Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Videocámara por Hyuniie

[Reviews - 96]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ;DDD

¿Cómo están? Yo estoy bien. Más feliz que nunca porque terminé este capi c:
Perdón por el retraso, tenía planeado subirlo antes pero no lograba terminarlo porque me marcan prueba tras prueba en el instituto ;;. Pero ya está listo, y espero que les guste :3

Este creo que es, sin duda, el más largo que he escrito hasta ahora lol.

En las notas de autor (al pie de la página) hay una especie de mini-glosario para algunas palabras de este capítulo. Contiene la explicación de las mismas y eso.

 

¡A leer!

Capítulo 27 – Beyond al volante

 

 

Dos meses pasaron desde aquella velada nocturna en la que Beyond y Matt se la pasaron bailando en el Xbox. Era domingo al mediodía, apenas las 12:15 horas. La casa de L y B era un campo de batalla luego de la guerra.

Era el día libre de Watari por lo que no había nadie además de sus dueños que limpiaran el desastre, y por supuesto que eso no pasaría hasta dentro de unas cuantas horas; cuando se hiciese insoportable.
En el suelo estaban regados millones de envoltorios de dulces variados, desde caramelos hasta confites y gomitas. Por supuesto, sobre todo eso, una hermosa decoración de papeles de chocolates invadía. Alrededor de tres frascos de vidrio vacíos yacían en el suelo, escondidos peligrosamente entre el resto de basura, además de botellas de refresco vacías. En la esquina opuesta de la muy espaciosa sala de estar descansaban cerca de ciento cincuenta dados apilados en una aparentemente resistente torre y unos tres autos de juguete a su derecha.

En la gran mesa ratona ubicada en el centro de la sala de estar, estaban B, Matt, Mello y Near jugando al Chinchón[1] (el viejo pero siempre querido, juego de naipes) y a un costado L y Gevanni observaban extremadamente callados al cuarteto de personas mientras jugaban. L hacía de relator, (por no decirle de otra forma) y contaba todo lo que ocurría en la partida mientras comía el quinto paquete de gomitas con forma de animales de Zoo en el día.

Matt se debatía entre jugar con su PSP o prestar atención a la partida. Casi no miraba los naipes y se demoraba en elegir qué carta descartar. Por lo que Mello y su espíritu competitivo montaban en cólera constantemente.

El rubio se encontraba en su último mes de embarazo. Le costaba sobremanera hacer casi todo, en parte por su exageración de la situación y en parte por las molestias propias de un embarazo. Tenía los pies hinchados, le dolía la columna y le resultaba cansador el simple hecho de levantarse de donde estaba sentado (sin mencionar el caminar y otras actividades); y por supuesto, estaba muy incómodo.
Tenía reservada una fecha para la realización de la cesárea, esta había sido programada con antelación con el médico que le atendía y sería dentro de cuatro días. Al fin, dentro de cuatro días, ambos podrían decirle adiós a la etapa del embarazo y comenzar con la ajetreada vida que les esperaba. La ansiedad era demasiada en el ambiente, en especial por parte de Matt, quien moría por conocer al niño oficialmente; en cambio Mello, si bien también quería verlo, más que nada quería quitarse la molestia inmensa de la “panza” que le aporreaba todos los días.


Near sacó un naipe del montón, lo observó cuidadosamente bajó la muy atenta y amenazadora mirada de Mello (quien se había jurado y perjurado que ese día ganaría) y tras analizar las posibles combinaciones a una velocidad sorprendente, lo descartó.

-Near descarta el naipe, turno de Beyond –narró L como comentarista deportivo.

B sacó una carta y sonrió delatándose casi instantáneamente. La guardó e intercambió de lugar en su mano unas cuatro cartas y luego descartó un siete de espadas. Mello supuso que estaba haciendo combinaciones de menor valor, por lo que le mandó el mensaje mental a Near (más bien una amenaza mental y muda) para que se dedicara a descartar cartas mayores a siete con la esperanza de que ninguna le fuera de utilidad al de ojos rojos.

-Beyond descarta un siete de espadas, turno de Matt –volvió a hablar el pelinegro jalando de una gomita con forma de jirafa.

El pelirrojo dejó la PSP sobre la mesa y tomó su montón de cartas, lo miró muy levemente y tomó una sin siquiera mirar. Recorrió con la vista todas las cartas que tenía en la mano con la esperanza de volver a hacer una estrategia de juego (por milésima vez en el día, puesto que al estar pendiente del PSP olvidaba lo que hacía). Cambió dos cartas de lugar con la intención de armar una combinación nueva en base al naipe que acababa de tomar y volvió a recorrer su mano con la mirada.

-Matt está indeciso –recalcó L. Mello lo miró furioso. –Mello se impacienta.

-¡Ya Matt! –Exclamó el rubio –Apresúrate.

-¡Ajá! –Exclamó el pelirrojo y descartó un doce de oro.

-Matt descarta un doce de oro, turno de Mello.

-¡¿Es en serio Matt?! ¿Un doce de oro? ¿A estas alturas del juego? –Se quejó su pareja. Tener cartas tan altas casi al final de una ronda donde la tensión podía casi olerse era algo muy… tonto según Mello.

El rubio sacó una carta. Puso su mejor expresión triunfadora.

-Mello planea algo –advierte L.

Near levanta la vista y la fija en el rubio, Beyond hace lo mismo y pone su mejor mueca psicópata con el fin de asustarlo lo suficiente como para evitar que termine la ronda. Entonces Mello cambia abruptamente de expresión a una de dolor y se encorva sobre sí mismo.

-La mueca de Beyond surte efecto. Fatality, Beyond wins[2] –continúa L.

-¿Mello? ¿Estás bien? –Pregunta Matt dejando de lado el aparatito infernal y subiéndose los googles. Mello exhala fuertemente y se endereza despacio.

-Estoy bien, es solo una jodida contracción –dijo algo malhumorado.

-¿Una contracción? –Asaltó Gevanni soltando un pequeño libro que llevaba en la mano.

-Sí, Gevanni, una contracción –añadió casi deletreándolo y con el entrecejo fruncido. –En cuatro días nacerá, es normal que sienta una que otra contracción.

-Yo creí que mi cara había surtido efecto… -Beyond agachó la mirada decepcionado.

-¡Toma esto psicópata! –Exclamó Mello descartando su carta. La colocó boca abajo, terminando la ronda.

-¡Bah! ¡Demonios! –Matt se quejó soltando su montón de cartas. –He perdido.

Mostró los naipes que tenía, un once de espadas, un diez de copas, dos nueves, un ocho, un doce de copas, etc. Nada le servía, no tenía una sola combinación y su marcador de puntos estaba en 89 de 100.

-Esto tiene que ser broma Matt –concluyó B mirando la lamentable mano del chico.

Mello mostró las combinaciones que tenía mientras miraba retadoramente a Near. Contaba con tres ochos, tres onces y un uno que fue el punto que sumó a su perfecto contador de tan solo 23 puntos.
Near mostró sus combinaciones y se le añadió un total de dos puntos a su marcador de 22. En cambio B tan solo tenía una combinación de tres cartas, por lo que se le sumaron unos 21 puntos a su contador de 56.

-¡Ey! Puedo juntar mi ocho con el juego de Mello, ¡y el once también! –Dijo un Matt esperanzado.

-Olvídalo Matt, aun así pierdes –le corrigió Gevanni.

Entonces este volvió a su PSP dejando la partida con ahora tres jugadores. El mazo de cartas volvió a barajarse y esta vez el que las repartió fue Near.

-Matt se va del juego. En primer si segundo lugar van Mello y Near con un total de 24 puntos y luego Beyond con un total de 77. Near reparte las cartas, el turno será de…

-Ya cállate L –amenazó el rubio con su mejor voz de ultratumba. –No necesitamos un relator deportivo.

-Soy tu jefe.

-Estoy con licencia maternal.

-Sigo siendo tu jefe.

-No aquí.

-Soy el juez de este juego.

-Olvídalo.

Una vez todos tuvieron sus naipes, fue turno de Beyond. Este observó sus cartas en busca de posibles combinaciones y tras darse cuenta de que tenía dos sietes por un lado y un uno y un tres de copas por otro, optó por intentar conseguir las dos cartas que le faltaban para poder cerrar otra ronda. Entonces descartó un diez de oro.

-Turno de Mello –relató el pelinegro lanzando al suelo el paquete vacío de gomitas.

El rubio fulminó con la mirada a su jefe y tomó una carta, un comodín. Le venía como anillo al dedo, ya tenía lista una combinación de cuatro cartas gracias a eso y si conseguía otra combinación más de tres cartas entonces podría descontarse diez puntos de su marcador y así superar con creces al enano cabeza de cotonete. Lo que él no sabía, es que del otro lado de la mesilla, Near tenía el otro comodín de la baraja.

Veinte minutos después y llegado el turno de Beyond nuevamente volvió a doblarse de dolor sobre sí mismo. Dejando sus cartas boca abajo sobre la mesa. Se quejó lo más bajo que pudo y soltó una maldición a la nada. Matt volvió a soltar el aparatito infernal.

-¿Otra? –Preguntó masajeándole la espalda baja con la esperanza de poder aliviarle un poco el dolor.

-Mello –habló el peliblanco. –Si te sientes incómodo no tienes por qué seguir jugando.

-Olvídalo enano –habló dificultosamente, intentando volver a erguirse lo más rápido posible para escrutarle con la mirada más fulminante que pudo poner en el momento. –No me iré de aquí sin ganarte.

-Como desees.

-Vamos Beyond, muévete y saca un naipe –le ordenó volviendo a tomar los suyos.

Matt apagó la PSP y miró la hora, ya casi era la una y media de la tarde. Se paró y tomó su caja de cigarrillos.

-Iré al patio a fumar. Llámame si necesitas algo Mells –avisó dejándole un beso en el cabello rubio mientras este le respondía con un “sí sí, lo que sea”.

El pelirrojo caminó hasta la puerta trasera y al salir se encontró con un inmenso patio, digno de películas. Pasto verde por todos lados, una gran fuente en el centro con agua corriendo, algunos árboles aislados y rosedales de varias tonalidades lo decoraban. Supuso que L y B gastaban una gran suma de dinero en jardineros que mantuvieran tal espacio en ese buen estado.

<< No es como que el dinero se los impida >> pensó colocándose un cigarro entre los labios. Tomó el encendedor que Mello le había regalado para su pasado cumpleaños, el cual llevaba grabado en una fina letra su apodo y del otro lado tenía una serie de grabados gaymers –como el rubio le decía–. Matt se había encontrado fascinado ante su regalo y hasta había comenzado a fumar más solo para usarlo más seguido, cosa que le hizo dudar a Mello sobre volver a regalarle algo así.
Se paró frente a la gran fuente y se quedó allí, fumando en total silencio.


-¡Vamos Beyond! Voy a parir antes de que descartes una carta.

-Mello se impacienta, de nuevo –relata L.

Beyond había tomado una carta del montón hacía menos de cinco segundos. Pero la paciencia de Mello es diminuta como la estatura de Near.

-Listo.

B descartó un cinco de bastos y finalmente llegó el turno del rubio. Quien desesperado tomó un naipe a tan alta velocidad que casi ni se le vio.

-Demonios –murmuró bajo. Un doce de bastos. Y él estaba haciendo combinaciones con espadas y copas. Lo descartó al instante.

-Turno de Near.

-Ya lo sabemos L –aclaró B abriendo un frasco de mermelada.

-¡Ni se te ocurra! –Le pegó el grito Mello.

-¿Por qué? –Preguntó sorprendido por el grito.

-Creo que Mello se refiere a que las cartas se ensuciarán de mermelada –añadió Gevanni volviendo a levantar la vista de su libro.

-Exacto. Bien dicho joven Padawan[3] –corroboró este.

Bastante decepcionado, B dejó el frasco nuevamente en el suelo.

-Cierro.

Todos miraron al peliblanco con asombro. Acababa de cerrar la ronda a casi nada de haberla empezado. Las facciones de Mello cambiaron drásticamente y el enojo le surcó el rostro. Dejó la única combinación de cuatro cartas que había hecho sobre la mesa y contó los puntos de las cartas sobrantes para añadirlos a su marcador.

-Near realiza una combinación de cuatro cartas, se le descuentan 10 puntos –habló L. –Las puntuaciones son, Near: 14 puntos, Mello: 30 puntos y Beyond… Beyond –repitió.

-¿Qué?

-Has perdido.

-¡¿Cómo?!

L mostró las combinaciones de B, no tenía ninguna. Había intentado hacer una de 10, 11 y 12 mas no había prestado atención por lo que una de esas cartas no era del mismo palo que las otras. A eso, sumando las otras cuatro cartas que tenía en la mano… se había pasado del tope de puntaje.

-Bien pitufo desteñido –aclaró Mello. –Esto es entre tú y… ¡agh!

Otra contracción.
Mello soltó las cartas que tenía en la mano y estas cayeron al suelo. Se agazapó sobre sí mismo y con ambos brazos rodeó la parte baja de su vientre como acto-reflejo frente al dolor. Otra vez maldijo y esta vez llamó la atención de Near.

-Mello, es normal que tengas contracciones. Pero no es normal que las tengas tan seguidas cuando tu fecha de cesárea es en cuatro días.

-¡Cállate!

-Creo que deberíamos llevarte a un hospital –dijo Gevanni cerrando el libro y dejándolo sobre la mesa. Luego se levantó y con él también lo hizo L, ambos caminaron en dirección a Mello y le tendieron una mano para ayudarle a levantarse.

-Puedo levantarme solo. No necesito ir a un hospital, mi médico calculó la fecha exacta y será dentro de cuatro días.

Se paró trabajosamente y se sostuvo del hombro de L. En ese momento un dolor inmenso de atravesó la espalda baja para luego situarse en la parte baja de su vientre. Respiró hondo y dejó salir una exclamación. Sus piernas temblaron y estuvo a punto de caer, de no ser por L que le sostuvo con ambos brazos.

-Beyond –habló.

-Dime –respondió dejando los naipes.

-Ve a decirle a Matt que debemos llevar a Mello al hospital, es muy probable que esté entrando en trabajo de parto y necesitará una cesárea de emergencia.

Beyond se paró y lo más tranquilamente que pudo emprendió camino al patio donde un Matt ajeno a todo le esperaba. Cruzó los largos pasillos de su enorme casa y abrió de par en par la gran puerta trasera. Allí estaba el pelirrojo dándole una última calada a un cigarrillo a un lado de la fuente.

-Ey, Matt.

-¿Sí?

-Vas a ser padre –dijo.

-Lo sé –respondió sin entender el verdadero significado de las palabras del de ojos rojizos.

-No, en serio, serás padre.

-Eso también lo sé –dijo devolviéndole una mirada extrañada. – ¿Qué? ¿Quieres consejos para cuando se te ocurra adoptar otro niño?

-L y yo no adoptaremos a nadie más –añadió. –Ya, en serio, vas a ser padre.

-Beyond, no entiendo, ¿a qué te refieres?

-Mello está entrando en trabajo de parto.

El corazón de Matt comenzó a latir a una velocidad impresionante y al instante le pasaron un millón de cosas por la cabeza. Dio unos pasos apresurados hacia la puerta de ingreso a la casa y comenzó a temblar frenéticamente.

-E-el auto, l-la ll-llave del auto ¡¿dónde mierda dejé las llaves del auto?!

-Están en tu bolsillo, como siempre –aclaró B.

En ese momento, el pelirrojo tanteó su bolsillo y las sintió. Luego dio un paso más para entrar a la casa y todo se volvió negro a su alrededor. Perdió el equilibrio, sus oídos se ensordecieron y cayó al suelo.



-¡Aargh! –Se quejó sonoramente el rubio mientras L le ayudaba a llegar al auto de su pareja. – ¡¿Dónde demonios está Matt?!

-Emm… tenemos un problema –Beyond irrumpió en la sala cargando a un desmayado pelirrojo en su espalda. Llevaba las llaves del auto de Matt en su mano.

-¡Ah fantástico! ¡El que da a luz soy yo y él tiene el tupé de desmayarse!


Abrieron la puerta principal y se dirigieron al auto. Ambos, L y Gevanni, ayudaron a Mello a instalarse en el asiento del copiloto y acostaron al desmayado en el asiento trasero. Luego, antes de que pudieran decidir quién conduciría, Beyond tomó el volante y giró la llave. Arrancó a toda velocidad dejando parados en la entrada a L, Gevanni y Near.

-¡¿Qué carajos haces Beyond Birthday?! ¡Hubiera preferido que Gatiposa condujera a tenerte a ti al volante! ¡Nos vas a matar!

-¿Acaso no tienes fe en mis habilidades de manejo? –Preguntó saltándose un semáforo en rojo bajo la asustadísima mirada de Mello.

-¡Por supuesto que no! ¡Yo aún aprecio mi vida!

-¿Qué es un “gatiposa”?

-¡Es un gato mitad mariposa! ¡CARAJO!

Frenadas de autos ajenos seguidas de bocinazos se escucharon a sus espaldas. Y realmente Mello temió por su vida, la de Matt y la de Matthew. Pero supuso que llegar rápido era mejor a tener a un L escandalizado manejando a paso de tortuga.
Respiró hondo y exhaló con fuerza cuando le atacó otra contracción. Se asustó. Tenía fecha para dentro de cuatro días, esto no podía pasarle hoy. Solo esperaba que le atendiesen rápido.
Sintió un murmullo bajo en el asiento trasero y giró la cabeza. Matt estaba volviendo en sí. Tomó un paraguas largo que había en el suelo, del lado del copiloto y le pinchó con fuerza en el muslo derecho.

-¡Matt! ¡Despiértate carajo!

-Me… ¡Mello! –Exclamó sentándose de golpe. Lo escrutó con la mirada en búsqueda de loquesea y suspiró de alivio cuando le vio en buen estado. Entonces el rubio volvió a doblarse de dolor y el pelirrojo le sostuvo la mano con fuerza. –Respira, como lo practicamos…

-¡No puedo respirar en un momento como este! –Le cortó. –En los libros parecía más fácil…

Matt se pegó más al asiento delantero.

-Pronto llegaremos y te darán algo para el dolor ¿no es cierto? ¡¿Beyond?! –Este entró en sí cuando vio quién conducía. Un escalofrío le recorrió la espalda y miró hacia atrás por el vidrio trasero. Un coche patrulla los venía persiguiendo. ¿Por qué no le extrañaba? Ahora la multa más grande de su vida recaería en él por culpa de B y su forma nunca segura de conducir.

El de ojos rojos giró violentamente el volante y el auto viró hacia la derecha cual película de acción y persecución. Pisó el acelerador y segundos después frenó tan bruscamente que de no ser porque L le había puesto a Mello el cinturón de seguridad este hubiera salido volando.

-¡Mierda Beyond! –Gritó furioso.

-Vamos Mello –Matt bajó del auto aun un poco mareado y abrió la puerta del copiloto. Tomó un brazo de su pareja y lo pasó por sus hombros para ayudarle a levantarse. Cuando ambos estuvieron afuera pudieron ver como la policía se acercaba a ellos.

-¡Fue él! –Señaló el rubio hacia dentro del auto con la esperanza de que se distrajeran con B y les dejaran entrar al hospital, y para su suerte así fue.


Ambos cruzaron las puertas del lugar y la brillante luz blanca de allí dentro les inundó. Rápidamente y sin que tuvieran que decir nada, una enfermera se acercó con una silla de ruedas en la cual transportar a Mello de manera segura.

Matt tomó todos los documentos suyos y de su pareja y se acercó a una secretaria casi corriendo. Las manos le sudaban y temblaban tremendamente. Sabía que eso iba a pasar pero en su cabeza sentía que faltaba mucho, esto les había tomado desprevenidos y no había tenido mucho tiempo para prepararse. Al fin el momento estaba llegando.

Notas finales:

Glosario:

 

Chinchón: Es un juego de naipes bastante conocido y que (personalmente) no he conocido a nadie que no supiera cómo jugarlo. También es conocido como la "conga" y si alguien no sabe cómo se juega y tiene interés de aprender, les dejo el link de la santa wikipedia que dice cómo jugar :3 http://es.wikipedia.org/wiki/Chinch%C3%B3n_(juego_de_naipes)

Fatality *inserte nombre aquí* wins: Es la clásica frase del juego Mortal Kombat. Esta se escucha en el juego cuando el ganador de la pelea hace "fatality" a su oponente (la fatality vendría a ser una especie de ataque completamente destructor lol). Y eso. Si no les gustan los juegos violentos entonces no se los recomiendo xD.

Padawan: No sé si todos mis lectores habrán visto Star Wars pero si no lo hicieron entonces les explico qué significa esta palabra. Un "Padawan" es básicamente un aprendiz de Jedi. Y como en el caso de este fic, Gevanni es el aprendiz de Mello entonces creí conveniente usar la palabra xddd.

-------

¡Se acerca el esperado momento! Estamos en la recta final del fanfic y ya veremos cómo se desarrolla. El próximo capítulo tendrá el climax(?) del parto y por fin podremos conocer al bicho de Mello y Matt y ya, dejo de dar spoilers xddd.

Espero que les haya gustado el capítulo, me esmeré mucho lol. Esperaré sus hermosos reviews y los responderé encantada como siempre :3. Muchas gracias a mis lectores por seguir la historia y gracias también por los reviews anteriores que he recibido!

Los amo <3.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).