Cap 18 “El Caso del Asesino en Serie Beyond Birthday de Los Ángeles”
-¿Es él mismo? –Preguntó la voz al otro lado del teléfono.
-Sí, es él –Contestó L mientras separaba en grupos galletas de distintos colores.
-¿Qué quiere que hagamos?
-Búsquenlo, no lo hieran, yo también iré.
-¿Usted fue la última llamada que él contestó?
-Sí, estoy seguro. –Dijo sin cambiar el tono apaciguado de su voz.
-Entonces rastrearemos su teléfono, gracias por la información.
-De acuerdo, adiós. –Luego de decir esto L puso el teléfono frente a su rostro y cortó la llamada estirando un dedo hacia el botón rojo.
06:35 PM
-Odio este lugar y a esta gente feliz. –Se quejó el hombre mientras conducía a alta velocidad.
Segundos después miró al frente estirando su cuello y alcanzó a ver un almacén pequeño; se le antojó un aperitivo así que aparcó a un costado de la calle y bajó para comprar algo. Caminó entre las góndolas hasta que llegó a la de los dulces y se paró para ver si tenían su marca preferida de mermelada. No solo la tenían sino que en el frasco había un cartel que decía “20% de descuento + frasco pequeño de regalo”.
-Que buen día –dijo bajito.
-¿Puedo ayudarlo en algo? –preguntó la dueña del lugar, una señora de avanzada edad que lo miraba con curiosidad y un poco de miedo. Beyond seguía con la ropa manchada de sangre por cargar al jabalí muerto.
El hombre solo atinó a señalar el gran frasco de mermelada que llevaba pegado uno más pequeño a modo de regalo.
-Oh, claro ya se la cobro.
La señora le cobró el producto mientras este miraba atentamente a una pecera que había. Tenían pececillos de varios colores y tamaños. Segundos más tarde le tendió una bolsa con su compra y este se fue bastante feliz con la oferta que había descubierto. Al instante en que cruzó la puerta la mujer tomó el teléfono entre sus temblorosas manos y marcó el número de la policía.
-Es él, ¡el hombre de las noticias estuvo en mi tienda!
07:03 PM
-¡Rayos! –Exclamó al ver que ya se había terminado la mermelada, incluyendo el frasco pequeño. –Últimamente dura menos…
Con la mano libre empujó los frascos vacíos hacia el suelo del auto, a veces le venían ataques de ansiedad y cuando eso sucedía comía más mermelada y guardaba los frascos para rellenarlos con los órganos disecados de los animales que cazaba todos los años. A pesar de todo L siempre los descubría y tiraba diciendo que podrían ser antihigiénicos o que esos órganos podrían estar enfermos y cosas de ese estilo.
Ya tenía la cena así que se dirigiría a su casa a intentar vencer a L en algún otro juego. Luego de un rato de conducir sintió una sirena. Miró hacia atrás y vio que era la policía.
-Detenga el auto a un costado de la calle y salga con las manos en alto –Oyó hablar al oficial por un megáfono.
-Sí claro ¡¿Pero quién se creen que soy?! –Gritó por la ventana al mismo tiempo que aceleraba.
-Lo rastreamos a pedido de su socio, debe estacionar el auto ahora.
-¡¿Cómo?! –Vociferó mientras estacionaba el auto a un costado de la carretera. Si había sido obra de L era mejor no resistirse.
-Fue rastreado gracias a su última llamada recibida.
-¡Condenados celulares y sus condenadas tarjetas SIM! –Maldijo bajando del auto.
-¡Atrápenlo! –Un grupo de tres oficiales se le tiraron encima y lo inmovilizaron contra el pavimento, en ese momento L salió de uno de los autos de la policía y les hizo una seña para que lo soltaran.
-¡L! ¿Qué rayos te pasa? Te dije que volvería hoy en la noche, ¿por qué todo esto?
-Beyond, estás bajo un ataque de ansiedad. –Explicó como si se tratara de un drogadicto con síndrome de abstinencia. – ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que estuviste así en la calle?
-¿Eh? ¿De qué hablas? –Preguntó sin entender.
-Hace diez años. Cuando tuviste tu primer ataque de ansiedad.
-¡Pero ya maduré! –Gritó levantándose del suelo. – ¡No voy a hacer eso de nuevo! Además fue un momento en que estaba sin mermelada, o sea, estaba “soltado”. –Dijo haciendo comillas con ambas manos.
-Nunca se sabe. –L miró a los oficiales que esperaban órdenes y les dijo–: Pueden irse, gracias. –La policía se retiró del lugar y Beyond subió con el pelinegro al auto. Cuando entraron L notó que el mismo era un reguero de frascos vacíos de mermelada. Claramente había calmado su ansiedad consumiendo más dulce de la cuenta y el azúcar había hecho efecto en su cuerpo.
Flashback – diez años atrás.
15 de agosto de 2003
Los Ángeles, EEUU
La joven pareja, Watari y el pequeño Near que pronto cumpliría los ocho años, habían ido a Los Ángeles por cuestiones de trabajo. Aunque para el pequeño peliblanco eran las mejores vacaciones en su vida para L eran su peor pesadilla.
El día 31 de julio a Beyond se le había terminado la mermelada y en un acto desesperado salió a comprar más a las tres y media de la madrugada. Todos los negocios estaban cerrados por la avanzada hora, pero Beyond Birthday quería mermelada. Así fue como le vino su primer ataque de ansiedad.
No volvió a la casa alquilada, en cambio su mente perturbada formuló un plan.
Cuando L vio que no volvía no se preocupó, es decir, era probable que hubiera visto algún animal extraño y se fuera a cazarlo, además, ¿quién en su sano juicio se acercaría a semejante loco?
Pero el tiempo pasó y Near preguntaba por su padre adoptivo, y el pelinegro comenzaba a hartarse. Ahí es como llegamos al 15 de agosto, el día en que L contactó con la agente del FBI Naomi Misora.
-Y necesito que lo encuentren.
-¿Cuándo fue la última vez que lo vio exactamente? –La voz al otro lado de la pantalla se notó cansada.
-El 31 de julio a las tres y media de la madrugada.
En ese momento en las noticias mostraron el rostro de tres personas. L prestó atención.
-…estas son las personas que fueron tomadas como rehenes en el complejo habitacional en el Valle de Pasadena. A continuación los nombres, edades y ocupaciones: Believe Bridesmaid, 44 años, escritor. Quarter Queen, 13 años, estudiante. Backyard Bottomslash, 26 años, empleada bancaria. No se sabe el nombre del criminal, ni se tiene una fotografía de él, pero se sabe que es peligroso y va armado, se cree que tiene problemas mentales debido a que…
-Pon el canal 6 –Ordenó L a Naomi Misora por teléfono. –Creo que es él.
La agente sintonizó el canal al instante y escuchó lo que la presentadora narraba.
-Tiene tres rehenes, habrá que llevar refuerzos por si acaso. –Dijo finalmente.
-No le hagan daño, puedo negociar con él, se lo que quiere.
-Entonces venga con nosotros.
El pelinegro dejó al pequeño Near al cuidado de Watari y se fue al supermercado más cercano. Compró cuatro frascos de mermelada tamaño chico, él también tenía un plan.
09:30 A.m.
Los autos repletos de agentes y policías rodeaban el edificio y apuntaban con sus armas. L bajó de su auto, tomó el teléfono que le dieron los agentes y llamó a la habitación en donde se encontraba su esposo junto a los tres rehenes; espero solo cinco segundos para que contestara ya que Beyond tenía la manía de contestar a los primeros cinco segundos.
-¿Sí?
-Beyond ¿qué haces?
-¡L! ¡Ellos están locos dicen que secuestré a alguien!
-Tienes tres rehenes ahí dentro. –Dijo cortante.
-¿Rehenes? ¡No! Ellos vinieron conmigo.
-Estas armado.
-Sí, pero es por protección.
-Entonces ¿por qué le apuntas a la gente? –Preguntó sin moverse del lugar donde estaba parado.
-¿Cómo sabes que les apunto? –Beyond se sorprendió no muy gratamente al escuchar eso.
-Te conozco lo suficiente.
-Pero no son rehenes.
-Sí lo son.
-Bueno sí, pero ellos no me vendieron mermelada cuando les pedí. –Se excusó sin bajar el arma de bajo calibre.
-Beyond, son un escritor, una estudiante y una empleada bancaria, ninguno te va a vender mermelada.
-Pero estaban en una tienda.
-Pero no son empleados. Beyond estás sufriendo un ataque de ansiedad. Mira, haremos esto: tengo aquí cuatro frascos de mermelada chicos, por cada rehén que sueltes te daré uno y si sales sin las armas te daré el frasco restante. Pero si no haces lo que te digo no solo no te daré nada sino que les diré a los agentes que entren y te saquen a la fuerza. –Explicó firmemente.
-¿Tienes mermelada?
-Sí
-¿Qué seguridad tengo yo para saber que no es una broma?
-¿Cuándo te he hecho bromas? Vamos, Near te está esperando desde hace días.
Al poco rato se vio salir a la niña. Beyond había caído en el plan de L.
El pelinegro se acercó a la puerta del complejo e hizo rodar uno de los frascos hacia adentro, fue recogido por Believe Bridesmaid que lo llevó hacia la habitación 404.
Esperaron un rato más, a los diez minutos salió Backyard Bottomslash y L hizo rodar otro frasco que fue recogido nuevamente por el hombre. El plan se repitió hasta que salieron los tres rehenes, en ese momento L volvió a tomar el teléfono y llamó.
-¿L?
-Si quieres el último frasco debes venir a buscarlo.
-¡Dijiste que me lo darías! –dijo cayendo en el enojo.
-Y te lo daré si vienes a buscarlo, deja el arma y ven.
Beyond obedeció, dejó el arma y la cuchilla en el suelo y salió del edificio con las manos en alto, se dirigió hacia el pelinegro y extendió las manos como un niño que espera su dulce.
Rápidamente los agentes lo revisaron para estar seguros de que no representaba un peligro y luego lo esposaron para llevárselo.
-¡Oigan! ¡¿Qué hacen?! –Gritaba el de ojos rojos mientras era prácticamente arrastrado.
-Está bien. Déjenlo, yo me encargo de él, gracias por todo Naomi Misora. –El pelinegro agradeció a la agente tendiéndole la mano y volteó a mirar a B.
-No hay de que. –Soltaron a Beyond y se fueron.
-Beyond Birthday –dijo L seriamente mientras lo observaba comer el último frasco de mermelada.
-¿Sí?
-¡No puedo creer lo que hiciste! –Se lo llevó jalándolo de la camisa.
-¡No me jales! ¡Soy un peligrosísimo asesino serial!
-Si como no, y yo soy el mejor detective del mundo. –Nótese el sarcasmo.
End Flashback
-Por eso hice lo que hice.
-¡Pero igual! ¿Con que me dieras mermelada bastaba no crees? –Preguntó desde su asiento de copiloto. L no le dejaría conducir con su estado eléctrico a causa del azúcar. El de ojos rojos se movía por todos lados nervioso y sus dedos temblaban muy levemente.
-Nunca se sabe.
-Tú sabes que no soy ningún peligro para la sociedad.
En ese momento miles de imágenes surcaron la mente de L: cuando persiguió con el garrote a Gevanni, cuando amenazó a Light con una cuchilla, cuando estuvo preso, cuando golpeó al cura en la boda de Matt y Mello con un frasco de vidrio, cuando molestaba a los niños del parque, y a los del supermercado (sin contar por supuesto el flashback anterior), en fin, miles de imágenes.
-No claro que no. Es más, creo que la sociedad te adora B.
-Córtala con el sarcasmo. –Dijo.
-Solo Mello “corta el sarcasmo”. –Respondió atribuyéndole la frase al rubio.
21:35
-¡Ya llegamos!
-Papá ¿Lo encontraste? –Preguntó Near desde la alfombra en medio de la enorme sala de estar. Estaba construyendo un enorme castillo de naipes.
-Sí, está descargando el auto.
-¿Y qué trae? –preguntó el peliblanco mirando sobre el hombro de su padre.
-La cena de hoy, el desayuno de mañana, el almuerzo y la cena de mañana.
-¿Salió de cacería? Odio los animales salvajes que trae.
-Esta vez es un jabalí salvaje.
-No tanto como él.
El peliblanco se encogió de hombros y volvió la vista nuevamente a lo que estaba haciendo antes de ser interrumpido mientras Watari leía una novela en el sillón contiguo. Después de tantos años al servicio de L era parte importante de la familia.
-Hoy es igual a aquel día…
-¿Dijo algo señor? –Preguntó Watari.
-Watari, prepárame una taza de café negro por favor, y tráeme el azúcar. –Pidió amablemente L mientras subía las escaleras.
-En seguida señor.
-¡Buenos días! –Gritó Beyond con una sonrisa demoníaca mientras cargaba un gran y pesado saco en su espalda. Tenía toda la camiseta y manos ensangrentadas. Su cabello estaba más revuelto que de costumbre y en sus jeans se podían apreciar manchas de sangre, pasto, entre otras cosas.
-Son casi las diez de la noche y dices “buenos días”.
-Tu siempre hablando con tanta labia Near.
Algo sonó en el bolsillo del peliblanco. Sacó el celular del bolsillo del pijama y leyó un mensaje de texto, instantáneamente se puso colorado.
-¿Y qué dice? –Preguntó B acercándose considerablemente con el animal muerto.
-¿Qué te importa? –Escondió el teléfono dentro de su camiseta del pijama, en un bolsillo interno que le había pedido especialmente a Watari que le cosiera.
-Soy tu padre y tengo que saber.
-Soy tu hijo y necesito intimidad.
-Niñito –Dijo fulminándolo con la mirada.
-Ya olvídalo.
-Traje la cena.
-Y el desayuno de mañana, y el almuerzo y la cena de mañana… -Dijo suspirando contra los naipes, haciendo que un par se cayeran.
-Este te gustará ya verás, es salvaje –Soltó yendo hacia la cocina.
-Sí, como tú. –Murmuró.
-¿Qué dijiste?
-¡Nada! Últimamente oyes cosas. –Se excusó volviendo a su juego.
-Yo sabía, ¡me estoy volviendo esquizofrénico como la madre del amigo de Matt!
-Ya deja a los amigos de Matt.
-En una hora ¡a comer!
-Ya me está ignorando –dijo el peliblanco girando los ojos.
Beyond se metió en la cocina y dejó el animal sobre una tabla grande de madera la cual contaba con ranuras para que pasara la sangre y no manchara nada. Se quitó la camiseta sucia y sobre su pecho desnudo se colocó el delantal que usaba cada vez que volvía de sus cacerías, era negro y tenía una inscripción en el pecho que decía “Cocina salvaje”. Abrió el grifo de la pileta y se lavó las manos ensangrentadas para tomar una cuchilla larga entre sus manos.
Después buscó la piedra para afilarla y cuando hubo terminado se encorvó sobre el animal para comenzar su ritual de cocina salvaje.