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" M y P l a c e " por zafiroeindigo

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Notas del capitulo:

Nota aclaratoria I:

“Vale aclarar que los personajes de Naruto NO SON DE MI PROPIEDAD sino de Masashi Kishimoto, como también algunos sucesos que ocurren en la película La Otra Tierra, ya que ESTE FIC SOLO ESTÁ INSPIRADO en algunos sucesos y no en su estructura argumental y visual; por lo que NO ES PLAGIO. Este fic ha sido escrito sin ánimo de lucro y solo por entretención, por lo tanto solo es de LECTURA LIGERA.”

Nota aclaratoria II:

Mis actualizaciones se realizan mayoritariamente cada 3 a 3/2 semanas, ya que cada capítulo contiene muchísimas páginas, por lo que la escritura demora un poco además de la corrección. De todas formas, siempre habrá un nuevo capítulo de acuerdo al tiempo que acabo de señalar.

 

Dada estas explicaciones, podemos continuar…

-  M y   P l a c e -

 

 

“ S A C R A M E N T ”

(Capítulo VII)

 

 

Por un momento Naruto pensó en detenerse, por un momento pensó que dar ese paso sería algo errado, pero los besos húmedos del moreno y su mirada demandante le hacían temblar, desechando cualquier idea que su sentido común quisiese darle.

El moreno le acariciaba a la vez que jaloneaba levemente los cabellos rubios, le gustaban su tacto en sus pálidas manos, era tan suave casi como tocar hilos de seda, observaba entre beso y beso aquel cabello; y qué decir de esos ojos azules, no sabría decir si fuesen penetrantes, porque ese no era el calificativo exacto para ellos pero sí podía apreciar tres cosas que le gustaban: La primera eran sumamente intensos, expresaban cualquier sentimiento y lo notaba al ver como se besaban y tocaban ya que los ojos zafiro mostraban un gran deseo pero por otro lado un cierto desapego algo que no comprendía muy bien, pero que aceptaba de igual forma, todo el misterio que rodeaba al rubio le era sumamente atrayente y por ello mismo había logrado estar con él. La segunda cosa que le gustaba del rubio era su entrega, sumamente apasionado, devorándole los labios con placer con una sensación de descontrol, sin una pizca de timidez, hasta casi desafiante, intentando apreciar quien lograba doblegarse ante el otro sin perder su esencia; no podía evitarlo, le encantaba. La tercera, simplemente ser el “Usuratonkachi”… la persona con la que quizás podía plantearse continuar su vida…

Ambos se observaron al mismo tiempo, en silencio separándose levemente, preguntándose entre miradas que si deseaban avanzar ya no había paso atrás. La respuesta simplemente llego en el momento en que Naruto acariciaba parte de las heridas del moreno. Notaba que unas eran recientes por los golpes de los tipos, pero otras eran cicatrices pasadas.

No pudo evitar sentir la culpa, pero no dudaría en aquel momento. Simplemente hiso lo que su corazón y alma le exigieron. Comenzó a besar cada una de las marcas, que él estaba seguro, le había provocado hace años en aquel accidente, Sasuke por su parte se apoyó en el respaldo de la cama, sintiendo cada una de las caricias del rubio, eran algo inexpertas pero con decisión, por lo que solo pudo sonreír. Era muy extraño para él que besase justamente los sectores en donde habían quedado las marcas de el peor día de su vida. Solo podía sentir como si aquellos besos lograran en parte hacerle olvidar aquellos momentos tristes.

Naruto continuó bajando hasta casi llegar a la zona íntima del moreno, pero éste le frenó de lleno, a lo que el rubio le miró algo confundido, pensando que quizás Sasuke no quería continuar. Por lo que se alejó levemente pero el moreno tan solo le agarró de la playera.

— Tranquilo, dobe.

Luego de decir esas palabras, Sasuke tan solo comenzó a despojarle de la playera. Dejando ver aquel bronceado torso, le llamó profundamente la atención algunas cicatrices de lo que supuso serían de algún accidente y otras que supuso serían de peleas en la cárcel, pero y por sobretodo una le llamó la atención, una cicatriz blanquecina casi en forma de media luna que rodeaba parte de su ombligo. El moreno acercó su mano hacia la cicatriz acariciándola, pero el rubio frenó de lleno la pálida mano.  

Odiaba esa cicatriz, realmente la aborrecía. Aquella era la marca que más le recordaba a sus peores años como presidiario. Aún podía recordar al tipo con el cuchillo dibujando aquella forma, los recuerdos malos comenzaron a embargarle, alejándolo del momento, cosa que el moreno notó. Por lo que tomó con sus manos la cara del rubio besándole desesperadamente en el acto, para luego separase y mirarle con decisión.

— Estas aquí conmigo, usuratonkachi. —

El rubio pudo notar la seriedad y la confianza que transmitía el moreno, haciéndole relajar. Sasuke tenía razón, por más que recordase o por más que las pesadillas jamás se disiparan; eran acontecimientos del pasado, y no congeniaban para nada con los que estaba viviendo en aquel momento.

Ambos continuaron besándose, probando sus cavidades y sus lenguas explorándose, reservando en la memoria cada rincón del otro.

Por su lado el rubio sentía desvariar ante las caricias del moreno pasar por su cuerpo, rosando sus botones rosados, moviéndolos ligeramente. Algo que le provocaba una punzada en su intimidad, se refregaba de vez en cuando contra esas manos, pero el rubio tampoco se quedaba corto tocando de igual forma el torso blanquecino del moreno, momentos en los cuales el de ojos ónix suspiraba, por consecuencia llenando de éxtasis al ojiazul el que no pudo soportar más llevando una de sus manos por debajo del bóxer apretados del moreno, tocando su endurecida y húmeda intimidad.

Sasuke no pudo evitar gemir, a lo que Naruto de pronto se sintió lleno de vida, lleno de fuerza. Ver al moreno en aquel estado y por su causa era sencillamente alucinante. Si alguien le hubiera dicho que ambos estarían en aquella situación luego de conocerse, hubiese llegado al punto de ofenderse. ¿Sasuke y él?... imposible por todo lo que los relacionaba, pero ahora resulta que los papeles habían cambiado muchísimo, ahora tan solo quería disfrutar de algo que para él era imposible. Entregarlo todo por el moreno, todo para que disfrutara. Muy en el fondo sabía que era una compensa pero no quiso pensar en una compensa de vida, de moralidad. Aquella era una compensa de entrega y una muy placentera ya que ambos disfrutaban.

Tan sumido en sus pensamientos se encontraba que no notó de pronto cómo el moreno tocaba sus piernas ascendiendo y colando su mano a ratos entre los bóxer. Naruto dio un gemido placentero; aquello era la gloria. Jamás se hubiera imaginado que un hombre le brindaría tanto placer.

Sasuke por su parte el sentía un descontrol que no había experimentado nunca. El ambiente caluroso, sus gemidos entremezclados y los roces al estar tocándose el uno al otro; tan solo hacia acrecentar su deseo por el rubio. No quería aceptarlo, pero finalmente cedió y por más que malgastara el nombre de su difunta mujer, o de sus anteriores parejas antes de ella, jamás había sentido esa casi enfermiza necesidad de consumar lo que allí se estaba formando. Aquella era la noche de ambos, nada ni nadie los sacaría de ese placentero encuentro.

La mano del moreno al igual que la del rubio se movían frenéticamente, dándose placer el uno al otro. Sus rostros a escasos centímetros, ambos gimiendo, hasta casi reprimirlos. Sus miradas equilibradas chocaban, observando el deseo y la entrega mutua. Naruto perdía su conciencia, en su mente solo estaba esa mano abrazadora enrollando su intimidad y moviéndola de arriba abajo. Su líquido comenzó a salir, por lo que la mano del moreno comenzó a mojarse, Sasuke deseaba probarlo, pero sabía que el clímax estaba próximo. Naruto en un momento sintió uno de los espasmos que lo llevaban a la pérdida de su cordura, pero aún mantuvo el ritmo con su mano dándole placer al moreno, cosa que colocó aun más lujurioso al moreno.

— Deja… Ah… déjame escuchar… do…be

Pero Naruto continuaba reprimiéndose, por lo que Sasuke comenzó a besarle y adentrar su lengua en esa cavidad. Notaba como Naruto se retorcía y al fin los gemidos de éste comenzaron a escucharse con más claridad, aunque estuviesen ahora besándose y dejando que sus voces se perdieran en la boca del otro.

— Ah… teme…

El moreno tan solo sonrió, aun en esas situaciones ambos orgullos no cedían.

— Ya no… ah…

— Ah… Lo se 

Sasuke y Naruto estaban a punto de llegar, pero Naruto al ver la mirada que le dio Sasuke comprendió en el momento. Naruto no quería llegar todavía, y ni corto ni perezoso Sasuke tampoco. Quería disfrutar más y culminar en una plenitud aun mayor que la que en esos momentos se entregaban. Por lo que ambos comenzaron a frenar sus movimientos. Los rostros de ambos se contrajeron en una leve mueca de dolor al no poder llegar a tan esperado ascenso.

Luego de retomar un poco el aire, no sabían que decir, hasta ni siquiera que hacer, solo siguieron lo que sus instintos y sentimientos le decían. Naruto ayudó a Sasuke a bajar su bóxer, mientras Sasuke imitaba el acto hacia el rubio. Al verse ambos como llegaron al mundo, tan solo pudieron sonrojarse. El cuerpo del otro les llamaba a explorarse, a conocerse en todos los ámbitos sexuales. 

Hasta que Naruto lanzó lo primero que vino a su cabeza.

— Es... mi… prime… — de pronto calló. Sasuke no tenía por qué saberlo, pero era la verdad. Sería su primera vez con un hombre, no pedía que Sasuke fuese delicado con él ni nada por el estilo. No era una mujer, pero tampoco le importaba mucho quien era el activo o el pasivo. Tan solo pedía a todos los dioses no equivocarse; de ello ya no había vuelta atrás. A pesar de todo, prefería decirle a Sasuke ese detalle ya que no quería incomodar al moreno por un error debido a su nula experiencia con hombres.

Mal que mal hace unos años odiaba ese acto entre hombres ¿y cómo no hacerlo?... en la cárcel había vivido algunas experiencias con el sexo, acoso, entre otras cosas y no le habían gustado para nada; pero sin lugar a dudas con el moreno era distinto y no quería estropearlo.

Sasuke le miró con unos extraños ojos de sorpresa. No creía que fuese verdad, pero prefirió preguntar:

— ¿Tú primera vez?

El rubio tan solo agachó la cabeza un poco sonrojado; asintiendo.

— ¿pero de verdad la primera? — preguntó aún incrédulo.

A lo que el rubio le miró con el ceño fruncido e inflando un poco las mejillas.

— ¡Por supuesto que no, Teme!, ¿¡qué te crees?! ¡Tengo 22 años dattebayo! Con mujeres sí, idiota... No soy un angelito.

Ante aquello, el moreno sonrió de medio lado observando la hombría aun mojada y semi enaltecida del rubio.

— Lo estoy notando, dobe. 

A lo que éste se sonrojó, para luego mirarle con ese rostro divertido. A lo que Sasuke sonrió y actuó de una forma que sin lugar a dudas al rubio le sorprendió. Sasuke le abrazó por debajo de sus brazos y lo atrajo hacia sí. Sus torsos chocaban, al igual que sus hombrías. Cosa que hiso sonrojar en demasía al rubio y reprimir parte de un gemido. Sasuke por su parte no lo reprimió, gimiendo en el oído de Naruto. Comenzó a moverse haciendo que ambos miembros se rosasen y empezaran a alzarse.

— Entonces tendré cuidado. — y así el moreno tomó parte de la esencia que había del rubio en ese miembro llevándola a la entrada y comenzando a estimularla.

—  ¿Tú ya lo has…? Ahh… — De pronto sintió algo distinto, un leve apretón que hacía que su entrada se contrajese pero de una forma distinta, entre placer y molestia. Sensaciones que le hacían ser algo inestable, pero no se atrevió a terminar la frase por la vergüenza que eso significaba, no quería tampoco entrometerse mucho en la vida del moreno y éste comenzara a ser reservado con él.

— Hai, no te preocupes… — decía intentando relajarle, y muy concentrado en su tarea.

— ¡No!... Ah… me mires… así, teme… Ah… no soy una nena-ttebayo.

— Lo sé… — dijo sonriendo de medio lado, los dos primeros dedos ya habían hecho parte de lo suyo. La entrada del rubio estaba tan apretada que su propio miembro pedía a gritos entrar en ella, Sasuke notó que de la puntilla del miembro del ojiazul comenzaba a descargar parte de su esencia. Sabía que el rubio no duraría mucho, pero quería que fuera la sensación más placentera que ambos pudiesen haber experimentado antes.

— Ah…. Entonces no digas eso… ah… es embarazoso. — se esmeró mucho más abriendo los dedos levemente, creando una especie de tijera para ensanchar aun más.

— Calma dobe, déjate llevar.

Y sin poder evitarlo más. Sasuke recostó a Naruto en la cama, colocó su mano un momento en el miembro de Naruto para estimularlo aun más, luego de unos minutos el rubio tan solo movía sus caderas para chocar con sus dedos, los gemidos eran de sumo placer, aunque los reprimiese. Fue ahí en que el moreno notó que el ojiazul estaba  listo.

De pronto todo acto paró, dejando al rubio aun suspirando y algo cansado. Sasuke levantó levemente una de las piernas del rubio notando que la entrada de éste palpitaba por la anterior intromisión, ya no aguantaba más necesitaba ese cuerpo tostado, sudado, lleno de cariño para darle.

Poco a poco se apoyó encima del rubio, tomó su propio miembro y lo llevó hacia éste. Sin perder en ningún momento la mirada con el rubio, por lo que éste en la primera intromisión se quejó levemente, cerrando un momento sus ojos con fuerza, pero Sasuke tan solo se detuvo. Sin alejarse, sabía que no podía y también sabia por la mirada que luego le lanzó el rubio que tampoco quería que se alejase, por lo que solo continuó.

— Tem… ah…. — tan solo quería que ese miembro entrase ya de una vez por todas. Le estaba molestando un poco, sentía su piel interna escocida, pero también sabía que eso sería normal en un principio.

— Calma…. — le habló en voz pausada, finalmente logró entrar completamente en el rubio; cosa que le supo a gloria. Jamás había experimentado esa presión tan placentera en su miembro, como también al notar que el cuerpo del rubio encajaba perfectamente con el suyo al estar recostados… quizás… tan solo quizás ese rubio que ahora le miraba intensamente para que continuase, era algo más que especial para el ojinegro.

Con esos pensamientos comenzó a consumar lo que su mente pedía a gritos, Naruto comenzó a sentir el escozor algo más doloroso, pero no quería decir nada. Sabía que aquello en un principio era normal, que debía relajarse para que todo siguiera en orden y cosa grande fue recibir los labios del moreno en su boca y la mano del ojinegro en su miembro. Sus ojos azules se abrieron desorbitantes, la sensación era tan fuerte en su cuerpo que le costaba demasiado reprimir lo que ahora sabía eran gemidos de puro placer, de tan solo querer sentir aun más al moreno.

— Sasu…ke… oh… no puedo… es…

— Mara…Ah… villoso… dobe — decía entrando una y otra vez en él.

Naruto temblaba completamente al igual que el moreno. De pronto Naruto tembló más de lo normal, su rostro se contrajo en una mueca de placer, antes no vista por el moreno, lo que provocó que Sasuke diera una estocada en el mismo lugar para ver de nuevo aquella expresión, lo cual consiguió. Sasuke notó como su propio miembro dentro de la entrada del rubio soltaba parte de sí al ver como éste disfrutaba. Era una adicción… en eso se estaba transformando Naruto para él.

Por su parte el Uzumaki sentía que llegaría pronto al clímax, aquellas estocadas y el ritmo en que el moreno le masturbaba le estaba llevando hacia la locura.

— No… no puedo….

— Espera… Ah…  usuratonkachi — Sasuke notando que el rubio estaba próximo salió de él, cosa que el rubio le miró confuso. Sasuke se recostó a su lado un momento. Naruto pudo apreciar que la herida del moreno estaba algo sonrojada por los costados, cosa que le preocupó, pero este tan solo movió su mano no dándole importancia. En aquellos momentos para el mismo moreno su herida era lo que menos le importaba. Tomó la mano del rubio y le indicó con la mirada donde debía colocarse. Cosa que hiso al rubio sonrojarse en demasía.

— Yo… — Naruto aceptó, subiendo encima del moreno, el miembro de éste último estaba sumamente alzado.

— Vamos dobe — Y agarrando con sus propias manos las caderas del rubio comenzó a bajarlo por su endurecida hombría. El ojiazul sentía morir y volver a la vida en aquella caída.

— Ah… Sasuke… — el moreno apretaba con fuerza la cadera del rubio ayudándole a subir y bajar, la entrada de Naruto estaba mucho más apretada que antes y al momento de bajar y la parte intima del rubio chocar con la zona pélvica del moreno le hacía gritar de placer.

— Ah… Naruto… — Sasuke se sentía dichoso, no había mejor palabra para describir aquel momento, ver como su miembro era consumido por esa apretada entrada era el paraíso y aun más al ver como las gotitas de esencia del rubio salían y le mojaban parte de su cuerpo. Sin evitarlo más y sabiéndose pronto al clímax, con una mano tomaba el miembro de éste y con la otra apretó uno de los botones del rubio. Naruto en aquel momento comenzó a llevar el ritmo, saltando sin perderlo. El que Sasuke le masturbara y le apretarse uno de sus puntos sensibles, además del miembro del moreno entrando en su cuerpo, las sensaciones eran demasiadas. Su cuerpo saltaba por inercia intentando llegar. Miró por última vez al moreno, éste le miraba de la misma forma, lleno de placer, lleno de ternura, lleno de satisfacción… y podría decir que hasta con… ¿Amor?

Amor como el que él sentía por Sasuke. No lo podía negar más, estaba enamorado del teme.

En aquel momento Naruto no resistió más, tan solo gimiendo el nombre de Sasuke, la sensación lo llenó de pies a cabeza, su miembro endurecido soltó toda su esencia bañando ambos cuerpos, con un temblor placentero.

Para Sasuke el mundo se detuvo en ese instante en que el rubio dejó toda su semilla redada entre ellos, ese miembro exquisito soltando y temblando completamente al venirse y esa entrada comprimiéndose a ratos, el momento en que aquella sensación de fricción y su nombre lleno de lujuria en la boca del ojiazul, Sasuke se vino dentro del rubio. Supo que esa noche, esa sensación de mutua entrega había sido la mejor de toda su vida.

La entrada del ojiazul continuaba apretando a ratos porque el temblor de éste aun continuaba. Sasuke notó que el rubio estaba sumamente cansado. Por lo que se levantó levemente y le tomó por la cintura. Con cuidado levantándolo de su miembro, haciendo que el rubio se recostase a su lado. Ambos aun con la sensación de placentera descarga por el mejor orgasmo de sus vidas.

Pero algo incómodos luego de caer nuevamente en la realidad… Sencillamente no sabían que decirse.

 

Pasados unos minutos y de un merecido descanso para retomar sus respiraciones, Sasuke se quedó aun quieto observando el techo, mientras el rubio un poco incomodo amarró la sabana a su cintura, buscando en el único mueble de la habitación ropa interior y algún pijama para el moreno.

— Encontré unos, ten — se los ofreció.

El moreno los aceptó, mientras Naruto se volteaba lentamente cuando el primero levantaba la sábana para colocarse la prenda. Sasuke ante este acto, sonrió autosuficiente. No podía creer que después de todo lo que había acontecido entre ellos, Naruto aún mostrara algo de vergüenza con él.

— ¿Por qué te volteas?— preguntó riendo. — No hay nada que ya no hayas visto, dobe.

— Ie, baka — El rubio algo sonrojado se volteó a Sasuke, no pensó que éste se diese cuenta de su actitud, pero él no era ningún cobarde, por lo que volteó apreciando como el moreno comenzaba a colocarse los pantalones con lentitud.

— Déja que te ayude.

— Ie. — dijo mientras terminaba de vestirse. Miró un momento al rubio, el que también le devolvió la mirada. Naruto no pudo evitar sentir algo de nerviosismo, el acto había conllevado un sinfín de sensaciones y sentimientos, pero… ¿ahora qué?

— Ven, dobe. — le pidió el moreno, extendiendo su mano para tomar la del rubio.

Naruto dudo. Su corazón le pedía a gritos continuar ante la tentativa del de ojos ónix, pero su mente tan solo comenzaba a atormentarle. Notaba en la mirada del moreno sentimientos muy sinceros, sabía que aceptar esa mano, no era solo para lo que quisiera hacer el moreno. Era aceptar la confianza que Sasuke estaba depositando en él y Naruto… ¿cómo le podría corresponder si se entregó a él sin ser sincero?

No sabía realmente si corresponder o no. Desvió levemente la mirada, en el fondo sabía que no debía tomar esa confianza, pero lo que no esperaba es que Sasuke se le acercara y le tomara de la mano, jalándole para que ambos cayeran sobre la cama.

— ¿Qué…? — pero las palabras del rubio frenaron ante la interrupción del Uchiha:

— Debo decirte algo…— la mirada ónix era intensa, la cual contrastaba con la extrañada del zafiro, — Puede que no sea el momento, demo… debo decirlo.

Naruto estuvo dispuesto a escuchar, ¿cómo negarse ante esa mirada sincera y penetrante?... Sin saber qué diría este, Sasuke se recostó en la cama, colocándose de lado, sin mirar al ojiazul. A lo cual el rubio le miró aun con más curiosidad.

— Puedes apoyarte en mi espalda, si quieres.

El rubio algo nervioso hiso lo que éste le pidió. Apoyando su cabeza en una parte de la espalda del moreno y pasando uno de sus brazos por la cintura de éste. Se acomodaron, algunos segundos pasaron amenazando con cortar el equilibrio del ambiente. Hasta que finalmente el ojinegro se dispuso a hablar:

— Mi esposa, y mis hijos murieron en un accidente de auto.

El rubio se tensó inmediatamente. De todas las cosas, que pasaron por su cabeza no pensaba que justamente esa noche le hablaría sobre Sakura, el hijo no nacido y Rin. Intentó no demostrar en ningún momento su nerviosismo, por lo que Sasuke continuó.

— Mi esposa estaba embarazada de unos tantos meses y Rin era apenas una niña.

El rubio cerró fuertemente los ojos.

No sabía quien estaba más conmocionado de los dos, si Sasuke contando su tragedia o Naruto escuchando de primera fuente a quien, según él, le había arruinado la vida.

— No tengo recuerdos de si haya pasado algo después de sentir ese horrible dolor por el choque. Luego de despertar del coma, dijeron que en el momento del accidente había podido hablar con alguien y que éste me había llevado al hospital, la verdad no recuerdo de quien fuera. Pero de haberlo sabido, lo más seguro es que le habría golpeado— el moreno pausó su relato.

Naruto tan solo poseía una de las miradas más tristes que se le podía apreciar. Daba en ese momento por primera vez gracias a los dioses, que Sasuke no podía verle la cara, ni éste a él.

— Al principio fue… — Sasuke paró un momento. El rubio tan solo apretó la mano del moreno con la suya, sabía que Sasuke quería ser sincero y a pesar de todo no se lo impediría. —…devastador. No tengo otra palabra, antes del accidente reía con mi esposa e hija y al otro día ya no estaban. No podía creerlo, jamás había experimentado una ira tan grande ante la persona que osó no dejarme morir…

El rubio sentía su corazón quebrarse ante las últimas palabras. La culpabilidad comenzaba a embargar cada célula de su cuerpo. Ahora sabía que el moreno no solo le odiaba por haberle arrebatado a su familia, sino por salvarle también. Sus ojos  comenzaban a aguarse, pero no se dejaría mostrar lágrimas ante Sasuke. No era quien para llorar frente a él. Por lo que colocó su otra mano en su cien y apretó con fuerza, intentando ni siquiera temblar ante las sensaciones que le embragaban. Sasuke continuó:

— y hacia la persona que me arruinó la vida.

El rubio reprimió como pudo un pequeño quejido. El moreno algo extrañado por no notar ningún comentario y solamente un abrazo fuerte giró levemente la cabeza, pero incapaz de ver hacia el rubio. Tan solo sentía como éste le apretaba la mano. Supuso que estaría algo impactado con la noticia.

— ¿Na…?

— Continúa, onegai.

Le interrumpió intentando que su voz saliera decidida, lo cual logró. Si la cruda realidad era la que le hablaba el moreno, prefería oírla por completo aunque su corazón escapase de su pecho a causa de las tristes sensaciones.

— Luego de despertar del coma, que fueron unos tantos meses, supe que el juicio aun no se había podido realizar porque yo no estaba en condiciones de testificar, por lo que al momento de encontrarme en condiciones de salir comencé a averiguar datos sobre él, pero no pude ya que era menor de edad y no me dejaban revisar su historial, ni nombre ni nada. Solo sabía que era un niño a poco de cumplir la mayoría de edad, que iba alcoholizado y algo drogado en su camioneta cuando impactó con mi automóvil. — se podía apreciar a leguas la energía negativa que expandía el moreno, pero aun así continuó:

— A pesar que era menor de edad, el juez rebatió en que no había muchas posibilidades de mandarlo a la cárcel por su edad, pero que a pesar de eso, el niño estaba dispuesto a asumir todo lo que dictaminase el juez, pero eso no redime nada. El que pagara era lo mínimo que se merecía. Finalmente logré junto a mi abogado que pudiera entrar a la cárcel aún siendo menor de edad. Cinco años y un día estuvo.

El rubio observaba con sus ojos totalmente opacos, sin brillo y sin vida la nuca del moreno…

— Ya se han cumplido los años… y quizás donde esté, solo espero que esos años hayan dañado parte de su vida. Solo eso puede compensar un poco lo que yo tuve que pasar.  

El rubio poco a poco dejó de abrazar la mano de Sasuke. Sabía en ese momento que el moreno estaba lleno de odio aún hacia él; sin que lo supiera. A pesar de las crudas palabras, no tenía como rebatirlas. Tan solo lo aceptaba, no había otra opción, pero en el momento en que iba alejando la mano, Sasuke habló:

— El juez me dijo que no se negó ante su ingreso a la cárcel y que no pidió abogado para defenderse. — el moreno dio una leve sonrisa, pero cargada de rencor, — Recuerdo que miré al Juez y le pregunté ¿qué quería que yo sintiera sobre eso?… ¿lastima?... ¿pena por un maldito mocoso irresponsable?...  tan solo me largué y el juez no pudo rebatir. Había cumplido lo que debía y ese mocoso pagó por lo que hiso.

El rubio se levantó de golpe, lo que hiso que el moreno se volteara a mirarlo pero solo pudo ver la espalda del rubio.

— Yo estuve en la cárcel Sasuke. — Naruto suspiró cansado. — y es el peor lugar en el que he estado. Supongo que también pagué en parte mi deuda-ttebayo. — dio una sonrisa cansada.

— Demo estoy seguro que tú no lo merecías…

El rubio dio una pequeña risa sarcástica, era casi irreal ver como aquel que despotricaba hace un momento sobre él, ahora le defendía.

— Tú no sabes nada.

El moreno se incorporó viendo la espalda del rubio, a quien sabía en esos momentos tras contarle todo; había llegado a querer. No sabía si fuese amor porque eso lo había conocido tan solo una vez con su esposa fallecida y no quería deshonrar su memoria, pero sabía que lo que sentía por el rubio era un cariño muy especial

— Puede que sí... demo, eres una buena persona. 

El rubio sonrió melancólico ya no soportaba todo aquello, sintió los brazos del moreno rodearle.

— A pesar de que hayas cometido un error, lo compensas cada día; dobe.

El rubio cerró sus ojos con fuerza apoyándose en el moreno. Aún estaba algo cansado por la sesión de amorío que habían tenido y por ahora la conversación, a pesar que sus nervios estuviesen a punto de explotar; el cuerpo lo sentía muy pesado. A lo cual el moreno notó:

— Duerme a mi lado, usuratonkachi. — Le habló al oído, mientras ambos caían en la cama. Sasuke apagó la lámpara y acarició durante un rato las hebras doradas del rubio, hasta que cayó dormido. Pero Naruto tenía sus orbes abiertas de par en par, sabía que esa noche no dormiría muy bien.

 

 

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El teléfono comenzaba a sonar de manera estrepitosa, haciendo que un rubio mayor de cabello largo se moviera frenético en su cama intentando en su sueño no escuchar ese sonido tan molesto. Algo enojado tomó su celular y apretó el botón contestar.

— ¿Mochi… Mochi?— preguntó adormilado.

Desde el otro lado se escuchó un bufido molesto.

— ¿Aún durmiendo?... eres demasiado perezoso. — En el momento que escuchó esa voz se levantó de golpe algo sorprendido y levemente sonrojado… ¡¿Qué hacia el mayor de los Uchiha llamándole?!

— Ie… Ie, no estaba durmiendo. — intentó carraspear para que su voz se mostrara más despierta.

— Hai, claro… — se mofó el Uchiha.

— ¿Por qué me llamas?

— ¿Doushite?... ¿No puedo?— volvió a mofarse. A lo que Deidara comenzó a salirle una pequeña venita en su frente que amenazaba con explotar.

— ¿Perdón?... ¡pero si tú cortaste todo conmigo!

— Más respeto, que le hablas a tu jefe.— Puso un tono más serio el moreno.

— ¿Por qué llamas?

Luego de unos segundos, el moreno habló: — El cerrajero terminó de arreglar la casa de Sasuke, de hecho estoy aquí, lo intenté llamar pero su celular estaba apagado. Supuse que quizás aun estaba con ustedes… ¿por qué está allí, verdad?

— Hai, hai… no seas paranoico. — intentó hablar con un tono ligero, Itachi era demasiado sobre protector.

— Bien, debería volver hoy en lo posible. No quiero que esté más de lo necesario en tu casa.

— ¿A qué te refieres?

— Ya sabes lo que pienso a pesar de todo. Solo acepté porque tu madre es médico.

— Perdona por lo que voy a decirte… — Itachi le iba a interrumpir, pero Deidara continuo, — Persona más terca y ególatra que tú… jamás había conocido.

— ¿Eso es una ofensa?— el tono en que el moreno preguntó fue uno muy extraño, al menos para Deidara, no pudo evitar sentir una sensación de calor en su cuerpo, dando un leve sonrojo muy enfadado por ello.

— Depende —

— ¿De qué…?

— Eres tan terco, que en este momento debes estar pensado que lo que te dije es un cumplido, pero no. Es todo lo contrario Itachi-sama. — habló en tono enfadado, refregándole en la cara que debía tratarlo de una manera demasiado formal y denigrante al menos para él.

— Hasta que al fin me hablas con respeto. — respondió con satisfacción.

— No porque quiera.

Pero el moreno cambió radicalmente de tema, — ¿No sé si revisaste la hora?

El rubio miró extrañado.

— Si demoras más de 40 minutos, te descuento un porcentaje de tu suelo; Sayonara.

Sin más colgó. El rubio sumamente enojado golpeó la almohada con todas sus fuerzas, gritando no muchas palabras de cariño hacia el mayor de los Uchiha.

 

 

 

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— Itachi fue bastante rápido con lo de la casa de Sasuke-ttebayo.

Naruto preparaba un desayuno ligero para el moreno, pero el rubio mayor le miraba atentamente ya que su hermano se notaba algo extraño. Su actitud era un poco torpe al tomar las cosas, y temblaba ligeramente. Allí pasaba algo, de eso estaba seguro Deidara.

— De todas formas Sasuke debe tener cuidado, nunca se sabe y esos tipos puedan volver.

— Hai — tan solo respondió, cosa extraña, ya que Naruto era muy comunicativo. Deidara algo preocupado iba a hablarle, pero les interrumpió en aquel momento el fuerte azote de la puerta de entrada.

Ambos algo asustados por el golpe se acercaron hacia la entrada. Suspirando algo más cansados, pero con una gran gota de estilo anime en sus cabezas por ver al habanero sangriento llegar a su hogar, no de muy buenos ánimos.

Deidara algo preocupado es el primero en hablar, no tan solo notó que estaba enojada. Su rostro mostraba algo más que eso, se le notaba un toque de preocupación.

— ¿Qué sucede, Oka-san?

Kushina caminó hasta encontrarse con sus hijos, cerró la puerta de la cocina. Tomó un vaso, se sirvió agua y bebió unas generosas bocanadas de ese hidratante. Sus hijos tan solo la veían caminar hasta sentarse en una silla, suspiró cansada. Las miradas azules de los tres, estaban atentas entre ellas.

— Esperábamos más tiempo para comenzar con el registro para los exámenes-ttebane. — dijo en un tono cansado la pelirroja.

Ambos rubios le miraron con curiosidad. La pelirroja miró a sus dos hijos de forma decidida.

— El gobierno exigió que se debe realizar desde mañana hasta dos días más, dentro de esos tres días todos los hombres entre los recién nacidos hasta los adultos de 46 años, tienen que hacerse el examen.

— ¿Qué pasa si por ejemplo, me niego?— preguntó serio Deidara. A lo que su madre negó con la cabeza.

— Te llega una orden, y pasas a detención hasta que te lo hagas.

— Comprendo, pero ¿qué pasa si también me niego?, incluso si estoy en detención.

— Un equipo médico sería mandado para que te hicieran el examen allí mismo, es sencillo.

— Quiere decir que no importa qué, estamos obligados.

Kushina asintió, para después tomar su bolso y sacar unos papeles. A lo que Naruto y Deidara le miraron extrañados.

— Esas son las órdenes de sus exámenes-ttebane, están programadas para mañana temprano.

Dejo ambos papeles enfrente de cada uno, mientras el otro lo sostenía en su mano.

— ¿Ese es para Oto-san? — Preguntó Naruto.

— Hai. — Respondió preocupada.

— Naruto, ¿por qué no le llevas eso a Sasuke?, se va a enfriar— Sugirió Deidara mirando la comida. A lo que el rubio menor asintió, se había olvidado aquello. Tomó la orden y la guardó en uno de sus bolsillos, mientras se retiraba con la bandeja del lugar.

Ambos esperaron hasta que el rubio menor estuviera lejos. Deidara se sentó frente a su madre, mirándole seriamente, apoyando sus brazos en la mesa de la cocina:

— ¿Qué pasa si Oto-san llega a tener el gen?

Kushina mordió una de sus uñas, para responder: — No podemos seguir juntos.

— ¿¡Nani?! — preguntó incrédulo.

Kushina hiso un gesto para acallar a su hijo mayor, — No es seguro, Dei-ttebane. — Intentó calmarle su madre.

— Lo sé, demo… ¿doushite?

— No lo sé. Supongo que sería lo mejor.

Deidara no dijo absolutamente nada, esperó a que su madre continuase.

— Tsunade me dijo a través de una de sus amistades, ¿recuerdas a Shizune, la que trabaja de abogada para Tsunade?

Deidara asintió.

— Bien ella está en el comité de abogados y se codea con algunos políticos. Sabemos que uno de los ministros, llamado Danzō ha formulado parte de las leyes que involucran a los donceles y sus hijos. El rango de edad es tan alto para hacerse el examen porque a los 46 años de edad la persona aún puede engendrar…

— Comprendo, demo… ¿qué tiene que ver eso entre tú y oto-san? — preguntaba Deidara algo confundido. Notaba la intranquilidad en su madre.

— Shizune comentó a Tsunade que una de las leyes que estaban discutiéndose en el senado era que los hombres casados que resultaran ser donceles, deben engendrar un bebe antes que el plazo de fertilidad termine.

Deidara no comentó absolutamente nada, estaba en shock ante ello.

— Obviamente muchos del senado no están de acuerdo, sabes lo moralistas que son. No van a aceptar que un matrimonio se rompa por esa razón, por eso lo único que Shizune sacó por conclusión es eso, para que Danzō pudiera ganar, sería que si el hombre casado resulta ser doncel tienen que divorciarse, para que así engendre.

Deidara apoyaba las manos en su cabello, negando con la cabeza, solo una palabra pasaba por su inquieta mente: “Insólito”

— Están arruinado una pareja, y no solo eso, sino una familia ya conformada.

— Hai, lo sé. Demo… no es seguro. La ley solo se está debatiendo.

— ¿Y si se hace? ¿Y si Oto-san tiene el gen?

Kushina se levantó de su asiento, para prepararse algo de comer.

— Tendremos que aceptarlo.

— Oto-san no lo va a aceptar.

Kushina tan solo asintió, no pudo decir nada más. Deidara observó el reloj de pared, notando que se le hacía bastante tarde para ir a la escuela, de seguro Itachi le descontaría parte de su sueldo.

Deidara tan solo tomó su morral y algunas cosas para después despedirse de su madre.

Kushina cortaba unos tomates, entre sentimientos de enojo y tristeza. Deseaba, rogaba a todos los dioses que ni sus hijos y tampoco su marido tuviesen el gen; porque sino…

Decidió ni siquiera plantearlo en su atormentada cabeza y continuó cortando los tomates.

 

 

 

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Naruto entraba a su habitación, se preguntaba que estarían hablando su hermano y su madre, tan solo esperaba que no fuese algo malo. Ya estaba cansado de sus propios remordimientos como también para enterarse de malas noticias. Sosteniendo con cuidado la bandeja, abrió la puerta, notando el sonido de la televisión.

Sasuke miraba la televisión con un rostro confundido, el rubio observó. Tsunade hablaba sobre la ley y otros asuntos…

— Les comunico que todos los hombres de esta ciudad, desde recién nacidos hasta los 46 años, deben realizarse éste examen, en los consultorios más cercanos, entre los tres próximos días y los resultados estarán dentro de uno o dos. Sin excepciones.

— ¿A qué se refiere, Tsunade-sama? — preguntó el periodista a su lado, cuando un hombre viejo y tuerto se acercó a hablar, el rubio observó el nombre del tipo que colocaban en una pequeña barra de color: “Danzō Shimura”, notó como Tsunade arrugaba un poco el ceño cuando éste le interrumpió.

— Yo puedo contestar a ello.

El periodista pasó el micrófono inmediatamente al político. Naruto entró a la habitación dejando la bandeja a un lado de la cama. Sasuke dio una rápida vista al rubio, pero Naruto continuaba mirando la televisión.

— Este examen como dijo Tsunade-san, es obligatorio.

— ¿Qué sucede si no puedo realizarlo dentro del plazo? — preguntó el periodista.

— Puede pedir una hora con urgencia al centro público más cercano.

— Comprendo, pero… ¿si no pido la orden?

— Llegará una multa a su hogar, y si no quiere pagar esa multa, desgraciadamente irá detenido para poder realizarle el examen. Es una obligación con derechos, es nuestro deber para la comunidad cuantificar a todos los hombres que posean esta… peculiaridad. Para conocerlos mejor, y que nuestra comunidad comprenda esa realidad.

Intentó hablar el hombre de manera tranquila y no en un tono despectivo, pero era más que obvio que las últimas palabras sí habían sonado peyorativas.

— Es injusto-ttebayo. — dijo enfadado el rubio.

— No solo eso, es ridículo. — argumentó el moreno. — ¿Por qué tanto problema con que unos hombres sean diferentes de otros?, solo ahora conocemos esas diferencias, antes existían sin que lo supiéramos, todos los hombres somos iguales, así hemos vivido durante milenios.  

Ante esto el rubio sonrió, Sasuke podía ser muy apático a veces pero le sorprendía gratamente que  el moreno no estuviese de acuerdo con nada de ello. 

El rubio aún algo inquieto le entregó la bandeja al moreno, el que comenzó a comer, para luego mirar al rubio.

— ¿Y tú, no comes?

El rubio negó, no se sentía muy bien como para comer. Aún tenía algo de sueño. No había logrado pegar ojo en toda la noche, el cansancio le estaba pasando la cuenta un poco.

— Tienes los ojos cansados.

El rubio inquieto solo rió intentando no darle importancia, rascando su nuca.

— Es que tuve unas pesadillas, no descansé muy bien.

El moreno asintió para seguir comiendo. A lo que el rubio suspiró. Sasuke comió un poco más, mientras Naruto le observaba, se le veía contento al moreno al comer. Naruto sonrió un poco, a pesar de todo lo que había dicho Sasuke, Naruto por un momento se sintió algo más tranquilo al notar lo entusiasmado que probaba su comida el moreno.

— Tú casa ya está lista-ttebayo.

El Uchiha dejó la comida para mirar las orbes zafiro algo cansadas.

— El cerrajero cambió todas las chapas y arregló la corredera de la entrada. Ya no tienes de qué preocuparte, teme. — le dijo mientras se agachaba a su lado, para retirar las cosas del moreno al notar que éste ya había terminado de comer. La mano de Sasuke se posó en el brazo de Naruto antes de poder levantarse, a lo que el rubio le miró confuso.

— Arigato — Pronunció despacio Sasuke, sus rostros estaban a escasos centímetros, hasta que el de ojos oscuros acortó la distancia, posando sus pálidos labios en los calientes del rubio, así ambos se fundieron en un placentero beso que por parte de Sasuke estaba plagado de gratitud.

Hasta que finalmente se separaron, ambos algo sonrojados.

— ¿Doushite?

El moreno tan solo sonrió de medio lado muy autosuficiente.

— Por complacerme.

El rubio le subió los colores a la cabeza, mirándole con el ceño fruncido y las mejillas infladas.

— No te acostumbres, teme. — dijo recogiendo las cosas.

— Hai… hai… lo que digas; dobe.

El rubio solo movió su cara en forma de simulado desprecio, para desaparecer de la habitación. A lo que el moreno tan solo sonrió pero no de forma petulante, sino sincera.

 

 

 

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Deidara camina por los pasillos de la escuela, luego de unas horas algo estresantes de su trabajo, ya que intentaba pensar en algunas cosas mientras dejaba a sus alumnos con algunas tareas pero los niñatos tan solo conversaban en su clase. Estaba un poco enfadado, kami-sama sabía que su meta no era dedicarse solamente a hacer clases, él aspiraba algo mucho mejor con su visión del arte, pero sus pensamientos fueron abruptamente cortados al doblar una esquina y toparse con alguien que hiso que todos sus papeles y algunos del contrario cayesen al suelo.

Incomodo Deidara iba a agacharse a recogerlos, pero la persona frente suyo los recogió por él, el corazón de Deidara se detuvo al mirarle. Era cruel, pero en ese momento no tenía ni una pisca de ganas por ver esa cara.

— Disculpa, Deidara. — dijo un pelirrojo mayor, dándole los papeles.

— Ie. Discúlpame a mí, iba algo distraído; gomen. — se rectificó Deidara con su colega, Sasori. Tomó las hojas, para retirarse de allí lo más rápido que pudiese, pero el pelirrojo le miraba con una mirada penetrante y sostenía fuertemente los papeles, sin que Deidara pudiese quitárselos. Ambos se observaron a los ojos.

— ¿Has pensado en lo que hablamos?... me pediste tiempo, y te lo he dado.

Deidara rehuyó su mirada, arrebatándole los papeles con fuerza, iba a continuar con su marcha, cuando el pelirrojo lo empujó levemente hacia la pared. A lo que Deidara le miró confundido.

— ¿Por qué ahora me rechazas?

Deidara bajó su mirada culpable, intentando no observarle.

— Las cosas han cambiado desde hace tiempo; Sasori.

Hubo un incómodo momento de silencio, para después escucharse un golpe. El pelirrojo había golpeado con fuerza la pared a un lado del rubio, el que miraba sorprendido la actitud del que estaba frente de sí.

— No eres nadie, Deidara. — El temblor del pelirrojo se notaba a leguas, a lo que el rubio le miró con tristeza. — ¡Nadie como para jugar así conmigo!

Pero Deidara no iba a permitir que hablase así de él, por muy dolido que Sasori estuviese.

— ¡Yo no estoy jugan…!

— ¿Qué sucede? — la voz grave del director les interrumpió en plena “conversación”. A lo que ambos se alejaron uno del otro.

— Los alumnos podrían verles, y supongo que todos coincidimos en que esa no es una actitud digna de imitar por mis estudiantes— se notaba un tono enfadado. No le había gustado nada ver lo que pasaba allí. Itachi tan solo paseaba por los alrededores cuando escucho el golpe. Al llegar pensó que el pelirrojo había golpeado a Deidara, pero al parecer no fue así, por lo que caminó lentamente hasta ellos escuchando parte de la conversación.

— Gomen, Itachi-sama. No volverá a ocurrir. — se disculpó Sasori, pero en ningún momento desvió su mirada enfadada del pelirubio. — Si me disculpa… — y sin más se retiro.

Itachi y Deidara se mantuvieron callados, hasta que  Sasori se perdió entre los pasillos. Itachi miró de reojo a Deidara, el que miraba hacia el suelo y sostenía sus papeles con fuerza. Algo preocupado se acercó al ojiazul; el que al escuchar su voz le observó.

— Si tienes algún problema; avísame. Soy el Director, que no se te olvide. 

El rostro de Itachi estaba bastante cerca de él, supuso para hablar más despacio, y que si alguien pasase no le escuchara, mal que mal era el director y tenía una imagen que mantener. Deidara por primera vez desde hace muchos días sonrió sincero a alguien, a lo que Itachi quedó impactado. Nunca éste le había regalado una sonrisa como esa, era sincera, pero al mismo tiempo notaba un leve suspiro a tristeza.

— Arigato, demo puedo resolverlo. — el aludido asintió. A lo que Deidara se alejó. Cada paso que Deidara daba se sentía más y más nervioso, algo sonrojado por la actitud que Itachi había tenido hacia él, y además ¿cómo no estar nervioso?... Notaba esa oscura mirada taladrarle la espalda mientras caminaba.

Itachi por su parte se preguntaba una y mil cosas con respecto al rubio, no podía evitar sentir algo extraño en su corazón… pero es que al ver como esos dos discutían y lo cerca que estaban, un fuego interno emergió hasta su garganta y acciones, las que se vieron reflejadas en la escena anterior. Tenía que calmarse. Deidara no estaba permitido para él, no podía y no debía pensar en él. Aunque tuviera que escribirlo con una aguja en su cabeza, debía tenerlo asimilado y no desvariar.

 

 

 

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Gaara terminaba de trapear una parte del pasillo, ya habían tocado para salir del trabajo y que los padres fuesen a buscar a sus hijos, al fin terminaba un laborioso día de trabajo en la escuela cuando su celular comenzó a sonar. Extrañado vio la pantalla, al ver el nombre dio una pequeña sonrisa, contestando en el mismo instante:

— ¿Naruto?

— Hai. Gaara, tengo la sinopsis de la historia para el cortometraje.

— ¿En serio?, ¿tan deprisa?

— Hai, es que por la noche no pude dormir bien, por lo que me levanté y comencé a escribir un poco. Eso si tengo unos cambios.

Gaara observó de un lado a otro, veía algunos alumnos pasar por lo que dejó la escoba y el recipiente a un lado de la pared, mientras se apoyaba para no entorpecer el paso de los alumnos por el pasillo.

— Dime…

— La historia es demasiado larga para que sea un cortometraje, por lo que la acortaremos y dejaremos un final abierto. — el tono de Naruto se notaba muy decidido, casi sin ganas de escuchar ninguna objeción.

— Bien, también pensaba algo parecido. — para la suerte del ojiazul, Gaara tenía la misma sensación.

— Hai, además de eso tengo algunas cosas que conversar, quiero terminar lo más pronto posible la historia, para que empecemos con la parte visual, ¿ne?

— Hai, yo tengo algunas cosas por escrito, que te las voy a mostrar. Nos vemos en la noche, y después del trabajo podemos conversar.

— Hai, ne Gaara…

— Dime…

Pero la atención de Gaara se desvió en ese mismo instante al apreciar como un niño que conocía bastante bien, estaba al parecer peleando con otros. Vió en un momento como uno de los niños le empujó, y el susodicho chocó con la pared.

— ¿Gaara?, ¿me escuchas? — el rubio le estaba hablando hace unos instantes, pero el pelirrojo estaba atento a la escena.

— Gomen-ne Naruto, tengo un problema. Nos vemos en el trabajo.

— Ok, que no sea nada grave.

En aquel momento, el pequeño niño comenzó a acercarse a aquel que le había golpeado, se apreciaba a leguas una mirada muy fría y llena de ira.

— Espero que no… — y sin más que decir Gaara cortó la llamada y caminó con paso apresurado hacia el lugar, algunos estudiantes veían la escena de reojo, pero preferían alejarse. Era tan solo una pelea entre infantes, ¿qué tan terrible podía ser?

— ¿Qué? ¿Vas a golpearme, inútil? — Amenazó uno de los niños al pequeño, pero éste tan solo continuaba mirándole con frialdad. Algo que le hiso enfadar al otro. — ¿y ese es tu gran ataque?, ¿una mirada?... — se mofó, al igual que los otros dos niños, pero el pequeño estuvo a punto de lanzar un golpe cuando una mano le detuvo.

— Kazuo, no vale la pena. — le miró serio Gaara a lo que el niño bajó su mano.

— Uy… ya te vino a salvar el empleado vagabundo… — volvió a mofarse el niño, pero los otros dos no se rieron. La mirada de Gaara podía intimidar hasta el más valiente.

— Bien, primero que todo… — se colocó enfrente del niño, a lo que éste dejó de reir al ver que Gaara era mucho más alto y con un aura imponente. — ¿Quién te crees tú para tratar a los demás así?, tus padres tienen dinero… sí y por eso mismo estas aquí. Pero ellos tienen fortuna; tú no, tan solo eres una extensión de ellos, no eres nadie, solo un acomplejado niño rico que tiene que tratar mal a los demás para superar sus complejos de inferioridad, porque quizás esos padres que tienes ni siquiera te dan algo de sus ocupadas vidas.

El niño miraba a Gaara con un rostro sumamente enfadado y lleno de odio.

— El sermón de un pordiosero no me interesa. Ve a fregar los pisos, que para eso te pagan— dijo el niño escupiendo el suelo.

Gaara tan solo sonrió altanero al niño.

— ¿Crees que tus padres no se van a enterar de esto?

— ¿No fuiste tú el que dijo que mis padres no estaban interesados en mi vida, porque las suyas eran más interesantes?

El pelirrojo tan solo se rió, a lo que los niños dieron un paso hacia atrás menos el que peleaba con él — y parece que no me equivoque, ¿ne?...— y con una leve risa le miró con seriedad, — Te delataste solo, niño.

El aludido tan solo volvió a mirarlo con odio, y de paso al pequeño Kazuo, el cual sonrió de una forma sumamente hipócrita, lo que hacía recordar la perfecta sonrisa de su padre. El niño abusivo estaba sumamente enfadado, pero tan solo se marchó con sus dos amigos, para luego virar:

— ¡Esto no se va a quedar así, idiotas!

Y sin más se fueron, a lo que Gaara tan solo sonrió, no iba a negar que le impresionaba ver a niños  violentos siendo tan pequeños, pero la única forma de bajar la violencia que esos niños proyectaban era minimizándoles; desgraciadamente no había de otra, tan solo así podrían ver en sus propias mentes cómo realmente eran.

Sintió de pronto un jalón en su overol azul, volviendo a la realidad.

— Arigato, Gaa-chan.

El mencionado tan solo sonrió, volviéndose a mirar al pequeño pelinegro.

— ¿Estás bien?

El niño tan solo asintió.

— Kazuo, creo que deberíamos hablar con Itachi-san sobre esto. — le dijo en un tono preocupado.

— Ie… no quiero que se entere. — Su tono sonó más con convicción que a una súplica.

— Pero esos niños llevan todo el año haciendo esto.

— No dire nada, Gaara.  — cuando el niño le llamaba por su nombre, Gaara sabía que el tema debía dejarlo hasta allí. Era sumamente terco.

— Bien, pero él y tus padres se van a enterar tarde o temprano, créeme. — le dijo mediando el tema.

— Se enterarán cuando yo quiera. — el niño le miraba con seriedad y valor, a lo que Gaara tan solo suspiró. De verdad era un niño llevado a sus ideales.

— Bien, pero prométeme algo…

— ¿Qué?

— Yo te retuve para que lo golpearas, ¿ne?

El niño tan solo asintió.

— Bien, este es un consejo. No debería… demo, supongo que en éste caso no está mal decírtelo.

El niño le miró curioso.

— Nunca debes golpear a alguien que ha sido malo contigo delante de personas que puedan delatarte. — El niño le miró curioso, Gaara se acercó aun más a él, como si le contara el secreto de la creación del universo, — Si lo vas a golpear, siempre busca aliados. — le guiñó un ojo, a lo que el pequeño Kazuo comenzó a reír.

— Gaa-chan, eres malo jaja…

Nunca esperaron que ambos fueran vistos por unos ojos negros, los que miraban muy curiosos la escena, preguntándose el por qué Kazuo le sonreía de una forma especial y porqué Gaara le hablaba como si fuese su héroe.

— Gomen… ¿me perdí de algo?

Ambos miraron hacia la voz, a lo que el pelirrojo se levantó alejándose un poco de Kazuo.

— Ie, oto-san… ¿doushite? — Kazuo estaba igualmente nervioso, esperaba que su padre no haya visto nada de la pelea que había acontecido hace un par de minutos.

— Por nada, pero… — Sai miró a Gaara durante unos instantes, el que la desvió levemente. Kazuo pasó su mirada entre ambos notando algo extraño entre ellos, pero no sabía qué… — ¿de qué hablabas con mi hijo, Gaara?

— Etto… — Gaara no sabía que decir. No quería delatar a Kazuo, y tampoco quería tener una conversación con ese hombre, por más que su mente y corazón quisieran.

— El me ayudo.

Ambos miraron al niño.

— Me tropecé porque el piso estaba mojado y Gaa-chan me ayudo a levantarme. Demo, fue mi culpa no fijarme. — dijo el niño. A lo que Gaara se sorprendió, ese niño sin duda tenía dotes interpretativas. Ni un solo atisbo de mentira. A lo que Gaara no pudo evitar lanzar una pequeña sonrisa al percatarse de su teoría.

— ¿Qué sucede? — le preguntó Sai curioso e interesado al ver la expresión del de ojos aguamarinas.

— Etto… nada, solo que su hijo es un niño muy educado. — Kazuo y Gaara se sonrieron, — No debería tener tanta condescendencia conmigo, Kazuo-kun. —

— No me digas así, Gaa-chan. — dijo con tono enfadado, no le gustaba que delante de las demás personas le tratara tan formal.

El pelinegro veía por un lado bastante sorprendido como su hijo podía hablar con tanta familiaridad con Gaara, su hijo no se daba mucho de ser simpático con desconocidos, por lo que pareciera Gaara y Naruto eran esas personas excepcionales a las que Kazuo trataba con cariño.

No pudo evitar el preguntarse el porqué, en ello encontró un motivo para interesarse aun más en ese misterioso pelirrojo, del que tenía una extraña sensación de haber conocido.

— Kazuo, ¿por qué no te adelantas?, iremos donde Sasuke.

— ¿oji-chan?

Sai asintió, — Tengo que hablar un asunto con Gaara y te sigo.

Kazuo estaba algo curioso, pero decidió no entrometerse, por lo que tan solo asintió.

— Nos vemos, Gaa-chan — se despidió mientras agitaba la mano y partía hacia el automóvil que estaba fuera de la escuela, Gaara y Sai le apreciaban hasta que se perdió de vista. En ese momento Gaara pensaba seriamente salir corriendo o dar alguna escusa, ¿por qué y para qué tenía que hablar ese hombre con él?

— Etto… yo…— los nervios lo vencieron queriendo dar una escusa rápida para salir volando de allí.

— Iré directo al punto. — le miró de foma seria a lo que Gaara le miró curioso.  

— Usted dirá, Sai-san.

El moreno se acercó hasta estar muy cerca del pelirrojo y mirándole fijamente.

— Yo te conozco. — más que una pregunta era una afirmación rotunda. A lo que Gaara desvió sus ojos de los oscuros.

— Ie, no sé a qué se refiere.

— Sabes que soy productor.

— Hai.

—  Mi memoria no es susceptible al olvido; se que te he visto antes. — insistió el moreno.

— Disculpe, demo… no deseo hablar de esto, si me disculpa... — dijo el pelirrojo intentando retirarse, a lo que Sai agarró su mano. Gaara se sorprendió ante ello, observándole. Ambos rostros muy cerca.

— ¿Por qué lo ocultas?— y por un momento Gaara tembló, sin saber qué hacer.

— Yo…

— Eres del anterior trabajo, ¿no? — le dijo convencido de conocerle.

El pelirrojo le miró de forma confusa.

— Eres el pelirrojo que trabajó en el set de mi última película como eléctrico, ¿no?— el de ojos aguamarinas le miró entre confuso y hasta algo decepcionado, sin duda tenía sentimientos encontrados.

— Ie, no lo soy.

Pero Sai notó una profunda sinceridad y algo más… entonces, ¿de dónde sentía que quizás le conocía?

— No puede ser. — miró fijo a esos ojos verdes. — Nunca había tenido esa sensación.

— ¿Qué? — le preguntó confuso.

— Yo sé que te conozco de antes.

— ¿Va a seguir con lo mismo? — suspiró cansado.

— Hai, hasta que me lo digas. — le retó con la mirada y su estampa.

— Entonces espere mucho tiempo sentado, porque la respuesta es simplemente no; usted no me conoce.

Y sin más liberó del agarre y se marchó. Sai observó como el pelirrojo entraba a la sala de auxiliares de la escuela, preguntándose realmente cual era el meollo del asunto.

 

 

 

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— ¡¡Konnichiwa!!— gritaron al mismo tiempo, a lo que Naruto levantó su dedo índice emitiendo un sonido para que ambos se callaran ya que su madre estaba dormida. De todas formas sonrió encantado, ahí frente a su puerta se encontraban Sai y Kazuo.

— ¿Cómo se encuentra Sasuke?— le preguntó mientras le entregaba un humeante tazón de ramen caliente como obsequio. A lo que el rubio sonrió entusiasmado. Sai y Kazuo entraron en la casa. Kazuo corrió hasta notar que en el living se encontraba Sasuke.

— ¡Oji-chan! — dijo contento mientras se lanzaba a él y le abrazaba.

Sai tan solo sonrió al ver como Kazuo le abrazaba.

— Mejor por lo que veo.

Naruto asintió con una mezcla de sentimientos al verlos a ambos, no podía evitar preguntarse qué hubiese pasado si el moreno hubiera podido continuar viviendo con sus hijos y esposa. Esto opacó no solo sus pensamientos sino también su mirada, lo cual no pudo pasar desapercibido para Sai.

— ¿Ocurre algo, Naruto? — le susurró algo preocupado Sai.

Naruto al verse descubierto, miró a Sai con una mezcla de susto e incomodidad, pero que la cambió de inmediato en una sonrisa casi nerviosa.

— Ie, permiso. No quiero que esto se enfríe — le indicó el ramen y se marchó a la cocina, pero Sai era experto en sonrisas falsas, sabía perfectamente identificar quien estaba mintiendo y quien no, simplemente sus pensamientos le decían que el rubio mentía.

Sai se concentró en Sasuke y Kazuo, mientras el pequeño le contaba omitiendo algunos datos lo que había hecho en el día y el menor de los Uchiha escuchaba atentamente.

Naruto volvió en ese instante, sin saber que decir ni que comentar, vio en la televisión que aún hablaban sobre los exámenes y el dichoso gen.

— ¿Cuando tiene hora Kazuo y tú para hacerse los exámenes? —

— Pasado mañana.  — contestó Sai.

— Comprendo.

— Realmente no me importa el resultado, si te soy sincero. — dijo Sai, con sinceridad observando el televisor. A lo que Naruto le miró con curiosidad.

— El ser doncel no me hace ni a mí ni a mi hijo mejor o peor persona.

El rubio ante esas palabras sonrió sincero. Sai le miró un momento, para luego sonreír de igual forma.

— Deberías mostrar más esas sonrisas. Las otras no te van, Naruto.

El aludido le miró algo confuso. Sai se alejó de él y se acercó donde Sasuke, se saludaron de un apretón de manos, mientras le hacia un gesto con la mano para retirarse, a lo que Sasuke asintió. Sai se llevó consigo a Kazuo y se despidió de Naruto. El que aún estaba algo intranquilo por las palabras de Sai.

Sasuke se levantó lentamente del sofá, tomó su abrigo para acercarse a Naruto. Cerró levemente la puerta, no quería por ahora que nadie le viese en ese plan con el rubio. Se acercó a él para darle un beso, pero el ojiazul tan solo viró levemente la cabeza. Haciendo que el moreno se detuviera. Naruto miraba hacia alguna parte con una mirada algo vacía, cosa que le extrañó a Sasuke, pero no quería incomodarle, por lo que tan solo se alejó un poco para mirarse.

— Nos vemos, dobe. Como siempre mañana desde las dos en mi casa — a lo que el rubio tan solo asintió.

Esperó a que Sasuke saliera y cerró la puerta de inmediato. Dejando al moreno con una extraña sensación, volteó su cara por unos segundos apreciando la casa del rubio. Algo extraño pasaba, no se sentía bien separándose en aquel momento de esa forma, pero no quería darle más vueltas al asunto. Mal que mal, mañana volvería a ver al ojiazul y podrían hablar sobre el tema.

Por su parte Naruto apreció desde parte de la ventana, como la familia Uchiha se retiraba y el sentimiento que tuvo no fue muy distinto al del moreno, algo no estaba bien en esos momentos. Suspirando, y decidido se juró a si mismo intentar sincerarse; ya había cumplido un paso y aceptar que estaba enamorado de Sasuke, pero… ¿eso tenía algún valor contando toda la historia que sucedía entre ellos?... Solo sabía que meditar el tema, no era tan solo suficiente.

 

 

 

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Sai y Sasuke tomaban unas cervezas, mientras Kazuo estaba en la oficina de Sasuke, jugando en el escritorio con su PSVita. Ambos escuchaban a veces los gritos enojados del pequeño al perder en alguna partida de juego.

Ambos conversaban sobre algunas anécdotas en sus trabajos audiovisuales, a veces reían, mientras en otras tan solo se enojaban al recordar ciertas malas experiencias. Hasta que finalmente Sai, sacó el tema que quería a la palestra.

— ¿Entonces pensaste si volvías al mundillo?

Sasuke durante unos segundos medito, pero finalmente al ver la casa y recordar ciertas cosas, miró con seguridad a Sai. Éste en aquel momento comprendió la respuesta. Sin si quiera decirla, ¿para qué?... era más que obvio que finalmente Sasuke había despertado de su letargo y lo agradeció infinitamente, no tan solo al tiempo que lo cura todo, sino al rubio que sabía que a Sasuke lo atraía hacia buenas y renovadas energías.

— Bien, no puedes volver de una forma muy caótica. Tienes que cuidarte, no sabemos porque ocurrió lo de hace unos días, y volver a la palestra de una forma avasalladora créeme no es lo mejor en estos momentos.

— ¿Qué sugieres entonces?

Sai dejó la botella de cerveza en la mesa, apoyando sus codos en sus rodillas y encorvando el cuerpo levemente, acercándose a Sasuke, quien no perdía la mirada seria de su primo.

— La mejor forma para que vuelvas es que seas jurado del próximo festival de cortometrajes de Konoha.

El moreno arqueó una ceja en señal de incredulidad.

— ¿Yo?... ¿Dando premios?... no sé si lo recuerdas Sai pero hace años que no filmo, ¿qué derecho tengo para criticar a otros?, además sabes que no me agradan mucho los festivales por lo mismo.

— Pero debes aceptar que se necesitan para que el mundo conozca a los nuevos directores y demás que están surgiendo en el medio.

— Al principio sí, pero después no. Los festivales grandes al menos, son solo un lugar pomposo y lo que menos les interesa es quien gana qué y porqué; sabes tan bien como yo que todo se convierte en un vil evento de paparazis.

— Lo sé, Sasuke. Lo entiendo perfectamente, al menos esa parte. Pero en el festival que participarás no es un evento colosal y lo sabes. Tan solo premiaremos lo nuevo y lo que valga la pena, como siempre.

— Espera… ¿tú en que área estás allí?— le miró algo desconfiado.

— Je… me conoces bien, ¿no, itoko? — sonrió de forma característica.

Sasuke le miró seriamente esperando una respuesta.

— No me mires así, soy tan solo un productor que participa también del jurado. — dijo humilde, cosa que a leguas era una colosal falacia. A lo que Sasuke le miró con el ceño fruncido.

— Bueno, me tocó reunir al jurado. — dijo sincero.

— O sea que eres la cabeza.

— Algo así, al menos este año me escogió la asociación.  

— Con razones vienes a pedírmelo. Todo para tú beneficio, ¿no? — se cruzó de brazos, desconfiado.

— Creo que es lo mejor, Sasuke. — dijo sincero.

A lo que Sasuke meditó:

— Detesto estar de acuerdo contigo en esto y tienes razón, pero… ¿Cuándo son el límite de las postulaciones?...

— Dentro de tres meses, y el evento se dará en seis meses más. El día del festival se dará a conocer los resultados.

— Pero sabemos que deberán decirse antes.

— Ie. Los demás miembros de la organización y yo queremos que se enteren el mismo día.

— ¿Doushite?... nunca se hace de esa forma. — le miró curioso.

— Esta vez seremos la excepción a la regla. — sonrió, Sai.

Sasuke asintió mientras meditaba.

— Me parece interesante.

— Bien, brindemos entonces.

Ambos tomaron sus cervezas y las elevaron a la misma altura.

— Porque volviste a nacer. — habló Sai.

— Porque continúo. — y ambos brindaron.

Tomaron durante un largo rato mientras comían algunas cosas, mientras Kazuo pasaba a la cocina, sacaba de la estantería algunas golosinas y volvía a la habitación a jugar con su consola portátil, mientras veían durante algún rato la televisión, Sai le preguntó a Sasuke:

— Le he dado vueltas al asunto y no se me ocurre el porqué entraron.

— Prefiero no pensar en eso; Sai.

— Deberías y no solo por lo que pasó.

— ¿Doushite? — preguntó intrigado el dueño de casa.

— Siempre había querido preguntarte… — Sai le miró de reojo, — ¿No has escrito algún guión durante todos estos años?

Sasuke rehuyó la mirada, pero finalmente contestó, — Algo así.

— ¿Tienes libretas anotadas?

— Hai.

— Ahí está el meollo del asunto, itoko.

Y sin más Sai se levanto. Sasuke le miró curioso, ambos entraron a la habitación y vieron a Kazuo aun jugar.

— ¿Kazuo, por qué no vas a jugar al hall?... Tenemos que ocupar la oficina.

El pequeño tan solo acepto y salió sin despegar su vista del portátil. Sasuke y Sai entraron y dejaron la puerta a medio cerrar.

Sasuke comenzó a recoger algunas cosas que estaban desordenadas.

— Está algo enviciado con ese juguete, ¿no te parece?

— No me parece mal. —

— ¿A qué te refieres?

Sai solo sonrió, pero de esas típicas sonrisas falsas. — Secreto.

Pero Sasuke no cuestionó más allá. Quizás que tenía pensado, tan solo esperaba que algo bueno. Sinceramente a él no le agradaba mucho que el pequeño Kazuo estuviera tan ensimismado en el mundo de los videojuegos, le recordaba que a su hija fallecida también le sucedía lo mismo y sentía que aquello no era muy sano.

— ¡Sasuke! — escuchó el grito de Sai, devolviéndolo a la realidad. Estaba muy inmiscuido en sus propios pensamientos.

— ¿Nani?

— Decía que tienes demasiadas libretas.

— Hai, lo sé.

— Algunas son un poco desconcertantes.

Sasuke le miró de reojo demasiado serio para lo habitual.

— No te recrimino, es lo normal después de lo que pasó, pero si te soy sincero esto es muy oscuro.

Sasuke tan solo continuó registrando sus cosas.

— Supongo que querían robar mis premios, material extra sin editar de algunas de mis películas y venderlos al mejor postor.

— Ie — decía su primo, hojeando una libreta. Juntándola con unas otras, alineándolas. — Tienes un material importante aquí, Sasuke.

Su primo tan solo le observó extrañado.

— ¿A qué te refieres?

Sai lo observó durante unos segundos, preguntándose a si mismo hablar o no. Movió levemente sus labios pero finalmente soltó cualquier cosa para no continuar con ello. Supuso que no era el momento.

— Lo único que te puedo decir es que guardes tus libretas en un lugar más seguro.

— ¿Más seguro?

— Hazme caso por una vez. — le dijo muy serio. Cosa extraña en su primo, que siempre era bastante relajado. Supuso que si le decía aquello era por algo.

El celular de Sai sonó por unos momentos. Al sacarlo de su bolsillo apreció que Karin estaba llamándole, Sai puso una cara de pocos amigos. Algo que le resultó sumamente extraño a Sasuke, Sai jamás se ponía así por una llamada de su esposa, a pesar de como ella le trataba Sai continuaba allí, fiel a ella; cosa que sinceramente a su primo no le agradaba.

Para ser honesto Karin no era más que una simple amiga para Sasuke, en algunos momentos cargante, pero tenía algo… no sabía si llamarle don, ya que eso era muy exagerado, pero era buena en lo que hacía, a pesar de su temperamento. Pero aquello no lograba compensar lo exacerbada de su personalidad. Siempre se había preguntado, incluso cuando Sai y él estudiaban en la universidad la carrera que tanto amaban… ¿Qué había visto Sai en esa chica?

En un momento recordó las razones: La primera, era una gran estudiante. La segunda, una de las alumnas más populares y atractiva. La tercera era la delegada representante de la carrera de Actuación. Supuso que eran razones de peso para que cualquier estudiante callera rendido a sus pies… ¿Pero por qué  tenía que ser justamente su primo?...

Sai se encontraba anotando en aquel momento en una libreta, mientras veía las de Sasuke durante unos momentos, y alineaba algunas y otras no. Se le notaba muy concentrado, muy trabajólico. Así era Sai y sabía que así sería hasta el último día de su vida. No pudo evitar recordar más cosas…

Sencillamente ni en ese entonces y ni siquiera ahora lo podía aceptar del todo; la relación entre Sai y Karin. Tan distintos, ambos no congeniaban a su parecer, pero en aquella época su primo no quería darse cuenta de esto. Lo único que Sasuke agradecía de Karin, y por lo que siempre toleraba sus desmadres era que la pelirroja había sido la mejor amiga de su difunta esposa. Por lo que le contaba en esas épocas Sakura. Karin y ella habían sido amigas desde la escuela en la capital, pero en el momento de entrar a la universidad, Sakura logró entrar en Konoha y al parecer Karin no pudo soportar la idea de quedarse sola y viajó con ella para entrar a la misma universidad, en diferentes profesiones claro; pero siempre juntas.

Cuando Sasuke conoció a Sakura, fue una sensación compleja que no había podido experimentar nunca antes, intentó hablar con ella pero Karin siempre intentaba coquetearle y desviarlo de la pelirosada, y cosas por el estilo. Hasta que él finalmente le dijo que estaba enamorado de Sakura y no de ella.

Al momento en que Sasuke comenzó a ser novio de la pelirosa, Karin estaba muy apática no solo con él, sino que también con Sakura. Al parecer no soportaba la idea que ambos estuvieran juntos. Cada vez que veía a Sakura le lloraba, o le lloraba a él a ratos, diciéndole que no podía creer lo que ambos le había hecho. Sasuke nunca comprendió ni en ese momento, ni nunca, a qué se refería.

En aquellos tiempos Sai estuvo con Karin, intentando ayudarle a superar su decepción amorosa y demás problemas; hasta que finalmente ambos se hicieron grandes amigos y poco a poco aquello comenzó a transformarse en algo más.

Sasuke recordaba muchas escenas que habían sucedido en la universidad y al salir de ella, escenas que reunían a los cuatro, algunas alegres, otras complicadas, unas satisfactorias y otras dudosas.

Solamente había una razón del porque a pesar de todo, Sasuke no tenía corazón en tratar mal a Karin.

Porque por más que no le cállese bien, en el momento en que Sakura, Rin y el bebe que esperaban murieron, la pelirroja cayó en un estado tan depresivo como él. Lo que más le agradecía a Karin era el hecho de que le apoyó todos esos años y él también en cierto modo a ella; pero últimamente la chica estaba cambiando mucho, siempre había sido altanera y con un ego de los mil demonios, pero ahora había algo distinto. Tan solo esperaba que no fuese algo malo… algo que les afectara a todos de muy mala forma...

— ¡Terminé!— gritó Sai contento al terminar de leer algunas las notas y anotar otras en la suya propia. Sacando de paso a Sasuke de sus recuerdos y pensamientos.

— ¿Nani?

— Harás un guión con esto.

Le indicó solo algunas de las libretas, a lo que el pelinegro le miró confundido.

— demo…

— No me discutas. — Sai, escuchó como nuevamente su móvil sonaba, pero decidió no ponerle mucha atención. — Necesito que investigues y hay cosas que mejorar. Están todos los elementos, pero faltan otros; solo eso te puedo decir por ahora itoko-chan.

Sai le dio una palmada en la espalda a Sasuke, saliendo de la habitación. El aludido algo confundido decidió seguirlo.

— ¡Nos vamos, Kazuo!—

— ¡Ok!, ¡nos vemos Ojichan!— Kazuo se acercó a Sasuke y le abrazó con cariño, cosa que éste agradeció devolviéndole el abrazo. Ambos sin más se despidieron.

Sasuke por su parte se volvió hacia su oficina, apreciando sus notas, no comprendía bien que había querido decir Sai con todo aquello, no podía crear un guión con tan solo algunas de las ideas de las notas, pero tampoco quería desechar la proposición de Sai, se juró a si mismo que lo pensaría.

Se retiró del lugar para ir a comer algo, cuando vio unos tantos potes de ramen en la cocina, la imagen del rubio revoltoso se abocó en su mente, se preguntaba cómo le estaría yendo en el trabajo aquel día. Esperaba que bien, luego de unas horas le llamaría.

 

 

 

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Aquel día el bar no estaba tan lleno como el anterior. Agradeció aquello en el fondo de su corazón, así podrían cerrar antes, le gustaba trabajar allí y más aún estando al lado de sus dos amigos de escuela y de su mejor amigo, pero no había podido en todo el día quitarse esa sensación de malestar que traía. Sus pensamientos se entrecruzaban, y sin duda le pasaron factura. Ya que erró en tres pedidos, disculpándose en el acto. Independiente que su cabeza fuera un remolino, los problemas debían estar encerrados luego de las horas de trabajo. Ya que si no, no podría concentrarse. Naruto recogía unos vasos vacios de una mesa y de paso limpiaba. Un hombre se sentó inmediatamente en una de las que el rubio atendía.

— Enseguida le atiendo señor. — dijo cortés mientras terminaba de limpiar, pero el hombre no le dijo nada, tan solo le observaba atentamente, algo incomodo porque el tipo no le dijese nada, el rubio levantó la vista y lo que vio no le gusto para nada.  

Era un tipo de cabellos largos y sumamente negros, y una mirada penetrante de igual color. Algo que no pudo evitar recordarle a ciertos morenos que conocía tan bien, pero la mirada de éste hombre no solo era afilada y zagas; le miraba con un interés más que particular.

— Trae un Whisky, onegai. — le pidió con cortesía, a lo que el rubio se levantó y accedió. Pero notaba como tenía la mirada de éste fija en él, se volteó levemente y apreció que el hombre le miraba de arriba hacia abajo. Algo que sin duda le produjo escalofríos, odiaba ese tipo de miradas.

Apresurado entró en la cocina, sacando un whisky de la alacena, lo abrió con dificultad, mientras vertía el líquido en un vaso lleno de hielos.

Gaara en aquel momento entraba, para notar como al rubio le temblaban ligeramente las manos mientras servía esa bebida. Con cautela se acercó hacia él.

— Naruto, concéntrate. — tan solo le dijo, quitándole la botella y terminando de llenar el vaso por el rubio. A lo que éste suspiro. — ¿Qué sucede?

El rubio mordió ligeramente su labio inferior, mientras tomaba la botella de whisky y el vaso.

— Luego hablamos-ttebayo — le dijo al pelirrojo mientras salía por la puerta, intentando no toparse con sus compañeros y provocar un accidente. Gaara se quedó mirando algo intranquilo la puerta, sin duda allí pasaba algo extraño.

— Gomen por la demora — dijo el rubio mientras dejaba el whisky y el vaso en la mesa del imponente hombre, pero en aquel momento el hombre le tomó de la mano. Haciendo que el rubio en el instante se tensara. El hombre se acercó a su rostro.

— ¿Uzumaki Naruto, no?— el rubio se impresionó al escuchar su nombre.

— ¿Cómo… — intentó formular.

— Es un placer conocerte. — Le interrumpió el de ojos negros, pero su mirada cambiaba a una extraña, hasta algo desconcertante.

— ¿Nani? — el rubio intentó ligeramente soltarse, pero el hombre no le dejaba. Se dijo a si mismo que se calmase, que no tenía de qué preocuparse, aquel era un lugar seguro, no pasaría nada. Con tranquilidad formuló la pregunta: — ¿Quién es…?

— Puedes retirarte. — el hombre tan solo le soltó y cambio inmediatamente su mirada a una algo más indiferente, pero el toque invasivo era presente.

Naruto tan solo se retiro hacia la cocina, siendo levemente golpeado por otros compañeros que llevaban sus ordenes, el rubio se disculpó de paso, su rostro estaba algo pálido… su cabeza daba una y mil vueltas, hasta que de pronto sintió una mano en su hombro.

— ¿Na… Naruto-kun?— Hinata le miraba algo asustada al notar la mirada confundida del rubio.

Naruto tan solo intentó tranquilizarse, para luego dirigirle la palabra.

— Gomen, Hinata.

— ¿Qué te sucede? — el rubio medito un momento. ¿Valía la pena decirle?... no, quizás no. Pero también era cierto que aquel lugar lo frecuentaban personas importantes, quizás sabía quién era ese sujeto.

— Hina-chan…

— ¿Qué sucede, Naruto-kun?

— Necesito que des una mirada hacia los clientes-ttebayo.

— ¿Demo, doushite?

— Necesito saber si conoces al cliente que está sentado en la mesa 22 — la mirada del rubio era muy decidida, cosa que Hinata le pareció extraño, pero también le notó algo nervioso, aunque su mirada denotara seguridad, sus ojos reflejaban un leve toque de nerviosismo.

Hinata tan solo asintió. Mientras salía a espiar al dichoso cliente. Naruto la esperó lo que fuese necesario durante al menos unos segundos. La Hyuuga paseó por el lugar, algunos le felicitaban por el pub, a lo que ella correspondía. Mientras otros tan solo la miraban pasar con profundo interés ¿y cómo negarlo?... la chica era muy delicada y con una silueta de ensueño. A pesar de su timidez, la ojiclara paseaba por su local con gran estampa. Estaba orgullosa de lo que ella y Neji habían logrado.

Al llegar a la barra notó de lejos la mesa nombrada. Observó unos momentos al aludido, el cual observaba a los que cantaban en el escenario. Era muy extraño que la Hyuuga no le reconociese, podía estar segura que conocía al 95% de las personas que se encontraban en aquel lugar ya que la mayoría eran personas de influencia y algunos artistas y gente famosilla, fue por esas mismas razones que le resultaba extraño el hombre de la mesa 22… sentía que le había visto en algún lugar, pero no sabía donde… y en ello fue pensando mientras volvía a la cocina.  Hasta que al abrir la puerta, volteó ligeramente para verle desde lejos. En ello apreció que poseía un anillo con un símbolo rojo… uno que había visto con anterioridad.

— ¿Y bien, Hinata?—

— No le conozco. —El rubio se sintió frustrado al notar la sinceridad de su antigua compañera de clases, pero la Hyuuga aún no terminaba la frase, — Lo único que aprecié es que tenía un anillo que pertenece a algo importante de nuestro país.

El rubio le miró con curiosidad.

— No recuerdo en este momento a cual, gomen ne. Demo, si lo averiguo te lo diré.

—Arigato, Hina-chan — le habló con gratitud a lo que la chica sonrió.

 

Las horas pasaron hasta que finalmente los clientes se retiraron. Para su suerte ese misterioso hombre se retiró mucho antes del cierre del local. No sin darle una mirada al rubio y luego dejar la propina. Cosa que sorprendió a éste, porque aquello era sumamente elevado. No quería recibirla por lo que dejó parte de esa propina en otras mesas para que los demás meseros tomaran el dinero.  Algo más tranquilo, comenzó a ayudar hasta que luego de una media hora, todo estaba arreglado y comenzaban a retirarse. Los únicos que se ofrecieron a cerrar el local fueron Gaara y Naruto, los que conversaban, Gaara bebía una cerveza, mientras el rubio una bebida sin alcohol.

— Comprendo, Naruto — dijo Gaara mientras apoyaba una mano en el hombro de su mejor amigo. Tras escuchar que Naruto y Sasuke habían avanzado en su relación. — Sabes que no voy a juzgarte.

El rubio asintió mientras tomaba un poco de su bebida.

— Solo te haré una pregunta. — le dijo de forma seria.

El rubio le miró intrigado.

— ¿Estás arrepentido de lo que pasó entre Sasuke y tú?

El rubio meditó unos momentos, era la pregunta que carcomía su mente durante gran parte del día y por ello mismo había tenido todas esas horas para aclararla. No podía evadir la realidad, por más sentimientos adversos que se enfrentasen en su mente.

— No — respondió sincero.

El pelirrojo sonrió levemente. — Me alegro.

El rubio le miró sorprendido. Esperaba que Gaara mínimo le regañase por ello.

— El primer paso es aceptar los sentimientos.

— Demo… — el rubio se acomodó mirando fijo a Gaara, su mente rogaba por una solución. — Eso no me hace sentir bien tampoco.

Gaara sabía que estaba tocando un tema delicado, por lo que tan solo hiso que Naruto intentara continuar— ¿Por qué…?

— Yo maté a su familia — el rubio agachó su mirada. Gaara solo calló para que éste continuara. — Y en este momento estoy siendo un vil mentiroso dattebayo. — dijo apretando parte del mantel con el que sus manos se encontraban jugando hace unos segundos.

— Nos entregamos el uno al otro, pero yo no fui sincero y él sí lo fue conmigo… él me contó todos sus sentimientos luego de que despertara del coma. Gaara… — su voz tembló levemente, pero inspiró con fuerza para continuar, bajo la atenta mirada de su amigo, Naruto levantó su mirada azulina algo opacada; — ya no lo puedo soportar más.

— ¿Qué piensas hacer?... — preguntó Gaara algo preocupado, pero presintiendo la obviedad del asunto. Notaba a pesar del miedo a decir la verdad, también una decisión, una decisión inminente  e inapelable en la mirada zafiro. 

 

 

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Ambos hermanos rubios estaban sentados en una gran sala de espera dentro de un Hospital. La sala estaba repleta de hombres esperando su turno. De pronto el padre de ambos se acercó para sentarse al lado de sus retoños, observó en la pantalla los números, iban en el 88, ya el próximo sería el turno de los tres. Ya que entraban a realizarse los exámenes como familia.

— No deben estar nerviosos, chicos.

— No lo estamos Oto-san. — Argumentó Deidara el que solo esperaba que la hora pasase pronto, para irse de aquel lugar.

De pronto vieron a la inconfundible pelirroja llegar hasta ellos, con un listado en la mano. Saludo a Minato con un beso en los labios, ambos expresándose mucho amor y mucha fuerza, pasase lo que pasase.

— Es su turno. — En el rostro de la Uzumaki se remarcaba la incertidumbre, pero sus hijos abrazaron fuertemente a su madre dándole ánimos.

— Tranquila Oka-san, Kami-sama sabrá que es lo mejor para nosotros, supongo — dijo Deidara intentando ironizar, pero también reconfortarla, a lo que Kushina le dio un pequeño coscorrón en la cabeza, para luego abrazarle y asentir.

Los  cuatro caminaron por uno de los pasillos, hasta llegar con una de las enfermeras llamada Ten Ten.

— Aquí está la familia Uzumaki-Namikaze, ya sabes el proceso. Tres tubos de sangre por cada uno.

La chica asintió. Mientras la matriarca de la familia veía como sus tres amores iban a enfrentarse a lo que para ella podía ser el fin de su integridad como familia, los miró hasta que desaparecieron por unas puertas. Kushina tan solo apretó con sus manos sus ojos que sentía que comenzaban a humedecerse, para luego inspirar una gran bocanada de aire y continuar con su trabajo en el Hospital. No había podido dormir en toda esa noche, por lo que pidió también todo el turno de día, quería saber de primera fuente los resultados de su familia.

Por otro lado, la aguja entraba en el brazo del patriarca de la familia, el que se quejaba ligeramente.

— Eres un cobarde, Oto-san. — dijo Deidara intentando relajar el ambiente.

— Es que odio las inyecciones. — dijo mirando de reojo como los tubos se llenaban de sangre y la enfermera los dejaba en un pocillo metálico. Luego de sacar a aguja y botar la jeringa en el basurero, Deidara fue el siguiente en sentarse.

Levantó la ropa que atrapaba su  brazo, y la mujer tomó otra aguja con otros tubos e inyecto el brazo de Deidara, el que solo frunció el seño ligeramente para después esperar hasta que la mujer terminase.

Luego de dar la señal, Deidara se levantó del lugar y bajó las ropas de su brazo. Naruto en ese momento tenía sentimientos encontrados, odiaba tanto como su padre las inyecciones, pro realmente en ese momento pensaba y rogaba que los resultados llegasen luego para saber la verdad.

A diferencia de su hermano y de su padre, el menor de los rubios no dio ni un ápice de molestia al recibir la inyección. Su mente estaba sumamente concentrada en la sangre oscura que salía de su brazo y llenaba cada tubito.

En el momento en que la enfermera finalizó con el último de los Uzumaki-Namikaze, tomó los tubos y pidió que pasasen a retirar los exámenes en tres días más. A lo que los tres estuvieron de acuerdo, mientras la mujer llevaba los tubos a otro lugar, dejándolos todos juntos a otros y apilados.

Los tres mientras caminaban entre tantos pensamientos, tan solo coincidieron en uno. Qué pasase lo que pasase y alguno estaba con el gen, la familia se apoyaría.

 

 

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Los tres días habían pasado casi volando. Al parecer todo el estrés del examen había dejado a la familia en un constante modo de nervios. Ya que Kushina cada vez que llegaba tan solo saludaba a todos y se dirigía directo a dormir, sin siquiera despertar en todo el día. Sin duda estaba agotada. Por su parte Minato, intentaba reconfortarla siempre estando con ella aunque fuera solo durmiendo, necesitaba sentirla cerca en esos complejos momentos.

Por su parte Deidara solo pedía saber el resultado ya. Odiaba la incertidumbre, pero lo que más le preocupaba era lo que había hablado con su madre. Tan solo esperaba que su padre no tuviese el gen; tan solo pedía eso.

Y Naruto… solo rogaba porque nadie tuviese el gen, al igual que su madre. Ambos pedían lo mismo, para poder así continuar con sus vidas. Ya bastante tenía con los problemas que se le avecinaban como para ahogarse aun más con los de la familia, y no por causas egoístas, sino porque deseaba que saliera todo bien.

Pero los resultados ya habían llegado y Naruto estaba a punto de abrir el suyo. Los hijos de la familia Uzumaki-Namikaze se encontraba en sus habitaciones para abrir sus sobres con los resultados.

Su teléfono comenzó a sonar. Naruto lo observó, ya era la sexta o séptima vez que Sasuke le llamaba. Sinceramente no estaba en condiciones de verle, durante todos esos días no se había aparecido en la casona de éste, ya que había meditado con respecto a todo y cada vez estaba más y más decidido con lo que quería hacer. Esperó a que el móvil dejase de sonar, para luego tomarlo y escribir un simple mensaje para luego ser enviado.

“Estoy en tu casa dentro de 1 hora”

Naruto dejó el celular dentro de su bolso, para luego tomar el paquete de los resultados y abrirlo lentamente, hasta finalmente leerlo. Su rostro poco a poco comenzó a cambiar…

El resultado era: Negativo. 

La sensación de alivio inundó su cuerpo y su mente, al menos ya no tenía que preocuparse de nada más.  

Algo más tranquilo, salió de la habitación, rumbo a la de Deidara. Tocó unas tantas veces la puerta, pero ésta estaba entre cerrada, Naruto notó que su hermano hablaba con alguien por celular.

— Ok. Estaré a primera hora allá.

Deidara colgó, por lo que Naruto abrió la puerta lentamente. Camino hasta sentarse a un lado de su cama. Deidara le sonrió levemente, a lo que Naruto observó un papel en el suelo el cual indicaba: Positivo.

Naruto pasó su mirada a su hermano, los ojos de Deidara se veían opacos, muy cansados. Supuso que la noticia le había conmocionado bastante. Tan solo se acercó a él y le dio un gran abrazo.

 — Sabes que te apoyo en todo, Dei-niisan.

— Lo sé, ototo. — dijo devolviéndole el abrazo. Luego de unos segundos se separaron, mientras Deidara se apoyaba en el respaldo de la cama. — Tsunade llamó desde el Hospital para programar la inscripción médica y el tatuaje que marque mi condición.

— Yo… — Naruto de pronto se quedó callado, realmente no sabía que decir. No sabía que podría sentir si estuviese en los zapatos de su hermano.

— No digas nada. — Sonrió Deidara levemente, — ¿Acaso no sigo siendo el mismo?

Su rubio hermano asintió.

— Son cosas que debes aceptar y aprender a vivir con ello.

Naruto asintió, sin quererlo las palabras que había dicho Deidara en esos momentos habían calado hondo en su hermano menor. En su mente el rostro del menor de los hermanos Uchiha se hiso presente.

— ¿No tienes que ir donde Sasuke?... no has ido en días.

— Ahora iré — Naruto se acercó hacia el umbral de la puerta. — Supongo que tienes razón, hay cosas que simplemente se deben aceptar.

Deidara le miró curioso, Naruto tan solo se volteó y le sonrió levemente. Salió de la pieza hacia el primer piso, mientras gritaba:

— ¡Nos vemos Dei-niisan!

Pero el ojiazul no pudo contestar a su hermano, había escuchado la puerta de la calle cerrarse. De pronto una sensación extraña invadió su corazón en el momento en que su hermano salió. Tan solo esperaba que no fuese nada malo.

 

 

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Naruto observaba desde la ventana del bus todos aquellos prados opacos a causa del invierno. Su mente se encontraba en el mismo estado en que se encontraría una persona solitaria caminando por la carretera, sus pensamientos le envergaban pero la soledad jamás había calado tan hondo en él como en esos instantes.

El Uzumaki apreció el tan característico camino de árboles de Sakura, se levantó y caminó hasta el chofer. El que frenó, para que así el rubio bajase. Esos pasos fueron quizás los más largos de su vida. Mientras caminaba por aquellos árboles secos, el gélido viento golpeaba su rostro enviando sensaciones de escalofrío por todo su cuerpo. Tan solo estiró la solapa de su camisa, para que el viento no golpease su nuca. Justamente en esos días el invierno era más cruel que en años anteriores y las nubes eran muy oscuras, supuso que pronto llovería.

Notó, al llegar al portón, que había un pequeño citófono, por lo que llamó. Luego de unos segundos se escuchó la inconfundible voz del Uchiha desde el otro lado; el ojiazul manifestó su llegada, mientras se escuchaba el sonar que anunciaba que el portón estaba abierto.

Al llegar a la casa notó como la puerta de ésta era distinta y mucho más gruesa, por lo que le costó levemente cerrarla ya al entrar. Al parecer Sasuke no se encontraba en el hall, sintió un aroma familiar, por lo que sus conclusiones le llevaron a la obviedad; debía estar en la cocina.

Al llegar a ella notó como el moreno preparaba en unos pocillos, una de las comidas que al rubio más encantaba.

— Hoy comeremos ramen.

El rubio le miró extrañado: — ¿Doushite?

— ¿Qué?… ¿no quieres? — le dijo con ironía a Naruto.

— No es eso, demo a ti no te gusta mucho.

— Pero a ti sí. — El moreno se acercó lentamente al rubio, el que no pudo evitar quedarse plantado en el lugar, — Solo por hoy cociné para los dos, los demás días serán como siempre.

El rubio tan solo sonrió algo melancólico, pero le agradeció. Luego de que Naruto le ayudase a Sasuke a colocar los platos en la mesa, ambos se sentaron para comer.  

Se notaba algo extraño en el ambiente, como si algo no encajara bien. El silencio entre ambos fue inminente, el rubio miraba de reojo como Sasuke cenaba, no sabía cómo hablarle en aquel momento, iba a lanzar cualquier cosa, cuando el moreno se le adelantó.

— ¿Fuiste al hospital por los exámenes?

El rubio asintió.

— ¿Y?

Naruto dejó un momento su tazón, mientras tomaba un poco de agua.

— Negativo-ttebayo.

— Me alegro. — dijo mientras continuaba comiendo.

— Hai, yo igual. — Lo cual era la verdad para el ojiazul, en ello le surgió también la duda a él; — ¿y tú?

— Negativo, también. — dijo sin importancia.

— ¿Y los demás? — no pudo evitar preguntar por los resultados de Itachi, Sai y Kazuo.

— No lo sé, no he hablado con ellos. Espero que no lo sean, de todas maneras... — iba a continuar, pero el rubio de pronto se sintió algo molesto.

— ¿Y qué si lo fueran, teme? Tampoco es que cambie mucho tu concepto por ellos.

— Puede… — dijo terminando de comer. A lo que el rubio observaba incrédulo, pero también muy enojado — Pero el de las personas a su alrededor sí.

Naruto le miró confundido.

— Yo creo que ni los donceles en un principio lograrán aceptar de la noche a la mañana que son por una parte distintos; si a ellos les va a costar imagina al resto. Realmente todo esto del examen y lo de los donceles no se debe haber publicado nunca.

El rubio se sintió ligeramente enojado.

— A veces las personas tienen que aceptar algunas cosas y vivir con ellas-ttebayo. — el rubio le miraba con detención, a lo que el de ojos negros le miraba de igual forma.

— No puedes aceptar las cosas tan rápidamente, dobe.

— Pero tarde o temprano lo tendrás que hacer-ttebayo.

Naruto estaba decidido, en aquel momento observó los ojos negros cargados de duda con sus respuestas, con la miraba que supuso él tendría en esos momentos. Debía soltarlo, el nudo en su garganta era tan apretado que le dolía no solo ahora, desde hace años. El Uzumaki terminó de comer, para levantarse con su silla y colocarse en frente del moreno. Sus miradas estaban a la misma altura, puras, pulcras y claras, en aquel momento al fin no habrían nubes que entorpecieran entre el Ónix y el Zafiro.

— No estaba seguro de decirte esto, demo… es mejor que no venga más a la casa.

La primera punzada de tristeza fue inminente en su adolorido corazón, ver la confusión y la extrañeza en los ojos oscuros no fue para nada gratificante.

— ¿Doushite?... ¡Ie! — dice entre cuestionamiento y negación el moreno al verle a los ojos.

Naruto tan solo inspiró con fuerza.

— Te contaré una historia-ttebayo. — El moreno le miró extrañado, ¿qué tenía que ver eso en aquel momento?, pero sus pensamientos fueron cortados al momento en que el rubio continuó; — Si después de contarla aún quieres que me quede, lo haré.

El Uchiha tan solo asintió. El rubio por su parte, volvió a tomar aire. Sus labios se movieron ligeramente y su garganta no pudo evitar los leves temblores al pronunciar cada palabra que emanaba de su boca.

— Es la historia de un chico que cometió un error grave. Algo que para muchos es el error que te puede sepultar de por vida, y así sucedió para él. Era inmaduro, tan solo vivía el día a día sin importarle nada más. No sabía qué hacer con su vida, ¿si estudiar… trabajar?... todo era bienvenido, hasta que un día este chico decidió salir de una fiesta algo pasado en alcohol.

Naruto no desvió su mirada que se encontraba sumamente decidida de los ojos negros, notando  todos los cambios en ellos y en su rostro… extrañeza y ahora duda.

— Manejaba su camioneta observando las estrellas y la luna, una gran luna llena. Fue en ese momento en que no vio el semáforo que estaba en rojo.

Sasuke desvió su mirada apesadumbrada y confusa levemente. No quería creer lo que su mente estaba sacando por conclusión. Las imágenes del choque llegaban a su mente como flashes.

— La camioneta chocó tan fuerte a la familia que iba en ese automóvil que solo uno de ellos sobrevivió.

Sasuke dejó de mirar a Naruto. Llevó sus manos a su cabeza apoyándose en la mesa. Sus ojos estaban desorbitados por la impresión.

— Luego de un tiempo, el chico volvió con el único sobreviviente, sin siquiera darse cuenta. Intentó decirle la verdad, pero no pudo. Tenía miedo, remordimiento. No sabía que decirle, cuando lo de la limpieza surgió como para sincerarse, pero no pudo decirlo, pero continuó atendiéndole. Solo así pensó que compensaría en algo lo que le había hecho. Solo así podría estar con él y ayudar a la persona que tanto le había causado daño.

El moreno llevó sus manos a sus oídos, cerrando sus ojos con fuerza, no quería escuchar más.

— Fue mi culpa.— La voz del rubio era decidida, pero sus ojos más opacos y sin vida que nunca, la verdad salía a la luz:  

Yo maté a tu esposa e hijos.

El silencio se apoderó del lugar. Naruto tan solo esperaba la pronta reacción del moreno, pero éste solo se levantó de su asiento y caminó hasta el umbral de la puerta con la cocina, sin siquiera mirarle. Su cabeza estaba gacha y se veía a leguas el shock emocional que aquello le había causado.

Pero Naruto continuó allí esperando cualquier reacción, fuese mala o no tanto, tan solo esperaba una. Hasta que ésta no se hiso esperar. El moreno se volteó a mirarle, y en aquel momento Naruto sabía que todo estaba perdido.

Su mirada estaba cargada de odio, ira y un sinfín de sentimientos negativos, la voz con la que le habló fue una que jamás le había escuchado.

— Vete.

Pero Naruto no se levantó, sus sentimientos eran encontrados. Aquella era la mirada con la que había soñado infinidad de veces, la verdadera mirada que debía dirigirle. Naruto estaba tan inmiscuido en sus pensamientos que no logró moverse.

— ¡¡¿¿Qué esperas??!!  ¡¡Vete!!— gritó enfurecido el moreno. Una voz que jamás le había escuchado, Naruto tan solo se levantó rápidamente, no era miedo lo que sentía. Tan solo sentía lo que siempre había sentido pero como si volviese a vivir el momento del accidente y ver los cuerpos de los familiares de Sasuke muertos. Una culpa inaguantable.

Naruto tomó su morral y su chaqueta naranja para caminar hasta la entrada de la casa. Finalmente todo había terminado, se sentía extraño. Ya que estaba muy mal, pero por otro lado una oleada de tranquilidad se desplegaba por su cuerpo. Colocó su mano en el pomo de la puerta cuando de pronto escucho unos pasos acercarse hacia él rápidamente.

Confundido, intentó voltear para ver que sucedía cuando un puño se estrelló con fuerza en su mejilla; sin duda uno de los golpes más fuertes que había recibido en toda su vida. Tanto así que tropezó cayendo al suelo. Sintió su mejilla arder. Supuso que eso se pondría peor, sobre todo al ver como el Uchiha le tomaba de la solapa de la camisa y le levantaba.

Uno… dos… tres… cuatro… cinco…

Ya llevaba golpeando todo su rostro, la sangre fluía por su boca y por su nariz. Los moretones supusieron que iban a molestarle mucho si es que lograba salir vivo de todo eso, pero lo soportaría, Naruto sentía que debía soportar que Sasuke soltara todo ese odio acumulado hacia él.

El Uzumaki tan solo dejaba dar algunos gemidos de dolor, lo cual exasperaba más a Sasuke. Sus ojos estaban casi rojos de la ira y su puño adolorido y ensangrentado por los golpes que le proporcionaba en ese momento al rubio, pero su ira se acrecentaba aun más al no notar respuesta por parte de Naruto… ¡¿Por qué no gritaba de dolor?!... ¡¿por qué no le suplicaba que parase?! ¿¡Por qué no hacía algo?!... Tan solo quería verlo sufrir, tanto como él y que desapareciera de la faz de la tierra.

Sasuke lo levantó nuevamente de la camisa y lo aventó contra un mueble. Naruto por primera vez dio un gemido fuerte de dolor al sentir como su espalda chocaba con el mueble pegándole en la columna. No comprendió porqué le dolió de esa forma, tan solo se encorvó ligeramente. Oportunidad que aprovechó el moreno, con sus manos sostuvo fuertemente el cuello de Naruto, comenzando a asfixiarle.

Sasuke estaba fuera de sí, sumamente cegado por el odio. En aquellos momentos el moreno olvidaba y menospreciaba la idea de que quizá Naruto podría ser quien le ayudara a reconstruir su vida. Eso ya estaba totalmente desechado. Ahora al fin se estaba vengando de la persona que le arruinó la vida, que mató a su familia. Observaba el cuello del rubio que comenzaba a ponerse morado debido a la fuerza con que lo apretaba, cada vez más y más fuerte.

Hasta que de pronto sus ojos se fijaron en los azules, y sus manos se detuvieron en ese instante como acto de magia. Sus impresionados ojos apreciaron algo que caló hondo en su ser.

Naruto con los ojos semi-cerrados por la pérdida de oxígeno.

Naruto dando sus últimos suspiros.

Naruto levantando con dificultad sus manos.

Naruto apresando las manos de Sasuke para que éste apretara con más fuerza.

Naruto no defendiéndose.

Naruto llorando.

En aquel momento Sasuke le soltó y se alejó levemente. Viendo como el cuerpo del rubio caía al suelo, tocía y se resquebrajaba cuando el aire comenzaba a llenarle los pulmones; devolviéndole la vida.

Sasuke apretaba con sus manos su propia boca, viendo al rubio en el suelo aun tosiendo.

Naruto pensaba que aquel sería el final y realmente no le importaba, él solo deseaba quizás en ese momento que todo acabase. El ojiazul no pudo evitar soltar todo su llanto, gemía levemente a causa del temblor y el dolor en sus  pulmones al sentir el aire entrar con fuerza con cada sacudida de su cuerpo.

Sasuke al verle se sintió extraño. Realmente no sabía que pensar. Su mente le exigía concluir la venganza y matarle allí mismo, pero otra parte de la misma se había arrepentido en el acto… ¿Por qué?... ¿por qué no pudo matarle?... ¡Naruto era el asesino de su familia! ¡él no tuvo consideración al ir ebrio ese día!

Sasuke le dio la espalda en el momento en que Naruto comenzaba a levantar su cabeza para verle, el moreno no quería ver esos ojos azules.

Naruto por su parte se sentó algo más repuesto, sus sollozos se escuchaban cada vez menos. Se agarraba su cuello sintiendo algo de escozor debido a las marcas que el moreno debió haberle dejado. Comenzó a levantarse con dificultad, agarrando su morral y su chaqueta que estaban en el suelo. Camino lentamente hasta la puerta para abrirla, asimilando que esa sería la última vez que la cruzaría. 

— Debiste terminar lo que hacías. — dijo sin poderlo evitar.

Sasuke le mira de reojo, el odio a pesar de todo se notaba en sus orbes.

— No soy un asesino como tú.

Para Naruto esas palabras eran más duras que cualquier golpe que haya recibido en toda su vida, incluso de ese fallido intento de asesinato por parte de Sasuke hacia él.

Supuso que eso en verdad era ilógico, cualquier mortal al verse acechado siente que es la peor experiencia de su vida, pero para él ya nada era imposible. Naruto tan solo sonrió melancólico, para cerrar la puerta tras de sí y marcharse de ese lugar. 

 

 

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Naruto caminó durante varias horas por la carretera húmeda. La lluvia luego de que éste saliera de la casa Uchiha, había comenzado tan solo unas millas de su caminata. Su visita a pesar de intensa, había sido corta en la casa de Sasuke. Por lo que decidió caminar un tiempo para aclarar su mente. Los autos pasaban, mojándole las zapatillas. Sentía todo su cuerpo adormecido y algo cansado. Su mente tan solo quería descansar. Pedía a gritos llegar a su colchón y dormir, para olvidar todo lo que sucedía. Soñar que en ese mundo todo está bien y que no despertase durante largos años. Había perdido la cuenta de cuantas horas llevaba caminando hasta que encontró un paradero cercano y esperó el bus. Luego de unos minutos éste pasó.

Naruto al pagar, el tipo no pudo evitar mirarle con extrañeza y hasta miedo. Supuso que debía tener la cara desfigurada por los golpes. Su camisa estaba ensangrentada, pero la lluvia había logrando enfriar su rostro y ayudarle a adormecerlo. El rubio se sentó en uno de los asientos mientras observaba nuevamente esos prados más vacios y gélidos que nunca a causa de la lluvia.

 

 

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Al llegar a casa, abrió la puerta con suavidad. Intentando no despertar el sueño de su madre. Subió lentamente las escaleras, intentó no realizar ningún ruido logrando llegar al segundo piso, subió las escaleras para llegar a la azotea, algo más tranquilo porque nadie le había visto. Pero cual grande fue su sorpresa al ver a su hermano dentro de la habitación mirándole con muchísima tristeza.

Naruto intentó tapar su rostro con su chaqueta, pero Deidara ya le había visto. Tan solo estiró sus manos.

— Ven aquí.

Deidara le miró con una leve sonrisa, intentando llamarle. Naruto sintió en aquel momento en que se acercaba a su hermano, que volvía a tener cinco años de edad y más aún al sentir el fuerte abrazo por parte de Deidara.

— Tranquilo.

Naruto apoyó su rostro en el cuello de su hermano comenzando a soltar lágrimas, no podía retenerlas. No sabía el porqué, nunca había llorado tanto en su vida, pero el apretón ligero que le dio Deidara fue el voto de confianza para que Naruto soltara toda su tristeza.

Las palabras no llegaron a ninguna de sus gargantas; tampoco las necesitaban, tan solo era el apoyo y amor incondicional que puede brindarte una persona muy querida.

El ojiazul mayor no necesita que Naruto se lo dijese, sabía perfectamente que en el momento en que se había marchado de la casa esa sensación extraña era que Naruto diría la verdad. Ahora estaba mucho más tranquilo, ya su hermano no tendría que mentir nunca más. A pesar de que la verdad era muy cruel, estaba y notaba cada año que el peso de una mentira era mucho más cruel para su conciencia.

Deidara tampoco podía sentir odio hacia Sasuke, a pesar de todo y como había dejado a Naruto. Era una realidad inminente que debía llegar como pasase. Solo pedía que el moreno al saber la verdad no cometiera algo de lo que estaba seguro se arrepentiría, y por suerte no ocurrió. Naruto estaba mal, pero estaba vivo que era lo más importante.

Ahora Naruto tan solo tendría que aprender a vivir con esa sensación de tristeza pero que sabía en el fondo, era mucho más llevadera que la culpa y la mentira. Su tristeza y soledad en esos momentos eran como estar en la nada misma, pero aquella era su paga. Los errores se pueden enmendar, ¿pero olvidar…?... tan solo una persona tenía la facultad para responder ese cuestionamiento.

 

 

 

C O N T I N U A R Á

Notas finales:

 Notitas:

Créanme estoy tan triste como ustedes…  :(

Pero la inminente realidad debía llegar, y Naruto a pesar de lo que tuvo que soportar, dijo la verdad. Ahora tan solo estamos en uno de los giros. Fueron un poco menos de páginas que en el anterior. Unas 48 páginas. Los que vendrán serán más o menos entre las 30 y algo y 40. No me excederé más porque las páginas de fanfiction me están enviando errores por lo largo del fin  y comprendo por una parte la situación. Tampoco es como que esté haciendo un libro y supongo que deberé acortar :(

En fin, vamos con lo que importa:

¿Qué sucederá entre Sasuke y Naruto luego de todo esto?, ¿quién es el hombre del bar?, Gaara y Sai se acercan un poco. ¿Itachi y Deidara avanzarán?... ¿Los resultados de Minato y los demás qué mostrarán?... ¿Naruto querrá realmente realizar su historia con Gaara?...  ¿y cómo la ley afectará las vidas de todos?...

Como siempre… lo sabrán mientras lean.

 

Título del Próximo Capítulo: “P R E S S U R E”

 

Como he dicho no creo que sea un fic muy largo, pero me gusta que sea intenso. No diré bien cuantos chapter calculo actualmente pero si puedo decir que no serán más de 6 capítulos.

Ha sido muy intenso escribir este fic, que por lo que veo lleva con cada capítulo 1000 lecturas, lo cual me alegra muchísimo =D El trabajo es recompensado. Como también les agradezco a todas las lindas personas que siempre me dejan comentarios. Chicas y chicos como siempre los respondo. Aunque demore lo hago, porque me emociona cada vez que leo un comentario que goza tanto de mi historia.

En fin, espero que hayan pasado una muy feliz navidad y un muy buen año nuevo =D

Les deseo las mejores vibras y ánimos para éste nuevo año :)

Como siempre, informo sobre las actualizaciones de éste fic e ideas nuevas entre otras cosas, en mis cuentas:

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¡¡Matta-ne chicos y chicas!!


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