Al otro lado de la puerta había alguien de espaldas. El chico del que le había hablado su madre, supuso Kyungsoo. Era alto, más alto que él-aunque eso no era muy difícil-, de hombros amplios y espalda ancha. ‘’Cómo ha crecido…’’ Pensó mientras este se giraba, mostrándole por primera vez su rostro.
Su corazón se aceleró.
El otro lo miró con un brillo de preocupación sus hermosos ojos oscuros, soltó la maleta que sostenía y llevo ambas manos a los costados de la cara de Kyungsoo, limpiando con sus pulgares los restos de lágrimas.
-No llores pequeño, estropearás tu lindo rostro- Susurró mientras le sonreía cálida e intensamente.
Pero Kyungsoo no lo oyó.
Latidos.
Sólo lograba oír los latidos de su propio corazón.
- J-JongIn, hola…-Pudo pronunciar después de unos minutos de miradas intensas- Cuánto tiempo… ¿Qué tal estás? –Preguntó cogiendo las manos del otro entre las suyas, sintiendo de nuevo una corriente eléctrica ante el contacto.
JongIn no era el niño que él recordaba. Ahora era un muchacho casi adulto bien formado. Su rostro parecía ser una perfecta escultura griega, con esa mandíbula marcada, esos gruesos labios, su nariz perfecta y esos hermosos ojos infinitamente profundos. Sin contar su altura, claro.
- Vivo, no puedo pedir más.- Contestó este agachando la cabeza.
Kyungsoo se sorprendió un poco al ver cambiar su mirada más bien alegre y de preocupación a una triste, pero decidió no echarle más sal a la herida.
- L-lo siento…-Se disculpó torpemente- Vamos pasa, te guiaré a tu cuarto. Está sin decorar, pero puedes cambiar los muebles o hacer lo que te plazca, estás en tu casa.- Explicaba por el pasillo, siendo seguido por JongIn, quien cerró la puerta tras de sí.
- Muchas gracias.-Expresó el menor dejando el equipaje cerca de la cama- Siento mucho venir sin avisar, en cuanto encuentre un trabajo y apartamento me iré.
- No es necesario, mi novio ya no vive conmigo, así que puedes quedarte todo lo que quieras sin pagar nada. – Le costó, pero no lloró al pronunciar la palabra ‘novio’.- Vamos, he hecho el almuerzo.
A JongIn le pareció extraño oír ‘novio’ en lugar de ‘novia’, tal vez la orientación sexual del mayor era igual a la suya…
Comieron tranquilamente, poniéndose al día de sus vidas sin llegar a tocar temas demasiado profundos. Kyungsoo descubrió que al menor le apasionaba la música y el baile y que era muy buen estudiante. Se preguntó por qué antes no le caía bien el chico, pues ahora era realmente agradable, aunque no dejaba de mirarle directamente a los ojos, cosa que lo incomodaba un poco.
Y tras dejar los platos lavados y enseñarle a JongIn el resto de la casa, Kyungsoo se fue al restaurante en el que trabajaba, no sin antes darle una llave del apartamento al menor, claro.
Una vez solo, JongIn contactó con su único amigo en Corea, Sehun, y quedaron en un parque cercano que le indicó este. Casualmente, la nueva escuela de Kai –así lo llamaba Sehun- era la misma que la del menor así que se pasaron la tarde charlando sobre profesores y otras cosas sin importancia. Ya de noche, Sehun acompañó a Kai a la casa, pues este aún no se sabía del todo el camino.
Ahora estaba sentado en la cama a oscuras y solo. Absolutamente solo en el mundo.
De repente los recuerdos de la muerte de sus padres lo invadieron y no pudo evitar echar a llorar, llorar desconsolada e histéricamente.
Se preguntaba por qué él seguía vivo y ellos no, por qué no podía haber muerto él en su lugar. No quería sufrir, no quería estar solo. Pero sufría, estaba solo, y nadie ni nada podía cambiarlo. Siguió llorando hasta caer en los oscuros brazos de Morfeo.
Cuando despertó en la mañana sintió unos brazos pequeños y cálidos rodeándole la cintura. ‘’Kyungsoo…’’ pensó. Pero no recordaba haberle visto la noche anterior. No sabía cómo habían llegado a esa situación, pero no le disgustaba en absoluto, todo lo contrario. Se quedó con los ojos cerrados hasta que sintió al mayor moverse, seguido de un aliento cálido en su cuello que le provocó unos extrañamente deliciosos escalofríos. Abrió los ojos y se encontró con la mirada del pelirrojo escaneándole. Este se sonrojó y agachó la cabeza.
- Buenos días.-Articuló el menor con una sonrisa.
- Buenos días… ¿Cómo te encuentras?- Cuestionó Kyungsoo aún sin mirarle.
- Mejor, gracias.-Respondió Kai depositando un fugaz beso en la frente del mayor, haciéndole sonrojar de nuevo, esta vez más intensamente- ¿Y cómo llegamos a esta situación? – Preguntó divertido.
De repente Kyungsoo soltó el agarre y se sentó, como si no se hubiera dado cuenta de la posición en la que estaban hasta ahora. El mayor lo imitó y se sentó junto a él.
- C-cuando llegué te oí sollozar, llorabas en sueños… Te tapé y cuando me quise ir me abrazaste…- Se justificó nerviosamente.- N-no pienses nada raro.
- No te preocupes, sé que no me violarás ni nada de eso. – Lo tranquilizó el menor levantándose de la cama.- Siento haberte causado molestias.
- No son molestias… Parecías sufrir mucho… - Replicó el otro mirándole con preocupación.
- Iré a tomar una ducha. – Evadió el tema con una sonrisa que ni él se creyó.
Cuando estuvo seco y vestido fue a la cocina a por el desayuno, donde Kyungsoo lo esperaba, pero no estaba solo, sino que lo acompañaba un chico con cara de niña. Precisamente se estaban besando. El chico-niña tenia a ‘’su’’ Kyung asido del cuello para profundizar el contacto, mientras este se limitaba a apoyar sus manos en el pecho contrario, haciendo fuerza para librarse del besuqueo Pero eso JongIn no lo sabía, por lo que pensó que eran pareja sintiendo como la ira se instalaba en su pecho y su mandíbula se tensaba a la vez que sus puños se apretaban a sus costados.
- Oh, hola. He hecho tortitas y zumo para desayunar, ¿Quieres?- Saludó alegremente el pelirrojo al darse cuenta de la presencia del moreno, haciendo disminuir el enojo que provocaban los celos a este.
- Si, gracias.-Contestó sentándose a la mesa en frente del chico desconocido, atravesándolo con la mirada.
- Cierto, ya se me olvidaba presentaros. JongIn, este es Luhan, un Hyung de la Universidad y mi mejor amigo, Luhan, este es JongIn, el chico del que te hablé ayer.- Presentó educadamente.
Las miradas de ambos se encontraron mientras se estrechaban las manos fuertemente. A JongIn no le caía bien Luhan, y a Luhan no le caía bien JongIn; era evidente, pues, aunque no se conocían de nada, la forma en que se observaban hablaba por sí misma.
- Encantado. –Se vio forzado a decir el menor.
- Igualmente.-Contestó Luhan de la misma forma.
- Entonces, ¿Hoy empiezas el instituto? - Quiso saber Kyungsoo mientras apoyaba los codos en la encimera con un vaso, que acababa de llenar de agua, en la mano derecha.
- Sí, mi amigo vendrá y me acompañará para que no me pierda. – Respondió ahora sonriéndole al mayor mientras cortaba una tortita.
- Genial, entonces.
Entonces el timbre interrumpió a Luhan, quien había abierto la boca con la intención de hablar.
- Debe ser él, me voy ya. – Anunció JongIn, cogiendo su mochila con prisa. – Hasta la tarde Kyung.- Se despidió depositando un suave beso en la mejilla del mencionado.- Hasta otra Luhan. – Y salió por la puerta mirando amenazadoramente al último mencionado.
- Me odia.- Se quejó Luhan con un puchero y un llanto fingidos.
- Qué va. Es solo que aún no te conoce y la primera vez que te ve ya estás besándome en contra de mi voluntad, por no variar, ¿Cierto? – Acusó con mirada sombría – Además, el pobre lo ha pasado muy mal. – Intentó justificar Kyungsoo, volviéndose a sonrojar por el trato del menor al despedirse. El color de sus mejillas no pasó desapercibido para Luhan, pero decidió callarse por el momento.
- Es que tus labios son demasiado hermosos y perfectos, es una pena que nadie los saboree.- Replicó el acusado con una sonrisa pícara, dejando ya su demasiado exagerada actuación. – A propósito, ¿Qué les pasó a sus padres?
- En un principio mi madre me dijo que fuera en un accidente, pero más tarde la llamé y me contó más. Al parecer fue en un atraco a un banco, no sé más detalles, pero sus padres fueron los únicos muertos. – Contestó con mirada ausente y una mueca de impotencia. La verdad era que le preocupaba mucho el menor, sobretodo desde que se lo había encontrado llorando en sueños. Lo de que JongIn lo había retenido a su lado en la noche anterior era mentira, simplemente lo había abrazado para que se sintiese protegido y dejara de sufrir en soledad, pero le habría dado demasiada vergüenza admitirlo ante él. E incluso ante si mismo.