Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

PROYECTO COMA - EXO HUNHAN por HMin

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hoooola! 

Me he atrevido a empezar a subir éste fic por Marta, porque si no lo subo a algún lugar no lo continuaría y ésta acabaría asesinándome o algo por el estilo.

Pero en fin, es una locura la historia AVISO. Este primer capítulo probablemente os parezca aburrido pero os animo a que le deis un voto de confianza. 

Y no me enrollo más, ¡a leer!

¿A caso  a  alguien  le  gustan  las  comidas  familiares  en  época  de  navidad?  Esas comidas en las que te hacen comer hasta reventar con la excusa de: “te ves más delgado” o simplemente: “tienes que comer para crecer”. ¿Crecer? Por el amor de Dios, Sehun ya medía 1,84 cm, con tal altura podría ser jugador de baloncesto.

Por otra parte estaba el tema más relevante e interesante según sus tíos “¿tienes novia?” porque para los abuelos, el hecho de tener pareja a los diecisiete años era como si te fueras de la peluquería sin enterarte del cotilleo de la semana, es decir: demasiado pronto.

Sehun respondía a todo que no. No quería comer más, no estaba muy delgado, no necesitaba crecer más y no tenía novia —pero sí una amiga con derecho a roce—.

Entonces ya tenemos las dos grandes preguntas: ¿quieres comer más? ¿tienes novia? En algunas familias también es común formular una más: “¿cómo van los estudios?”.

Sin embargo, en la familia de Sehun esa pregunta no era necesaria, ¿por qué? Porque

Oh Sehun era un cerebrito. 

 

 

—Ah… Sehun —gimió por última vez.

Bastaron un par de estocadas más para que el aludido se corriese en su interior. Salió de Sunmi lentamente y se sentó a su lado por unos segundos, recobrando el aliento. Cuando pudo respirar con normalidad, se apresuró en ponerse la ropa interior seguido del pantalón. Sunmi le imitaba mientras le miraba de reojo.

 Las vacaciones de navidad se habían terminado, ya era Lunes y tocaba volver a la rutina. La noche anterior Sunmi había llamado a Sehun para quedar y acostarse, pero a éste no le apetecía pues quedaron antes de clase para hacerlo. 

—Y… ¿cómo te han ido las vacaciones? —preguntó Sunmi intentando retenerlo unos minutos más.

—Sin más.

—Vaya…

Pero no lo consiguió ya que Sehun era un chico de pocas palabras. Demasiadas pocas palabras. Éste salió del coche escuchando como ella hacía lo mismo que él.

—¿Me esperas y vamos juntos a clase?

—No.

—Pero…

—Aún has de desayunar, tómatelo con calma —le interrumpió sin siquiera mirarla.

Habían quedado en casa de Sunmi, concretamente en el garaje. Como sus padres aún dormían y él no podía entrar, se acostaron en el coche. Y no, no era el lugar más extraño dónde lo habían hecho.

—Sehun… —le volvió a llamar, el mencionado se giró—. Es mucho tiempo que nos conocemos, ¿no crees que podrías ser un poco más… cariñoso conmigo, aunque sea menos frío? 

—¿Realmente quieres una respuesta sincera? 

—Creo que… sí. Sí, por favor.

—Ser más cariñoso conllevaría a más acercamiento emocionalmente. Hicimos el trato de acostarnos cuando quisiéramos sin sentimientos de por medio. En el momento en que alguno de los dos sienta, esto se acabará.

Sunmi decidió no responder.

—¿Qué quieres exactamente de mí, Sunmi?

—Tan solo quiero que hables más conmigo, que tengas más confianza y que no me respondas una simple frase. Quiero oírte más, Sehun.

—Sientes, ¿es eso, verdad? —le esquivó la mirada—. Entonces, esto ha terminado.

—¡No! Sehun, por favor. Sigamos como ahora. No me importa que apenas me hables y que seas frío, pero no quiero que esto termine.

Cuando Sehun quiso darse cuenta, tenía a Sunmi delante de él hablándole y mirándole con los ojos rojos y aguosos. Quizás su rostro impasible no lo mostraba, pero en realidad no le gustaba nada esa situación. 

Sin embargo, había que cortar por lo sano. 

—No te rebajes, Sunmi. Una mujer tiene que mantener su dignidad y orgullo porque es lo que les hace ser hermosas. Ódiame, pero no supliques para que esto no termine. Mantén tu belleza.

Fue incapaz de responderle, se quedó atónita observando como su amor platónico se daba media vuelta y empezaba a caminar alejándose de ella. Inconscientemente acabó sonriendo.

—¡Sehun! Durante todo este tiempo me has hablado poco, pero cada vez que lo has hecho la has cagado tanto que has conseguido que me enamore de ti. ¡Gracias por hablarme! —ni siquiera le hizo falta alzar la voz, Sehun al escuchar su nombre se paró para oírla. 

Tampoco se giró para dedicarle una sonrisa a modo de agradecimiento. Prefirió retomar el paso hacia la escuela.

Sehun era impasible, su forma de hablar era bastante seca por lo que podía parecer desagradable, y además era bastante maduro, o así se consideraba él. Le costaba relacionarse con la gente, se limitaba a vivir la rutina de forma tranquila pues no tenía que hacer un gran esfuerzo en sus estudios.

Mientras caminaba con lentitud tuvo la sensación que alguien le seguía, pensó que podía ser Sunmi así que se giró para ver, pero no había absolutamente nadie. Se encogió de hombros y continúo con su camino.

Debía de ser la única persona en el planeta que quería volver a la escuela, le parecía más aburrido estar en casa encerrado que estudiar. Oh Sehun era un chico bastante… especial. 

Cuando llegó a su destino no se sorprendió de ver a todas las personas con rostro desanimado, ellos no eran como Sehun, esa gente deseaba con todas sus fuerzas quedarse en casa durmiendo y salir de fiesta por la noche. Se adentró en busca de su clase, el tema de conversación de la mayoría de las personas era sobre los regalos de Navidad, y lo otro era todo quejas.

 

La mañana pasó sin más. Las clases fueron de lo más aburridas, incluso los profesores no tenían los suficientes ánimos para volver a impartir sus asignaturas. Sin embargo, a Sehun poco le importaba, él vivía sumergido en su mundo paralelo, un mundo creado por su imaginación, un mundo donde, haría lo que fuera porque fuese real. En la hora de la comida volvió a tener la sensación que alguien le seguía, debía de ser una paranoia suya, pensó.

Justo en el momento en el que terminó de comer —estaba en una mesa solo con su bandeja— alguien se sentó a su lado. Todo el mundo conocía a Sehun por ser el chico más callado del instituto y a la vez, el más listo. Pero eso no influía que, por ser tan solitario no conociese a nadie. De hecho, reconoció rápidamente al chico.

—¿Puedes venir un momento conmigo, por favor? —le preguntó directamente. 

El chico era Kim Minseok, le conocía de sobras puesto que iban juntos a clase, aunque nunca antes habían hablado. Por ese motivo Sehun dudó en hacerle caso, pero al final, acabó asintiendo. Ambos se marcharon del comedor en seguida, Minseok caminaba delante de él, no le había ni siquiera dado las gracias por hacerle caso. Se limitaba a seguirle no muy seguro de ello, por unos segundos pensó que Minseok fuera a pegarle o algo por el estilo, por eso tuvo ganas de retroceder.

 Pero no lo hizo. 

Se adentraron al gimnasio, y de ahí fueron al cuarto dónde se guardaban todos los materiales: pelotas de fútbol, de baloncesto, aros, colchonetas, etc. Minseok se sentó encima de uno de los potros son una sonrisa en su rostro, estaban completamente solos en el gimnasio y en ese cuarto. Sehun cada vez tenía más ganas de huir. 

—Gracias por venir, Sehun.

—¿Ocurre algo?

Sí es cierto que Sehun no solía hablar, pero cuando lo hacía, sus frases, las palabras que utilizaban eran las de un adulto. Más bien las de una persona mayor. El motivo era muy simple, se había pasado toda la vida leyendo novelas antiguas, de tanto hacerlo, su vocabulario era como los de los libros.

—Sí, ocurre algo. La verdad es que iré al grano —chasqueó la boca acomodándose—. Quiero que colabores en un proyecto. Creo que eres la persona más adecuada para hacerlo por tu inteligencia y por tu soledad.

—Más detalles, por favor.

Minseok rió.

—Sé que te gusta la ciencia, por eso estoy segurísimo que participarás encantado. Se trata de un proyecto, llamémosle “proyecto X”, consiste en… regalar drogas. Sí, algo así.

 —¿Perdón?

 Saltó del potro para quedar enfrente de Sehun, le sonreía de forma lasciva.

 —Hay alguien que, digamos que tiene complejo de Enstein, quiere probar diversas drogas, quiere acabar siendo un gran científico. Necesita que esas drogas sean probadas en personas —Sehun le miraba estupefacto—. Oh, no son el tipo de drogas que te imaginas… o quizás sí. A Coma le gusta mucho hacer mezclas.

 Se quedaron en silencio varios segundos. Sehun creyó que Minseok estaba loco.

 —¿Quién es Coma?

 —El científico loco —se rió—. La finalidad es muy simple: son drogas que matan de distinta forma. Como comprenderás, la gente no querrá probar una de ellas si sabe que va a morir.

 —¿Por qué yo?

 —Por tu inteligencia, te lo he dicho. Podrías incluso ayudar a Coma con sus experimentos.

 —Lo que me estás contando es una locura. No cuentes conmigo.

 Le dio la espalda dispuesto a irse, pero antes de llegar a la puerta escuchó como

Minseok volvía a hablar con todo simple.

—No podrás salir de aquí hasta que afirmes que colaboraras con Coma. Te tengo más atrapado de lo que crees.

Le miró entre sorprendido y temeroso. Cuanto más hablaba, más loco pensaba que estaba, desde luego Minseok era totalmente diferente a la imagen que tenía en clase.

—Tengo una información que creo que te interesaría, Sehun. Está claro que si colaboras, te llevarías algo a cambio.

—¿Qué es? —dudó en preguntar.

—A tu hermano.

El tiempo pareció pararse para Sehun, todo lo de su alrededor se volvió negro menos Minseok, quién le seguía mirando con una sonrisa en su rostro. No podía estar hablando en serio, no podía estar bromeando con algo como eso. Y Sehun pareció despertarse de golpe puesto que avanzó rápidamente hacía Minseok, lo suficiente como para que sintiese la respiración relajada de éste.

—Sabía que ibas a reaccionar así —se apresuró a hablar Minseok—. Sé más de lo que te crees. Reitero que si colaboras, te diré dónde está tu hermano. 

—¿Mi hermano… está…?

—¿Vivo? —le interrumpió—. Por supuesto, nunca murió.

Y el corazón de Sehun empezó a latir demasiado rápido, en cualquier momento se le iba a salir del pecho. Retrocedió un par de pasos observándole con los ojos como dos platos. ¿Quién era Minseok para decirle que su hermano sí estaba vivo? Él siempre creyó que no era así, su vida no podía estar cambiando en segundos.

—De hecho, le tienes más cerca de lo que te crees.

Sehun empezó a negar rápidamente con la cabeza. No podía creérselo, le debía de estar tomando el pelo para que colaborase con él.

—Para que veas que no te miento: sé que tu madre murió cuando dio a luz a tu hermano, él es tres años menor que tú y que sufría de autismo. Cuando él tenía dos años, supuestamente murió por un ataque el corazón. Por ese motivo te mudaste con tu padre del barrio, porque todo allí eran malos recuerdos. ¿Me he equivocado en algo?

No, no se había equivocado en nada. Por eso mismo, Sehun le tenía miedo. Que le tuviese tan controlado le provocaba escalofríos.

—Si nos ayudas con este proyecto, prometo decirte toda la verdad sobre tu hermano. Sino, tendré que matarte ahora mismo.

La mente de Sehun en esos instantes era un caos. Por una parte pensaba que le mentía y que estaba utilizando a su hermano para ser más vulnerable y acceder a su juego, pero había acertado en todo lo que le había explicado, no podía ser tanta coincidencia. Por otro lado, tenía la sensación que le estaba contando toda la verdad, y que si ayudaba, volvería a tener a su lado a su hermano.

Ese mundo paralelo donde vivía Sehun, era un mundo donde su familia era como cuando era pequeño. Aunque no tenía a su madre a su lado, su padre hacía su función, le llevaba a él y a su hermano al parque, al cine, juagaba con ellos… En ese mundo, Sehun ayudaba a su hermano con su problema. Y para él, tenerle a su lado, era la razón por la que sonreía.

 Y en la realidad, su sonrisa había desaparecido justo el día en que lo hizo su hermano pequeño.

 Quería volver a sentir lo que era ser feliz, lo que era sonreír de verdad. En cierto modo, el carácter de su hermano había pasado a Sehun: el no hablar, el no relacionarse… Él nunca había sido así.

 Anhelaba ser el antiguo Oh Sehun.

 —¿En qué consiste exactamente mi trabajo? —preguntó firme. Minseok aplaudió mientras reía. Sabía que iba acabar cediendo.

—Tendrás que hacer el esfuerzo de relacionarte con algunas personas. Te daré una pastilla y deberás dársela a la persona en concreto, obviamente tendrás que buscar la forma para hacerlo para que no se note. Ambos estudiaremos el proceso de la droga, hasta que muera.

 —¿Todas las personas a las que les dé la droga morirán?

 —Sí —cogió aire—. Pero tengo que advertirte algo. Ahora mismo hay una cámara grabando la conversación, como nos delates, sacaré a relucir esto; si no te matamos nosotros, te caerá una bonita condena de varios años por tráfico de drogas. ¿De acuerdo?

 —Sí.

 —¿Alguna duda?

 —¿Dónde está mi hermano?

 —Eh, para el carro. Ya te he dicho que está vivo y que le tienes más cerca de lo que crees, con eso tienes suficiente por un tiempo —suspiró mientras sacaba una hoja del pantalón y leía—. Tu primera víctima es un tal Huang Zi Tao. Es un estudiante chino que justo hoy se ha transferido a nuestro curso. Va a la clase C.

 —Ni siquiera va a nuestra clase, ¿cómo voy acercarme a él?

—Siendo sociable, Sehun —le dio un par de palmadas en la espalda para animarle mientras se reía.

Bufó en su interior, sabía que iba a costarle una barbaridad relacionarse con la gente, además que sabía que era una locura el proyecto de Coma. Era consciente que a partir de ese momento se iba a convertir en un asesino.

¿Quién era ese tal Coma y qué problema mental tenía para crear drogas con el fin de matar a la gente? ¿Qué ganaba realmente con eso?

Sin embargo, tenía que hacerlo por su hermano.

Lo sentía por ese tal chico chino llamado Tao, pero tenía que matarlo.

Notas finales:

Acepto que me tiréis piedras.

 

Aunque estoy algo ocupada por los estudios, intentaré no tardar en subir el siguiente capítulo.

 

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).