Su nombre era Kim Jongdae, sus amigos lo conocían como Chen por haber vivido muchos años en China de niño, sus rivales lo conocían como “el de las buenas apuestas” ya que era difícil perder una apuesta contra él por pasar una noche con los mejores prostitutos de aquel local, “Fuerza EXOtica” se llamaba.
De estatura promedio, cabello castaño, ojos marrones, facciones hermosas y un toque de picardía en su mirada y en su sonrisa, lograba derretir a cualquier persona y hacerla caer a sus pies si él lo deseaba. Pero no, lo que no deseaba en ese momento era casarse, apenas tenía veintiún años y amaba salir los fines de semana, no se lo perdería mientras que fuese joven.
Como todos los días salió de su casa muy bien vestido como hijo de grandes empresarios Coreanos que era, para dar así una buena imagen a la hora de apostar, tomó su billetera llena de dinero, su celular, sus llaves y las llaves de su auto y luego salió, dirigiéndose a ese lugar tan concurrido de un barrio “corrupto” de Seoul.
Una vez mostrarle su identificación de cliente al guardia, este lo dejó pasar (si no tenías identificación de cliente, podías pedirla dentro del local siendo acompañado por el segundo guardia de turno) y se adentró en el local. Ya había empezado el horario nocturno (por el día aquel prostíbulo era una “inocente” cafetería y restaurante) por lo que las apuestas también habían empezado y ya habían habitaciones ocupadas.
Fue a la habitación de apuestas y se encontró con el MC-jefe-dueño del local, un hombre de su mismo año, mucho más alto que él, rubio y que siempre llevaba una mirada seductora y pícara en sus ojos, un ligero apretón de manos no se dejó esperar entre ellos, pues se conocían hace años y se habían hecho amigos gracias al local.
Chen – Zico – Dijo estrechando su mano, todos los que estaban en confianza con él lo llamaban por su apodo, sus prostitutos lo llamaban “señor Woo” o “jefecito” en el caso de los más veteranos aunque él prefería ser llamado “jefecito” porque detestaba su apellido gracias a su hermano Taewoon
Zico alzó una ceja.
Zico – No te pierdes una sola noche de apuestas, tranquilo, no te has perdido ninguna en esta sala, amigo.
Chen – Yo SIEMPRE llego a tiempo, Zico.
Zico rió sonoramente.
Zico – Hoy actuarán dos chicos que actuaban en la sala 2 antes y por sus grandes perfiles decidí trasladarlos aquí. ¿Te acuerdas de Zelo y Xiumin?
Chen – De Zelo sí, todavía recuerdo mi cara cuando supe su edad y a Xiumin… - Movió sus manos pensativo – Me suena su nombre, pero no lo conozco en persona.
Zico – Es un chico que aparenta ser muy lindo pero que en intimidad es una fiera.
Chen rió.
Chen – Igual que Zelo, bah, niño bonito pero fiera.
Zico – Exacto – Pronunció él entre risas – Las apuestas van a empezar, siéntate, prometo que valdrá la pena dejar sus actuaciones para el final
Como siempre, Chen se sentó en la silla que Zico le reservaba siempre que venía, el MC súper-animado fue anunciando los nombres de los que actuaban, las actuaciones consistían generalmente en un strip tease y algunos si estaban de buen humor se te acercaban y te bailaban a ti.
Cuando pasó Zelo, los que ya lo conocían se sorprendieron, ese “niño” había cambiado mucho; Chen miró el rostro de un hombre sentado junto a él que no aparentaba más de diecinueve. “No tiene ni veinte y ya ama este mundo, lo entiendo, no es fácil” pensaba Chen con una enorme sonrisa.
Cuando Zico anunció a Xiumin y el mencionado salió, Chen no pudo evitar impactarse y mirarlo completamente idiotizado; sus rasgos eran hermosos que aunque estuviese haciendo cosas claramente “prohibidas” lo seguías viendo tierno, más bajito que él y muy delgado bailaba enfrente de él con una mirada en la que Chen encontró algo de nerviosismo. Se barajó mentalmente la posibilidad de apostar pero sólo por esa vez, dedicarse a conocer un poco a la persona en vez de sólo llevársela a la cama.
En ese momento, cuando volvió a verlo a los ojos, se dio cuenta de lo que debía hacer.
“Es la primera vez que haré esto por una persona y por una persona que trabaja de sexo… Pero no soy tan mala persona como para dejarlo solito” pensaba Chen completamente convencido.
Zico – Bien gente, ¡es momento de iniciar las apuestas! – Dijo el MC animando el ambiente caliente por las actuaciones de los chicos
Una vez estuvieron vendidos todos, sólo quedaba Xiumin.
Zico – Xiumin, este hermoso chico que promete mucho, ¿cuánto dan por él?
Chen se acercó a la máquina y marcó una cifra muy grande: 1.500 dólares, vale, era esperable, era hijo de grandes empresarios, pero, sus padres nunca supieron en qué gastaba tanto dinero.
Nadie se atrevió a competir contra Chen, por lo que cinco minutos después, Zico se rindió y le dio la victoria a Chen.
Zico – Bueno, si no hay más apuestas y nadie dispuesto a competir, el ganador es Kim Jongdae o conocido entre nosotros como Chen.
Xiumin se paró de la sillita donde estaba sentado y fue a cambiarse mientras que Zico y Chen mantenían una silenciosa conversación.
Por primera vez Chen divisó tristeza y súplica en los ojos de Zico.
Zico – Si puedes sacarlo de este mundo, te lo agradezco, a él y a Zelo les tengo mucho cariño y si viene mi hermano y les hace daño, no me lo perdonaría jamás. Si puedes hacer que nunca vuelva aquí y se quede contigo, házlo.
Chen – Intentaré prometértelo, Zico.
Zico sonrió.
Zico – Nunca le digas que fui yo el que te pedí esto, se lo diré yo cuando llegue el momento.
Chen asintió y se fue con Xiumin. Le abrió la puerta como una princesa y lo ayudó a subirse al auto, luego, se subió él y tras ambos ponerse el cinturón inició una marcha hasta su casa, en ese momento sus padres no estaban y debía aprovechar para conocer a Xiumin allí.
Mientras que iban en el trayecto, Xiumin miraba el recorrido con cierta tristeza.
Chen – Disculpa que no te he hablado – Dijo con algo de pena en su voz - ¿Cómo es tu nombre real?
A Xiumin pareció darle miedo Chen, mas no dejó de contestar por ello.
Xiumin – Mi nombre real es Kim Minseok, tengo veintitrés años.
Llegaron a casa de Chen. Xiumin pensaba que iba a ser brutalmente lanzado sobre una cama y tomado por Chen, pero en vez de eso, Chen lo acorraló suavemente contra la pared y le dio un beso suave y tierno en los labios. Xiumin lo miró extrañado tras aquello.
Chen – Sé que trabajas de sexo, sé que odias tu trabajo, sé que piensas en como está ahora el niño al que llaman Zelo porque le tienes mucho cariño, sé que todos te quieren y sé que tienes una carita hermosamente tierna. Sé muchas cosas de ti.
Xiumin rió sonoramente por aquellas palabras.
Xiumin – ¿Entonces me dejarás la noche libre?
Chen – Claro… No soy tan mala persona.