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Criaturas de la noche. por christalchii268

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Notas del capitulo:

Lamento poner el capitulo tan en la tarde, pero me prohibieron usar la computadora D:

Ahora, aqui esta~

Esta historia tomo mucho de mi, porque queria hacerlo mas largo y asi, pero bueno ^^U

Espero y lo disfruten :D

 

Capítulo 2: Cambia formas lobo.

 

El viento le acariciaba la cara con ternura, la luna, su eterna compañera, brillaba desde lo alto, seduciéndolo para que se entregara a sus instintos naturales, que luchaban por correr y ser libres.

El por fin se inundó de los inmensos sentimientos, respirando el puro aire con olor a bosque, tierra tibia, libertad. El corrió, sin siquiera pensar en detenerse, recorriendo con agilidad los árboles, sintiendo cada natural llamado y presencia de la naturaleza en todo su bello esplendor. El bosque era magia pura a la luz de la luna llena.

Cuando comenzaba a bajar solo un poco su recorrido sintió compañía. El solo se concentró sin deja de correr, entonces se tranquilizó al ver uno de sus amigos llevar la carrera a su lado. De haber podido, él hubiera reído, mostrando su alegría.

Una fresca ventisca llego del norte y todos sus compañeros se detuvieron a la vez, ninguno agitado por el ejercicio. Los sentidos se llenaron y saciaron de aquello que para ellos era natural y necesario.

Nowaki podía intoxicarse, volviéndose adicto a ese especial momento.

El mío a los pequeños cachorros correr, jugando entre ellos. Los pequeños eran lo más preciado en la manada, en su familia.

Nowaki en su forma lobo levanto la cabeza, volviéndose a llenar de los olores, del ruido que para algunos humanos era tenebroso, pero para él era cautivador.

Su mejor amigo le dio una juguetona mordida en su cuello y le correteo, contagiado por la diversión y libertad total que sentía su raza por los encantos de la sensual luna llena.

Los pequeños cachorros los siguieron y ellos jugaron alrededor de Nowaki. Cuando los pequeños lobos creyeron que su primera luna llena no podía ser más divertida, un lamentablemente poco suertudo conejo apareció unos metros adelante. Todos se quedaron quietos, agudizando su instinto que no podían ignorar. El alfa se adelantó a la manada, en silencio acechando, enseñando a los pequeños como se hacía. Solo un segundo basto para que el lobo más grande, y por derecho mandara, cazara al infortunado conejo blanco.

Nowaki en ausencia del alfa cerca, y como derecho al ser el beta, segundo al mando, protegió a los cachorros, negando con una sutil mordida en el cuello al primero, que no se separaran de la manada.

Poco después el alfa regreso. Su hocico manchado levemente de sangre, y el conejo muerto entre sus dientes filosos y hechos para cazar.

La manada entera soltó un pequeño aullido, celebrando la captura del líder. Nowaki permitió que los excitados cachorros fueran a curiosear con el alfa tanto como este lo permitiera.

La noche avanzo maravillosamente, y Nowaki se permitió correr un poco más en solitario, teniendo la certeza de que la manada entera estaría cerca y protegida por el alfa.

Nowaki sintió con placer la hierba bajo sus patas, la frescura de los muchos árboles, la vida entre los arbustos y rocas. Mientras corría no se permitió dejar de oír a su familia, escuchando hasta el mínimo movimiento del más pequeño de los cachorros. Su olfato y oído eran privilegiados, así que él no tendría problemas, mucho menos miedo.

El regreso justo cuando el alfa se ponía enfrente de su pareja lobo, haciendo rodar el conejo antes cazado, mostrándolo como presente a su esposa, que tenía con el líder tres hijos. Ella lamio el hocico del alfa agradeciendo el regalo.

Nowaki miro la luna ya alta y por fin fue consiente del tiempo tan largo que había trascurrido con la excursión de la manada. Entre ellos era un ritual irrompible que corrieran en su forma de lobo con todos cuando había luna llena, pero Nowaki aunque amaba esas ocasiones, tenía una cosa igual de importante que hacer antes de que la noche avanzara más.

Él se apresuró al alfa que permanecía un poco lejos mirando a su numerosa manada de 35 lobos. Al frente de él hizo un movimiento lento con la cabeza, señalando con el hocico hacia el hogar principal de la manada. El líder que ya había advertido de la pronto marcha de su beta, y también de sus mejores amigos de infancia, asintió con la cabeza, dando permiso de que se retirara. Antes de irse, Nowaki se volteo en su espalda, mostrando el vientre a su alfa en muestra de respeto y sumisión, un saludo normal y estricto desde hacía siglos.

>>Solo vete, Nowaki...<< Escucho la voz divertida de su alfa en su cabeza, una de las muchas singularidades de los cambia formas.

>>No tardare mucho, lo prometo<< Dijo antes de marcharse corriendo a casa en forma de lobo. Si fuese por él, iría a su destino de la misma forma, pero no quería asustar a ningún humano en su camino.

Justo en la entrada de la enorme mansión del alfa, donde él también vivía, cambio a su forma de humano, mostrándose desnudo, tal como siempre sucedía con los de su clase. Antes de tomar la manija de la puerta principal una voz a sus espaldas le detuvo, su mejor amigo.

-Nowaki, apenas está empezando la noche. ¿Por qué te marchas tan pronto? ¡Te perderás la diversión!- Nowaki volteo a verlo y lo encontró sonriéndole amablemente, con su cabello rubio agitado por el viento. Su amigo también estaba desnudo, pero al nacer cambia forma él ya estaba acostumbrado desde pequeño, así que no le molestaba o incomodaba.

-Tengo algo que hacer, aunque volveré antes de que vuelvan a casa- informo entrado a la casa.

-¡Debe ser algo realmente importante si te vas justo ahora!- le grito su amigo a través de la puerta. Nowaki sonrió caminando hacia su cuarto por ropa. Su amigo no tenía idea lo importante de lo que hacía cuando el reloj daba las 2 am.

 

 

Nowaki Kusama, 24 años exteriormente, varios siglos de vida cambia forma lobo, estaba escondido entre las sombras provocadas por el inadecuado alumbrado público. El esperaba pacientemente, mirando con sus habilidosos ojos a través de la obscuridad. Por fin lo que buscaba apareció caminando pesadamente al principio de la calle.

“Ha llegado a salvo, que bien...” Pensó en alivio Nowaki.

Cuando una lunas atrás él quería correr, pero no precisamente protegido por los árboles, el descubrió a un singular humano volviendo de algún lugar con evidente cansancio. El humano hombre era bello aun en su aspecto típico de cabello y ojos cafés, pero lo que despertó la lujuria y miedo de Nowaki fue el olor embriagador del joven.

Aquel chico caminaba a las altas horas de la madrugada, exponiéndose a los muchos peligros para los humanos en la cuidad, era la pareja única de por vida de Nowaki. Desde entonces hacía de su tarea esperar en el mismo lugar la llegada del hombre, acompañándolo un gran trecho hasta la casa del humano, marcando advertencias a los alrededores para cuidar a su no reclamada pareja.

Nowaki podía adivinar lo que diría su manada, por eso no menciono el porqué de sus desapariciones nocturnas diarias. Ellos lo tacharían de idiota y cobarde por no reclamar a su pareja, pero aunque Nowaki sabía lo raro que era en su raza encontrar pareja fuera del alfa, el no hacía nada hacia su hombre.

Nowaki caminando entre sombras detrás de su pareja recordó por qué no podía atraer a sus brazos al humano y besarlo, nunca dejándolo ir para protegerlo y amarlo.

Su pareja, del cual aún no sabía ni siquiera su nombre, era humano.

Tantas cosas se interponían entre ellos, solo uniéndolos el lazo de pareja de por vida, y dado que Nowaki era inmortal...

Así, noche tras noche, Nowaki lo protegía sin dar la cara, lamentando no poder cruzar la línea y atarlo a él por la eternidad.

 

 

Hiroki una vez más volvía del explotador trabajo que su abusivo padre le daba, y del cual no le dejaba huir. Era un gran alivio que conforme los años el agresivo hombre le permitiera vivir solo, para que así el odioso hombre pudiera revolcarse con mujerzuelas en la casa que antes compartiera con la madre de Hiroki.

Hiroki odiaba a su padre, pero no podía hacer nada para escapar de él. Él quería la casa que su madre le dejara en herencia junto con el negocio familiar, pero más por avaricia, por orgullo.

Su padre se había apoderado de todos los bienes, alegando que era lo mejor. Hiroki, que no conocía la verdadera actitud de su padre accedió. ¡Oh, grave error! Ahora Hiroki trabajaba como esclavo en su propio negocio sin ser el dueño, ganando una miseria y siendo constantemente humillado e insultado por su padre.

El solo esperaba un milagro que lo sacara del infierno en vida... solo uno pequeño.

Un tibio estremecimiento lo recorrió por completo al caminar por delante de una farola que parpadeaba ocasionalmente, pero él no se detuvo asustado. Al igual que volver muy noche a su casa, esa sensación ya era normal.

Había sido en un día particularmente difícil cuando el por primera vez sintió aquello en el mismo sitio, pero igual que ahora, él no había tenido miedo ni inseguridad, mas era un fuerte impulso de encontrar al que le ocasionaba aquello y aferrarse fuertemente a eso, sin dejarlo ir de él.

Cada vez que pasaba por ese sitio desde hacía dos meses era lo mismo. Hiroki la tercera vez creyó ver entre un poste adornado de oscuridad un par de ojos rojos, pero apenas se concentró en el hecho de que no le asustaba, cuando aquello desapareció.

Ahora el chico estaba seguro de que había alguien que lo seguía, viéndolo, pero sin acercarse demasiado. El ya no tenía miedo de un posible secuestro, violación o asesinato, sino una autentica curiosidad, alentada por el extraño sentimiento que siempre sentía.

Si de casualidad el que lo vigilaba era su pequeño milagro... ¿Por qué no se mostraba y lo salvaba?

Hiroki se odiaba por divagar acerca de aquello, y más por sucumbir tan fácilmente a cualquiera que lo lograra proteger, mostrando lo desesperado de su situación.

Si aquel acosador no se mostraba pronto, el... lloraría por perder su fantasía de salvación y cambiaria de ruta de regreso a casa. Su vida ya era difícil para añadir más estupideces. Más sueños imposibles.

 

 

Nowaki vio a su pareja cerrar la puerta. El no dejo salir su respiración hasta que escucho el ruido del seguro, llave y cadena de la puerta principal.

Apoyándose en un árbol cerca de la casa del hombre, miro detenidamente a la descuidada y antigua propiedad. Una sencilla investigación con su alfa le comunico que aquella casa era propiedad de una viejita rica, que rentaba el lugar a un costo muy bajo, dado lo deteriorado del lugar. También le servía para que el inquilino cuidara de la casa mientras ella vivía con sus hijos y nietos en otra casa más grande.

Nowaki sonrió cuando la habitación del frente del segundo piso se ilumino. A través de la delgada cortina el vio la seductora silueta de su pareja.

Si solo el fuera libre de actuar...

Él se quedó hasta que después de unos minutos la luz se apagó y todo movimiento paro. Su hombre se había dormido, hora de volver con su manada, disfrutar lo que quedaba de la reunión de luna llena y después dormir, solo y anhelando a su pareja.

 

 

Hiroki se sobresaltó cuando su alarma sonó en su mesita de noche. ¿Ya tan rápido había amanecido? Parecía que acababa de acostarse...

Adolorido, cansado y con menos determinación cada vez, él se levantó. Con cuidados movimientos se quitó su ropa, la puso en el cesto de ropa sucia y se metió en la ducha. Dado que apenas ganaba lo justo para comer, pagar la renta y comparar algunos productos básicos, Hiroki no podía pagarse agua caliente.

Sus lágrimas rodaron mientras permitía que el agua enjuagara el poco champú que vertió en su cabello, esperando economizar. Solo debía haber más en la vida que solo estar en profunda miseria y tristeza, tal y como se sentía ahora Hiroki.

No permitiendo que su tristeza hiciera que gastara agua de mas, Hiroki salio y se secó. Su rostro demacrado y cansado en el espejo le devolvió la mirada, pero el solo lo vio rápidamente.

Tras cambiarse, limpiar un poco su habitación y tender la cama antes de que en la noche llegara cansado y solo se acostara, Hiroki bajo y busco en la despensa algo para desayunar. Vacío. ¿Por qué no le sorprendía? Su padre de nuevo se había retrasado con su paga.

-Lo siento, de nuevo tendrás que aguantar... -le dijo a su estómago que grito su inconformidad. No había nada que hacer, así que Hiroki tomo su abrigo y llaves, encaminándose al trabajo que en otras circunstancias habría amado.

-Llegas tarde- escucho solo había llegado. Ahí no había un saludo, ni sonrisa, solo maldad y frialdad. -Dije que llegas tarde- gruño la voz. Eso no era cierto, dado que no había desayunado llegaba temprano, pero no era sabio cuestionar.

-Lo siento... -susurro, poniéndose el delantal que debía usar para trabajar. -No volverá a suceder.

-Inútil- dijo su padre antes de escupir en el suelo de madera y marcharse. Bien, ahora debía limpiar la porquería del hombre en el suelo.

Entre entregas, acomodar libros y atender a los clientes, todo él solo, la tarde llego a la pequeña librería que manejaba. La quietud y silencio del lugar, junto con el calmante olor a libros nuevos lo tranquilizo. Solo él amaba los libros.

Su padre volvió al local, su caminar no era recto y sus ojos no se podían fijar sin parpadear. Joder, no eran los dos de la tarde y el hombre ya estaba borracho.

Su estómago gruño audiblemente en el silencio de la librería. Hiroki odio a su vacío cuerpo cuando su padre lo miro con molesta expresión.

-¡Cállate!- grito a Hiroki, viendo a algún punto a su derecha al no enfocarlo bien.

-Disculpe, es solo que no he comido- susurro, bajando la mirada sumisamente.

-No me importa, solo cállate- gruño el otro, empujando varios libros en una mesita baja al perder algo de equilibrio.

-Si me pagara podría comer y no haría ruido- replico Hiroki llenándose de valor, aunque sabía que probablemente no era sabio.

-Tu dinero, ¿eh?- rio su padre, esta vez sí enfocándolo. -Adivina que hice con tu sueldo... -una risa de borracho abandono sus labios antes de levantar sus brazos y exclamar alegremente. -¡Lo gaste! En... bebida... -Por favor, que el idiota hombre no vomitara en su recién limpio piso.

-Lo gastaste- repitió, recordándose todas las razones por las que no podía abandonar.

-Lo hice. ¿Qué te parece?- rio, tirando y maltratando varios libros al caer de culo sobre la mesita en donde se exponía la recién novela de Usami Akihiko.

-¡Tú no puedes...!

-¿No puedo?- lo interrumpió, su rostro llenándose de ira. -Yo puedo hacer cualquier maldita cosa que... -el hombre se interrumpió cuando dos hombres y un niño entraron en la librería.

Rápidamente su padre como pudo se levantó, acercándose al mostrador. Hiroki sonrió tensamente a los clientes, apenas viéndolos, corriendo a arreglar los tirados libros.

-Bienvenidos. Adelante, pasen... -sonrió sin mirarlos.

-Venimos a buscar un libro en particular- dijo uno de los hombres. Hiroki sorprendido vio al alto hombre de 1.90, rodeando con un brazo al pequeño niño que se le parecía mucho.

-¡Pregúntenle a él!- dijo su padre con voz inestable. Después de decir su tonta orden se tambaleo hacia la sala de descanso de empleados.

Claro que tenían que preguntarle a Hiroki, porque el hombre no sabía nada de libros incluso si eso valiera su vida.

-Disculpen eso... -pidió Hiroki impotente. Tratando de calmarse camino al otro lado del mostrador para atender a los clientes. -¿Cuál es el libro que buscan?- pregunto ya más calmado.

Mirando al otro hombre que acompañaba al alto tipo con el niño, Hiroki dejo salir su respiración rápidamente.

El también alto hombre lucía una expresión entre cálida y molesta, muy bien mezclada. Su cabello negro azulado era un poco largo, llegando al límite de sus bellos ojos azul intenso, ojos bellos y amables, al igual que la pequeña sonrisa que lucía. El hombre lo miraba fijamente, pero Hiroki no pensó tener tanta suerte al atraer la atención de tan apuesto hombre.

-¿Hola?- llamo la atención el otro hombre que movía su mano enfrente de sus ojos. -¿Estás bien, chico?- pregunto más divertido por su falta de atención que enojado.

-¡D-discúlpeme!- dijo abochornado Hiroki, desviando la mirada del guapo hombre y fijándola en su cliente. -¿Puede repetirme su búsqueda?

Hiroki, tratando de olvidar su anormal atracción por el otro hombre atendió lo más rápido que pudo el libro que buscaban. Un libro de ayuda con las matemáticas, obviamente para el pequeño chico que los acompañaba.

Todo el tiempo sintió la intensa mirada del misterioso hombre que no hablo, solo lo miraba. Hiroki se vio observando una y otra vez al hombre, sintiéndose extraño cuando sus miradas coincidían.

Hiroki pensó que no podía suceder nada peor hasta que cerca de cobrar, su estómago gruño. Su rostro se volvió rojo brillante.

-Disculpen, aún no he comido... -logro susurrar, recibiendo el dinero del alto hombre que lo miraba divertido.

-¿Por qué no has comido?- pregunto el segundo hombre, hablando por primera vez. Su voz se oía preocupada y enojada.

-¿“Por qué”?- susurro Hiroki confundido.

-Debe tener sus razones, Nowaki. Déjalo en paz- dijo el alto hombre mientras pasaba el recién comprado libro a su hijo, al parecer por el parentesco.

-¿Quieres comer conmigo?- pregunto con total naturalidad el apuesto hombre a Hiroki, ganándose la sorpresa de todos los presentes.

-Claro. ¿Por qué no?- susurro Hiroki sin sentirse dueño de su propio cuerpo.

¡Esperen, ¿qué?!

-Cierran a las seis, ¿no? Volveré a esa hora- sonrió el hombre viéndose deslumbrante. El asintió completamente perdido.

-Bueno, ya que ustedes quedaron nosotros nos marchamos... -interrumpió el alto hombre. Su mirada era curiosa mientras miraba a Hiroki. -Quédate con el cambio. Gracias- sonrió, haciendo que Hiroki recordara que aún no le daba el cambio al hombre.

-¡Hasta las seis!- grito el apuesto chico cuando fue jalado por el otro hombre al abandonar la librería.

-Hasta entonces... -musito Hiroki.

 

 

-¿Qué demonios te sucedió, Nowaki?- pregunto su alfa cuando caminaron a unos metros de la pequeña librería.

-¿Por qué?- desvió Nowaki, su mente aun en el hecho de que tenía una cita con su pareja.

-Porque tú no eres de los flirtea e invita a cualquiera a salir- afirmo su alfa mientras ponía una mano en el hombro de su pequeño hijo.

-Él es mi pareja, alfa- confeso, pasándose la mano por su cabello. -Lo sé desde hace tiempo, pero no pensé que cuando me pediste que te acompañara a la librería me encontrara con él. Y cuando vi que no se estaba cuidando adecuadamente... -murmuro desesperado Nowaki, recordando la inevitable invitación, queriendo cuidar de su pareja de algún modo.

-Entiendo- asintió el alfa, deteniéndose a mirarlo. -Dices que lo has sabido por un tiempo, entonces ¿porque no lo habías traído a la manada para conocerlo?

-Él es humano- dijo para cualquier respuesta. -No sabe nada- añadió al ver la curiosa expresión de su amigo de años.

-También mi pareja era humana hasta que la convertí. Sabes tan bien como yo que un auténtico alfa puede hacer eso...

-¡No sé si pueda hacerle eso a él, demonios!- gruño Nowaki, inclinando su cabeza tan pronto lo dijo. -Lo siento, alfa, no intentaba ser grosero, solo que...

-Al tratarse de tu pareja no puedes controlarte- ayudo su amigo, alejando su disculpa con un gesto. -Lo entiendo, y por eso y por ser mi amigo no me tomare personal tu actitud. Pero debes pensarlo, Nowaki, no falta mucho para que la necesidad de reclamarlo te posea y entonces no podrás detenerte.

Nowaki se estremeció ante el pensamiento de reclamar a su pareja sin antes hablar con él y saber sus deseos.

-Bueno, como sea el caso, hoy sal con él. Conócelo y deja que te conozca- aconsejo el alfa dándole un suave apretón en su hombro.

El plan del alfa sonaba sabio, sería bueno seguirlo.

 

 

Hiroki termino de acomodar los libros que había sacado de su lugar para limpiarlos. Suspirando bajo de la escalera y miro por millonésima vez el reloj. Veinte minutos y darían las seis.

Decidiendo no darle motivos a su padre para retrasarlo en su improvisada e impensada cita, Hiroki limpio el lugar y dejo todo en orden con toda rapidez antes de que llegara la hora de cerrar. Casi lo había logrado hasta que estaba a punto de quitarse el delantal y recoger sus cosas.

-¡Hey tú, ven aquí!- grito la voz de su padre desde la pequeña oficina que tenía el lugar. Hiroki bajo su cabeza resignado.

-¿Me llamo?- pregunto apareciendo en el marco de la puerta, sin dejarle oportunidad de acercarse más a su, ahora, sobrio padre.

-¿Por qué carajos me están cobrando por una entrega que no recuerdo haber pedido?- Agudo el hombre cuando se trataba de sacarle dinero al negocio de Hiroki.

-Los libros en el pedido son muy solicitados. Los necesitamos. -Cuando Hiroki escucho el golpe en el escritorio supo que había dado la respuesta equivocada.

-No me importa lo que los mariquitas que leen quieran, ¡yo no pagare esta cantidad por unos asquerosos libros!- grito el hombre escupiendo por la rabia. Hiroki solo puso los ojos en blanco por un rápido momento.

Era irónico como un hombre que vivía de los libros los odiara tanto.

-Bien, no los ordenaremos. ¿Ya me puedo ir?- pidió Hiroki, viendo de soslayo el reloj de pared.

-El bar no abre todavía, puedo gritarte todo lo que quiera- gruño el hombre aventando la solicitud para los libros.

Oh si, el hombre se sabía el horario exacto de Hiroki por que el hombre era su jefe en los dos trabajos. Ambos mal pagados, ambos establecimientos propiedad de Hiroki y ambos siendo mediocremente administrados por el hombre.

Hiroki sin poderlo evitar se quedó escuchando más improperios de su padre hacia los libros, lectores y escritores. Hiroki, que había escuchado lo mismo varias veces, se desconectó de la gritería, viendo los minutos pasar en el reloj. Su cita probablemente ya se había ido.

-...Tu madre era igual- alcanzo a escuchar Hiroki. -La pequeña ramera va y abre una estúpida librería. ¡Le dije que el bar era mejor idea, que cerrara esta mierda, pero dijo que quería dejarte algo de respaldo!- desprecio, fulminando con la mirada a Hiroki, que ya no aguanto más.

-¡Pues puedes quedarte con tu mugroso bar, yo me encargo de la librería!- dijo Hiroki, dándole la espalda a su padre al dejar la oficina.

Él estaba molesto por los insultos y humillaciones, hacia su persona y hacia su difunta e inocente madre, aumentando el hecho de que por culpa del idiota había perdido la oportunidad de ganar la atención de alguien extraordinario, y al parecer interesado en él, cosa de por si extraña.

Hiroki farfullando llego a la puerta, abriéndola y cerrándola rápidamente cuando oyó el grito colérico de su padre. Demonios, no debió faltarle el respeto. Ahora veía una inevitable golpiza en su futuro.

Él se creyó a salvo cuando dio un par de pasos afuera, arrepintiéndose de sus pensamientos cuando noto que su enojado padre le alcanzo y jalo de su cabello violentamente, gritando igual de molesto.

-¡¡Tu, maldito imbécil!!

Antes de poner resistencia noto como alguien le separo con eficacia del hombre, gruñendo que lo dejara. ¡De verdad gruñendo como un animal enojado!

Hiroki levanto los ojos medio llorosos, notando a su cita... a su muy cambiada y enojada cita. Sus ojos antes amables ahora eran rojo brillante, colmillos se asomaban de su boca, similares a los caninos de un perro. Su expresión por si sola asustaba, pero su padre envalentonado por el alcohol que aún tenía en su sistema, replico.

-¡¿Quién rayos eres?! Pagaras por separarme de él y evitar que lo castigara.

-Castigar, ¿eh?- pregunto su cita. Su voz casi hizo que orinara de miedo. -Mi nombre es Kusama Nowaki, y si deseas encontrarme ve al pueblo vecino, a la casa del alcalde, pero te advierto que si vas debes estar dispuesto a morir.

Y tras decir su amenaza, Nowaki tomo a Hiroki y se alejó de ahí con él. Solo, ¿en que se había metido esperando un “pequeño” milagro?

 

 

Nowaki conducían echando humo. Una parte de él se sorprendía de no haber cambiado a su forma animal y matar al padre de su pareja. El aun sentía las ganas de girar el volante de su camioneta y darle una lección al maldito hombre.

-¡O-oye, baja la velocidad!- alcanzo a escuchar Nowaki a través de la nube de ira. Su pareja tenía razón al asustarse, pues Nowaki inmenso en su enojo conducía a más de 150 kilómetros.

-Perdón... -susurro sin ver a su hombre, quitando el pie del acelerador.

Ellos mantuvieron el silencio mientras Nowaki manejaba al complejo del alfa. A su casa, donde su pareja estaría seguro.

Nowaki aún no asimilaba del todo que estuviera tan cerca de su pareja por primera vez. Su olor estaba volviendo locos a sus sobre desarrollados sentidos de cambia forma. Era un milagro que no parara la camioneta, jalara el asiento del pasajero y tomar bruscamente a su pareja.

Ignorando con esfuerzo su excitación, Nowaki también estaba sorprendido de la actitud del padre de su pareja. Él nunca había escuchado de un progenitor lastimando a alguno de sus cachorros... claro que eso había sido en una manada de lobos. Él estaba muy consiente que los humanos actuaban diferente a ellos.

-¿A dónde vamos?- pregunto suavemente su pareja al notar que Nowaki tomaba un camino internándose en el espeso bosque.

-A casa- contesto simplemente Nowaki, mirando de soslayo a su pareja, el cual no se veía realmente preocupado por la situación.

Nowaki unos momentos más tarde estaciono junto a un par más de camionetas y carros, todos al lado de una enorme y costosa casa al estilo victoriano.

-Aquí vives... -susurro Hiroki neutral viendo la casa por la ventana del pasajero. -Tu... ¿en realidad vives aquí?- musito.

-Solo soy un inquilino más, el dueño es mi alf... mi jefe- se corrigió rápidamente, dándose cuenta poco después que su error había sido identificado. -Entremos- propuso antes de que el interrogatorio inevitable empezara. Después de todo, su pareja lo había descubierto.

Nowaki sabiendo la política de la manada nunca se alejó de su hombre, por su propia seguridad al ser un extraño, y porque al ser tan bello cualquiera de su familia podría querer reclamarlo, teniendo que pasar por un muy territorial Nowaki.

-¡Nowaki-san!- grito uno de los cachorros del alfa saliendo de la nada. La pequeña chica se lanzó a los diestros reflejos del beta, que acostumbrado a la actitud de la princesa del alfa, había desarrollado.

-Aiko, querida, ¿te importaría decirle a tu papi que estoy aquí y que en un momento me reuniré con él?- pidió Nowaki bajándola de su brazos. -También por favor dile que tengo compañía conmigo.

-¡Claro~!- grito la pequeña malcriada levantado un brazo. -Adiós- se despidió, no antes de darle una dulce sonrisa a su pareja. Pequeña actriz, ella no era tan inocente.

-Linda niña... -comento su hombre mientras seguía a Nowaki a la biblioteca, el único lugar que se le pudo ocurrir para practicar con el sin la interrupción de cualquiera de su manada.

-Es una de las hijas de mi jefe- aclaro, haciéndole una seña para que sentara en uno de los sillones.

-Sabes, en realidad no soy un idiota. Puedes llamarle “Alfa” enfrente de mi... -dijo su pareja, mirando alrededor distraídamente.

Oh, mierda, él tenía una muy aguda pareja.

 

 

Hiroki en otras circunstancias muy diferentes a las que en esos momentos se encontraba, hubiera babeado por la rica y extensa colección de la biblioteca privada donde se encontraba, solo que ese no era la ocasión en específico.

Él se arriesgó a mirar a su cita, encontrando en su mirada sorpresa y resignación. Al parecer el hombre no quería descubrir esa información. Hiroki esperaba que él no la hubiera querido ocultarla por demasiado tiempo.

-Mi madre solía contarme leyendas de hombres que cambiaban a animales por esta zona, solo... que nunca creí que fueran verdad. -Y con un demonio si eso no lograba asustarlo más de lo que dejaba ver.

-Lo siento... -murmuro su cita, pareciendo que de verdad lo lamentaba.

-¿Por qué?- pregunto sorprendido Hiroki. -Disculparte por cambiar a algo peludo es como si yo lo hiciera por ser humano. Solo nosotros no tenemos control sobre eso. Fue decidido antes de nacer.

Hiroki de nuevo vio al chico, notando que el de verdad pareció sorprendido de su razonamiento. Él también estaba sorprendido por lo bien que estaba reaccionando, pero el poco orgullo que aun tenia le impedía dejarlo al descubierto.

-Y entonces... -vagabundeo Hiroki tratando de romper el tenso silencio en la habitación. -¿En qué te transformas?

-Lobo- respondió su cita, mirándolo intensamente. -Y antes de que preguntes, yo puedo cambiar a voluntad. Mi cambio no lo rigen las fases de la luna. También mantengo mi verdadero yo en mi segunda forma, no como carne cruda en mi forma humana y el único rasgo que comparto con mi forma animal en esta forma es que me encanta la noche, la luna...

Ese simple comentario le recordó a Hiroki las extrañas sensaciones que experimentaba en la noche, en el mismo lugar y casi a la misma hora que el volvía de trabajar en el bar.

-Lobo... ¿eh?- dijo sin poder decir en verdad lo que su sobre activa mente estaba concluyendo con la información que tenía.

-Sí, lobo... Y como tal, compartiendo eso con los lobos normales, solo tengo una pareja de por vida... En mi caso, tu... -informo sin verlo el hombre, su voz insegura y lenta.

Hiroki se quedó por un momento en silencio, sorprendido por lograr unir tan satisfactoriamente los puntos, pero cuando se recuperó empezó a reír histéricamente.

-O-oye, ¿estás bien?- pregunto el chico pareciendo preocupado.

-Hiroki- ofreció cuando logro calmarse algo. -Kamijou Hiroki, 28 años- siguió, ignorando incluso porque ofrecía tanta información.

-Kusama Nowaki... -respondió el hombre. A Hiroki no se le paso que no dijo su edad. Él no sabía si estaba listo para saber esa verdad.

-Y yo soy Suzuki Takanori, -dijo de la nada una voz imponente- alfa de Nowaki. Mucho gusto.

-Mucho gusto- logro contestar. El hombre en la librería no había parecido tan poderoso y de cuidado.

-Cuando te recomendé que dejaras que te conociera, Nowaki, yo no hablaba de esto en específico- rio el hombre aun recargado en la puerta cerrada de la biblioteca.

-Yo no iba a permitir que su padre lo lastimara, tenía que defenderlo- gruño Nowaki, apretando su puño. Hiroki abrió los ojos con pánico.

Su padre... ¿Ahora que iba a hacer? Las cosas no pintaban bien para el cuándo regresara con el hombre, porque aunque no quisiera debía ir.

-¿Cómo está eso de que su padre quiso hacerle daño?- pregunto el alto hombre no estando contento.

-No es nada, señor... -empezó Hiroki, pero paro cuando el alfa levanto un dedo pidiendo silencio educadamente.

-No lo entiendes, Kamijou. Cuando Nowaki te encontró y descubrió que ambos son pareja, incluso si en aun no te ha reclamado, tú ya perteneces a la manada, y nadie sin excepción es lastimado bajo mi protección.

-Espere por un momento, por favor- pidió Hiroki rápidamente. -¿Cómo está eso de “reclamar”?

-Él te morderá en el hombro cuando tengan sexo después de que tú le aceptes verbalmente, de esa manera estarán enlazados por la eternidad- resto importancia el alfa. -Pero yo estoy más interesado en tu padre.

-¡¿Morder?!- grito Hiroki mientras se levantaba de su silla, asustado.

-Hiroki... -llamo Nowaki, logrando tranquilizar un poco a Hiroki por ser la primera vez que el chico decía su nombre.

-Y-yo... ¡Esto es una locura! Pensé que nada será peor que ser el dueño de mi propio negocio y no ganar absolutamente nada por culpa de mi padre... -se lamentó a toda prisa mientras se dejaba caer en su silla, tomándose la cabeza.

-¿Tu padre te estafa con tu propio negocio?- pregunto Nowaki llegando con él. Hiroki no supo que decir cuando el hombre le tomo por el brazo tranquilizando sus caóticas emociones.

-Mi madre se casó con él un año antes de que ella enfermara y muriera- susurro Hiroki, dejando que Nowaki pasara un brazo por sus hombros. -Ella recibió una pequeña herencia y con eso abrió una librería y un bar. Al morir me dejo todo a mí, pero el idiota de mí, que no conocía al monstro con el que se casó mi madre, confió en el, dejando que administrara los bienes. Ahora todo es mío, pero no puedo reclamar nada y no me paga casi, me insulta y... golpea...

Hiroki no soportando más, se abrazó a Nowaki en busca de más de la tranquilidad que solo el hombre le proporcionaba. Una parte de él se preguntó si era porque eran pareja.

-Kamijou, quiero que me respondas algo- pidió el alfa poniéndose en cuclillas para mirar a los ojos a Hiroki. -¿Las escrituras de los locales están a tu nombre? ¿Hay un testamento que te nombre como dueño legítimo de los dos negocios?

-Existen ambas cosas, -contesto, con vergüenza no permitiendo que Nowaki se alejara- pero ambas están en posición de mi padre.

-Padrastro- corrigió con un gruñido Nowaki.

-Padrastro- repitió Hiroki, sintiéndose liberado y en paz por primera vez en mucho tiempo.

-Bien, entiendo... -agrego misteriosamente el alfa. -Es seguro que haremos algo en un futuro, Kamijou. No lo dudes...

Nowaki sonrió divertido ante la confusión de Hiroki. El alfa no dijo nada más y salio, dejando aún más sorprendido al humano.

-Así es el alfa. No te preocupes- pidió gentilmente Nowaki sonriéndole.

-Que no me  preocupe... Nowaki, ese hombre puede... -Hiroki se interrumpió cuando noto el singular brillo feliz en los ojos del cambia forma. -¿Qué?- le pregunto curioso.

-Es la primera vez que me llamas por mi nombre- susurro deslumbrante el chico.

-¿E-eres idiota?- pregunto avergonzado Hiroki, desviando su vista. Nowaki rio suavemente, haciendo que Hiroki se diera cuenta de su cercanía. -¿Puedes alejarte un poco?

-¿Por qué? Me gusta estar cerca de ti, pareja.

Hiroki se sonrojo aún más por el singular y tierno calor antes la especial palabra dicha. Nervioso empezó a empujar sin fuerza al hombre.

-Y-yo aún... ¡Yo aún no acepto eso!- recordó, ya desesperado.

-No es como si con tu negativa nuestro enlace cambie- informo sonriente Nowaki.

-¡¿Qué?!- grito Hiroki empezando a enojarse. Nowaki lo callo exitosamente con un beso. Todo pensamiento y lógica perdiéndose.

Ninguno pudo saber después que fue lo que sucedió. Algo más fuerte que ambos se adueñó de ellos mientras Hiroki atraía más a Nowaki, tomando con propiedad su suave cabello. Nowaki solo tuvo un poco de cabeza para apoyarse en los brazos de la silla de su pareja, después simplemente se entregó al eléctrico beso.

Sin palabas ante la feroz pasión que empezaba a sentir, Hiroki solo pudo aferrarse fuertemente al hombre que hacia su mundo cambiar a lo más extravagante.

-Hiroki... -susurro Nowaki torpemente, separándose del especial contacto. -Lo siento, pareja. ¡De verdad lo hago! Pero ya no puedo más...

Atontado y sin poder pensar, Hiroki fue guiado fuera de la biblioteca, llevado por unas elegantes escaleras y metido a una nueva y rica habitación, todo antes de que el pudiera protestar. Hiroki olvido incluso que antes pensaba cuando Nowaki lo tomo por la cintura y lo guio gentilmente a la enorme cama al fondo de la recamara, aun volviéndolo loco con el simple y lento rose de su adiestrada lengua.

-Nowaki...

El mundo en realidad empezó a desaparecer cuando Nowaki lo acaricio por todos lados, casi pretendiendo memorizar su cuerpo a la perfección.

Hiroki se encontró recostado, suspirando por el cálido sentimiento que sentía nacer en el cambia forma. El solo cerro los ojos y dejo que Nowaki lo explorara como más quisiera. El lobo accediendo mientras besaba con adoración cada pequeño trozo de suave piel, brindando gentiles caricias casi con miedo de tocar al perfecto ser debajo de él y que este desapareciera.

Sin saber cómo o cuando, Hiroki estaba desnudo y jadeando, Nowaki intoxicado de lujuria mientras se hacía de su pecho y lo besaba seductoramente.

-¡E-espera...!- jadeo placenteramente el humano, sin saber en realidad porque protestaba. Sin aliento para continuar oponiendo resistencia, Hiroki solo se retorció por las extrañas sensaciones deliciosas en sus repentinos sensibles pezones.

Nowaki continuo provocando sus protuberancias, haciendo sentir aún más raro a Hiroki, que como única ancla tenía la cabellera del hombre.

-N-no solo... te quedes, ah... ¡Ahí!- reprendió apenas con fuerza, sintiendo como su cuerpo exitosamente se transformaba en una masa de emociones a manos de su nuevo y experto amante.

El cambia forma distraídamente lo escucho, pero aun así se demoró un poco más en repartir sus atentos besos por todo el agitado abdomen que se movía mientras el estiraba su lengua y marcaba una línea seductoramente lenta.

-¡Nowaki!- jadeo entrecortado y sin respiración. Nowaki cumpliendo la orden indirecta y capturando la dispuesta erección.

El lobo consiente regreso al pecho del chico, metiendo un pezón en su boca mientras su mano continuaba su caricia lentamente, solo otorgando alivio lentamente. Él lo sabía, Hiroki también, pero Nowaki está dispuesto a soportar el regaño de su compañero con tal de que este aceptara por voluntad propia a Nowaki.

Si la decisión del humano era solo liberarse y no continuar, Nowaki lo respetaría, aunque está rogando a los dioses que esa no fuera la particular decisión egoísta.

-Nowaki, por favor... -llamo el chico con excitantes ojos suplicantes. -Haz algo rápido...

Por fin la señal de avance por la que estaba rezando.

Nowaki se movió rápido y se terminó de desnudar, sin perder detalle de la aturdida, pero constante mirada de Hiroki que seguía sus movimientos.

Al ver a su agitada pareja, sonrojado, con los ojos brillantes y entrecerrados, atento y dispuesto a terminar el enlace que el destino ya había empezado, Nowaki dudo. Tras siglos de espera, por fin reclamaría a su pareja.

-Deja de mirarme así, pervertido- se quejó tiernamente Hiroki, desviando su mirada mientras su vergüenza avanzaba en su sudoroso rostro.

El lobo sonrió, más tranquilo mientras acariciaba los dulces labios y jugaba con ellos, bebiendo las quejas placenteras de Hiroki al ser preparado con sus dedos. Nowaki siendo gentil y buscando el especial punto que sabía, haría perderse a su compañero.

-¡Nowaki!- exclamo el humano agudo, haciéndole saber que lo encontró.

Nowaki no dejo que Hiroki dejara de besarlo, solo sus labios eran adictivos. El succiono entregado su lengua mientras insertaba el segundo dedo igual de gentil.

-Dios, Nowaki... -balbuceo Hiroki perdido. -¡Solo hazlo!

-Aun no, pareja... -se lamentó, moviendo circularmente sus dígitos.

-Por favor... te necesito.

Y entonces fue el turno de Nowaki para perderse y embestir al bello ángel que le fue encomendado.

Hiroki atrapo a Nowaki, rodeando su espalda, arañándolo mientras gemía su dolor y placer en su oído. Él no se separó ni cuando el total éxtasis lo inundo y el solo participo moviendo al mismo tiempo sus caderas.

Ellos se movieron lentamente, Nowaki acariciando con la yema de sus dedos el rostro contraído de placer. Ambos sintiendo que con cada suspiro satisfecho su enlace iba tomando fuerza.

-Kamijou Hiroki, por favor acéptame... como tu pareja... -logro susurrar Nowaki con la poca cordura restante. -Prometo amarte eternamente. Serte fiel... siempre. Acéptame para compartir n-nuestra eternidad juntos mientras... nuestro enlace permanecerá hasta... el final de los tiempos, por s-siempre...

Hiroki entre abrió los ojos cuando sintió el ambiente cambiar. Con sorpresa noto una pequeña parte de Nowaki adentro de él, ocupando el horrible vacío, llenándolo de hermoso y puro amor.

Moviéndose a solo centímetros estaba Nowaki, en su corazón también ya estaba. La respuesta era evidente mientras se acercaba al clímax.

-Acepto. ¡Nowaki, acepto!

Sus caninos  se alargaron, sus pupilas cambiaron a rojo, su lobo aullando su triunfo. Nowaki se inclinó y modio el hombro de Hiroki, rompiendo la piel y escuchando el grito de liberación de su ahora, eterna pareja.

Ebrio con el aroma del orgasmo y la dulce sangre, Nowaki aumento sus estocadas hasta volverlas salvajes, alargando así también la culminación de Hiroki que no creía soportar más.

Nowaki limpio la mordida solo segundos antes de terminar. Escondido en el cuello de Hiroki él lo lleno, jadeando su nombre.

Hiroki aflojo su agarre cuando se quedó sin fuerzas. El humano hizo un extraño sonido cuando el único nudo de cambia forma se anudaba en su interior y Nowaki solo disfrutaba sin poder negarlo.

-¡¿O-olvidaste mencionar algo?!- gruño enojado Hiroki, fallando en ser rudo cuando gimió sin reparos al moverse y mover el lazo, estimulándolo.

-Hiroki... olvide hablar acerca de todo el apareamiento- bromeo Nowaki aun ocultando su satisfecha sonrisa, aun gozando.

Hiroki solo lo golpeo en la espalda, pero permaneció quieto después. Nowaki se preguntó si el humano se daba cuanta que lo estaba acariciando distraído, pero temiendo que parase, Nowaki no lo menciono.

-Y... ¿Cuándo desaparece esto?- hico platica Hiroki oyéndose algo avergonzado, pero su voz suave y tranquila.

-Solo dura poco tiempo, no te preocupes...

-En serio, Nowaki... -volvió a gruñir Hiroki frunciendo su cejo. -¿Qué se supone haremos mientras?

-¿Platicar?- rio Nowaki, sabiendo la mordaz respuesta que recibiría.

-Ah sí, primero sexo y después advertencias sobre este...

Y Nowaki se rio, siendo de nuevo golpeado gentilmente por Hiroki.

 

 

Hiroki tambaleándose llego a la cocina, llevándose la sorpresa de encontrarse al alfa comiendo cereal de colores. Esperen, eso era bizarro.

-Buenos días- susurro Hiroki viendo aun el plato lleno de cereal.

-Buenos días.

El solo asintió, recordándose que no estaba en ninguna posición de burlarse, más teniendo en cuenta que teóricamente ese fuerte hombre ahora era también su alfa, y le debía respeto.

-¡Buenos días!- entro feliz Nowaki a la cocina, encontrándose primero con Hiroki y yendo a él con una gran sonrisa. Claro, como a él no le dolía el... -Pensé que dormirías un poco más- comento Nowaki llegando enfrente de él.

-No puedo, tonto- susurro, evitando verlo a los ojos que anoche le habían hecho ver estrellas. -Tengo que ir a casa, ver cómo solucionar...

-¡Tú no puedes dejar la casa!- salto Nowaki viéndolo preocupado.

-¿P-pero entonces como esperas...?

El sonido de golpes fuertes y gritos interrumpieron a Hiroki. Helado, noto que la voz que gritaba era la de su padre y que los cambia formas gruñían enojados.

-Le advertí que estuviera preparado para morir- mascullo Nowaki, dando unos pasos hacia la puerta. Hiroki reacciono hasta que el alfa se levantó y le impidió seguir. -¡Alfa!- se quejó Nowaki sorprendido.

-Entiendo tu necesidad, Nowaki, pero no te encargaras de esto- dijo el alfa caminando al barullo, Nowaki y Hiroki siguiéndolo. Tu solo protege a la manada, en especial a tu pareja.

Hiroki sorprendido noto como los residentes del complejo del alfa estaban cerca de la puerta, que era golpeada con fuerza. Todos ellos gruñían, incluso los niños y mujeres, y cuando el alfa abrió la puerta y encaro a su padre, todos parecían protegerlo.

-¿Puede decirme señor, con qué derecho viene y golpea así mi puerta tan temprano en la mañana?- pregunto el alfa tranquilo, aunque noto que miraba a su padre pensativamente.

-Usted... -susurro su padre, mirando asustado al alfa. Después de un poco de silencio aprecio recuperarse, buscando y encontrando a Hiroki, detrás de toda la protectora manada. -He venido por mi hijo- anuncio su padre, mirando altaneramente al alfa.

-No tengo conocimiento de que Hiroki le hay pedido recogerlo- respondió tranquilo Suzuki, siguiendo mirando al hombre misteriosamente.

-¡No pueden mantenerlo aquí!- demando el hombre, elevando la voz. -Él es mi hijo. -Nowaki gruño a las palabras, sosteniendo a Hiroki mas cerca.

-Él no es tu hijo biológicamente, y es lo bastante mayor legalmente para decidir donde quedarse. -El alfa poco a poco se fue acercando al nervioso hombre. Hiroki se preguntó si era para intimidarlo cuando Suzuki sin precaución olfateo en su dirección. -Usted huele raro...

-¿Q-que quiere decir? ¡Aléjese de mí!- grito su padre, sonando paranoico. Mirando a Hiroki, grito. -Ven aquí ahora mismo- ordeno enojado.

-¡Usted no puede ordenarle nada!- respondió Nowaki sin alejarse de él. -Hiroki ya no está solo- informo, siendo apoyado por la manada que empezó a salir por el bosque, rodeando al asustado hombre.

Hiroki vio con miedo como el resto de la manada que no vivía en la mansión avanzaba lentamente, todos ellos en forma de lobos. Lobos enojados y enseñando sus dientes.

-Deténganse- ordeno el alfa, levantando una mano. La manada entera se tranquilizó, incluso Hiroki. -¿Sabe usted porque menciono su olor?- pregunto Suzuki dirigiéndose al acobardado hombre. -Porque tiene el sutil aroma de una de mis hermanas en usted. Ella falleció misteriosamente hace décadas y nadie supo que sucedió...

-Imposible... -susurro Hiroki cuando el color abandono al que fuera por un tiempo su padre, declarándolo culpable de lo que se le acusaba.

Aprovechando las sorpresa de la manada, el hombre corrió a su auto, entro y manejo a toda prisa alejándose. Los lobos dieron signos de perseguirlo, pero el alfa los detuvo.

-¿Por qué, amor?- pregunto la pareja del alfa, tomándolo del brazo.

-Ella renuncio a su naturaleza después de que mi padre la echara. Mi hermana hizo cosas terribles antes de eso. Irónicamente ese hombre le hizo un favor al mundo- respondió amargamente.

-¡Pero mato a alguien!- exclamo asustado Hiroki.

-Y gracias a eso el huira, creyendo que nosotros lo acusaremos a la policía. Él te dejara en paz, Kamijou- sonrió el alfa.

Hiroki rio nerviosamente. Él era libre por fin y aun no lo asimilaba, que tristeza.

-¡Las escrituras!- gimió Nowaki, llamando la atención de todos. -Si el huye, lo más probable es que se las lleve...

Nowaki soltó a Hiroki, corriendo para alcanzar al hombre que hiciera infeliz a Hiroki, pero este le detuvo. Hiroki ni siquiera puso atención de los lobos que corrían a detener al asesino hombre.

-¡Pareja!- se quejó Nowaki, viendo sorprendido la sonrisa de Hiroki.

-No te preocupes, tonto, déjalo. Ya no importa... -él sonrió aún más.

-¡P-pero...!

-Ya déjalo, Nowaki- intervino el alfa sonriéndole a Hiroki. -Tu pareja está feliz con este desenlace, y eso es lo único que importa.  

Y decir feliz era un eufemismo. A él ya no le importaba nada, solo su pareja.

 

 

3 meses después.

-¡Hey pareja!- escucho Hiroki a su espalda. Volteándose se encontró a su siempre bello y sonriente compañero.

-Hola de nuevo, Nowaki- bromeo, terminando de acomodar los libros que tenía en sus manos.

-¿Estás listo ya?- pregunto Nowaki, ayudándolo a alcanzar los libros que él quería tener.

-Supongo... -susurro, terminando con su trabajo.

Esa noche, enfrente de toda la manada que el ya consideraba familia, el alfa lo trasformaría en uno más de los cambia formas. Era el último día de Hiroki siendo humano.

-Ya te dije que no tienes que estar nervioso. No dolerá mucho- le tranquilizo Nowaki, esta vez ayudándole a cerrar el local.

-Lo dices porque tu naciste así- murmuro Hiroki, cerrando con llave la puerta de su librería.

El aún se sentía feliz de que el bastardo de su ex-padre hubiera desaparecido a la nada dejando las escrituras de la librería y la casa atrás. Las del bar no pudieron encontrarse, pero Hiroki no se preocupó, pues lo único que le había importado era la librería.

Ahora le bar había sido vendido ilegalmente a un tipo cualquiera, pero Hiroki olvido todo y lo ignoro. Hiroki tenía en la cabeza otras cosas, como ser feliz administrando y siendo dueño del último recuerdo de su madre, o pasando la vida con su amada pareja lobo.

-¿Hiroki?- pregunto Nowaki cuando ambos estaban en la camioneta, dirección al complejo del alfa. -Si no quieres hacer esto está bien. Nadie te obliga u obligara.

Tal dulce, tan amable... Nowaki su amorosa pareja siempre era así.

-Está bien, pareja- sonrió Hiroki, tocando distraídamente su marca de acoplamiento, la cual le unía a su pareja por siempre. -Quiero hacer esto. Quiero experimentar la luna llena con la manada... y contigo... -termino susurrando con pena.

Nowaki paro la camioneta rápidamente, e igual de rápido llego a Hiroki. Sus ojos rojos, llenos de amor y lujuria.

-Y yo quiero permanecer contigo siempre, pareja- susurro Nowaki antes de besarlo.

La vida para Hiroki no podía ser mejor que ahora.

-Tonto lobo- respondió Hiroki.

 

FIN.

Notas finales:

Ahh, Lynn Hagen-sensei influyo mucho en mi al crear a Suzuki Takanori >.<

 

¿Como les parecio, hermosa gente? Comenten, comenten~

Por cierto, lei que me preguntan si continuara el capitulo anterior de vampiros. La respuesta es no :(

Veran que solo son de un capitulo, aunque hacen su aparicion ambas parejas de estos dos capitulos en la ultima historia, ya veran ;D

Tambien disculpen, pero olvide aclarar que esas historias se desarrollan en EU. Seguro se me sacaron de onda, no? ¡Lo siento! Ahoritita lo arreglo.

Mientras cuidense y nos leemos mañana en el utimo capitulo~

C.C

 


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