TE ESPERO EN CASA
AoiHa the GazettE Drabble
Por sakua_chan
Las luces de los faros del auto que venía justo detrás iluminaban los laterales del taxi que ahora mismo lo transportaba. Por la ventanilla observaba a las personas lidiar con el frío, vistiendo sendos suéteres y abrigos, otros más con gorro y guantes incluidos.
El tifón, que traía de cabeza a Japón desde hacía algunos días, azotaba con un violento viento a los pobres arbustos que adornaban la entrada de los edificios y los pórticos de las casas. Con suerte y esa noche no estaba cayendo una torrencial lluvia como en los días anteriores.
Las farolas de la iluminación pública bañaban de tintes amarillentos la ya de por si desesperante escena, y es que, como si no fuese suficiente, parecía que jamás llegaría a casa. Cuando más prisa tenía, parecía atraer más ese efecto de ir tarde y a contra reloj.
Justo ahora era que maldecía el momento en que tuvo la grandiosa idea de irse a beber con algunos de los chicos del Staff después del trabajo. Si bien Yuu confiaba en él y nunca decía nada sobre ese tipo de salidas suyas, él se sentía mierda por estar llegando tan tarde a casa. Más aún considerando que, de los cuatro años que llevaban viviendo juntos, a las ocho de la noche era la hora a la que el uno esperaba por el otro para poder cenar. Y en medio de esa larga fila de autos… la pantalla de su móvil le decía que eran treinta minutos pasadas las nueve.
-Mucho tráfico ¿No, joven? –Le decía el chofer con voz amigable, por lo visto el también deseaba olvidarse un poco del estrés que le provocaba el solo hecho de mirar el asfalto atestado de autos – Si no fuera por este frío…- Él mientras tanto no perdía de vista como avanzaban los dígitos del taxímetro y como las personas a su alrededor iban más rápido de lo que ese taxi podría andar- Sería mucho mejor caminar que ir en auto ¿No?
¡Oh, Dios! Pero si ese sujeto era un puto genio. Lo cierto era que, si no llevaba la motocicleta o su propio auto, era porque a Yuu no le hacía nada de gracia que condujera ni aunque solo estuviese un “poquito” bebido. Pero ahora ya no se sentía tan ebrio como para no poder andar por su propio pie, quizás si para conducir, pero no como para no conseguir correr a casa como si su vida dependiera de ello.
Pagó la tarifa que el taxímetro marcaba hasta ese momento, abrió la puerta de una… y emprendió la carrera hacia una cena que seguro el Shiroyama habría comprado en algún restaurante a domicilio, pues eso de la cocina no se le daba del todo bien. Emprendió la carrera hacia esa cita nocturna que siempre tenía en casa con su pareja después del trabajo.
Eran las doce de la noche cuando Aoi estaba más que tentado a comenzar a llamar a Uruha al móvil, detestaba atosigarlo y no permitir que se divirtiera a su antojo. Pero ya era una clase de pacto que, pasara lo que pasara, los dos debían de intentar estar a las ocho en casa, para compartir tiempo de calidad juntos y no solo encamarse o irse a dormir.
Fue en ese momento que llamaron a la puerta de manera insistente. No tuvo que preguntar nada, pues ya se las olía sobre quien se encontraba del otro lado. Nada más verlo con los cabellos despeinados y la cara enrojecida y se dio una idea de que por lo menos las escaleras las había subidor corriendo, o quizás desde más lejos venía su maratón.
-Lo siento…- Susurraba el más alto.
-Lo importante es que ya estás aquí, tonto – Le revolvió los cabellos con cariño y con un ademán le invitó a pasar- Igual sabes que yo te espero en casa, Shima.
Así era. Yuu siempre lo esperaba. Él mismo también lo hacía… Y tenía la idea de que fuese la hora que fuera. Ninguno de los dos podría irse a la cama, sin saber que el otro estaba a salvo en la otra almohada.