Baekhyun me siguió hasta mi habitación y luego se burló de mi compañero de cuarto, SeHun. Inmediatamente me quité la chaqueta con sangre, arrojándola al cesto de ropa sucia.
—Asqueroso. ¿Dónde has estado? —preguntó SeHun desde su cama.
Miré a BaekHyun, quien se encogió de hombros. —Sangrado por la nariz. ¿Nunca has visto una de las hemorragias nasales de Tao?
SeHun se acomodó su ropa y sacudió la cabeza.
—Oh, lo harás. —Él me guiñó un ojo y luego cerró la puerta detrás de él. Menos de un minuto después, mi celular sonó. Por costumbre, BaekHyun me enviaba un mensaje de texto después de haber dicho adiós.
“Pasaré la noche con Yeol, te veo mañana rey del cuadrilátero.”
Miré a SeHun, quien me veía como si mi nariz se desangraría en cualquier momento.
—Él estaba bromeando —le dije.
SeHun asintió con indiferencia y luego miró hacia el desorden de libros sobre su colcha.
—Creo que voy a tomar una ducha —le dije, agarrando una toalla y mis cosas de baño.
—Alertaré a los medios de comunicación —bromeó SeHun, manteniendo su cabeza hacia abajo.
Al día siguiente, ChanYeol y BaekHyun se unieron a mí para el almuerzo. Tenía toda intención de sentarme solo, pero a medida que los estudiantes invadieron la cafetería, las sillas a mí alrededor estuvieron llenas por los hermanos de fraternidad de ChanYeol o los miembros del equipo de fútbol americano. Algunos de ellos estuvieron en la pelea, pero ninguno mencionó mi casi espectáculo en el cuadrilátero.
—Yeol —dijo una voz.
ChanYeol asintió con la cabeza, y BaekHyun y yo volteamos para ver a Kris tomar asiento al final de la mesa. Fue seguido por dos voluptuosas rubias usando camisetas Sigma Kappa. Una de ellas se sentó en el regazo de Kris y la otra se sentó junto él, acariciando su camisa.
—Creo que he vomitado un poco en mi boca —murmuró BaekHyun.
La rubia en el regazo de Kris se volvió hacia BaekHyun. —Te he oído, puto.
BaekHyun tomó su rollo y lo arrojó al final de la mesa, rozando la cara de la chica. Antes de que la chica pudiera decir otra palabra, Kris dobló sus rodillas, enviándola al suelo.
— ¡Ay! —Chilló, mirando a Kris.
—BaekHyun es mi amigo. Necesitas buscar otro regazo, Lex.
— ¡Kris! —Se quejó ella, poniéndose de pie.
Kris volvió su atención a su plato, ignorándola.
Ella miró a su hermana y resopló, después las dos se fueron de mano en mano.
Kris guiñó hacia BaekHyun, como si nada hubiese pasado, llevándose otro bocado a la boca. Fue entonces cuando me di cuenta de un pequeño corte en su ceja. Él intercambió miradas con ChanYeol y luego comenzó una conversación con uno de los chicos de fútbol frente a él.
Aunque los estudiantes en la mesa habían disminuido, BaekHyun, ChanYeol y yo nos quedamos a hablar sobre nuestros planes de fin de semana. Kris se levantó para irse, pero se detuvo en nuestro extremo de la mesa.
— ¿Qué? —preguntó ChanYeol en voz alta, llevándose la mano a su oído.
Traté de ignorarlo lo mejor posible, pero cuando miré hacia arriba, Kris me estaba mirando.
—Ya lo conoces, Kris. ¿Él mejor amigo de BaekHyun? Él estaba con nosotros la otra noche —dijo ChanYeol.
Kris me sonrió en lo que supuse era su sonrisa encantadora. Él emanaba sexo y rebeldía con su pelo rubio casi corto y brazos ligeramente tatuados, y yo puse mis ojos en blanco en su intento de coquetearme.
— ¿Desde cuándo tienes un mejor amigo, Baek? —preguntó Kris.
—Desde tercer año de secundaria —respondió él, apretando sus labios juntos mientras sonreía en mi dirección—. ¿No recuerdas, Kris? Tú arruinaste su suéter.
Kris sonrió. —Arruino una gran cantidad de suéteres.
—Asqueroso —murmuré.
Kris hizo girar la silla vacía a mi lado y se sentó, apoyando sus brazos delante de él. —Así que tú eres el Panda, ¿eh?
—No —le espeté—. Tengo un nombre.
Parecía divertido por la manera en que contesté, lo que sólo sirvió para enfadarme más.
— ¿Y bien? ¿Cuál es? —Preguntó.
Di un mordisco por última vez a la manzana, haciendo caso omiso de él.
—Entonces es Panda —se encogió de hombros.
Miré a BaekHyun y luego me volví hacia Kris. —Estoy tratando de comer.
Kris se preparó para el desafío que se le presentaba. —Mi nombre es Kris. Kris Wu Fan.
Puse los ojos en blanco. —Sé quién eres.
—Lo sabes, ¿eh? —dijo Kris, levantando la ceja herida.
—No te hagas ilusiones. Es difícil no darse cuenta cuando cincuenta borrachos están gritando tu nombre.
Kris se sentó un poco más derecho. —Eso me sucede con frecuencia. —Puse los ojos nuevamente en blanco y Kris se echó a reír—. ¿Tienes un tic o algo?
— ¿Un qué?
—Un tic. Tus ojos no dejan de moverse. —Se echó a reír otra vez cuando me miró—. De hecho, esos son unos ojos increíbles —dijo, inclinándose pocos centímetros hacia mi cara—. ¿Qué color son? ¿Cafés?
Miré a mi plato, completamente concentrado en el trozo de carne y la poca porción de arroz a su lado, ignorando al ser a mi lado y creando una especie de muralla entre nosotros. No me gustaba la forma en la que me hacía sentir cuando estaba tan cerca. No quería ser como los otros en Eastern que se ruborizaban e intimidaban en su presencia. No quería que me afectara de esa manera para nada.
—Ni siquiera pienses en eso, Kris. Él es como mi hermano —advirtió BaekHyun
—Bebé —dijo ChanYeol—. Acabaste de decirle que no. Ahora no parará.
—Tú no eres su tipo —continuó él.
Kris fingió estar ofendido. — ¡Soy el tipo de todos!
Miré hacia él y sonreí.
— ¡Ah! Una sonrisa. No soy un podrido bastardo después de todo —guiñó un ojo—. Fue un placer conocerte, Panda. —Caminó alrededor de la mesa y se inclinó al oído de BaekHyun.
ChanYeol lanzó una papa frita a su primo. — ¡Quita los labios de la oreja de mi chico, Kris!
— ¡Me retiro! ¡Me retiro! —Kris mostró sus manos en un gesto inocente.
Unas chicas siguieron detrás de él, riendo y pasando sus dedos por su cabello para llamar su atención. Él abrió la puerta para ellas y casi gritaron de deleite.
BaekHyun se echó a reír. —Oh, no. Estás en problemas, Tao.
— ¿Qué te dijo? —pregunté, cuidadosamente.
—Él quiere que lo lleves a casa, ¿verdad? —dijo ChanYeol. BaekHyun asintió y él negó con su cabeza—. Eres un chico inteligente, Tao. Te lo digo ahora, si caes en su juego y terminas enojado con él, no llegues a tomártelo en contra BaekHyun y yo, ¿De acuerdo?
Sonreí. —No voy a caer en su juego, Yeol. ¿A caso parezco a una de esa cualquiera para ti o a uno de esos fáciles cómo los otros?
— Él no caerá en su juego —le aseguró BaekHyun, tocando su brazo.
—Este no es mi primer rodeo, Baek. ¿Sabes cuántas veces ha jodido las cosas para mí, porque él duerme con el mejor amigo? ¡De pronto es un conflicto de intereses salir conmigo porque es fraternizar con el enemigo! Te lo digo, Tao, —me miró—, no le digas a Baek que él no puede salir conmigo porque caíste enamorado por los coqueteos de Kris. Considérate advertido.
—Innecesario, pero se te agradece, —le dije. Traté de asegurarle con una sonrisa, pero su pesimismo se veía impulsado por los actos de Kris.
BaekHyun me saludó con su mano, yéndose con ChanYeol mientras yo caminaba a mi clase. Entrecerré los ojos ante el sol brillante, agarré las correas de mi mochila. Eastern era exactamente lo que esperaba; desde las pequeñas aulas hasta las caras desconocidas. Era un nuevo comienzo para mí; finalmente podía caminar a algún lugar sin los susurros de los que sabían—o creían saber—acerca de mi pasado. Yo era indistinguible como cualquier otro estudiante de primer año en su camino a clase; sin miradas, sin rumores, sin lastima o criterios. Sólo la ilusión de lo que yo quería que ellos vieran: vestido tan pulcro y decente, sin sentido alguno, Huang Zi Tao.
Puse mi mochila en el suelo y me derrumbé en la silla, inclinándome para tomar mi portátil de mi bolso. Cuando me levanté para ponerla en mi escritorio, Kris se sentó en el escritorio siguiente.
—Bien. Así puedes tomar apuntes por mí—dijo. Mordía una pluma y me sonrió, sin duda su mejor sonrisa.
Le lancé una mirada de disgusto. —Ni siquiera estás en esta clase.
—Qué si no. Por lo general me siento allá —dijo, apuntando con la cabeza a la fila superior. Un pequeño grupo de chicos me estaban mirando y me di cuenta de una silla vacía en el centro.
—No tomaré notas por ti —le dije, encendiendo mi computadora.
Kris se inclinó tan cerca que podía sentir su aliento en mi mejilla. —Lo siento… ¿Te ofendí de alguna manera?
Suspiré y sacudí la cabeza.
—Entonces, ¿Cuál es tu problema?
Mantuve mi voz baja. —No me acostaré contigo. Debes darte por vencido ahora mismo.
Una sonrisa se formó en su rostro antes de hablar. —No te he preguntado si dormirías conmigo —sus ojos se dirigieron al techo en concentración—. ¿O sí?
—No soy una de esas Barbie o uno de tus groupies de allá arriba —le dije, mirando a las chicas detrás de nosotros y a los chicos tan iguales a ellas—. No estoy impresionado por tus tatuajes, o tu encanto, o tu forzada indiferencia, por lo que puedes detener tu plan, ¿De acuerdo?
—Está bien, Panda. —Él era impermeable contra a mi rudeza—. ¿Por qué no vienes con BaekHyun esta noche?
Reí ante su petición, pero él se acercó más. —No estoy tratando de bolsearte. Sólo quiero pasar el rato.
— ¿Bolsearme? ¿Cómo consigues tener sexo hablando de esa manera?
Kris se echó a reír, sacudiendo su cabeza. —Sólo ven. Ni siquiera coquetearé contigo, lo juro.
—Voy a pensarlo.
El Profesor EunHyuk entró y Kris se volvió al frente del salón. Una sonrisa permaneció en su rostro, haciendo el hoyuelo en su mejilla notorio. Entre más reía, más quería odiarlo, sin embargo era justo eso lo que hacía imposible odiarlo.
— ¿Quién me puede decir cuál presidente tenía una amante? —preguntó EunHyuk.
—Asegúrate de escribir eso —susurró Kris—. Necesitaré saber eso para las entrevistas de trabajo.
—Shh —le dije, escribiendo cada palabra de EunHyuk.
Kris sonrió y se relajó en su silla. Mientras la hora pasaba, él alternaba entre bostezar y apoyarse contra mi brazo para mirar el monitor. Hice un esfuerzo tremendo para ignorarlo, pero su proximidad y sus abultados músculos de su brazo lo hacían difícil. Jugó con la pulsera de cuero negro alrededor de su muñeca hasta que EunHyuk terminó la clase.
Me apresuré hacia la puerta y el pasillo. Justo cuando me sentía a una distancia segura, Kris Wu Fan estaba a mi lado.
— ¿Has pensado en ello? —preguntó, colocándose sus gafas de sol.
Una pequeña morena se puso delante de nosotros, con los ojos abiertos de esperanza. —Hola, Kris. —dijo, jugando con su pelo.
Me detuve, retrocediendo por su tono de voz dulce y luego caminé a su alrededor. La había visto antes, hablando normalmente en el área de los dormitorios de las chicas, Choi SooYoung. Su tono de voz sonaba más maduro y me pregunté por qué ella creía que Kris encontraría su tono de niña atractivo. Ella balbuceó en una octava más alta por un tiempo más hasta que él estaba nuevamente a mi lado.
Sacando un encendedor de su bolsillo, él encendió un cigarrillo y exhaló una nube espesa de humo. — ¿En dónde estaba? Ah, sí… tú estabas pensando.
Hice una mueca. — ¿De qué estás hablando?
— ¿Has pensando en venir?
—Si digo que sí, ¿Dejarás de seguirme?
Consideró mi estipulación y luego asintió. —Sí.
—Entonces iré.
— ¿Cuándo?
Suspiré. —Esta noche. Iré esta noche.
Kris sonrió y se detuvo en seco —Genial. Te veré después, Panda —gritó detrás de mí.
Doblé la esquina para ver a BaekHyun junto a KyungSoo fuera de mi dormitorio. Nosotros tres terminamos en la misma mesa en clase de orientación para primer año, y supe que él sería la tercera rueda a nuestra bien engrasada máquina. Él no era excesivamente alto, de hecho no superaba mí metro y ochenta centímetros. Sus ojos redondos compensaban sus rasgos delgados y finos, y su pelo teñido por lo general era estilizado por la parte delantera.
— ¿Kris Wu Fan? Jesús, Tao, ¿Desde cuándo comenzaste a pescar en la parte profunda? —dijo KyungSoo, con desaprobación en sus ojos.
BaekHyun sacó el chicle de su boca en una larga cuerda. —Sólo lo estás empeorando por ignorarlo. Él no está acostumbrado a eso.
— ¿Qué sugieres que haga? ¿Dormir con él?
BaekHyun se encogió de hombros. —Te ahorrará tiempo.
—Le dije que iría esta noche.
KyungSoo y BaekHyun intercambiaron miradas.
— ¿Qué? Él prometió dejarme de molestar si decía que sí. Tú irás esta noche, ¿verdad?
—Bueno, sí —dijo BaekHyun—. ¿En verdad vendrás?
Sonreí y pasé junto a ellos hacia el dormitorio, preguntándome si Kris podría cumplir su promesa de no coquetear. Él no era difícil de descifrar; o él me veía como un reto, o lo suficientemente atractivo para ser un buen amigo. No estaba seguro de cuál me molestaba más.