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Twincest por Anlian

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Notas del capitulo:

 Esto nacio a base de mucha paranoya y una noche realmente rara xD si conoceis mi otro fic: "Comenzo en cadiz" no os alarmeis, es un oneshot sin relacion alguna con la trama xdd Aunque es la misma protagonista.

Para quellos que no lo conocen pues... A que esperais? xd

 

No dire nada mas jajaja solo que espero lo disfruten

Aquello sin duda era extraño. No es como si fuese la primera vez que estaban en aquella incómoda situación, pero si la primera en que iba a dejar que las cosas siguieran su curso y se encauzaran por donde debían, o al menos eso esperaba. Porque no tenía  ningún plan B si las cosas se torcían y todo acababa como no debía, o peor, no acababa de ninguna manera.

Silvia Suspiro, tomó aire y se quedó allí procurando estar lo más quieta posible, sabía lo que se avecinaba, lo veía en el aire que se habia vuelto de pronto mas denso y pesado. Y sabía que no debía demostrar ni una pizca de miedo o su plan, que no era suyo del todo, se iría al traste.

Asique cuando sintió los ojos de su hermana clavarse en ella más oscuros y profundos quel mar, y la vio relamerse los labios. Silvia en lugar de removerse en su sitio y tratar de huir se quedó bien quieta, permitiéndose el lujo de sonreír de medio lado mientras enarcaba una ceja curiosa pero definitivamente picara.

Lo que vino despues fue mas difícil de sobrellevar, una cosa era estar allí en la cama tumbada a una distancia de seguridad del peligro, y otra era que el peligro viniera gateando por la cama directa hacia ti, mirándote como si fueses comida y ella un felino a punto de saltar sobre su presa.

Asique tragó saliva con pesadez cuando sintió los muslos de Lu alrededor de su cintura, como la apretaban y le transmitían un calor entre desagradable y placentero.

Y se pregunto porque aquel dia su hermana habia decidido ponerse aquellos pantalones cortos que tan bien le sentaban y aquella camisa medio ancha que dejaba mas hombro y piel a la vista de la que era recomendable para su salud mental. Por alguna razón estaba convencida que era por el mero hecho de molestarla un poco más, después de todo estaban en Londres casi en diciembre, no hacia precisamente calor como para llevar ese modelito. Al menos no hacía calor hasta que Lu se recoloco en su posición, apoyando las manos en el pecho de Silvia y dejando por el camino que su culo rozara acidentalmente la entrepierna de silvia sobre la que se apoyaba con un movimiento demasiado perfecto.

 

En ese momento empezó a hacer algo más de calor en aquella pequeña y cutre habitación de hotel.

 

Un ligero jadeo se escapó de los labios de Silvia, y por un momento sintió sus planes y su determinación tambalear, pero en lugar de empujar a su hermana y correr como una rata decidió hacer algo más inteligente, más hábil, más acorde con sus magníficos planes, que no eran del todo suyos, más Soller en definitiva. Asique acaricio con cuidado los muslos que la apresaban contra la cama dejando que los dedos vagaran sueltos un segundo despertando un suspiro de Lu antes de apoyar la palma y apretar y estrujar y acercarla un poco mas para si mientras volvía a sonreír.

Podría parecer que más que echarla hacia atrás, todo aquello le estaba dando más alas a Lu, aun, si era posible, cosa que no creía. Pero aquel era el plan, asustarla antes de que el tema llegara a mayores, antes de que la besara.

-Qué tranquila estás hoy Silvia....- una voz susurrante, casi como un gemido ahogado de placer se coló en sus oídos y le erizó todos los pelos del cuerpo a la vez. Lu hablaba arrastrando las palabras, alargando las eses y dejando que el aire se escapara de forma abrupta entre las sílabas de una manera que solo ella sabia hacer y que sonaba jodidamente erótica-Me gusta...

Silvia Cerró los ojos un instante y ladeo la cabeza mientras respiraba, ¿Acababa de pensar que la voz de su hermana era sensual? ¿Acaba de gemir por sentir el culo de su hermana en...? Aquello se le estaba escapando de entre las manos, y de forma literal, porque de repente la piel de Lu desapareció de sus manos un instante muy pequeño, tan pequeño que llegó a pensar que se lo habia imaginado, aun así abrió los ojos pensando que habia ganado, que porfin la habia vencido en aquella extraña manía suya de intentar seducirla. Pero estaba tan profundamente equivocada que hasta llegaba a ser insultante.

Lu habia dejado caer su peso sobre ella, apoyando los brazos a las lados de su cabeza acoralandola aún más entre ella y la cama, y no contenta con ello se arrastró despacio por su cuerpo, trepando, escalando y dejando que las ropas se enredaran por el camino y se convirtieran en un burruño sin forma a la altura de sus costillas. Y ahora podía sentir la piel de su hermana contra la suya, bien apretada en su ombligo y su pecho. Sin la magnífica protección que proporcionaba la ropa no puedo evitar pensar que era tan suave y tan pálida como podía llegar a ser la suya. Las mismas pecas, la misma piel, la misma sangre.

 

Hermanas.

 

Volvió a jadear sin poder evitarlo, no de placer esta vez, era algo más parecido a la sorpresa y el miedo. y a cada inspiración su pecho se hinchaba de aire y chocaba contra algo que ni siquiera quería pensar, y al exhalar su aliento se juntaba con el de su hermana que estaba tan cerca que podía contar las doradas pecas que adornaban su nariz, o lo haría si estuviese algo más lejos y pudiese ver con nitidez su cara. Porque dos centímetros no son espacio para ver, pensar o tan siquiera respirar.

Pero fueron dos centímetros que desaparecieron de un plumazo cuando Lu los borro a base de mucho labio y poca lengua. Y un beso profundo que la había dejando tan tiesa como un muerto. Y mientras notaba los labios de hermana acariciar los suyos, atraparlos, besarlos, succionarlos y morderlo con un febril deseo que rozaba la veneración Silvia se dio cuenta de que aquella era su última oportunidad, no iba a poder seguir con aquello mucho más sin sucumbir o huir.

Asique hecho toda la carne en el asador, era ahora o nunca, todo o nada. Con un movimiento ágil enredo sus piernas en las de Lu y giró con ella sobre la cama, invirtiendo posiciones. Ahora ella estaba arriba, ella dominaba y era el momento de poner nerviosa a su hermana, de hacerla no querer volver a intentar aquello nunca mas.

Corto el beso un instante antes de volver a por el segundo round, imponiendo su ritmo, aquel era su baile y nadie lo bailaba mejor que ella. Podía escuchar la respiración entrecortada de su hermana cuando se separaban una milésima de segundo para tomar aire antes de retomar aquella pelea furiosa donde no habia ganadora, solo mordiscos y lamidas, lengua en bocas ajenas y una mano frio que se habia colado por debajo del jersey Silvia y ahora acariciaba la piel de su espalda y apretaba para pegarle más a su cuerpo como si intentara que se fundieran, Silvia contra Lu y Lu contra la cama.

Y Silvia se pregunta porqué no pusieron eso en las cláusulas de su apuesta, porque se les ocurrió que podía no intentar quitarle la camiseta sino solo tocar los dentro, rozar la tela del sujetador justo en el borde, jugando a pasar las uñas por debajo y comprobar como se le erizaba la piel a su paso, o bordear su ombligo lenta y tortuosamente, rodeandolo con el dedo en círculos pequeños y concéntricos mientras su lengua hacía lo mismo en su cuello, y de eso ni se ha dado cuenta hasta ese mismo momento.

Como venganza Silvia enredó las manos en el pelo su hermana y las bajó despacio, haciendo que alzara el cuello y el mentón antes de atacar y morder justo en ese pequeño hueco entre las clavículas. Y Silvia lo lame y lo besa mientras con las manos agarra y empuja a Lu por las caderas, alejandola de sí todo lo que es capaz.

Porque sabe que tiene que parar, que han llegado a esa Línea invisible que marca el límite y la estan sobrepasando,pero con creces. El problema esque ahora no quiere perder ante ella, no quiere demostrar que su hermana tiene más control. Asique continua sin pensar mucho en las consecuencias, y mientras sus manos, ágiles desabrochan los botones de la camisa uno a uno y roza la piel a su paso, su boca a bajado un poco más, curiosa y morbosa de saber a que sabe la piel que esconde la ropa. Asciende con sus manos y desciendo con su lengua hasta que los trenes chocan cerca del borde de un sujetador que extrañamente estaba en su maleta aquella mañana.

Y en el momento que Lu se queda sin camisa esta gime más alto y se remueve en la cama mientras sus ávidas manos han aparecido de repente en el culo de Silvia, y a esta le dan ganas de decirle que no es una pelota antiestrés, aunque por alguna extraña razón le parece fuera de lugar. ¿Acaso hay algo allí que no estuviera fuera de lugar?, desde luego magrear a tu hermana en la cama solo por una apuesta no es lo más normal. Pero ya no solo es una apuesta, ahora se trata de demostrar algo, de ganar no solo a su hermana, sino aquel estúpido juego que se trae entre manos desde hace un año. De ganar su libertad.

Asique no aparta las manos de Lu que siguen trabajando su trasero como si fuera arcilla para modelar, ni aleja las caderas de las de Lu, que las alza buscando quizá algo más de friccion. Lo que sí hace es no quitarle el sujetador por algo así como pudor, aunque dadas las circunstancias, mientras le muerde a su hermana la clavícula y le acaricia los pechos por encima del sujetador, el pudor le parece absurdo, y también un poco fuera de lugar, como todo allí.

También ahoga los gemidos contra una piel que no es suya cuando las manos de su hermana le alejan del culo para acabar en las caderas, apretandola contra sí, y dejando que una rodilla indiscreta roce un punto aún más indiscreto de la anatomía de Silvia.

Y esta mientras sigue besando y lamiendo las costillas le Lu se grita a sí misma que pare, que treinta centímetros más al sur está el infierno y su hermana la está conduciendo directa hacia allí, con sus manos que le arañan la espalda y la empujan mas y mas abajo, en una dirección que no quiere seguir. Pasando por el ombligo y llegando a las caderas.

Ya esta, es el fin, a perdido, lo reconoce y lo sabe, allí se acaba el camino para ella. Aprenderá a vivir con las risas burlonas y el acoso constante de Lu, de su hermana. Asique empieza a levantarse, despegando los labios de su piel que por un instante extraña cuando sienta una ráfaga de aire frío entre ellas. Pero Lu no parece haber entendido del todo las intenciones de Silvia, y en lugar de aceptar su victoria, alzar la copa y reírse como una loca hace algo mucho mas estupido, mucho más fuera de sus planes y en resumen mucho más Soller.

Asique mientras Silvia se levanta, Lu se abalanza contra ella y la derriba contra la cama. Y allí se puede ver la personalidad de su hermana, ese salvajismo, ese magnetismo animal que desprende por cada poro, que le eriza el pelo y la hace moverse como un depredador al cazar: lenta, sigilosa y mortal, es una pantera en la cama y una víbora en la calle, un ser salvaje que ha desatado y ahora no sabe controlar. Porque la ha vuelto a acorralar en la cama, solo que ahora también la ha atrapado las manos por encima de la cabeza con más fuerza de la necesaria para inmovilizarla.

-¿Que pretendes Silvia?- es poca más que un gruñido, pero Silvia lo entiende a la primera, tal vez porque tiene el cálido aliento de su hermana lamiendole la oreja y no hace falta mucho más para escucharlo. Lo que no entiende del todo es la pregunta, pero se olvida de ella en cuanto Lu empieza a acariciarle los muslos por encima del pantalón, por dentro, rozando sin llegar a tocar. Entonces esa pregunta queda callada por un sonoro gemido que ha salido de su boca sin permiso. Y Lu la besa sin mediar ni media palabra mas, la calla y la besa con los labios y la mete la lengua con ternura. La mira dentro del beso y Silvia siente un cosquilleo conocido en el bajo vientre ante esa mirada depredadora.

 

Aquello es tan extraño, tan raro y tan bizarro que siente que no es real, ve la escena desde fuera y le dan ganas de reírse a carcajadas hasta quedarse sin aire o hasta morirse allí mismo, con la mano de su hermana prácticamente en su entrepierna.

Entonces abre los ojos y no recuerda cuando los cerró, y ve en las pupilas de su hermana aparte de un notable placer una pizca de suspicaz inteligencia, un brillo que grita "Por fin eres mía" y a Silvia le dan ganas de darle a su hermana un buen puñetazo por varios motivos. El primero porque después de tanto esfuerzo sabe que a perdido, el segundo porque Lu aun sigue Lamiendole el canalillo aun cuando todo a terminado y el tercero porque en el fondo le gusta lo que hace con los dedos, como alarga el momento jugando con el botón del pantalón.

Asique Silvia abre la boca para decir algo así como que te levantes y me dejes huir, pero entonces ocurre un milagro y suena un movil o algo que se le parece, aunque le da igual. Aunque fuese una alarma de ataque nuclear aquello le parecía un milagro. Y mientras suena el teléfono una y otra vez Silvia le da las gracias al señor que inventó aquello, decide que le va a poner un pedestal o dos, una fiesta nacional y un chalé en la playa por si no termina de quedar claro.

Asique recompone su dignidad y empuja suavemente a Lu mientras susurra una disculpa por la interrupción, una que desde luego no siente. De un salto agarra el teléfono, no vaya a ser que se corte la llamada, es helena, aunque no es capaz de prestar atención a la conversación, solo emite gruñidos sin sentido mientras observa a su hermana aun en la cama que la mira de una forma que no sabe descifrar.

- Sabes que esto no termina aquí, ¿Verdad silvi?- Aquello suena a promesa para toda la vida susurrada a media voz y Silvia sabe que solo se ha librado del chaparrón un par de horas, aun así sonríe de medio lado y se encoge de hombros, la próxima vez que Lu ataque tendrá que hacer lo de siempre, huir y escapar, jugar a ser la principal diversión de su hermana y ver cómo se divierte a su consta.

-Tengo mala cobertura, me salgo fuera Lu- No es la mejor retirada pero al menos es una. Cuando sale al pasillo del hotel se deja caer por la pared y se pasa la mano por el pelo, aun tiene la imagen mental de su hermana gimiendo, acariciandola, besándola con los labios rojos y brillantes.... Y se pregunta si ella se ve igual al hacerlo, después de todo son hermanas.

Y da gracias a todos los dioses por hacer que aquello parara, porque sabía a la perfección que Lu podría haber llegado al infierno encima de ella y jamás se hubiese arrepentido, y por un momento a Silvia no le parece tan mala idea, cosa que la aterra. Y aquellos momentos no puede sentirse más vencida.

-¡¡Aún nos queda un dia, te lo recuerdo!!- el grito de Lu cruza la puerta, el pasillo y sus defendesas. Y aunque Aquel momento le sabe a derrota no puede evitar reírse de aquello, y pensar que al menos esa noche debería dormir en el baño.

Notas finales:

Lo primero y mas importante dar las gracias a los que han llegado hasta aqui y suplicar un review jaja si quieren y pueden claro.

 

Y lo segundo pero igual de importante, dedicarle este pequeño...Lo que sea a Valeria o Yeya jajaja Que me soporta aun cuando me estreso, porque suyo es el titulo y tambien la inspiracion.

Gracias.

 

 


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