tan solo unos días. ¾ dijo Sai, justificando el hecho.

 

¾ Ese baka de Itachi… ¾ dijo el rubio con una leve sonrisa al recordar a su novio. ¾ No debería ser tan condescendiente conmigo, ya me las pagará cuando vuelva…

 

Todos sonrieron ante el tono que había usado Deidara para regañar a su novio, estaban todos riendo levemente cuando el timbre les detuvo de lleno. Extrañados se observaron los unos a los otros, el primero en levantarse de la mesa en la cocina fue Obito.

 

¾ Quédense aquí…

 

Todos asintieron mientras el mayor se dirigía a la entrada, el timbre continuaba sonando hasta que el moreno abrió la puerta encontrándose con dos mujeres que ya conocía.

 

¾ ¿Tsunade-sama? ¿Kushina-san?

 

¾ Tanto tiempo ¾ respondió la pelirroja haciendo una leve reverencia, al igual que Tsunade. Se les notaba decaídas, Obito supuso por lo que había pasado con Shizune. ¾ Me he enterado hace unas horas de lo que le ha pasado a mis hijos.

 

Obito notó el tono desconsolado de la mujer, he inmediatamente les hiso pasar.

 

¾ No se preocupe, Kushina-san suturé la herida de Deidara y le di algunos analgésicos a pesar de que el golpe fue duro, no presentó nada más.

 

¾ Arigato, Obito-san ¾ respondió la pelirroja con una leve sonrisa para cuando el rubio llegó y abrazó a su madre.

 

Tsunade alzó la voz para preguntarle si sabía lo de Shizune a lo que él asintió. Tsunade dejó escapar unas cuantas lágrimas al igual que Kushina, mientras Deidara las abrazaba, pero ésta vez él no derramó ninguna, no quería hacerlo en frente de ellas. Sabían que sufrían mucho por la reciente perdida, y lo mejor era que ellas se desahogaran.

Obito caminó hasta la cocina, dando un poco de intimidad a la familia.

 

¾ No es necesario que se retire, Obito-san ¾ dijo Tsunade antes que éste alcanzara el pasillo, en ello llegaron a la sala Sai y Gaara, saludando a las mujeres. ¾ Creo que debemos llamar a la policía…

 

¾ Disculpe, pero estamos bajo amenaza. Madara dijo que si llamábamos a la policía…

 

¾ Usted sabe quien soy, Obito-san. ¾ dijo la rubia de forma fría.

 

¾ Por supuesto.

 

¾ Entonces sabe que si yo pido total discreción con éste caso no se armará ningún alboroto y por supuesto enviarán a los policías más entrenados y sutiles donde está Madara…

 

El moreno meditó durante unos momentos, ¾ Bueno si es así…

 

¾ Pero ante todo, necesito pedirte un favor… ¾ dijo en tono serio la rubia a lo que el moreno asintió. ¾ Además de ir a la policía, necesito que averigues la vida política de Madara… ¾ Éste le miró con curiosidad, pero dejando continuar a la rubia ¾ Tienes que averiguar esto cómo sea; porque de eso dependen muchas cosas….

 

El moreno le miró atento, observando de reojo a los presentes, pidiendo con un gesto de mano que la rubia le siguiera hasta la habitación de Sasuke. Fuera los demás se preguntaban en qué estarían pensando los médicos. 

 

 

 

 

 

 

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Sasuke tenía gran parte de su ropa manchada en barro, intentando andar agazapado entre las malezas de la casa, seguido de su hermano mayor, el que intentaba ayudarle a quitar algo de tierra de la ventana que daba al sótano.

 

Observó a Itachi pidiendo que le ayudase a abrirla, porque luego de girar la manilla, ésta estaba muy apretada, supuso por el pasar de los años y el desgaste. En cuanto lograron, sin hacer ruido, abrir la ventanilla, un hedor nauseabundo les dio de lleno a sus narices. Intentaron aminorarlo colocando su brazo alrededor de su nariz, pero no era suficiente.

 

¾ ¿Qué diablos…? ¾ Itachi sintió las ansias de vomitar, pero se controló como pudo, ya que sino con el ruido les notarían.

 

Sasuke le hiso un gesto para que bajasen, cortó parte de la manga de su camisa con los dientes y la usó de mascarilla para no inspirar el hedor, a lo que Itachi le imitó. El primero en entrar fue Sasuke, con paciencia ya que la abertura de la ventana era algo pequeña y la distancia entre ésta y el suelo era grande, luego de unos minutos finalmente bajó, hiso un ruido sordo al caer, pero se quedó quieto escuchando atentamente si es que alguien pudiese aparecer. La habitación estaba cerrada y era bastante oscura de no ser por la ventanilla y unas tres velas que la iluminaban, Sasuke rodó los ojos por toda la habitación intentando respirar de vez en cuando ya que el olor era insoportable, no había nadie en la habitación, cosa que también le extraño. Hiso un gesto para que Itachi bajara, el cual luego de unos minutos, bajó junto a él. 

 

¾ ¿De donde vendrá ese olor? ¾ le preguntó asqueado.

 

¾ Ni idea, no creo que sea de encierro es como si…

 

Pero Sasuke cortó sus palabras al tropezar con un baúl mientras caminaba, haciendo algo de ruido. Itachi rápidamente le tomó del brazo para que no callera, ambos se quedaron quitos unos buenos minutos, escucharon ruidos por el pasillo. Observaron de un lado al otro, habían unos muebles donde esconderse, pero no alcanzarían a llegar a ellos si alguien entraba en ese preciso instante. Suerte para ellos que los pasos en ningún momento llegaron a esa habitación, luego de escuchar otros pasos rápidos que se dirigían al final de lo que parecía un pasillo larguísimo, continuaron.

 

Itachi se dirigió rápidamente al cajón donde había encontrado esa nota incriminatoria, mientras encontraba algunas cuentas del banco de los Uchiha y unos trámites algo engorrosos que supuso quizás podían ser ilegales, en ello estaba cuando escuchó el leve gritillo de la persona que se encontraba a su lado.

 

Sasuke veía como su hermano se dedicaba a buscar, mientras él observaba con curiosidad el baúl, vio a un lado una especie de cuna, supuso que ahí debía dormir su hija desde que la secuestrasen. Se preguntó donde estarían Karin y la bebe, y por supuesto donde se encontraría Naruto, al parecer ese lugar era bastante grande y debía darse prisa, volvió su vista al baúl que le obstruía el paso, intentó moverlo pero notó que era casi imposible. Le pareció bastante extraño estaba puesto allí casi de forma intencionada, no era normal dejar baúles en medio de una habitación. Extrañado se agachó, de pronto volvió a sentir con más fuerza ese hedor nauseabundo, asqueándole. Lo observó durante unos segundos hasta que pilló el cerrojo, pero su mente no estaba y jamás estaría preparada para tamaña visión. Sasuke tembló ante la visión, esa imagen le dio tan de lleno junto al olor que no pudo evitar vomitar, tapó como pudo sus manos en la boca para no hacer ruido pero aun así dejó a un lado de él lleno de esa sustancia, Itachi al escucharle se dirigió corriendo hasta su hermano y a punto estuvo de vomitar al ver el cadáver, pero cerró el baúl de inmediato, aguantando con todas sus fuerzas el revoltijo en su estomago, ayudando a su hermano.

 

El menor vomitaba quizás lo último que había comido en ese día, mientras temblaba. Sus ojos dilatados ante la impresión… sin duda ese era el doncel que llevaba un tiempo perdido, ese cuerpo ultrajado, morado, con pestes encima, y sus partes intimas magulladas… ¿así es como se encontraría el cuerpo de Naruto cuando llegase a él?... si eso le habían hecho a aquel doncel, ¿qué podrían estar haciéndole al rubio?... pensó en el marido de ese doncel y supo que las muertes que el había tenido que siportar de su esposa e hija, no podían compararse a lo que ese hombre vería de lo que quedaba de su fallecido esposo. Su esposa y su hija habían muerto en el accidente de forma instantánea, no habían sufrido y sobretodo él no tuvo que ver sus cadáveres. En cambio ese hombre vería el cuerpo destrozado de quien tanto amo y tendría que vivir con el hecho que además de eso fue torturado hasta la muerte. Negó con la cabeza de un lado a otro, no se imaginaba realmente todo ese sufrimiento y no quería averiguarlo más, cerró sus ojos con fuerza al ver en su mente esa misma imagen pero no de ese doncel… sino de Naruto. La angustia le embargó, pero la mano en el hombro de su hermano le hiso abstraerse de ello.

 

¾ Sasuke; él no es Naruto.

 

Sasuke le miró con curiosidad, para luego lentamente relajarse y tragar con normalidad, tomando una manta que había en el lugar limpiando sus manos y boca. Itachi tenía razón, pero ahora sabía también a quienes se enfrentaba y la ira e impotencia se manifestaba en su corazón. Esos tipos eran unos viles y crueles asesinos, no tenían piedad y él tampoco la tendría con ellos. Recordó el don de Naruto y sus ojos se giraron al baúl, un pensamiento perturbador se asomó en su mente…

 

¾ Sasuke, he mandado un mensaje a Tsunade. Ya que ella llamará a la policía, les dije lo que encontramos.

 

Su hermano menor asintió desganado. El mayor le miró de forma curiosa, a punto estuvo de preguntarle cuando las palabras del menor le descolocaron.

 

¾ Ya se que quieren de Naruto…¾ Sasuke continuó ¾ ¿Te fijaste en los golpes de ése doncel?, ¿le viste la cara… o lo que quedaba de ella?

 

El mayor le miró sin comprender. Sasuke le miró de forma triste.

 

¾ Con ese doncel se descubrió el gen…

 

Itachi meditó hasta que logró recordar a ese joven en las noticias hace un año aproximadamente, aún así no comprendía a que se refería en concreto su hermano.

 

¾ ¿Entonces?

 

¾ Hay algo que deberías saber de los donceles, pero prométeme que esto quedará como un secreto solo entre tú y yo. ¾ dijo de forma seria, frunciendo el ceño, mirándole con intensidad, Itachi notó el aura que irradiaba de su hermano, por lo que asintió, supuso que debía ser importante. 

 

¾ Los donceles, su don al completo es, además de concebir, tener una habilidad extraordinaria en algo...

 

Itachi meditó un momento.

 

¾ Supongo que lo has notado… ¾ le dijo Sasuke, mientras pasaba por encima del baúl para llegar a la puerta. ¾ Ya que yo no soy el único que está emparejado con un doncel.

 

Itachi de pronto abrió sus ojos sorprendido, recordando dos hechos en específico.

 

¾ Deidara tiene una gran capacidad de análisis en cierto tipo de acertijos, supongo que por lo mismo se le da muy bien el arte, ve lo que otros no pueden.

 

¾ Entonces ése debe ser su don. ¾ Dijo el moreno preparándose para abrir la puerta que los conectaba con el pasillo ¾ Todos los donceles y algunos de los hijos que pueda tener, los tienen. En el caso de la familia Uzumaki, Naruto y Deidara lo poseen.

 

¾ ¿Y tú hija?... ¾ le preguntó curioso, pasando por encima también del baúl.

 

¾ Ella también lo heredó, está en su sangre.

 

¾ ¿Cómo te enteraste? ¾ lo detuvo antes de salir.

 

Sasuke le observó, ¾ Es un secreto médico y supongo que también de estado.

 

¾ Entonces, esa es la razón.

 

Sasuke asintió, sin tener que decir lo obvio.

 

¾ ¿Pero qué quiere Madara de Naruto específicamente?

 

¾ No lo sé, solo supongo que lo necesita.

 

¾ Pero, ¿por qué? Si tenía a éste doncel…

 

El moreno menor miró con tristeza el baúl.

 

¾ Eso solo lo sabía ese doncel y Madara. ¾ Sasuke terminó por abrir la puerta, cuando de pronto se escuchó un grito, Itachi se adelantó ante cualquier acción de su hermano. Ambos sabían de quién se trataba.

 

¾ Calma… ¾ le dijo Itachi en voz baja.

 

Sasuke cerró con fuerza sus ojos, Itachi tenía razón, tenía que concentrarse sino no podría llegar junto a Naruto y menos saber sobre su hija, observó de un lado al otro del pasillo, había otras cuantas habitaciones que se encontraban cerradas, necesitaría verlas todas, pero sus pasos solo lo llevaron a una en específico, caminando lentamente hasta la del final.

 

¾ Sasuke… ¾ le siguió su hermano, intentando detenerle. Los sonidos se hacían cada vez más cercanos. El moreno menor tragó saliva, sabía que debía abrir las demás puertas antes que esa, pero su corazón le imploraba por ir allí, y en cuanto la abrió levemente entendió el porqué.

 

Su hermano mayor estaba seguro que recordaría esa imagen de Sasuke toda su vida, jamás le había visto en ese estado, ni siquiera cuando tuvo que contarle la muerte de Sakura y su hija, supuso porque jamás había visto sufrir a alguien que amaba ante sus ojos. Las orbes oscuras de su hermano se dilataron y su cuerpo tembló a tal punto que las piernas dejaron de responderle y calló lentamente al suelo, Sasuke se llevó su mano a la boca mordiéndose el puño hasta hacerlo sangrar y las lágrimas desbordantes ante la visión, sin sonido alguno. Itachi se preguntó qué imagen había dejado a su hermano de esa manera y cuando volteó su mirada, comprendió en gran parte el porqué. Tan solo se quedó junto a él, sosteniéndole, impactado ante tal visión.

 

 

 

 

 

 

CONTINUARÁ

 

Notas finales:

 

Nota de la Autora:

 NO SE PORQUE LOS DIALOGOS SE PONEN EN SIMBOLOS!!! si alguien me puede ayudar, genial... tampoco se porque no me respeta las negritas :(

Una y mil veces perdón, por la demora en la actualización, pero arriba en las aclaraciones he puesto los motivos. Ahora tan solo queda la tercera parte del último capítulo. Tuve que hacerlo porque fueron demasiadas hojas, al fin estamos por finalizar…. Y como es así, no colocaré avance aquí abajo… para que se topen con la sorpresa del clímax y el final, jeje.

 

Espero que les haya gustado. De antemano muchas gracias como siempre por las lecturas y sus reviews.

 

El próximo capítulo estará subido dentro de dos semanas a más tardar, lo tengo listo asi que si o si estará :)

 

Como siempre cualquier cosa aviso en mi Facebook…

 

https://www.facebook.com/zafiroeindigo

 

¡¡Matta ne!!!


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