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KAIBA´S SECRET por desire nemesis

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Notas del capitulo:

ESPERO OS GUSTE ESTE FIC

 

CON TODO MI AMOR PARA MIS REVIEROS

 

SXJ Y BL FAN

Los secuaces de Malik volvieron con malas noticias.

 

Se escapó—dijo uno. –Tomó un taxi—añadió.

 

¡Idiotas!—les gritó el peliplateado para después mirar a su presa que mantenía bien sujeta. –Bueno. Sacaremos lo que podamos de ti, entonces—dijo.

 

El rubio le sonrió. – ¡Felicidades, idiota! Atrapaste al único becado del Makoto—dijo con sorna Joey que disfrutaba de la sorpresa y disgusto de Ishtar.

 

La mirada siniestra del otro hizo que Joseph recapacitara. Eso no era bueno. Si el otro no tenía nada que ganar con su captura no lo pensaría dos veces antes de deshacerse de él.

 

Y era justo eso lo que estaba pensando Malik. –Esto vas a pagármelo caro—advirtió el peliplateado con voz siniestra para después golpearlo en el rostro. Luego siguieron patadas de este y de sus secuaces. En el estómago, en la cara, en donde cayeran no importaba. Lo trataron peor que a un perro callejero a quien nadie extrañaría. Pararon después de un rato y vieron que ya no se movía.

 

¡Vámonos!  Es posible que el riquillo llame a la policía y vengan a ver si nos encuentran con este—dijo el cabecilla y todos se fueron. Treinta y cinco minutos después sucedía lo que Malik vaticinaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto atendió la llamada aunque estaba en una reunión porque se trataba de su hermano y este era consciente de lo que implicaba molestarlo sin una razón fuerte. Salió del recinto y tomó el auricular descolgado de manos de su secretaria quien le había interrumpido gracias a los ruegos del menor.

 

¿Mokuba?—preguntó algo molesto.

 

¡Nii san!—dijo este y eso fue todo lo que necesitó el castaño para saber que el otro estaba muy alterado. Algo muy grave debía haber pasado.

 

¿Qué sucede?—preguntó el mayor.

 

Es Joey… hermano… ayuda—dijo entrecortadamente el chibi y Seto supo de inmediato que el otro se encontraba en un estado de nervios que le llevaba a hablar con incoherencia. Ese era el resultado de dejarlo mezclarse con esa gentuza, pensó.

 

¿Qué te ha hecho ese pedazo de…?—preguntó ofuscado pero el menor no le dejó terminar.

 

¡No es eso! Nii san… intentaron secuestrarme. Creo que hirieron al chofer. Joey… se quedó atrás. Evitó que me atraparan… Nii san, ayúdalo, onegai—pidió el jovenzuelo al borde de las lágrimas.

 

Eso alertó todos los sentidos paternales del empresario—Si, si, lo haré. Ahora dime donde estás y donde sucedió eso. Iré a recogerte y llamaré a la policía—le dijo el mayor.

 

Mokuba le contó que el taxista le había prestado su celular para llamarlo y este le informó de donde exactamente lo había recogido.

 

Rápido onegai. Tengo miedo que le hagan daño—le dijo Mokuba.

 

Seto se sintió temeroso de perder a su hermano ni bien colgó. Para él era como cortar un cordón umbilical pero tenía que hacerlo y hacer lo que debía. Llamó al jefe de policía de Dominó que conocía por ciertos eventos de caridad a los cuales tuvo que asistir. Luego indicó a su secretaria que se disculpara por él con los reunidos y que cargara para otro día esa junta para después ir en pos de su hermano.

 

Un policía estaba con él cuando llegó. Algo que le había pedido Seto al Jefe por miedo a que los delincuentes volvieran a dar con él. Al taxista le dio una buena suma por lo que había hecho y abrazó a su hermano tembloroso ni bien llegó hasta él. ¡Que bien se sentía saberlo a salvo!

 

Seto. Pregúntale por Joey—pidió el menor.

 

De seguro ese comerratas estará bien. Nada pueden sacarle—dijo algo molesto de que el otro siguiera preocupándose  de Wheeler. Su hermano le miró implorante y debido a las circunstancias el millonario decidió darle gusto. --¡Oiga!—llamó al policía que vino. --¿Sabe algo del que estaba con mi hermano y mi chofer?—preguntó.

 

Su chofer está siendo atendido pero parece que solo tiene un rozón y estaba algo aturdido porque se golpeó contra la ventanilla—informó el policía.

 

¿Y Joey?—preguntó Moki molestando a su hermano.

 

El joven se encuentra en grave estado. Tiene varias contusiones y quebraduras. Parece que esos tipos le dieron una golpiza—les informó el agente para sorpresa de ambos.

 

Nii san. Tengo que ir a verlo. Si esta así es por mi culpa—dijo el menor.

 

¡No digas eso! De seguro ese cabezota dijo lo que no debía—dijo Seto pero se sentía algo preocupado por el muchacho. Después de todo se había arriesgado por Moki y eso él lo valoraba mucho.

 

Llegaron al hospital y se enteraron de las noticias.

 

No les mentiré. Su estado es grave. Tiene 5 costillas rotas, lesiones en el hígado y el pulmón perforado, pero lo que más nos preocupa es que una de las costillas también perforó el pericardio—informó el médico a los hermanos.

 

¿Pericardio?—preguntó Mokuba.

 

Es la membrana que rodea al corazón Mokuba—le dijo Seto.

 

Así es. Además de los golpes en la cabeza que aún no sabemos que lesiones han de causar puesto que el joven aún no ha recobrado la conciencia. Me temo que las primeras veinticuatro horas serán inciertas. Estamos esperando a los padres para la autorización para operarle de inmediato—dijo después el médico tratante.

 

Seto alargó hacia él una de sus tarjetas personales--¡Llámeme si se necesita algo! Mis recursos estarán todo el tiempo disponibles y lo digo en serio. El muchacho salvó a mi hermano de ser secuestrado así que le debo mucho. ¡Trátenlo como si de él se tratara!—dijo.

 

Entendido señor Kaiba. Le haré saber si surge algo—exclamó el joven médico.

 

También quiero saber cualquier novedad—añadió Kaiba.

 

Por supuesto—respondió el otro.

 

¡Vámonos Mokuba!—dijo el castaño a su hermano.

 

Pero yo quería…--susurró el chibi.

 

Mokuba, nada podemos hacer por él y en cualquier momento los medios se enterarán de nuestra participación, si es que no lo saben ya, y vendrán aquí—dijo Seto. –Lo cuidarán, tú lo oíste todo—añadió. El pelinegro asintió con pesar y se fueron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dos horas más tarde.

 

Señor Kaiba. Le llamo por lo del joven Wheeler—dijo la voz al teléfono.

 

¿Qué sucede con él?—preguntó el ojos azules.

 

Al parecer sus padres no cuentan con el dinero suficiente como para operarlo y yo les dije que usted…--dijo el doctor.

 

¡Opérele!—ordenó Seto sin más.

 

Gracias, señor Kaiba—dijo el otro.

 

¡Y hágame el favor de no molestarme  más! Si el chico necesita algo y sus padres no pueden dárselo, póngalo a mi cuenta sin más. Que después su tesorería se comunique con mi departamento de finanzas. Ya di la orden pertinente para que resuelvan el asunto—dijo el empresario antes de cortar. Estaba muy ocupado.

 

Pero en cierto modo…

 

Le preocupaba el chico.

 

Estaba muy mal con todas esas lesiones importantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joey despertó y miró alrededor. Estaba en una habitación que no reconocía. Luego divisó a la figura sentada a su lado.

 

¿Mamá? ¿Tu que haces aquí?—preguntó.

 

¿Qué preguntas son esas Joey? Estás enfermo. ¿En donde más podría estar?—preguntó ella sonriente. Sostenía la mano de él entre las suyas.

 

Pero tú…--dijo él algo confundido.

 

Yo nada. Tú eres el importante ahora. Debes descansar para recuperarte—dijo con tono imperativo la mujer. –Recuerda que sé de lo que hablo. Además de ser tu madre soy enfermera. ¿Recuerdas cariño?—añadió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Moki quiso ir ni bien supo que Joey había despertado y se encontraba fuera de peligro. El rubio se encontraba algo melancólico pese a que lo recibió con alegría.

 

¿Qué te pasa?—preguntó el menor de los Kaiba.

 

Anoche soñé que mi madre estaba aquí—respondió algo reacio el otro.

 

¿Y qué? Eso no es nada del otro mundo—dijo Kaiba algo molesto de que lo sacaran del su entorno por culpa del rubio. Aunque no admitiría que le agradaba que ya estuviera bien.

 

Su hermano le miró con reproche y luego al rubio que miraba cabizbajo hacia otro lado—Lo siento—se disculpó por Seto. –Pero es cierto. No es nada raro que dormido… tal vez estuvo aquí y te habló en serio y pensaste que era un sueño—añadió algo curioso Moki.

 

No lo entiendes… mamá murió hace dos años—dijo el ojos mieles sorprendiendo a los otros.

 

Seto vio como la cara de su hermano se llenaba de pesar. Él nada demostraba pero también sentía cierta empatía por el muchacho. Le recordaba a su propia orfandad.

 

Lo… lo siento. Yo no quise…--dijo el chibi.

 

¡No te disculpes!—dijo con una sonrisa algo triste el otro. –Sé  que no lo hiciste por mal—trató de apaciguarlo Wheeler y le extendió los brazos para abrazarlo.

 

Era una escena conmovedora. Tanto que al propio Seto le gustó aunque no lo admitiría. Pensó que a Moki le hacía falta un amigo como ese aunque no se cayeran bien entre él y el perro como se dio en llamarlo. Además se preguntó si el médico ya le había dicho de su condición.

 

El joven Wheeler ahora cargaría una enfermedad al corazón por el resto de su vida gracias a la lesión ocasionada por esos delincuentes. No podría esforzarse ni tener impresiones fuertes por lo que quedaba de su tiempo vital.

 

En cuanto a Malik y su banda, fueron apresados, juzgados y encarcelados. El dictamen del juez fue de 20 años de prisión por intento de secuestro y lesiones graves con reiteración real.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Habían pasado tres semanas y era el primer día de Joseph en el instituto luego de lo sucedido. Mokuba era lindo y tierno pero como se sentía muy culpable no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Logró que le dejara solo para ir por unos libros en la biblioteca del colegio mientras este le esperaba en una mesa. Estaba bajando unos libros del estante cuando Tea, una ex compañera que  ahora cursaba en otra clase se lo encontró.

 

¡Hola Joey!—dijo ella, normalmente era muy habladora pero frente al rubio se cohibía y se ponía colorada como lo hacía en ese momento. A él le parecía linda.

 

¡Hola! ¿Qué haces?—preguntó acercándosele más y logrando que aumentara el color de su mejillas.

 

Etoooo… Me enteré de lo que te pasó hace unas semanas y bueno. Quería preguntarte si te sientes bien—dijo la joven.

 

Si, gracias. Estoy muy bien—respondió Joey que no era nada tonto. Sabía de que venía eso. Tea quería una cita.

 

Ella pareció tomar valor y dijo muy rápido, como temiendo perderlo--¿Quieres ir a comer pizza el viernes a la salida?—luego lo miró con inquietud.

 

¡Claro!—respondió muy contento él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mokuba vio que su amigo salía de la parte de estanterías muy contento conversando con una chica y se preguntó quien sería pues no la conocía de nada.

 

Ni bien llegó junto a la mesa Joey se la presentó—Mokuba. Esta es mi amiga Tea Gardner. Tea, él es Mokuba Kaiba—

 

¡Mucho gusto!—dijeron ambos.

 

Tea fue mi compañera varios años pero ahora esta en otro curso. Mokuba viene del exterior y es su primer año en Japón—informó el rubio.

 

Los dos amigos del rubio se cayeron bien de inmediato aunque el joven pelinegro no dejó de percibir la forma en que su amiga miraba a Joseph.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Wheeler y el chibi terminaban de arreglarse en los vestidores después de la práctica de baseball. Muchos a su alrededor se quejaban de lo duro que era el entrenador mientras se marchaban. Era viernes y esa era la última actividad en el colegio para los del equipo.

 

Joey se quedó un minuto en el banco medio pensativo y luego estiró los brazos. Él no tenía de que quejarse pues no había practicado y de seguro sería un calienta bancas el resto de la temporada por su enfermedad. O tal vez le pedirían que cediese su lugar, cosa que no le agradaba. El baseball era una de sus pasiones.

 

Bueno. Hoy me toca comer pizza con Tea—dijo pensativo y feliz ante la idea.

 

¿Puedo ir?—preguntó el chibi emocionado ante la idea.

 

El otro lo miró por un momento sin decir nada, luego--¿No querrás ser el mal tercio, no?—

 

¿Quieres decir que es una cita?—preguntó el joven impactado. El otro solo sonrió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Y? ¿Te gusta la pizza?—preguntó la castaña a su amigo.

 

¡Está genial!—dijo él luciendo su sonrisa embobante.

 

Joey… quería preguntarte algo—exclamó ella de pronto.

 

¿Si?—se hizo el desentendido él.

 

¿Quisieras…? ¿Querrías…?—preguntaba ella sin poder terminar las preguntas.

 

¿Ser tu novio?—preguntó él encorvándose.

 

¿Cómo…?—preguntó Tea con los ojos como platos.

 

Inteligencia de uno—dijo con otra sonrisa embobante el ojos mieles.

 

Etooo… ¿Querrías?—preguntó la ojos azules.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A Seto Kaiba se la partía la cabeza. Por eso regresó a casa más temprano de lo habitual y cuando pasó ante el comedor cerrado oyó unas risas que reconoció. Wheeler estaba allí. Dudó en entrar. Después de todo ya le dolía la cabeza y no quería otro más pero después de reflexionar un instante optó por entrar.

 

Dentro estaba Moki, con Joseph y una chica castaña.

 

¡Hermano!—se petrificó Mokuba. Joey odiaba cuando el mayor lograba eso en el chibi.

 

¿Vas a llenarme la casa de gente desconocida?—preguntó el mayor.

 

Nii san…--dijo algo aturdido el joven Kaiba.

 

Otra vez el aguafiestas—dijo Joseph. --¿Por qué no te vas y regresas el 31 de octubre?—añadió.

 

¡Joseph!—exclamó la chica castaña un poco mal parada.

 

¡Déjalo! ¡El ricacho y yo ya nos llevábamos así! ¿Verdad que no te molesta, no?—preguntó el ojos mieles con sonrisa zorruna.

 

Seto tenía ganas de estamparlo contra una pared pero le dolía demasiado la cabeza para hacer semejante esfuerzo. Además el otro… en su condición.

 

¡Te he dicho que no traigas desconocidos a la casa!—dijo el castaño a su hermano obviando responder al otro.

 

Lo siento nii san es que…--dijo el tambaleante menor.

 

Tea no es ninguna desconocida. Es nuestra amiga—dijo el ojos mieles.

 

Si yo no la conozco es una desconocida en esta casa—ratificó el mayor.

 

Igual que yo la primera vez que vine—replicó Joey.

 

Trata de no traerme malos recuerdos—le respondió Seto.

 

¡Hermano!—le gritó por primera vez en su vida Mokuba a la cabeza de la familia.

 

En la cara del mayor se dibujó el enfado, luego miró a Wheeler y a la chica a su lado que lucía incómoda. –Me voy a mis habitaciones. Ya sabes las reglas Mokuba. Más tarde hablaremos de tu castigo—dijo el mayor antes de volverse e irse.

 

¡Quizás debemos irnos!—dijo Tea a Joey.

 

¡No!—exclamó el angustiado pelinegro.

 

Tranquilo Moki. No voy a darle gusto al chupalimones de tu hermano—dijo el rubio sonriendo a su amigo. –Tranquila Tea, el idiota ese es malo pero no hará que desaparezcamos de la faz del planeta ni nada parecido por esto—le dijo a la muchacha luego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rato después Seto y Moki se encontraron en la cocina. Seto salía con un café, vestido con su pijama de seda azul marino con dibujitos de rosas blancas pues el servicio nocturno de la casa ya había terminado sus funciones. Eran más de las diez. Moki entraba para preparar algo supuso.

 

Tenemos que hablar de…--dijo el mayor.

 

¿Puede ser después Seto?—preguntó el menor.

 

Por la pregunta el otro sacó sus conclusiones. --¿Aún están aquí?—preguntó. El otro le miró como temeroso de su reacción. –Dime la verdad Mokuba. ¿Te gusta esa chica?—preguntó el empresario. A su hermano se le subieron todos los colores.

 

¡No, nii san!—respondió Moki, demasiado rápidamente para el gusto de su hermano.

 

¿En serio?—preguntó el otro.

 

En serio. Ella… ella ya tiene novio—respondió el menor y el mayor supo que a su hermano ella le gustaba y solo lo detenía el hecho de que ella tuviera novio.

 

No deberías tirar la toalla solo porque tiene novio. Hasta mañana Mokuba. Por la mañana hablaremos—dijo el castaño. Después de todo al día siguiente era domingo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caminaba rumbo a las escaleras centrales, pues la cocina quedaba en la planta baja, para subir hasta su cuarto cuando vio a Joey y Tea mirando por el ventanal lateral.

 

¡Es hermoso!—dijo ella hablando del jardín.

 

¡Es inmenso!—dijo el ojos mieles. –Lo que este idiota debe de gastar ne jardineros de esta cosa debe ser más o menos el presupuesto de salud nacional—añadió enfadado Joey.

 

¡Joseph!—le regaño ella mirándolo.

 

¡Tranquila que el cuco no está!—respondió él, sonriente, sin dejar de mirar por la ventana con la nariz pegada al vidrio y las manos en torno a los ojos para poder mirar mejor a través de la oscuridad.

 

¡Eres malo!—se quejó ella.

 

¡Y no sabes cuanto!—dijo él volteándose a verla con su sonrisa zorruna para después agarrarla y besarla.

 

Entonces Seto entendió. Moki no quería fijarse en ella porque era la novia del idiota de Wheeler. Dejó la escena adolescente y se fue escaleras arriba. Lo que había visto le dejaba mal sabor de boca.

 

 

Notas finales:

ESPERO VUESTRA OPINION CON ANSIAS

POR FAVOR NO TARDEIS EN DAR VUESTRA OPINION

^^

MATA NE

DESIRE NEMESIS


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