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Unseen por Satommy

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Notas del capitulo:

Holi a todas-todos[?] ewe ¿cómo están? ¿he demorado mucho?
La verdad, quería actualizar ayer pero pasó un evento desafortunado y ñeh u3u
El capítulo de hoy anda más corto que los otros dos anteriores pero es porque...
NECESITABA meter a todos los personajes al fic y tenerlos presentes con su más o menos,
trasfondo histórico XD aunque ya luego se sabrá más u3u
Ya está todo planteado así que de ahora en adelante, vendrá la historia en sí[?] -espero-

Y bueno, sobre mi evento desafortunado, necesito hacerlo público porque lo he puesto en todos lados donde tengo una cuenta. Sí, es drástico pero bueno. A todas las niñas de Lima-Perú (si conocen o tienen amigas acá, pasen la voz!), por favor~ tengan cuidado por el Parque Castilla y el Touring. Ayer a las 8:00 pm apenas saliendo de un evento, a mi y a unas amigas nos asaltaron. Uno en carro que maneja el Sonata Hyundai y el otro que maneja una pistola que es con la que amenaza a sus víctimas. Yo estoy SEGURA que fue alguien del touring que le dio el aviso de nosotras y de qué teníamos cada una, porque quitaron cosas específicas, a mi más que nada, se me acercó personalmente y me quitó la mochila. No me ha pasado nada malo ni a mis amigas, pero queda el susto horrible... No se lo deseo a nadie, en verdad. Por eso, yo les diría que tuvieran cuidado porque el de seguridad del edificio se "desapareció" justo cuando ocurría el asalto, y da miedo en verdad, porque no sabes en quién confiar. Por favor, espero que pasen esta noticia y se lo digan a todas sus amigas :c no quisiera que nada malo pasara.

“¿Cómo entender el karma? El cambio equivalente entre lo malo y bueno que te sucede.”

 

El lunes por la mañana, el pasillo del instituto resultó ser el escenario de dos grandes eventos que se sumaron a la larga lista de sucesos que Taemin hubiera pagado con su alma por evitar, porque si había algo que odiara más que el acoso escolar, era la atención de todo el alumnado en su menudo cuerpo.

 

A las 8 a.m. de ese día, el menor de los Lee había dejado de ser el invisible para convertirse en el ojo de la tormenta.

 

Había empezado como un día normal después de un peculiar fin de semana: un sábado acompañado de dos seres que no entraban en la misma clasificación que él –tal como Choi le había mencionado– y todo un domingo lleno de amor de sus padres. No era que su familia fuera frívola o cruel con él pero cuando se trataba de convivencia, sus progenitores tenían la tendencia de preocuparse más por Taesung, dejándolo de lado aun cuando era obvio que la atención la necesitaba él, y aun así, el domingo él había sido el centro de atención con preguntas y mimos, un trato que desde niño no había recibido. Por ello, teniendo aquellos buenos presagios de su parte, no podía más que sentir que las cosas tal vez estaban yendo por un buen camino y la paz que tanto había buscado por años, por fin se le iba a ser entregada en forma de escudo proporcionado por Jonghyun y Minho.

 

Debía admitir sin embargo que aunque el pensamiento había sido alentador, fue un tonto en creérselo.

 

Como cada día de la semana, tomó el bus hasta el instituto, llegando poco antes de la hora de entrada para evitar al máximo la interacción social del resto de sus compañeros. Había abierto las puertas de la escuela como siempre lo hacía, apoyando todo su peso y empujando para que la fuerza de esta no lo empujara de vuelta hacia atrás tal cual le había ocurrido un par de veces antes y hasta ahí, todo había sido normal, pero apenas sus pies tocaron la loza de la entrada, la gente empezó a alejarse de él como si tuviera alguna enfermedad altamente contagiosa y aunque esa reacción no fuera nueva, algo no se sentía “como siempre”.

Sabía que el que lo tratasen como un paria era casi el ritual de cada mañana al iniciar las clases pero todo cogió otra perspectiva cuando uno de los susodichos que ahora representaban su seguridad –aunque fuera un maldito troglodita– se acercó a él como una fiera, empujándolo con brutalidad hacia el suelo y causando que todo su cuerpo cayera de espaldas, dándose un fuerte golpe en la cabeza. A pesar que sintió el cerebro movérsele dentro del cráneo, su reacción inmediata fue cubrirse con los libros el rostro para que no le destrozaran los lentes pero el cuerpo de Minho no se le acercó más, sino que se quedó ahí en pie mientras el tumulto de gente que se había acumulado a su alrededor se dividía para darle paso a alguien más.

 

Taemin asomó con miedo la mirada, encontrándose a Jonghyun quien se frotaba con el dorso del saco del uniforme el labio sangrante, caminando hasta ellos con una expresión que hace mucho no le había visto. Sí, él era un invisible pero no es que no supiera sobre los rumores del “dino” Kim, y por el rostro que ahora llevaba, estaba seguro que nada bueno podía resultar de eso.

 

Y juró a todos los dioses, que seguro su pobre alma tenía una maldición pues apenas pensó ello, el caos se desató.

 

Jjong no tardó más de dos segundos en alcanzar a Minho hasta su altura, levantando el puño derecho para terminar encajándolo en su mequilla izquierda, haciendo retroceder al alto varios pasos hacia atrás. Si bien el pelinegro tenía más talla y más presencia, Jonghyun era mucho más fuerte y tenía más potencia en sus brazos. Taemin pudo escuchar como las chicas a su alrededor ahogaban un grito y el aliento del alumnado se contuvo cuando Minho se frotó con la mano, la reciente herida de la ceja. Una risa vacía le heló la sangre y tuvo que bajar un poco más los textos que sostenía para poder presenciar lo que ocurría a pocos centímetros de él.

 

-¿Qué te pasa, Jjong? ¿Te jodió que me metiera con la nena de Lee?

 

-Controla tus palabras Minho, que no he sido yo el que ha estallado en celos por una completa estupidez

 

-¿Celoso yo? ¿Hablas en serio, Jjong?

 

El pelicastaño tembló al sentir ese tono de voz otra vez, igual al que el mayor empleó hace pocos días atrás cuando habían salido juntos. No habían hablado de manera “normal” después del incidente, pero con la visita a su casa y las pocas palabras que habían intercambiado, había supuesto que ya todo estaba relativamente bien o es lo que había esperado. No es que nuevamente confiara en Minho ciegamente, pero tampoco es que lo odiase y esperaba que el sentimiento fuera mutuo.

 

En verdad rogaba por eso, no quería explicar por qué llegaba con moretones en el rostro a sus padres.

 

-Te voy a aclarar algo ¿vale? Él… – Taemin se quiso morir cuando la mano de Choi lo señaló frente a todos – Me pertenece, deja de pe-

 

-Lo siento sweetheart, pero ahí tú te estás equivocando

 

Rubio, delgado y con el uniforme puesto de una manera extravagante. Era bizarro y tan llamativo que la atención se centró sin problemas en el joven que acababa de hacer aparición, olvidándose de la descarada revelación hecha segundos antes. Sus ojos eran pequeños y graciosamente estirados, pudiendo tener cualquier color pero las lentillas que ahora usaba eran de un gris oscuro que combinaba a la perfección con su rostro pálido. A su lado había otro joven, sólo que este vestía con el uniforme reglamentario y en sus labios tan sólo se le dibujaba una pequeña sonrisa, a diferencia del rubio que tenía una expresión tan amenazante que nadie se atrevió a contradecirle o a hacer algo cuando se acercó al cuerpo tembloroso del menor de los Lee.

 

Ni siquiera Minho reclamó el haber sido interrumpido o sacado de contexto, miraba sin entender nada al trío que estaba a sus espaldas mientras Jonghyun, paralizado en su lugar, se quedaba inexpresivo.

 

-Te dejo sólo un par de años y mira en lo que te conviertes, Minnie

 

-H-hyung… No me llames así – el menor miró de soslayo a sus compañeros, preguntándose qué tan mal la iba a empezar a pasar ahora que sabían aquel apodo

 

-¿Por qué? ¿Acaso todos estos estúpidos plebeyos van a decir algo? – sus pequeños ojos escrutaron al joven, entendiendo sin ninguna afirmación que ese era su mayor miedo – Sinceramente, me interesa muy poco. Levántate y vámonos de este zoológico, acabo de llegar al país y quiero conocer mi nuevo instituto, Onew… - el joven que seguía sonriendo a un lado del par lo miró – Si alguno de estos pobres ignorantes se atreve a hacer o decir algo, ya sabes qué hacer

 

-Sí Kibum, ya lo sé – el joven dio una pequeña inclinación y miró hacia su alrededor - ¿Qué pasa si son todos? ¿Incluso las mujeres?

 

-Ugh, las perras son peor que los hombres, sabes que no me agradan, también ponlas en su lugar – el otro joven asintió y se separó un poco de ellos para ampliar el diámetro del círculo en el que se encontraban, algo que no le costó en lo más mínimo gracias a la conmoción que aún los abrumaba – Ahora tú… - vio al menor una vez más, negando con la cabeza continuamente

 

-Key, no las conoces, no hables así de ell-

 

-YAH! Taemin, he cambiado mi hermoso instituto privado en los Alpes para venir acá y poder cuidarte – el rubio tiró de su brazo y lo levantó con facilidad – Lo menos que puedes hacer es hacerme caso y abrazarme, no todos los días tu mejor amigo vuelve a Corea

 

----

 

Asombrosamente, Minho debía admitir, que el mal humor que le había provocado a Jonghyun se había evaporado en un santiamén, algo muy pocas veces visto cuando el mayor adoptaba su actitud vandálica – que tantas amenazas de expulsión había merecido –. Pero ahora que estaban ambos sentados en detención, estaba completamente seguro que algo había ocurrido y él no se había dado ni cuenta solo que no podía puntualizar el qué ni mucho menos el cuándo.

 

Podía preguntarle pero ello hubiera sido muy cínico de su parte.

 

Por muy obvio que sonara, había actuado impulsivamente y con ello había terminado por arruinar sus probabilidades con Taemin al igual que con Hyunah. No sólo había agredido al menor frente a toda la institución escolar, sino que había adelantado la falsa declaración de amor hacia el pelicastaño y ello anulaba por completo la petición específica de la joven de querer grabarlo para luego hacerlo público. Lo único que quedaba en pie era la apuesta con Taesung, pero por cómo iban las cosas, empezaba a dudar de que fuera a lograrlo.

 

Miró de reojo a Kim quien parecía concentrado en su libro y era probable que se hubiera creído la tapadera de no haber sido un libro de Romeo y Julieta en inglés. Jonghyun no leía novelas románticas, mucho menos en un idioma del cuál apenas sabía cuatro palabras.

 

Algo no andaba bien, definitivamente, ¿sería por lo de Taemin? ¿Por un día que hubieron hablado su mejor amigo había generado sentimientos por el desadaptado? Le dio coraje de pensar en tonterías así, en primer lugar porque si le gustaba, él sólo podía respetarlo y segundo, porque no tenía ningún derecho real en enojarse por nada. Ni siquiera comprendía por qué el enojo, ¿Porque no había cumplido su meta? ¿Porque el gran Choi Minho había fallado? Tantas preguntas se arremolinaron de golpe en él que le dio jaqueca, teniendo que detenerse en seco con sus diferentes “supuestos” para respirar en paz siquiera un momento.

 

-Toc toc, ¿los castigados quieren comer? – el mayor de los Lee apareció con una bolsa repleta de mandús, acercándose a la mesa de la biblioteca donde sus amigos estaban obligados a pasar el resto del día – Les compré esto y no se preocupen, ya hablé con la bibliotecaria para que coman acá. Después de lo ocurrido en la mañana, dudo que alguno de ustedes dos quiera ir a sufrir del cotilleo de todo el instituto

 

Los dos jóvenes permanecieron en silencio, observando a Taesung con una expresión poco amigable. Probablemente no tendría nada de culpa de lo que andaba ocurriendo pero su repentina alegría caía amarga cuando ambos no querían siquiera conversar.

 

El mayor de los Lee no fue ajeno a su reacción, pero tampoco les dio importancia. Si bien no eran los mejores amigos y no se tenían una confianza plena, seguían siendo compañeros y podía entender que necesitaban una distracción. Con cuidado, colocó el envase descartable con comida en la mesa y las pequeñas bolas rellenas de carne captaron el olor de los otros dos jóvenes.

 

Había dos formas de hacer feliz a alguien: dinero y comida. O eso creía él. Con la media sonrisa adornando sus labios, abrió el empaque y les tendió dos pares de palillos descartables, cruzándose de brazos al tiempo que se recostaba en el asiento que había elegido. Sus ojos escudriñaron al par, tratando de confirmar los rumores que circulaban en el instituto desde la mañana.

 

-Vale, debo preguntar, ¿de verdad pelearon por Taemin?

 

Jonghyun dejó caer el trozo de mandú que todavía tenía sujeto con los palillos que acababa de coger, su boca llena con la otra parte, se cerró apretando los labios y sus ojos se desviaron al pelinegro que desvió la mirada. Minho se sintió incómodo, pero tan sólo se encogió de hombros y se metió una bola de carne completa a la cara.

Taesung rió al verlo quemarse la boca y con cuidado, les entregó a cada uno una lata de té verde helada. Las había guardado en sus bolsillos por si la bibliotecaria se asomara por ahí.

 

-Da igual, ahora lo que más les interesa a todos es el recién llegado novio de Taemin…

 

Esta vez, Jonghyun no se pudo contener y escupió todo el líquido verdoso en la mesa. Por suerte y por pocos centímetros, no mojó el libro que aún seguía abierto frente suyo.

 

-¿Taemin tiene novio? ¿El chico con el que llegó? – su voz fue más rápida antes de siquiera razonar, llamando la atención al otro par que no dudó a escudriñar su rostro - ¿Qué? – se defendió casi de inmediato – Vamos! Que es un suceso histórico, ¿eso no da por sentado que Minho ha perdido?

 

El pelinegro miró con asco a su mejor amigo y tomó un sorbo de su té.

 

-No son novios, son mejores amigos. El mismo rubio lo dijo antes de llevarse al desadaptado a quién-sabe-donde

 

-¿Celoso, Choi? – Taesung rió – Sí, indudablemente es el mejor amigo de mi hermanito. Kim Kibum, ¿no han escuchado hablar de él? Es un famoso, sin exagerar

 

Jjong suspiró con vacilación. La última vez que había visto al joven había tenido el cabello color chocolate y unos ojos color café, algo que había sido hace tanto tiempo pero que no del todo había llegado a olvidar. Kim Kibum, no era alguien para olvidar y, el ahora rubio, se lo había repetido tantas veces que no podía negar que se le había grabado en la cabeza.

Sólo que jamás pensó que el joven aquel, conocía a Taemin, mucho menos que lo tenía bajo su cuidado – y es que era tan sobreprotector… -. Le daba desconfianza todo eso, mucho más el joven con el que había llegado.

 

¿Quién era él?

 

-Bah, ¿ninguno va a decir nada? – Taesung esperó en silencio en vano, así que soltando un improperio, siguió hablando – Le dicen Key, es heredero a una gran compañía dueña de varios tipos de empresas de entretenimiento. Desde productoras musicales, a cine, televisión e incluso, de novelas escritas – el joven se encontró con la sorpresa de Minho, pero no pudo descifrar el rostro del otro joven – No es secreto que es gay, pero a ninguno de sus socios comerciales le interesa. Su padre tampoco se ve afectado, más bien… Podría decir que mi “tío” está orgulloso de su hijo y su habilidad nata para los negocios. Sabe cómo manejar contratos y sabe cómo hacerlos, es… algo salvaje cuando se trata de su trabajo, no cabe duda que de acá cuando se gradúe, heredará todo

 

-¿Tío? – Jjong volvió a escupir, tanto que Choi se asqueó de él y se movió lejos de su cuerpo – No sabía que eras familia de la gran familia Kim

 

-Y no lo soy – se encogió de hombros – La señora Kim, la madre de Kibum, era mi niñera de más joven, en una reunión familiar en nuestra casa conoció a su actual esposo. No sé, se supone que fue amor a primera vista – sonrió burlonamente, dejando en claro que no se creía esa historia - Ella ya tenía a Key cuando se casó, pero el señor Kim no dudó en darle el apellido a su hijo – mantuvo silencio un momento antes de proseguir – Siempre cuidó a Taemin cuando este nació, pero debido a los diferentes colegios a los que iban, jamás se veían. Incluso ahora me sorprende que el padre de Key lo dejara matricularse acá, siempre ha querido que su hijo estudiara con la crema nata de la aristocracia.

 

-HEY! ¿Qué nosotros no cabemos en esa descripción?

 

-Minho, sí, eres millonario – Lee lo vio, con la sonrisa socarrona – Pero a diferencia de Kibum, no eres más que alguien de clase media, siendo amables

 

Jonghyun tragó duro su saliva, el apetito se le había desaparecido y no había señal alguna de que regresara.

 

Él había conocido a un Key, Kim Kibum, con su mismo rostro y su mismo hablar.

 

Pero definitivamente, no con aquella historia familiar. Él lo conoció con una madre ama de casa y un padre abogado en el extranjero.

 

¡Había ido incluso a su casa!

 

Hace muchos años, claro está, pero ahí estaba palpitante la mentira tan obvia y en su interior algo dolía al tiempo que una pregunta martilleaba en su cabeza una y otra y otra vez.

 

¿Quién había sido su primer amor en realidad?

 

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Para el último periodo de clases, Taemin podía asegurar tres cosas:

 

1° Había extrañado a Key más que a nada en su vida

2° Definitivamente, su invisibilidad había desaparecido

3° Se sentía sucio

 

Las tres certezas, viniendo después de pasarse el día escuchando todos los comentarios que la gente decía a sus espaldas. ¿Qué hacerle? Por algún motivo que él aún desconocía y no pensaba jamás preguntar, aunque tuviera la posibilidad, Minho y Jonghyun se habían peleado y no de una manera “normal” como los mejores amigos que son. Sino de la manera de dos enemigos jurándose muerte.

 

Jurándose muerte, por SU causa.

 

El mayor entre ellos tenía una fama pasada de buscapleitos, si bien no dentro de la institución escolar, sí en las calles.

 

Y esa fama, era bien precedida.

 

Kim Jonghyun tenía dinero, por lo que el mandar al hospital a una que otra persona al mes era fácilmente pagado por sus padres y cubierto sin peligro de involucrar a la policía gracias a alguno de los abogados de su familia. Algo que el director del instituto odiaba y muchas veces había buscado los tres pies al gato para expulsarlo.

 

No lo entendía, claro, porque a él todo el mundo lo trataba mal pero nunca tomaba represalias.

 

Pero eso no era lo que le perturbaba. Sí, había podido haber motivos porque volviera a flote el domado dinosaurio, pero no para pelear con Choi. En la lista de posibilidades, él estaba en el último lugar como una persona probable para ser sometida a una golpiza por Jjong y sumado a eso, para empeorarlo todo, al igual que todo el instituto, había escuchado al pelinegro decir que su amigo quería defenderlo a él.

 

A Taemin. Al invisible.

 

Y de no haber sido arrojado al suelo con tanta brusquedad, escuchando en primera fila la discusión, lo habría puesto en tela de juicio pero no, realmente había sucedido y ahora no sólo la culpa le carcomía por dentro, porque pensaba que el trato de Jjong el pasado sábado había enojado a Minho porque lo odiaba, sino porque todos en el instituto lo creían.

 

“Me dijeron que se acostaba con los dos a la vez. Ya sabes, no es secreto que ambos sean bisexuales.”

 

“Sí sí, estoy seguro que esa apariencia de nerd es solo para disimular lo puta que es.”

 

“Qué asco, siempre me dio pena porque lo trataban y mira, no es más que un fácil que hace pelear a los mejores amigos.”

 

Uno, tras otro, comentarios que eran su alfombra roja al comedor. Roja, porque sentía que por dentro se le iba desgarrando un poquito el corazón y las gotas de sangre emanaban crueles por su interior, ¿Qué no bastaba con que le dijeran que era un nadie inservible? ¿Ahora le decían que servía, pero para el sexo?

 

Él era virgen… ¡Lo trataban como un paria! ¡¿Cómo pasaban de pensarlo un virulento a ser… a ser… “eso”?!

 

Con la cabeza gacha, había entrado al recinto, sentía su corazón palpitar por dentro porque todo había pasado de una forma tan rápida y violenta que no sabía ni cómo actuar. Tan sólo unas horas antes su vida había dejado de ser miserable – otra vez – pero nuevamente se veía en esa horrible situación de ser el punto de todos.

 

¿Por qué, dios, me haces vivir así? ¿Por qué debo soportar esto?

 

La luz brillante que emanaba su tan proclamado mejor amigo le dio esperanza y lo guió por ese camino tan irreal que se abría bajo sus pies. Por fin alguien en quien apoyarse y llora, alguien que lo conocía y no lo trataba mal.

 

¡Y también estaba Onew!

 

Con esa compañía que le dio fuerzas para lo que restaba del día, había aguantado el maltrato psicológico de todos sus compañeros, cerrando los ojos y haciendo oídos sordos a tales comentarios que sólo buscaban envenenar su alma. Como le había dicho Jinki, él sabía quién era, al igual que las personas que más le querían así que no se debía preocupar.

 

Tenía que pensar en positivo, pero la sensación extraña que alguna vez sintió cuando empezó a hablar con Minho, volvió a acentuarse en su vientre.

 

Tenía una mala sensación, como el presagio a que recién la tormenta se le estaba viniendo encima.

Notas finales:

Gracias a todas por leer un fic tan raro XDDDDD y... si me sale angst. Lo siento orz

Por cierto~ estaba pensando en subir otra adaptación de un fic que ya tengo.
Serían 8 capítulos (lo tengo ya completo) y la pareja sería 2min. Es angst... eso sí~
Digo esto porque entro a exámenes y trabajos, no sé cuán bien podré actualizar,
por eso, para no dejarlas en vilo[?] XD me cuentan qué les pareció♥


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