Superficially famous
Capítulo 16
- Jongin...- no pude seguir hablando porque unos insistentes, y ya muy conocidos, labios se apoderaron de los míos -Jongin, estamos en el trabajo, nos pueden ver- susurré en su pelo al liberarme, mientras Jongin se entretenía con una de mis clavículas que no estaba apresada bajo la tela de mi remera. Yo estaba sentado en la mesada donde estaban los lavamanos del baño de la empresa, y él entre mis piernas. Intenté recordar cómo habíamos llegado a esa situación: fue justo después de lavarme las manos cuando Jongin entró de golpe (como si me hubiera seguido hasta ahí) y me acorraló contra la mesada, terminando yo en algún momento arriba de esta.
- No importa- dijo, y levantó la cabeza para dejar sus ojos a la altura de los míos -¿No te parece excitante? Saber que nos pueden descubrir haciendo… cosas en un baño público- sonrió de costado y apoyó sus manos en mis muslos, mirándome fijamente. Lo miré con los ojos entrecerrados, notando su fingida expresión de inocencia.
- No nos van a descubrir haciendo nada- aclaré, cruzándome de brazos -Porque no vamos a hacer nada- alcé una ceja al verlo volver a sonreír, esta vez seductoramente. Sus manos se deslizaron por mis muslos, pasando por la cadera hasta la espalda baja casi tocando mi trasero. De un suave pero firme empujón, me acercó más a él quedando bien encajado entre mis piernas, nuestros pechos pegados y labios casi rozándose.
- ¿Estás seguro, LuHannie?- susurró sobre mi boca.
- S…Sí- respondí antes de que pudiera rendirme y dejar que pasara lo que sea que Jongin pretendía que pasara en ese baño. Apoyé mis manos en su pecho y lo alejé levemente -Y no te me hagas el Kai, Kim Jongin- lo regañé. Él soltó una carcajada y después de un rápido y superficial beso, se alejó. Me dejé caer al suelo y me miré al espejo, acomodando mi pelo y ropa. Miré a Jongin que en vez de hacer lo mismo, me observaba con una sonrisa boba en los labios. Le devolví la sonrisa y me acerqué para peinar ese sedoso pelo que yo mismo me había encargado de dejar como si hubiera dormido por horas.
***
Mientras caminábamos para volver a nuestras actividades, Jongin hizo algo que últimamente hacía mucho: sostenerme de la muñeca, justo sobre la muñequera, y apretar suavemente sin dejar de mirarme. También solía intentar moverla de su lugar disimuladamente, sin notar que yo me daba cuenta de sus intenciones y lograba evitarlo a tiempo. No entendía la obsesión que parecía tener con sacarme la muñequera.
- ¿Querés venir a cenar a mi casa hoy?- dijo bajito, vigilando nuestro alrededor por si había alguien escuchando.
- Sí, me gustaría- respondí, dejando de caminar frente al ascensor y apretando el botón para llamarlo.
- ¡Genial!- exclamó feliz -Tenemos que festejar… comer rico, brindar- fruncí el ceño, mirándolo confundido.
- ¿Y qué se supone que festejamos?- el ascensor llegó y ambos ingresamos. Íbamos al mismo piso, cada uno tenía una sesión de fotos. Yo iba a fotografiar a un nuevo grupo que estaba por debutar, y él iba a ser fotografiado para una revista que lo había entrevistado el día anterior.
- Festejamos que hoy se cumple un mes desde nuestro primer beso- sonrió, mostrando todos sus dientes. Alcé ambas cejas, sorprendido.
- ¿Querés festejar el cumple mes de nuestro primer beso?- pregunté divertido. Él asintió fervientemente, de manera muy tierna. Sonreí feliz y acaricié su hombro lo más amistosamente posible (los ascensores tenían cámaras de seguridad y no quería crear escándalos) -Me gusta la idea- y lo que más feliz me hacía, era que se viera tan emocionado con nuestra "relación" o lo que fuera que teníamos, porque al recordar su pasado más reciente, era un jugador y al parecer en esa época tenía una persona diferente en su cama cada dos por tres. Y eso se veía muy lejano ya.
***
A pesar de nunca haber tenido la oportunidad de escucharlos, tenía entendido que KyungSoo y ChanYeol eran un excelente grupo. Y esa tarde pude comprobarlo por mí mismo cuando Jongin, después de que termináramos nuestras actividades y aprovechando que todavía era temprano, les pidió que tocaran y cantaran algunas canciones.
Eran increíbles: ambos cantaban, tocaban el piano y hacían beat box. Y ChanYeol además tocaba la guitarra y rapeaba. Verlos en acción era incluso placentero, se veían felices con lo que hacían, relajados, y las miradas que se lanzaban cada tanto demostraban lo que sentían el uno por el otro. Y eso le daba un toque especial a cada canción que interpretaban.
Incluso en una de las melodías Jongin se puso a bailar, y no pude despegar mi mirada de él en ningún momento: era casi como un show privado para mí, siendo un fan. Pensarlo así era casi irreal: El fan y la estrella, la estrella y el fan. Juntos. A la estrella le gustaba el simple fan, y al simple fan siempre le gustó la estrella.
La tarde pasó entre risas, música, fotos de mi parte y varios vasos de plástico con café para todos.
***
- ¿Y bien?- preguntó Jongin esa noche, mirándome ansioso. Tardé unos segundos a propósito para molestarlo e impacientarlo, saboreando la cena que me había preparado.
- Está muy rico- sonreí para tranquilizarlo. Suspiró aliviado, sentándose en frente mío y probando él también.
- ¡Es cierto! Sabe bien- volvió a probar un bocado y me miró -Me esforcé mucho por cocinarte algo decente, estuve ayer hasta muy tarde buscando recetas en internet- sentí su pie acariciar mi tobillo a través de la tela de las medias y le sonreí.
- Y lo lograste, está delicioso… Ahora entiendo por qué no querías que entrara en la cocina mientras cocinabas- él asintió, sin dejar de comer -Gracias, fue un lindo gesto- nos sonreímos, y el resto de la cena pasó en silencio y tranquilidad.
Después de comer, brindar con gaseosa (No había alcohol en la casa para que Jongin no pudiera recaer en el vicio), le dimos agua fresca y comida a Wendy, y ordenamos todo lo que habíamos ensuciado.
- Te mojaste la muñequera cuando lavaste los platos- comentó cuando entramos a la sala, lugar donde planeábamos tirarnos en el sillón a mirar televisión, tomando mi brazo con delicadeza y acomodándolo para que estuviera mi mano cómoda contra él. En un simple movimiento, intentó bajarla. Sintiendo casi un mini ataque de pánico, sin saber cómo frenarlo, saqué con brusquedad mi mano de entre las suyas. Lo tomé de la remera y con fuerza lo acerqué a mí para besarlo, introduciendo mi lengua en su boca desde el comienzo.
Un beso lleno de pasión, desenfreno y, en cierto modo, amor. Los dos estábamos demasiado juntos y no quedaba espacio entre nosotros más que para respirar un poco del aire que compartíamos. Y yo podría vivir de ese aire. Del aire de Jongin.
Mis piernas chocaron con algo cuando Jongin me empujó con delicadeza sin despegar nuestros labios, cayendo sentado en el sillón. Siguió besándome, bajando la intensidad y subiéndola por momentos mientras su cuerpo estaba inclinado sobre mí, a pesar de que él seguía estando parado y yo sentado. En uno de esos momentos en los que el beso subía de tono, sentí una leve presión contra mi entrepierna. Al buscar con la mano para ver qué lo causaba, noté que era su rodilla, presionando un poco sí y un poco no, creando un sutil vaivén apenas perceptible. Como queriendo estimularme. Una mano se quiso colar por mi remera cuando su boca descendió a mi cuello.
- Jong… Jongin, esperá- hablé bajito, comenzando a tensarme al darme cuenta que estábamos subiendo de nivel repentinamente.
- Lu…- susurró, apoyando su frente contra la mía -Perdón si me pasé… en serio… Pero…- se mordió el labio inferior con fuerza -No soy Kris. Juro que jamás te haría daño- sus ojos se habían mantenido cerrados y podía sentir su deseo de llevar a cabo esto en su pesada respiración. Las ganas que tenía eran casi palpables. Y para ser sincero, yo nunca había tenido tantas ganas de estar con una persona como en ese momento.
- Lo sé- le di un casto beso y él abrió los ojos, recibiendo una sonrisa de mi parte -Disculpame por ser medio inseguro con el tema- negó con suavidad y antes de que pudiera decir algo más, seguí hablando -Casi no tengo experiencia en esto, y tengo una sola petición- frunció el ceño, parecía no entender por dónde iba lo que le decía.
- ¿Qué…?
- Que sólo… sea de frente- su ceño fruncido se pronunció más y sonreí divertido. Nuestras frentes seguían pegadas -Con Kris fue por atrás… No quiero volver a hacerlo así, al menos por ahora- sus ojos se abrieron en sorpresa al empezar a entender.
- ¿Eso quiere decir…?- asentí, cerrando los ojos y acariciando con mis labios la comisura de su boca.
- Podés hacer lo que quieras- susurré -Soy tuyo- agregué con un leve sonrojo y ambos sonreímos para después besarnos.
***
Era casi irreal. Estaba acostado en la cama y tenía a Jongin en bóxer arriba mío, besando mis labios, cuello, clavículas, los pezones y siguiendo camino abajo por mi desnudo torso. Se quedó en el ombligo, entretenido en esa zona, lamiendo y mordisqueado ahí y a su alrededor. Su lengua húmeda y cálida me estaba distrayendo lo suficiente como para que una mano directamente sobre mi entrepierna me tomara por sorpresa y, después de dar un respingo, mi respiración se aceleró todavía más. Su lengua todavía lamía mi ombligo y abdomen, mientras su mano masajeaba mi erección sobre la ropa interior. Cada tanto yo levantaba mi cabeza de la almohada y cruzaba mi mirada con la suya. Él aprovechó la última vez que lo miré para levantar ambas cejas dos veces y sonreír antes de tomar mi bóxer de ambos costados y bajarlo con delicadeza.
Lamió desde la base de mi miembro, sacándome un jadeo y, en vez de continuar con el placentero trabajo, al llegar a la punta sólo la succionó una vez para después subir con la lengua pegada a mi torso. Se desvió a cada pezón cuando llegó a esa altura; dándole algo de atención a la nuez al subir, y finalizando el recorrido en mis labios.
- Me encantás- declaró, besándome con fuerza y mordiendo mi labio inferior al separarnos -Me volvés loco, LuHan- agregó contra mi mejilla.
- Jongin… Vos también me…- suspiré bajito cuando movió su cadera y frotó su miembro, todavía cubierto por la ropa interior, contra el mío.
***
Usó bastante lubricante en una preparación paciente, larga y delicada. No queriendo hacerme doler más de lo necesario ni, creía yo, asustarme. A pesar de todo no había manera de que yo me asustara de él. Confiaba plenamente en Jongin.
Había sido tan paciente que al momento de penetrarme apenas sentí dolor y molestia. Estuve enseguida listo para seguir, haciéndoselo saber con pocas palabras.
Embestida tras embestida se sentía cada vez mejor, encontrando bastante rápido mi próstata. Jongin tenía enterrado su rostro en mi cuello, ahogando todos los suspiros y jadeos ahí, mientras que yo rodeaba su cuello con mis brazos, abrazándolo con el derecho y hundiendo la mano en su pelo, y con el brazo y mano izquierdos le acariciaba la espalda con suavidad y gemía bajito en su oído. Siguiendo la sensación de sus repentinamente más lentas embestidas. Iba lento, suave, besando cada tanto mi cuello.
Sintiéndome casi en el final, levanté mi mano derecha y miré la muñequera (que me había negado a quitarme) y visualicé el tatuaje que representaba a la persona que estaba sobre mí.
Sí, lo quiero. Lo quiero por lo que es, estoy seguro de ello. Y no como fanático, sino como una persona enamorada de verdad podría querer. Había dejado de ser amor platónico, amor de fan, hacía mucho. Quiero a Jongin impregnado en mi piel y atravesándome los poros, llenándome la sangre. Quiero que sea mi aire, quiero que esté grabado en mí para siempre… Como el tatuaje. El tatuaje que es de Kai, no de Jongin.
Y me gustaba la idea de tener tatuado a Kai sólo en la muñeca pero a Jongin en todo el cuerpo.
Moví mi cuerpo de manera contraria a Jongin para acelerar el ritmo, mordiendo con fuerza su hombro cuando dio repetidas veces en mi próstata sin fallar una vez al mismo tiempo que masturbaba mi miembro con rapidez. Con un delicioso espasmo acabé en su mano, que luego de secársela en su propio estómago la puso a un costado de mi cabeza sobre la almohada. Con la respiración agitada relajé mi cuerpo sobre el colchón dejando que Jongin siguiera embistiéndome hasta que acabara él también.
Terminó poco después y nos dimos un profundo beso antes de que él saliera de mí y se recostara a mi lado. Nos quedamos en silencio, observándonos y relajándonos hasta que nuestras respiraciones estuvieron completamente normales.
Y después de la primera vez, vinieron dos más antes de que finalmente nos durmiéramos con una clara idea en mente: Ninguno pensaba ir a trabajar al día siguiente.