Superficially famous
Capítulo 2
Nos había costado. Cuando recién llegamos a Corea, mi tío paterno nos ayudó a Yixing y a mí a instalarnos en un departamento con todo lo necesario para que vivieran dos personas. El alquiler y los gastos eran bastante razonables para dos chicos que aún dependían de sus familias. Con dieciocho años empezamos a aprender para trabajar con mi pariente en su empresa de entretenimiento, tardando tres años en estar listos. O estar listos para el gusto de mi tío al menos. Lay era estilista y coreógrafo, y yo fotógrafo... y a veces ayudaba a Lay con las coreografías, ya que el baile no se me daba mal. Con mi mejor amigo habíamos tomado clases desde muy chicos.
Tres años rondando por la compañía que producía a Kai y no había logrado verlo en persona. Parecía que lo tenían muy bien escondido, porque no es como si no me hubiera escapado para buscarlo, fingiendo estar perdido cuando me encontraban.
Muy pronto, con veintiún años, tendría mi primera sesión de fotos oficial. Y se negaban a decirme a qué famoso iba a tener que fotografiar. "Política de privacidad" Decían cuando preguntaba. En mi opinión esas "políticas" eran estupideces. Necesitaba saber quién sería mi modelo para ir adelantando trabajo y planear de qué iba a ir la sesión de fotos. Pero allá ellos. Más trabajo significaba más dinero, y no venía mal un poco de ingresos extras para mantener el departamento que compartía con Yixing.
***
- LuHan... LuHan, mirá- dijo Lay, espiando por la mirilla de la puerta de nuestro departamento -El vecino que se acaba de mudar enfrente... Está buenísimo- agregó sin dejar de espiar levemente encorvado y con la cola en pompa.
- ¿Cómo podés darte cuenta de eso mirando por ahí?- cuestioné con el ceño fruncido, analizando un libro con fotografías de personas. Buscaba ejemplos de hombres y mujeres para inspirarme y desempeñarme impecablemente en mi primer trabajo como fotógrafo.
- Se nota... algo- se dio vuelta para mirarme -Tiene tremenda retaguardia- alzó ambas cejas en un gesto sugestivo. Ambos estallamos en carcajadas gracias a su comentario -¿A qué hora pasa a buscarte tu noviecito?- cuestionó luego de calmarnos un poco.
- A eso de las nueve- respondí, secando unas pequeñas lágrimas de risa de mis ojos -Decile por su nombre- le pedí.
- ¿Por qué? ¿No es tu novio?- alzó una ceja, sentándose en el sillón frente al que yo me encontraba sentado.
- Sí, pero...
- Pero no lo amas- negué con la cabeza.
- Le tengo... algo de cariño, supongo. Él sabía que no lo amaba cuando finalmente, después de meses insistiendo en que lo aceptara, accedí a tener una cita con él y finalmente a ser su pareja.
- ¿Por qué seguís con él? Podrías decirle de ser sólo amigos- sugirió agarrando un vaso de la mesa ratona, que era el que yo estaba usando, y bebiendo un largo trago del contenido.
- No quiero lastimarlo- confesé. Y era cierto.
- No me cae bien... siento que oculta algo- dejó el vaso -Sólo vos te buscás un novio coreano en China y un novio chino en Corea...- rió cuando me encogí de hombros para quitarle importancia al asunto -Me voy a bañar... alguien tiene que darle la bienvenida al vecino- guiñó un ojo y se dirigió a su habitación meneando levemente las caderas.
Lo imité dirigiéndome a la mía para cambiarme, abriendo mi armario apenas entré. Pegado del lado interior de la puerta de éste, se encontraba un pequeño poster de Kai cuando era adolescente. Cuando su música y él se veían más reales. No era que ya no me gustaba, sólo que con el paso del tiempo se había transformado del refrescante y tierno idol a una bestia que derramaba sensualidad con sólo respirar; y su música pasó de la guitarra, el bajo, el teclado y la batería, a una computadora emitiendo robóticos sonidos. Acaricié la sonrisa de la foto. Era lo que más extrañaba: su dulce sonrisa llena de esperanza y alegría que iluminaba todo. Ahora era una mueca, una sonrisa torcida al costado. Muy sensual, sí... pero no era la del Kai del que yo me había enamorado. No tenía ni un atisbo de felicidad y nunca le llegaba a los ojos.
***
- WuFan... no, pará- susurré. Estaba con mi novio en su auto, estacionados cerca del restaurante al que íbamos a ir a cenar. Pero antes de bajar él me había robado un beso, intentando disimuladamente llegar más allá. Su boca mordía mi cuello, haciéndome doler un poco y su mano se había colado en mi remera, llegando hasta los pectorales y acariciando todo a su paso -No es el lugar ni el momento- le reprendí bajito. Suspiró contra mi oreja.
- ¿Y cuándo va a ser, LuHan?- exigió saber, alejando su rostro de mi cuello y mirándome a los ojos de cerca -Llevamos saliendo siente meses. Siete. Tengo mis necesidades, sabés...- y yo también... pero no siento el deseo de satisfacerlas con vos. Me sorprendí pensando.
- Pronto...- le sonreí y le di un suave beso en los labios -Por ahora... ¿por qué no vamos a cenar? Tengo mucha hambre- fingí pensar un momento para desviar el tema del sexo y volví la mirada a él -Se me antoja un enorme filete con papas- eso sí era totalmente real. De sólo pensarlo se me hacía agua la boca.
- Está bien... pero primero voy a tener que pasar por el baño- informó guiñando un ojo en un vano intento de ser sexy- Vos anda eligiendo una mesa.
- Sí...- salí del auto bufando bajito de molestia. Otra vez tocándose en un lugar público. Fruncí el ceño con disgusto.
***
- Lu, este fin de semana no vamos a poder vernos... Tengo un... evento- comentó Kris, devorando un grueso filete de un modo casi grotesco.
- Bueno...- acepté sin rechistar. Con Lay teníamos una fiesta que daba la empresa de mi tío: al principio no quería ir pero mi amigo siempre sabía cómo convencerme. Llevé a mi boca un poco de mi propio filete: era delicioso. Todo en ese restaurante lo era. WuFan sonrió con los labios juntos
- La semana pasada, en una sesión de fotos, me hicieron posar...- fingí escuchar lo que me contaba de su trabajo. Era modelo en la empresa de mi tío, uno de los más queridos por él. Nos conocimos cuando mi familiar le pidió si podía ayudarme a practicar y tuve que hacer un book con fotos de Kris como “tarea”. Con ayuda de mi actual novio, había logrado aprobar.
Mientras Kris no dejaba de comer y hablar de él y nada más, desvié la mirada disimuladamente hacia la ventana. Suspiré. Ya pasaron tres años... ¿Cuándo voy a poder conocerte?
***
El lugar de la fiesta era increíble. A pesar de ser un boliche, era uno de los lugares más sofisticados en los que había estado. Por esa noche lo habían cerrado al público, debido a que la fiesta era privada: sólo entrabas si estabas en una muy clasificada lista.
Personas muy bien vestidas con sus copas llenas con el alcohol más caro bailaban al ritmo de la música. Por más lindo que fuera el lugar, la arrogancia y superficialidad lo abundaban creando un ambiente falso, lleno de sonrisas hipócritas. Con pesar me incluía en eso último. Sintiéndome el más hipócrita, ya que yo no compartía ese ambiente para nada y, sin embargo, hablaba y sonreía a todos. Aliviado de, al menos por el momento, no haber visto ninguna droga ilegal, decidí pasarla bien con mi mejor amigo. De todos modos yo también tenía que acostumbrarme a ese mundo.
***
Llegadas las tres de la mañana, reía de las payasadas que hacía Lay al bailar. Él, a diferencia mía, había tomado un poco de más y estaba mucho más suelto a la hora de quedar en ridículo. Lo vi dejar de moverse y señalar hacia el lado de los baños con ambos brazos: entendiendo el mensaje, asentí y él caminó rápidamente, al parecer estaba muy apurado por vaciar su vejiga.
Paseé mi mirada vagamente por el lugar. El hecho de conocer a casi la mitad (porque la otra mitad eran invitados de los invitados) de la gente lo hacía sumamente aburrido. Detuve mi mirada en una conocida figura alta y rubia a unos metros de donde estaba. Imposible. Me tensé en mi lugar antes de caminar agazapado para alejarme. ¿Qué hace Kris acá? Se suponía que hoy no nos íbamos a ver. ¿Qué iba a saber yo que el "evento" que Kris tenía era el mismo que el mío? Justo cuando pensé eso, observé a mi novio para asegurarme de que no me hubiera visto, y lamentablemente justo en ese momento él movió su cabeza y cruzó su mirada con la mía. Su ceño se frunció, los pelos de mi nuca se erizaron y corrí hasta la salida. Simplemente no tenía ganas de verlo ese día.
***
Una vez fuera, le sonreí a los guardias de seguridad a modo de despedida y caminé a paso rápido hacia la derecha, doblando al llegar a la esquina. Literalmente había huído del boliche. De Kris. Unos pasos me separaban de una zona oscura creada por un enorme kiosco de revistas cerrado que estaba contra el cordón de la vereda, creando una especie de puente al juntar el "techo" que tenía con la pared de un edificio. Impedía el paso de la luz de los faroles y hacía que un buen tramo de vereda estuviera bastante a oscuras. Dudé unos segundos, pero finalmente retomé mi camino y atravesé la oscuridad. Se veía algo, pero igual era una tarea difícil divisar con exactitud lo que había o no había ahí.
Creía que lo había logrado exitosamente, cuando sentí un agarre en mi muñeca y un tirón en ésta. El impulso me hizo chocar contra otro cuerpo: era delgado y firme, más o menos de mi altura, y olía a colonia masculina de las caras. Sin embargo un calor con aroma a cigarrillo y alcohol golpeó mis fosas nasales antes de sentir unos gruesos labios pegarse a los míos. Alarmado, empujé a ese hombre del pecho, recibiendo una succión y una mordida en mi labio inferior antes de sentirme libre nuevamente. Me coloqué de nuevo bajo la luz de la calle, queriendo ver a esa persona para poder exigir explicaciones o, en su defecto, incrustarle un buen golpe en la mandíbula por su atrevimiento. Nadie me besaba sin mi consentimiento y salía ileso en el inten... Abrí mis ojos tan grande que creí que hasta sería posible que se cayeran y salieran rodando.
De la oscuridad surgió un hombre un año más grande que yo, de piel morena y tersa, labios gruesos y facciones marcadas. Un hombre claramente borracho, que sonreía bobamente mientras se tambaleaba y apoyaba en el kiosco de revistas.
Un hombre que ocupaba mis pensamientos desde hacían ya como seis años. El hombre por el que estaba en Corea en ese momento.
Kai.
Kai estaba en frente mío, Kai caminaba para cruzar la calle de manera torpe. Kai, Kai, Kai, Kai. Me paré en la calle, observando su espalda alejándose de mí, hasta que ya no estaba más. En ese momento llevé mi mano a mis labios. Kai me besó.
Respiré profundamente por la nariz, cuando mi vista periférica captó algo a mi izquierda. Miré al lugar de donde sentía una penetrante mirada.
Parado a unos cuantos metros, Kris me observaba con el rostro más serio que nunca.