Era viernes por la mañana y estaba cansada de la agitada vida universitaria. Con el fin de semana practicamente comenzando, no podia pensar en otra cosa que no fuera su novia. Con ansiedad se rasco la cabeza mientras un gruñido de frustacion salia de su boca. Camino a paso lento y pesado por los corredores de su facultad, la jornada apenas comenzaba.
-buenos dias alumnos- saludo el licenciado de esta entrando.
-genial¡- exclamo con aburrimiento.- otro dia mas con este soquete-dijo mientras dejaba caer su cabeza sobre el escritorio.
Como era costumbre el licenciado de leyes juridicas* comenzo su clase. Por mas que intento consentrarse no podia hacerlo, su mente estaba en otro mundo. Desde hacia semana y media que su novia se comportaba raro. Fruncio el ceño inconsientemente, desde hacia semana y media que su novia no la dejaba tocarla, estaba mas distante y eso la estaba irritando de sobre manera.
El timbre sono dando por finalizada la primera parte de la jornada. Tomo con rapidez sus pertenencias y salio corriendo del aula. Mientras salia del edificio de su facultad no pudo evitar toparse con uno de sus amigos.
-Hey Marcy, ¿como estas?- le pregunto Finn, un chico rubio de ojos azules bien parecido, era el capitan de soccer en la universidad.
-bien Finn, pero tengo prisa ¿Sabes?- le contesto ella apurada.
-¿vas a ir golpear al pretendiente de Bonnibel?- pregunto Finn soprendido.
-¿que?- pregunto ella con incredulidad, sintiendo algo frio recorrer su cuerpo dejandola estatica-¿de que me estas hablandoFinn?- volvio a preguntar esta vez reaccionando mejor.
-este, tu sabes ¿no? el chico acosador- argumento Finn confundido.- el que ha estado pretendiento a Bonnie desde principio de curso- explico mejor la cituacion.
-si...claro... ese imbecil- susurro ella siguiendole la corriente, mientras tanto sentia como su sangre hervia de colera, rabia y odio. - si me disculpas amigo, me debo de ir, me saludas a Jacke- intento sonar tranquila pero sin lograrlo por completo. Su semblante habia cambiado de perturbada a lugrube y de lugrube a escalofriante, una tormenta se avecinaba.
La hiba a matar, la cogeria del brazo primero, luego la lanzaria hasta que chocara contra una pared, que esperaba fuera de concreto y no de madera, despues... la tomaria del cuello y finalmente la extrangularia hasta matarla, matar a esa maldita perra con sus pripias manos. Camino hasta llegar a la facultad de Literatura y Arte*, una vez dentro comenzo a buscar por los pasillos habarrotados de estudiantes. Con paso lento y despreocupado pero con ese brillo peligroso y psicopada en los ojos llego hasta la sala de profesores.
-este... buenas- susurro cortesmente.
-¿que necesita?-pregunto uno de los catedraticos.
-si, quisiera saber en donde se encuentra la señorita Bonnibel Bubblegum- dijo amablemente y en tono dulzon.
-la señorita Bubblegum, se encuentra en la sala de Artes Graficas*- le dijo amablemente el profesor- ¿porque la necesita?-quizo saber despues.
-tengo de devolverle este libro- le contesto sacando un libro.
-de acuerdo- dijo el catedratico- segundo nivel hasta el fondo del pasillo, ultimo salon- le dio las instrucciones.
-muchas gracias- dijo Marceline mientras sonreia.
Camino despreocupadamente mientras silbaba una cancion cualquiera. Sentia su sangre hervir, sentia el veneno correr pos sus venas. La maldita tenia un pretendiente, la estupida princesita de mierda tenia un estupido imbecil de mierda ladrando tras de ella, torturaria a ese hijo de puta. Empuño sus manos hasta dejarlas blancas y posteriormente las libero para dejar la sangre correr.
Sin miramientos abrio la puerta del salon encontrando una escena desgarradora, casi desquisiante que la dejo de piedra. Un chico de cabellera negra, tez palida y de aspecto Rockero estaba besando a la que suponia era su novia, la tenia contra la pared, mientras esta lo rodeaba de la cintura con sus piernas y sujetaba su cuello profundizando mas el beso. De un portazo cerro la puerta, haciendo que automanticamente ambos se separaran y voltearan a ver. Pudo ver como el rostro de su zorra, porque eso seria de ahora en adelante, una zorra mentirosa, manipuladora. Una zorra que ella amaba casi tanto como la odiaba.
-Marceline..- dijo suavemente Bonnibel con tranquilidad. Se separo por completo del chico y se acomodo las ropas.-¿que haces aqui?- quizo saber.
-¿quien es el?-pregunto Marceline tranquilamente, pero en un tono peligroso.
-¿el?- le contesto ella despreocupadamente.
-me llamo Marshall - contesto el muchacho un poco incomodo y quizas asustado.
-Marshall ¿eh?- dijo Marceline.- sabes Marshall, tienes una linda cara- le sonrio con simpatia.
- este... gracias- contesto el chico, mientras se rascaba la cabeza.- creo, creo que mejor me voy, Bonnie te vere luego ¿si?- le sonrio.
Pero, justo cuando estaba por voltearse un puño choco contra su cara. Luego siguio otro y otro, justo cuando cayo al suelo, le siguio una patada tras otra.
-¡es una lastima que tu linda cara muy pronto desaparecera¡- grito Marceline mientras seguia golpeandolo sin piedad, descargando toda su ira en aquel cuerpo.
Bonnibel al ver aqueo, se abalanzo contra Marecline intentando detenerla en vano. Estaba iracunda, estaba loca de rabia y no paraba de brindar golpes. Un momento despues Marceline cogio al pobre chico, todo golpeado y lo alzo contra la pared, la misma en la que el habia arrinconado a Bonnibel.
-¿que lindo es liarse a una perra, verdad?- pregunto fuera de si- pero ¿te digo algo imbecil?- inquierio con locura.- ¡esta perra es mia¡- le grito mientras contra la pared le propinaba otro par de puñetazos, en la cara, el estomago, sus costillas. Un par de rodillazos en su entrepierna y el chico ya estaba casi inconsciente.
-Mareline ¡basta¡- le grito Bonnibel mientras la empujaba lejos del chico.- dejalo en paz de una vez- le volvio a grita mientras ayudaba al chico a levantarse.
-escuchame bien, estpudio- dijo Marceline, mientras Marshall se incorporaba.- si no te quieres morir, entonces mas vale no habras la boca de lo que te paso- lo amenazo.
El pobre chico aturdido, golpeado y sobre todo aterrorizado solo supo asentir con la cabeza y acto seguido, soltandose del agarre de Bonnibel salio corriendo del salon, dejandolas solas. El silencio era sepulcral, como si fuera una pelicula de suspenso, como si alguien estuviera a punto de morir.
-¿porque?- se esucho una voz preguntar entre tanto silencio.
-poque me aburri- le contestaron peligrosamente.
-¿te aburriste?- pregunto mas para si. Empuño las manos nuevamente, sin importale el dolor luego de la paliza, el idiota tenia la cara dura.- ¡¿te aburriste?¡-inquirio con furia renovada.
-¿duele verdad?- le pregunto ella con burla- duele ver a la persona que amas con otra de esa manera- le asuguro con igual ira.
-¡¿De que mierda me estas hablando ahora?¡- le pregunto fuera di si, mientras se acercaba peligorsamente a la peli rosa.- yo no estaba a punto de tener sexo con un estupido, en las narices de mi novia¡- grito llena de dolor.
-¡¿entonces que hay de la directeroa de tu facultad?¡- inquirio furiosa.
- ¿Natasha?- inquirio confundida.- ¿que hay con ella?- quiso saber indignada.
-no me vengas con estupideces como estas Abbader¡- pregunto esta vez furiosa Bonnibel.- Todos en esta Universidad saben que te estas revolcando con la conocida Reina Helado¡ - le grito completamente enojada.
No pudo evitarlo, quizo hacerlo pero simplemente no pudo, se carcajeo en la cara de ella y tras esa carcajada vino una cacheteada que le ladeo por completo la cara. Con enojo entonces, tomo el brazo de la peli roza y la tiro hasta que chocara contra la ventanilla del salon, justo al otro lado. Luego, se dirigio en su direccion para acorrarla peligrosamente.
-escuchame bien, princesita de pacotilla- dijo casi escupiendo las palabras. -Natahsa, la conocidia como “Reina Helado“- apreto los dientes conteniendo la furia.-es la prometida de mi tio, Simon- Le explico con rabia reprimida.
-mientes- le contesto ella encarandola.- tu siempre mientes, Marceline y tengo pruebas de ello.- dijo sacando un celular, para luego mostrar mensajes comprometedores.
-no princesita mia- nego con la cabeza despcionada.- aqui la unica mentirosa traicionera, eres tu- le susurro dolida- y aun asi amo tu manera de mentir- la sujeto del cuello con fuerza.
-sueltame, me lastimas- replico la peli rosa, mientras sujetaba las manos de Marceline, evitando el extrangulamiento.
-¡NO¡- le grito esta vez enojada- ¡este celular, querida mia, es mi tio¡- le grito enojada nuevmente, apretando el agarre.-me asaltaron hace mas de un mes y el me lo presto¡- y añadio su otra mano apretando fuerte.
La respiracion se le iba, la vida junto con ella, justo como su confianza se habia ido luego de haber visto aqullos mensajes,¿que habia hecho? una lagrima de impotencia y culpa resvalo por su mejilla. La pelinegra aun iracunda solto a la peli rosa del extrangulamiento, se alejo del cuerpo de Bonnibel por un instante, solamente para diriguirse hasta la puerta y cerrarla con seguro. La peli rosa puedo observar como, despues de aqueo se volvia a hacercar a ella de manera amenazadora.
-debes pagar esto Bonnibel- le susurro peligrosamente. Su semblante era indefinido, sus ojos brillaban peligrosamente llenos de odio y lujuria, su rostro reflejaba dolor, una combinacion extraña.
Aun con el miedo recorrer su cuerpo, la encaro, no queria darle el gusto de que viera su debilidad. Se quedo quieta con la mirada en alto, mirando como el demonio asechaba su presa indefensa.
-vas a recompenzar el mal rato que me has hecho pasar y vas pagar esta infidelidad- le dijo burlnoamente sadica la peli negra acorralandola por completo en el ventanal.
-M-Marceline...- susurro entrecortadamente mientras sentia como esta, la volteaba, quedando su rostro contra el ventanal que daba justo al patio principal de la facultad.
-no me has dejado tocarte en una semana y media, ¿sabes lo que es una semana y media?- casi ronroneo en su oreja, haciendo que su cuerpo reaccionara de inmediato.
-sueltame Marceline, nos pueden ver- dijo enojada y frustrada, sus mejillas ya estaban rojas y su cuerpo comenzaba a calentarse ¿como era capaz Marcelien, de crear cambios tan drasticos en ella?
-no querida- la contradijo sensualmente.- solo pueden verte a ti desde la cinutra para arriba, procura moderar tu rostro- le dijo mientras retiraba su cabello rosa hacia un lado y luego lo besaba.
Un gemido ahogado salio de sus labios al sentir aquel primer contacto, agacho la cabeza mientras cerraba sus ojos, luego volvio a abrirlos solo para toparse con que un par de estudiantes la miraban desde afuera y la saludaban. Sonrio con dificultad y con la mano les devolvio el saludo.
-parece que alguien es popular aqui- susurro Marceline a tiempo que introducia su mano entre los pantalones de la peli rosa y comenzaba a explorar los pliegues de su intimidad sutilmente.
Agacho nuevamente la cabeza mientras un grito de satisfaccion salia de ella, coloco una mano sobre el cristal y la otra la llevo hasta donde estaba la mano de la peli negra intentando detenerla, en vano. Aquella mano maestra la estaba volviendo loca, tocaba sutilmente y se dedicaba a probocarla nada mas, mientras su cuerpo reaccionaba desesperado por mas contacto.
-p-por...favor... M-Marceline...- dijo a duras penas entre cada jadeo.- ¡para¡- grito desesperada, aprentando su mano contra el brazo de la peli negra, mientras su espalda se encorvaba y sus caderas se movian buscando mas de ese delicioso contacto.
-¿porque deberia de hacerlo?- la cuestiono Marceline burlonamente frotandose contra ella.- tu lo deseas mas que yo Bonnibel, las dos lo sabemos- dijo para luego llevar su otra mano dentro de la camisa y sujetador de la peli rosa.
Un gemido y otro movimiento de caderas hizo que Bonnibel se rindiera aun en contra de su voluntad. El cristal del ventanal poco a poco se empañaba por el aliento de la peli rosa, mientras esta solo era capaz de agachar la cabeza y mover sus caderas al ritmo que habia impuesto la peli negra. La tenia presa con su cuerpo y del placer, llevaba una semana y media de abstinencia con Marceline, al suponer la infidelidad de esta y eso la habia estado matando. Con Marceline hacer el amor, siempre era una experiencia agridulce, salvaje y tierno a la vez. Por eso, en esos momentos el contacto de Marceline le sabia a gloria, una agonizante gloria.
No aguantaria por mucho mas tiempo, el orgasmo estaba por venir, lo sentia en su vientre, sus hormonas no soportarian mas, pero justo cuando su tan anciado orgasmo se avecinaba, Marceline se detuvo. Gimio en protesta y frustrada movio sus caderas, pero la mano de Marceline se retiro de su intimidad.
-todavia no mi princesa- le sonrio Marceline a tiempo que se llevaba la mano a la boca, probando el sabor de Bonnible.-¿que esperas?- le pregunto despues con burla.
La odiaba, La odiaba de sobremanera por hacerle eso que le estaba haciendo, sabia lo que pretendia. La habia dejado a nada del extasis, para que le rogara como un perro por placer. Sus mejillas estaban rojas, de exitacion y vergüenza, la estaba practicamente obligando a humillarse ella sola como una cualqueira por placer. Queria mandarla rotundamente a la mierda, aun tenia orgullo y no dejaria que nadie se lo quietara.
Se dio la vuelta y encaro a la peli negra con odio reflejado en su rostro. Estaba temblando, su cuerpo queria liberar la energia acumulada, su cuerpo estaba aun deseoso, aun podia sentir los dedos de Marceline como fantasmas en su intimidad. Pero no se rebajaria como una cualqueira.
-tenemos agallas ¿no es asi?- inquirio Marceline burlona mientras se cruzaba de brazos. -deberia amarrarte a la cama y prederle fuego al apartamento ¿sabes?- le dijo sin importancia la Peli negra mientras sonreia.
-lo siento- susurro ladeando la cabeza con vergüenza.
-¿que dijiste?- pregunto Marceline incredula.
-que... ¡lo siento¡ ¡¿si?¡ - grito desesperada Bonniebel- lo siento, por haber sido tan estupida y creer que me engañabas.- se disculpo con las lagrimas queriendo salir de sus ojos.
Marceline no contesto y tras cerrar los ojos un momento y soltar un suspiro liberando toda la tencion. Camino nuevamente hasta su novia y la abrazo con fuerza.
-te dije que habia cambiado- le susurro con pesar.- pero sigues sin creer en mi- dijo resignadamente.
- lo siento- se disculpo Bonnibel con igual pesar. -yo.... en realidad no queria...- intento explicarse pero Marceline la callo con un beso.
-lo se- le contesto sonreindole con cariño.- se miraba a kilometros lo imbecil que era- dijo un poco mejor de humor.
-Dios..¡- se quejo Bonnibel- y besa asqueroso- dijo despues mientras un escalofrio recorria su espalda.
-sabias que vendria ¿no es asi?- le pregunto la peli negra, pero mas parecia una afirmacion que una pregunta.
-queria demostrarte que no soy la misma niña de antes- le dijo Bonnible mientras levantaba la cabeza y la miraba a los ojos.
-claro que no lo eres, cabeza hueca- la regaño Marceline.-asi como yo tampoco soy la mimsa canalla de antes- y despues la volvio a besar con pasion y amor.
-Marceline...- dijo Bonnible luego del beso-quiero que termines lo que empezaste- le dijo sensualmente y con demanda.
-eres una estupida princesa consentida- le sonrio la peli negra con sorna. -pero eres MI estupida princesa consentida- exclamo mientras la volvia a besar.
Mientras el beso subia de nivel y sus lenguas danzaban en un baile sensual y peligroso. Marceline llevo a su dulce princesa hasta el escritorio de profesores y tras tirar todo a su paso, la recosto sobre este con ella encima. Lentamente dejo de besar sus labios para diriguirse a su cuello, mientras sus manos quitaban la camisa de la peli rosa y su sujetador. Con su mano derecha fue hasta uno de sus senos, su boca siguio el mismo camino que la mano. La peli rosa arqueo la espalda mientras los gemidos la abandonaban, esto solo hacia que el fuego dentro de la peli negra creciera mas.
Eran puro fuego, sus cuerpos estaban sudados, ardian por dentro buscando extinguirse de la unica manera que se extingue un fuego tan abrasador como ese. Ambas estaban desnudas y una cabellera negra se movia entre los muslos de una Bonnibel en compelto extasis, ambas manos estaban aferradas en la cabeza de la peli negra, mientras su espalda estaba completamente arqueada y sus caderas no paraban de moverse al compas de aquella lengua que recorria todo. Sus ojos estaban fuertemente cerrrados y el aire faltaba, no soportaria un segundo mas, esa boca la estaba volviendo loca. Marceline no se apartaria de aquel lugar hasta que su princesa liberara semana y media de abstiencia, se habia dado cuenta que, despues de tantos dias sin sexo, su princesa realmente se ponia candente, sonrio para sus adentros, intentaria tenerla en abstiencia mas seguido.
Un grito y un cuerpo en tencion fue el indicatorio de que Bonnibel habia llegado a su punto maximo. Marceline se relamio los labios luego de haber salido de entre los muslos de su novia.
- es hora del segundo turno- le dijo Marceline con una sonrisa.
-Marcy... si seguimos asi, nos descubriran- le reprocho Bonnibel.
-eso ya lo se- le conttesto la peli negra mientras se alajaba de la peli rosa.- por eso apurate a cambiarte, me urgue que lleguemos al departamento- le dijo.
-¿y eso porque?- quizo saber dibertida Bonnibel.
-porque este fin de semana no sales del cuarto- le contesto Marceline mientras le daba un beso casto en la boca y despues se disponia a bestirse.