El me había rechazado una vez más, silencioso como siempre, tratando de no herirme, pero eso era imposible, sobre todo si es para estar con otro chico, pero sin embargo, eso no era lo que la deprimía del todo, lo que la deprimía era quedarse completamente sola, su amigo de la infancia Dai-chan ya tenía a Kise, su amor platónico Kuroko ya tenía a Kagami, ¿y yo que tenia?, una inmensa soledad y un vacio que no logro llenar con nada, fui a un lugar que vi al pasar en bicicleta hace un par de días, podría ser peligroso pero ¿Qué importa?, tampoco es como si lo que me ocurriera ahora importase mucho, entre a aquel hermoso edificio abandonado con una determinación y calma tan diferentes a mi efusiva personalidad, pero no importaba, en este momento nada importaba, subí alrededor de 10 pisos, todo está cubierto de nieve, había una banca, solo me puedo sentar allí a observar las preciosas luces de la ciudad, todo tan blanco, pienso en tantas cosas, en mi soledad, podría suicidarme desde aquí, y nadie sabría nada, pero mis pensamientos fueron callados por el sonido de la puerta cerrándose, escucho unos pasos acercándose, alguien tomo asiento a mi lado, no tengo el mas mínimo interés de quien es, ya que no puedo suicidarme, ya que hay alguien que podría detenerme, pienso en la nieve, ojala la nieve también callera en mi corazón, para así llenar los espacios vacios
-¿No crees que es hermoso?- dice por primera vez mi acompañante
-Si, tienes razón, puede verse toda la ciudad- digo observándola, tiene el cabello marrón corto, y los ojos del mismo tono
-Pensé que era la única que venía a este lugar- dijo mirándome directamente a los ojos, como examinándome
-¿Has venido antes?-dije con notoria curiosidad
-Si, cada vez que necesito pensar...-dice algo melancólica la chica castaña, para luego preguntar – ¿es tu primera vez por aquí?
-Si, he observado el lugar por un par de días pero nunca me había animado a venir- dije con honestidad
-En esta ciudad quedan pocos sitios como estos, que hayan sido olvidados y que queden para las personas que buscamos un poco de paz- dijo ella, en ese momento entendí, que ella buscaba lo mismo que yo, paz, descanso de los pensamientos que te carcomen, compañía, relajación, el poder actuar fría y poco expresiva sin que nadie te diga nada, entablar una conversación con alguien que acabas de conocer por mera casualidad, observar todo aquello que esta sobre nuestras cabezas pero no nos detenemos a ver por fingir estar ocupados con algo más importante, también ella podía ver las estrellas, desde aquí, brillan con más fuerza, son intensas, preciosas, la luna se ve enorme, todo este fondo parece de cuentos, la luna brillando intensamente, las estrellas que se ven enormes, y la nieve que colorea todo de blanco, me gusta este lugar, quiero volver a venir aquí, la chica castaña como si leyera mis pensamientos dice:
-Creo que vendré todos los días nevados, la ciudad se ve al menos 10 veces más hermosa, ¿no crees?-dice ella cuando se levanta para irse
-Si, tienes razón, sería una buena idea- dije, vendría, vendría a este hermoso y reflexivo lugar, Cuando la Nieve cae