Capítulo 24 “TCTCAR”
Una semana más tarde de la ecografía de Mello, terminaron las entrevistas de trabajo que L y B habían programado y en cambio, empezaron a hacer llamados a los postulantes que habían pasado la rigurosa “prueba”.
Era un lunes por la mañana, una muy bella por cierto. Y Near se encontraba en el suelo de su habitación jugando con dos robots que Gevanni le había regalado para su pasado cumpleaños. Cuando el reloj marcó las ocho y cuarto de la mañana el chico se levantó y tomó ambos juguetes cobijándolos entre sus delgados brazos. Se puso un calzado gastado y salió hacia el recibidor donde Watari le esperaba con un auto encendido y la puerta abierta. Ese día, precisamente el día en que ingresaban los nuevos empleados, L le había pedido al peliblanco que asistiera a la editorial para saber cómo manejaban a los nuevos ingresos. Después de todo algún día la gran empresa quedaría a su cargo y tendría que saber manejarla.
Beyond había sido llamado también, pero curiosamente parecía no haberse acostado a dormir hasta por lo menos las cinco de la mañana, puesto que aún no se despertaba. Perfectamente Near podría haber ido a su habitación para despertarle pero optó por dejarlo dormir. Cuando se levantara iría él mismo hasta la editorial.
Se sentó en el asiento del copiloto y sentó a los robots en sus piernas. Y luego comenzó el viaje.
-Mello –llamó Matt desde un escritorio cercano al recibidor donde trabajaba el personal de secretaría.
-Eh… -respondió sin ganas.
-Entrena a este muchacho.
Acto seguido el pelirrojo empujó suavemente al nuevo empleado hasta el sitio de su esposo donde este le miró con mala cara y le indicó con la mano que se sentara a su lado.
Esa mañana Mello había estado con náuseas y no le apetecía entrenar a nadie para que ocupara su puesto de trabajo, pero trabajo es trabajo.
-Nombre –pidió sin siquiera dirigirle la mirada.
-Mikami, Teru –respondió el hombre un tanto mayor sin mostrarse nervioso.
-Bien Mikami –empezó–. Básicamente lo que tienes que hacer es atender el teléfono. Y pasar datos del computador al papel y del papel al computador.
-Entiendo.
-Atenderás llamadas de proveedores, que es mi sección.
-Sí –contestó casi en automático.
-Si se ponen difíciles les adviertes para que se calmen, si no se calman tienes derecho a cortar la llamada.
-Pero no armes un revuelo de insultos como Mello –habló Linda desde el puesto contiguo conteniendo la risa.
-Cierra la boca niñata –espetó el rubio–. Métete en tu trabajo.
-Vaya –continuó señalando su “útero”-. Ese embarazo te está haciendo mal.
Mikami se sorprendió por lo que dijo la chica y no pudo evitar fijar su mirada en el abultado abdomen de Mello, a lo que este le interrumpió la visión con una palmada en la cabeza.
-¿Qué? ¿Tengo un mono en la cabeza? –Preguntó enfadado.
-No, lo siento.
-Bien, sigamos.
Durante aproximadamente media hora más el rubio le siguió explicando en qué consistía el trabajo. Cómo debía ingresar a la base de datos de la editorial la cantidad de revistas que se entregaban a cada negocio y cómo debía también ingresar los datos de los proveedores de papel y tinta industrial para luego pasarlos al papel. La editorial de la revista “On Camera” era una de las pocas que en la actualidad almacenaba los datos tanto en computadoras como en papel y L se sentía especialmente orgulloso de eso; por supuesto Mello no, después de todo era él el que luego pasaba ratos con dolor de muñeca por no parar de escribir.
En esa media hora, el rubio había comido aproximadamente dos barras completas de chocolate y una “ensalada” que consistía solamente de lechuga cortada con sal y aceite. Mikami se había sorprendido abundantemente puesto que nunca había visto a alguien comer cosas así a mitad del trabajo, pero luego supuso que sería por el embarazo del que había escuchado. Luego de diez minutos más de entrenamiento Mello dejó su puesto a cargo de su aprendiz para que comenzara a tener una experiencia cercana con el trabajo y caminó en grandes círculos por la sala de estar de los empleados para estirar las piernas. Pero no había caso, después de caminar por menos de cinco minutos ya se cansaba como si hubiera corrido una maratón.
Se sentó en uno de los sillones de la sala y encendió el televisor que allí había. Estaban retransmitiendo un episodio de “El Reino de Kira”. Se tomó un momento para reírse. Light dando un discurso a su grupo de idiotas era digno de una risa.
Sintió un peso a su lado y giró el rostro para encontrarse con Matt que se tallaba los ojos con ambas manos.
-¿Qué ocurre?
-Si no me pongo los goggles me duelen los ojos –dijo recordando que no podía llevarlos a trabajar.
-Eso es porque te acostumbraste a no ver tanta luz gracias a ellos.
-¿Cómo te va con tu aprendiz?
-Bien, lo dejaré trabajando un rato más.
-¿Qué dice Light? –Preguntó señalando con la cabeza la pantalla frente a él.
-Ya sabes, que lo ayuden para que pueda ser el dios del nuevo mundo, o algo así.
-Beyond le dejó un TCTCAR –añadió riendo.
-¿Un qué?
-Un Trauma Cerebral Terminal Congénito de Alto Riesgo. Tú lo inventaste –explicó tirándose hacia atrás en el sillón.
-Lo olvidé por completo.
-Estoy a punto de donar dinero al Dios Kira –intervino el pelirrojo nuevamente.
-¡¿El qué?!
-¡Ajá! –Exclamó-. Apuesto a que si te digo que vi un OVNI me crees.
-¡No es cierto!
-Que va… te la crees.
-¡¿Por quién me tomas Mail Jeevas?! –Gritó abriendo la tercera barra de chocolate del día.
Cuando Matt iba a responder entró Linda corriendo a la sala aparentemente cansada. Se apoyó en el hombro de Mello a lo que este le miró con su mejor cara de “suéltame mugrosa”.
-¿Qué pasa? –Preguntó el pelirrojo levantándose del sillón. Él era el gerente y tenía que estar presente si algo ocurría.
-Mello –habló agitada-. A tu aprendiz le ha dado un ataque ¡ven rápido! –Exclamó saliendo de la habitación tan rápido como había entrado.
-¿Un ataque? ¿Qué carajos?
Ambos se encaminaron a la recepción donde encontraron a Mikami escondido bajo el escritorio mientras temblaba y decía incoherencias. En la puerta de la editorial se encontraba Near parado con sus robots preferidos acogidos entre sus brazos. Matt vio esto como potencial material para la segunda edición de Matt TV por lo que sacó la videocámara de quién sabe dónde y la encendió para filmar lo ocurrido.
-¿Qué ocurrió pelusa mugrienta? –Preguntó un perdido Mello que no entendía qué pasaba.
-Si quieres conservar tu trabajo no me llames así –respondió el peliblanco con la misma expresión seria de todos los días.
-No perderé mi trabajo por un enano.
-Te recuerdo que mis padres son los dueños de esta empresa.
-Ya cállate y dime qué demonios está pasando con mi aprendiz, apuesto lo que sea a que es culpa tuya –amenazó con la mirada filosa.
-Si me callo no puedo hablar para decirte qué ha ocurrido.
-Habla antes de que se me agote la paciencia –pidió el rubio con los dientes rechinando.
-L liberó a B contra Mikami –dijo volviendo a mirar debajo del escritorio, donde el otro hombre buscaba velozmente su teléfono celular con la esperanza de llamar a la policía.
-¿Cómo? ¿Por qué habría L de hacer eso contra uno de sus trabajadores? –Cuestionó Matt, que hacía las veces de camarógrafo.
-Porque él fue mi primer novio –admitió Near enrollando un mechón de su cabello en sus dedos.
-¡¿Me estás jodiendo Near?! –Gritó Mello llamando la atención del resto del personal.
-D-debo llamar a la policía –tartamudeaba Mikami buscando desesperado su teléfono, más no lo encontraba.
-¿Con este teléfono? –En el momento en que el hombre se volteó hacia la voz su cuerpo se estremeció. A su lado y en cuclillas estaba aquel que le había provocado el trauma que hoy día tenía con toda la familia de Near.
Beyond sostenía el teléfono de Mikami Teru entre sus dedos índice y pulgar mientras lo miraba con expresión desquiciada.
-¡¡AAAAAAHH!! –Gritó saliendo de su escondite, alertando al resto del personal que fijó los ojos en el empleado a prueba.
-¿Por qué grita así? –Preguntó Linda mirando la escena a un costado de Mello.
Entonces vieron salir de debajo del escritorio a Beyond Birthday quién se limitó a saludar con la mano a todos los presentes como si nada muy importante estuviera ocurriendo. Matt fijó la lente de la cámara en ellos dos, especialmente en Mikami que se pegaba a la pared opuesta al de ojos rojizos.
-Mello, es él –dijo a su esposo.
-¿Él quién?
-¿Recuerdas cuando L nos dijo que le había soltado a B a un novio de Near que no cubría sus expectativas?
-¡Es él! –Afirmó.
-¡TIENE UN TCTCAR! ¡ES CONTAGIOSO! –Gritó el pelirrojo a todo pulmón. La gente, sin saber qué era pero al escuchar “es contagioso” se tapó la boca y nariz con sus manos y se alejaron del sujeto.
-¿TCTCAR? –Preguntó Near.
-Mello lo inventó –acusó señalándole con el dedo.
-¡¿Qué carajos Mail?! –Gritó este al ver como usaban su invento en contra de su trabajo.
Beyond dio unos pasos hacia Mikami con el fin de devolverle el teléfono celular, pero en cambio este pegó un grito ahogado y se pegó como pudo a la pared.
-¡Por Kira! ¡Aléjate! ¡Aléjate o serás castigado! –Gritó.
-¿Eres seguidor de Kira? –Preguntó Matt.
-Near –llamó el rubio. – ¿Cómo pudiste estar con este perdedor? –Le señaló con su mejor expresión de asco. A lo que el peliblanco solo atinó a levantar los hombros resignado para luego irse a una esquina a jugar con sus robots; el drama en esa habitación no era de su interés.
-¡No te acerques! –Le gritó el aprendiz a B. – ¡Todo aquel que atente contra la vida de los seguidores del Dios Kira será castigado!
Beyond no le hizo caso, ya había conocido personalmente al “Dios Kira” y sabía de sobra que no era más que otro lunático con TCTCAR. En cambio siguió avanzando y le dejó el teléfono celular al alcance de la mano. El otro lo tomó y comenzó a marcar a la policía.
-¿A quién se supone que llamas? –Preguntó L ingresando al lugar.
-¡L! –Exclamó Beyond. – ¿Cómo supiste que debías venir?
-Near me llamó hace un rato –dijo paseándose por el lugar, viendo como sus empleados tenían medio rostro tapado. – ¿Por qué se tapan el rostro?
-Él tiene un TCTCAR contagioso –explicó otra de las secretarias desde su escritorio mientras señalaba a Mikami.
-Mello, ¿otra vez con tus inventos?
-¡Yo no fui! –Se excusó. – ¡Juro que fue Matt!
-Como sea –siguió L. –Destápense las bocas, es una mentira.
Ya con los empleados más tranquilos, L prosiguió a hablar nuevamente.
-Y… ¿qué le dirás a la policía? ¿Que enloqueciste? –Preguntó.
-¡Que ustedes se violentaron contra mí! ¡Y que faltaron el respeto a un seguidor de Kira!
-¡Ya tengo un nombre para los seguidores de Kira! –Habló B. – ¿Qué les parece… los “Kiristas”?
-Cállate B –siguió el pelinegro. –No tienes pruebas de nada. Así que si no quieres que suelte a Beyond nuevamente, mejor lárgate.
Mikami no perdió el tiempo, tomó todas sus cosas y corrió hacia la puerta de salida. Una vez fuera, se lanzó a la calle a correr como alma que persigue el diablo. Entonces, L comenzó a acomodar el desorden que el aprendiz había dejado en la sala con ayuda de Linda y el resto volvió a su trabajo. Menos Mello, que furioso se dirigió a Beyond.
-¡¿Por qué carajos se te ocurrió traumarlo?! ¡Ahora tengo que ser tutor de otro más!
-No es mi culpa, fue decisión de L.
-¿Y acaso eres el perro de L? ¡Se un poco más independiente! –Le espetó.
-Mira quién habla, el que tiene a Matt como perro faldero.
-¡Eso es diferente! ¡¿No es cierto Matt?! –Cuestionó buscando la aceptación de su esposo que temblaba detrás de él. Mello podía llegar a dar miedo cuando se enojaba.
-E-eehh… -tartamudeó. – S-sí.
-¡¿Ves?! –Gritó volviendo a B. –Más vale que me paguen doble por esto.
Y luego de armar un drama más grande que el de Mikami se sentó en su escritorio a terminar las tareas que su ex aprendiz no había terminado. Lo único positivo, es que pronto recibiría su licencia.