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Más frágil que el silencio por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

Hola...mmm.

¿Cómo empiezo? Cómo dije en las advertencias el fic contiene violación, no se asusten que no lo narré xD

Y es raro, no me gusta hacer que Jinki sufra, pero aquí estoy  publicando algo como esto...

 

 

 

Notas del capitulo:

En lo personal, no me gustan los songfic pero hay varios fic en los que he usado canciones y este es uno de ellos. La canción que es mencionada es “i’m with you” de SHINee. Sale sólo una vez c:

 

Unas grandes y ásperas manos recorrieron su cuerpo con brusquedad e impaciencia, tocando partes intocables de él. Fue inmovilizado sobre su estómago, con la cara pegada en la almohada absorbiendo sus gritos.

Dolió, dolió como si estuvieran arrancando la piel a sangre fría. Dolió tanto que deseo morir.

No importó cuanto rogara, no se detuvo. No importó cuanto gritara, no lo escuchó. No importó cuanto luchara y no importó cuanto llorara, él continuó haciéndole daño y usándolo a su antojo.

Impotencia, miedo, traición, ira, Jinki experimentó toda esas emociones en esa noche, que mezcladas causaban tal dolor que le daban ganas de arrancarse el corazón con las manos y lanzarlo lejos.

Las lágrimas, el alcohol y los fluidos corporales creaban una asquerosa mezcla que le causaba náuseas. Con sus manos podía controlar su reflejo nauseabundo pero las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas.

No satisfecho sólo con arrancar su inocencia, entre sábanas sucias lo amenazó. “Si dices una sola palabra de esto te cortaré la lengua”. Dichas aquello su padre dejó la habitación dando tumbos, llevándose su inocencia, su habla y sus ganas de vivir.

 

Su padre volvió a intentarlo la noche siguiente, pero Jinki ya había aprendido la lección. Le puso seguro a su puerta y colocó su escritorio en frente de ella para evitar que fuera abierta. Cuando escuchó violentos golpes en la puerta, se escondió en el ropero deseando desaparecer. A duras penas pudo quedarse dormido, en una posición incómoda pero sintiéndose un poco más seguro.

Se despertó por el ruido de las sirenas.

El cuerpo de su padre yacía sin vida en el jardín. Se calló partiéndose el cráneo mientras escalaba intentando llegar a su ventana, estaba ebrio. Jinki se sintió aliviado, si hubiera alcanzado su ventana no habría podido detenerlo.

No salió de su habitación. Cuando los policías registraron la casa lo encontraron aún escondido en el armario. Le hicieron un montón de preguntas, que Jinki no respondió. Cada vez que intentaba decir algo, las palabras de su padre rondaban su mente y aun si no estaba vivo lograron mantenerlo callado.

 

Nunca dijo uno sola palabra de lo que ocurrió. Al ser su padre su único familiar directo, su custodia fue cedida a un par de tíos lejanos que se dedicaban a viajar por el mundo. No eran cariñosos, ni amables, de hecho ni siquiera les agradaba la idea de convertirse en los tutores de un chico ‘mudo’ como lo habían declarado en el hospital después de la muerte de su padre. No le dio importancia, sentía que ya nada podría herirlo más. Sus tíos no dejaron de viajar por el mundo, pero tampoco lo llevaron con ellos. Simplemente compraron un departamento para él y lo dejaron viviendo por su cuenta en el otro lado de la ciudad. Todos los meses le daban una mesada y se ponían en contacto con él mediante cartas, pero jamás se preocuparon de su bienestar emocional. Y Jinki tuvo que reparar su alma rota por sí mismo.

 

No fue sólo la amenaza de su padre, sino también el hecho de que las palabras fueron totalmente inútiles para él en aquel horrible momento. Dijo una y mil cosas para detener a aquel monstruo y nada dio resultado, así que decidió dejar de usarlas.

Así fue cómo comenzó su mutismo selectivo. Fue sencillo guardar silencio porque durante un mes completo no salió de su departamento y no tuvo contacto con las personas. Estaba intentando curar su alma destrozada, cerrar ese enorme hueco talado en su pecho, pero no lo consiguió y cuando volvió a salir se dio cuenta de que tenía más problemas que antes. Además de su problema de habla, un miedo irrefrenable al contacto físico formaba parte de su diario vivir. Pero no intentó solucionarlos, así era como Jinki inconscientemente intentaba mantener el último trozo de su alma a salvo.

 

Sus tíos sólo sabían que Jinki no hablaba, el contacto físico jamás lo intentaron con él así que no había manera de que supieran de su rechazo a él. No buscaron ayuda médica, y eso era algo que Jinki no planeaba hacer por su cuenta. Así que, siguió intentado vivir una vida normal con sus dos problemas.

 

Afortunadamente Lee Jinki vivía en Corea del Sur, un país en el que el contacto físico era tan escaso como ver llover en verano y en donde era mal visto meterse en los asuntos de los demás, por lo que fue relativamente sencillo pasar desapercibido.

Era el típico chico invisible de la escuela, pocos sabían su nombre y la mayoría creía que sólo se trataba de un chico demasiado callado e introvertido. Nadie sabía de su enfermedad, excepto Choi Minho. Su mejor y único amigo.

Se conocieron en el jardín de la escuela. Minho era un chico callado por naturaleza, así que congeniaron de inmediato. Se la pasaban las tardes haciéndose compañía mutuamente sin necesidad de mencionar palabra, hasta que a Minho le dio curiosidad saber el nombre de Jinki. En ese momento notó que Jinki no hablaba y diferencia de lo esperado, ese fue el comienzo de su amistad. Se comunican sin necesidad de palabras, Minho era tan perceptivo que era fácil para Jinki comunicarle sus intenciones y con el tiempo Minho se convirtió en su amigo, su confidente y su protector.

 

La primera vez que Jinki deseo poder volver a hablar, fue cuando conoció a Jonghyun. Estaba subiendo las escaleras para ir a su siguiente clase cuando de improviso alguien tocó su hombro. Fue un reflejo totalmente instintivo, se dio la vuelta y le dio un empujón a su potencialmente posible atacante haciéndolo caer escaleras abajo.

 

Una vez en la enfermería se enteró de las intenciones de aquel muchacho llamado Jonghyun, Jinki había perdido uno de sus libros en el camino y Jonghyun quería devolverlo.

 

Jonghyun estaba sentado en la camilla, con una bolsa de hielo puesta en su nuca que era donde había recibido la mayor parte del impacto. De pie junto a él, se hallaba un chico de piel blanca, cabello rubio y ojos felinos que le dedicaba a Jinki miradas asesinas cada pocos segundos. Mientras Jinki se encontraba sentado en una silla frente a la camilla, con las piernas juntas y sus manos envueltas en puños sobre sus pantalones, con la mirada gacha.

            - ¡¿Ni siquiera vas a disculparte?! – reclamó el chico rubio de facciones felinas, probablemente un amigo de Jonghyun – ¡pudiste haberlo matado!

            -Tranquilo Kibum, sólo fueron cuatro escalones – trató de tranquilizarlo Jonghyun.

Jinki quería disculparse, de verdad quería disculparse. Se sentía realmente estúpido y arrepentido. Jonghyun sólo quería devolverle su libro, y él terminó casi matándolo. Quería decir que lo sentía, pero nada salía de sus labios.

Como una salvación, Minho entró a la sala en ese momento.

            -¿Estás bien, hyung? – Lo miró preocupado, examinando a Jinki de pies a cabeza.

Jinki mantuvo su vista fija en el piso y asintió.

            -¡Hey! ¿Le estás preguntando a él si está bien? ¡Casi mata a mi amigo! – reclamó Kibum.

            -No me interesa tu amigo, vine aquí por Jinki hyung - respondió Minho con seriedad.

            -Este idiota... – Kibum comenzó a insultarlo, pero Jonghyun lo interrumpió para calmarlo mientras le explicaba que había sido su culpa abordarlo de improviso.

Jinki aprovechó de tomar la punta de la camisa de Minho para llamar su atención y cuando lo logró le envió una mirada suplicante, que Minho interpretó de inmediato.

            -Jinki hyung, dice que lo siente.

Kibum y Jonghyun que estaban enfrascados en una pequeña pelea, lo miraron atentos sin comprender.

            -Lo lamenta – repite Minho.

            -¿Que acaso no tienes boca? – Kibum se cruzó de brazos y miró a Jinki molesto - No has dicho ni una sola palabra. ¿Te comieron la lengua los ratones?

La habitación se quedó repentinamente en silencio y una atmósfera pesada rodeó el ambiente. Jinki se congeló en su asiento, sin siquiera parpadear.

-No puede hablar – declaró Minho.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¿De verdad le comieron la lengua los ratones? – cuestionó Kibum burlesco.

-¿No conoces algo llamado tacto? – lo regañó Minho.

-Sólo... – iba a continuar Kibum, pero Jonghyun lo interrumpió.

-Está bien, no te preocupes... ¿Jinki? – dijo Jonghyun dudoso, dirigiéndose a Jinki.

Jinki por primera vez desde su “accidente” se atrevió a mirar a Jonghyun. Levantó su mirada lentamente con timidez y casi con miedo y lo encontró sonriéndole ampliamente. Jinki pensó que era una sonrisa demasiado sincera y animada para alguien que acababa de ser empujado por una escalera.

 

.

.

.

 

Resulta que Jonghyun no se quedó con sólo ese encuentro, Jinki despertó en él una curiosidad indescriptible que aumentaba cada vez que lo veía pasar por algún pasillo junto a él. Un día cuando lo vio pasar con Minho y vio su sonrisa por primera vez, se preguntó qué se sentiría hacerlo sonreír, mientras se quedaba embobado viéndolo caminar. Simplemente no podía apartar sus ojos de Jinki, ya que sentía que si dejaba de mirarlo aunque fuera un sólo segundo podría desaparecer. Porque Jinki parecía tan frágil, tan desvalido que despertaba ese espíritu protector que Jonghyun sólo reservaba para personas importantes como sus seres queridos.

Y de alguna manera todo el interés de Jonghyun terminó con él acechando a Jinki en cada rincón de la escuela. Se aprendió de memoria su rutina. Jinki era uno de los primeros estudiantes en llegar a la escuela, en los recesos no se movía de su escritorio y se la pasaba mirando por la ventana, aunque de vez en cuando se paraba para ir al baño, suponía Jonghyun. El almuerzo era un completo misterio incluso para un acosador como Jonghyun, Jinki desaparecía apenas sonaba el timbre sin siquiera dejarle presenciar su salida del salón como para poder seguirlo, porque sus salas estaban demasiado distanciadas. A la salida, Jinki no sé iba inmediatamente a su casa, esperaba a Minho –quien estaba en un taller de deporte– y luego se iban juntos.

Respecto a Jinki en sí, parecía alguien retraído, obviamente no decía ni una sola palabra y a sus compañeros parecía no importarle aquel hecho. Sólo crearon una burbuja de soledad a su alrededor, que a Jonghyun le molestaba en gran medida.

Jinki era mayor que él por un par de meses, pero iba en un curso superior. Y eso era todo lo que Jonghyun pudo descubrir después de semanas de observación. Pero aún había mucho que no sabía y quería saber, por lo que dejó de lado el método indirecto y puso en marcha su plan de acercamiento.

No era nada inteligente ni realmente planeado. Un día cualquiera Jonghyun se acercó a Jinki; durante el receso fue directamente al salón, se paró frente a él y dándole una de sus mejores sonrisas, lo saludó. La respuesta no tardó mucho en venir, Jinki levantó su rostro sorprendido y luego de un breve momento de confusión hizo una reverencia. Jonghyun no sabía exactamente qué decir a continuación y al parecer tardó mucho en pensarlo porque cuando iba a abrir la boca para hablar sobre el clima Jinki ya se había levantado de su asiento y salió del salón dejándolo con la palabra en la boca.

 

Ese fue uno de sus tantos intentos de acercamiento y en cada ocasión era lo mismo, se acercaba a Jinki, lo saludada, recibía una reverencia y antes de que pudiera decir alguna otra cosa el otro chico desaparecía de su vista. Por supuesto, eso terminó aburriéndolo, pero de ningún modo detuvo su curiosidad.

 

Su siguiente táctica, fue volver a la observación. Claro que un poco más o...quizás menos sutilmente. Se pasaba los recesos en el salón del mayor, ya no se molestaba en saludarlo porque probablemente Jinki dejaría el salón después de eso. Así que simplemente se sentaba en la mesa de atrás y se dedicaba todo el tiempo a observarlo. Fue entonces cuando notó que Jinki no miraba distraídamente la ventana como él pensaba, sino que miraba a conciencia algo en el jardín trasero y después de seguir su vista encontró lo que mantenía capturada la atención del mayor. Era un árbol, un simple árbol un poco apartado y apenas visible en el estrecho espacio del jardín trasero, pero ciertamente era lo que Jinki miraba fijamente. ¿Curiosidad? Jonghyun se moría de curiosidad, porque ¿qué podría tener de especial ese árbol?, era sólo un árbol cualquiera ubicado en un rincón del jardín olvidado que casi nadie solía visitar. Volvió a mirar a Jinki para asegurarse de que en realidad miraba ese estúpido árbol en particular. Y notó algo más. Había anhelo en su mirada, como si deseara estar allí... en vez de sentado en el salón. Antes de que Jonghyun pudiera relacionar todo su nuevo conocimiento, sonó el timbre y tuvo que regresar a su propio salón.

 

Las semanas se convirtieron en meses y Key terminó notando el comportamiento poco sano y psicópata, como el mismo había dicho, de Jonghyun.

            -¿Acaso te gusta? – preguntó un día durante el almuerzo, al notar como Jonghyun parecía buscar con mucho empeño algo o más bien alguien a su alrededor.

            -No – negó Jonghyun con calma.

            -¿Entonces por qué lo buscas tanto? – reclamó el chico rubio.

            -Es sólo que nunca he visto almorzar a Jinki, ¿podría ser que no coma su almuerzo? – Dijo Jonghyun distraído.

            -Ni siquiera tuve que mencionar su nombre... podría haberme referido a cualquier otra persona, pero enseguida Jinki viene a tu mente. De verdad debe gustarte mucho – declaró Key con una sonrisa de medio lado y con una mirada de superioridad.

            - Eish. Detente, Key. Ya te dije que sólo tengo curiosidad – se defendió Jonghyun, después de haber sido atrapado con la guardia baja.

            -Pues debes tener mucha curiosidad si lo sigues a todos lados. ¿No has pensado en que podría acusarte de acoso?

            -Ni siquiera nota mi presencia – Jonghyun parecía un poco desanimado, una reacción extraña de parte de alguien que prácticamente acababa de ser acusado de un delito.

            -No entiendo tu interés por él – Kibum agitó su cabeza reprobatoriamente.

            -Sólo... me gustaría ser su amigo – respondió Jonghyun.

            -¿Por qué? – Key lo miró con escepticismo.

            -No lo sé, sólo tiene ese aura que me atrae hacia él... es extraño, en realidad ni siquiera sé cómo explicarlo – intentó decir Jonghyun, sacudiendo la cabeza al final, dándose por vencido.

Key le dirigió una mirada que lo decía todo. Desde lo estúpido que era hasta lo mucho que sentía pena por su vida de acosador secreto. Luego dio un gran suspiro y se concentró en su comida.

            -¿Has intentado iniciar una conversación con él? – preguntó Kibum distraídamente, recibiendo una mirada asesina de Jonghyun.

            -No puede hablar, idiota – lo reprendió Jonghyun, exasperado por la falta de sensibilidad de su amigo.

            -Ouch. Lo siento. Mi error – se disculpó descuidadamente Key.

Pero Jonghyun dio por terminada su conversación y se puso de pie dejando a Key comer solo como castigo por ser tan desconsiderado. Su mejor amigo nunca se había tomado en serio la condición de Jinki y eso le hacía enfadar.

Se paseó por todo el edificio esperando que el timbre sonara, pero el tiempo transcurría demasiado lento. Incluso fue al salón de Jinki, sólo por si acaso el mayor estaba de vuelta, aunque no había muchas probabilidades.

Como de esperarse no había rastro de Jinki en el salón. Dando un suspiro Jonghyun se dirigió a la ventana y se sentó en el pupitre del mayor. Por mera costumbre miró al jardín trasero. Y entonces encontró al objeto de su devoción sentado en el árbol que él mismo había tachado de estúpido un tiempo atrás. En realidad sólo se veía su costado, la mayor parte de su cuerpo estaban ocultos por el árbol, pero Jonghyun podría reconocer a Jinki aun si estuviera en el otro lado del mundo.

Corrió lo más rápido que pudo, teniendo miedo de que el timbre sonara en cualquier momento. Y un par de metros antes de llegar al árbol, se detuvo para normalizar su agitada respiración. No quería asustar, ni preocupar a Jinki. Ni mucho menos parecer un lunático.

Volvió a hablarle. Lo saludó con un hola y una sonrisa, lo de siempre. Pero a diferencia de lo que Jonghyun esperaba Jinki no se inclinó como respuesta. Y en cambio, se quedó mirándolo fijamente. La mirada inquisidora de Jinki lo puso nervioso y terminó moviéndose inquieto sobre sus pies, mientras rascaba su nuca con nerviosismo.

            -Yo… sólo... estaba buscando un lugar tranquilo y llegué aquí – mintió, un poco inquieto, temeroso de ser descubierto.

Jinki parpadeó un par de veces, desconcertado.

            - ¿Te importa si me quedo? – el corazón le latía a mil por hora con anticipación.

Jinki sacudió su cabeza en negación y a continuación se hizo a un lado, para darle espacio a Jonghyun de sentarse. Con una gran sonrisa, Jonghyun se sentó a su lado apoyando la espalda en el árbol. No estaban cerca, los separaban al menos 10 centímetros, pero de todos modos Jonghyun estaba feliz porque eso era lo más cerca que había logrado estar de Jinki. Y la felicidad desplazó fácilmente su nerviosismo.

Vio una caja de almuerzo vacía junto al mayor y no pudo evitar preguntarle por ello. Curiosidad.

            -¿Comes aquí? – preguntó, apuntando la caja. Recibió un asentimiento de cabeza – Eso explicaría porque nunca te encuentro durante el almuerzo... - dijo para sí, siendo escuchado por un asombrado Jinki – quiero decir... nunca te he visto en el comedor – corrigió rápidamente.

Y así continuaron, Jonghyun preguntaba y Jinki asentía o negaba dependiendo de su respuesta. El nerviosismo de Jonghyun se fue desvaneciendo eventualmente junto con la desconfianza de Jinki. Agradeció mentalmente a Key por hacerlo enojar, de otra manera jamás habría encontrado el escondite de Jinki.

 

Después de aquel encuentro, no tuvo necesidad de volver a observar a Jinki de lejos. Cada vez que iba a su salón y lo saludaba Jinki respondía con su típica reverencia, pero ya no se marchaba, se quedaba en su asiento y esperaba a que Jonghyun se sentara. Ponía las manos bajo su barbilla y se dedicaba a escuchar con atención las miles de tonterías que Jonghyun tendría para decirle.

Y ese fue sólo el comienzo, porque progresivamente Jonghyun consiguió lo que quería y se ganó la amistad de Jinki.

Pero amistad, a diferencia de lo que Jonghyun pensaba, no era sinónimo de conocimiento. Creía que por el hecho de ser su amigo, automáticamente todos sus misterios serían resueltos, pero no fue así. Seguía sin saber demasiado de Jinki. Como por ejemplo, su problema de habla. No era como si hablaran así que Jinki no podía contarle sus preocupaciones o dificultades, pero a Jonghyun le hubiera gustado que Jinki se comunicara con él de alguna forma. Como lo hacía con Minho, entre ellos había una confianza increíble y con sólo una mirada lograban comunicarse. Si se trataba de Jonghyun él era siempre quien hablaba y Jinki se limitaba a escuchar.

Respecto a la confianza, Jinki parecía desconfiar hasta de su propia sombra. Y Jonghyun a duras penas estaba consiguiendo ganarse un poco de la confianza del mayor. Jinki nunca aceptaba ir a comer con Key al casino, ni salir durante las tardes después de clase. Jonghyun comenzaba a preguntarse si en realidad fueron los compañeros de Jinki quienes crearon una burbuja a su alrededor o era al revés.

 

            -Estoy cansado de ser siempre el que habla – dijo un día cualquiera, mientras daba un gran suspiro de decepción y se sentaba en su habitual banco frente a Jinki. Al escucharlo Jinki bajó su rostro apesadumbrado y Jonghyun se golpeó mentalmente por tener la sensibilidad de una roca, al igual que Kibum – ¡No es eso! – exclamó, intentando arreglar las cosas antes de que Jinki se sintiera peor - es sólo que, también me gustaría saber sobre tu vida... hasta ahora sabes todo sobre mi y yo apenas sé algunas cosas de ti...

Jinki se mantuvo cabizbajo y sin necesidad de mirarlo a los ojos Jonghyun sabía que estaba herido.

            -Lo siento. No le des importancia a lo que dije, ¿de acuerdo? – Jonghyun intentó palmear su hombro. Aunque sólo alcanzó a dar una palmadita, ya que Jinki se alejó de inmediato e hizo una mueca de incomodidad.

Jonghyun sintió que se le apretaba el corazón al pensar que Jinki podía haberse enojado, pero antes de que pudiera volver a disculparse, sonó el timbre y tuvo que marcharse.

No se pudo concentrar en clase, bueno, nunca lo hacía, pero está vez ni siquiera pudo concentrarse en tratar de concentrarse. No dejaba de pensar en lo idiota que había sido con Jinki. Diciendo cosas sin sentido y exigiéndole cosas cuando recién estaban formando una amistad. Llegó a pensar que si él hubiera sido Jinki, habría golpeado al imbécil de Kim Jonghyun y no le habría vuelto a hablar en la vida.

De cualquier manera, fue al “árbol estúpido” como terminó llamándolo, y se encontró con Jinki. Se sorprendió al verlo allí y ver que estaba de buen humor, ya que seguía pensando que estaba molesto. Y para su sorpresa Jinki lo recibió con una sonrisa tímida y le entregó una pequeña libreta con un montón de pollitos de portada. La tomó entre sus manos curioso y Jinki palmeó el pasto junto a él, Jonghyun no tardó en captar la señal y sentarse.

Después de darle una mirada a Jinki, examinó la libreta. Tenía unas cuantas páginas escritas y Jinki le indicó que leyera.

“Estuve pensando que son esas cosas que quieres saber sobre mí. No soy una persona demasiado interesante así que no estaba seguro... pero lo intenté. Amo toda la comida en general, pero mi favorita es el pollo frito, prefiero el color celeste sobre los otros, me gusta mucho leer...” Y así continuaba una lista de sus gustos, Jonghyun se sintió tan conmovido que una sonrisa algo temblorosa adorno su rostro “...dijiste que te gustaba cantar, también solía hacerlo. Es divertido, ¿cierto? ¿Podrías cantar para mí?” Esa eran las últimas líneas escritas en la libreta.

            -Ahh~ qué alivio – suspiró Jonghyun – Pensé que estarías molesto conmigo, incluso esquivaste mis palmaditas – dijo Jonghyun frunciendo los labios.

Jinki le arrebató la libreta de las manos y se dispuso a escribir algo.

“Hay algo más, no me gusta que otros me toquen, así que lo de hace un rato no fue por estar enojado... es más como una enfermedad.”

            -¿Existe esa clase de enfermedad? – preguntó descuidadamente Jonghyun un poco incrédulo.

Jinki desvió la mirada unos segundos y luego volvió a mirar a Jonghyun como si hubiera recordado algo. Apuntó una línea de su libreta “¿Cantarás para mí?” y le dio una sonrisa entusiasta.

            -Claro – dijo Jonghyun. Y comenzó a cantar.

Cantó con todos sus sentimientos puestos en ello, porque se trataba de Jinki quien quería escucharlo.

 

Al perder tú propio camino eres como un niño sin rumbo,

no eres capaz de ver la luz de la luna ni las estrellas,

porque estás llorando.

¿Puedes escucharme?

¿Puedes verme?

Oh, por favor.

Yo estoy contigo.

No llores, estoy contigo.

Puedes escuchar mi voz, amor.

Así que intenta secar tus lágrimas.

Nunca más estarás solo.

 

De cierta manera, desde entonces las cosas volvieron a cambiar para mejor. Si bien Jinki no había roto su burbuja, ahora eran dos dentro de ella y eso debía ser mucho mejor que estar solo. Cada vez que Jonghyun iba al salón, Jinki lo recibía con una sonrisa, esas dulces y tímidas sonrisas a las que ya se estaba acostumbrando, pero que no dejaban de acelerar su corazón. Pasaban todos los recesos juntos, incluyendo el almuerzo y a la salida se quedaba haciéndole compañía mientras esperaba a que Minho terminara su entrenamiento, para luego irse los tres juntos. Se convirtió en un rutina que Jonghyun disfrutaba, pero no había demasiado lugar para Key y eso se convertía en un problema cada vez que se encontraban.

            -Miren quien se dignó a aparecer – Key lo miró con recelo.

            -Hola, Key. También me alegra verte – saludó Jonghyun con sarcasmo.

            -¡Oh! Aun recuerdas mi nombre, me siento tan halagado – respondió Key, fingiéndose adulado.

            -Yah, no exageres. Seguimos viéndonos en las clases – le recordó Jonghyun.

            -Eso es porque tienes la inteligencia de una cucaracha y no puedes adelantar cursos. De otra manera habrías ido al curso de Jinki y te habría perdido por completo – declaró Kibum con enfado.

            -Y esto es por lo que prefiero pasar mi tiempo con él. Es mucho más agradable que tú – declaró Jonghyun bromeando, le encantaba ver las caras que hacía  Key cuando estaba enojado.

            -Eso es porque no puede decirte lo muy desagradable que eres – contraatacó Kibum, mirándolo con resentimiento.

            -No conviertas esto en una pelea. Vine a invitarte a comer con nosotros – dijo Jonghyun, recordando su propósito.

            -Creí que habías dicho que él era un poco antisocial – dijo Key con desconfianza.

            -No dije antisocial, dije reservado – aclaró Jonghyun.

            -No es mucha diferencia – comentó Key, recibiendo un golpe de Jonghyun.

 

Ahora eran tres en el árbol estúpido, como Key era el mejor amigo de Jonghyun tenía el gran honor de acompañarlos en el almuerzo o eso afirmaba Jonghyun. Key estaba preparado para mirar con recelo a Jinki y darle miradas de odio para hacerle entender lo mucho que odiaba el hecho de que le robara a su mejor amigo, pero toda sus intenciones sucumbieron ante la amable sonrisa que Jinki le dio a forma de saludo.

Todo transcurrió con normalidad, Key trataba con excesiva simpatía a Jinki, a tal punto que irritaba a Jonghyun, pero su enfado desaparecía cada vez que veía una sonrisa del mayor.

Si había algo de Key que a Jonghyun no le gustaba era lo descuidado que podía ser a veces y esa manía inconsciente de entrar en confianza demasiado rápido. Y Key eligió un mal momento para mostrarle ese lado suyo a Jinki.

            -Como te habrás dado cuenta Jonghyun puede ser muy idiota a veces, pero es un buen chico así que cuida de él ¿de acuerdo? –habló Key, recibiendo un entusiasta asentimiento de cabeza por parte de Jinki.

            -Awww~ es tan adorable. Ya veo porque te gusta tanto, Jonghyun – agregó con descuido.

Y el resto pasó todo en cámara lenta. Key levantando su mano dispuesto a acariciar la cabeza de Jinki y Jonghyun sujetando su mano antes de que tocara siquiera un sólo cabello del mayor.

            -No lo toques – le advirtió, serio.

            -¿Por qué? No voy a robártelo o algo por estilo Jonghyun. Ni siquiera es un cachorro que podría apestarse ¿Cuál es el problema? – reclamó Key, con enfado.

            -Sólo no lo toques – declaró Jonghyun.

            -Que posesivo – comento Key, liberándose del agarre de Jonghyun y dándole una mirada de desprecio.

 

.

.

.

 

 

Jinki apreciaba mucho a Jonghyun, quizás demasiado para su propio bien. En poco tiempo el chico con mirada de cachorro había conseguido convertirse en su mejor amigo. Se ganó su confianza con mucha facilidad, pero aún había muchas cosas que no sabía de él.

Aun sin saber el porqué de su “enfermedad” como Jinki había explicado, Jonghyun siempre cuidaba de él. Se paseaba por su alrededor cuidando que nadie se le acercara demasiado. Incluso cuando tomaban el autobús de camino a casa, y este iba repleto de gente, Jonghyun se encarga de ponerlo en un rincón y rodearlo con sus brazos sin tocarlo, pero logrando crear una barrera de protección entre Jinki y los demás. Siempre le agradecía con una sonrisa y Jonghyun se la devolvía para luego seguir parloteando acerca de lo aburrido que había sido su día en la escuela.

Jinki estaba infinitamente agradecido con Jonghyun por comprenderlo aun sin entender nada en realidad.

Jonghyun era tan curioso y a la vez Jinki tenía tantas cosas que decir –sin saber a quién– que llegó un momento en donde terminó contándole todos sus secretos al menor. Allí en el mismo árbol estúpido en el que pasaban la hora del almuerzo y en la libreta que solían usar para comunicarse, le contó el porqué de su silencio y su miedo a ser tocado.

Y Jonghyun no pudo resistir aquella vez, porque terminó abrazando a Jinki sin importarle que el mayor lo rechazara, necesitaba darle consuelo de alguna manera y las palabras claramente no funcionarían en aquella ocasión. El mayor fue tomado por sorpresa, pero su cerebro trabajaba a toda velocidad rememorando aquellos malos recuerdos. Jinki se resistió. En realidad, su cuerpo se resistió, porque él se sintió envuelto en una calidez agradable. Los malos recuerdos fueron disipados, pero el dolor seguía allí y envuelto en los brazos de Jonghyun se sentía lo suficientemente seguro como para poder sentirse libre de llorar. Y así lo hizo. Dejó a todo su dolor salir en forma de lágrimas cristalinas. Y Jonghyun lo acompañó, porque sólo sus lágrimas no eran suficientes para deshacerse de todo ese sufrimiento guardado durante años.

 

Para Jinki aquel abrazo se sintió extraño pero reconfortantemente bien, pero eso fue sólo un hecho aislado, porque después de eso Jinki continuaba evitando cualquier clase de contacto físico.

 

Sus compañeros encontraron la manera de divertirse con su silencio.

De mera casualidad escuchó una conversación, más bien una planificación de cómo conseguirían hacerlo hablar. Esperaba a Jonghyun en la salida trasera que solían utilizar, y a la vuelta un grupo de chicos afinaba los últimos detalles de su plan.

“¡Quien consiga hacerlo hablar ganará 10.000 dólares!” Exclamó uno de sus compañeros emocionado.

Y a continuación el mundo pacifico y secreto de Jinki se veía amenazado con convertirse en un infierno.  Al escuchar la mención de su nombre se apegó a la pared contigua para no ser visto y continuó escuchando la conversación. Uno de los planes era encerrarlo en una habitación y golpearlo hasta arrancarle las palabras. Sencillo, cruel y efectivo.

Pero imposible, porque de la misma manera que Jinki, Jonghyun estaba al tanto de ello y jamás dejaría que le tocaran un sólo cabello a Jinki. Llegó disimuladamente, ni siquiera Jinki lo notó hasta que lo vio pasar frente a él y dirigirse a sus compañeros de clase.

Jinki advirtió enseguida el peligro y trató de detener al menor. Jonghyun tenía un carácter explosivo y si iniciaba una pelea serían cinco contra uno, jamás podría ganarles. Dio un par de pasos y sujetó la manga de la chaqueta de Jonghyun para detenerlo. Jonghyun se volteó y le dio una mirada seria que parecía decir “no te atrevas a detenerme”, a continuación se soltó con delicadeza de su agarre y siguió caminando.

El corazón de Jinki latía a toda velocidad por el miedo. Si Jonghyun se atrevía a enfrentarse a ese grupito no saldría bien, tenía que detenerlo y decirle que no importaba lo que dijeran de él. Tenía que detener a Jonghyun de cometer un acto suicida. Tenía que evitar que Jonghyun saliera lastimado.

Allí, embargado por el pánico, sabía que si hablaba lograría detenerlo, que con decirle que se detuviera con una voz firme Jonghyun se detendría, que si le restaba importancia diciendo que podía cuidarse solo, Jonghyun haría lo mismo y dejaría el tema. O en último caso podría mentir diciendo que se trataba de una broma. Por primera vez en mucho tiempo, las palabras volvieron a parecerle útiles y necesarias. Y deseó poder hablar otra vez.

El impulso de decir algo estaba en su cerebro pero no conseguía llegar a sus labios. Su boca se abría y cerraba en un intento por hablar pero las palabras no salían. Y eso lo desesperaba, porque tenía que detener a Jonghyun antes de que estuviera en el campo de visión de los otros chicos, ya que después sería demasiado tarde.

Mordió sus labios con rabia e impotencia.

No le importó nada más y se movió dispuesto a usar su último recurso. En un acto desesperado dio grandes zancadas y justo antes de que Jonghyun doblara, lo detuvo rodeando el torso de Jonghyun con sus brazos, evitando que fuera visto. Todo su cuerpo temblaba mientras mantenía sus manos firmemente presionadas sobre el pecho de Jonghyun, pero no planeaba soltarlo, no hasta que estuviera seguro de que no iba a hacer alguna locura.

            -¿Jinki? – La voz de Jonghyun salió en un murmullo y sonaba desconcertado – ¿Qué haces?

El mayor sólo se apego mas a él dándole a entender sus intenciones.

“No voy a dejarte ir”

            -Suéltame. Tengo que ir a darles una lección a esos idiotas – Jonghyun tomó las manos de Jinki y comenzó a apartarlas de su pecho. Jinki sacudió la cabeza en la espalda de Jonghyun y evadiendo sus manos lo abrazó con más fuerza.

            -¡No voy a dejar que hablen así de ti! ¡No eres ningún juguete! – reclamó Jonghyun, con enfado. Jinki volvió a sacudir la cabeza en negación.

            -¡Mierda, Jinki! Ahora que soy tu amigo no voy a dejar que nadie te lastime. Y esos idiotas se merecen una paliza – explicó Jonghyun con disgusto.

“No. El único lastimado y quien recibirá una paliza serás tú”

Jinki mantuvo su agarre sobre él.

            -Jinki... – volvió a insistir Jonghyun en tono casi suplicante. Pero Jinki no cedió. Y entonces, después de un breve silencio, Jonghyun cayó en cuenta de lo que sucedía. Jinki estaba abrazándolo. Ese Jinki que le tenía miedo al contacto físico, ese Jinki que jamás de los jamases se dejaba tocar, estaba pegado a él como un chicle.

            -Tú...me estás abrazando… – balbuceó Jonghyun sorprendido e incrédulo – y estás temblando...  ¿estás bien? – preguntó Jonghyun entre desconcertado y preocupado – Ya puedes soltarme no iré con ellos. – sugirió, sabiendo que para Jinki debía ser un tremendo esfuerzo estarlo tocando de esa manera.

Para cuando Jinki liberó a Jonghyun sus compañeros de clase ya se habían marchado. Sintió una ligera sensación de frío cuando se separó de Jonghyun, pero la ignoró. El menor se dio la vuelta y ambos quedaron de frente, dándole tiempo a Jonghyun de examinar al mayor que permanecía con la mirada fija en el piso.

            -Estás sangrando - lo regañó Jonghyun. Jinki estuvo todo el tiempo mordiendo su labio inferior y sólo lo notó que lo había roto cuando el menor lo mencionó. Lamió su labio con rapidez eliminando todo rastro de sangre ante la atenta mirada de Jonghyun.

Jinki desvió la mirada avergonzado. Y sacó su libreta para escribir. “Vamos a casa”

 

Durante años Jinki había permanecido en su burbuja de silencio. A veces pensando, a veces anhelando, a veces recordando y otras veces odiando. Su encierro no le permitía ninguna clase de contacto físico, un beso, un abrazo o un simple roce de manos le asustaban e incomodaban de sobremanera. Su burbuja era su protección, y su jaula. Nunca nadie intentó romperla, hasta que Jonghyun llegó. Pero Jonghyun no parecía dispuesto a sacarlo abruptamente al mundo, al contrario y para el alivio de Jinki simplemente quería hacerle compañía. Es por eso que su amistad era como era. Tan simple, agradable y cómoda. Y a pesar de que la burbuja de Jinki se apretaba furiosa cuando alguien se acercaba, cuando se trataba de Jonghyun se abría para darle la bienvenida.

 

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Al día siguiente nadie se atrevió a mirar a Jinki, todos fueron advertidos por Jonghyun: si alguien se atrevía a tocar un solo cabello de Jinki, se podía dar por muerto. Debe haber sido bastante convincente con su amenaza porque luego de eso, nadie intentó dañar a Jinki otra vez.

 

Era el cumpleaños de Jinki. Jonghyun lo sabía porque durante sus días de acosador había revisado su archivo. Estaban en vacaciones de invierno y como de costumbre Jonghyun fue a visitar la casa de Jinki, pero sin avisar. Golpeó la puerta un par de veces y la puerta se abrió unos centímetros dejando ver la mitad de un adormilado Jinki en pijama. Jonghyun no pudo evitar soltar una carcajada. Jinki aun fregando sus ojos, soltó un suspiro avergonzado antes de cerrarle la puerta en la cara.

Pasaron diez minutos y la puerta volvió a abrirse. Jonghyun estaba congelado hasta los huesos por el frío y cuando entró a casa de Jinki, fregó sus manos para hacer calor. Mientras lo hacía Jinki, con un cambio de ropa nuevo, escribía en su libreta de notas y Jonghyun se acercó a curiosear.

“Son las 8 de la mañana ¿qué haces tan temprano? ¡Estamos de vacaciones!”

            -Quería ser el primero en saludarte – respondió Jonghyun y a continuación estiro sus brazos y lo felicitó alegremente – ¡Feliz cumpleaños, Lee Jinki!

Jinki lo miró sorprendido por unos segundos, y luego escribió: “¿Cómo lo sabes?”

            -¿Cómo no iba a saber el cumpleaños de mi mejor amigo? – se defendió Jonghyun, prefiriendo reservarse el derecho de mencionar que fue una especie de acosador durante un tiempo – Pero eso no importa, ¿Por qué quieres empezar, la sopa de algas, el pastel o los regalos? – Jinki parpadeó un par de veces sin responder, observando a Jonghyun atentamente – ¿Qué pasa? – preguntó Jonghyun.

“Hace mucho que no celebro mi cumpleaños” escribió Jinki, omitiendo el hecho de que sus últimos cumpleaños los había pasado sólo en casa intentando dormir.

            -Ah, ya veo. Como ha pasado un tiempo, ¿debería llamar a Minho y Kibum para celebrarlo en grande? – ofreció Jonghyun a pesar de tener el egoísta pensamiento de querer pasar el día a solas con Jinki. Para su alivio Jinki se negó y sonrió mientras escribía: “¡Regalos primero!”

Jonghyun le entregó una caja envuelta en papel de regalo celeste, aún recordaba el color favorito del mayor. Jinki recibió la caja emocionado y no tardó en abrirla. Dentro había una caja musical de madera, el regalo perfecto según Jonghyun. Le dio cuerda y la hizo funcionar dejando que una suave melodía rodeara todo el departamento.

            -Esta es la primera canción que canté para ti ¿recuerdas? Te gustó mucho así que pensé en darte esto – explicó Jonghyun. Jinki depositó la caja con sumo cuidado en la mesa y comenzó a escribir.

“Pero falta tu voz”

            -No hay problema, cada vez que quieras escucharme simplemente tienes que llamarme y vendré a cantar para ti – ofreció Jonghyun.

“Gracias” Escribió Jinki. “¿Puedes comenzar ahora?”

            -Claro – respondió Jonghyun y comenzó a cantar para él.

 

La voz de Jonghyun era tan relajante y envolvente que Jinki se sentía extremadamente bien escuchándolo. El ambiente se volvió ligero y Jinki sólo podía concentrarse en Jonghyun y su maravillosa voz, tanto así que después de unos minutos se encontró con ganas de disminuir la distancia entre ellos y tocarlo.

“Justo ahora, me dieron ganas de tocarte...” escribió inconscientemente, pero al releer lo que había escrito se encontró arrugando la hoja avergonzado. Jonghyun al notarlo se detuvo y le quitó el papel de las manos antes de que pudiera deshacerse de él.

Jinki se puso rojo como un tomate mientras miraba cualquier lugar que no fuera Jonghyun.

            -¿Deberíamos intentarlo? – Jinki lo miró confuso al escuchar su sugerencia– Jinki, a mi ni me molesta que no te guste el contacto o hablar, pero no creo que sea bueno que sigas así. El mundo es un lugar cruel, lo sabes, y no todos van a entender como yo. Tienes que… tienes que superarlo.

Jinki frunció el ceño con disgusto ante las palabras de Jonghyun, sin querer el menor había sacado un tema delicado. Ese tema que habían prometido tácitamente no volver a mencionar.

            -Te ayudaré – continuó Jonghyun – Estaré contigo como siempre, pero tienes que querer hacerlo – incitó Jonghyun.

Jinki retrocedió. Sus ojos se cerraron y su rostro se llenó de dolor. Jonghyun se asustó pero no retiró sus palabras, sabía que tenía razón, sabía que era hora de ayudar a Jinki a dar un paso adelante en su vida.

            -Jinki, es por tu bien.

El menor se acercó, frustrado por no poder tocarlo y abrazarlo a su antojo. Por no poder transmitirle su apoyo, porque de nuevo las palabras no eran suficientes.

            - ¿No lo ves? Ahora mismo, quiero abrazarte y confortarte, pero… sé que te lastimaré si lo hago. Si continúas así, tú serás el único herido, Jinki.

Jinki por fin se decidió a abrir sus ojos y estaban acuosos por las lágrimas acumuladas. Jonghyun lo observó fijamente y también había dolor en su mirada.

La primera lágrima cayó y Jinki cedió con un asentimiento de cabeza. Él también lo sabía, Jonghyun tenía razón.

 

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Jinki aún temblaba un poco cuando lo tocaba, pero habían avanzado lo suficiente como para conseguir tomar sus manos y darse abrazos cortos. Funcionaba con Jonghyun pero tenían que probarlo en otras personas para avanzar y Minho era su ratón de laboratorio. No le dijeron, nadie además de Jonghyun sabía sobre el trauma de Jinki con el contacto físico, así que un día en el árbol estúpido Jinki abrazo sorpresivamente a Minho. Duró unos tres segundos aunque se le hicieron eternos, pero logró convencerse de que los abrazos no eran tan malos y además pudo notar que los brazos de Minho no eran tan cálidos como los de Jonghyun.

Kibum, quien también estaba allí observó la escena con celos y reclamó por su abrazo enseguida. Jinki decidió intentarlo también con él. Y funcionó, al principio. Kibum intentó prolongar el abrazo más de lo soportado por Jinki y Jonghyun los separó por seguridad, dándole un empujón a Key. Nadie sospechó nada, pero entonces Jinki estaba haciendo un gran avance con su afefobía.

Con el mutismo selectivo fue más sencillo, prácticamente se solucionó por sí solo. Desde que Jinki había decidido deshacerse de sus fobias sus avances habían sido grandes, gracias a su convencimiento y fuerza de voluntad… y perseverancia adicional – llamada Kim Jonghyun.

Estaban ambos recostados en el pasto, junto al árbol estúpido observando el cielo. Uno junto al otro conectados por sus audífonos, escuchando música tranquilamente hasta que Jonghyun escuchó un susurro.

“Las nubes están esponjosas hoy”

Habría jurado que era la voz de Jinki de no ser porque jamás había escuchado su voz. Así que aún sorprendido, se sentó de golpe y miró a Jinki.

            -¿Dijiste algo? – preguntó mirándolo con los ojos abiertos.

Jinki se levantó siguiéndolo y se apuntó a sí mismo, como diciendo ¿yo? Entonces Jonghyun sacudió la cabeza creyendo que lo había imaginado y desechó la idea de que Jinki había hablado.

Pero había sucedido, entonces y muchas veces después.

Jinki estaría profundamente concentrando en sus pensamientos y comenzaría a decir frases cortas, cuando hacía sus tareas de matemáticas, de vez en cuando susurraría el resultado en voz alta. O cuando estaba distraído y su mente llena de pensamientos dejaría escapar alguno que otro al azar como. “La sopa está caliente. Faltan diez minutos. Baño. Estoy hambriento”. Más que hablar parecía murmurar y el mismo parecía inconsciente de este hecho. Y Jonghyun sólo lo notó la décima vez, cuando dijo su nombre.

“Eres gracioso, Jonghyun”

Jonghyun había estado hablando tonterías como siempre y Jinki lo había murmurado de la nada, dejándolo sin habla y con los ojos abiertos.

            -¿Acabas de..?

Jinki sólo se dio cuenta cuando Jonghyun lo mencionó, pero no volvió a hablar por mucho que Jonghyun se lo pidió. Sin embargo, sucedía cada vez con más frecuencia. Y cuando Key llegó como alma que lleva al diablo a buscar a Jonghyun, todo estaba confirmado.

            -Jinki habla – declaró Key serio y sorprendido. Jonghyun lo miró fijamente.

            -¿Que dijo? – preguntó.

            -”No” – citó Key

            -¿Por eso haces tanto escándalo? ¿Que estabas pidiéndole de todas maneras? – cuestionó Jonghyun bromeando.

            -¡Hey, es Jinki, prácticamente es mudo..! Espera de hecho es mudo ¿no? – preguntó Key consternado.

            -No. Sólo le desagradabas mucho por eso no te hablaba – se burló Jonghyun, fingiendo seriedad.

            -¡No seas mentiroso! ¡Minho lo dijo cuando nos conocimos! –reclamó Key, hecho un lío.

            -Ya, ya, estaba bromeando – se disculpó Jonghyun –  Jinki… está comenzando a hablar de nuevo.

            -¿De verdad? ¡Eso es genial! ¿Qué puedo hacer para ayudarlo? – ofreció Key, entusiasmado. Mas emocionado que cuando se enteraba de alguna liquidación de moda en su tienda favorita.

            -Por ahora, sólo conversa con él. Quizás eso lo incentive a hablar más – sugirió Jonghyun.

            -Lo haré, lo haré. Por cierto ¿has escuchado su voz? ¡Es tan dulce! – exclamó Key, emocionado.

            -Lo sé – dijo Jonghyun con una pizca de orgullo, él había sido el primero en oírlo.

 

La reacción de Minho fue la más relajada y la más extraña. Jinki había llegado un día diciendo “Buenos días” y Minho simplemente se había limitado a saludarlo de vuelta con una sonrisa. Mientras que los otros dos se habían caído de espaldas.

 

Jinki seguía utilizando su libreta y las señas, pero ciertamente estaba mejorando y poco a poco dejando atrás sus fobias. No necesita de especialistas cuando todo estaba en su cabeza, y Jonghyun está allí para ayudarle a sacar, desenredar y superar sus miedos.

Jinki había mejorado mucho, en ese aspecto, pero su amistad con Jonghyun estaba de alguna manera estancada.

 

            -Es el poder del amor – comentó Key al azar. Todos sonrieron, aunque Jonghyun parecía un poco nervioso, y Jinki se quedó mirando al chico rubio fijamente sin comprender.

            - ¿Amor? – Jinki continuaba usando frases cortísimas para comunicarse, pero aun si su tono no era el adecuado Kibum lo escuchaba.

            - Hey, Jinki, no te hagas el inocente todos sabemos que tú y Jonghyun. pufksjdfpuf – Kibum fue silenciado por el pan que Jonghyun insertó bruscamente en su boca.

Jinki lo miró extrañado pero sin darle mayor importancia decidió seguir comiendo, más tarde podría hablar a solas con Kibum.

 

“¿Qué querías decir con lo del poder del amor?” escribió Jinki y le dio la nota a Kibum.

            - ¿De verdad no lo sabes? No debería decírtelo… – comenzó Kibum – pero si no lo hago nunca avanzaran...Está bien, lo diré. Jonghyun está enamorado de ti. – declaró Kibum sin rodeos – y me atrevería a decir que tú sientes lo mismo por él.



Había evitado pensar en ello, pero ciertamente sentía algo especial por Jonghyun. Las mariposas parecían estar en guerra en su estómago cuando Jonghyun se acercaba más de la cuenta y más cuando Jinki podía tocarlo con relativa facilidad. Su corazón parecía competir en una carrera de atletismo cuando lo veía y se sentía tan bien estando con él. Parecía como si al momento de conocer a Jonghyun se hubiera tragado una estrella que crecía y crecía en su interior cada día y ahora estaba a punto de estallar.

 

Se decidió a exteriorizar sus sentimientos y hablar con Jonghyun sobre ellos. Pero justo el día en que iba hacerlo se enteró de algo que lo detuvo por completo. Jonghyun iba a ser transferido de escuela. Jonghyun no era un gran estudiante, pero era conocido por ser talentoso cantando y por ello había conseguido una beca para estudiar en el extranjero en una escuela de música. Kibum se lo dijo y cuando Jinki se enteró salió corriendo en busca de Jonghyun. No le importó que estuviera en clases, simplemente sujetó su brazo y lo sacó del salón para llevarlo al árbol estúpido.

-¿Pasó algo malo? – preguntó Jonghyun con preocupación. Jinki soltó su agarre sobre él y le dirigió una mirada suplicante.

No dijo nada, aún si hubiera tenido su libreta con él, no habría podido. No sabía que decir. “No lo hagas. No me dejes. No te vayas. Quédate conmigo” Palabras como esa rondaban su mente enredándose con su confesión frustrada, no sabía cuál era la correcta. Quizás todas o ninguna. Pero de cualquier manera terminó diciéndolas todas con torpeza.

Y Jonghyun pareció no entender, porque su rostro lucía confuso.

Así que Jinki tomó su mano y lo volvió a decir. Más claro, más fuerte y con más sinceridad.

            -Te necesito. No te vayas.

Jonghyun entendió esta vez.

            -¿Te enteraste de mi transferencia? – preguntó Jonghyun desconcertado.

Jinki sacudió su cabeza afirmativamente como respuesta.

            -¿Kibum te lo dijo? Ese idiota… Hyung, no te preocupes. No iré a ningún lado, ¿de acuerdo? – aclaró Jonghyun.

Aún así Jinki se resistió a soltarlo. Necesitaba que Jonghyun le prometiera no marcharse. Y Jonghyun acarició su mejilla con delicadeza para calmarlo.

-No voy a dejarte, Jinki hyung. No podría. No quiero. Eres muy importante para mí – declaró Jonghyun conmoviendo a Jinki al punto de las lágrimas.

Su corazón latía dolorosamente desbocado, mientras las lágrimas corrían una a una por sus mejillas.

            -Ni siquiera sé hablar inglés, como podría vivir allí durante tanto tiempo. Ni de broma. Kibum sólo trataba de asustarte. ¿Te preocupaste mucho? – preguntó Jonghyun con voz tierna.

            -Sí…– respondió Jinki, agachando su cabeza y limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.

            -¿Por qué? Tienes miedo de perder a tu mejor amigo, ¿eh? Jamás podrías encontrar un reemplazo para mi soy único en mi serie – dijo Jonghyun riendo. Jinki había conseguido limpiar todas sus lágrimas y miraba a Jonghyun con seriedad.

            -Porque te quiero – corrigió Jinki – Hoy iba a decírtelo, aunque no de esta manera.

Jonghyun lo miró perplejo, la sorpresa evidente en su rostro y Jinki se asustó por unos instantes creyendo que podría ser rechazado.

            -Se suponía que yo lo diría primero – dijo Jonghyun con algo de torpeza y vergüenza. Abrazó a Jinki con fuerza y luego de un suspiró declaró sus sentimientos  – Te amo.

Parecía que la estrella que Jinki se había tragado al conocer a Jonghyun había elegido ese momento para estallar. Su corazón latía a un ritmo alocado y sentía que su pecho estallaría en cualquier momento.

Jinki lo abrazó de vuelta por largos minutos, ese era el abrazo más largo que había dado en toda su vida. Y era perfecto, justo lo que necesita. Sintió como el calor envolvente de Jonghyun era capaz de curarlo todo, incluyendo su alma destrozada hace años.

 

Jonghyun era la única medicina que necesitaba.

Notas finales:

Sin comentarios -huye porque no sabe que decir- 


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