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Going Crazy por OnlyBekah

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Estaba loco, estaba completamente loco.

¿Loco o enamorado?

Loco, definitivamente loco.

Las cosas se volvían a repetir, no hacía falta salir de casa, no hacía falta casi salir de la cama, solo con sentarse en la cama y girarse hacia la ventana a echar un vistazo, eso bastaba para que su pulso subiera de nuevo, su sudor empezara a caer por su frente sin sentido alguno.

Y todo porque él estaba allí, mirándole siempre.

Las cosas ni siquiera habían tenido un principio, un día cualquiera ese chico se encontraba siguiéndole, tras eso había hablado con él un par de veces, solo para asegurarse de que solo eran imaginaciones suyas, de que ni ese ni ningún individuo lo seguía, sin embargo si le seguía, de un día para otro había comenzado a seguir su sombra, casi convirtiéndose en ella.

~miro hacia atrás otra vez, era imposible que ese chico viviera justo en su calle, y más aun siguiéndole desde el mismísimo instituto, sin embargo eran algo ridículo que le estuviera siguiendo, al fin y al cabo ¿Porque iba a hacerlo?
Ni siquiera lo conocía de verdad, lo único que sabía de él es que lo había visto un par se veces por los pasillos del instituto, no iban a las mismas clases, no tenían los mismo amigos, no habían hablado nunca.
Pero allí estaba el, caminando cada vez más rápido hacia su casa, sintiendo como su corazón se escapaba de su boca y desvariando, pensando que le acosaban, quien sabe para qué, para traficar sus órganos, para matarlo, para forzarlo, para burlarse de él. O tal vez todo fuera una coincidencia.
Pero nunca le había visto por esa zona, era demasiada coincidencia ¿No?

¿Y si paraba y lo hablaba? ¿Qué era lo peor que podía pasar?
Es decir, si solo era un coincidencia que llevaran más de cinco quilómetros, incluido el viajito en autobús yendo por el mismo camino.
Y si de verdad lo acosaba no podía parar nada peor, es decir alguien que te acosa acaba haciendo algo malo, si le hablaba lo más malo que podía pasar es que le hiciera algo malo igual, al menos merecía salir de dudas y de paso permitirse el ser optimista y que solo supera una coincidencia.

Se dio la vuelta decidido, y vio de frente al joven moreno y de facciones bonitas que supuestamente lo seguía, este avanzó hacia el unos metros, sonriendo al quedar frente a el.
- Hola.
- Hola - Sonrió el otro.
- T-Tu eres del instituto, ¿No? - Balbuceo con el sudor ya bajando por su frente.
- Si - sonrió - No esperaba que te acordaras de mi - Dijo entusiasmado, lo que ya de por si resulto raro.
- Sí, claro que me acuerdo - Dijo intentando mantener la poca e infundada calma que le quedaba - ¿Cómo te llamas?
- Daehyun, Jae, Me llamo Daehyun - Pareció decepcionado de que Jae no supiera su nombre.

YoungJae sonrió forzadamente, él no era popular ni nada menos, tenía algunos amigos, pero al no haber hablado nunca con el tal Daehyun, resultaba raro que conociera su nombre.
- ¿Y dónde vas? - Pregunto con valor Jae.
- Contigo - Contestó decidido.

Jae se quedó estático, eso lo decía todo ¿No? si lo seguía, o en todo caso intentaba asustarlo, con muy buenos resultados por cierto.
- ¿Qué?
- Detrás de ti, siempre.
- ¿Me sigues? - Se atrevió a preguntar, rasco su cabeza, intentando que la gota de sudor no callera por su cuello, y que no fuera visible su ya obvio miedo.

Daehyun asintió con una sonrisa inocente.
Jae dio un paso atrás.
- ¿Y porque?
- Porque te Quiero Jae.
- ¿Me que...? - Preguntó anonadado Jae, sus piernas empezaban a temblar, esto podía ser una simple broma, sin embargo estaba resultando muy convincente.
- Que te quiero, por eso te sigo, para vigilarte, no quiero que te pase nada - Sonrió - Además, tenemos que estar juntos, es nuestro destino, no debo separarme demasiado.

Y ese fue el momento, YoungJae comenzó a correr al lado contrario, una calle más y llegaría a casa, giro viendo a Daehyun donde lo había dejado.~


A Esa las carreteras de esa zona no estaban muy transitadas, lo cual era tranquilizante.
Conducía el coche negro algo viejo de su padre por la carretera.
No pensó muy bien en lo que hacía, pero dado que después de meses las cosas no habían mejorado eso era lo mejor.

Él no se había alejado de él, al contrario, se había acercado, y la policía lo ignoraba, alegando no tener pruebas de su acoso.
Sin embargo mientras él seguía sufriendo el acoso atemorizante y constante de ese loco.


~La habitación oscura y pequeña resultaba agobiante, nadie podía sentirse tranquilo allí.
Aunque la verdad es que no sabía porque estaba allí siquiera, es decir, el no era el malo de todo esto, el solo había acudido allí para pedir ayuda, no había razón para que lo metieran en una sala claustrofóbica de interrogatorio.

La puerta se abrió, dejando ver a un policía rubio, de edad media y rostro duro.
- Bunas tardes YoungJae – saludo sentándose frente a él.
- Buenas.
- ¿Bueno, que querías contarme? - Pregunto acomodándose con una sonrisa.
- Ah, bueno, hace al menos dos semanas que… un chico me sigue. – explico.
- ¿Un chico? ¿Estás seguro de eso?
- Sí.
El policía rasco su cabeza pensativo mientras examinaba a YoungJae, las cosas sonaban algo raras.
- ¿Tienes pruebas?
- Jae abrió su boca para después cerrarla, no es que hubiera muchas pruebas físicas del todo – No, bueno, sí, el me sigue, cualquiera puede verlo.
- ¿Te ha agredido? ¿Amenazado? – Jae negó - … Entonces no puedo hacer mucho, si no interactúa contigo es un país libre, puede ir por donde quiera aunque sea detrás de ti.
YoungJae lo miro apenado, ¿Eso tenía sentido? ¿O solo se estaba desentendiendo de su caso? Es decir, un chico de su edad es acosado, ¿De verdad puede un policía ignorarle? Dejar que ese supuesto acosador acabe haciéndolo algo malo.~

Por eso no se sentía mal con lo que estaba haciendo en ese momento. AL fin y al cabo, recopilando los hechos, no era tan malo, si devolvía la misma medicina.
Pudo oír un par de menciones, lo estaba llamando ahora mismo ¿No?
EN momentos se preguntaba si estaría de verdad loco, es decir, fuera de ser un psicópata, podría de verdad tener un problema, ¿Verdad?
Un par de golpes al maletero, Jae no se inmuto, siguió conduciendo, no hacía falta echar un vistazo a nada.
Había hecho demasiadas cosas, llevaban así dos meses, y ya no podía aguantar más sus regalos.

~Esa mañana se levantó rápidamente, y lo primero que el instinto que había desarrollado de supervivencia le pidió que hiciera fue vigilar.
Paso poco a poco y sigilosamente por cada ventana, buscándolo, buscando sus ojos por alguna rendija, su rostro observándole desde alguna parte, pero no, no estaba.
Sonrió emocionado, tal vez se hubiera ido para siempre.
Puede que después de un desde su primer encuentro en la acera, se hubiera cansado de acosarlo, de perseguirlo, de mandarle fotos, mensajes y de llamarle.

La mañana fue excesivamente tranquila, era sábado y no podía haber sido más feliz.
Después de comer y terminar sus tareas salió de casa, y acercándose al buzón recogió las cartas.
Había un par facturas y mucha publicidad. Sin embargo, al final había un pequeño paquetito de color rosa, con un lazo en el.
Jae volvió a sentir miedo en ese momento, sus pulsaciones volvieron subir, y pensó en tirar ese paquete, sin embargo no lo hizo.
Deshizo el lazo y miro la caja, bonita y pequeña.
Despacio la abrió, para después dejarla caer al suelo y correr dentro de casa.
Comenzó a llorar, cayó al suelo, sentado, apoyado en la puerta de entrada, esa que acababa de cerrar rápidamente lleno de miedo.
La caja, la caja.
Una bonita caja, un regalo, que contenía unos mesones de pelo moreno.
No se había ido~


Ni siquiera entendía porque nadie hacia nada, sus padres lo habían recomendado ir a la policía, ya que ellos Vivian en el extranjero, pero la policía no hacía nada, sus amigos tampoco podían hacer nada.
¿Acaso merecía vivir siempre con miedo?
Aparco el coche en un lado de una carretera, no pasaba ningún coche a esas horas de la noche.
Suspiro para después bajar del coche, se apoyó en la maletera, escuchando aun alguna que otra llamada desde el interior.
Su cuerpo tembló al recordarlo todo, los regalos, las cartas, las llamadas, las veces que se coló en su casa.

~Se alejó rápidamente de él, aun en pijama, en medio del pasillo, se había encontrado de frente con él, en su propia casa.
YoungJae sintió como sus piernas temblaban, la odiosa adrenalina subía rápidamente, ¿Cómo había entrado en su casa?

- ¿Qué haces aquí? – Dijo alejándose de él.
- He venido a verte – Sonrió tontamente dando un paso hacia el.
- ¡NO TE ACERQUES! – grito pegándose más a la pared - ¿Cómo has entrado? ¡VETE!
- Pero Jae…
- ¡VETE! No tienes ningún derecho a estar aquí.
- Daehyun dios dos pasos más, asustando más aun a Jae  - Estoy aquí para verte, he entrado por la puerta – explico sonriendo – Mira – Levanto la mano, enseñando una bonita rosa roja – La he traidor para ti.
Jae adelanto un poco, dando una palmada a la rosa, rompiéndola y tirándola al suelo
- Vete. Por favor – Las lágrimas estaba  a punto de escaparse.
- Jae… era muy bonita – Se quejó el mayor recogiendo la roja rota del suelo - ¿No te ha gustado?
- ¡Vete…! Déjame en paz ya. – Sollozó el menor.

Daehyun se acercó del todo a Jae, limpiando sus lágrimas con los pulgares, sonrió tiernamente viendo la triste cara de Jae, acaricio su mejilla cariñosamente.
- Jae, No llores, Yo te Quiero.
- Pero yo a ti no – escupió.
- Si – rio – Si me quieres, yo lo sé, tu eres para mí y yo soy para ti. – dijo mirando fijamente los ojos llorosos del menor, acaricio con la otra mano su despeinado pelo – Así ha de ser.
Jae se encogió, escabulléndose por un lado, le dieron ganas de correr, ¿pero serviría de algo? Él siempre lo seguía.

- Eres tan bonito.
- Estás loco, te has vuelto loco.
Daehyun lo miro callado, aun con esa sonrisa en su rostro.
Se acercó en un momento, rápidamente, aprisionando en otro lado de la pared a YoungJae, antes de que el otro ...pudiera reaccionar unió sus labios, lo beso suavemente, transmitiendo todo lo que por el sentía.
Jae asqueado lo empujo, haciéndole casi caer al suelo.
-Te quiero Jae – dijo Daehyun reponiéndose del empujón – Volveré luego – se despidió con otra sonrisa para después irse de la casa. ~

Levantándose se dijo a si mismo que no pasaba nada, que todo seria muy fácil.
Se giró, abriendo el maletero.
Frente a él estaba l, amordazado, con sus ojos tapados, pudo ver como temblaba ligeramente.
¿Sentiría ahora lo que el sintió durante todo este tiempo? ¿Miedo?
- ¿Jae…? – Balbuceo Daehyun moviéndose un poco en el maletero.
YoungJae no contesto, ¿Qué iba a decir de todas formas?
Fue tan fácil tenerle tal y como ahora lo tenía.

~ Lo invito a pasar, por primera vez a su casa.
El segundo entro alegremente, en un momento le dio pena, aunque no lograba entender a ese loco, pero de todas formas el tampoco merecía todo aquello.
- ¡Esto tan feliz de que me hayas llamado! – comento emocionado.
- Yo también – sonrió – creo que ya estoy listo.- mintió.
- ¿Li-Listo? ¿Para aceptarme?- pregunto iluso el mayor.
- Si, Daehyun, creo que… yo también te quiero – susurro, casi atragantándose el mismo con su mentira.
- ¡DIOS JAE POR FIN!
EL mayor se abalanzo sobre Jae, besándolo al momento, lo que por una vez, fue efusivamente correspondido por Jae.
- Ven, tomemos algo.
Y ahí acabo, en un segundo el mayor dio un sorbo, en un segundo cayo dormido y engañado por su víctima~

No titubeo demasiado, saco del asiento trasero la garrafa de gasolina y se dispuso a dejar una hilera de gasolina desde la tierra al coche.
Después derramo lo demás en el coche, en daehyun, mientras este lo llamaba y temblaba.
Era ahora o nunca.
No lo dudo, se alejó del, y saco lo que llevaba días guardando como oro en paño.
Suspiro.

-Adiós Daehyun.
-Jae…

Y lo lanzo, lanzo el mechero,  cayendo en la gasolina.
Todo ardió.
Todo por fin acabo.


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