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¿Bailarías eternamente conmigo? por christalchii268

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Notas del capitulo:

¿Como estan, preciosa y sexy gente? :3

¡Muchas gracias por los dulces comentarios!

 

Para quienes ya les urgia que Mitsu-chan encontrara a su amado... Jiji~

Capítulo 2:

 

Mitsu siguió sentado en la ducha, ignorando el agua fría o su entumecido cuerpo. El solo recordaba una y otra vez las crueles palabras de la prensa que se habían dado un festín al dañar la reputación de Mitsu.

Ellos no pararon de despotricarlo como el malo al decir que Mitsu salía formalmente con Akihiko, pero lo engañaba descaradamente con Keiichi, y todo porque en varias ocasiones se le veía muy cercano a ellos. Incluso no se ponían de acuerdo si era Akihiko la víctima, pero en ambos casos a Mitsu se le señalaba como mala persona.

Fans de años mandaron amenazas, el ya no podía salir de su departamento sin que lo reconocieran e insultaran. Aun ahora, una fea herida que un desconocido le provoco semanas atrás, cuando todo el escandalo inicio, se sanaba. Su mente no tan dispuesta a recuperarse.

Él no había querido gritarles a sus amigos al enfrentarlos. Mitsu solo se había cansado de ser el blanco de todo y ser el único que sufría por el juego en que los tres participaban. Pero lo único que logro fue una discusión, Keiichi tachándolo de inmaduro y Akihiko solo guardando frio silencio.

Toda era culpa suya por aceptar. El tentador juego que comenzó con aquella noche que pasaron juntos se salio de control. Mitsu como un niño había absorbido toda la información por los encuentros que en su totalidad tuvo con Keiichi. Akihiko seguía siendo amistoso y un poco dulce con Mitsu, pero exceptuando algunas caricias y besos ellos no mantuvieron una intimidad por completo de nuevo, contrario en el caso con Keiichi.

El solo se había dejado llevar por las emociones y ahí estaban las consecuencias por su infantil manera de actuar.

Mitsu tenía que huir de nuevo de su propia mente y corazón.

Sin darle un segundo pensamiento Mitsu se levantó del piso de la ducha y cerro las llaves. Rápidamente se secó y vistió, reuniendo pocas pertenencias y las descartadas acomodadas en un rincón visible.

Sin darse cuenta el lloraba. Su impersonal departamento inmune a su sufrimiento.

Ese lugar siempre fue temporal. Habían pasado cuatro años, pero Mitsu nunca se sintió en casa. Sus valiosas pertenencias la mayoría continuaban en la única bolsa que lo acompaño de Nibiru. Teniendo en cuenta que él siempre estaba con sus amigos o en busca de inspiración fuera de su departamento, el no cambio nada en realidad. Ahora era el momento para que se fuera de nuevo...

Escribió una pequeña nota, sincerándose. El trato de que sus últimas palabras no sonaran enojadas o incriminatorias. Mitsu solo plasmo sus sentimientos, dejando muy en claro porqué se iba.

Él sabía que su amistad estaba destruida. Ellos habían cruzado la prohibida e invisible línea y nada volvería a ser lo mismo. Mitsu nunca los vería sin recordar aquellos encuentros.

Con su pequeña maleta y un horrible sentimiento, el llego a la entrada de su casa y dejo cerca y visible la nota, dejando encima las copias de las llaves de los hogares de sus amigos. Ellos igual tenían una llave de su departamento, así que tardeo o temprano encontrarían la carta.

El salio sin ver atrás y tomo un taxi. Él fue al banco y saco todos sus ahorros, llego a las Oficinas y solicito la cancelación de su estadía, quedándose en blanco cuando le preguntaron a donde iría y porque dejaba Celes. Solo en ese momento el reacciono.

¿Ahora qué haría?

Un solo pensamiento acudió, llenándolo de calidez al recordar tres ojos hermosos y pálidos. Un bello sentimiento que a pesar de sus nuevas experiencias, no volvió a experimentar.

Tan pronto lo decidió, un nuevo atisbo de razón penetro su cerebro.

El seguiría escribiendo, por Hotaru, por el mismo... por lograr escapar de la realidad y visitar su mundo perfecto en su mente siempre extensa.

Y entonces él ya sabía que más debía hacer antes de partir. Pidiendo un momento, y prendiendo su brazalete electrónico, el llamo a su jefe, Isaka Ryuuichirou.

Fue una dura plática que duro horas. Al final, Mitsu tuvo que informar la realidad de todo, e Isaka, nada feliz de que se fuera así, accedió al final a ignorar su contrato aún vigente. El hombre fue lo bastante profesional para asegurarle una buena referencia si el encontraba una nueva editorial a donde fuera. Mitsu agradeció infinitamente.

Con algo de miedo, y una gran deuda con el Director Ejecutivo, Mitsu se despidió agradeciéndole por la oportunidad que lo había ayudado mucho. Al cortar la video-llamada, Mitsu alcanzo a escuchar a Isaka pedirle a su secretaria una cita con Keiichi. Él se obligó a ignorar eso y continúo con sus imprudentes planes.

Cuando se le volvió a preguntar a qué mundo iría, el respondió “Milos” sin dudar.

 

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Mitsu sonrió cuando vio al hermoso “pez” flotando encima de su cabeza. El bello cielo verde claro y los pequeños pétalos siempre flotando seguían igual a sus cinco años de que Mitsu llegara a ese mundo.

Todo seguía igual, nada cambiaba.

El seguía escribiendo en una modesta y nada ostentosa editorial. Sus únicos lectores eran los del reino donde vivía y ninguno lo conocía, a petición especial y como una serie de puntos que exigió para trabajar.

No tenía amigos y el único ocasional contacto con otra persona era con su editor, el cual visitaba y se iba, nunca hablando de otra cosa que no fuera su trabajo. Mitsu estaba feliz por lo profesional del hombre. Aunque lamentaba que pronto el editor se retirara y le fuera asignado uno nuevo.

Mitsu regreso sus pasos a su aislada perfecta cabaña. Los pétalos se alejaban con suavidad de su paso cuando él los rosaba, impregnándose de su dulzón sabor y olor.

Él debía ir al centro. Siempre utilizaba capa y antifaz, reglas del gobierno que lo acogió. Su magia evitaba que alguien se fijara en él, así podía conseguir su especial alimento en relativa paz. Después de todo, el aun recordaba el intento de asesinato cuando alguien noto su poder y quiso quitárselo a la fuerza estúpidamente. Tan poderoso como era, su recuperación llevo un tiempo algo largo.

El pequeño y tranquilo pueblo era cálido como siempre que iba. Las tiendas estaban llenas de vida y variedad, olores variados pero sin mezclarse salían de ellos. Los escaparates eran llamativos con ofertas y en algunos regalaban promociones.

Cerca de regresar a casa, Mitsu no pudo evitar detenerse enfrente de un escaparate con la colección completa de Akihiko. Junto a él, un chico también en capa y antifaz veía los libros.

El recordó la reunión reciente en Toriumi de la que no pudo zafarse. Solo había sido unas pocas horas, pero Mitsu encontró que para Akihiko solo paso un año y para el cinco. Sus respectivas reacciones solo concordaron actuar como si nada hubiese pasado antes entre ambos. Y eso fue en cierta manera un alivio.

Mitsu sabía que ahora podía de nuevo hablar con Akihiko normalmente, pero ya nada sería igual en su ahora relación solo formal. Incluso él no sabía cómo actuaria con Keiichi de paradero aún desconocido. Por el momento, al menos con Akihiko, él podía actuar como siempre lo hizo, sin ninguna restricción.

-Que absurdo... -susurro el hombre extranjero de mundo a su lado, o al menos de alto estatus que no quería reconocimiento.

Un extraño estremecimiento inundo a Mitsu cuando escucho el murmuro. Un recuerdo lejano vino a él, pero no pudo descifrarlo bien.

El joven dio con el de soslayo y volvió a susurrar.

-Odio a ese escritor, pero sus trabajos son excepcionales. ¿No es absurdo?

-No lo creo... -respondió el sin mirarlo, solo observando la fina tapa del más reciente libro de su antes amigo. -Sus sentimientos son maduros. Odia al autor por su persona, no por sus obras... Dos cosas distintas...

Mitsu aún era admirador del trabajo de Akihiko, en realidad. Una de las mayores razones por las que se hizo su amigo fue por el aprecio a la literatura, escribir como imaginaban seria la libertad, el amor, la perfección.

-Yo no creo odiar al autor como persona, solo no puedo perdonarle algo...

-¿Lo conoce?- se extrañó sin poderlo evitar Mitsu.

-No- negó el hombre rápidamente. -Ni lo deseo. Pero busco a uno de sus conocidos.

-¿Quién?

-Akanabe Mitsu-sensei...

Mitsu se asustó como salio su nombre de los labios extraños. Estaba cargado de sentimientos desconocidos y abrumadores que él no quería investigar. Solo permaneció ahí, quieto y sin aliento, sin comprender la reacción.

-Sé que es imposible, pero asisto a todas las reuniones en todos los mundos donde “Visitantes” son aceptados. Aún no he tenido suerte, pero rezo para mañana en la noche, en la reunión del castillo Sur, sepa algo de él.

-¿Por qué lo busca tan desesperadamente?

-Hay algo importante que debo decirle...

El chico rio entre dientes tristemente y se retiró sin más palabras, un solo dominante sentimiento desprendiéndose de su solitaria figura al marcharse, tristeza.

Mitsu aparto su cabello de su rostro y vio al hombre desaparecer al final de la calle.

Aunque posiblemente le consiguiera la muerte, el iría al baile al cual nunca había asistido en todos sus años en el mundo. Si estaba en sus manos quitar esa asfixiante emoción de aquel ser, Mitsu lo haría.

 

 

Mitsu era un idiota. Él estaba en una esquina con una copa transparente, una veintena de personas dándole espacio sin acercarse. Todos querían estar con él, pero no podían por la sencilla protección que él había puesto.

Estaba ahí por un motivo... tonto, pues no pregunto el nombre del chico o al menos se cercioro de que en verdad iría. Él se sentía ahora estúpido y estresado.

-Iré a casa... -se susurró. Volviendo a ponerse su capucha y mascara de rostro completo que era parte de la etiqueta para poder entrar al castillo, pero ya dentro no era necesario usar. Algo muy tonto en pensamiento de Mitsu.

Para salir debía cruzar la enorme pista abarrotada de bailarines si deseaba evitar interrupciones. Muchos ojos lo siguieron cuando el comenzó su retiro, y “muchos” era apropiado. Todos los ciudadanos de Milos tenían más de dos ojos. Mientras más poder psíquico o intelectual tenían, menos ojos poseían. Eso le daba algunos escalofríos aun ahora.

Por fin entendía el por qué la mayoría de ellos usaban antifaz cuando salían del mundo e iban a otro. Muchos se incomodaban aun naciendo ahí, de que más de diez ojos lo miraran fijamente.

Mitsu salio de pensamientos cuando noto una pieza conocida universalmente nacida de su mundo natal. Una nostalgia abrumadora lo paralizo en su lugar mientras los bailarines salían de la pista. La excepción era un joven de cara y llamativa ropa con una pequeña corona no más grande que unos cinco centímetros en su cabeza, señalándolo como duque. El guapo chico con antifaz de ojos huía de un ruidoso grupo de chicas que lo perseguían sin discreción.

Él, absorto en dolorosos recuerdos, no dio en que el duque lo miraba y corría desesperado a su dirección. Mitsu puso atención completa cuando el hombre joven tomo su mano y lo empezó a guiar al centro de la pista.

-Hare lo que desee señor, pero por favor finja bailar conmigo mientras mi escolta llega. ¡No importa que no sepa realizar esta danza en especial!

Mitsu no tuvo tiempo de replicar mientras el hombre le daba una rápida vuelta con una mano y después lo tomaba con gentileza por su cintura, tomando su palma izquierda y empezando un suave vals contrario a la rítmica y compleja melodía de varios instrumentos de viento.

-Tiene usted muy mal gusto, duque. Aún quedaban personas en la pista aparte de mi... -susurro Mitsu sin ver nunca a su acompañante, solo concentrado en el ostentoso saco al nivel de sus ojos. Con 1.63 centímetros cualquiera era más alto que el, y este bochan media mínimo 1.80 centímetros.

-Fue a quien vi primero, además... algo me llamo a usted.

El duque le dio otra vuelta lenta, enojándolo. Le había costado meses aprender esa danza para ser tratado como un ignorante.

Cuando el chico volvió a sujetarle la mano izquierda, Mitsu espero solo un momento para ponerse a ritmo con la música y se separó del extrañado chico. Con agilidad se envolvió el brazo del extraño en su cintura y se retiró después con soltura. Sin darle tiempo al chico, y aun en la posición “sumisa” de la pareja de baile, el cambio la coreografía a la correcta. El duque entendió rápidamente y lo siguió perfectamente.

Ellos se adueñaron de la solitaria pista, mostrándose excelentes, llamando la atención por la armonía en sus sincronizados pasos. Un cerco amplio de personas curiosas los rodeo, todos cuchicheando con sorpresa.

Mitsu logro asombrarse de que el duque lo siguiera a la par, sin cansarse. Un extraño y familiar sentimiento lo atonto por un momento, pero teniendo en cuenta lo complejo del baile no se permitió distraerse.

Una parte algo lenta llego. Esta vez un esplendoroso vals correctamente ejecutado. Su compañero lo guio por toda la pista, formando círculos juntos de vez en cuando, a veces solo Mitsu siendo girado por el duque.

Y entonces Mitsu lo entendió todo a la mitad de la pieza musical, cuando el hombre lo levanto por la cintura mientras el giraba sosteniéndolo. Mientras por el movimiento la capucha y mascara de Mitsu caían al suelo, el hizo contacto visual desde su elevada posición en el aire con el chico, viendo los soñados ojos azules pálido... tres ojos azules que lo miraban con sorpresa y casi horror.

Kazamiya Kaoru trastabilló un poco, bajando con premura a Mitsu. Ambos se quedaron observando por unos momentos absortos, pero antes de que alguno pudiera hablar, la gente alrededor pidió a gritos que continuaran, incluso los músicos pararon la música viéndolos para reiniciar cuando ellos lo hicieran. Kaoru sonrió dulcemente y se agacho para susurrarle íntimamente en su oído.

-¿Qué dices, cariño? ¿Recordamos viejos tiempos?

¡Se había obsesionado de un cretino!

Mitsu bufo y se quitó la estorbosa capa, aventándola al público. Kaoru hizo lo mismo con su capa y antifaz e hizo una seña a los músicos para que tocaran.

De la mano ambos fueron al centro de la pista, en silencio, ellos continuaron. Sin poder evitarlo Mitsu rio y sollozo un poco. Solo sin quitar la mirada del adormecido chico, el entendió por fin que desde el principio ellos se habían comunicado sin palabras, solo danzando.

 

 

-Me alegro que el destino te regresara a mí...

Y “feliz” era un eufemismo. Kaoru quería gritar, hacer una fiesta y sacrificar cosas al Dios supremo, cualquiera que fuera, solo por volver a coincidir con su escurridizo amado.

Después de su breve encuentro supo que ese peculiar y bello chico seria su destinado a compartir su vida. El volvió a su mundo, Milos, para decirle las felices y nuevas noticias a su padre, que dio su bendición a pesar que Kaoru decidiera emparejarse con otro hombre, brujo y de otro mundo.

Pero Kaoru ignoro que cualquier buena historia tenía sus pruebas. Al volver a Nibiru se enteró que Mitsu había desaparecido y se rumoreaba había huido a otro mundo. Desde entonces utilizo su título que el siempre ignoraba para encontrarlo, pero al final se rindió y tomo un descanso en Celes, estudiando letras y volviéndose editor, irónicamente eso lo llevo a su desesperada búsqueda.

Había sido precisamente en su graduación que uno de sus compañeros exclamo su descontento por no poder postular para editor de Usami Akihiko, pues este ya tenía editora formal y estable después de que Sumi Keiichi abandonara de improvisto el mundo. Y Kaoru, que siempre ignoro a los “populares” escritores y los chismes con respecto a ellos, encontró la historia completa, involucrando al escritor Akanabe Mitsu... su Mitsu.

Y de nueva cuenta Mitsu huía sin dejar pista, dejándolo de nuevo a oscuras, pero con más determinación.

De haberlo encontrado antes... Nada de lo que se decía hizo el bello escritor habría sucedido...

Mitsu se escondió en sus brazos y dejo de moverse en el lento vals que interpretaban rodeados de demás bailarines.

-¡Es extraño!- se quejó con pesar el chico sin mirarlo aun. -Solo nos conocemos de una noche hace nueve años, pero no he dejado de pensar en ti por todo este tiempo y tampoco de buscarte aunque ya no lo hacía con tanta desesperación. ¿Por qué me siento así solo por eso? Dime...

-Esa noche regrese aquí, a Milos. Pase todo el viaje preguntándome porque no quería irme, porque quería conocerte más y porque quería borrar esa triste expresión de soledad en tus ojos. No lo entendí hasta que recordé que solo contigo me sentí en paz, feliz y con la sensación de que todo estaría bien si seguía bailando contigo.

Mitsu empezó a reír y por un horrible momento Kaoru se preguntó si se burlaba de él. Después de todo, él en realidad no conocía la personalidad de ese etéreo escritor, solo las maravillosas sensaciones que le causaba.

-Me rio porque yo mismo sentí todo eso, tonto...

Kaoru separo un poco al chico para mirar sus divertidos ojos. Eran de un misterioso y fuerte rosa, contrarrestando con todo el puro y largo cabello blanco brillante que caía en cascada por la espalda del escritor.

Él se había enamorado por primera vez de las emociones tan variadas y abrumadoras que circulaban por esos enigmáticos y únicos ojos. Cuando parte del andrógino rostro quedo descubierto y el por fin fue consiente de aquel chico era “intocable” supo que él estaba en problemas, pues no quería alejarse de su lado.

Mitsu se sonrojo fuertemente, atontando a Kaoru exitosamente. Si él pensaba que el joven era hermoso...

-¡Y-ya para!- jadeo Mitsu sujetando con más propiedad su saco y escondiéndose por completo su roja cara abochornada. -¿Si sabes que puedo leer la mente?

Kaoru rio y supo que todo estaría bien.

-Lo sé. ¿Por qué otra razón recordaría toda mi vida en este momento y con tanta franqueza y detalle posible?

- ...Olvídalo. Te odio. Ya puedes irte...

Mitsu se separó de él, perseguido por un feliz Kaoru que ya planeaba una feliz vida al lado de ese pequeño hombre.

-¡No soy pequeño! ¡¿Quieres problemas, bastardo?!

 

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Mitsu rio tontamente al verse en el espejo. Kaoru lo había invitado a cenar al castillo y él quería verse lo mejor posible.

Ellos llevaban meses viéndose, mas como amigos. Kaoru le dio tiempo para que ambos se conocieran. El chico incluso no pregunto sobre los notorios rumores que escucho en su estadía en Celes. De todas formas Mitsu no sabía que decir de ser el caso...

Había perdido su virginidad con sus mejores amigos, cruzando la línea y cooperando en enredar las cosas hasta que no hubo salida. El después huyo sin decir nada e incluso aunque escucho las preguntas de Akihiko en su mente sobre su paradero, Mitsu no le aclaro donde estaba o que hacía.

La parte que se sentía sucia le gritaba que se alejara de Kaoru. Milos no toleraba relaciones como la que Kaoru deseaba, pero esperaba con paciencia. Ellos podrían ser cazados y expulsados, y Kaoru podría perder su título que incluso en esos momentos los mantenía separados por los deberes del chico hacia su apellido.

Y aunque lo sabía, Mitsu cada vez se enganchaba más, haciéndose adicto a las bellas y fuertes emociones que experimentaba siempre a su lado.

Kaoru lo trataba con amabilidad, cuidado y atención. Siempre escuchaba lo que quería decir, y aunque con el tiempo dieron en que esencialmente eran diferentes y por consiguiente peleaban, ellos no podían agredirse, era más que con las fluidas discusiones se comunicaban sin barreras y sin filtros.

Mitsu era feliz siempre al estar con él. Se sentía nervioso, emocionado, feliz, temeroso y varias sensaciones más que le daba la impresión de querer vomitar y huir, pero entonces Kaoru le miraba sonriéndole con amabilidad y él estaba mejor en tantas formas que rogaba estar siempre a su lado.

Tan poco tiempo a su lado después de una serie de inusuales acontecimientos, y ahora Mitsu se sentía...

Un firme golpe en la puerta de su pequeña cabaña lo sobresalto. Regañándose mentalmente por su actuar tomo sus cosas de camino a la entrada, sabiendo que la escolta que lo recogería había llegado.

Él se puso el antifaz antes de abrir. Ignorando el inevitable poder que su especial vestimenta ejercía, el subió al carruaje y espero que todo saliera bien y el pasara solo como un amigo, sin que nadie sospechara la realidad.

 

Dos horas después Mitsu deseaba estar en casa, trabajando en su estancado manuscrito, en vez de tratar con la ex prometida, y prima sin sangre, de Kaoru, que de algún modo se coló en la cena privada  y provocaba en varios sentidos a Mitsu. El profesionalmente la evitaba, pero su calma se iba al ver a la deslumbrante pelirroja pegarse al incomodo Kaoru.

-¿Y qué tal le ha parecido Milos, escritor?- pregunto amable e interesado el padre de Kaoru, que se había anunciado como lector empedernido suyo.

-Muy bello, duque. Un mundo de ensueño... -contesto sonriendo e ignorando a Úrsula que hacia una pequeña mueca.

-Muy diferente a Celes, ¿no, “sensei”?...

No, el no caería. No mostraría la muy-pocas-veces-utilizada actitud cruel y despiadada para empezar una discusión. No esa noche, no con la familia de Kaoru presente y no por esa mujer.

-No en realidad. Tanto Celes como Milos comparten a ciudadanos que solo buscan una vida tranquila y feliz...

Muchos de los duques y condes que cenaban con ellos apoyaron a Mitsu, yendo tan lejos algunos al levantar sus correspondientes copas y brindar por él.

-Aun así, maestro, Celes es completamente distinto. Milos es más... sencillo. ¿No le costó acostumbrarse?- sonrió la joven madre de Kaoru.

-¡Para nada!- desestimo verdaderamente divertido Mitsu. -Mi mundo original es bastante parecido. ¡Fue como volver a casa!

-¿Y por qué en se fue en primer lugar?- susurro audiblemente Úrsula mirándolo fijamente.

-¡Lady!- advirtió severo el duque y padre de Kaoru, pero la molesta chica identifico la debilidad de Mitsu y se aferró con fuerzas a eso.

-Es curioso... Por lo que se, usted ostentaba un puesto digno como hechicero para la realeza de su natal mundo, pero solo un día se fue. También huyo de Celes, ¿correcto? Donde triunfo como escritor en un mundo donde es difícil destacar si no tienes un talento extraordinario...

Mitsu apretó sus puños debajo de la mesa. La misma lógica rondaba los pensamientos de todos los presentes, pero por educación no lo demostraban. Lo que más desarmo a Mitsu fue saber que, aunque culpable, Kaoru se preguntaba en esencia lo mismo pero no quería presionar sobre eso.

-Mi hermana falleció- confeso estoico Mitsu mirando el solitario vegetal en su plato. -Después de su muerte fue muy duro para mi reponerme. Celes en cambio fue un gran respiro para mi alma, pero ese respiro termino. Ahora lo es Milos.

-Celes... ¿eh?

Mitsu a su pesar vio a Úrsula y su sonrisa complacida. Mitsu rápidamente se levantó para retirarse al saber lo que ella diría por los evidentes pensamientos de la mujer.

-Espera. ¿Mitsu-sama?- llamo temeroso Kaoru, sin saberlo, dañándolo más.

-Oh dios, Kaoru-chan. ¿Qué haces? No deberías cariño... ¿Por qué usas el nombre que el amante de Akanabe-sensei usaba? ¿O me equivoco, sensei? ¿Sumi Keiichi no le llamaba igual? ¿Y Usami Akihiko? Su verdadera relación formal...

Mitsu rio un poco paranoico, sin voltear su cuerpo. El sentía todas las miradas en él, pero por sobre todo, lo tenso que se puso Kaoru con el nombramiento de ambos nombres.

-Akihiko y Keiichi nunca fueron mis aventuras, señorita. Debe saber que todo fue obra de rumores y la prensa.

-¿Pero aun así usted se fue? Siendo inocente, ¿eh?...

-¡Úrsula!- llamo otra vez el duque, más firme, pero fue de nuevo ignorado.

-Algo de verdad debía ser anunciada para que usted se fuera... ¿Qué pasaría en Nibiru? ¿Su hermana era igual de liberal que usted en Celes, Akanabe?

Esa perra se lo había buscado...

Sin pensar en nada, Mitsu invoco sus poderes. Su cabello se abrió en abanico atrás de él, en negro con su brillo azulado aumentado. Sus ojos se convirtieron en negros por completo, todo el globo ocular, y su energía debilito y asusto a todos los presentes que se levantaron con rapidez.

-¡Mitsu!- grito Kaoru, pero el abrió sus brazos y con una poderosa fuerza superior, todos fueron obligados a retirarse y dejarle el camino libre a la pálida e indefensa chica.

Mitsu llego a ella en un parpadeo. Tomando su cuello la levanto en el aire y dejo que la presión continuara mientras su magia hacia que ellos juntos se elevaran. Su monstruo interno tomo lugar al momento de apretar más su agarre y disfrutar de la inútil lucha de ella.

-Vuelve a invocar con tus impuros labios la persona de Hotaru y yo lograre hacerte un daño irreparable, mujer...

Y tras una macabra sonrisa la dejo caer de golpe desde la elevada posición.

El regreso al piso más elegantemente. Tomando una respiración vio a Kaoru, que le devolvía el gesto sin expresión alguna. Mitsu sonrió tristemente.

>>En Nibiru mi hermana fue asesinada y mis padres lo permitieron. Yo mate al culpable. En Celes me acosté con mis mejores amigos, incluso con los dos al mismo tiempo, pero nunca mantuve una relación romántica y estable con ninguno. Bienvenido a mi escondida naturaleza...<< Termino riendo amargo en la mente del chico.

Mitsu aparto toda su cortina de blanco cabello a propósito. Todos, excepto la temblorosa Úrsula y el shockeado Kaoru, se apartaron de su camino cuando él se retiró. Él lloraba y aun así estaba decidido.

>>Adiós, mi amado Kaoru...<<

 

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-Solo por ti, pequeña... -susurro Mitsu al abrir la nota que su hermana le había dejado antes de morir. En ella aún se conservaban por magia sus emociones. El ultimo recuerdo de ella, la única en ser siempre amable y sincera con él.

Mitsu recogió sus demás pertenencias que estaba recio a abandonar. La primera impresión de su libro debut, la primera foto que se tomó con sus viejos amigos, el libro de hechizos de su familia que contenían conjuros poderosos, desconocidos y complicados. Su brazalete electrónico fue lo último que agarro, aunque teóricamente ya no servía.

-¿Me abandonaras de nuevo, Mitsu?

Mitsu jadeo su risa y continúo metiendo desordenadamente ropa a su pequeña maleta, ignorando a Kaoru que de algún modo llegaba justo a tiempo antes de que se marchara.

-¡Respóndeme, por favor!

-¡¡Cállate, cállate!!- Mitsu se derrumbó de rodillas, escondido entre sus manos y su desordenado cabello. -Por eso no quise acercarme a nadie aquí en Milos. Sabía que terminaría huyendo. ¡Solo lo sabía!

-No tienes que irte...

-Oh, sí, debo. Agredí a una duquesa, rompí mi contrato con este mundo al usar mi magia para dañar y nunca podre ver la cara de tus padres de nuevo por haberme mostrado así a ellos... a ti...

-Mitsu...

Sabiendo que sería su última oportunidad, Mitsu corrió los pocos pasos que los separaban y jalo por sus solapas al chico. Teniéndolo a su altura rodeo su cuello con sus brazos, rosando con desesperación los suaves labios.

En el apresurado y ansiado gesto el trato de transmitir sus sentimientos. Deseaba quedarse, pero no podía; deseaba cambiar su pasado, pero no debía; deseaba ser otra persona, pero en realidad no había nada que se pudiera hacer. Amaba a Kaoru y esa era la única realidad.

De puntillas el aguanto la caricia y después bajo a sus pies, cabizbajo y embriagándose del peculiar olor masculino, libre e inteligente del hombre. De su primer amor.

Al querer separarse de Kaoru este lo rodeo por su cintura. Mitsu se resistió y solo logro que el hombre lo sujetara más. Él no quería usar magia, pero si seguía más tiempo disfrutando del abrumador y rico calor...

-¿No soy suficiente razón para que te quedes?

Sin saber cómo, Mitsu fue retrocediendo perseguido por Kaoru, que no lo soltaba y lo miraba intensamente. Mitsu se sintió indefenso por la situación y comenzó débil a invocar sus poderes, pero Kaoru gentil le tomo por una húmeda mejilla y le beso. Sus labios persiguiendo una pasión desconocida y llena de sentimientos.

El termino apoyado en una pared. Kaoru lo besaba tiernamente, sujetando con una mano su largo cabello, con otra su fina cintura. El chico solo estaba ahí, sujetándolo, acariciando su boca y atontándolo perfectamente. Él a esas alturas no recordaba ni su nombre sumergido en emociones.

Despidiéndose de su voluntad, Mitsu permitió la entrada de una húmeda y timada lengua a su boca. El entregado devolvió el beso, gimiendo desesperado y sujetando con propiedad la ropa del hombre, rogando que no se separara de él.

Un curioso calor lo recorrió cuando las gentiles manos de Kaoru acariciaron el contorno de su sonrojado rostro. El beso se profundizaba y la ropa comenzaba a estorbar mientras los fuertes e inconscientes deseos se adueñaban de ellos.

-Kaoru, no... -jadeo Mitsu cuando un delgado hilo de saliva los unía al separarse del sofocante beso. Kaoru lo ignoro mientras enredaba sus dedos en su cabello y jalaba suavemente, dejando el delicado y blanco cuello a la vista. El hombre lo beso ahí, succionando en el espacio entre su hombro derecho y su oreja, dejando su primera marca.

Él se derritió al ser tocado por encima de la delgada ropa. Los calientes labios lo encendieron mientras dos fuertes manos sujetaban sus muñecas y lo restringían en la dura pared donde aún era presionado. Inconscientemente lucho, pero le fue inútil.

-Eres mío y no me abandonaras...

Mitsu vio al perdido hombre ponerse de rodillas y abrirle el pantalón. El solo jadeo quieto, sin aliento cuando calientes e inseguras manos se adueñaron de su ansiosa erección y lo acariciaron.

-¡E-espera! Para, por favor... Kaoru...

El hombre solo sonrió un poco y cubrió con su boca la punta. Mitsu se tapó con rapidez su boca, ahogando su quejido. El continuo cubriendo con sus dos manos mientras movía distraído sus caderas con cada pequeña embestida que Kaoru hacía con su boca. Su inquieta lengua proporcionándole el exquisito placer.

Kaoru por fin lo metió por completo en su caliente boca. Mitsu se estremeció y se mordió su labio inferior, viendo tímido a su amante que lo miraba atento. El maldito hombre sonreía travieso al circular su entrada trasera.

-¡No! Hablo en serio... Ahh... ¡Kaoru!

El chico solo lo penetro con su dedo, sacando en contraste su erección. El hizo todo rápidamente, succionando y envolviendo adentro su digito. Mitsu tembló y grito cuando su punto especial fue presionado y el llego hasta la garganta de su pareja, que aun con arcadas se esforzó por ignorarlas.

-Kaoru... oh, Kaoru... ya... no puedo... ¡Aaah!

Mitsu termino por inclinarse, tomando con suavidad el castaño cabello. Él quería separarlo, pero al final solo se sostuvo mientras aceptaba con entrega al placer que lo hacía volverse loco.

El solo pudo empujarse salvajemente llenando con su liberación la atenta boca.

-Eres tan hermoso. Como mi ángel personal, Mitsu...

-Kaoru...

El no dijo más al incorporarse y abrazarlo, dejando que algo de su temblor pasara. Mitsu solo se dejó hacer tratando de controlar su respiración. Kaoru acariciaba su cabello con mimo y susurraba su nombre y dulces palabras de amor.

Sabía que nada había acabado por el íntimo abrazo que le dejaba sentir el deseo de su compañero. Mitsu simplemente devolvió otro de los asfixiantes besos y separo las piernas cuando Kaoru lo preparo. El gimió en la boca contraria ignorando el ligero ardor y solo concentrándose en la satisfacción de hacer aquel acto tan entregado con alguien tan preciado.

-Solo hazlo de una vez... -logro murmurar cuando la espera se volvió imposible.

Kaoru lo obedeció en un ágil movimiento. Sujetando en parte su cadera y una de sus piernas, el chico lo levanto en el aire y lo embistió, llegando hasta el fondo y dejando que Mitsu golpeara un poco su cabeza en la pared por el éxtasis. Sus jadeos al unísono exclamaron el nombre contrario.

Mitsu se sujetó al cuello del chico mientras enrollaba sus piernas alrededor de la cintura que se movía y lo estimulaba de inimaginables formas.

Ellos se besaron varias veces suspirando sin dejar de ver la satisfacción en las expresiones. Mitsu en determinado momento no pudo con la intimidad y se escondió en el abrazo, gimiendo con cada seguro golpe en su interior.

-Prométemelo, por favor... -pidió Kaoru ralentizando sus movimientos, llamando eficazmente la atención del agitado Mitsu.

-¿Qué cosa?- pregunto aun atormentado por los esporádicos ataques.

-No vuelvas a pretender irte de mi lado... -Kaoru jadeo y paro definitivamente, abrazándolo fuertemente, expresando la verdadera angustia que sentía por ser abandonado una vez más por la persona que se había adueñado de su corazón.

Mitsu se separó un poco, mirando los solitarios ojos que siempre lo aturdían.

Por Kaoru, el único que él no podía perder.

-Lo prometo...

 

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Mitsu se reincorporo mejor en la cama, sintiendo a su lado a Kaoru aun despierto. Él se apoyó en la cabecera y vio su habitación iluminada suavemente por la luz de las tres lunas azuladas de Milos. Tres, como los ojos de Kaoru.

El chico a su lado se movió y tomo la mano de Mitsu. Él se sobresaltó un poco, pero aun así entrelazo sus dedos. Sin palabras, solo disfrutando los restos de lo que habían compartido horas antes.

-Tu cabello tiene poder, ¿verdad?- susurro Kaoru viéndolo con sus ojos entrecerrados, aun sumergido entre las sabanas. -Tiene un bonito color, pero que más llama la atención es el brillo azulado...

-Eres un tonto, ¿verdad?- Mitsu rio un poco y apretó más la mano que aún lo sostenía. -Sabes ahora lo peor de mí, pero aun pretendes permanecer conmigo a pesar de todo. Incluso me hiciste prometerte no abandonarte...

-No me importa como lo quieras ver o llamar, mientras pueda tenerte a mi lado. Te amo, Mitsu y no te dejare ir... -Kaoru se sentó y lo jalo hacia él, abrazándolo- ...por nadie- termino susurrándole.

 

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-Mitsu, despierta, cariño...

Mitsu se dio descaradamente la vuelta en la cama, ignorando la atractiva voz que intentaba despertarlo por completo de su bien merecido sueño.

-¡Vamos! Estas retrasado con tu manuscrito y la fecha limite...

-Ñam- gruño como única objeción Mitsu escondiéndose más en las sabanas.

Habían pasado cerca de cinco años. Kaoru ahora vivía a su lado e inesperadamente se había convertido en su editor, todo por la influencia del duque Kazamiya, el padre de Kaoru. El hombre permitió esa serie de bizarras cosas como pago por lo que Úrsula creo aquella desastrosa noche.

Nadie sabía que ellos de hecho amantes. Solo unos poco guardaban el secreto. También estaba que ellos debían fingir solo ser conocidos de trabajo, Kaoru actuando muy convincente.

Cielos, el hombre era muy serio con el trabajo. Un completo amargado, estricto y empeñado editor que lo saco de su aislamiento impuesto y había hecho que de nuevo Mitsu fuera un importante y aclamado escritor escribiendo incluso ahora para otros mundos.

Ellos de alguna desconocida forma lograban su relación personal y de trabajo, cuidándose del ojo público. Aunque mañanas como esas odiaba dormir con el causante de su cansancio mental por escribir noches enteras.

-Mitsu, te estoy hablando. ¡Es más de medio día!

-¡Ñam!- gimió Mitsu volviendo a revolverse.

-Akanabe-sensei... -gruño Kaoru destapándolo.

Mitsu se sentó de golpe y fulmino con la mirada a su amante, que parecía igual de enojado cruzado de brazos.

-¡Te he dicho que odio que me llames así cuando estamos solos!- se quejó entre dientes. En la intimidad ellos no debían tratarse con la frialdad y distancia de sus profesiones.

-Llame tu atención, ¿no? Ahora ve y termina tu trabajo. Solo te faltan dos capítulos y el resumen.

-No me ordenes nada- gruño infantilmente sacando su labio inferior en un pequeño puchero. -¡No soy un Chaton para que me ordenes!... Aunque me gustaría serlo... -admitió en susurros cruzándose de brazos.

-¿Deseas un dueño?- cuestiono Kaoru levantando interesado una ceja. Mitsu se sonrojo por la implicación de todo y desvió rápidamente la mirada.

-¡No lo decía por “eso”, tonto! Lo que más me interesa son las colitas de Chaton.

-¿Y para que querrías eso?- Kaoru lo miro un segundo y después se fue al tocador de la habitación para acomodarse mejor la corbata con la ayuda del espejo.

-¡Las colitas de Chaton son muy útiles y monas!- exclamo Mitsu expresándose con las manos. El vio la disimula sonrisa de su pareja.

-Me voy al trabajo... -anuncio el hombre reuniendo sus papeles.

-¿Eh? Pero su aún no he terminado el manuscrito...

-No eres el único autor a mi encargo, no lo olvides. Nos vemos...

Mitsu se quejó en su mente. Él había calculado acabar su trabajo al principio de la noche y planeaba pasar el resto del día con su amante, pero al parecer él permanecería solo hasta muy entrada la noche. Eso lo entristeció a pesar de estar acostumbrado con el tiempo.

Justo cuando él estaba por derramarse deprimido en la cama, Kaoru regreso y sin entretenerse lo beso con tanta fuerza que lo mareo. El hombre sonreía amorosamente al separarse de él y besar tiernamente su roja mejilla.

-Procurare regresar temprano, así que apura tu trabajo...

-Un método barato para que no me atrase- sonrió tímidamente sin verlo.

-Puede ser. Cuídate, cariño.

¡Ese hombre seguía siendo imposible!

 

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-¿Moonless?- pregunto curioso Mitsu ladeando su cabeza, viendo a su pareja asentir y terminar su bocado de comida.

-No es muy reciente que fue descubierto, así que ellos están organizando todo y te han invitado. Pasaríamos dos semanas enteras.

-Eso es mucho tiempo, ¿no?- hizo una mueca cansada.

-Es trabajo- regaño Kaoru señalándolo con uno de sus palillos. -No puedes escaparte esta vez. Ellos quieren un contrato contigo y has pasado mucho tiempo sin contacto fuera de Milos. ¡Tú agenda es amplia!

-¡Ya entendí, ya entendí!- gruño irritado Mitsu desviando la mirada. -Solo tengo que ir, ¿no? Mientras todo se organice de manera adecuada y tú estés a mi lado...

Kaoru pareció ceder, pero pronto cambio su expresión a profesionalismo al recitarle los eventos y deberes que debía hacer. El chico fue tan lejos para decirle algunos de los nombres de invitados y algunos eventos externos, por si él se interesaba y quería ir. Mitsu no quería.

-Saldremos cuando tu nuevo libro esté terminado, así que no te atrases.

-¡Que no! Eres molesto, Kaoru- el bufo, comiendo más violentamente.

Kaoru permaneció en silencio viendo los molestos gestos de Mitsu. El editor extendió un brazo y atrapo la mano de Mitsu, siendo igual de gentil con su pálida mirada al sonreírle tranquilizadoramente.

-Deja esa expresión. En Moonless son comunes los bailes como aquí, y de hecho ellos se han esforzado mucho en investigar música conocida. En el baile de clausura general podrás divertirte sin muchas responsabilidades.

Mitsu hizo un mohín para después levantarse e inclinarse por encima de la servida mesa. El beso rápidamente a su novio y se mantuvo cerca al establecer seriamente.

-Bailaras conmigo de nuevo, Kaoru.

-Siempre, cariño.

 

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Mitsu se quedó como solitario hongo cuando un par de editores se acercaron a Kaoru y a él lo ignoraron. Se suponía el único que destacaría en Moonless sería él, no su amante, pero ahí estaba, aburrido y un poco irritado mirando la variada recepción del hotel *“Iuxta mare viridi”

Él supo que su suerte cambiaba al ver enfrente de las muchas recepcionistas a Usami Akihiko y Aikawa Eiri. El ver caras familiares le haría el forzado viaje más ameno.

Con agilidad y discreción se separó del ocupado Kaoru y corrió al encuentro con Akihiko. Ignorando el bizarro mutuo pasado, y actuando como siempre, Mitsu rodeo a Akihiko en sus brazos, sorprendiéndolo.

-¡¡Akihiko, viniste!!

-¿Mitsu?- susurro Akihiko viéndolo anonado.

-El mismo- sonrió y dejo de rodear al escritor con sus brazos. -No te veía desde la conferencia en Toriumi- comento viéndolo feliz.

-No he estado viajando mucho últimamente, pues acabo de terminar un trabajo algo agobiante- comunico Akihiko como dando una indirecta.

-Akanabe-sensei, un gusto de nuevo- saludo Aikawa inclinándose ante él. Mitsu sonrió feliz viéndola.

Él no podía evitar recordar conocer a la editora el mismo día que coincidió por primera vez con Akihiko en Seris, cuando ella choco con él y tiro su capucha. Fue cuando se mudó a Celes y se acercó más a Akihiko que se enteró que la chica era su editora temporal, incluso trabajaba con ella ocasionalmente aunque en su momento Akihiko tuvo de editor a Keiichi.

El recuerdo de su otro amigo lo hizo dudar, pero no lo demostró al saludar a la, ahora, permanente editora que sonreía nerviosa.

-Hola Eiri. La verdad me sorprende que hayan venido, escuche rumores algo raros y pensé que...

Mitsu paro de hablar, sin aclarar que al llegar a Moonless el escucho que Akihiko había dado un imposible e importante paso. Todo quedo olvidado para él al ver a un pequeño chico, de no más de quince años, cabello castaño y ojos verdes. Sus puntiagudas orejitas y colita café llamo su atención inevitable, pero con su poder de telepatía, aquel que a veces no controlaba, Mitsu se enteró por pensamientos del pequeño que de hecho era de Akihiko.

-Eso no es cierto... -susurro agudo Mitsu, sorprendido. -No es cierto... -volvió a decir con pensamientos contrarios. Al final su verdadero interés tomo control sin pensar en lo demás.

Rápidamente corrió queriendo atrapar al Chaton, pero este asustado fue con Akihiko y permaneció cerca, mirando atentamente a Mitsu aprensivo.

 -¡¡AKIHIKO, NO ME DIJISTE QUE TENIAS UN HERMOSO “CRATON”!!- recrimino pronunciando mal por las emociones.

-...Es un “Chaton” y deja de comportarte como un niño, todos te están mirando.

Mitsu ni siquiera lo escucho. El solo tenía ojos para el menor.

-¡Es tan~ lindo!- exclamo antes de jalar efectivamente al pequeño y abrazarlo fuertemente, restregándose en él. -¡Tan suave! Se ve un poco viejo, pero aun así es tan *“tenderi”- menciono sin evitar usar su idioma natal.

-¡Ya basta, Mitsu!- gruño Akihiko antes de luchar con Mitsu y recuperar al nervioso Chaton, rodearlo entre sus protectores brazos.

-¡Que malo eres, Akihiko!- lloriqueo en berrinche Mitsu, sin darse cuenta agitando sus brazos, moviendo en el proceso su extenso cabello. El solo expreso su inconformidad como solo él podía a su ya adulta edad.

-A-Akanabe-sensei, ¡¡pare por favor!! ¡Está hechizando a todos los hombres!

Con susto Mitsu paro, cerrando los ojos y concentrándose en mandar mentalmente el contra hechizo a los presentes. Él no había querido usar su magia.  

-*Mësues, ¡¡le dije que se controlara!!- llego gritando colérico Kaoru. El hombre lo miro molesto antes de empezar a disculparse audiblemente con todo el mundo, jalando el brazo de Mitsu para que se inclinara y se disculpara también.

Mientras susurraba pidiendo perdón, él sabía estaba en problemas con Kaoru. No solo estaba su sobresalto, si no que el editor conocería por primera vez a Akihiko.

Mitsu comenzó a preocuparse, pero quedo sorprendido al ver el profesionalismo del chico al acercarse a Akihiko y hablarle.

-Perdone los problemas que le causamos, Usami-zoti*- dijo el, pero aun así se notó su nerviosismo, algo anormal en Kaoru. -No vigile bien a Akanabe... -agrego, lamentándose, haciéndolo reaccionar.

-¡Que cruel, Kazamiya!- se quejó, deteniéndose a tiempo de llamarle por su nombre. Aikawa intervino.

-¿Kazamiya?... -pregunto sorprendida la chica. -¿Es usted el nuevo editor de Akanabe-sensei?

-Por desgracia. Kazamiya Kaoru- se presentó, como siempre, dejando de lado su título de duque para llevar mejores y más simples relaciones.

Aikawa también se iba a presentar, pero la recepcionista que los había estado atendiendo los llamo. Mitsu miro a Akihiko tomar al Chaton, la llave de su habitación y huir, dejando atrás a su editora.

Él se deslindó de la conversación de su amante y la chica y solo se quedó mirando el camino por donde se había ido Akihiko. Que comprara y cuidara tanto a un Chaton teniendo en cuenta su pasado... ¿Qué significaba?

-¿Sensei?- llamo preocupada Aikawa, Kaoru a su lado estoico. El no vio a ambos y solo señalo el concurrido pasillo, preguntando con voz sin sentimientos.

-¿Desde cuándo tiene a ese Chaton?

-Un par de semanas- aclaro firme la editora, sorprendiéndolo aún más.

-¡¿Un par de semanas y ya es tan cercano a él?!- exclamo, por primera vez viendo a su interlocutora que lo miraba con una curiosa expresión.

Mitsu se asustó al mirar la mirada de Kaoru. El no mostraba nada, incluso su mente en silencio, todo a propósito para que él no se enterara de sus sentimientos.

Aikawa miro el mudo e inútil intercambio de palabras y se excusó, diciendo ir con Akihiko para la cena de bienvenida.

Ellos continuaron en incomodo silencio, para al final Kaoru volver a sí mismo y tomar venganza al regañarlo por cómo había actuado. Mitsu sabía que usaba aquello como escudo por no querer tocar el tema.

Como si nada continuaron con el itinerario sin ningún otro altercado, en cada oportunidad Mitsu se preguntaba por qué Kaoru nunca menciono el pasado de Mitsu, aun y cuando a esas alturas tenía derecho. No era como si Mitsu deseara tocar tan abiertamente el tema cuando aún le lastimaba, pero que Kaoru guardara silencio e indiferencia lo inquietaba.

Su estrés aumento al ver la calurosa pelea entre Keiichi y Akihiko en la cena de bienvenida ese mismo día. El solo vio parte del problema desde el lado contrario del salón y no menciono nada, actuando ignorante conforme pasaba la velada, pero por dentro desgarrándose y volviéndose el mismo chico infantil y asustado que busco refugio desesperado en Celes, años atrás.

Por primera vez en años para Mitsu, los tres estarían de nuevo reunidos.

 

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Mitsu suspiro cansado disimuladamente. El por encima de todas las cosas no deseaba estar sentado cenando con el arrogante Jefe de Editores de Claridad. Odiaba al tipo a solo minutos de sentarse y permanecer en silencio escuchándolo hablar. Kaoru a su lado susurraba de vez en cuando que participara, pero el hecho de encontrarse con sus viejos amigos, estar forzado a actividades en un extraño mundo y que su amante tomara otra habitación distinta a la suya, no traía lo mejor de Mitsu.

Para terminar la tortura al poco tiempo apareció de nuevo Akihiko con su Chaton.

Sus pensamientos vagaron, viendo en todo el bendito evento al nervioso Chaton. Su pareja lo regañaba varias veces, pero el, envuelto en recuerdos, pensamientos y suposiciones no entendió. El solo tuvo atención mental cuando el Jefe en Editores le menciono a Akihiko a Keiichi.

-Por cierto, maestro... me mencionaron que usted fue uno de los afortunados en ser dirigido por Sumi-sama...

Akihiko permaneció sereno, pero los fuertes pensamientos del hombre llegaron claros a Mitsu, que por respeto a su antigua amistad, ignoro.

-Pero, maestro... -decía otro chico en la mesa cuando Mitsu de nueva cuenta puso atención a la plática. -¿Por qué usted rompió lazos con Sumi-sama?

¿De verdad el niño hablaba en serio? Mitsu bebió de su copa fingiendo indiferencia al pesado ambiente, viendo que era el único en actuar tan bien.

-El editor Sumi fue el que rompió lazos dejando Celes hace ya varios años, no fui yo... -respondió Akihiko tranquilamente, haciendo que Mitsu a su pesar se preguntara la realidad de porque Keiichi había huido como él.

Negando, y decidiendo que ya era suficiente, Mitsu por fin intervino.

-Pero mejor, ¿no? Ahora tienes a una gran editora contigo, Akihiko... -menciono viendo a la incómoda chica. Para aligerar más el ambiente, añadió. -Qué envidia, yo solo tengo al gruñón de Kazamiya...

Kaoru pareció despertar de un sueño y miro notoriamente sorprendido a Mitsu.

-¿Qué es lo que quiere decir, zoti?

-Justo lo que escuchaste, gruñón- molesto Mitsu, mirando de reojo a Akihiko y prometiéndose hablar un poco privadamente con su colega.

 

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-Quiero ir al paseo organizado a la cuidad vecina- pidió seguro Mitsu al ocupado en formas Kaoru. Un solo ojo azul lo miro mientras los otros seguían en lo que escribía con una pluma larga y peluda.

-¿No es eso un poco precipitado?

-¡Quiero ir!- exclamo dando un pisotón en el suelo. Kaoru suspiro.

-De acuerdo, pero solo porque ha seguido el itinerario comp...

-¡El lenguaje, Kaoru!- señalo interrumpiéndolo. El editor no dijo nada y continúo con su trabajo en paz ignorando a Mitsu.

Él en realidad no proponía el paseo por capricho. Mitsu esperaba que con ese tranquilo e íntimo evento su relación volviera a la estrecha y calurosa forma de los pasados cinco años. Él no quería más de esa frialdad profesional.

Triste se retiró y cambio, estando listo para partir cuando su pareja lo recogió.

Sus planes fracasaron al comienzo, pues Kaoru se alejó un poco de él, pero Mitsu tomo valor de la evidente muestra de Akihiko y su Chaton al tomarse libremente de las manos, estando en su propio mundo.

-¡Mitsu!- chillo un poco Kaoru cuando Mitsu se tomó íntimamente de su brazo. Él sonrió más seguro con su nombre pronunciado en los labios de su amada pareja.

-No te preocupes, aquí no hay gente que pueda ir con la información a Milos... -Y acercándose más susurro en su oreja con voz algo suplicante. -Por favor, hazlo por mí. Quiero un paseo romántico con mi amante...

-Como siempre, te comportas como un niño... -se lamentó Kaoru separándolo de el para tomar su mano gentilmente y entrelazar sus dedos juntos. Mitsu sonrió feliz e ilusionadamente mientras fue guiado a lo que parecía una pequeña serie de puestos que ofrecían diversas cosas a la venta.

Kaoru rio como normalmente lo hacía al ver a Mitsu emocionado. Ellos indagaron por todas las tiendas hasta detenerse en una con instrumentos musicales.

-¡Mira, Kaoru, un violín!- señalo Mitsu feliz sosteniendo el objeto.

-¿Un qué?- pregunto curioso Kaoru viendo a su pareja tocar con sus yemas las cuerdas. Una expresión de nostalgia manchaba los etéreos rasgos.

-Es un violín. Un instrumento musical que yo solía tocar mucho en mi mundo...

El encargado del puesto parpadeo en dirección a Mitsu, saliendo del inevitable hechizo que causaba el brujo, y le sonrió honestamente sin pretensión alguna.

-Si toca una melodía puede llevárselo, joven. ¡Hace años que nadie lo toca!

Mitsu se entusiasmó y miro interrogativo a Kaoru, que solo rio negando.

-Adelante, cariño. Quiero escuchar...

El escritor sonrió deslumbrante y acomodo el instrumento. Cerrando los ojos y tomando una peculiar expresión comenzó a tocar hermosamente, llamando la atención de todos y enamorando más a Kaoru al mirarlo tan entregado.  

Sin que ninguno diera con eso, ellos fueron rodeados. En determinado momento Mitsu volvió a abrir sus ojos, dudando cuando vio a tanta interesada gente, pero pronto pareció olvidarlo mientras continuaba perfectamente.

Cuando termino el escritor agradeció tímido, inclinándose al público. Este aplaudió y después se dispersó de nuevo.

Kaoru sonrió complacido y en paz mientras continuaron el paseo ahora acompañados del adquirido violín.

 

 

Notas finales:

*Iuxta mare viridi: significa "cerca del mar verde" y es latin...

*Tenderi: tierno en albanes

*Mësues: maestro en albanes

*Zoti: señor... tambien en albanes

Wuaa, la mayoria de las aclaraciones son del fic de Akihiko/Misaki, y asi xDDD

 

Pero bueno, el drama se viene pronto, asi que esten atentos el Miercoles al otro capitulo, ¿si?

Ya saben, el pago y animos de las escritoras vienen en forma de comentarios. ¡Diganme como esta quedando! >w<

Cuidense mucho y nos leemos.

Bye, bye ^^/


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