Capítulo 1.
Manuel.
Saque mis audífonos de mi mochila y los use para escuchar la música de mi reciente mp3 que compre hace unos días atrás. Ya sentado en los últimos asientos al lado de la ventana, como me gusta. Y como todos los días espere sentado en el autobús mirando el paisaje que conocía bastante bien.
Una vez llegado a mi destino baje del autobús y camine hacia la entrada de la universidad. Mire el reloj que estaba arriba en la pared de la entrada y me quedaba más de media hora para que la clase de las 9 de la mañana comenzara. Estudio enfermería y con este semestre llevaría dos años desde que ingrese a la carrera.
Y bueno, como cada mañana fui a la biblioteca central, era bastante grande con cinco pisos y un subterráneo, junto con una conexión a wifi que a esas horas era bastante rápido. Una vez en el piso me senté en la mesa más apartada y encendí mi portátil. Y con la visión en la pantalla de reojo miraba al escritorio de al frente. En el cual era donde podías pedir los libros que estaban en lo estándares.
En ella estaba Caleb, mi gran razón de porque llegaba bien temprano a la universidad solo para verlo a él. Desde ya hace unos aproximadamente dos meses. Caleb estaba en el computador atendiendo a una chica que pedía prestado un gigante libro. Siempre llegaba a estas horas y me quedaba mirándolo, prácticamente como un acosador. Sí, hasta mí me da vergüenza de lo que hago.
El chico era bastante guapo como para trabajar como simple bibliotecario. Su cuerpo entero se notaba bastante esbelto y por su camisa de manga corta, sus brazos lucían unos detallados músculos. Su cabello era castaño claro, rizos de color café que se posaban en su rostro color canela y sus ojos eran dos gemas azules del color del océano.
Me gusta muchísimo. Deseaba sentir esos labios contra los míos y que ese ardiente cuerpo me poseyera. Y eso lo llevo deseando desde que lo vi por primera vez. Fue al comienzo de una prueba, ya hace varias semanas. Llegue temprano a la biblioteca para estudiar y ahí fue donde lo vi, con su mirada encantadora y su cuerpo de ensueño. Me atrajo prácticamente en segundos y más aún cuando me miro con esos ojos de color como el océano.
Caleb luego de atender a la chica que bajo por el ascensor dirigió su mirada en mí. Sentí un fuerte calor en mis mejillas y un escalofrió recorrer mi espalda. Desvié mi vista a la pantalla de mi portátil intentando disimilar que estaba chateando o escribiendo, esperando que eso dejara a Caleb que no le estaba mirando fijamente. Luego de segundos la penetrante mirada dejo de sentirla sobre mí.
Suspire de alivio. Inicie sesión en Facebook para entretenerme un rato antes de mirar nuevamente a Caleb.
En ella encontré a mi amiga Charlotte conectada, le salude y le comente que Caleb me había mirado. Sí, soy patético de sentirme feliz de recibir un simple mirada del chico que me gusta pero así soy.
Charlotte: ¿En serio? ¡Genial Manu! Es una señal, ¡así que no esperes más y acércate a él!
Leí su respuesta y fruncí el ceño.
Manuel: ¿Estás loca? No hare eso, puede que me esté pasando rollo y no me esté mirando a mí.
Charlotte: No seas pesimista y arriésgate. El que no arriesga no gana.
Rodee los ojos, esa chica nunca se había enamorado, no sabía que no era tan simple acercarse a un chico guapo.
Manuel: Si, para ti es fácil decirlo.
Charlotte: Llevas casi dos meses llegando temprano a la U, solo para verlo a él. ¿Quieres pasar todo el resto del año así y sin al menos hablarle media palabra?
Manuel: Eh hablado con él.
Charlotte: Manu, el hablar con él solo por preguntarle donde se encontraba un libro no es una conversación decente para poder conocerlo.
Suspire desganado de que Charlotte tuviera toda la razón. Ya había pasado por varios enamoramientos antes, y siempre el chico que me gustaba o estaba saliendo con otro o empezaba ya la relación. Esperaba con todo la fe, de que Caleb no fuera de esos casos.
Luego de responderle a Charlotte sentí un ligero movimiento en la mesa donde estaba y mire al frente por reflejo. En segundos mis mejillas se sonrojaron y me quede estático al tener justo al frente el cuerpo alto de Caleb mirándome con su dulce sonrisa.
- Hola – Saludo Caleb. – ¿Estas muy ocupado?
“Vamos reacciona”, pensé esperanzado de que mis neuronas hicieran sinapsis y pudiera responder a su pregunta.
- No… yo, estoy haciendo tiempo – No era la mejor respuesta pero me sentía bien con que pudiera responder algo.
- Eso es bueno – respondió. – Me puedes ayudar en responder esta pequeña encuesta. – me dejo en la mesa un papel. – Cuando la respondas me la devuelves, si no es mucho pedir. – sonrió radiante.
- Sí, claro – dije mirando anonadado a Caleb. Se alejó y se devolvió a su escritorio.
Suspire y mire el papel que me había dejado, en ella había un pregunta. Más bien era un opinión de cómo se podrían mejorar la biblioteca y demás sistemas operativos. Sacando una lapicera empecé a escribir, solo se me ocurrió opinar que colocaran más computadores y una mejoría en las redes de wifi.
Escribiendo me di cuenta que algo estaba escrito atrás de la hoja, curioso di vuelta al papel y leí la pregunta que estaba escrita con lapicera negra a mano.
¿Cuál es tu nombre y estas libre el viernes?
Me sorprendí de lo escrito, no creo que la biblioteca quiera saber mi nombre y mucho menos si yo estoy libre el día viernes. Mire a Caleb dispuesto a preguntarle por tal pregunta, pero me quede helado al ver su mirada en mí, una muy seductora.
Desvié la mirada comprendiendo tal pregunta, Caleb había escrito eso intencionalmente. Espera ¿Eso significa que es gay? Y más que eso ¿Le gusto? Eso sí que es extraño, pero no deja de ser algo estupendamente genial.
Ya Manuel, contrólate, el chico te está invitando, el guapo y seductor bibliotecario por el que has babeado por más de un mes, te está invitando el día viernes, el día el cual estas ocupado por las clases que tienes.
¡Diablos! Maldita universidad que no me permite tener vida social.
Suspire desganado por decirle que no, al chico dulce que tenía al frente. Mire la hora desde mi portátil y ya solo quedaban 10 minutos para mi primera clase. Guarde mis cosas en mi mochila y me acerque a Caleb que desvió su mirada de la pantalla de la computadora para verme.
- Aquí esta – dije dejando el papel en sus manos.
Caleb miro el papel y respondió: - Gracias eso será de mucha ayuda. – Giro el papel descaradamente y miro extrañado. - Te falto la pregunta de atrás. – comento algo ¿triste? Su voz no sonaba segura como antes.
- Si, prefería responder en persona que de escribirlo.
- Bien, tú dirás. – dijo esperando mi respuesta y sonrió dulcemente, me arrepentiré de decirle esto pero con las materias que tengo y los trabajos no tengo tiempo para salir, por más que quisiera.
- Mi nombre es Manuel, y lo siento pero los viernes los tengo ocupados. – dije tratando de morderme la lengua por rechazar su propuesta.
- ¿Y qué tal el sábado? – pregunto.
Me quede sorprendido, usualmente cuando rechazaba una salida con un chico siempre les hacía perder el interés y se iban con otro.
- ¿El sábado? también los fines de semanas los tengo ocupados, esos días trabajo y los demás los paso estudiando.
- Bueno Manuel, tenía esperanzas de poder salir contigo. – me sentí mal al oír su voz más triste, ¡Por dios! Caleb era el chico perfecto, guapo, seductor y además de tierno. – Siento el haberte molestado.
- ¡No! No fue molestia.- dije rápidamente. – Lo siento, no es como si quisiera rechazar tu propuesta, me encantaría pero en estos momentos tengo etapas de pruebas juntas y trabajos… y lo siento mucho.
Caleb me miro comprensivo: - Tranquilo, te entiendo, antes yo igual estaba así como tú.
- Oh bueno. Pero podría ser para otra ocasión la salida. – respondí esperanzado de que no dijera que no.
- Claro, tú me dices cuando tienes libre y salimos.
Sonreí contento de ver tal respuesta positiva de él.
- Bien, entonces… me puedes dar tu Facebook para avisarte. – vi como él tomaba un papel en blanco y escribía. Aunque a pesar de que ya sabía cuál era su Facebook pero esa era la excusa perfecta para mandarle una solicitud de amistad.
- Toma, ahí me avisas. – sonrió y si no fuera porque estaba por llegar tarde a mi clase trataría de meterle conversa.
- Bien, nos vemos. – me despedí y corrí a las escaleras.
Ya la hora de llegada a la sala había pasado pero que valió la pena, lo hizo. Al fin hable con Caleb y era obvio que le gustaba, sino porque me había invitado a salir. Aunque no soy de los que se lanzan a cualquiera, me gusta conocer a la persona y luego empezar a salir, así que eso de tener su Facebook es la mejor forma de conocernos y volvernos amigos, y para algo más.