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Cuerpo, Mente y Espíritu por minima

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“¿Qué es lo que nos espera en el mañana?”

No se tarda en filtrar la noticia en los medios de comunicación, un atraco, una especie de asalto en una de las instalaciones del gobierno, los detalles son confusos, el pánico en las cercanías está en el aire, ¿habrá sido una bomba? ¿Un arma biológica? Por lo que saben los civiles se pudo haber robado muestras de ántrax o algo así y en cualquier momento habrá un ataque terrorista.

Fuera de las bases militares nadie sabe lo que en realidad su robo, un cadáver, simplemente eso, o quizás no tan simple.

Y los culpables, a los culpables no les importa para nada como el pánico crece entre la población o como frenéticamente organizaciones del gobierno tratan de dar con ellos, ya sospechan quien pudo ser uno de ellos pero crearon muchas interrogantes de quien puede ser el otro intruso de los laboratorios derrumbando algunas de las teorías de que los portadores de ese “don” tengan necesariamente relación con lazos genéticos o consanguíneos.

Steve y Matt se encuentran lejos lidiando con sus propios demonios.

Después de abandonar aquellas instalaciones se marcharon volando haciendo flotar entre ellos el contenedor que contenía el cuerpo de Andrew, una marcha fúnebre en el aire en la cual solo dos escoltan al cadáver del adolecente introvertido, no saben a dónde van, solo desean ir lejos, lo suficientemente lejos para que nadie los encuentren, donde nadie más pueda tocar o tan siquiera ver el cuerpo de su compañero.

Andrew no se merecía nada de lo que le paso, ni en vida ni en muerte, pero al final las termino sufriendo.

Después de horas de viaje terminan en un bosque, no es Seattle o Washinton, ni si quiera es tierra de los E.U.A., es alguna parte de más allá de la frontera con Canadá, no saben el nombre del lugar o territorio, solo saben que es un lugar lo suficientemente desolado para satisfacer su deseo de no ser interrumpidos.

Cuando sus pies tocan tierra y el ataúd hace un sonido metálico al terminar en el suelo de repente se siente el peso de la realidad golpearles de nuevo, su arriesgado y tonto plan les ha funcionado, apenas y se lo creen, en realidad a pesar de sus esperanzas y decisión cierta parte de ellos ya estaba esperando a que este hubiera fracasado y terminaran como Andrew, es un amargo pensamiento, también es pesimista, pero en un sentido retorcido con eso también al final hubieran estado satisfecho al saber que lo intentaron y aun así hubieran terminado al final estarían al lado de Andrew de cierta forma.

Pero ninguno de ellos dos murió y ahora están en quién sabe dónde procesando el éxito de su descabellado plan y el hecho que al lado de ellos por fin esta Andrew, no como lo recordaban ni de cerca, pero ahí está, por fin esta con ellos y eso les trae unas pequeñas pizcas de alivio.

Es Steve quien destapa de nuevo el contenedor y deja al descubierto el cuerpo inerte y desnudo de su amigo, es doloroso posar la vista en todo lo que le hicieron, es tan pálido, mucho de cuando estaba vivo, no hay prenda alguna que pueda cubrir el deplorable estado del cuerpo flotando en formol, lo único que se le ocurre al afroamericano es comparar la escena con algún Frankenstein o una película de cruel carnicería, ¿desde cuándo la ciencia justifica que se le haga esto a un cuerpo muy a pesar de que este muerto? Le enferma tanto, y sabe que le enferma tanto porque es que se trata de Andrew.

Matt al ver a su primo ahí, flotando y abierto y cortado en tantas partes no lo soporta más y se derrumba, las lágrimas fluyen una tras otra sin poder detenerse, los recuerdos se superponen a la imagen de verdad en momentos, entre lágrimas y gemidos de dolor, recuerda a su primo, antes de todo, tímido, retraído, de tez pálida, cabellos castaño claro que a veces parecían rubios, labios rosados y ojos claros, ahora es tan diferente, los científicos así como la muerte misma no dejaron nada intacto en el pobre cuerpo de Andrew.

El dolor hace eco entre ambos compañeros al lado de su amigo caído, por su lazo pueden sentir el dolor ajeno lo cual incrementa el dolor propio, antes de que se pueda dar cuenta Steve esta igual que Matt, al lado del ataúd metálico llorando a más no poder, ambos sabían que lo que pudieran hallar de su amigo no sería agradable, pero una cosa es imaginarlo y otra es a tenerlo enfrente de ti restregándote lo injusta que es la vida e incluso también la muerte.

Matt estira la mano hacia el pecho desnudo y cortado de arriba abajo, probablemente una incisión para estudiar los órganos internos, y con dedos temblorosos roda aquella herida que parece que se pierde entre tantas pero que reconoce fácilmente, ya que él mismo la hiso.

-Lo siento, lo siento tanto, oh Andrew, lo siento- repite una y otra vez como mantra mientras rosa aquella herida prueba de su delito y la siente como el pecado más grande.

Steve también se le une, él toca su rostro donde puede apreciar las heridas de las quemaduras ahí, puede imaginar la desesperación del muchacho al sentir que su madre estaba sufriendo, solo trataba de ayudarla, no de la mejor manera, tal vez no la correcta y al final las cosas no habían salido del todo bien, pero quería ayudarla, salvarla de su sufrimiento, ¿eso no cuenta?

Lloraron por horas aun después que salió el sol dando paso a un nuevo día, los animales del bosque e incluso los insectos que sintieron sus presencias no se atrevían a acercarse a donde ellos se encontraban, sabían que esa atmosfera que los rodeaba era deprimente, pero también rosaba con lo peligroso, eran seres que estaban en un estado muy sensible en que cualquier amenaza atacarían sin piedad.

Cuando por fin ambos se lograron tranquilizar lo suficiente empezaron a hablar.

-¿Dónde lo podemos llevar?-

-A cualquier lugar donde nadie lo pueda encontrar-

-Suena bien, ¿se te ocurre alguna idea?-

-El Tíbet está muy lejos ¿no?- sugirió Matt, sabía que a su primo siempre le intereso ese lugar y de hecho fue uno de los primeros lugares que visito en su viaje en busca de respuestas, pero no sabía si sería buena idea llevar el cuerpo hasta ahí.

-Demasiado-

-Entonces algo más cerca-

Miraron a su alrededor en este lugar desconocido, un bosque era todo lo que les rodeaba y ningún alma humana más que ellos dos, parecía un buen lugar, pero necesitaban algo mejor, un lugar donde sabrían que ningún animal se atrevería a tratar de comer los restos de Andrew, un lugar que ningún humano se atreviera a transitar, un lugar que solo ellos sabrían donde se encontraba, un lugar para mantenerlo segura cosa que no pudieron cumplir en vida.

Mientras su vista viajaba a través de ese paisaje ambos fijaron su mirada a lo lejos en el firmamento en las montañas pintadas de blanco por la nieve.

-Ese parece un buen lugar- señalo Steve a las enormes formaciones rocosas.

-No es el Tibet pero pudiera funcionar-

*+*+*

~Casi es hora~ susurro su madre mientras con su mano peinaba los cabellos de la cabeza de su hijo que descansaba en su regazo.

Andrew se dejó mimar y trato de ignorar lo dicho por su madre, pero él también lo sentía, algo había cambiado en un periodo de tiempo, lo sentía en su interior, por aquellos lazos que había comentado su madre, se habían convertido de un tiempo a otro mucho más fuertes, vibraban más en su interior y sentía como si lo llamaran, como si trataran de jalarlo a algo, ¿alguien? No, no solo era uno, era un par.

Era un llamado tan familiar como extraño, no sabía que sentir con ello.

Miro el rostro de su madre que lo veía con tanto amor que lo hacía sentir seguro, en vida y en muerte, o sea lo que sea este estado, su madre lograba siempre ese efecto en él, aun a pesar de lo peor de su enfermedad, una mirada de amor era capaz de tranquilizarlo y guardar las esperanzas, no creía que jamás pudiera encontrar otra mirada que le tranquilizara igual que ella.

¿Esto se tenía que acabar en algún momento?

~No quiero~

~Shhh no tengas miedo mi amor, sshhh no será malo~ arrullo su madre para tranquilizarlo, en este estado podía tener una híper conciencia, sabía lo que le aquejaba a su hijo ahora y lo que le aquejo antes.

Que cruel había sido la vida para su niño, no solo tuvo que sufrir por ella por su enfermedad, y su padre, su esposo, ¿Por cuánto tiempo la mantuvo engañada? Ella pensaba que una vez que partiera, él se encargaría de su hijo aun con sus roces, pero estaba equivocada, lo amo, parte de ella aun lo amaba por su fidelidad hacia ella, pero todo el daño que le hiso en vida a su niño era algo imperdonable.

Cuando su enfermedad estaba en sus últimas etapas fue consciente de que tan solos podía estar uno en esta vida, solo tenía a su pequeña y rota familia, marido e hijo, sus otros familiares cuando más los necesito, al menos como apoyo, por alguna u otra razón no pudieron brindarle ni siquiera compañía, tal vez por el medio a la muerte, al dolor de la perdida, o no querer ser testigos de lo cruel que es la vida, cada quien tiene sus propias razones egoístas.

Ahora se consolaba con una verdad que sabía gracias a su híper conciencia como le gustaba llamar ella, su niño regresaría a vida, al plano terrenal, y no estaría solo, claro que no, aunque le sorprendió que era un par de lazos que lo conectaban a vida, uno de ellos de hecho había estado en estos mismos planos, pero se había desvanecido hace tiempo, era un hecho curioso y gracias a ello le confirmaba que su hijo también regresaría.

*+*+*

Encontraron una cueva, ni muy grande y ni profunda, pero suficiente para ellos, para Andrew.

Derramaron el líquido que contenía el recipiente en el bosque, lastima por los animales y plantas si resulta ser venenoso para ellos, pero querían que el lecho de Andrew fuera lo suficientemente normal o más normal que pudieran hacer para un cadáver.

Su recipiente les servirá de ataúd, pero aun lo siente tan impersonal y triste que deciden hacer algo para resolver aquello; cortan ramas de pino y otras de lechos de buen aroma, suficientes para forrar el fondo de la caja metálica haciendo un improvisado colchón de hojas y ramas suaves, Steve se encarga de hacer flotar el cuerpo lo más delicadamente que puede, Matt acomoda las hojas y se quita su camisa de manga larga para colocarla sobre este y que el cuerpo de Andrew descanse sobre ella.

Steve también se quita la camisa y trata de cubrir la desnudez de su amigo lo mejor que puede, resulta conveniente que Andrew siempre había sido el más pequeño de los tres en este caso.

Se ve un poco mejor, más cómodo, más personal, tratado con más cariño de lo que ha sido en los últimos meses, aún tiene un aspecto demacrado pero no pueden hacer mucho con todos esos cortes y marcas de quemadura.

Falta algo para que esto sea más adecuado, flores, muchas flores, recolectan de todo un poco en ese bosque. Flores silvestres de arbustos y árboles, de pequeños campos que han podido encontrar, estas rodean el cuerpo de Andrew y también lo cubren parcialmente, el aroma a químicos aún se siente pero ahora el aroma fresco de hierbas, pino y flores luchan contra este.

Este es un funeral, no es el mejor, no hay mucha gente, ni tampoco un hoyo de tres metros de profundidad en el suelo, al contrario está a una buena distancia de este, casi rosando las nubes donde se encuentran, Andrew amaba volar y parece adecuado que este cerca del cielo, no hay cruz ni lapida ni epitafio, solo una cueva, un ataúd improvisado, y dos amigos frente a alguien importante frente a ellos.

-Andrew… lo siento, las cosas hubieran sido diferente si yo hubiera, si yo hubiera actuado mejor, lo siento- Matt es el quien habla primero, siente la mano de Steve en su hombro dándole apoyo.

-Andrew, los días que pasamos juntos fueron los más increíbles, a pesar de todo no los cambiaría por nada… yo te perdono-

-Andrew, ya estás en un mejor lugar-

-Sí, nadie te puede hacer daño…-

-De eso nos encargaremos nosotros-

Era una promesa, un juramento que estaban dispuestos a cumplir costara lo que les costara.

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