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¡Perra Vida! por sakua_chan

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Notas del capitulo:

¡HAHAHAHA! ¿Y qué dijeron? "Esta ya se murió de nuevo" ¿No? Haha~ Pues casi, porque las tareas y trabajos de fin de semestre me tienen hasta el full (quienes me siguen en Twitter sabran de que hablo XD), pero... nada! Yo dije que no abandonaría AmorYaoi otra vez y voy a cumplir. Después de más de tres semanas sin actualizar, acá les traigo un capitulo más con todo el esfuerzo del mundo ;__;

Nuevamente esto va para mi niña Arriane y a todos ustedes que me hicieron enormemente feliz con los 9 reviews del capitulo pasado... ¡Los he respondido todos!

 

Les veo al final del capitulo~

PERRA VIDA
The GazettE Fanfic
Por Sakua-chan

De arbustos, castigos y llamadas interesantes

Un precioso camino, de frondosos arbustos y uno que otro árbol enano, adornaban una parte de la acera en la que se encontraba el domicilio de los guitarristas. Perfectamente recortados, seguramente por algún servicio particular de jardineros expertos en la materia. No podía ser de otra manera; sin lugar a dudas los chicos no vivían en un barrio cualquiera.

Llevaban si acaso unos veinte metros caminando sobre el concreto, el cual a esas horas de la tarde, se tornaba tan caliente que incluso le quemaba las almohadillas de sus patitas, por lo que inevitablemente caminaba dando graciosos brinquitos que, según a su parecer, le hacían ver todavía más ridículo y patético de lo que ya era. De repente fue que notó la mirada de impaciencia que le dedicaba ese que le observaba desde las alturas.

-“¡¿Qué?!”- Exclamó con un agudo y poderoso ladrido, que consiguió también llamar la atención de algunos de los transeúntes que pasaban a su lado. Le miraba con desagrado; para lo poco que le interesaba a esas alturas de su desgraciada existencia. –“¿Acaso estas esperando que orine estos arbustos frente a tus ojos?”

De los dos días que llevaba encargado con Aoi y Uruha, era la primera vez que le sacaban a dar un paseo para hacer sus necesidades fisiológicas. Hasta entonces podría decir que se las había estado apañando perfectamente para salir huyendo al cuarto de lavado, para orinar o defecar cerca de la canaleta del desagüe, cada vez que sus cuidadores lo perdían de vista unos cuantos minutos. Lejos que de sus miradas que, aun sin intenciones, le hacían sentir nervioso y expuesto.

Ya tenía suficiente con el pesar de tener que andar desnudo por la vida, como para tener que tolerar que los guitarristas le fisgonearan mientras cagaba… como si eso fuese una bonita gracia. Por lo menos para él no lo era.

Y es que, vaya que notaba varias fallas en los cuidados de su par de amigos. Uruha se negaba rotundamente a vestirle con algo del guardarropa que Koron le había llevado junto con la comida, correa, juguetes y sus tazones de comida y bebida.

Por otra parte estaba Aoi, quien se molestaba si hacia amago de querer subir a la cama o a cualquier otro mueble dentro del apartamento; de hecho, refunfuñando fue que aceptó que Uruha mirase televisión con él en las piernas. “Los perros van en el suelo, Kouyou” recordaba que decía el Shiroyama colocando esa cara de viejo estreñido que no le agradaba en absoluto... Menos cuando ponía todo de su parte por parecer un “Perrito adorable”. Qué asco de vida.

Y finalmente en su primer paseo en las calles… resultaba ser que Uruha le llevaba con collar y correa, ignorando olímpicamente sus tristes intentos por hacerle entender que deseaba ir llevado en brazos. Brincando a su lado cual cordero, ladrándole juguetonamente y dándole algunos topones en las piernas… Nada parecía funcionar.

-Vamos, Koron-chan. Se me está quemando el cráneo con este maldito sol- Se quejaba el Takashima y encima de todo, golpeaba con impaciencia el suelo con la punta del zapato. Que se jodiera, él mismo fue quien en el desayuno le había prometido un paseo si se terminaba de comer las dichosas croquetas… Las que al final de cuentas debía de admitir que no sabían del todo mal. Pero eso sin duda no tendría por qué saberlo su amigo.

-“¿Que no entiendes que te des la vuelta? Así no hay ni quien se inspire a hacer sus necesidades. Esto es peor que estar en el baño público de un bar y que te estén mirando tus dimensiones…”- Gruñía exasperado, escondiéndose detrás del tronco de un arbusto. Pero tal parecía que Uruha era casi tan tonto de nacimiento como lo era Aoi, pues en lugar de darle privacidad, rodeaba los arbustos para seguir acosándolo, o peor aún, le daba por tirarle de la correa. ¿Acaso no se imaginaba como jodía eso último?

-Ni intentes perderte de mí vista, Koron. Ruki me mata si siquiera te encuentra un raspón encima, así que date prisa o nos volvemos a casa con tu vejiga llena.- Y ahí estaba volviendo a castigarle con un segundo tirón – Has pis en un sitio en el que yo te pueda ver, perro.

-“¡Joder! ¡Que precisamente eso es lo que no quiero, mirón de mierda!”- La verdad es que ya se encontraba urgido de ir a liberar su vejiga, y quizás se tratase de una obra o milagro divino, pero justo en medio de su monumental concierto de ladridos, fue que un acceso de estornudos atacó desprevenidamente al guitarrista. Bastó con prensar su extremo de la correa con sus pequeñas fauces, para tirar de ella y poder huir a unos cuantos metros lejos de ahí.

Se escondió detrás de un enorme macetón, de esos que adornaban la entrada de un complejo departamental de los que abundaban en la zona. De pronto un peculiar aroma llegó hasta sus fosas nasales, un aroma que le parecía increíblemente conocido. Olfateó en el aire, pero nada… era imposible el descifrar a qué pertenecía el olor aquel.

Su recién adoptado instinto perruno le hizo levantar una de sus patitas traseras y… Ok… La mirada que le dedicaba aquel guardia no era precisamente amigable. Quizás ese charco de amarillentos orines no le había hecho ni la menor gracia. De inmediato su peludo cuerpo comenzó a temblar… ¿Qué no existía otra jodida forma en la que pudiera expresar su ansiedad?

Tal parecía ser que no.

Intentó huir, pero nada más iniciada la carrera y se vio prácticamente ahorcado por su propio collar. El desgraciado aquel pisaba el otro lado de la correa con el tacón de su zapato. Su cara le ardía y no dudó ni un segundo en mostrarle su diminuta pero temeraria mandíbula. Gruñía de una manera que esperaba parecer un espécimen amenazador. Francamente dudaba imponer siquiera un poco, pero al menos lo intentaba ¿No?

-“¡Suéltame, maldito humano! ¡Abusas de mí por ser un enano! ¡Vete a la mierda! ¡Ni siquiera te imaginas con quién demonios te estas metiendo! ¡Uruha! ¡Uruha idiota! ¡Ven por mi o muerdo a este imbécil neandertal!”

Los ladridos de Koron se podrían escuchar a unas tres calles a la redonda, quizás exageraba, pero gracias a ese escándalo fue que, en medio de su trote, Uruha consiguió dar con el paradero del rebelde chihuahua.

-¿Es este su perro?- Preguntaba molesto el hombre uniformado que mantenía sometida a la mascota. El castaño se sintió tentado a dar una negativa como respuesta, deseando que el mal karma hiciera que la perrera llegase a por Koron y le hicieran ver su negra suerte junto con un montón de pulgosos de su misma calaña. Lástima que en Tokyo el servicio de perreras fuese tan restringido y todo por su casi inexistente población de perros callejeros.

-Sí, gracias por atraparlo, señor –Agradecía el Takashima a ese hombre entrado en años de la tercera edad. Extendió sus manos al frente haciendo una pequeña reverencia tan educado como solía ser con las personas extrañas.

-Nada de agradecimientos, joven. Su perro es el tercero en el día que viene a utilizar de sanitario público los macetones de este edificio- Ante esa explicación fue que Ruki por fin comprendió de donde provenía el aroma que en un inicio llamase tanto su atención en ese sitio en específico…

-“¡Maldito instinto canino!”- Se quejaba en un lastimero aullido. Tal parecía que el olor que despedían los orines de los dos anteriores perros le había atraído de manera imperiosa a ese punto, con el único objetivo de marcar un territorio que antes le perteneciera a otros de la misma especie a la que ahora pertenecía.

 

-Hmm… Yo no le recomiendo que lleve toda esa ropa, Ruki-san. Le aseguro que no querrá ponerse ni la mitad de ella luego de probarse la primera prenda.- Koron simplemente le observaba  sentado en la orilla de la cama con las manos apoyadas sobre el edredón a cada lado de su cuerpo.

-Te compré todo esto por algo. Y no me voy a limitar para probarme  todo al menos una vez…- Fue lo único que le respondió de manera arrogante, volviendo a ignorarle olímpicamente. Ese perro… Tan tonto. Ahora venía a decirle que no le gustaba nada del guardarropa que le tenía a su completa disposición.

-Un gasto innecesario definitivamente.- Koron negaba levemente con su rubia cabeza, pero no hizo más por tratar de sacarlo de lo que él consideraba un error del que más tarde Ruki-san se arrepentiría.

El timbre de la entrada los interrumpió. Seguramente sería Reita, así que mientras Koron iba a recibirle, él se encargaría de su propio equipaje.

 

La tarde anterior al viaje en el que ahora se encontraban su perro y Akira, no había entendido las palabras que Koron decía. Por ello le importaron un bledo sus comentarios y, con ayuda de sus pequeñas fauces, fue acarreando de una en una varias de las prendas del guardarropa del chihuahua, solo aquellas prendas con las que pensaba que hasta como perro se vería magnifico. Si iba a ser un chihuahua frente a sus dos amigos, sin duda sería uno con muchísimo estilo.

En ese momento se preguntaba ¿Por qué diablos los diseñadores de moda canina no se habían inventado la manera de crear un par de gafas oscuras para perros? Aunque si lo pensaba bien, seguro que sería toda una calamidad, considerando la pésima vista que tenía ahora y esa visión de colores tan bajos en colorimetría que casi los percibía en una extraña gama de grises. Definitivamente las gafas eran algo para lo que los perros estaban impedidos. Lástima.

Recordaba que su mascota solo negaba con la cabeza todavía cuando le armaba su equipaje en una pequeña maleta. Y aún así sonreía de lado de una forma que a él le pareció por demás burlona. Akira simplemente le había echado un vistazo con una ceja enarcada… Seguro que reparó en el hecho de que ahora Koron-chan llevaba más ropa de lo que normalmente acostumbraba. Aunque era de pocas palabras, el bajista observaba demasiado.

Él y su maldita necedad. Luego de su chistecito de la tarde, que terminó con un Uruha lavando con agua y jabón el maceton que él de buen agradado había orinado… Tal parecía que el guitarrista ya no se mostraría tan benevolente como hasta ahora… Según esto le impondría una amonestación: Vestirlo.

Se trataba de una chaquetita negra con afelpado en el interior, y cuando el Takashima dejó dicho “Ahora veras lo que es bueno, perro malcriado”, a él solo le brillaron los ojos de fascinación. Le parecía que todavía podía recordar esa tarde de shopping al lado de Koron y Reita, en la que habían adquirido esa prenda y varias mas junto con varios accesorios también.

-“¡Quítamela! ¡Quítamela!”- Ladraba desesperado, al mismo tiempo que se dedicaba a mordisquearles la orilla del pantalón a ambos guitarristas. No transcurrieron ni diez minutos cuando se convirtió en presa de un insoportable calor, y eso que a esas horas de la noche, según recordaba de su vida humana, el fresco calaba hasta la medula de los huesos.

Bien decían que los animales en general llevaban tanto pelaje encima a modo de abrigo natural. Y con esa ropita no hacia mas que sentirse incomodo y dentro de un horno. Y estúpidamente más sofocado se sentía al estar correteando de un a otro por todo el apartamento, a la espera de conseguir llamar la atención de alguno de esos dos y que lo liberasen de aquel suplicio marca diablo.

Uruha veía cumplido su cometido, aquel engreído perrito estaba teniendo un buen escarmiento. No pudo más que esbozar una media sonrisa al tiempo que lo entornaba con su mirada burlona. Se lo tenía bien merecido…

-Shima, creo ya fue suficiente castigo por hoy. Arráncale esa cosa de encima, antes de que llame a Ruki para informarle que nos debe un par de pantalones por culpa de su maldito perro.

Por todos los cielos, justo ahora la voz de Aoi le sonaba tan caritativa al abogar por su causa. Cuando volviese a su forma humana prometería no volver a mosquearse demasiado si ese energúmeno volvía a hacer fanservice a su lado durante los Lives. De verdad que si… más que ahora de mil amores se habría atrevido a besarle los pies luego de tremenda idea.

-Está bien – Aceptaba el más alto, arrastrando sus palabras de mala gana. Por lo visto no solo Aoi era un arrastrado con su pareja, sino que el Takashima parecía ceder también a la palabra del pelingro… De verdad que no entendía la relación de sus amigos.

-“Eres un desgraciado. ¿Acaso esperabas torturarme toda la vida, Uruha?”- Le mostró todos sus agudos dientes una vez que el guitarrista le tomaba en brazos para desvestirlo por fin. Pero tonto no era, pues no hacía por morderlo siquiera ¿Qué tal se arrepentía de desnudarlo y continuaba sofocado? Ni pensarlo. Solo se limitó a demostrar su anterior desagrado.

-Ni me molestes, perro. Sabes que no tuviste el mejor de los comportamientos esta tarde – Le amonestaba su castaño amigo, quien sentado en el sofá individual de la sala, lo colocaba sobre sus piernas para acariciarle su peludo dorso luego de arrojar lejos la condenada chaquetita de la que ahora se hallaba liberado – Y mira que yo si fui bueno contigo. Te compartí de mi almuerzo e incluso accedí a comer croquetas contigo para…

-¡Shima!- Interrumpía Aoi. ¿En qué momento ese sujeto había desaparecido? ¿Tanto se sumergió en el gozar de aquellas caricias en su espalda? Tenía que reconocer que ser perro era aún más agotador que ser humano y uno con bastante trabajo si debía de aceptarlo. -¡Reita al teléfono!

Casi de inmediato pegó el brinco del regazo de su compañero y con escandalosos ladridos le metía prisa para que se pusiera en pie y acudiera de una vez al estudio, lugar de donde provenía la voz del idiota que tenía por pareja.

Akira estaba en la línea… Era lo que pensaba con anhelo. En los dos días que llevaba ahí, no pensaba en qué manera tan absurda le alteraría el solo escuchar el nombre de ese desnarigado rubio.

¿Preguntaría por él? ¿Para qué estaría llamando?

¡Rápido, holgazán! ¡Rápido, Uruha! Akira era un desesperado y podría mandar a la mierda la llamada en cualquier momento. Ahora que recordaba, solo con él tenía la suficiente paciencia como para no mandarlo muy lejos todas esas noches en que hablaban por teléfono, por muy pesado e insoportable que se le pusiera.

Momento, se estaba desviando del tema… ¿Para qué podría querer comunicarse Reita con su bien conocido mejor amigo? ¿No se suponía que a estas alturas debería de estar bien acarameladito con la idiota de su mascota?

-Ya voy, ya voy. ¡Koron! ¡Quieto, por favor!

No le importaban los regaños que le iba dando el primero en guitarra, al final ya estaban en el estudio encontrándose con que Aoi les tendía el teléfono inalámbrico. Bien, quizás no se lo tendía a ambos, sino más bien a Uruha, pero tenía la sensación de que debía de estar ahí. Akira tenía algo que decir y él se enteraría de ello sí o sí.

Aoi volvía a meterse en sus asuntos con a saber qué cosas en su computadora y con la guitarra acústica en sus manos. Seguro se trataba de alguna composición, igual no tenía demasiado tiempo para reparar en el Shiroyama, pues Uruha ya se le estaba yendo con el teléfono al oído; así que ni tardo ni perezoso fue a perseguirle antes de que intentase cerrar la puerta de la habitación.

Llegó jadeante hasta el pie de la cama, sitio en el que Uruha ya se encontraba sentado en posición de flor de loto justo en el medio. ¡Rayos! ¿Qué podía hacer para subir a hacerle compañía para agudizar su oído más de cerca?

-Listo. Ya estoy a solas, Aki –No, no, no. Tal parecía que comenzaría la conversación y él todavía abajo - ¿Qué hizo Ruki ahora?

¿Ah? ¿Cómo que “¿Qué hizo Ruki ahora?”? ¿Acaso Reita solía tener demasiadas quejas sobre su persona? No le agradaba en absoluto el tono con el que hablaba el Takashima ahora, si bien el Suzuki era su mejor amigo, pues… No eran modos de expresarse de una persona ¿O sí?

-No, no te preocupes. Yuu no dice nada, además justo ahora está trabajando. Sí, sí. Esta algo molesto de que de buenas a primeras Ruki y tú echaran todo por la borda para darse algo de amor…- Era evidente que le molestaba en demasiado el notar las risitas estúpidas que Uruha compartía con su “hermano” del alma- ¿Aki… chan?

Ese cambio en la voz de Uruha llamó su atención y ya que desde el suelo no alcanzaba a ver sus reacciones, decidió que lo más conveniente sería tratar de poner lo más alerta posible sus grandes orejas.

-Espera, espera, cariño. Tranquilízate - ¿Cariño? ¿En verdad era así como se hablaban cuando estaban a solas esos dos? De no ser por lo angustioso que sonaba el guitarrista, quizás habría habido espacio para los celos, pero inevitablemente era el contenido de esa conversación lo que ahora le carcomía las neuronas- ¿Discutieron entonces? Sí, sí, pero explícame bien porque no entiendo nada. Sí, ya sé que Ruki suele ser difícil de entender pero…

Una larga, muy larga pausa. Eso quería decir que el bajista debía de estarle relatando algo que ni con su muy desarrollado oído podría escuchar.

-¿Aki? ¿Estas… llorando? –Preguntaba Uruha con voz ahogada. Hasta donde recordaba el guitarrista era el único que hasta la fecha había presenciado algo así; ya que Reita ni con él, que era su pareja, había llegado a abrirse tanto… Y vaya que como amigos supieron tenerse confianza y demás, pero ya saliendo…

Bien, no podía decir que fuese el mejor de los novios. No tenía ni como reprochar que… ¡Un momento! ¡Akira estaba llorando! Se quedó como piedra una vez que la idea le entró en la cabeza… ¡¿Qué carajos estaba pasando?! ¿No se suponía Koron estaba allá haciéndole compañía? No era que quisiera arrojar a su novio a las garras del bajo mundo de la zoofilia así como así, pero… ¿Akira estaba llorando por algo relacionado con él?

-Sí, sí, imbécil. Te conozco de toda la vida, puedes ponerte todo lo marica que quieras y sabré escucharte…

Casi habría podido soltar una carcajada ante las ocurrencias del Takashima, pero…

-¿Esta encerrado en la otra habitación? – Retrocedió sobre sus patitas y alcanzó a ver que Uruha asentía ante lo que quiera que le estuviese diciendo el desnarigado. De nada servía estar tan cerca de la cama si igual no podría subir a ella, de cualquier forma escuchaba perfectamente desde se encontraba y tal parecía que su “guardián” aún no reparaba en su presencia.- Pero ¿Por qué ha sido todo esta vez?... Akira, tranquilízate. Sabes que no es la primera vez que hace… Si, ya sé que sientes impotencia y enojo, pero…

Entonces resultaba ser que Akira acostumbraba a venir a chivarle todo a Uruha ¿No? Ahora que lo pensaba, de ser así, querría decir que podría enterarse de muchas cosas de la boca del guitarrista… O tal vez no, pues visto estaba que inclusive Aoi le daba su privacidad cuando de Reita se hablaba.

-¡¿Qué?!

¡Santo cielo de los perros! Su cuerpecito comenzó a temblar del solo escuchar el grito que había pegado Uru desde la cama.

-¿Cómo que Ruki no quiso tener sexo contigo?

¿Qué?

-Espera, espera un segundo ¿Ni siquiera ha querido besarte? ¡Akira Suzuki! ¡¿Qué mierdas estás haciendo ahí todavía?! Regrésalo a casa y tira la toalla.

¿Qué?

-¡No puedes permitirte que te trate así como si fueras la misma peste!

¿No besos ni sexo?

¿Koron y Reita no habían…?

-¡Mándalo al carajo ahora o yo mismo…! ¿Cómo? ¿Se la ha pasado llorando…?

Sus patas no pudieron sostenerle más y de una su pequeño trasero fue a dar directamente al suelo, dejando solo sus patitas delanteras como apoyo. Sus enormes ojos no parpadeaban y comenzaba a sentirlos resecos, más no podía moverse ni un apice. No entendía qué estaba ocurriendo del otro lado de la línea, lo importante era que… Koron no le había traicionado hasta ahora.

 

“-No vas a ponerle un dedo encima, Koron. Debes prometerlo. – Aquello era cruel considerando que recién venía dejando en evidencia que Koron le tenía especial afecto al bajista.- Pro-me-te-lo.

-Está bien…- Susurraba quedo el perro. No entendía bien hasta qué punto llegaba el afecto aquel, puesto que solo se mencionaba el asunto de Akira y su chihuahua perdía toda la valía que pudiera tener dentro de ese cuerpo humano. Todo se esfumaba y comenzaba a ponerse vulnerable.”

 

-¿Terminaron?

¡¿Qué?!

-Es lo mejor, Aki-chan. Lo sabes… Han sido amigos desde hace años y es mejor que todo haya terminado por lo sano…

-“¡¿Pero tú estás loco?!” –Exclamó Ruki al fin, en un mar de ladridos, lanzándose una y otra vez contra las sabanas, haciendo vanos intentos por querer trepar a esta. Lamentablemente la cama delos guitarristas era de un modelo notablemente más alto del que tenía el vocalista en su casa. –“¡Akira! ¡Akira idiota! ¡Tú no puedes haberme terminado!”

-Oh, te marco en unos minutos, Aki. Koron está algo inquieto. – Se disculpaba Uruha y ese característico “Bip~”, de cuando alguien corta una llamada, inundó la habitación.

No… Su mascota no le había traicionado, pero ahora que lo pensaba ¿No habría sido mejor que lo hiciera? Ya no sabía que carajos pensar de todo aquello. ¿En verdad tan harto estaba Reita de él? ¿En serio estaba terminando la relación?

No reaccionaba a los llamados de Uruha, quien le llevaba en brazos hasta su camita, simplemente se limitó a permanecer en silencio y con la mirada perdida. ¡Le urgía volver a su cuerpo humano! ¡Le urgía! No podía quedarse de patas cruzadas viendo como Reita se le iba de su alcance… ¿Por qué mierdas ahora era que de verdad le dolía todo eso? Ni siquiera recordaba cuantas veces había retado a su ahora ex pareja con frases como “Termíname. Es tu problema.” Y el Suzuki simplemente no accedía…

Esta vez era real, tal parecía ser que lo era. Y él no podía estar ahí para realmente tratar de solucionar algo.

Koron… ¿Qué diablos había hecho ese Chihuahua golondrino esta vez? Ahora no se trataba de partituras mordisqueadas, pantuflas babeadas o ropa revuelta… Eran los sentimientos de Akira de lo que se estaba hablando. Y por ridículo que a esas alturas pudiese sonar, después de haberla jodido tantas veces por mero capricho: Tendría que recuperarlos.

 

Notas finales:

En fin~ Como les comentaba, la verdad es que he estado llena de deberes escolares, pero si hubo algo que me inspiraba a transcribir y escribir y no abandonar este capitulo... ¡Sin duda fueron ustedes! ¡Ustedes y sus maravillosos comentarios! En serio, les juro que si no hubiese sido por sus palabras y porque cada día veía un review nuevo... seguro que habría dejado la actualización de lado, por ende la historia y a saber que habría pasado con ella... Siempre sucede.

Nuevamente y de todo corazón se los pido: Dejenme al menos un saludo, un gracias, un comentario, lo que sea... Simplemente me gusta saber que no escribo para fantasmas o para el aire mismo. No saben como me llena como fanficker el ver sus palabras. En verdad... Recuerden que, aunque tenga responsabilidades, entre más apoyo vea... mas me inspiro a continuar.

Byebye~!

Pd: Les vuelvo a dejar acá mi Twitter

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PD2: Les dejo acá mi Ask por si quieren llenarme de preguntas sobre mis fics, sobre mi o lo que gusten XD

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