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Zelo por JunHong

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Notas del fanfic:

No mentiré: Me he inventado varias cosas para este fic. Es un U.A. por lo que ya se imaginarán. Los Dioses Griegos algunos los he investigado, otros simplemente, me los inventaré. Espero les guste la idea ~

Entre esponjosas nubes, un bebé dormía plácidamente. Piel tan blanca como las mismas nubes, el tamaño de sus ojos no se apreciaba, ni siquiera su color, debido a que el pequeño yacía dormido, pero todos los presentes que lo observaban dormir, estaban seguro que eran grandes y llamativos. Solo era un infante de unas horas de nacido, pero el aura de poder que emitía era poderosa.

El hijo de Zeus había nacido.

117 años después.

Un alma joven corría en medio de berrinche de cada día. Desde que el pequeño Zelo había aprendido a caminar y tenia uso de razón, sus berrinches se basaban en correr, esconderse y/o destruir lo que estuviera a su paso, sin que nadie lo parara. Era hijo de Zeus, el último hijo que quedaba en el Olimpo, el más joven de todos los Dioses. No importaba la razón, fuera grande o pequeña, el joven Dios, siempre encontraba alguna forma de hacer algún berrinche y destruir alguna parte de su hogar, que en cuestión de segundos, volvía a estar tal y como estaba.

—¡Exijo ver a mi padre! — Gritaba molesto el joven a esa Diosa que iba detrás de él intentando calmarlo, Eunomia, una de las Horas quien se encargaba del buen orden.

—P-Pero el gran Zeus ha dicho…—  El joven de cabello color grisáceo, frunció la mirada y en cuestión de segundos, los cielos que envolvían el monte Olimpo, yacían oscuros. La pobre Hora, retrocedió asustada del humor del joven Dios, sabía que era alguien difícil de controlar o querer calmar, técnicamente, era imposible hacerlo, pero ese día, había sido asignada de vigilar del menor de los hijos de Zeus y cuidar que no fuera a parar al mundo de los mortales. Fueron solo segundos, un parpadeo y el joven descendiente, desapareció de su vista y eso basto, para saber que estaría en graves problemas más tarde.

[···]

—De nuevo… El clima está bastante extraño. — Comentó al aire un joven de piel bronceada. El brillante sol, el limpió cielo azul, habían desaparecido de su vista, dejando a su muestra, nubes grises.  Su mirada fue a terminar de nuevo en su acompañante, como siempre, ese joven de baja estatura estaba con una radiante sonrisa. —A veces me pregunto… ¿Cómo terminaste en este mundo Jong Up? — El joven rodo sus ojos y un suspiro escapo de sus labios. El cambio de clima de alguna forma, ahora los beneficiaba.

Shishimato y Dadamato, asesinos a sueldo. De los más temerarios y reconocidos en el bajo mundo donde hacían sus negociaciones, junto a tres chicos más. Nadie se les imponía, nadie conocía sus rostros, nadie sabía que armas utilizarían para sus asesinatos. Actuaban bajo un nombre grupal, bajo sus propios seudónimos, todos temblaban, ante la sola mención de B.A.P.

Su misión del día era bastante sencilla, solo debían asesinar a un actor con oscuro pasado y la buena paga estaría en sus manos.

—Es una lástima… Realmente me gustaba ver su serie…— El joven de baja estatura, quien actuaba bajo el nombre de Dadamato, suspiro con nostalgia, casi como si recordara una buen libro, con una hermosa y trágica historia de amor.

Shishimato arqueo su ceja izquierda, incrédulo de lo que escuchaba, pero le creía totalmente. El más joven de su grupo, aún miraba animes como Pokémon, era su predilecta, por lo que no dudaba, que observará cualquier serie que dieran por televisión, pero ciertamente, le sorprendía que también observara una serie infantil.

Hasta el momento, habían logrado infiltrarse en el hotel donde el afamado actor infantil se hospedaba, donde daría una rueda de prensa y donde se había llevado la premiación para algunas series de televisión donde el objetivo, había perdido en su categoría ‘Mejor Héroe Infantil’.

Dadamato vestía el uniforme de un mozo, pasaba inadvertido y más con esa amplia sonrisa posada en sus labios. En cambio, Shishimato se había infiltrado como un joven técnico que iba a realizar mantenimiento a las cámaras de seguridad. La sede de control, estaba a su disposición.

—Que comience la fiesta…— Oculto bajo su gorra color café y ajustando sus guantes, apago el sistema de las cámaras comenzando con su ‘mantenimiento’ encargándose realmente, de eliminar todo lo ocurrido ese día, desde las doce de la noche. —09 Dadamato. — Murmuró el joven líder por un pequeño comunicador oculto en el cuello de su camisa.

Al otro lado, el joven de un extraño color de cabello entre morado y azul oscuro, sonrió de forma más brillante. Portando una charola de plata en su enguantada mano izquierda, toco con la diestra la puerta de la habitación donde su víctima descansaba. Escucho un seco ‘Adelante’. Una vez más, reviso de un lado a otro, la entrada a personas externas al staff estaba prohibida, por lo que solo personal del hotel podía acceder al lugar o personal que trabajará con quien se hospedaba en esa habitación.

Tan solo entrar, pudo observar una habitación llena de osos de felpa de diferentes tamaños, colores y hasta materiales. El actor se encontraba ignorando su presencia, Jong Up no entendía que hacía, estaba sentado frente al espejo, vistiendo el traje del héroe que representaba en la serie, pero sobre sus ojos había una venda para dormir. Una sonrisa ladina, apareció en ese rostro que aparentaba inocencia.  Con sigilo, se acerco por la espalda, estiro ambas manos sujetando los extremos de esa bandana (pañuelo) que usaba como parte de su vestuario y…

[···]

—Como siempre, un trabajo muy limpio mi pequeño Uppie. — Festejaba un joven de piel blanca y cabello rubio, mientras despeinaba el cabello del menor.  El mencionado, mantenía esa sonrisa imborrable en su rostro, siendo en esta ocasión una sonrisa sincera al ser consentido y mimado por su hyung favorito de esa forma.

Nadie en su sano juicio pensaría que esos 5 chicos, todos universitarios que compartían un piso en una de las mejores zonas de Seúl, eran asesinos a sueldo.

—Lo mejor de todo, fue la paga.— Dijo otro mientras contaba algunos billetes sobre la mesa. —¿Se imaginan toda la comida que podré comprar con esto?— Rió con ganas, siendo su alegría eliminada cuando un golpe llego a su mano, obligándolo a soltar el dinero.

—Sabes que se dividirá como siempre, harás con tu parte lo que quieras, pero después no vengas a pedirme dinero prestado para comprar basura.— Con la mirada ligeramente fruncida y su índice derecho señalando al amante de la comida originario de Busan, procedió a regañarlo y tomar el dinero que habían obtenido del último encargo, el cerebro de B.A.P. procedió a repartir equitativamente el dinero ganado.

—Basta. — El afamado líder, Shishimato interrumpió a sus jóvenes dongsaengs antes de que comenzaran otra discusión que para su ser, no tenía ningún sentido. Froto sus sienes una vez los menores guardaron silencio, suspiro y antes de que se salieran de control de nuevo, se fue a su habitación.

Los cuatro restantes se observaron entre si, últimamente observaban a su líder y amigo un tanto desanimado o más irritable que antes.

—Deberíamos conseguirle una novia…— Comentó en general Jong Up, el resto asintió. Tal vez era eso lo que su hyung necesitaba.

Ellos eran jóvenes universitarios con un oscuro trabajo que todos sus allegados desconocían. No involucrarían a otros en sus andadas. El cómo terminaron siendo amigos, era un misterio para muchos. Pero lo que la mayoría sabia, es que eran amigos inseparables, por mucho que estudiarán carreras diferentes, sus personalidades chocaran y hasta tuvieran sus discusiones, la confianza que ellos demostraban en su amistad era admirable.

[···]

El joven Dios, se encontraba acostado boca bajo en esa nube color gris, apoyando sus codos sobre estas, sus palmas se juntaron para que su barbilla descansara en ellas. Su rostro mostraba su molestia, solo quería una excusa para salir de ese lugar que tenía que llamar ‘hogar’ y observar el mundo de los mortales.

—De nuevo aquí.— El peligris no tuvo que girar su rostro, desde hacía algunos minutos había sentido como alguien se acercaba a donde estaba y si lo había permitido, era por quien se trataba. —¿Qué tienen de entretenido que tienen toda tu atención enano?—

—Debería volarte la cabeza por llamarme así.— Fue la respuesta del menor, evitando responder a su pregunta de momento. Ladeo su rostro de un lado a otro, observando desde su lugar, a ese mortal que de alguna u otra forma, conocía. Lo llamaban Shishimato, pero su nombre real era Bang Yong Guk, estudiaba arte, teniendo una gran afición por crear su propia música. Le gustaba comer algo que era amarillo y largo, según tenía entendido, lo llaman Ramen. Pero lo que sin duda, más atraía su atención, era esa extraña filosofía suya, donde creía que los delincuentes debían ser castigados, cuando él mismo era uno. —Me parece interesante…— Fue su sencilla respuesta.

El Dios a su lado, negó con un suave movimiento de cabeza. El joven rebelde era aún un bebé y pronto esa admiración que tenia hacia los humanos, desaparecía, como a él le paso.

—Myung Soo…—

—No. —

—Aún no he dicho nada…— Reclamo el menor, mirando al afamado Dios de la belleza masculina.

—Cuando me llamas por ese nombre, quieres algo y ese algo, es ir a andar entre humanos, ¿Sabes lo que Zeus me hará si se entera?— Sus palabras sonaban serias, casi frías. Su amistad con el joven era muy especial y la apreciaba más que nada, pero siempre que algo se le metía en la cabeza, terminaba cargando la culpa, para protegerlo.

Zelo frunció su mirada, sus labios se abultaron y sus manos se cerraron en puño. Las nubes se tornaron de un color más oscuro, cual tormenta salvaje en medio del océano, siendo inminente la molestia del joven Dios.

Myung Soo se tambalea en su decisión por unos segundos. Sabía a lo que se metía al llevarle la contraria, en el Olimpo todos lo sabían, por eso, era un consentido, mimado y egoísta de primera categoría.  Un bebé.

Los ojos del Dios mayor se abrieron con sorpresa, notando la expresión del menor cambiar y con ello, el clima. Zelo se estaba calmando por sí solo y eso, era aun peor.

—Bien, me iré a jugar yo solo.— El joven hijo de Zeus sonrió cual niño ante la idea de una malvada travesura y con un ‘Puff’ desapareció.

El pelinegro estiro su mano intentando detener al de piel blanca, pero fue inevitable. Ya había desaparecido y borrado su esencia de Dios. Un escalofrío invadió su ser y esa sensación de que algo malo pasaría con Zelo, se hizo presente. No debía ser un genio, sabía a dónde iría. Desde su lugar en los cielos observo donde minutos atrás, el menor se entretenía mirando. Su mirada se lleno de despreció y odio; odiaba a ese tal Bang Yong Guk.

 

Notas finales:

La escena del asesinato esta basada en un videojuego para DS ~ Solo use la idea, y el resto, fueron detalles míos ~ Do you like it? ~


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