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El tiempo vuelve por Mero-Mero-San

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Notas del capitulo: Ultimo, no dio el efecto que quería, pero no importa XD

Derechos de personajes del Gran Oda-Sama
Amar a un inmortal era una cruel desventaja, pero aun así su voto de amor hacia él seria eterno.
Pudo haber amado a una mujer, casarse y tener hijos; en realidad tuvo esas oportunidades, pero si hacia eso, Zoro quedaría a un costado y tal vez regresaría a ese viejo reloj, no quería eso para su amado, solo que conozca la felicidad a su lado. Además jamás le gustaron las mujeres, aun que si era muy caballeroso con ellas.

-Lamento la demora Amo, aquí esta su té- le entrego la taza con el liquido caliente –Parece que lloverá ¿Desea hacer algo?- se notaba que el chico no era consciente de la situación en la que se encontraba el rubio, iba a morir y al parecer le importaba tres cominos.

Lo contemplaba allí sentado mirando hacia la ventana, no podía entender ¿Por qué miraba por la ventana si no podía ver? –Amo ¿Le sucede algo?-

Pensó en la mejor pregunta -Zoro ¿en verdad no recuerdas como y donde naciste?-

-No, yo no tengo ningún recuerdo, lo lamento-

Odiaba que se disculpara, odiaba que fuera tan atento, odiaba que no tuviera emociones, lo odiaba…y amaba a la vez. Le hubiera gustado recibir un cálido beso, un abrazo, una caricia, quería haber hecho el amor con él, pero pensaba en la situación, si lo forzaba el solo disfrutaría y Zoro se quedaría quieto y callado, incluso dudaba de que se excitara. Nada de nada, solo era una cara bonita con un gran y fornido cuerpo, por dentro solo era un agujero negro; se levanto y comenzó a toser, nuevamente escupió sangre y su mejilla volvió a mancharse, abrazo a Zoro quien estaba frente a él, podía sentirlo cerca

-Zoro…- Escucho que el pomo de la puerta principal de abajo se rompió, seguramente era el enemigo quien había entrado a pesar de haber asegurado con mucho esfuerzo la entrada, Zoro no se daba cuenta de lo que sucedía.

Tomo de la mano al peli verde, fue hasta el reloj el cual estaba contra la pared junto a la chimenea, por suerte supo orientarse solo, saco la llave de su bolsillo, toco el centro y abrió la puerta, de un empujón metió a Zoro

-Amo ¿Qué está haciendo?-

-Escucha Zoro, ten la llave- tomo la mano del nombrado y deposito la llave en su palma, el muchacho no entendía nada y eso lo sorprendió, por primera vez se sorprendió –Quédate aquí hasta que todo pase, abre la puerta y puedes irte tranquilo, este mundo es peligroso así que no te dejes engañar tan fácilmente-

El peli verde permanecía inmóvil, no sabía cómo tomar todo lo que estaba sucediendo, noto que había una marca de sangre en su mejilla, saco su pañuelo blanco y la limpio. El rubio se sorprendió por lo último, pero se puso firme, debía proteger al chico, si no lo hacia se sentiría culpable.
Le dio un último y cálido abrazo, luego junto sus frentes –Te amare por siempre- cerró la puerta y se dio la vuelta al oír que la puerta se rompió, hizo frente a los encapuchados; pero no se defendió porque sabía que no lo lograría. El muchacho que estaba dentro del reloj podía ver todo por un pequeño orificio que allí había, vio como Sanji recibió varios cortes, como su sangre salpico por todos lados, como cayó al suelo, como aquellos hombres se iban corriendo habiendo dado por hecho su trabajo. Utilizo la llave y salió, se arrodillo ante el cuerpo, estaba algo sorprendido por lo sucedido, toco al occiso con la llave esperando a que respondiera y la tomara, pero no sucedió, estaba allí sin vida.

Sus ojos perdieron el tenue que siempre lo caracterizo como ser viviente, se recostó sobre él para sentir aquel calor que siempre le brindaba, como cuando acariciaba su mano, ya no estaba, ahora solo podía sentirlo frio; guio su mirada muerta hacia la ventana y vio el reloj. Tomo uno de los anillos que estaba en el dedo de su mejor amigo antes de retirarse.
Se encamino hasta el reloj, subió por las escaleras con total calma, llevaba su espada desenfundad por si acaso y no se equivoco, esta vez cuatro encapuchados corrieron a detenerlo, pero este ya no era más el leal chico que tomaba todo con calma, ahora estaba realmente molesto, fácilmente esquivo cada ataque y con suma facilidad le dio un corte a cada uno, matándolos en el instante. No se percato de uno que estaba escondido, ataco por la espalda a Zoro, este se volteo al sentirlo, pero no tuvo mucho tiempo, el precio de no perder la vida fue la herida en su ojo izquierdo, sin dar aberturas corto al quinto encapuchado matándolo.

Tapo la herida con su mano, el reloj que habían construido hace una semana atrás estaba frente a su ojo, los enemigos ya estaban muertos así que tenía mucho tiempo.
Comenzó a cortar el pequeño muro que fue construido como escudo de la palanca principal, pequeñas tuercas entre otras cosas cayeron al suelo. Luego de 15 minutos llego a donde pretendía llegar, tomo su llave y abrió la pequeña puerta y de inmediato sin titubear saco la palanca; todo comenzó a temblar, los muros comenzaron a romperse, el techo comenzó a quebrarse. Se arrodillo y le dio un largo beso al anillo de su amado, por fin se dio cuenta de que quería a Sanji, pero ya era un poco tarde para ello, si el rubio ya no estaba a su lado, el renunciaría a su vida para estar nuevamente juntos

“-Cuando tú me ames podrás tener este anillo, pero por ahora yo lo tendré ¿Si? Yo te esperare”

-Espérame…Sanji- soltó unas finas lágrimas mientras sonreía, por fin podría estar con él.

(POV de Zoro)

-En ese momento recordé todo, mi nacimiento, mi existencia sin nombre.
Naci como todo niño, pero mi madre no quería una abominación como hijo, no lo entendí. Yo tenía forma humana, era un bebé como los otros, yo…naci inmortal, al parecer mi Padre no era un santo y jugó con magia negra, me “Bendijo” con la vida eterna, ser inmortal, también a mi Madre, pero ella termino suicidándose, el ser inmortales no quiere decir que no podamos morir. …ramos como cualquier ser humano (En forma)
Podíamos estar días, meses, años sin comer. Mi padre arrepentido no quiso cargar conmigo, a pesar de tener días de vida ya era consciente de todo lo que pasaba a mi alrededor. Sin titubeos mi Padre me confino al reloj, dejo ropa para que cuando llegue a cierta edad las utilizara, estuve siglos en ese reloj, calculaba mi edad así que en un punto dije basta, quede con el aspecto de un joven de 21 años, podía hablar, pero no podía ver por la oscuridad, estaba vestido pero no sabía qué era lo que llevaba, tanto tiempo aislado del mundo hizo que careciera de sentimientos y emociones, sentía que el tiempo pasaba, podría jurar que pasaron milenios, un día alguien me encontró, ese niño de cabellos rubios me mostro la luz, la alegría, la calidez, pero requería de tiempo para que me diera cuenta de que esas cosas eran naturales del alma, por fin, luego de casi 18 años entendía que lo amaba, amaba a Sanji pero ahora solo podía esperar mi muerte-

(Fin de POV de Zoro)

Zoro despertó algo adolorido, se encontraba en un terreno vacio, allí se suponía que era donde estaba el reloj ¿entonces por qué? Tendría que haber escombros y no tierra lisa, se levanto del lugar y miro a su alrededor, todo parecía normal, el lugar estaba tranquilo, escucho que alguien grito su nombre y dirigió su ojo hacia al frente -¡Zoro! ¡¿Qué haces allí?! ¡¿Estás bien?!- eso tenía que ser un sueño ¿Sanji estaba allí o era una ilusión? Fantasma, ilusión, extraterrestre, no le importo, corrió lo más rápido y estrecho al joven en sus brazos plantándole un apasionado beso, el rubio aun con sorpresa correspondió lentamente, eso era lo que había estado deseando desde hace mucho tiempo. Corto el beso al poder ver su herida –Zoro ¡Debo atenderte!- lo volvió a abrazar, no le importaba estar herido, de solo verlo allí le hacía feliz

-Mi ojo no importa ¿Tu estas bien?-

-S-Si- Sanji veía extraño a su mejor amigo, el brillo en sus ojos lo hacía ver hermoso, lo llamo por su nombre, no entendía por qué cambio tan repentino, pero lo hizo feliz.

Llegaron a la casa y el espadachín comenzó a pensar en lo que sucedió, en un momento las palabras de su amado lo tocaron “será un reloj que cambie los tiempos, se llevara las tristezas y el dolor, los malos momentos”. Podía ser que ese reloj fuera algo anormal y resulto cumplir el deseo que penetraba su corazón inconscientemente.

Los siguientes tres meses fueron un sueño cumplido, habían vuelto a mudarse, esta vez a una casa con un bello jardín, ahora vivían como una pareja, tenían una sola habitación la cual compartían como casados, pasaban cada momento posibles juntos, disfrutando momento a momento del otro, claramente aun no habían llegado a “eso” porque Zoro se sentía algo cohibido y el arquitecto no quería obligarlo.

A decir verdad era la primera vez que el peli verde se mostraba de esa forma y le pareció tan lindo, el muchacho no pensó que sería tan difícil proponerlo y hacerlo.

Era noche de luna creciente, Sanji era abrazado desde atrás por Zoro mientras dormían, una lechuza se poso en el árbol frente a la ventana, Sanji por los sonidos que hacia este animal abrió los ojos y lo vio, era el ave más hermoso que pudo haber visto hasta ahora, su compañero de cama roncaba y de una sacudida logro despertarlo

-¿Qué quieres Sanji? Estaba durmiendo muy bien-

-Podrás dormir luego, mira- señalo la ventana y el peli verde observo al igual que su novio al ave nocturna, era bastante bello, esos ojos amarillos eran penetrantes. Desde que recobro sus emociones valoraba todo a su alrededor, le parecía maravilloso cada movimiento del mundo. La lechuza se fue volando y dejo a ambos muchachos despabilados, en su rango de vista estaba la luna, tan grande y tan bella.

-Es una hermosa noche ¿No lo crees?- Zoro asintió algo nervioso, tenía algo en mente, pero no estaba tan preparado, esa sería su última oportunidad para abrirse, no era que no podía hacerlo, pero tendría que esperar hasta el otro fin de semana ya que Sanji se encontraría día y noche en su trabajo

-Sanji- el nombrado lo miro y en un instante estaba siendo besado por el hombre que amaba desde pequeño, fue tierno y cálido, careciente de fuertes necesidades, terminaron el beso pero sin separare demasiado

-¿A que vino eso?-

-No lo sé- lo empujaba lentamente hasta que quedo recostado en la cama, se sentó sobre él y comenzó un camino de besos y chupones por cuello y rostro.

-Z-Zoro-

-¿Qué pasa?- acaricio la mejilla del rubio al escuchar su nombre con tanta inseguridad

-No tienes por qué sentirte obligado-

-Tú solo guarda silencio- agradecía que su amado tuviera una tela bastante fina que le cubría la parte superior, de un tirón se la quito; bajaba lentamente con cada beso que plantaba en aquella piel tan pálida, el rubio solo se permitía el gozar de esos tactos tan preciados, los había deseado por tanto tiempo y ahora no se haría el difícil, ni tampoco el rogar, dejo que se deshiciera de su ropa, que hiciera con su cuerpo lo que se le cantara, si le dañaba no le importaba, era su deseo, su sueño –Sanji ¿Estás bien?- no sabía el por qué de esa estúpida pregunta, tal vez se preocupo por la mordida que le provoco un sangrado en su cadera, toco su rostro en muestra de que estaba bien y que podía continuar –Tu piel es muy suave, me gusta- sus labios rozaron la hombría palpitante.

Pudo sentir el suspiro que le provoco un escalofrío en toda su columna, lo tomo de sus verdosos cabellos y rogo por otro beso; cedió al pedido mientras que sus miembros semi-erectos se frotaban uno contra el otro, el un frotamiento de lenguas era desesperada.
Ambas bocas buscaron aire, los labios del rubio estaban rojos de la presión que le ejerció los labios del contrario, era tan salvaje y placentero –Esto te gustara, solo...solo disfruta- con tal solo tenerlo debajo suyo ya estaba provocando que tartamudeara, le quito su bóxer y tomo con ambas manos el pene del chico, en un subir y bajar rápido logro que se pusiera a mil, se inclino y beso el glande, al principio se sentía inseguro, pero al oír sus placenteros suspiros se confió aun más y sin más rodeos se lo metió de una sola vez en la boca.

-Ah…- se aferro a las sabanas al sentir como su hombría era devorada por Zoro, su lengua hacia todo el trabajo, no era necesario de movimientos violentos

-Zo-Zoro…ah, no…yo….- quería pedirle un pequeño favor, pero por la ola de placer que estaba recibiendo le era difícil el hablar, el peli verde tomo las manos del rubio y le “obligo” a que se los sujete.

No quería tomar ese control, pero a medida le resultaba inevitable no aferrársele y dictar un ritmo más rápido, más profundo.

Los gemidos que emergían de sus labios eran cada más fuertes y rápidos, no pudo aguantarse más y se vino de inmediato al sentir como aquellos dientes le dieron un mínimo mordiscón, se trago todo, pero un poco se deslizaba por la comisura de sus labios, con tres de sus dedos se lo limpio y lo guio hasta su entrada mientras besaba el cuello de su Amo –E-Espera…tu….no has disfrutado de nada y ¡¡¡Aah!!!- el primer dedo invadió su interior obligándolo a callarse y aferrarse a culpable de tal sensación, una lagrima se le escapo y cayó sobre el hombro de su acompañante

-Tranquilo Sanji, no te dolerá mucho-

-No mientas…haces…lo que…se te plazca- otro dedo se adentro, respiraba pausadamente, le dolía más que cualquier otra cosa, pero no quería que se detuviera, junto al tercer y último dedo comenzó una danza de costado a costado, entraban y salían -¡Duele! ¡Z-Zoro! B-Basta..Zoro…- de un momento a otro el dolor se convirtió en placer, esos dedos eran tan cálidos –Es suficiente…h-hazlo por favor, quiero…sentirte dentro…de mi- retiro sus dígitos de su interior, se quito sus interiores y se acomodo apuntando su miembro palpitante en la entrada –No dolerá, no dolerá, no dolerá- se repetía para calmarse, pero al sentirlo meterse lentamente le fue imposible no aferrarse aun más a él y clavarle sus uñas

-San…ji, relájate- casi se queda sin aire, el interior del rubio lo aprisionaba fuertemente.
Se soltó y recostó nuevamente tratando de relajarse, podía sentirlo bastante tenso, que mejor manera que masturbarlo lentamente –abre más las piernas- el rubio hizo caso sumiso y se abrió aun más, dándole mayor comodidad al contrario; no pudo esperar la señal del otro, comenzó a empujar lentamente, Sanji suspiraba aun adolorido pero comenzaba a sentirse rodeado por un calor abrumador –Sanji, relájate por favor- se dedicaba a apretar las sabanas, no dañaría a su Marimo, lo amaba como para intentar lastimarlo nuevamente, acepto las embestidas lentas, luego vinieron otras con más ritmo, desesperadas; quería sentirlo hasta donde pudiera, cuando toco aquel punto que lo volvía loco Sanji soltó un gemido ahogado, ese sería el único, se acerco a los labios de su amado ex inhumano rogando por aquel beso que le hiciera acallar los gritos de placer.

Las lágrimas de sus ojos eran de felicidad, lo había ansiado por mucho tiempo, se sentía uno con él.

-Zoro…ah… más, hazlo… más fuerte- dijo sin separarse mucho de sus labios, no necesito oírlo dos veces, perdió la cordura y comenzó su frenético vaivén, entrar y salir sin cuidados, corriendo el riesgo de dañarlo, pero de igual manera se arriesgaba –Así…así- sus piernas enredaron sus caderas para sentirlo más cerca, el ritmo de la mano aumento para estar al compas de sus movimientos, el sudor que sus cuerpos desprendía caía lentamente humedeciendo las sabanas

-Sanji, te amo- abrió sus ojos, era un anhelo oírlo decir aquello, ahora era real, muy real, el peli verde entrelazo una de sus manos con la de su rubio, mientras la otra yacía ocupada, un último beso que dejo escapar la lujuria y los hizo correrse al mismo tiempo, soltando un orgasmo callado por los labios unidos.

Sanji fue el primero que cayó en la oscuridad, dormía placenteramente con una sonrisa en el pecho de Zoro mientras el solo le acariciaba los cabellos, la luz lunar se colaba por la ventana iluminando la habitación –Sanji, te amare por siempre- cerro sus ojos y se durmió, esperaba despertar junto a su novio, ya no volvería a despertarse en la oscuridad, a estar careciendo de todo, ahora amaba y era amado, era feliz…como un mortal junto a su Amo, su Sanji.
Notas finales: Final, no era largo y segundo lemon que era el primero, pero las cosas se invirtieron

Besos!

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