Yo no conteste ya que cuando se habían abierto las puertas casi de inmediato, salí corriendo como si fuera el mismo diablo en persona el que me persiguiera, ya me había acordado de él porque el nombre Kakashi Hatake se me hacía familiar.
Espero que se olviden de mi… rápido.
—oye Kakashi ¿no crees que se fue corriendo muy rápido? Pareciera que huía de nosotros ¿no te parece?
—No lo sé, pero tiene nuestras tarjetas para comunicarse con nosotros por si se le ofrece algo- dijo Kakashi encogiéndose de hombros restándole importancia — ¿vamos a comer?— dijo saliendo ya del elevador.
—mmm vete adelantando ahorita te alcanzo, creo que deje algo allá arriba— sin más se cerraron las puertas con Iruka adentro y un Kakashi abandonado en planta baja.
-está bien pero no te tardes—dijo a la nada mientras se dirigía al auto y sacaba un libro color naranja que se disponía a leerlo– ¿ese chico lo conoceré de algún lado? Quien sabe– con esto se puso a leer esperando a su amigo en ese estacionamiento.
–pero que susto ese par me ha dado ¡uf! - decía mientras me detenía en un parque para recuperar el aliento y descansar un poco sorprendiéndome a mí mismo por lo rápido que podía correr, me dejaba caer una de esas bancas y recordé que en este mismo lugar años atrás había tenido un sueño hermoso, cuando era un crio y me venía para acá a dormir sobre el césped, no me importaba lo que dijeran de mi o lo que pensaran los demás de mi aspecto o demás, solo dejaba que el viento pasara sobre mi cabello y me relajaba, entraba a mi propio mundo y eso era de lo mejor , también cuando me venía divertir con mi mejor amigo de hipnotizantes ojos azules y su peculiar cabello…
– ¡Señor!-me hablo un chico sacándome de mi cavilación, era un rubio de melena larga atada en una coleta, tenía un ojo azul hermoso, el otro lo tapaba unos mechones de su cabello, tenía una nariz fina, su delgada figura por un momento me hizo creer que era una chica, pero su voz me dijo todo lo contrario, parecía un modelo –perdone que lo moleste pero ¿me daría su hora?
– ¿he? Si – mire mi reloj– 2:35pm
–Oh gracias-me dijo –creo que he vuelto a llegar temprano- se dijo más para sí que para mí, ya que estaba ahí sin hacer nada, me aventure y pregunte:
– ¿Tiene una cita?–imposible de que no tuviera, debía de ser un imán de chicas andante, solo tenías que mirarle.
–jejeje algo así, ¿se nota mucho?-pregunto un poco sonrojado desviando un poco la mirada
–No, ¿una novia?-le pregunte sin la esperanza que me contestara pues su rostro desencajo
–no una novia, exactamente– empezaba a ponerse nervioso, me había sorprendido que me contestara, pero no entendía su reacción
– ¿acaso un amigo?
– ¡Sí!, algo parecido a eso-dijo después de titubear o eso me pareció– y ¿usted?–dijo cambiando de tema– ¿está esperando a alguien?
–no, acabo de renunciar de mi trabajo, llegue sin proponérmelo a este parque y estaba pensando varias cosas. –dije sin pensar, después de todo era lo que había pasado.
– ¿Y por qué renunció?–me preguntó y sin darme cuenta empecé a contarle sobre mi trabajo y hasta lo que había sucedió esta mañana, omitiendo algunos nombres.
–Y eso es todo–dije como ultimo de mi relato, me sentía bien después de contarlo aunque el hombre frente de mi fuera un total desconocido, fue algo que me hizo sentir bien, desahogado, libre.
–Si yo hubiera sido usted, desde el primer momento no me habría dejado y les hubiera dado la golpiza de sus vidas ¿Quiénes se creen solo para criticarlo por su aspecto?– dijo el rubio alzando un puño – sabrían que conmigo no se meten, los haría explotar, ¡hm! –dijo y me sonrió, le correspondí la sonrisa y nos pusimos a reír, era raro que apenas lo conociera y me agradara tan bien.
–quizá tuve que hacer eso desde el principio, lamentablemente no me gusta el conflicto, agregando que no se pelear.
–No se necesita saber pelear, solo debes saber dónde golpear y listo, el hombre más fuerte se retuerce tirado en el piso en cuestión de segundos. – dijo señalando sus partes… y de inmediato entendí la indirecta.
–ok, quizá algún día lo ponga en práctica ¿usted tiene algún problema? –le pregunte pensando que ya había hablado mucho y le tocaba a él hablar.
–Mmm, pues sí, yo sé muy bien que ya no soy tan joven y debo sentar cabeza, soy muy inmaduro, muchos me dicen que soy muy cambiante por no decir bipolar, mi familia quiere que me haga cargo del negocio familiar, me gustaría mucho hacerlo pero presiento que si digo que sí, ya no podré dedicarme a mi arte que es otra cosa que me gusta hacer, empiezo a dudar si mi arte de verdad gustara…–tu voz se apagó y tu ojo perdía brillo, parecías demasiado confundido y muy triste
–si te soy sincero, –dije viendo al cielo– a mí me parece que puedes hacer ambas, confió en que te las ingeniaras de una u otra manera, apenas te conozco y aun así creo que no eres de los que se dan por vencidos fácilmente.
No como yo
–Si a ti te gusta tu arte eso es lo que importa y ya. Solo confía en ti.
–Gracias– volviste a sonreír, estabas contento
–Exactamente ¿qué edad tienes?–pregunte recordando lo de “sentar cabeza”– ¿18? ¿20?
–27–dijiste un poco apenado y ¿molesto?
¿¡QUE!? ¡Pero si te ves de 18!- pensé sin podérmelo creer solo te mire sorprendido
–y ¿usted qué edad tiene?–me preguntaste
–24
–Soy mayor que tú– me dijiste sorprendido–la verdad creí que eras de mi edad o mayor, lo pensé por tu ropa de oficina y portafolio, te hace ver mayor.
–yo creí que eras un estudiante
–jajajaja que cosas son la vida ¿no lo cree?
–sí que raro, no me lo esperaba…
–Deidara, mi nombre es Deidara y ¿el tuyo es?
–Mi nombre es…
– ¡Deidara!– grito un chico castaño a lo lejos lo saludaba.
–ya llegó– dijo Deidara sacando un pedazo de papel y una pluma, anoto algo y luego me lo dio – me agradas mucho, espero seguir en contacto, adiós–dicho esto me sonreíste y te fuiste con aquel chico que te llamó, vi el papelito que me diste, tenía tu nombre escrito y tu número telefónico personal y el de tu casa, sonreí para mis adentros, empezaba a conocer gente agradable.
Con esto me fui en dirección a mi departamento, mañana sería un día nuevo y empezaría a buscar trabajo.
– ¿porque tardaste tanto tiempo? Iruka, comenzaba aburrirme–dijo Kakashi un tanto adormilado
–por nada, vámonos ya
Dicho esto, Kakashi prendió el auto y se fueron del lugar.
– ¿vamos a comer?
–vale–contesto Iruka, se encontraba pensando muchas cosas que había descubierto al volver a subir a esas oficinas y pedir el expediente del chico que había renunciado llevándose una gran sorpresa.
Conque ahí habías estado trabajando… bueno mañana te iré a buscar a tu departamento y aclarar algunas cosas Sekai Utagawa o debería llamarte…