El sonido de la alarma despertó a Makoto; miró por la ventana y allí había un sol radiante.
- “Hoy va a ser un buen día para entrenar”- pensó.
- Adiós Makoto, ¡Esfuérzate hoy!
- Sí, nos vemos.
Comenzó a caminar y recordó lo que había sucedido con Haru el día anterior, se le hacía difícil tener que verlo después de haberle mentido, pero no podía ignorarlo. Lo hecho, hecho está.
Cuando llegó, Haru estaba sentando en la vereda de su casa. A simple vista se notaba que tenía mucho calor y ganas de nadar.
- Buenos días Haru.
- Buenos días.
La caminata hacia el colegio se hizo eterna, Haru no tenía mucho para decir y Makoto no sabía que podía hacer para romper el hielo, por lo tanto estuvieron en silencio hasta llegar al club de natación. Allí encontraron a Rei y Nagisa muy entusiasmados por su llegada y comenzaron el entrenamiento.
Al finalizar el día, Rei y Nagisa tomaron el mismo tren por lo que Haru debía volverse junto a Makoto a casa. Al quedarse solos otra vez, la sensación de incomodidad que hubo a la mañana volvió. Sorpresivamente fue Haru quien rompió el silencio.
- Se te vio más animado hoy.
- ¿En serio? Bueno, es que el día estuvo muy agradable.
- Ah sí, ya veo.
“…”
- ¿Ocurre algo Haru?
- Nada realmente, solo pensaba.
- ¿Es algo que no puedes contarme?
“…”
- ¿Haru?
- Makoto , no sé qué es lo que esté sucediendo contigo últimamente pero me molesta que me lo ocultes y sonrías todo el tiempo.
- Haru…
Makoto estaba realmente sorprendido, no supo que decir ni cómo reaccionar. Haru raramente expresaba lo que sentía debido a que le costaba decir sus sentimientos, por lo que un impulso vino hacia él.
Haru sintió algo oprimiendo su pecho. Se quedó inmovilizado; sus brazos estaban completamente agarrados y su espalda siendo sostenida con mucha fuerza. Esa misma fuerza que alguien emana cuando no quiere que su preciada persona se aleje y de una manera dice “no te vayas”.
- Makoto… ¿Qué sucede?
- Gracias, Haru.
- ¿Por qué?
- Todo este tiempo estuviste preocupado por mi ¿verdad? Pensando en lo que me sucedía, si me encontraba bien o mal. Gracias, Haru.
Diciendo esto lo abrazó con más fuerza e intensidad, dejando a Haru sorprendido y confuso.
- Makoto, yo...
- Hola Haru, Makoto.
La presencia de Rin los había interrumpido, estaba parado enfrente de ellos mirándolos sorpresivamente.
- Lo siento, llegué en mal momento.
- Rin –susurró Haru.
Makoto vio la incomodidad en los ojos de Haru, que rápidamente se apartaron y miraron al suelo. La presencia de Rin siempre lo hacía sentir nervioso o ansioso y él más que nadie lo sabía.
Soltó al instante los brazos de Haru y con una sonrisa dijo –Claro que no, sólo estamos celebrando.
- “¿Eh? ¿Celebrando qué? Hasta hace un momento me abrazaste muy fuerte y tu voz sonaba muy triste, como si estuvieras a punto de llorar ¿Y ahora dices que celebrábamos algo? Tu rostro… ¿Por qué aunque estés sonriendo tus ojos lucen llenos de tristeza y dolor?” –pensó Haru.
- Bueno, me voy a casa, debo llegar temprano. Lamento no poder pasar más tiempo contigo Rin, arreglamos otro día ¿Si? –dijo Makoto.
- Está bien, nos vemos un día de éstos.
- Entonces, adiós.
-“Siempre lo supe, nunca quise admitirlo pero Haru… realmente ama a Rin, él es la persona con la que quiere estar, el único para el que Haru quiere nadar. Lo sabía desde un principio pero aún así duele.” –pensó Makoto.
Mientras Makoto se alejaba sumergido en sus pensamientos, no notó que un par de ojos dolidos lo observaban profundamente.