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Juego Inocente por Anne Mary

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Notas del capitulo:

Hola!!! (se escuchan grillos) Lo lamento, pero he estado ocupada con los trámites escolares, pero aquí está. Espero que les guste :D

Este capítulo es muy fluff, casi cursi, pero me gustó y me dejó con un buen sabor de boca el inicio.

Habitación de L y su prisionero Light Yagami, 9:00 a.m.

Había puesto la alarma para las ocho, dado que la jornada empezaba a esa hora, pero no pudo evitar dormir un poco más de lo acostumbrado, aprovechando que tenía el cuarto para él solo. Así que cuando sonó la alarma no se sorprendió siquiera, así que lo primero que hizo fue revisar entre sus ropas, hasta encontrar un conjunto que le pareciera lo bastante cómodo para pasar el día encerrado; tomó unos jeans oscuros y un suéter blanco, y debajo una playera con cuello de tortuga (para ocultar algunas marcas que aún se le notaban) color terracota; además de su ropa interior.

Se sintió libre por un momento al entrar en la ducha si tener que avisarle a alguien, así que lo menos que pudo hacer fue tardarse una eternidad sintiendo las gotas del agua tibia, que relajaban los músculos agarrotados.

Salió sólo con una toalla cubriéndole la parte inferior de su cuerpo, y se vistió con calma, no tenía intención de salir pronto. Cuando terminó de arreglarse correctamente, tomó fuerza de algún sitio lejano y quitó el seguro de la puerta.

Creía que se encontraría con la cara de un Ryuzaki resentido, que habría trabajado toda la noche por la falta de un lugar cómodo donde dormir, pero en vez de eso, lo vio acostado en el sofá de tres plazas de su habitación, con la pobre manta que le había dado cubriéndole la mitad del cuerpo, y la almohada en el piso, muy lejos del detective. Se notaba que la había arrojado y ni se tomó la molestia de levantarla siquiera.

Light tuvo un impulso de despertarlo para salir y trabajar, sin embargo se daba cuenta de que era verdad que estaba cansado, y no pudo descansar en ese sillón tan frío e incómodo. Así que lo que hizo fue buscar un edredón de la cama que había sido tendida por él, y se dispuso a abrigarlo lo suficiente. Se sorprendió al ver que no se despertara con todo el ruido que estuvo haciendo, ni con el nuevo peso que había agregado al cobijarlo.

Miró su reloj de muñeca, que aún no sabía porque seguía usando, dándose cuenta de que tal vez podría hacer el desayuno antes de que su carcelero despertara.

-“Tiene el sueño pesado”- sonrió ante su pensamiento tonto, y se dirigió a la cocina que había sido integrada en la misma habitación con el propósito de facilitarle a Light su estancia junto con L.

Sacó
varios ingredientes de la alacena, y otros tantos de la nevera, quería preparar algo más de su gusto, pero sabía que no sería bien recibido. Pretendía hacer un postre que sabía nadie se atrevía a rechazar por nada del mundo, ni él mismo, porque era su favorito: tarta de tres chocolates.

Empezó con la cubierta de galletas, se esforzaba por seguir los pasos tal y como su madre le había enseñado tiempo atrás, al mismo tiempo en que intentaba ni hacer ruido y despertar al detective.

No llevó mucho para que pudiera meter su postre estrella en la nevera para que enfriara lo suficiente, después de todo practicó mucho para lograr hacerlo a la perfección. Daban las 9:50 cuando sacó su postre del refrigerador y decorarlo de manera sobria y elegante. Cortó dos pedazos y los puso en platos, en la mesa de café que estaba frente al sofá y Ryuzaki. Tardó un poco más en hacer el té blanco tan raro y de un sabor que le encantaba por su poca concentración y su sabor a flores. Dejó servido un desayuno del tipo que a L le encantan y sonrió ante esa idea.

-“Se va a llevar una sorpresa cuando despierte y vea su desayuno”- se sonrojó cándidamente, pues se dio cuenta de que actuaba como una chica enamorada –“¡No! Eso no pasará”- en su mente se daba negativas, pero el resto de su cuerpo avanzaba solo hasta el rostro del mayor –“¿Se enojaría si lo despierto así?”-.

No esperó a pensarlo dos veces, sino que llevó sus labios a la frente pálida cubierta por el cabello negro. Besó suavemente la frente, vio que no despertaba, estaba seguro, bajó sus  labios a la boca de Ryuzaki y sólo los rozó un momento, se separó de él sintiéndose tan torpe e idiota con la cara totalmente roja. Agarró la almohada que estaba tirada y la apretó entre sus brazos para intentar liberar un poco de tensión.

Se sentó en el sillón continuo, para esperar que el otro se despertara, no lo hacía. Optó por empezar a susurrar su sobrenombre, subiendo el volumen de su voz conforme repetía una y otra vez lo mismo, sintiendo que la paciencia se acababa por ratos.

-“Ryuzaki, despierta, Ryuzaki”- lo tocó del brazo que tenía descubierto y lo movió un poco, el detective despertó poco a poco, fijando su mirada a la primera persona que reconoció, para después cambiar una expresión de somnolencia a una de fastidio y ofendida.

-“Me dejaste fuera de habitación y sólo te dignaste en darme una manta y esa almohada”- agarró la manta que cubría junto con el cobertor que Light le había llevado y la almohada que Light sostenía entre sus brazos.

-“Buenos días Ryuzaki”- le sonreía abiertamente sin hacer caso a sus comentarios –“Siento mucho lo que hice anoche, pero francamente no piensas antes de hablar”-.

-“No entiendo tu premisa Light”- o tal vez aún no despertaba.

-“No me gusta que sigas diciéndome que soy Kira, aunque yo sea el único sospechoso, en verdad no quiero que lo sigas diciendo, por favor. Mide tus palabras, porque, tal vez no lo sabes, pero pueden ser hirientes si no las piensas bien”- el mayor iba a argumentar a su favor, siendo interrumpido por Light –“No me malinterpretes, de verdad lamento mi actitud ayer, así que para compensar mi error hice esto para ambos”- señaló las tartas y el té.

-“Te va a costar más que un postre para que te perdone tu pobre actitud Light”- y de todos modos agarró la rebanada que era suya, por el tamaño, y con la cuchara se llevó un pedazo a la boca, masticándolo y mirando a Light en todo momento –“Tal vez sólo te cueste más de esto”-.

Rieron un poco sin sentirse incómodos, el menor tomó su porción para saborear el único dulce que soportaba.

-“Es mi favorito, ¿lo sabías?”- señaló su plato intacto.

-“No, me he perdido de algo, ¿qué a ti no te desagradaban los dulces?”- era raro ver al chico maravilla, genio y guapo emocionado por probar un dulce.

-“Generalmente sí, pero este es mi postre favorito, lo podría comer toda mi vida y no me cansaría… sólo bromeo, ja, ja, ja”- estaba de buen humor y se contagiaba rápidamente.

-“Ya veo…”- se levantó para sentarse en el sofá donde estaba y llamar la atención del menor para que se sentara junto a él.

En un inicio Light lo negó, pero luego recordó que le había prometido no hacerle nada tan pervertido hasta que sanara por completo de sus costillas y muñeca; por lo que se acercó con su plato al lado de su colega.

-“Sabe muy bien, debo admitir que cocinas mejor que yo”- él no sabía cocinar.

-“Tú no sabes cocinar Ryuzaki”- le miró con una mezcla entre molestia, fastidio y buen humor. Algo de condescendencia también.

-“Cierto”- tomó un pedazo con la cuchara y se llevó la porción a la boca del menor –“Abre”-.

-“… Yo puedo solo gracias”- no retiraba su mano y sabía no la iba a retirar –“Ryuzaki…”-.

-“Di ah. Yo te daré de comer”- Light no pudo hablar –“Me lo debes, me dejaste aquí afuera toda la noche, y aún me duele la mejilla”-.

Se lo pensó un poco antes de abrir la boca con la mirada hacia otro lado y totalmente sonrojado. Ryuzaki aprovechó para darle el bocado completo y ver su rostro sonrojado, extrañamente no le incomodaba el estar tan cerca de Light, ni darle de comer de su propio plato, era una sensación de confort y familiaridad que nunca antes había experimentado. Por supuesto ni siquiera lo mencionó, en vez de eso se dedicó a darle a Light de su propio postre. Había olvidado que no lo había probado como se debería y cuando intentó llevarse el bocado a la boca, descubrió que no tenía nada.

Light se dio cuenta de esto, y sirvió su porción para L. Sonrió un poco, y se apartó un poco de su lado, para permitirle disfrutar de sus habilidades culinarias. Ryuzaki tomó el plato y se dispuso a comer ese platillo, alternándolo con un sorbo del té azucarado, que ambos disfrutaban.

Ryuzaki devoró el pedazo de tarta, y enseguida pidió su segundo plato. Light le sirvió sin mirarlo.

-“¿Light…?”- hacía rato que le estaba dando vueltas una pregunta en su mente, se reprochó por no mantener el autocontrol, pero de verdad tenía curiosidad.

-“¿Qué sucede?”-.

-“Tú… ¿me besaste en la mañana? Creí haber sentido eso, no estoy muy seguro”- se giró para ver a su prisionero, que en ese momento tenía la cara rígida, sin expresión alguna y totalmente roja.

-“Y tú que creías que tenía el sueño pesado, ja”- sus pensamientos sarcásticos e irónicos no le ayudaban a buscar una manera de salir de eso –“Niégalo, es así de simple”-.

-“Yo… este…”- sólo faltaba una pequeña palabra, ¿por qué le costaba tanto trabajo mentir justo en ese momento? –“S-si”- se tapó la boca al momento de haber confesado, idiota.

Ryuzaki por su parte, se sorprendió mucho, claramente creía que había sido un sueño, pero esa declaración lo tomó por sorpresa. Pensaba, que si, efectivamente lo había besado lo negaría rotundamente y demasiado convencido, sin embargo ahora que lo pensaba mejor, saber eso le subía el ego hasta las nubes.

-“Light”- no volteó, de nuevo tenía la almohada sujeta contra su cara, vaya infantil –“Light”-.

-“Perdón, pero no despertabas, así que no tuve opción”- su respiración se estaba regulando poco a poco.

-“A decir verdad no me molesta, es más…”- se le acercó y tomó su mentón con una sola mano y con la otra rodeaba su cintura –“… hubieses terminado el beso, porque… eso que hiciste no lo es en lo absoluto”-.

Light, a pesar de encontrarse despistado y contra la espada y la pared, lo miró extrañado, dando a entender muy ofendido que no entendía a qué se refería.

-“No sabes besar, para nada”- apretó un poco más su agarre en el mentón –“Yo te enseño, ¿te parece?”-.

-“¿Qué? ¿Estás loco? Yo no…”- no pudo seguir, la boca de Ryuzaki lo acalló.

Y como si fuera el primer beso, Light puso resistencia en cuanto Ryuzaki quiso profundizar el contacto, pero L ya se sabía un truco que le había dado muy buenos resultados, mordió un poco el labio inferior, al mismo tiempo que la mano que sujetaba la cintura bajaba hasta el miembro del menor. Light, al sentir el contacto, abrió la boca para protestar, y Ryuzaki aprovechó eso para pasar su lengua, y mover un poco la mano que tenía en el miembro.

El beso sabía a chocolate y mucha azúcar, y Light cada vez ponía menos resistencia, ahora mantenía la mano sana en el cuello del detective, y la otra simplemente recargada en el hombro del otro. El chico genio no quería cerrar los ojos, porque si lo hacía sentía que no podría controlarse. Intentaba entonces, mover su lengua para hacer una especie de lucha por el control, donde sabía no podría ganar.

Lo empujó un poco, necesitaba aire y Ryuzaki también, este último se pasó la lengua por los labios, un gesto lascivo que no pasó desapercibido por el menor. Ryuzaki se le acercó otra vez, pero ahora Light tuvo la suficiente fuerza para apartarlo, con algo de ayuda.

-“Ya… es suficiente, Ryuzaki”- se sentía avergonzado, no podía evitar que sus hormonas de adolescente lo traicionaran.

-“Si, tienes razón, no creo que puedas aprender tan rápido, pero me gustó”-.

-“Sabes que no hablo de eso idiota”- se levantó y agarró los platos sucios, para lavarlos y así poder zafarse del asunto tan embarazoso en el que se había divertido tanto.

Las tazas y los platos pasaron por las manos de Light, una sana y limpia, y otra con la férula totalmente cubierta con vendas para evitar que el chico se las quitara por desesperación. Ryuzaki vio cómo Light luchaba por intentar lavar los platos, aunque sin ayuda podría haberlo hecho, el detective se acercó y lo quitó del fregadero, se arremangó la playera y él mismo lavaba lo que había ensuciado.

-“Gracias Ryuzaki… ¿Sabes?”- esperó a que el otro pusiera atención –“Anoche llegué a una conclusión que me tiene confundido”- se quería quitar ese peso de encima de una vez por todas.

-“¿Ah, sí? ¿Y cuál es esa conclusión a la que llegaste? Digo, si se puede saber Light”- no quiso sonar ofensivo.

-“No te burles, que ahora yo estoy hablando totalmente enserio”- puso su mejor cara de póker, con la que no se podía diferenciar entre ninguna de sus emociones, y todos debían aguantar a escuchar lo que dijera, sin esperanzas a ver si mentía o no.

-“Pues hoy estás muy hablador Light, no quiero desaprovechar eso, continua”-.

Levemente recordó haber hecho un comentario similar a alguien, pero no recordaba exactamente a quien, ni en qué momento, tal vez fue en la preparatoria, o en su casa, pero si recordaba que la noticia que le habían dado fue extraña.

-“… Pues yo…”- ahora entendía el trabajo que le costaba a las chicas acosadoras de su escuela decírselo a él, respiró profundo –“Aún no entiendo cómo llegué a esto, pero…”-.

-“Light, francamente no me gusta que le den vueltas al asunto, prefiero que hablen directamente, así que termina de una sola vez tu idea”- había dejado de lavar, simplemente permanecía serio y expectante.

-“Si, lo que trato de decir no es muy sencillo”- frunció el ceño –“Es que yo creo que estoy enam…”-.

-“Chicos buenos días, hola, no los quiero molestar, pero todos en el cuartel están preocupados, así que encendí las cámaras de su habitación para verlos, ¿van a bajar a trabajar aquí o prefieren seguir allá?”- Matsuda había llamado por el micrófono instalado para las emergencias, las cámaras de la habitación fueron apagadas para mayor comodidad de Ryuzaki.

-“Matsuda, eres un idiota”-.

-“Matsuda, eres un idiota”-.

-“Si, enseguida bajamos Matsuda-san”- Ryuzaki contestó primero, no tenía ganas de reprender al joven adulto, tan torpe como siempre.

Light estaba con la cara cubierta por su flequillo, habían osado interrumpirlo, no una vez, sino dos veces, era el colmo, ahora se sentía un poco más objetivo en cuanto a sus deducciones.

-“Definitivamente no me gusta, sólo es una atracción obvia por el contacto que hemos tenido, no más. Y ese tipo nunca lo sabrá. Aunque Matsuda fue un idiota, quisiera pedirle el favor a Kira que se deshiciera de él, vaya que me fastidió todo lo que estaba por decirle al tonto de Ryuzaki”- miró con molestia al chico que no había ni siquiera mojado los platos.

Lo quitó del medio, después de todo era mejor que él mismo lavara todo. Como sólo tenía una mano útil, la usó con eficacia y rapidez para enjabonar y enjuagar los platos y tazas. Los dejó secando.

-“Hey, Light, te estoy hablando”-.

-“Lo siento Ryuzaki, no te escuché”- le sonrió con total naturalidad.

-“¿Qué me ibas a decir?”-.

-“Ah, eso, no es nada importante, mejor olvídalo”- el otro iba a decir algo –“¿Por qué no te das una ducha y te vistes? No debemos dejar esperando al equipo”-.

Ryuzaki siguió sus órdenes, no sin cierta resistencia, avanzó al cuarto de baño con su ropa, y en menos de diez minutos salió con el cabello húmedo, goteando en la remera blanca que llevaba puesta, Light lo notó.

-“Ryuzaki, te puedes enfermar si no te secas el cabello”- el aludido no hizo signo de haberlo escuchado, así que Light fue por una toalla y un cepillo –“Siéntate por favor”-.

El detective lo miró, como sintiéndose en una escena algo familiar, sólo que ahora se encontraba en el puesto de Light. El menor pasó la toalla con total delicadeza por el cabello negro, intentaba absorber el exceso de agua, se sorprendió al sentir el cabello sin nudos. Tomó el cepillo en su mano sana, cepillando con calma y sin prestar atención a Ryuzaki, que en ese momento tenía un sutil sonrojo en la cara, hacía tiempo que no se sentía tan bien con alguien. De repente sintió, como había sido unos días atrás, el aliento fresco del muchacho en su cuello, cerca de la oreja, y lo menos que hizo fue suspirar para ahogar un gemido ronco.

-“¿Sabías que dicen que los suspiros son besos no dados?”- Light lo dijo por dar un dato curioso, sin mostrar el menor interés en sus propias palabras.

Cuando terminó de “peinar” aquel cabello tan rebelde, se levantó del sofá y fue a dejar el cepillo y la toalla, Ryuzaki estaba ya con una portátil bajo el brazo, para conciliar el sueño lo había ocupado hasta agotar la batería, así que lo poco que había avanzado estaba en esa computadora.

-“Vamos”- Ryuzaki asintió, y salieron con calma del cuarto-habitación.

El camino de la puerta al elevador, y del elevador hasta el equipo fue silencioso, faltos a su costumbre (nótese el sarcasmo), transcurrió casi con alegría, en toda la mañana no habían discutido ni una sola vez. Y eso traía algo de felicidad a ambos genios y a sus juegos inocentes.

Notas finales:

Hello!

Les gustó???

Eso espero, nos vemos en el siguiente capítulo, y además debo decirles que aún quisiera saber qué personajes piensan que podría introducir (MattxMello/MelloxNear). ;D


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