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Mi musa, mi Chaton. por christalchii268

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Notas del fanfic:

Sekaiichi no me pertenece y blablabla ;^;

Pero, mujaja, Celes y los Chaton si~ (?)

Asi que no me roben mi genialosa idea. Pidan permiso primero ;)

 

Si tiene dudas acerca de los Chaton o es la primera vez que leen sobre esto, les recomiendo lean toda la serie que cree >.< *promocion barata, promocion barata* (?)

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewseries.php?seriesid=2491

Notas del capitulo:

Por fin esta adptacion. Banzai ^^

La verdad ya la tenia desde hace tiempo, pero no mas no la subia ^^U

Pero una amiga de Face me gruño porque lo hiciera. Especialmente dedicada a esa personita~

Espero y les guste. Constara de 3 capitulos subidos en esta semana ;D

A leer~

 

 

Los Chaton son una raza nacida en el mundo futurista “Celes”. Ellos nacieron para servir a amos que sepan cuidarlos y amarlos. Pero no todo es así.

Ellos son tratados como mascotas, lo más bajo y cruel destinado a ellos.

Mientras luchan por su libertad, historias diferentes pasan. Aquí una de ellas.

 

 

Mi musa, mi Chaton.

 

Capítulo 1.

 

El cielo del bello rosa y las nubes circulares indicaban buen clima. Su departamento estaba en completo silencio y lo único que se movía eran las bellas cortinas que ondeaban por culpa del viento.

Mirando el lienzo en blanco, Yukina Kou de 24 años suspiro. No tenía inspiración, pero las ganas de plasmar algo estaban en él.

Con expresión ausente jugo ente sus dedos con el pincel. Su sedoso y un poco largo cabello miel se movió, gracias a la suave brisa que entraba por la ventana abierta.

Tenía todo el tiempo del mundo, nadie le presionaría por que terminara una pieza. Pensando en eso volvió a suspirar.

Su vida desde pequeño siempre fue fácil, el hecho de que en la universidad un crítico de arte lo elogiará provoco que su carrera despuntara. Aun le era difícil asimilar que a su corta edad ya era reconocido por su trabajo.

Yukina tenía un lindo departamento con tres habitaciones y dos baños, varios buenos amigos que eran influyentes y a su familia con salud. Su sueño de trabajar en lo que le gustaba se cumplió. Tenía todo, pero algo faltaba.

Volvió a mirar el lienzo con tanta concentración que le desconcertó. Dejo la paleta y el pincel en una mesita y salio de su estudio.

Yukina no era de los que presionaban la inspiración, hacerlo solo creaba malas obras y un pésimo resultado con la gente. Él le debía mucho a la población del sector 11, por eso se esforzaba por dar lo mejor de sí y no defraudar a nadie.

Cuando el joven pintor se recordó su promesa la puerta principal se abrió, revelando a una chica de largo y ondulante cabello caoba.

-¡Oh, Kou! ¿Te interrumpí en algo?

Yukina le miro a los ojos cafés y negó con la cabeza. La muchacha sonrió y sostuvo enfrente de ella una bolsa negra.

-Adivina de quien salio la reseña de su última critica...

El pintor rio y le indico que entrara por completo al lugar.

-Pensé que la crítica tardaría menos. ¿Qué tal me fue, Rio?- le pregunto Yukina. La chica sonrió e hizo un ademan de frustración.

-¡¿Cómo te iría sino bien?!- El chico rio y agarro la tableta electrónica que la joven le entregaba- Casi te propone matrimonio...

Yukina volvió a sonreír y bajo el texto del blog. Cuando encontró la reseña se concentró a leer mientras la chica iba a la cocina por bebidas para ambos.

Rio era la mejor amiga desde la niñez de Yukina, era la encargada de ver que el trabajo del joven llegara a buenas galerías, también le conseguía buena publicidad y enlaces útiles. Yukina apreciaba mucho a Rio, tanto por el trabajo que hacia como por la amistad que habían mantenido desde tanto tiempo. La consideraba casi una hermana.

-“...Tendremos que esperar con paciencia que su próxima obra nos llene y contagie de su abundante talento...”- leyó Yukina en voz alta.

-Te dije que le había gustado- sonrió Rio entregándole una taza con té verde- Después de esto la expectación por tu próximo trabajo estará por las nubes. ¡Debes hacer algo grande!

Yukina forzó una sonrisa y bebió de su bebida caliente, al ver a la mujer se encontró con una preocupada mirada.

-Te conozco Kou, ¿algo sucede?

El chico quiso sorprenderse, pero tratándose de su amiga sabía que aquello era normal.

-Mi próxima pintura... no tengo la menor idea de que hacer... -Yukina bajando la mirada deseo que aquello no sonara tan patético como había sonado.

-Kou...

-No, ¿sabes Rio? ¡Olvídalo! Solo es una estupidez.

-Oye, como tu manager y amiga te digo que no es una estupidez- dijo la chica mirándole seriamente. -¡No lo minimices! Tu profesión requiere que estés tu primero a gusto con la obra, si no tienes inspiración, ¿Cómo lo lograras entonces?

El chico le miro con una sarcástica expresión de agradecimiento.

-Entiendo, mira lo primero que tienes que hacer es tranquilizarte, ¿sí?- Yukina a regañadientes asintió. -Todavía tienes tiempo, aproximadamente 3 meses antes de que la gente se desespere...

-Entiendo, pero... -la interrumpió nervioso.

-¡Déjame terminar!- El chico exhalo y la miro. -Hare todo lo que pueda porque te dejen trabajar, pero antes ¡tienes que buscar a tu musa, Kou!- Yukina le miro con notoria sorpresa.

-¿Mi musa?

-Debo suponer que siempre estás aquí, en tu departamento, ¿no?- Yukina asintió confuso- ¡¿Y cómo esperas encontrar algo aquí encerrado?! ¡Sal, distráete! Solo así conseguirás la inspiración.

El joven se recostó en el sillón pensando lo que su amiga había dicho.

Era cierto que él era en otras palabras “hogareño”, muy pocas veces salía, no era porque no le agradara la gente, él era muy popular y amigable, el inconveniente radicaba que a él le agradaba la tranquilidad. Tal vez solo esa ocasión debía cambiar por el bien de sus seguidores.

-Y... ¿Qué propones Rio?

-¿Por qué no vienes conmigo a la fiesta del décimo aniversario del matrimonio Sato? Vendrá mucha gente importante. Mira, así conoces a varias personas y a la vez puede y encuentres algo interesante que te traiga inspiración. ¿Qué te parece?

El chico se preguntó si eso no era solo un embauque para hacer publicidad, pero con un pensamiento rápido decidió que no era una mala idea, así que termino aceptando.

-De acuerdo... -susurro Yukina mirando a Rio.

-¡Bien!- se alegró la chica juntando sus manos. -Entonces prepárate para la noche. A lo mejor encuentras a tu alma gemela.

Ambos rieron, aunque Yukina con un poco de amargura. Su alma gemela, que tontería...

 

 

El ambiente clamado y elegante envolvía todo el lugar. Las mujeres reían coquetamente cubriendo con una mano su boca, dejando que sus ojos lucieran y miraran a su acompañante. Los hombres mostraban todo el poder y dinero que tenían, dejaban libre sus modales y lenguaje extenso, pretendiendo impresionar.

La estancia estaba exquisitamente decorada e iluminada. La comida y bebida era lujosa y deliciosa. La música era una dulce y tranquila melodía de varios instrumentos de cuerdas. La velada era perfecta.

-Y dígame maestro, ¿enserio no está interesado en exportar sus obras a otros mundos?

-Por el momento no. Deseo que la gente del sector 11, y en si de todo Celes si así lo desean, disfruten de mi trabajo primero.

Las mujeres jóvenes y bellas aclamaron las palabras, Yukina sonrió bellamente a su dirección. Solamente hizo falta que entrara por la puerta principal para llamar la atención de una docena de personas, que increíblemente rápido le habían rodeado. Yukina quería sentirse bien por eso, si solo no estuviera un poco deprimido.

-Yukina-sensei, ¿puede acompañarme?- pregunto educadamente su amiga, Rio.

-Discúlpenme, me retiro.

Tras varias despedidas, muestras de apoyo y sonrisas coquetas, Yukina se fue.

-De nada- susurro sarcástica Rio. -Un poco más y se nota lo antipático que estas.

-¡Lo siento! No es mi intención, y lo sabes... -respondió en un susurro, tomando una copa de vino de un mesero que pasaba. -Estoy aburrido y no lo puedo evitar.

-Dime que solo es eso Kou- suplico la chica.

Yukina esperaba que solo fuera eso, y por sobre todas las cosas, fuera temporal.

-Bueno, aparte de tu amiga soy tu manager, así que tengo que velar tus y mis intereses- enfatizo la chica, llamando la atención de Yukina- Esa chica, ¿la vez?

El pintor miro a la dirección señalada y miro una mujer, probablemente de su edad, con un vestido entallado, cabello pelirrojo y una linda figura de sirena.

-¿Por qué no vas y te diviertes un poco? Es bastante sexy y te ha estado mirando todo el tiempo. -Yukina comprobó lo dicho cuando la chica se sonrojo al coincidir sus miradas.

-Que tú la encuentres guapa no quiere decir que yo lo haga- la chica lo miro con sorpresa. De acuerdo, fue mal argumento.

-¿Y se supone yo soy la gay?

Yukina rio cuando recordó la atípica forma cuando se enteró de la preferencia sexual de su amiga. Termino sucediendo que ambos tenían a la misma chica como amiga sexual ocasional.

-Debes estar muy mal como para rechazar a esa chica- molesto con tono aparentemente serio.

-Me haces sonar como un mujeriego...

-Bueno, ciertamente no te has establecido aun en tu posición- replico la chica con un tono nada acorde con su extrovertida y rebelde actitud.

-Solo hoy no tengo ganas- susurro, volteando a la mesa de bocadillos atrás de él. Podía sentir que la chica lo volvería a ver.

-Kou, no te puedes hacer eso. ¡No te aísles solo porque estas frustrado con tu futura obra!

Yukina suspiro mentalmente. La chica no tenía que recordarle su “pequeño” problema.

-Bien, bien. Voy con la señorita a pedirle que salgamos de una cena de gala para follar.

Rio se carcajeo divertida, ganándose rencor del pintor mientras este empezaba a caminar.

Lo que no entendía ni su mejor amiga era su indiferencia hacia el sexo. El cómo cualquier hombre exitoso en Celes había tenido su buena dosis de encuentros ocasionales y relaciones establecidas cortas, pero ninguno era satisfactorio.

Yukina había sido criado con la rara creencia familiar que existían las llamadas “parejas”. Seres que el destino creía que debían estar juntas, reuniéndolos en determinado momento para que fueran e hicieran felices al otro. Yukina se había cansado de esperar a temprana edad y había caído en la promiscuidad. Su castigo era caro en su presente.

Tal vez el destino se estaba vengando de él, ahora también con sus siempre vivas ganas de pintar. Suspiro cuando se dio cuenta que tal vez todo fuera una tontería y se estuviera sugestionando.

Volvió a si mismo cuando un grito resonó cerca de él y fue derribado al piso. La chica a la que se dirigía soltó un pequeño grito, femenino y agudo, dándole dolor de cabeza más que el golpe en sí.

-¡Shouta! ¿Qué rayos...? Oh... ¡¡Yukina-sensei!!

Yukina levanto la mirada tras la pronunciación de su nombre, notando que tenía alguien encima de sus piernas.

-¿S-se encuentra bien, lord? ¿No le hizo daño mi Chaton?

-¿Chaton?- Yukina bajo su mirada para encontrarse con los más angelicales e inocentes ojos que se podía haber imaginado. Miles de cosas pasaron por su mente, todas en montón aturdiéndolo, solo por efecto de los dos ojos caramelo oscuro. Se quedó ahí, tirado con el nervioso Chaton que no se levantaba de su regazo.

Recorriendo mejor el aspecto del chico noto su piel suave y clara, su cabello negro, lo pequeño que era su estatura aun estando tirados en el suelo. Pero lo que más llamo la atención de Yukina fueron sus puntiagudas y obscuras orejas de gato, acompañadas con una inquieta colita larga que se movía nerviosamente de un lado a otro, casi como un péndulo.

-Que complicado problema, Kisa... Mira el caos que ha causado tu atrevido Chaton.

Yukina volteo a mirar a la voz pretenciosa, su dueño era de los hombres que más odiaba el pintor. Los que creían que el mundo le pertenencia.

-Déjeme ayudarle a levantarse- se apresuró el hombre llamado Kisa, extendiéndole una mano al pintor.

El Chaton y el reaccionaron. El pequeño chico se retiró de sus piernas y se mantuvo de rodillas al lado del hombre mayor que aun ofrecía su mano a Yukina. El chico la acepto, reponiéndose sin apartar la mirada del Chaton.

-Que desastre, que desastre- se mantuvo diciendo el hombre mayor mientras se inclinaba para enganchar  una correa en el collar que traía al cuello el Chaton. Yukina se molestó con el acto, pero pensando que era mejor mantuvo una mirada seria.

Él era ciudadano de Celes, así que estaba familiarizado con los Chaton. Nunca estuvo en verdadero contacto con ellos, así que simplemente los ignoraba. Viéndolos los asociaba como accesorios de personas ricas. Era la primera vez que ponía su cabeza del todo en el tema y estaba bastante dispuesto a discutir.

-Lamento mucho los inconvenientes, de verdad lord- el hombre se disculpó con una reverencia tras otra. La mirada caramelo del menor se escondió, más interesada en mirar el piso. -¿Desea una disculpa de mi Chaton?- pregunto el hombre afligido, obviamente mal interpretado las miradas que Yukina le daba al chico.

Al oír a su dueño, el Chaton se inclinó de tal forma que su cabeza roso sus rodillas.

-L-lamento mucho... los inconvenientes... -si apenas dijo en un susurro.

El hombre pretencioso sonrió burlón, fue en ese momento en el que se dio cuenta que estaba siendo rodeado por varias personas curiosas, muchas divertidas, otras tantas con notable descontento y disgusto.

-No te disculpes- le susurro Yukina apoyándose en sus rodillas para alcanzar la pequeña altura que asumió el menor. Su hermosa mirada volvió a enfocarse en Yukina, haciendo que su aliento se quedara de nuevo atascado, ayudado por el intenso rubor que se extendió por todo su rostro.

-Pagare cualquier indemnización, mi señor, solo pido no guarde rencor a mi Chaton- dijo aprensivo el dueño del menor.

¿De verdad hablaba enserio? ¿Por qué Yukina se enojaría con el dulce niño? Recordando que al parecer el Chaton le había golpeado y tirado al piso, todo tenía sentido. Al menos para aquellos en esa sala excepto Yukina.

-No debe preocuparse de nada en absoluto- sonrió el pintor mirando con sinceridad al hombre- No me siento insultado ni nada parecido- aseguro, esta vez viendo al cabizbajo Chaton.

Yukina deseaba que su mirada se volviera a posar en él, sorprendiéndolo por su inusual deseo.

-M-muchas gracias, sensei. Es usted muy amable. -Yukina vio de nuevo al doctor de Chaton darle una reverencia tras otra.

Tras incorporarse completamente, el hombre mayor sonrió tomando suavemente el hombro del Chaton, que aún se mantenía sobre sus rodillas.

-Levántate Shouta y agradece al maestro.

Yukina con sorpresa noto como el Chaton se levantaba y sonreía plenamente. Su sonrisa aunque indecisa se mostraba radiante y dulce.

-Muchas gracias, de verdad... maestro...

- ...No, para nada...

Tras el breve intercambio de palabras Yukina decidió lo más obvio. Ese Chaton seria suyo.

 

 

Shouta movió su colita negra rápidamente sin poderlo evitar.

Su amo siempre lo describía como un Chaton energético y alegre, que nunca se daba por vencido y jamás perdía su sonrisa... salvo cuando derribaba al piso al hombre más guapo que haya visto.

El sabia por la verdadera sonrisa del pintor que él no estaba en problemas, lo cual agradecía pues el apreciaba a su amo, prácticamente su padre, y no quería crearle problemas. El nerviosismo se debía a la intensa mirada del joven rubio.

-Maestro, mi nombre es Kisa Shima- se presentó educadamente el hombre mayor- Y permítame el permiso para presentarle a mi Chaton, Kisa Shouta- ofreció su “padre”. Shouta se inclinó todo lo que pudo sin que la correa que tenía en el cuello le hiciera daño.

-Sí, se lo permito. Después de todo, debo saber el nombre del fuerte Chaton que me tiro- rio el hombre mirando de nuevo intensamente a Shouta. -Mi nombre es Yukina, Yukina Kou, pintor.  

El Chaton sabía que la presentación era en especial para él, así que sin estar consiente asintió, para luego sonreír cortésmente. Tras ver la reacción del pintor, Shouta debía recordar sonreír más seguido cerca de él, si es que se le permitía.

-Y yo soy Sheffield Ralph, empresario poderoso del sector 8- interrumpió con sarcasmo el hombre de traje a unos pasos de ellos. Shouta se estremeció al reconocerlo.

-Perdone usted también los inconvenientes, Sheffield-sama- reverencio con prisa el amo de Shouta.

El Chaton no deseaba ofrecerle disculpas, mas por el hecho de que había corrido por su vida y sin querer creo todo ese problema. Pero Shouta era un Chaton, incapaz de tener una opinión propia, así que tragándose sus sentimientos se inclinó ante el hombre de mirada fría.

-Por increíble que parezca, y después de todo este embrollo, aun me gustaría hablar con usted, Kisa- sonrió el empresario.

El doctor miro brevemente a su Chaton y luego al pintor que permanecía con ellos. Shouta podía decir que su amo no sabía qué hacer, teniendo un conflicto de intereses.

Su Dueño Original era amable, consideraba a todos los Chaton que tenía en su custodia como hijos propios. El mayor objetivo del hombre mayor era simplemente conseguirle un buen y cálido hogar a los Chaton. Shouta quería mucho a ese hombre por el dulce y considerado trato que le daba a él y a sus demás compañeros, más teniendo en cuenta que muchos de los Dueños Originales no eran precisamente corteses.

Mirando al cretino empresario, Shouta sabía que su dueño no sabía si simplemente escucharlo o ignorarlo. Kisa siempre daba lo mejor para encontrar amos adecuados para sus Chaton, y ese hombre no encajaba en la descripción. Shouta y su dueño lo sabían, pero tampoco era como si pudieran ignorarlo sin consecuencias.

-Valla, que coincidencia, yo también quería hablar con usted, Kisa-san... -Yukina le sonrió al hombre aturdido.

-¿Y se podría saber para qué?- gruño el empresario, fulminando con cuidado al pintor. La gente que aún los rodeaba puso mayor atención a las palabras del joven hombre.

-¡Por supuesto que para comprar un Chaton!- rio Yukina, mirando divertido al hombre.

-¿Kou?- susurro una chica muy bella al lado del pintor. Shouta entrecerró los ojos, siempre manteniendo un perfil bajo.

-Tenías razón, Rio. Necesito algo que me ayude con mi estrés, ¿y qué mejor que un Chaton?- termino suspirando dramáticamente el chico, llevándose risitas y aceptación por todos los presentes.

Y fue entonces que Shouta cayó del encanto que el guapo hombre le había ocasionado. Era evidente que el famoso chico era pretensioso, buscando ser el centro de atención, vanagloriándose de la fama que había logrado por su talento, utilizándolo para conseguir lo que quería cuando quería, sin preguntar y sin casi pensar. El tipo de personas que más odiaba Shouta.

Con la fuerte presión social que su dueño estaba recibiendo de los asistentes, a Shouta no le sorprendió que el hombre sonriera nervioso, aceptando la oferta rápidamente. Después de todo no tenía que enojar al famoso y querido pintor Yukina a menos que quisiera terminar en quiebra.

-¡Por supuesto, sensei! ¡Un total honor que me elija entre todos para lograr darle un Chaton!

El pintor sonrió, agradeciendo dulcemente. El empresario Sheffield farfullaba en susurros por ser ignorado bajo la luz inevitable del hombre más joven que él. Shouta aun sabiendo que la situación era algo grave se divirtió con la mirada de berrinche que el adulto estaba manifestando.

-Bueno, no hay que hacer esperar al grande Yukina Kou, ¿cierto?- dijo con un mínimo tono de burla Sheffield, mirando entre Kisa y Yukina. -Atiéndalo primero a él, mañana me tendrá en su oficina para continuar con mi pedido, Kisa.

-Ah, pero... -Kisa no termino de hablar cuando el empresario ya se había dado vuelta.

Shota se vio guiado a una parte más privada con su dueño, acompañado de un muy satisfecho pintor, que lo miraba insistentemente. De alguna manera, Shouta sabía que su vida estaba a punto de cambiar, y el sospechaba que tal vez no para bien.

 

 

-¡¡¿Fuiste comprado?!!- chillo Chiaki con voz estridente y asombrada.

-No Chiaki, Shouta solo está guardando su ropa en la maleta para que no tenga frio.

Shouta a pesar de todo se rio por la broma de Yuu.

-¡Yuu! Que malo... -el puchero del pequeño Chaton salio, siento besado rápidamente por Yuu.

-No lo pude evitar, perdóname.

De alguna manera Shouta dudaba de la disculpa del otro Chaton. Ellos eran pareja por algunos meses, y aunque Yuu amaba y cuidaba intensamente a Chiaki, Shouta sabía que le gustaba molestarlo levemente en algunas ocasiones.

-No importa eso. ¿Cómo es que...?- Shouta suspiro a la alarmada pregunta de su compañero.

-Como lo escuchaste, Chiaki. Ayer el amo me llevo con él a una fiesta, como siempre tenía que llevar con él un Chaton para hacerse conocer, y entonces de la nada salieron dos hombres que me querían comprar. Uno lo logro... -dijo con la mayor naturalidad de la que fue capaz, admitiendo solo para sí que estaba muerto de miedo.

-No~ ¿Cómo?- Chiaki se dejó caer en la cama de Shouta, al lado de su maleta casi llena. -Primero Ritsu, ahora tú. ¡Todos están siendo comprados!

Y era cierto, siete de sus compañeros habían sido comprados en el último mes, cosa extraña cuando el Dueño Original de Shouta lograba vender solo uno al mes, quizás tres en dos meses, nunca vendía mucho pues era raro que fueran tan pedidos. Ahora, sus compañeros eran llevados rápidamente, y Shouta sabía que Chiaki había estado aturdido por eso, viendo lo alarmante de la situación cuando uno de ellos, un Chaton muy cercano había sido comprado: Ritsu.

-No es como si pueda oponerme, Chiaki- bromeo con algo de amargura Shouta, guardando la última de sus camisas.

-Me pregunto cuando me compraran a mí...

Tenso, Shouta vio la macabra mirada que Yuu de la nada puso. ¡Que tonto era Chiaki! El aún no se daba cuenta que en algún momento atrás él fue tan requerido que Kisa-sama tuvo que ocultarlo sin dejarlo salir solo para evitar que con la negación de su venta lo secuestraran.

Chiaki era lindo, dulce e ingenuo, un perfecto Chaton que cualquiera pudiera pedir solo para presumir de él. Yuu también había visto y se había embrujado de esa dulzura, protegiendo de ser vendido a Chiaki, simplemente para tenerlo en su poder. Kisa se había dado por vencido al esperar que Yuu permitiera irse a Chiaki, así que simplemente había puesto de condición que si querían a Chiaki también se llevarían a Yuu, y el Chaton de cabello miel no era muy parecido a Chiaki en sumisa actitud.

Shouta encontraba divertido la complicada relación de esos dos, pero teniendo en consideración que ellos, más Ritsu eran sus únicos amigos, Shouta los dejaba en paz.

Al menos ahora adquirido y a punto de abandonar el único lugar que había llamado hogar se llevaría con el lindos y bonitos recuerdos de todos sus compañeros Chaton.

-¿Listo, Shouta?- llego preguntando su Amo Original. Los chatones lo miraron atentos, Chiaki levantándose y escondiéndose detrás de Yuu cuando vio al futuro amo de Shouta, Yukina Kou.

-Listo... -el susurro, su mirada de su maleta que estaba cerrando a sus amigos.

Él estaba tranquilo al ver a Yuu proteger a Chiaki con tanto esmero, el pequeño e inocente Chaton no sobreviviría sin su amante, y Shouta estaba feliz de que ellos lograrían estar bien ahora solos. Todo en su hogar continuaría bien sin él.

-Estoy preparado, mi amo... -Shouta llego al lado del hombre con su maleta.

-Despídete de tus amigos- le susurro su amo en complicidad, un pequeño guiño en su dirección. Shouta sonrió tímidamente agradecido.

-Nos vemos, chicos... -Shouta se dejó abrazar por Chiaki, que estaba lloriqueando. El extrañaría esa inocencia que a veces era necesaria en su vida. -No te preocupes, Chi, todo estará bien.

Chiaki se separó de él, sus pequeña lagrimas manchando su tierna carita mientas asentía como un pequeño niño. El no parecía un Chaton de 14 años.

-Lo cuidare, siempre... -Yuu afirmo en susurros, contestando la muda mirada que Shouta le daba. Asintiendo él sonrió, abrazando rápidamente al agrio y completamente enamorado Chaton.

-Gracias Yuu, pero tú también cuídate y deja que te cuiden... -El no dejo que su amigo contestara, solo lo abrazo fuerte y se alejó, dándole la espalda a ambos, tomando su maleta dirigiéndose a su nuevo destino, dejando lo que le era familiar y feliz atrás de él.

 

 

“¿Y ahora qué hago?” Se preguntó una vez más Yukina estando sentado enfrente del serio y estoico Chaton que ahora era suyo de por vida.

Si bien él no era toda madures, era raro hiciera cosas sin pensar. Él era de las personas que veían algo que querían y lo tomaban, sin complicaciones, pero normalmente lo pensaba bien. Ese Chaton había sido su excepción.

-Así que... -dijo inseguro, notando que los ojos cafés le miraban inmediatamente con atención.

Demonios, eso era incómodo y frustrante. Si solo fuera cualquier persona, Yukina se encargaría de salvar la conversación, pero al ser su acompañante un Chaton, criados para no tener voz propia, Yukina no sabía que más hacer.

-¡Kou, tengo muy buenas noticias!- llego gritando Rio a su departamento, ignorando al asustado Chaton. -¡Te nominaron a un premio universal!- exclamo expresándose con las manos energéticamente.

-¿En serio?- se sorprendió Yukina mirando con curiosidad a su amiga.

-¡Si! Las nominaciones son por voto popular, y aunque tú no has exportado tus proyectos, estos... Oh... -se interrumpió la chica al dar con el chico que aun neutral, dio una reverencia con la cabeza.

-Él es Kisa Shouta. Ella es mí manager y amiga, Kojima Rio- hizo presentaciones Yukina, viendo la mirada analizadora de su amiga y la suspicacia de su Chaton.

Oh, cielos... ahora el chico de verdad era suyo por toda su vida hasta que muriera. ¿Cómo fue que hasta ese momento se había dado a penas cuenta?

-¿Kou?- llamo Rio, sacándolo de sus sorprendentes pensamientos.

-Perdón. Acerca de esa nominación...

-Claro... -ella susurro, evidentemente notando que Yukina por el momento no quería hablar de su recién adquisición. -La premiación será dentro de una semana. Tendrás que acompañarme a Claridad para la ceremonia...

Yukina asintió resignado, viendo de reojo la imperativa colita negra.

-Imposible. Kou, ¿me regalas un momento a solas?- pregunto con irritación inesperada Rio. Para su sorpresa el Chaton se levantó, hizo una reverencia y se marchó a la pared contraria, dándoles espacio para conversar.

-¿Qué?- gruño Yukina al ver la sorprendida mirada de la chica.

-No pensé que haría eso... -ella señalo, pero después negó con la cabeza y lo encaro. -No importa. Kou, ¿por qué lo compraste? Ciertamente nunca hablamos de eso, pero la verdad es que no creí que comprarías alguna vez a un Chaton...

-Es... complicado... -el susurro ambiguamente, mirando más de reojo al chico inmune que miraba ausente la ventana de piso a techo.

-¿“Complicado”?- se extrañó su amiga, pero cuando Yukina la miro enojado, ella levanto sus manos en rendición. -De acuerdo, entiendo. Solo quiero que entiendas que esto es algo grande, Kou. Los medios están hablando de esto. Me hubiera gustado que me preguntaras antes, pero después de todo es tu decisión... -Ella se levantó y lo miro segura. -Solo espero esto no influya en tu trabajo.

Yukina como tonto se quedó viendo a la chica retirarse. El habría jurado que ella haría miles de preguntas, así que su actitud fría le era extraña. No entendía nada.

-Un gusto, Chaton-kun- sonrió Rio a Shouta antes de irse. El Chaton le reverencio una vez más, todo sin mostrar emociones, haciéndole pensar a Yukina que en verdad el chico no tenía emoción alguna. Eso era alarmante.

-Ehm... Kisa-san, ¿puedes venir?- pregunto al chico, pero este brinco en su lugar y lo miro con una sorpresa absoluta.

¡El Chaton tenía emociones y no era un robot!

-U-usted no necesita decirme así, si no lo desea... -susurro con pánico el chico, acercándose a él.

-Oh... -susurro Yukina sonriendo incómodo. -Ya se sobre todo eso del respeto y demás, pero en realidad yo solo te veo como una persona independiente sin necesidad de órdenes para vivir...

Era la verdad, pero de alguna manera, Yukina no creía que el Chaton lo supiera, menos por la pregunta y miedo en sus ojos.

-Mira, puedes decirme “señor” y todo eso, pero mínimo déjame a mi decirte “Kisa-san”, ¿de acuerdo?

Acuerdos, acuerdos, acuerdos. Eso debía funcionar para acercarse aún más al receloso Chaton que lo atraía de una curiosa manera por su actitud y físico.

-Usted no debe pregúntame, amo. Usted puede hacer lo que desee sin una opinión de mi parte- dijo serio y sin emoción el chico, reverenciándolo, llevándose la paciencia de Yukina.

-De acuerdo... -el susurro, preguntándose si tomo la decisión correcta.

 

 

Shouta gruño de nueva cuenta estando enfrente de la estufa eléctrica. Él nunca había sido bueno en la cocina, aunque había pasado las clases. Tal vez por ser la primera vez fuera de clases que lo hacía, él era un completo fracaso. Se suponía que su nuevo dueño lo había comprado para ese tipo de cosas, no para que prendiera fuego al caro departamento.

-¿Qué estás haciendo?- pregunto con voz suave Yukina, llegando por atrás de él. Shouta grito agudo. -¡Perdona! No quería asustarte...

Shouta bajo la mirada y jugo con sus manos mientras evitaba que su bochorno se notara. El en realidad no quería que Yukina viera la cosa quemada en el sartén, pero tampoco podía evitarlo.

-¿Tienes problemas?- pregunto amable Yukina, ignorando todo. El pinto le sonrió bellamente y toco suavemente su hombro. -Lamento tener una cocina tan poco práctica, pero a mí me gusta cocinar, así que todo lo hago manual y no tengo nada que facilite las cosas... -término riendo nerviosamente.

Shouta asombrado vio a su dueño empezar a cocinar con una tranquila sonrisa. Eso no lo había esperado.

-¡P-pero yo puedo...!- quiso argumentar, pero Yukina ensancho su sonrisa mirándolo.

-No te preocupes por eso, Kisa-san. Como dije, a mí me gusta cocinar, así que yo lo hare, no te preocupes. ¡Además, soy muy bueno! Ya verás...

Imposible. Era simplemente imposible entender al popular hombre que lo había comprado.

Suspirando mentalmente el hizo una reverencia y se retiró a la pequeña barra de la cocina. Desde ahí miro como Yukina se movía con elegancia y fluidez por toda la cocina, siempre sonriendo, pareciendo tranquilo y a gusto.

Él sabía que debía conocer a su dueño, después de todo, Shouta pasaría toda una vida sirviéndole, pero no podía pensar en la manera adecuada para acercarse y entenderlo del todo. Yukina Kou era toda una novedad para el.

Tampoco ayudaba en nada que el hombre era guapo en extremo. Shouta notaba su mente alejarse mientras más miraba ese perfecto rostro y esa maravillosa y deslumbrante sonrisa. ¡El casi podía ver las flores y luces rodearlo!

-Kisa-san, ¿puedes pasarme ese plato?- pregunto el pintor sazonando algo, señalando un plato blanco cerca de Shouta.

Con movimientos medidos, Shouta se levantó y le extendió el plato. Yukina tomo el plato por un segundo, pero después una de las ollas en la estufa empezó a silbar, así que dejo el plato extendido sin tomarlo. Shouta con los ojos en blanco empezó a bajarlo, pero Yukina le tomo la muñeca con rapidez.

-Solo espérame un momento... -pidió, sin soltarle la muñeca y sin mirarlo, lo cual era bueno, pues Shouta era un punto rojo muy brillante y abochornado.

¿Cómo se supone se acostumbraría al contacto continuo con tan bello y amable hombre? ¡¿Y si Yukina le pedía intimidad a Shouta?!

Ahí, parado en la cocina y detenido de moverse por la mano de Yukina que seguía atendiendo sus platillos, Shouta entro en pánico sin mostrarlo, permaneciendo como el Chaton para el que fue tan esmeradamente entrenado.

-Gracias, Kisa-san... -sonrió Yukina soltándole y tomando el plato. Tal vez fuera su mente aturdida y aun revuelta, pero Shouta habría jurado que el mayor parecía igual de nervioso y avergonzado que él. Claro que eso era imposible.

Media hora más tarde, Yukina y Shouta se sentaron en el pequeño comedor que el pintor tenía. Shouta a regañadientes debía aceptar que la comida era deliciosa y que la compañía la mejoraba imposiblemente más.           

Ellos no hablaron mucho mientras comían, así que Shouta pudo mirar lo que quiso sin interrupción.

Por las dos solas sillas en el comedor, Shouta podía suponer que el mayor comía siempre solo o con una persona de más. Las fotografías en las mesas en la sala indicaban una buena relación con familiares. Cartas y reconocimientos colgados con protección en la pared demostraban que Yukina era agradecido por lo que la vida le ofrecía. El departamento decía que el hombre a pesar de ser rico no era pretensioso. La sencillez de la decoración que daba la sensación de verdadero hogar, solo podía decir que el hombre apreciaba y se fijaba más en pequeñas y simples cosas...

Las infinitas cosas que una persona podía deducir con solo mirar el hogar de una persona.

-Supongo que te incomoda el silencio, ¿no?- llamo la atención de Shouta, Yukina. El Chaton lo miro cortésmente curioso. -En tu casa hay mucho ruido, ¿cierto? Aquí es muy tranquilo...

Eso era cierto. En el Hogar Original de Shouta siempre había ruido por los pequeños Chaton jugando y gritando. Cierto que el departamento era silencioso, pero curiosamente eso no molestaba a Shouta, al contrario.

-No veo lo malo... -se sinceró Shouta antes de llevarse los palillos a la boca. ¡Demonios, incluso el arroz era delicioso!

-¿Tú crees? Yo elegí la zona por  la tranquilidad. Con mi profesión siempre se aprecia el silencio. ¡Aunque luego no es así! También me gusta poner música a veces. El silencio algunas veces es asfixiante.

¿Era malo que Shouta encontrar encantadora la actitud algo nerviosa y alegre del hombre mayor y de su dueño?

Shouta sin ser plenamente consiente embozo una pequeña sonrisa continuando comiendo. Yukina se emocionó y empezó a hablar de más cosas, enseñándole más de su personalidad al Chaton. Shouta no participaba mucho, pero el pintor no se desanimó por eso, pensando que ya después sería el turno de Yukina de acercarse a su Chaton.

 

 

Notas finales:

._. No me acuerdo si debo aclarar algo...

Bueno, comenten si tienen duda o algo~

Nos leemos el Miercoles ^^/

Cuidense mucho .w.

C.C


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