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¿Bailarías eternamente conmigo? por christalchii268

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Notas del fanfic:

La serie Chaton es mia :3 

Solo, solo mia muajuajaja (?)

 

...Bueno, esta historia forma parte de esa serie. Si no la han leido es probable no entiendan :c

Les recomiendo lo hagan. Aqui la primera historia y la que esta ligada a este fic -----> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=74059

 

Algunas cosillas no son mias, al igual que algunos personajes, que en su mayoria son de Junjou Romantica. Respetos a su respectiva autora~

Notas del capitulo:

Bueno, esta historia fue a pedido de mi mejor amigo, que se conmovió con el final de Mitsu en el epilogo del primer fic de los Chaton, y me suplico que no lo dejara con la duda ._.

Así que como adoro a ese niño me hice a la tarea de hacerlo... Aunque me salio mas larga la historia de lo que quería, me tarde mucho y demás ;^;

 

Para aquellos que quieren a Mitsu, el dulce chico amigo de Akihiko y que ayudo mucho en el Juicio por los Chaton~

¿Bailarías eternamente conmigo?

 

Capítulo 1:

El palacio Natsuki estaba brillando en todo su esplendor. Toda persona con algún título o influencias vestía sus mejores galas. Las mesas con comida eran ignoradas y la mayoría de la gente solo traía una copa por toda la noche, para pretender. Ellos no iban por la exquisita decoración, la selecta y apropiada música de fondo o siquiera para pasar un rato agradable. Ellos iban por avaricia y hambre de poder.

Akanabe Mitsu cabizbajo y en su propio mundo se recargo en su solitaria pared, bailando mentalmente la dulce sonata.

Ser un brujo con sangre legendaria y poderosa no era tan genial como la clase normal de su reino creía. Hacer “trucos”, pócimas y poder leer, manipular y hablar con la mente de otros solo era malo para él, trayéndole muchas experiencias amargas y tristes.

Cierto que todos por completo de sus antepasados poseían algún nivel de magia, pero él lo detestaba. Detestaba la farsa sonrisa, cumplidos hipócritas y envidia de otros. Odiaba tener que servir a personas que deseaban arreglar sus problemas con su magia.

Mitsu solo quería dedicarse a escribir las diversas formas en que imaginaba, sería la libertad. Aunque él sabía que eso era imposible. Como el hijo varón de su poderosa familia, él debía seguir cierto camino, bajar la cabeza ante el pretencioso Rey, la interesada sociedad y los constantes avances de una condesa, que quería desposarlo a sus “quince” años. Claro que sus padres estaban de acuerdo con eso.

El levanto la mirada interesado cuando una joven exclamo. Risas forzadas se escucharon y Mitsu sintió repugnancia al ver a dignas chicas siendo “vendidas” a pretendientes por sus respectivos padres.

Nibiru era un reino hermoso y próspero, pero pronto caería. Mitsu solo lamentaba que su ciega familia no diera con eso.

Mitsu discreto fijo su mirada en una resignada chica que aceptaba bailar con un barón de alto estatus, los padres de la chica gustosos. El negó en su mente mientras veía la forzada danza.

Si de algo de su vida estaba feliz, era de la prohibición a voces, que “estipulaba” que él, por ser un brujo, no podía socializar como todos, pero aun así debía asistir a eventos especiales, en los cuales nadie se le acercaba y el permanecía siempre alejado. Mitsu se quedaba en silencio, planeando la nueva historia de libertad en sus secretos libros que guardaba con magia debajo de su cama.

El agradecía no tener que convivir con tan malas personas y solo ser ignorado. Aunque no negaría que le gustaría practicar las complejas danzas que tan esmeradamente se le enseño.

El chico salio de pensamientos cuando la mayoría de los asistentes cuchichearon emocionados, señalando un escaso grupo de hombre por completo en negro y quienes cubrían sus ojos con antifaces finos y parte de su rostro con capuchas. El discreto sombrero encima de sus cabezas explicaba la agitación de todos. Ellos eran “Visitantes” de mundos recién descubiertos o en contacto con su mundo.

Mitsu sintió su interés crecer mientras un hombre a la delantera del grupo quitó su brazo de los hombros de un adolecente, por su estatura. Él podía decir que el chico tendría la misma edad que Mitsu aparentaba, pero también tenía algo mágico, algo especial que impedía que leyera su mente como comúnmente lo haría. Extraño.

La gente se retiró con prisa del camino de los extraños. Todos ellos fueron a saludar al Rey y a su heredero, todos menos el joven que se quedó atrás.

Suspirando el volvió a su mente, escuchando la compleja música que ya nadie bailaba, pues muy pocos sabían hacerlo. Mitsu sonrió por eso.

Ante los ojos de muchos el tenia quince, pero en realidad él contaba ya con treinta y cinco años.

Era de conocimiento público que algunas familias de brujos eran de hecho inmortales. Su familia era uno de ellos.

Su padre contaba con siglos de vida, enseñándoles a sus hijos cosas muy valiosas que en su larga vida experimento. Danzas desconocidas era un ejemplo.

Cuando un hijo nacía en familias inmortales solía ocultarse la noticia desde la concepción. La mujer era escondida y era obligada a dejar a su hijo ahí, sin ver vistió por alguien externo a ella hasta que este contara con la madures mental y mágica para cuidarse por si solo. Dada su inmortalidad ellos envejecían físicamente a un muy pausado ritmo, así que cuando los hijos ya eran “adultos” se mostraban a la sociedad, mintiendo sobre su edad para protegerlos.

Mitsu fue criado como otros, pero aun así estaba en constante amenaza, pues otras personas deseaban su inmortalidad y eterna juventud, otros viéndolo como un peligro. Él siempre estaba atento, dispuesto a defender su obligada y monótona existencia permanente.

-Buenas noches. Permítame cortejarlo...

Mitsu miro al chico de antifaz enfrente de él, después observo alrededor y vio que ellos estaban solos por unos metros a la redonda. Sí, el “extranjero” estaba hablándole a él.

-¿T-tiene constancia de quién soy?- pregunto nerviosos Mitsu sin quitarse la capucha que debía utilizas su especie. El chico sonrió amablemente, paralizando a Mitsu y conmoviéndolo a la vez.

¿Cuándo había sido la primera vez que un extraño le sonreía verdaderamente sin segundas intenciones?

-Sé que es, pero no he sido honrado con el conocimiento de su nombre...

El miro alrededor una vez más, viendo la sorpresa, ofensa y exclamaciones de los asistentes que veían la inusual situación.

El Visitante hizo un bajo sonido de desprecio viendo también lo mismo y extendió una gentil mano hacia Mitsu, pidiéndole bailar. Él se sonrojo sin saber por qué.

-Si la bella criatura enfrente de mi me lo permite, me gustaría proponerle algo. Si mi danza es digna, usted me dirá su nombre...

Mitsu abrió su boca para negarse, pero nada salio de ella. El solo estaba aturdido al rosar la suave y cálida mano y sentir una extraña llamada en su corazón. Tal vez el chico tomo como algo bueno eso, porque sujeto y lo guio al centro de la vacía pista.

El cerro avergonzado los ojos cuando el chico se acercó y lo tomo gentilmente por su cintura, su otra mano tomándole la mano derecha para al final sonreírle esperando empezara la nueva canción.

Él se perdió tanto en los singulares y extraños ojos de azul pálido que no puso atención a la melodía. El solo se dejó llevar, actuando por instinto. Al momento en que el chico lo cargo por la cintura al aire, Mitsu reacciono.

¡Esa canción era muy compleja, bella y difícil!

La primer parte difícil, una serie de rápidas vueltas para Mitsu, fue perfectamente controlado por su compañero de baile. Sin marearse o siquiera inmutarse, Mitsu continuo deslizándose en vals con el extraño chico.

Otra vez Mitsu fue levantado mientras el chico daba vueltas, cargando su peso. Mitsu desde su posición observo que de hecho el joven era guapo para su edad y estatura. El chico probablemente media 175, unos quince centímetros mayor que lo que su erróneo físico indicaba.

Cuando toco piso de nuevo, el vals avanzo en ritmo. De nuevo vueltas para Mitsu, un corto desliz y otra vez fue cargado. Él se sorprendió de la elegancia con la que se movía el chico sin cansarse.

Una parte especialmente bella continuo, ambos moviéndose perfectamente por toda la circunferencia de la pista, girando juntos en cerrados círculos sin perder ritmo ni elegancia. Sus ojos nunca evitando los contiguos.

Mitsu se sintió perfectamente en paz y feliz cuando la música bajo de rapidez y ellos se movieron suave. El extranjero tomo la mano derecha y la apoyo en su pecho, sosteniéndolo ahí con delicadeza. Su mano en la cintura lo acaricio sin apenas ser considerado caricia. Mitsu embriagado subió la mano que sujetaba por su hombro izquierdo, rodeando con ella su cuello. El joven sonrió feliz.

Ellos se movieron lentamente por varios tiempos, hechizados. De vez en cuando el extraño le daba una vuelta o aun en vals ambos giraban sin romper contacto de ningún tipo. La canción se hizo eterna y placentera.

La última parte movida sonó, esta vez el mismo patrón en mayor velocidad, ambos adueñándose de la pista, del corazón del otro y miradas enojadas, sorprendidas y admiradas de todos los invitados que los miraban atentos.

Cuando volvió a la suave danza Mitsu recordó que el final llegaría amargamente y nada podía el hacer para evitar volver a su solitaria y amarga vida.

Si solo pudiera bailar eternamente con ese chico, rodeado de esas singulares emociones que aún no podía describir...

Mitsu se desmorono un poco y se escondió en el cuello del chico, este poniendo de nueva cuenta su mano en su pecho. Su mano en la cintura lo rodeo, acercándolo más a él. El calor del otro lleno a Mitsu.

-Gracias por esto...-le susurro con nostalgia, acariciando su oído. Miles de más cosas queriendo salir, pero se contuvo.

El final inevitable llego. Su compañero sosteniéndolo mientras lo inclinaba hacia atrás y su capucha resbalaba solo un poco, mostrando gran parte de su bello y andrógino rostro, sus lágrimas abandonando sus ojos rosa profundo, muestra de su estatus e incluso de su especial familia.

Mitsu se sostuvo al cuello del extraño cuando este no lo reincorporo. Sus ojos azules aturdidos seguro por el descubrimiento.

-Mi nombre es Akanabe Mitsu- susurro amargo, alejándose con esfuerzos de él.

-Kazamiya Kaoru... -el otro agrego mientras Mitsu destrozado se retiraba de la pista y el salón.

 

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-¿Me puedes explicar sobre esto?

No, rayos, él no estaba del humor indicado para que aquello sucediera. Su hermana no había escogido un peor día para descubrir su hobby secreto de escribir.

-¿Por qué has estado en mi habitación, Hotaru?- Mitsu pregunto sin muchas ganas, sabiendo que era probable su hermana menor no contestara.

-¡Olvida eso!- replico energéticamente Hotaru, justo como él pensó que lo haría. -Eres un excelente escritor, hermano.

Eso no lo había esperado. Mitsu vio sus muchos borrones en pergaminos sujetos por una liga mágica. Su hermana tenía todos sus escritos en su delicada mano.

-Solo olvídalo y lo le digas a nadie, ¿quieres?

Hotaru torció el gesto y se sentó en la modesta cama de Mitsu mientras él se deshacía con prisa de la ropa que casi le quemaba.

-¿Sucedió algo en el baile?- susurro Hotaru aguda.

-Nada. Ahora sal de mí...

-No eres bueno mintiendo, hermano- rio dulcemente la chica, moviendo su corta trenza rubia. Sus ojos siempre fijos de alguna manera en él. -Pero ignorare el hecho de que algo importante sucedió, si...

-¿Qué cosa?- gruño Mitsu cuando ella guardo silencio. Como ella continuo de esa forma, el volteo y la encontró acariciando su actual historia con melancolía.

-¿Terminarías esta historia para mí?

Mitsu abrió la boca, no para responder, sino por la sorpresa, pero pasos acercándose interrumpió a ambos. Hotaru rápidamente escondió los manuscritos debajo de la almohada y puso perfecta expresión cuando llego el padre de ambos.

-Hotaru, sal. Ve con tu madre.

¡Demonios, Mitsu estaba en problemas!

Su hermana obedeció indecisa, dándole ánimos con una mirada al pasar. Mitsu aprecio eso, pero sabía que algo grave pasaba con la mirada colérica de su padre.

-He recibido la llamada de unos de los encargados del baile de esta noche en el Palacio y me comunico que bailaste con uno de los Visitantes. ¡Con un hombre!

Mitsu se abstuvo a tiempo de girar sus ojos. Ignorando y evadiendo a su padre en partes iguales, Mitsu continuo cambiándose de ropa, pensando la brillante respuesta que debía, seguro, conseguirle un golpe.

-¡Responde, Mitsu! ¿Lo hiciste?

-Lo hice, padre. Algo me dijo que si rechazaba la propuesta de uno de los Visitantes este se enfadaría y sería malo...

-No seas insolente conmigo, muchacho- gruño su padre dando un paso más cerca de Mitsu que no se inmuto.

-¿Para qué se molesta en enseñarnos complicadas danzas si no tenemos aprobado realizarlas?- pregunto distraído Mitsu sujetándose su cabello en una baja coleta.

-¡No con otro hombre, Mitsu!- grito su padre, empujando levemente a Mitsu con su no-controlado poder de energía. -Veo que he sido muy indulgente contigo, empezando por ese absurdo cabello largo, impropio de un hombre heredero y brujo. Has olvidado tus lecciones...

-Oh si, como aquella que dice que somos los únicos en el espacio, ¿no?

Mitsu vio a su padre moverse más e inevitablemente puso una barrera mental para protegerse. Su padre farfullo, pero de la nada pareció más tranquilo y sereno, produciéndole a Mitsu más miedo que su violenta actitud.

-Ningún hijo mío, y mucho menos mi heredero, deshonrara su nombre actuando impropiamente. ¿Quieres retarme? Atente a las conciencias, Mitsu. La próxima semana empezaras tu servicio en el Palacio de Natsuki, estarás bajo el cuidado del General Takumi Ryota.

Su padre se dio la vuelta dramáticamente y se fue, azotando la delgada puerta del cuarto de Mitsu. Él no debió abrir la boca...

 

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-¿En serio iras a Seris?

Mitsu suspiro acomodando inútilmente la ropa en su pequeña bolsa. Sus pensamientos contradiciéndose y peleando una épica batalla silenciosa.

-No tengo otra opción, Hotaru. Fue orden directa del Rey que cada líder brujo fuera a ese planeta en su nombre, y como padre no desea ir más que el mismo Rey...

-No es tu deber, hermano...

-Solo déjalo así, pequeña. -Mitsu levanto su bolsa y tomo el libro que había estado en su mesita de noche. -Toma... -se lo extendió a su hermana. Hotaru corrió a abrazarlo y supo que lloraba. -Oye, solo estaré lejos de casa por tres días...

-Y después empezaras con tu servicio militar y ya no vivirás aquí. Los últimos días libres que podías pasar aquí antes de irte, y tienes que salir por primera vez de nuestro mundo...

-No se puede evitar- sonrió algo divertido Mitsu. -Una orden de padre nunca se puede replicar...

Su hermana se separó de el con una irritada expresión. Mitsu sabía que ella detestaba a su padre tanto como él. Ella era muy parecida a él en muchos sentidos, y de haber nacido hombre muchas puertas abrían sido abiertas para ella, pero ese no fue el caso lamentablemente.

Mitsu le sonrió honestamente a su apreciada hermanita y le beso con ternura su húmeda mejilla. Cuando estaba saliendo el escucho a Hotaru hablarle.

-Gracias por continuar la historia por mí...

 

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Mitsu se odiaba por revisar la concurrencia de la enorme fiesta. En ese lugar había infinidades de personas, pero el que dominaba sus pensamientos desde el efímero encuentro solo días atrás no estaba, tampoco era como que Mitsu supiera como actuar si el chico aparecía y le hablaba.

Solo conocía sus ojos claros y su nombre, pero sabía que aquello no era suficiente.

De todos modos no había futuro. Su familia y mundo nunca aceptaría una relación así, razón principal para que muchas parejas secretas huyeran cuando descubrieron mundos más amistosos. En Nibiru eran cazados y asesinados, en Celes, por mencionar un mundo, podían ser felices juntos e incluso tener familia.

Negando, Mitsu bebió de su copa. Él estaba pensando en tonterías. ¿Cómo llegaba a imaginar tan extremo hasta el punto de imaginarse en una alegre cuidad, casado con el misterioso chico y teniendo una pequeña familia propia? El viajar a otro mundo extraño para él, le estaba afectando mucho.

-¿Quieres jugar un juego?

Mitsu se sobresaltó cuando alcanzo a escuchar la cercana plática. Con una curiosidad con la cual había luchado desde pequeño, volteo a los dos jóvenes que se consideraban con la mirada. Mitsu reconoció a uno de ellos. El frio, pero talentoso, Usami Akihiko, escritor profesional y autor de varios de sus libros favoritos.

Como idiota se quedó viendo fijo al escritor, que platicaba desinteresadamente con el chico que primero se había acercado. Mitsu reconoció cierta tensión en el ambiente cercano, haciéndose preguntar porque la gente alrededor parecía nerviosa pero emocionada. De nueva cuenta fisgoneo en la mente de uno de los ricos empresarios que daba miradas interesadas y ansiosas al par.

>>Espero y el sensei acepte el favor de Sumi-sama. No imagino las magníficas obras de Usami con Sumi-sama como editor... Nos costó mucho que Isaka-san lo empleara en Marukawa para que al final ambos no trabajen juntos... Con eso de que Usami es un mocoso caprichoso que aleja a todo digno editor... Cree que por tener algo de talento puede rechazar como así a mis nuevos editores...<<

Mitsu rio entre dientes por la patética forma de pensar del empresario. Él podía adivinar que sin Usami y su dotado talento, el tonto hombre no visitaría tan cotizado y bello traje que no hacía nada por su feo rostro.

La velada continúo y Mitsu siguió viendo distante la fiesta. Muchas personas se acercaron a él, cautivados por lo misterioso de un chico alejado, con aura atrayente y siempre escondido en capucha y capa nagra. Mitsu simplemente los alejo mentalmente, y tan pronto el quinto se acercó a él y solo a un metro se volvía, la gente lo dejo en paz.

El evento lego a su apogeo y Mitsu seguía revisando a todos los invitados discretamente. El también robo seguido miradas al par de chicos que continuaban conversando, notando que después de todo, Usami Akihiko no era tan frio. No sonriendo tímidamente como lo hacía con el cretino y burlón editor.

Mitsu maldijo cuando todos sus compatriotas de mundo empezaron a reunirse con el príncipe Heredero. El interesado muchacho había rogado al Rey ir, y este acepto solo si los líderes brujos eran sus sirvientes personales. Claro que el estúpido hombre no lo dijo con esas palabras.

Matando tiempo para evitar la humillación, Mitsu camino al lado contrario del salón, pero el distraído se golpeó con alguien bruscamente.

-¡Yo lo lamento tanto!- gimió la mujer pelirroja femeninamente. Mitsu la consoló con una sonrisa nerviosa, pero al notar que varias personas se fijaban en él, y que la chica quedaba en maravillada, se alarmo.

La maldita capa se le había caído y su rostro estaba visible de nuevo.

-Yo en verdad no le hice daño, ¿cierto?- susurro aturdida la mujer, atraído por la energía que Mitsu desprendía por su físico inevitablemente.

-Estoy bien, no se preocupe...

Mitsu de nuevo comenzó a retirarse, pero fue demasiado tarde cuando el Príncipe lo vio y los pensamientos de este se desviaron en muchas repugnantes ideas acerca de él. Mitsu había creído ingenuamente que el Heredero no pretendería ya nada con el después de ser amenazado por el Rey mismo sobre atacar a un brujo como Mitsu.

Un sonido atrayente de vidrio quebrándose se escuchó por todo el amplio salón. La indeseada atención en Mitsu desapareció y se enfocó en el solo editor Sumi, con una pequeña manca de vino en su blanco traje y restos de su copa rota en el piso. Al momento en que interesadas personas acudieron a su ayuda, una gentil mano lo tomo y empezó a arrastrarlo, sacándolo del lugar.

-¿Pero que...? ¡Oh...!

Usami Akihiko solo no podía estar ayudándolo... ¿Podía?

-Cállate y sígueme. ¿Querías huir de aquí, no?

Mitsu vio una vez más hacia el Príncipe. Este miraba con burla al rodeado editor, Sumi Keiichi hacía tiempo robando miradas divertidas a Mitsu.

¡Ellos lo estaban ayudando sin segunda intención! Mitsu podía leerlo en la mente de ambos chicos. Creían que él era hermoso, pero sobre todo que necesitaba ayuda por lo indefenso de su físico.

Mitsu ignoro la referencia y siguió con prisa al escritor. Este lo guio con aburrimiento por varios vacíos pasillos hasta llegar a una sala desocupada y elegante.

-¿Por qué me habéis ayudado, *Usami-zoti?

-Estaba aburrido. Sumi pensó que ayudarte a escapar sería interesante. Sospecho que él se refería a las consecuencias porque tú te ausentaras...

-¡Bien pensado, Aki-chan!

Mitsu se sobresaltó y miro al recién llegado editor, que sin ningún recato reviso a Mitsu por completo y sonrió lascivamente. Gracias a la diosa sus pensamientos solo decían que Mitsu era bello sin ir más lejos.

-¿Por qué sigue llamándome así?- pregunto el escritor, sentándose en el brazo de uno de los sillones. Su tono y actitud era más de curiosidad que molestia.

-Te llamas Akihiko, ¿cierto? “Aki-chan” es un apodo...

-Ya se eso- gruño el escritor algo divertido. -A lo que me refería es que no creo tener tanta familiaridad con usted para...

-Oh, vamos, querido... ¡No digas eso!

Mitsu se quedó en silencio viéndolos discutir. Asombrado de que en solo un par de horas fuera tan cercanos y se llevaran tan bien. Mitsu de verdad estaba interesado como lo ignoraron, pero nunca se olvidaron que él estaba ahí.

La realidad era que Mitsu hacia mucho no conversaba con algún extraño por placer, sin la obligación por algo. Mucho menos, esta era la primera vez que estaba tan cerca de alguien porque él quería, exceptuando, claro, a su hermana.

“Oh, no... también esta ese chico, Kaoru...”- pensó Mitsu distraído.

-Y bien... ¿quién eres?- pregunto de improvisto el editor, sacando rápidamente de su aturdimiento a Mitsu.

-¿No lo sabes?- se rio Akihiko viéndolo.

-No, -admitió igual de divertido el otro- yo solo vi que estaba evitando a la gente, pero de la nada parecía querer correr al ver a un chico patético vestido ridículamente... Pensé que sería divertido ver qué pasaba si el *bochan no lo encontraba- termino señalando despreocupadamente al sorprendido Mitsu. El escritor negó tranquilamente.

-¿Sabéis? Ese “chico patético” es el Príncipe Heredero en mi mundo original- comento lentamente Mitsu, aun en blanco.

-Mejor aún... -sonrió con malicia Sumi, travesura en sus ojos caramelo protegidos por unos sencillos lentes físicos.

-Lord Akanabe Mitsu Hikari... -se presentó con nervios disimulados.

-Vaya, tus padres se aseguraron de que fueras *“La luz”- rio Sumi, logrando por primera vez el enojo de Mitsu.

El odiaba a su padre, pero a su madre la respetaba y llevaba ambos nombres que ella le puso con orgullo.

-En Nibiru es costumbre nombrar a sus herederos a brujos con algún elemento poderoso. Aunque es la primera vez que escucho del empleo de la “luz”... -dijo distraído Usami.

-Mmm... -pronuncio el editor, observando de distinta manera a Mitsu.

-¿Ustedes sabían que era un heredero a brujo y aun así me ayudaron?- se sorprendió Mitsu viendo repetidamente a ambos despreocupados chicos.

-Si... -asintieron al mismo tiempo, aburridas idénticas muecas. Mitsu gimió confundido.

-Hay que admitir que tu atuendo no ayuda. ¿No te incomoda?- se burló el escritor mirándolo. Sumi apoyo con una cabezada.

Mitsu fulmino ambos y se quitó la molesta capa, dejando su especial vestimenta azul visible, su cabello suelto y sus zapatos sencillos pero caros. El rio cuando ambos se quedaron sin palabras cuando Mitsu se arregló mejor, moviendo su cabello, que por sí solo tenía “poder”.

-Ya veo por qué la capa... es para que nadie te acose, chico.

Él se tragó la réplica de que de hecho era mucho mayor a ellos, contando la diferencia de mundos. El solo dio una pequeña reverencia con sus manos juntas enfrente de él.

-Gracias por ayudarme. Y antes de que el “bochan” se enoje, debo irme...

-Oye, espera, Mitsu-sama- sonrió Sumi tomando con delicadeza abrumadora su mano. -Eres especial y me agrada. Quédate un poco más, hermoso.

Y Mitsu miro al interesado escritor que lo miraba también pidiéndole que se quedara. Sin saber que su destino seria sellado eternamente, Mitsu accedió, sintiéndose más cómodo conforme pasaba el tiempo.

 

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Suspirando, Mitsu se dejó caer en su cama. ¡Por fin estaba de nuevo en casa!

Todo había salido relativamente bien. Mitsu logro no verse en problemas e hizo dos nuevos amigos... sus primeros amigos de hecho. Él estaba tan emocionado que incluso ignoro los avances del Príncipe cuando ellos regresaban a su reino.

Akihiko y Keiichi eran muy buenos con él. Ambos se habían interesado a su manera en los escritos de Mitsu y también le ofrecieron ayuda en cualquier manera que pudiera pedir. Él estaba honrado y eufórico.

Dándose una vuelta feliz en su cama el dio con un pequeño bulto oculto entre sus sabanas. Aun mas dichoso encontró el pequeño libro escrito y hecho por completo por el para su hermana. Una nota anexa.

 

Hermano:

Simplemente maravilloso. ¡Pase la noche entera leyéndolo! No podía parar por la duda.

Deberías intentar escribir profesionalmente, aunque fuese en clandestino, tomando en cuentas tus obligaciones...

¡Muchas gracias por hacer esto para mí!

Aunque suene extremo, me has ayudado mucho. También me hiciste feliz con tu romántica y misteriosa historia.

Un momento en que olvide todo y solo me sumergí en tu basta y rica imaginación. Si siempre escribes con ese objetivo lograras mucho, y me harás aún más feliz.

Te quiere, Hotaru.

 

PD: Este fue mi favorito entre todos. Gracias.

 

-Pequeña... -rio conmovido Mitsu, releyendo la nota que contenía, aun en ese momento, las emociones mágicas que su hermana había implantado en la nota, abrumándolo.

Él se levantó, escondió el libro y la nota en su bolsa de equipaje y salio, revisando la silenciosa casa en busca de su hermana. De repente Mitsu fue por fin consiente que sus demás hermanos no lo habían recibido, sus padres no estaban solos sin instruir o estar ocupados con algún conjuro. También estaba la asfixiante sensación de tristeza, impotencia y enojo por todo el lugar. Eso lo preocupo.

-¡Mitsu!- jadeo su madre cuando el llego a la sala.

-Buenas tardes tenga usted, madre...

Su padre estaba en la mesa donde solía tomar asiento con sus hijos y repartir estrictas lecciones mágicas. Mitsu se sorprendió al encontrarlo tomando vino y revolviendo en un baúl, que por la vela y aceleran a su lado, pretendía quemar pronto.

-He tenido muy buenas noticias acerca de ti, Mitsu. El Rey está complacido y por la imagen que nuestro reino dio, los demás mundos no molestaran de nuevo porque ahora tienen miedo de nuestra magia- dijo frio el hombre, tomando tranquilamente su copa. -Mañana empezaras tu entrenamiento con el General Ryota, no lo olvides...

Mitsu se sobresaltó cuando su madre comenzó a llorar con la mención del amigo íntimo de la familia. El hombre mayor comenzó a gritarle a la desconsolada mujer que callara y guardara respeto, pero Mitsu se asustó al dar con fotos, prendas y artículos personales de su hermana menor en el baúl abierto encima de la mesa.

-¿Dónde está Hotaru?- pregunto Mitsu lentamente con voz neutral. Su padre bufo y termino su copa con indiferencia, su madre sollozo aún más.

-Tu irresponsable hermana rechazo el favor del General. El la mato.

-... ¿Qué?

El rostro pálido y horrorizado de Mitsu se ilumino cuando su padre prendió fuego blanco opaco al contenido adentro del baúl. Las pruebas de que alguna vez Akanabe Hotaru existiera desaparecían poco a poco.

Mitsu miro aturdido a sus escondidos hermanos. Ellos estaban detrás de la puerta entreabierta, todos exceptuando al segundo hijo varón, el cual nunca se llevaba bien con Mitsu y había rechazado a Hotaru varias veces por ser mujer y mayor que él.

-¿Madre?- susurro Mitsu desesperado, pero la mujer solo se perdió más en su llanto, escondiéndose entre sus manos. El miro a su estoico padre servirse más vino atendiendo el fuego.

Uno de sus hermanos mando imágenes mentales a Mitsu y el las acepto sabiendo que traerían respuestas. Poco después, tras ver la muerte de su persona favorita, el deseo haber quedado en la duda.

Mitsu hizo grandes esfuerzos por controlarse. Saber que fue de las últimas personas en hablar con Hotaru, que solo al día siguiente seria vilmente asesinada en presencia de toda su familia... Que ella había pedido ayuda a sus padres y estos callaron y aceptaron...

-¿No hará nada, madre?- susurro, sin fuerzas o sentimientos. Su madre guardo silencio y desvió la mirada rendida, su padre hablo severo.

-¡No se va a hacer nada! Tú hermana desobedeció a un General, mis claras órdenes y mancillo su apellido. ¡Ni siquiera merece que se vuelva a nombrar su nombre en esta casa de ahora en adelante!

Los cinco hijos del matrimonio se ofendieron y enojaron por igual. Al ver perdió a Mitsu y su cabello trasformado a negro, todos ellos se alejaron con rapidez, incluso su madre dio signos de huir.

-¡No juegues así, Mitsu!- advirtió su padre mirándolo reprobatoriamente.

-¿En qué lugar tomare lecciones con el General?

Su padre se confundió con el cambio de tema y la voz potente de Mitsu, pero aun así respondió. El asintió e hizo contacto visual con su madre, desesperado por algo, cualquier cosa de su parte, pero la mujer solo hipaba mientras torcía su pañuelo entre sus jóvenes manos.

Mitsu rio amargamente y se dio la vuelta, dejando en la sala junto con sus padres el respeto por ellos y el poco orgullo por su apellido.

Al día siguiente el encontró al General despreocupado, cambiando eficazmente su patética expresión cuando fue asesinado con magia y con las propias manos de Mitsu de la forma más cruel y dolorosa posible.

 

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-¡¡Tú no puedes hacer esto!!

Mitsu miro al mayor de los Akanabe con curiosidad, después a su madre, y por ultimo sus cosas que se estaban quemando. Solo unas pocas a salvo en la bolsa, que desde que había llegado al mundo no fue desempacada.

-Es curioso como una persona como usted, que es despreciable, me diga que debo o no hacer... -rio Mitsu, terminando con lo que hacía mientras se soltaba el cabello y se amarraba mejor la capa que había recibido de Akihiko desde Celes, solo horas atrás.

-¡Akanabe Mitsu!- se alteró su padre dando un paso hacia él, pero rápidamente retrocedió con miedo cuando Mitsu cambio su cabello de color, el siempre presente brillo azulado aumento y los muebles de la habitación levitaron unos centímetros, controlados por Mitsu.

-Calle. Ninguna persona nunca más me ordenara como usted lo ha hecho, señor.

Su padre jadeo enojado pero no replico, siendo consiente del cambio de la actitud de Mitsu. El tampoco hizo nada por que, de hecho, Mitsu era el más poderoso mago que había nacido en un tiempo muy largo. Solo una promesa firmada con sangre aseguraba el bienestar de la corona y la certeza de que Mitsu no atacaría. Ellos fueron muy inteligentes con esa decisión, pues de ser otras las circunstancias...

-Eres el heredero... -susurro sin convicción su padre, viniendo a Mitsu abrir un portal mágico a otro mundo. Celes, donde Keiichi y Akihiko lo esperaban después de que él se comunicara con ellos a través de su mente.

-Ya no, señor. Puede considerarme muerto para usted, pues nunca me vera de nuevo. Después de todo, usted toma muy bien la ausencia de sus hijos... -añadió amargo, amenazando con su fuerte mirada al hombre que retrocedió aún más. Viendo esta vez a su horrorizada madre, el agrego. -Estoy decepcionado e insultado de ser su hijo...

 

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-¿Y qué harás de ahora en adelante?

Mitsu se encogió de hombros mirando la curiosa taza de porcelana entre sus manos. Akihiko dijo que había agregado tranquilizantes a la bebida por lo alterado que el llego a Celes. Ellos aún estaban en las Oficinas de Celes, donde todo eso se manejaba.

-Me quedare aquí, supongo... -susurro sin poder evitar la debilidad de su voz.

Celes le había venido inmediatamente a la mente cuando recordó que sus amigos eran y vivían ahí. Buscando refugio temporal, el solo se trasporto ahí y casi murió por el viaje que hizo solo.

-No tienes que hacerlo. Cualquier mejor mundo servirá...

-En Celes- aseguro en berrinche mirando a Akihiko.

Sumi rio cruzándose de brazos, la fea expresión de venganza cuando se enteró de la situación de Mitsu se fue por un momento.

-Déjalo, Akihiko. ¿No vez que no quiere estar solo? En Celes estará cerca de nosotros...

-¡¡Keiichi-kun!!

Akihiko rio a carcajadas y también molesto a Mitsu con eso. Al final ambos lograron hacerle olvidas las cosas, hacerle sonreír, y Mitsu hizo los trámites para vivir por un tiempo en Celes.

 

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-¡Felicidades por debutar como escritor!

Keiichi sirvió el espumoso vino rosado y le dio una copa a Akihiko y otra a Mitsu. Estando los tres servidos y acomodados en la sala del nuevo departamento de Keiichi, ellos brindaron.

-Si no fuera porque ahora soy el editor de Akihiko... -se lamentó Keiichi dejando su copa y tomando el nuevo libro de Mitsu que le había sido entregado solo minutos antes.

-Felicidades colega- bromeo Akihiko inclinando su copa en dirección de Mitsu. El rio e hizo lo mismo, bebiendo ambos al mismo tiempo después.

-“Para, y por siempre, para ti, pequeña. Por ser mi primera lectora. Te quiero y gracias por todo, Hotaru...”

Mitsu se estremeció cuando Keiichi leyó la dedicatoria en su libro debut. El recuerdo de la dulce sonrisa de su hermanita vino a él, pero la horrible sensación de pérdida fue menor cuando Akihiko tomo con gentileza su hombro y le sonrió con calidez.

-Ella debe estar muy orgullosa. ¡Eres el segundo escritor en las listas de popularidad! Y solo es tu debut...

-El primero eres tú- rio Mitsu agradecido. Akihiko sonrió y golpe en broma su hombro, moviendo un poco del largo cabello blanco de Mitsu.

-¡Aki-chan, ten cuidado! Este ángel puede hechizarnos con su cabello, ¿recuerdas? Es capaz de hacer cosas horribles con nosotros a su plena merced.

-Soportaría cualquier cosa excepto llevar tan estorboso cabello- menciono serio Akihiko siguiendo el juego. Mitsu hizo un puchero por la risa de ambos.

-Lo que pasa es que me tienen envidia- dijo apropósito infantil, agregándose a la risa de sus amigos y agradeciendo tenerlos en su vida de ahora en adelante.

Siempre, sin dudarlo, el confiaría en ambos.

 

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Mitsu, Akihiko y Keiichi gruñeron cuando por fin se encontraron solos. Una de las muchas fiestas para dar la bienvenida a los Visitantes de un nuevo mundo descubierto estaba en su apogeo, y ellos, como habitantes en su mayoría, temporales de Celes, debían permanecer en la fastidiosa farsa, recibiendo cumplidos y alabanzas, muchas interesadas, otras descaradamente hipócritas.

Mitsu estaba tan cansado y no había pasado una hora.

Tragándose su gritito Mitsu dio con un pequeño Chaton tomando de la mano a una mujer madura y de expresión amable. Ella sonrió en dirección de Mitsu y después se retiró con el niño. Mitsu en una nube.

Desde que llegara, el simplemente era débil a los Chaton. Era toda esa cosa de sus rostros dulces, tiernos e inocentes. La novedad para el de que ellos tuvieran esas energéticas colitas tan variadas, al igual que las orejas puntiagudas y a juego con su color de cabello.

El babeaba por tener un Chaton, o al menos acercarse a uno que no tuviera ya un dueño estable, pero Mitsu no podía. Él era demasiado buen amigo para respetar a Akihiko de esa manera.

Keiichi se había enterado por Usami Haruhiko, y después la historia de una pequeña parte de la infancia de Akihiko llego a Mitsu. Ahora, ambos hombres guardaban respeto y silencio acerca del tema, ignorando con maestría todas las veces que Akihiko estuvo obligado al contacto con los Chaton y el actuó muy frio y duro.

Mitsu no era el único que había perdido a una persona importante en su historia y los involucrados no se inmutaron. La información lo hacía sentirse más cercano a Akihiko, aunque una parte de él se sentía culpable de pensar en eso, teniendo en cuenta las consecuencias que trajo la pérdida para Akihiko.

-Otro Visitante... Juro que Celes poco a poco se parece más a una estación de trenes.

Mitsu rio por el comentario de Keiichi, pero pronto dejo salir su respiración. Acercándose, con elegancia y soltura, una bella chica de llamativo vestido, capucha y antifaz se acercaba. El mismo antifaz que Mitsu jamás olvidaría ver tres años atrás del hombre que aun dominaba sus sueños y vergonzosos pensamientos.

El no contribuyo mucho cuando la chica converso, pero si puso atención casi como si deseara que la mujer le diera una pista acerca del misterioso hombre que solo conoció por escasa hora en un pasado muy lejano en su anterior mundo.

-¿De qué mundo es?- se apresuró a preguntar Mitsu cuando ella se fue tras coquetearle a Akihiko.

-Milos. Ellos son muy peculiares por eso usan antifaz y capucha en estas reuniones... -ofreció Keiichi con misterio. Antes de que Mitsu pensara más en eso, o que preguntara, Keiichi tomo a Akihiko y a Mitsu y los jalo para sacarlos del salón. Ambos escritores, sin ninguna preocupación lo siguieron agradecidos por poder salir.

Mitsu rio cuando Keiichi jalo a Akihiko y lo empezó a besar con prisa, tomando por sorpresa al chico. Al parecer, Keiichi estaba molesto por el cortejo de la anterior chica a Akihiko.

-¿Qué demonios...? ¡Keiichi!- se quejó molesto Akihiko separándose agitado, pero notoriamente alterado.

-¿Cómo es que sucedió esto?- rio Mitsu señalándolos.

Ellos un día empezaron a acostarse juntos. Mitsu, tan malditamente inocente y aun virgen, había tenido que pedirles que le explicaran su extraña relación. Ellos no eran pareja, no se besaban fuera del sexo y nunca actuaban como enamorados. Era una extraña manera de actuar, según Mitsu, eso hasta que entendió todo por fin.

A él no le importaba, pero aún le era extraño saber que sus mejores amigos se conocieran tan íntimamente. Era como si lo excluyeran a él...

-Sabes que puedes participar en el juego, Mitsu-sama... -provoco Keiichi, acariciando con seducción el rostro sonrojado de Mitsu.

-¡Keiichi!- reclamo Akihiko, que ya había planteado que no debía involucrar a Mitsu.

El, por su parte, se sintió incómodo con las acciones lentas de Keiichi. El editor tomaba su cabello y lo apartaba detrás de su oreja, pero la mueca impuesta de lujuria desapareció pronto y solo prevaleció la diversión y amistad, verdaderos sentimientos que el hombre sentía por Mitsu. El por fin se relajó y pensó distraído que “ese” tipo de relación se las dejaba a ellos dos.

 

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Pasaron unos meses y la peculiar situación de los amigos de Mitsu continuo. Ellos muchas veces empezaban enfrente de él y después se alejaban en solitario, haciéndolo sentir abandonado.

Confundido y sin nada que hacer, él se concentró más que nunca en encontrar a Kaoru. Incluso busco ayuda de Celes, pero los extensos resultados no arrojaban nada aun.

Su trabajo iba bien, el ganaba más práctica y lectores. Aprovechando eso el busco ayuda discreta entre sus admiradores, pero aun así, alguien superior evitaba que Mitsu se encontrara con ese chico.

-De todos modos, ¿Qué le dirías, acosador?... -se regañó una noche en solitario, viendo las miles de personas que compartían características con Kaoru.

Solo un poco, un breve momento. Poder decirle la verdad de sus sentimientos como nunca pudo con su pequeña hermana.

-Imposible... -susurro cerrando su brazalete, deprimido por los resultados una vez más fallidos. Poco a poco el perdía determinación y concentración.

Decidiendo distraerse como solo Keiichi y Akihiko lograban con él, Mitsu fue al departamento de Akihiko, sabiendo que ambos estarían ahí. El esperaba no interrumpir nada vergonzoso.

Para la tarde ellos tres ya estaban borrachos y animados. Mitsu término medio inconsciente por el alcohol, viendo a sus amigos tocarse y besarse, en su propio y seductor mundo. El, acostado en el sillón de dos plazas y con algunas de sus inhibiciones alejadas, no se abstuvo de preguntar a tiempo.

-¿Que se siente, chicos?

Akihiko se separó de Keiichi y comenzó a reír. Sumi se controló mejor y miro con lastima al curioso y aturdido Mitsu.

-¿Nos estas preguntando que se siente tener sexo?- rio Keiichi contagiado por las carcajadas violentas de Akihiko por el alcohol.

-¡Hablo en serio!- gruño infantil Mitsu, levantando un puño a su dirección.

-Mitsu, eso es tonto- rio Akihiko conteniéndose.

-Cierto. Es como preguntar que se siente hacer magia...

-Poderoso- interrumpió Mitsu, atrayendo la atención de sus amigos. Te sientes poderoso, pero con obligaciones. Después de hacer mucha magia te sientes cansado y débil, pero extrañamente satisfecho, incluso si hiciste algo mal...

-Similar... -susurraron ambos hombres mirando a Mitsu, pero al final Keiichi negó con rapidez.

-No. Tener sexo y hacer magia no puede ser similar...

-Tampoco es como si pudiéramos explicárselo- sonrió Akihiko señalando divertido al atento Mitsu.

-Mi niño, ¿qué pretendes?- sedujo Sumi lamiendo la oreja del sobresaltado Akihiko. -¿Quieres que Mitsu-sama se nos una?

Akihiko no contesto y empezó a desnudar a Sumi. Mitsu aturdido se sentó en el sillón y los vio con atención. Sus expresiones, acciones, sus emociones que hacían eco en su mente, pero que aún no podía identificar y entender.

Keiichi miro de reojo a Mitsu y le extendió una mano. El dudo, pero al final se levantó y fue lentamente con ellos. Akihiko con ojos extraños y una expresión única lo sentó en su regazo, apartando todo el blanco cabello que brillaba tenuemente azulado en la habitación parcialmente obscura.

-De verdad eres bello, Mitsu... -susurro impresionado Sumi inclinándose para besarlo por primera vez en los labios. Mitsu se sobresaltó asustado de lo que sentía, pero Akihiko lo calmo, acariciando con lentitud su cuerpo, besando suave su expuesto cuello.

Mitsu cerró con fuerza sus ojos al permitir la entrada de la lengua extraña a su boca. Sumi con maestría lo beso, haciendo que Mitsu se perdiera y derritiera en manos de Akihiko.

Completamente excitado, y sabiendo en una lejana parte de su mente que lo que hacían estaba mal, él se dejó llevar. Rodeo con un brazo el cuello de Keiichi, devolviendo torpe el beso; inclino el cuello permitiendo que Akihiko lo lamiera más seductoramente.

Mientras ellos se deshacían de la ropa y atendían en su mayoría a Mitsu, el entendió por fin las abrumadoras y extrañas sensaciones que hacían a algunas personas adictas...

 

 

Notas finales:

*Usami-zoti: Recurdo que Zoti significa señor en Albanes~

*bochan: Parece insulto, pero para aquellos que no sepan, este termino seria como "Niño rico". Al menos asi lo manejo aqui ;) 

*“La luz”: Mi yo se acaba de enterar que Mitsu puede significar luz. Investigando su segundo nombre, di con Hikari, que tambien puede significar lo mismo .w.

 

¿Que dijeron? Christal-san pondra el lemon de esos tres ¬w¬

Nah, ya me traume mucho yo sola con la sola idea, lo siento ;^;

Tambien esta que los eventos van "rapidos" en algunas partes. Tengan en cuenta que la vida de Mitsu-chan es larga, y si me centro mas en eso, el fic seria mas largo xD

 

Pero bueno, espero y les este gustando. El Lunes pondre el otro capitulo~

Por favor, comenten y diganme que tal, ¿si? *ojitos suplicantes*

Cuidense mucho. Nos leemos ^^/


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