POV Deidara
Caminando entre las gotas de lluvia
recordé las lágrimas que una vez
abandonaron mi rostro…
Para nunca más volver. (1)
Las gotas de lluvia rebotaban contra mi ventana, una ligera capa de vapor las cubría lentamente y yo mentalmente llevaba la cuenta regresiva, las 11:59 pm marcaba el reloj digital encima de mi mesa de noche.- 5…4…3…2..1…- El reloj marcó las doce de la noche y un relámpago iluminó tenuemente mi habitación, me acomodé en mi cama y susurre para mí mismo –Feliz cumpleaños- antes de cerrar mis ojos y dejar que Morfeo lo llevará al séptimo sueño.
Los oledores de tragedias están
por todos lados
se levantan a la mañana
y empiezan a encontrar las cosas
mal. (2)
La luz del sol me cegó en cuanto abrí mis ojos, las blancas paredes me recordaron momentáneamente en dónde me encontraba, suspiré volteando a ver a la nada, en donde unos rastros de pólvora estaban regados en aquella mesa, levante mi adolorida y vendada cama, aún no recuerdo cómo fue que llegué a este punto, tapé mis ojos con mi codo y solo me limite a esperar.
Camina, pero no corras
que los años vienen por tí.
Despierta, que lo pasado
por siempre en ti estará. (3)
Un sonido de una puerta llamó mi atención, desorientado giré hacia aquel lugar de donde provenía aquel sonido, confundido vi lágrimas en los ojos de Sasuke, traté de incorporarme más el dolor me impidió hacerlo –Sasuke- digo con voz pastosa -¿Qué paso?
Más ninguna palabra salió de sus labios, sin pensarlo corrió hacia mi dándome un abrazo posesivo, de nuevo me pregunte el porqué de aquella reacción y por qué yo estaba allí.
Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando. (4)
-Eso no importa, lo que importa es que estés bien- me respondió con lágrimas en sus ojos, unos cables colgaban de mi mano izquierda y un extraño dispositivo apretaba mi dedo índice, aún sin entender nada trato de acomodarme, más el dolor sigue allí, en un espejo frente a mi veo miles de golpes y aunque no me había dado cuenta, una gasa cubría mi ojo derecho.
Otro sonido llama mi atención y allí parado con una taza de café se encuentra Naruto, y al igual que Sasuke corre hacía mí, y me abraza con alegría y al tiempo preocupación.
Rasco con cuidado mi rostro, sin entender nada aún, volteo nuevamente hacia la puerta por un nuevo sonido que llama mi atención, allí se encontraba Itachi, sus ojeras aún más marcadas y su cabello un poco más largo llamaba mi atención ¿Qué había pasado?
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en él.
No sé bien lo que quiero, incluso de él, y no
pienso más que en él.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarlo
casi prefiero no encontrarlo,
para no tener que dejarlo luego. (5)
Su taza de café tembló ligeramente en sus manos y a paso calmo llegó hasta mí, de sus labios solo una oración salió y apretándome en sus brazos comenzó a llorar, oficialmente estaba preocupado, giré un poco a mi izquierda y pude divisar muchos ramos o globos que decían “mejórate”, en una esquina una pequeña marioneta parecida a mi colgaba de un rincón y una gran capa negra con los nombres de mis amigos escritos en cada una de las nubes rojas me dejaron anonadado.
-¿Qué paso? Vuelvo a repetir, esta vez mi voz sonó menos pastosa, me rasque mi cabeza encontrando un poco de sangre seca en ella.
Todos se observaron mutuamente y callaron por un segundo, Itachi estaba por responder cuando una máscara naranja se asomó por el borde de la puerta, no tenía que adivinar de quién se trataba, ya que su estridente voz me dejó sordo por un segundo – ¡Deidara!- lágrimas de felicidad abandonaban su rostro mientras me abrazaba con desesperación y alegría, traté de empujarlo más mi fuerza era casi nula.
-Obito- digo tratando de alejarlo –suéltame- más las lágrimas que empapaban la ropa que llevaba me dieron a entender que él no lo haría en un buen rato, sin él quererlo la máquina que marcaba mis latidos cardiacos cayó de mi dedo y un sonido empezó a llenar aquella habitación, de repente uno a uno de mis amigos llegaron corriendo y me encontraron allí, vio, respirando, y muy confundido.
Algunas veces encuentras en la vida
una amistad especial:
ese alguien que al entrar en tu vida
la cambia por completo.
Ese alguien que te hace reír sin cesar;
ese alguien que te hace creer que en el mundo
existen realmente cosas buenas. (6)
Mi cuerpo es llenado de abrazos y uno que otro beso de parte de Konan, observó de reojo a Yahiko pero lejos de estar enojado o celoso sus ojos están llenos de felicidad y en su rostro una mueca parecida a una sonrisa me deja perturbado, intento apartarlos más las palabras, abrazos y besos me lo impiden, de repente una doctora de con coletas y cabello rubio los regaña haciéndolos salir, unos saltan de felicidad y otros simplemente salen con una mueca de felicidad en su rostro, de nuevo, estoy confundido.
-Qué tanto recuerdas- me pregunta Itachi sentándose a mi lado mientras la doctora pone de nuevo aquel extraño aparato en mi dedo índice.
-No mucho- le respondo- lo último que recuerdo es ver el reloj sobre la mesa de mi habitación marcando las 12 de la noche y luego, amanezco en un hospital, no entiendo- le digo rascándome mi mejilla tratando quizás de recordar lo que había pasado.
-Bueno- respondió él juntando sus manos y mirándome fijamente- esto paso exactamente hace tres semanas.
-¿Tres semanas?- le interrumpo, con cuidado giró hacía el calendario que esta posado sobre mi mesa y compruebo que él no me está mintiendo, hoy era 19 de mayo, -Genial- murmuré- He perdido mi cumpleaños o quizás lo he olvidado- con mi mano lo invitó a que continué.
-Cómo te decía, esto pasó exactamente unas tres semanas atrás.
Flash back (POV Itachi)
No hay lugar para ti y para mí juntos
en esta ciudad rota en la que somos
tú y yo, no lo mejor de cada uno
sino tú y yo. No hay sitio. (7)
El reloj despertador interrumpió mi sueño, allí, atrapado en la monotonía abrí mis ojos, como siempre, a mi lado nada se hallaba, desperté y observé el calendario pegado a la pared, hoy, era 5 de mayo, despeiné mi cabello negro y salí de mi habitación, semanas atrás había terminado con mi novia, y aún no había aceptado el hecho que ella se había enamorado, me sentí devastado.
En la cocina encuentro a mi hermano, quién cocinaba junto a Naruto y este lleno de harina intentaba formar diversas figuras con aquella masa.
-¿Qué hacen?- Les pregunte divertido al verlos
-Un pastel de cumpleaños- cuando escuché aquello levanté inconscientemente mi ceja izquierda.
-¿Quién cumple años hoy?- traté de recordar a quién pertenecía tal fecha, mi hermano bufó y con la espátula golpeo ligeramente mi cabeza, levanto sus dos manos y dijo –“Tu novio”- burlándose de mi rostro, al decir tal palabra.
-¿Deidara? Le digo asombrado- él no es mi novio- le replico, más el solo se burla de mi lenta respuesta.
-Sí, lo descubrí hace unos días y planeaba darle un pastel más…- me mostro la mesa llena de fracasos- aún no he podido hacerlo bien, me burlo de su ineptitud y sin dudarlo le ayudo a armar aquel pastel de cinco pisos.
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma. (8)
La fiesta, era animada, más de repente el sonido de mi celular me sacó de mis cavilaciones, el celular sonaba una y otra vez y conteste. –Bueno-
-Itachi, hablas con Yahiko.
-¿Qué pasa?- pregunté preocupado.
-Es Deidara, nos vemos en el antiguo faro, es urgente.
Sin pensarlo dos veces, salí corriendo, mi hermano salió corriendo tras de mí, el tramo aunque corto fue agonizante y de repente observó que el antiguo faro ya no estaba, y miles de ambulancias se agolpaban a lado y lado de la carretera, mi hermano tomo fuertemente la mano de Naruto, quien preocupado quiso correr a auxiliarte, más ya era demasiado tarde.
Fin flash back
-Una ambulancia te llevaba lejos, según lo que Yahiko pudo alcanzar a contarme, la estructura había caído por el desgaste natural y tú estabas dentro, un pedazo de madera atravesó tu ojo y dijeron que nunca despertarías, más nunca perdimos la fe- Lo observó con mi boca abierta ya que no sé qué pensar, toco nuevamente la gasa sobre mi ojo más no recuerdo nada.
-¿Perderé la vista?- pregunté con miedo, el tomó sus manos y las entrelazo.
-Es una posibilidad- tomo mis manos y suspiró observando el verde de las hojas, esperando.
Los destellos del atardecer
son muy hermosos,
pero no pueden compararse
con el brillo de tus ojos. (9)
Las luces de las calles iluminan levemente mi rostro, miles de amigos han pasado por aquella puerta que conduce a mi habitación, miles de regalos se extienden a un lado de mi cama, más, la tristeza me embarga, pensar por solo un instante en la posibilidad de perder mi vista me hace llorar, ya no más arte, ya no más nada, suspiro llevándome una mano a mi cabeza.
La comida del hospital sabe mal, más es lo único que puede llenar mi estómago, el suero gotea cada dos por tres y cada hora vienen enfermeras revisando el líquido que cae por él para que no se agote, y yo, solo quiero dormir, cierro mis ojos cansado, y espero ver un nuevo amanecer.
Fue sueño ayer, mañana será tierra.
¡Poco antes nada, y poco después humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra! (10)
Unos ligeros rayos de sol me despertaron, lo primero que hice fue tocar mi ojo derecho y la gasa seguía allí, voltee ligeramente y a mi lado se encontraba Itachi, en su pecho un libro estaba apoyado en su pecho, su respiración calmada me tranquilizaba un poco, de reojo vi como una línea subía y bajaba contando mi ritmo cardiaco, y pude observar que cada vez que lo veía mi corazón latía un poco más fuerte, me golpee un poco mi cabeza y dije en voz baja –Si… Itachi me gusta- cerré mis ojos tratando de calmar mi respiración.
No sé cómo, pero volví a dormir hasta que el sonido chirriante de unas ruedas me hicieron levantarme de nuevo, por la habitación una enfermera de cabello rubio llegaba con diversos implementos y detrás de ella un doctor con una coleta y mirada perdida, me incorporo con cuidado y cada vez que un movimiento era realizado mis huesos crujían levemente, quizás por la falta de movimiento.
Con cuidado retiró la gasa de mi jo derecho y con una linterna empezó a alumbrarlo, yo temblaba ligeramente mientras contaba los minutos, de repente una gota resbalo de mi ojo y cerré por instinto mi ojo, la luz me cegaba, el doctor sonriente dijo-Buenas noticias, no perdiste la visión, pero deberás venir cada mes a control, hasta que estés curado completamente.
Una sonrisa afloro en mí y solo asentí, una nueva gasa fue puesta en aquel lugar y por primera vez respire hondo de felicidad.
Si no puedes amarme, ¡perdóname mi pena!
¡Pero no me mires así, desde tan lejos!
Me arrastraré callada a mi rincón
y me sentaré en la sombra, tapando con mis dos manos
la vergüenza desnuda. No me mires, no me mires,
¡y perdóname mi pena! (11)
Las horas pasaban, mis amigos entraban, salían con una gran sonrisa, preguntándome el porqué de sus acciones, cada vez que llevaban comida ante mí me sentía desesperado, quería sentir el sabor de una hamburguesa, o de algo con más sabor y muy a mi pesar debía comer aquella bandeja por completo.
Siempre que Itachi entraba por aquella puerta, sentía un vació en mi corazón, no podía y no debía sentir lo que estaba sintiendo en aquel momento, recordé que antes del accidente estaba cavilando sobre lo que últimamente sentía por él, quería estar equivocado, más mi latido desbocado me contradecía, me odiaba por amar.
De repente Obito entro con una silla de ruedas, me sorprendí un poco, vendaron con cuidado mis ojos, y sin saber a dónde me llevaban empecé a recorrer aquel hospital, solo escuchaba ruidos extraños y carcajadas, intentaba moverme más el suero que aún colgaba en mi brazo me lo impedía, solo tenía que confiar en ellos.
La silla se detuvo de repente y la venda sobre mis ojos fue retirada con el mismo cuidado con el que me la habían puesto, allí había un gran salón, decorado con las palabras “Feliz cumpleaños” y un “Deidara, mal hecho, sonreí y Obito hablo.
-Dei- dijo abrazándome- como no pudiste celebrar tu cumpleaños pensamos en celebrarlo ahora.
-Chuicos- les dije- no debieron tomarse tal molestia.
-No es ninguna molestia- intervino Yahiko –Te lo mereces- Una sonrisa apareció en mi rostro.
Aunque estaba en silla de ruedas, la experiencia fue inolvidable, al lado de mis amigos disfrute de este día, de repente un sonido llamo mi atención, allí parado en medio del todo estaba Itachi.
-Deidara- dijo levantando una copa de vidrio, que no sé de dónde la sacó, este día, bueno no hoy, el 5 de mayo, hace ya muchos años, abriste tus ojos por primera vez y lo que te deseo es…- dijo haciendo una pequeña pausa.
-Este día que ya empieza, Te felicito y te lleno de paz, Este lindo y precioso día,Que cumples un año más.
Lo más lindo es que cada año, Celebramos sin parar, Y siempre tú cumpleaños, Será muy especial.
No te desanimes con los obstáculos, Mira delante y triunfarás, Porque eres una buena persona, Y yo se que siempre lo serás.
Cuando estés triste nunca te olvides, De un amigo que te apoyará, En las buenas y en las malas, Y nunca te dejará.
Que lindo cuando una persona, Siempre está junto a Dios, No te olvides de él hermano, Y siempre serás mejor.
Siente junto a ti mi apoyo, Vamos unidos hasta el final, Que Dios te bendiga y te guarde, Y que cumplas muchos años más. (12)- mis ojos se abrieron y mi corazón se detuvo, mi respiración fallo y un poco y solo sonreí por cortesía, aquellas palabras salían de su corazón de amigo, le agradecí, más un inmenso vació se instauró en mí, el resto de la velada, fue llena de risas, juegos y aventuras, cuando mi cumpleaños terminó suspiré por las miles de serpentinas y restos de confeti regados por el suelo, el camino de regreso fue más duro de lo que pensaba y yo solo quería dormir, y volver a despertar.
En mi habitación color blanco, los recuerdos vinieron a mí, se reunieron y me devastaron, y ahora ¿Qué debía hacer?, lo que sentía ya no era reversible, tomé una hoja de papel y empecé a romperla, como si estuviera haciendo lo mismo con mi corazón, él jamás debía saberlo, yo no se lo diría, y aquel secreto moriría conmigo de ser posible, observé la luna antes de dormir y esperar a despertar una vez más.
No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.(13)
Es tan humano este dolor que siento.
Esta raíz sin tallo florecido.
Este recuerdo anclado al pensamiento
y por toda la sangre repetido,
que ya ni me fatiga el vencimiento
ni me sangra el orgullo escarnecido,
mi corazón se acostumbró al tormento
de perder la mitad de su latido. (14)
Continuará...