La alarma había sonado y por primera vez la apague y decidí regresar con Morfeo a el mundo de los sueños, ya recordaba lo que era dormir un poco más, cosa que no hacía desde hace unos meses, mejor dicho desde que entre a trabajar para esa compañía. El sueño fue de lo mejor, había podido por fin descansar y la presión había desaparecido, me prepare una taza de café cuando desperté y un desayuno algo sencillo pero delicioso que deguste tranquilamente en la comodidad del departamento, aunque se sentía un poco solo y abandonado, el silencio no se me hizo incomodo, la calma era magnifica y aun así… sentía que faltaba algo.
Después de la calma viene la tormenta… y no estaba preparado.
Escuche que tocaban la puerta, con paso lento me dirigí a ver quién era, abrí la puerta sin quitar el seguro de la misma
– ¿Diga?- pregunte al moreno que me veía fijamente, lo había conocido ayer
–Señor, venía a informarle que el elevador ya ha sido reparado y ya puedo hacer uso de él, que tenga un bonito día–dijo el técnico y se fue por el corredor, cerré la puerta y cogí el periódico que había dejado en la mesa, prendí el televisor y me senté en el sillón buscando ofertas de trabajo.
Después de tomar un buen baño con agua caliente y vestirme con lo más apropiado para una posible entrevista de trabajo, ordenaba los documentos requeridos en una mochila pequeña pero cómoda. Por ultimo anotaba la dirección de la única empresa que estaba ofreciendo empleo e iba acorde a lo que había estudiado y trabajado, tome mis llaves, dinero y fui rumbo a la empresa.
¡¿Acaso este día no podía ser peor!? Suspire derrotado, era muy obvio que aquel hermoso doncel de piel fina había obtenido el trabajo, más que una entrevista de trabajo había parecido un concurso de belleza que sin duda había perdido, lo más frustrante era que desde que había iniciado la entrevista, aquellos entrevistadores me vieron feo y posaron toda su atención a ese doncel de figura impactante, haciendo que las dos mujeres, los dos hombres y yo que habíamos ido por el trabajo viéramos mal a ese doncel, la entrevista era grupal y aun así parecía que solo les interesaba aquella persona, lo que de plano me hizo fruncir el ceño fue que ni siquiera vieron los currículos y después de cuarenta minutos de que babearan por el doncel, ya habían dado por terminada la primer parte de la entrevista, los demás aspirantes y yo nos enojamos ya que no se tomaron la molestia de preguntarnos ni la mitad de lo que le preguntaron al doncel y aún faltaba una segunda parte y se sentía un ambiente tenso en el pasillo, después de unos treinta minutos nos hicieron pasar otra vez para comenzar ya con la última parte de esta farsa, al notar de que nos ignorarían a mí y los demás aspirantes, me levante de la silla y me fui indignado, simplemente no podía aceptar la forma con la que nos habían tratado pero al parecer ni cuenta se dieron que ya había una persona menos en esa sala. Caminaba con rumbo a la salida del lugar cuando di un traspié y caí con un sujeto.
– ¡¿que acaso no te fijas o qué?! ¡Maldición ve por donde andas!– me grito el sujeto al que había tirado, me disculpe sinceramente por mi torpeza y le ofrecí mi mano para que se levantará, la cual rechazo con un mantazo – no me toques, no necesito tu ayuda, imbécil –sinceramente no tenía el ánimo para contestarle y menos para crear otra pelea, me disculpe una vez más pero sin sentirlo y salí del lugar importándome un comino aquel tipo.
Caminaba con dirección al departamento cansado, otra vez pasaba por el parque y me acorde de Deidara, saque mi teléfono y busque su nombre en la lista de contactos, cuando lo encontré dudaba si llamarle o solo mandar un mensaje. Me decidí por la segunda. Pero ¿Exactamente qué le diría?
– ¡Esto te pasa por ver a mi novia!-grito un hombre dando un puñetazo a otro, esto sucedía un poco a lo lejos de donde me encontraba, eran en total unos cuatro hombres y un rubio que se tambaleaba.
–Je, ni que ella fuera tan bonita– dijo el rubio que parecía estar muy ebrio y recibió otro gran golpe.
Empezaba a dudar de la inteligencia de este hombre ¿Acaso quería que lo mataran? O estaba demasiado borracho que no sentía nada, sin embargo no era asunto mío y simplemente ignoraría que lo que viera, me mantendría al margen.
Camina, agacha la cabeza. Camina y agacha la cabeza. Camina e ignora lo demás, no te metas.
– je golpeas como un marica, ya veo porque tu novia se va de coqueta con otros–dijo ese rubio en son de burla con el labio superior roto.
–ahora si hijo de puta…–grito el albino y junto con sus otros amigos empezaron a golpearlo y yo solo fingía no oír ni ver nada mientras esperaba que pasara un taxi.
Lo van a matar… yo no sería en parte responsable de eso ¿cierto?
– ¡dejen de golpearlo lo van a matar!–grite sin pensarlo y con un poco de pánico, haciendo que aquellas personas me voltearan a ver y si las miradas golpearán ya estaría inconsciente en el otro mundo, bueno si eso fuera posible – ¡llame a la policía, vienen en camino!-grite ahora con mucho pánico ya que se empezaban acercarse a mí, siendo lo primero que se me vino a la mente.
Al escuchar policía salieron corriendo, solo uno de ellos se me acerco rápidamente y me dio un golpe en la cara que me aturdió y me volvió a reventar los labios, después de esto se echó a correr en dirección de sus amigos. Me acerque al rubio que se encontraba tirado en el piso todo golpeado y con sangre, pero consiente tirando golpes y frases al aire diciendo puras incoherencias, trate de que me hiciera caso, lamentablemente parecía estar en su mundo, suspire frustrado y llame un taxi, le pedí al chofer que me ayudara a meterlo dentro del vehículo, a regañadientes y ofreciéndole un poco más de dinero aceptó. Busque en sus bolsillos ya cuando se quedó dormido, alguna identificación, dirección o teléfono para saber dónde podía dejarlo, mi búsqueda fue un fracaso ya que solo llevaba unos cuantos billetes nada más y unas llaves que no me servían en nada. Al final le pedí al taxista que me llevara a mi departamento y de nuevo que me ayudara a llevarlo hasta mi departamento, gracias al funcionamiento del elevador la tarea no fue tan pesada, aun así el taxista ya no podía más y deje que lo tirara en el sofá de la sala, le agradecí y le pague con el dinero del rubio el doble y le di una propina considerable por el favor, el taxista me sonrió, y se retiró.
Empecé a curar las heridas del rubio, de su rostro desinfecte las heridas, le puse dos curitas y vende su cabeza y su ojo izquierdo que en si sangraban y detuve el sangrado antes de aplicar un poco de pomada en las vendas, desabroche su camisa, se la quite y me sorprendí del cuerpo de adonis que tenía el rubio, no estaba muy marcado de brazos y pecho sin embargo se notaba que se ejercitaba regularmente, estaba de mi gusto. Sacudí la cabeza ante aquel pensamiento y continúe con mi labor de limpiar y curar, dude por un momento si debía quitarle los pantalones y luego pensé que no habría problema ya que yo también tenía lo mismo que él dejándolo solo en bóxer.
Cuando acabe con el rubio, pedí una pizza a domicilio, ya que me había entrado el hambre y no estaba de humor ni energía de cocinar algo, me limpie la herida de mi boca rápido viéndome en el espejo y al ver mi rostro me aparte dejándome caer en un sillón individual al lado del rubio que dormía plácidamente, prendí el televisor para distraerme un poco de aquí a que llegaba la comida, al sentir un poco de frio, fui a mi habitación a cambiarme de ropa y agarre una cobija para tapar al rubio.
Escuche unos golpecitos en la puerta pensando que sería el chico la pizza y agarre la cartera para pagarle al repartidor, me dirigí a la puerta y la abrí.
–Hola– me dijo sonriente el moreno de la cicatriz que atravesaba su nariz: Iruka– Sekai Utagawa o puedo llamarte por tu verdadero nombre… –escuche y vi sus labios que articulaban mi verdadero nombre, abri mis ojos como platos y palidecí, esto no podía estar pasando.
En ese momento no sabía qué hacer, pero sentía que mi ilusión se caía a pedazos.