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La rosa de Britannia por kazukichanlove

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Notas del capitulo:

Hola, hola mis queridas lectoras: les agradezco a Lu-chan, Nari, Otakunekokawaii, Kaikuroi, kiseki_nkoi, Tycana, Alejandra y Tsuna Sawada por sus reviews. Se les agradece muchísimo. Les traigo el cap nuevo y les contestare sus reviews mas adelante, esto porque voy de salida pero les contestare.

El canto de unos pajarillos me despertó lentamente, abrí mis ojos de manera perezosa y detallé que estaba en la habitación de Suzaku. Me incorporé con cuidado por el golpe de la espalda y por mi hombro, y noté que mi brazo estaba inmovilizado por un cabestrillo hecho con un pañuelo de seda blanco. Un aroma invadía mi nariz, era fresco, varonil y muy suave. Tomé la sabana y la acerqué a mi rostro aspirando el aroma que desprendía: el aroma de Suzaku.

Me puse rojo de la pena y alejé la sabana de mi rostro sin soltarla, miré con lentitud el otro lado de la cama y lo noté deshecho y mullido: como si alguien hubiese dormido ahí. No había que ser un genio la situación no podía ser más lógica: la habitación era de Suzaku- porque ahí estaba su capa y sus cosas- y por ende, él había dormido conmigo.

Mi rostro adquirió una amplia gama de tonos rojos al pensar en esa posibilidad, eso era extraño para mí. Escuché un tic tac, apenas reparando en ello debido a mi debate emocional, y vi que eran casi las dos de la tarde. ¡¿Tanto tiempo dormí?!

De un salto aterricé en el suelo enredado con las sabanas, todo por querer ir rápido. Si mis hermanos hubiesen visto esto, se hubiesen puesto histéricos.

Mis hermanos, deben de estar muy preocupados y angustiados al igual que mi padre. Estaba en un conflicto emocional muy grande. Todo lo que me habían dicho era verdad, mi padre me había mentido todos estos años. Había causado mucho daño a personas inocentes por poder, por el maldito poder y ambición. No podría verle a la cara sin reproche por sus acciones pasadas. Me levanté del suelo con cuidado y cojeando levemente por mi pie lastimado para ver una pequeña nota en la mesita de té de la gran habitación. La tomé con mucho cuidado al ver la fina y detallada caligrafía.

“No te desperté porque te vi muy agotado, después de todo, tus heridas fueron demasiadas. Bebe el contenido del vaso, ayudará con tus dolencias y tu enfermedad. Hay ropa en el armario blanco. Te espero en el comedor en punto de las tres de la tarde.”

Suzaku.

 

Negué asustado, ni loco bajaría. ¿Cómo podría mirarle después de lo que pasó? No olvidaba su semblante molesto y preocupado y sin olvidar que me vió casi semi desnudo. No tengo el valor para mirarle después de ello, aunque tuviese hambre no bajaría.

Vi en el centro de esa mesita de té un tazón de cristal con uvas y fresas. No lo pensé dos veces y comencé a comerlas una a una, estaban deliciosas. Bebí del vaso que me había indicado verificando que era agua con medicina, bebí hasta la última gota, para después seguir comiendo fruta.

Sentí mi cuerpo algo sucio por la caída de ayer que quise darme un baño, mas sin embargo mi pregunta era como: estaba solo en esa enorme habitación y por mis heridas era lógico que no podría hacerlo sin ayuda. Escuché a alguien golpetear la puerta y me asusté al instante, tenía miedo de que fuera Suzaku.

—Lelouch-sama, soy Cecile, he venido a ver como estaba. ¿Puedo pasar?

Di un suspiro de alivio  mientras me deslizaba al suelo ya más calmado, susurré un adelante lo suficientemente alto para que me escuchara y al abrir la puerta la mujer dio un grito de susto.

—¡¡¡Lelouch-sama!!! ¡¡ ¿Qué le pasó?!! ¡¡ ¿Está bien?!! ¡¡ ¿No está herido?!!

En segundos ya tenía a Cecil-san en el suelo conmigo rodeándome de todo tipo de preguntas y mareándome por la velocidad con la que hablaba. Rápidamente, y sin darme tiempo a responder, pasó mi brazo sano alrededor de sus hombros y con cuidado me ayudó a levantarme para guiarme a la cama de nuevo.

—Gracias, aunque no me había caído. Estoy bien, solo un poco adolorido.

—Debería estar en cama, la caída fue muy severa. Suzaku-san estuvo consternado por la gravedad de sus heridas.

¿Suzaku se había preocupado por mí? Me sentí extraño al escuchar eso y un leve rubor cubrió mis mejillas, aún estaba asustado y nervioso. Cecil-san me miraba entre curiosa y amabilidad por mis reacciones hechas.

—Debe estar ansioso por tomar un baño, lo prepararé en segundos.

Como si hubiese leído mi mente, Cecil-san fue al baño y pude escuchar las llaves del agua abrirse, miré nervioso el reloj viendo los minutos pasar y sabiendo que el tiempo llegaría. Cecil-san volvió trayendo consigo unas sandalias oscuras, me ayudó a colocármelas y de nueva cuenta me guió al baño: era un sitio sencillo, con paredes claras y árboles de sakura en ellas pintados, una enorme tina como si fuese una piscina en forma de concha con una pequeña escalinata, la cual estaba llena de agua y burbujas blancas. Cecil-san me ayudó a meterme en la tina y luego se puso roja hasta las orejas.

—P-puede quitarse el kimono, le prometo que no veré.

Asentí mientras se volteaba rápidamente, después de deshacer el cabestrillo y desanudé el pequeño nudo del kimono hasta que se deslizó por mi cuerpo y quedó flotando en el agua. Me despojé de mi ropa interior y me senté en la pequeña escalinata de la tina dando un suave suspiro sintiendo la tibieza del agua recorrer mi piel. Después Cecil-san se llevó mi ropa depositándola en un cesto tejido al lado de la puerta, para después tomas una concha y coger un poco de agua tibia que vació en mi cabeza.

—Cecil-san, ¿Hace cuánto conoce al emperador?

—Lo conozco desde que tenía como unos doce años, era un jovencito muy vivaz pero con una mirada llena de tristeza- Cecil-san me empezó a relatar al momento en que tomaba una botella de champú y vertía un poco en mi cabello, masajeó con sus dedos teniendo cuidado de la herida de los puntos en mi cabeza- él no es malo, Lelouch-sama, la vida ha sido muy injusta con él. Primero queda huérfano de madre al nacer, y luego su padre muere cuando tenía cinco años.

No sabía eso, al parecer Suzaku y yo compartíamos un mismo sentimiento de dolor: el perder a nuestras madres sin siquiera haberlas conocido. Su infancia debió haber sido dura y difícil sin tener a ninguno de sus dos padres viéndolo crecer, rodearlo de cariño y amor que tanto quieren los niños. Una lágrima se deslizó por mi mejilla mientras una expresión triste se ponía en mi rostro.

—Lo siento si mis palabras le incomodaron.

—E-está bien, no se preocupe- sequé la lagrima mientras trataba de calmarme- no sabía eso.

—No se entristezca, Suzaku-san ha sabido sobrellevarlo,-Cecil-san volvió a coger agua que vacío en mi cabeza enjuagando mi cabello-  pero entre su sensei, sus amigos y yo tratamos de que no se pierda por la venganza. Realmente él no le haría daño, Lelouch-sama.

—Aún tengo ese miedo Cecil-san, miedo de su venganza…- murmuré mientras ella me quitaba las vendas y lavaba con esmero mis heridas sin lastimarme.

—Se lo puedo jurar, Lelouch-sama. Además, si no, usted estuviese en los calabozos del palacio siendo torturado, o peor aún, Suzaku-san lo hubiese dejado morir cuando tuvo ese ataque la noche que llegamos aquí.

“He visto como él lo  mira, no me crea tan despistada, en su mirada no veo odio ni venganza, no, Lelouch-sama, no veo  ningún rastro de maldad en sus ojos. Aún recuerdo cuando llegamos al palacio de Britannia y Suzaku-san lo vió por primera vez: jamás lo había visto de esa manera, parece que echó su venganza por el caño. No podía apartar su mirada de usted, seguía cada movimiento, cada acción, hasta el más mínimo detalle.

Estaba tan rojo como un tomate con piernas, las palabras de Cecil-san afloraban sentimientos nuevos dentro de mí y me eran imposibles no negarlos. Suzaku, ¿Por qué tu sola mención hace estragos en mi corazón? ¿Por qué tu sola mención me hace sentir mariposas en el estómago?

Después Cecil-san terminó de bañarme y se volteó mientras me vestía con una bata de seda blanca que me había dado, me ayudó a salirme con cuidado y posteriormente me vendó  de nuevo. Después sacó kimonos y kimonos del armario blanco y me mostraba las bellas piezas.

— ¿Cuál elige, Lelouch-sama?- no sabía cuál elegir, hasta que vi un kimono de mangas largas en color blanco con líneas y espirales en tonos oscuros. Le señalé con timidez el que quería y me lo dejó en la cama mientras iba por un obi oscuro. Me ayudó a ponérmelo junto a un pantalón de seda y ropa interior adecuada. Me cepilló con cuidado el cabello y después acomodó un par de vendas.

—Ya casi son las tres, debemos bajar al comedor Lelouch-sama.

—Y-yo no iré a comer- la mujer se detuvo abruptamente mientras me veía sorprendida.

—P-ero debe bajar, necesita comer.

—No tengo hambre, puede decirle a Suzaku-san que no bajaré a comer.

Cecil-san apenada se marchó de inmediato trabé la puerta con todo lo que podía, no iría a bajar por las palabras que me dijo ya que no tengo el valor de mirar a Suzaku. Mi corazón latía de manera veloz por el temor que sentía en esos instantes mientras volvía a la cama, la cual tendí como pude. Minutos después escuché unos golpes fuertes en la puerta al igual que forzaban a querer abrirla.

—¡¡Lelouch, abre la puerta en este mismo instante!! ¡¡Te dije que bajaras al comedor!!

Los gritos de Suzaku me asustaron demasiado mientras trataba de encontrar las palabras, los objetos y muebles temblaban por los empujones que le daba a la pobre puerta.

—No tengo hambre.

Fue lo único que pude decir antes de que la puerta se cimbrara de más fuertes golpes.

—¡¡Lelouch!! ¡¡Escúchame bien: te doy cinco segundos para que abras esa puerta o la romperé!!

—¡¡Suzaku!! ¡Deja de comportarte como un tonto!- esa era la voz de su sensei y por la fuerza con la que golpeaba la puerta pronto la abriría así que lo único que atiné fue a esconderme dentro del baño.

Escuche más golpes y después de un rato ya no se escuchó nada. No pensé que durara tanto. Después de un par de minutos salí del baño y vi que había conseguido ladear una silla que había puesto,  di un par de pasos para atrás hasta que me topé con algo duro. Di un leve grito y al voltearme vi a Suzaku parado detrás de mí y mirándome no de manera muy feliz que digamos.

— ¿Por qué te encerraste?

Le miré con los ojos dilatados por el miedo mientras daba pasos retrocediendo torpemente y él dando pasos hacia adelante.

— ¿C-como entraste?

—Por la ventana, pero eso es irrelevante.- choqué con la pared quedando atrapado entre ella y Suzaku- Vas a bajar conmigo ahora.

—No quiero.

—Tú lo pediste.

En un rápido movimiento, y sin esperármelo, me puso en su hombro cargándome como un saco de papas, pataleé y manoteé sin éxito mientras Suzaku quitaba las cosas y abría la puerta mientras caminaba como si nada.

—¡¡ ¿Qué haces?!! ¡¡Bájame!! ¡¡Bájame por favor!!

Seguí pataleando y golpeando su espalda con mis puños pero fue en vano, mientras bajábamos por las escaleras vi varios retratos de un hombre muy parecido a Suzaku junto a una mujer muy bella, que debo suponer era su madre.  Al llegar al mencionado comedor escuché varias exclamaciones de sorpresa por parte de las personas presentes. Suzaku me bajó al llegar a un extremo de la meza y me sentó rápidamente en una silla viendo mis intenciones de querer huir.

—No te vas a parar de esta silla hasta que termines, ¿Entendiste?

Me mordí los labios mientras mis mejillas se tornaban rojas por la vergüenza ya que ahí estaban sus acompañantes: Cecil-san me miraba con pena y condescendencia, su sensei me miraba amigable y con comprensión, Kallen-san me miraba entre apenada y nerviosa, Shōgo-san y Lloyd-san compartían miradas de complicidad mientras que la otra persona presente, Kaguya-san me miraba con molestia y hasta puedo decir hastío. Me sentía tan incómodo por la situación, quería salirme de ahí pero la mirada de Suzaku, el cual estaba a mi lado, me lo impedía y era capaz de traerme de vuelta si lo intentaba. Pronto trajeron la comida, la cual consistía en sopa miso, onigiris y sukiyaki, y de beber un té helado de sakura. Junté mis manos de manera inconsciente y susurré Itadakimasu haciendo que los presentes me miraran asombrados. Un carraspeó por parte de Suzaku los distrajo y después de hacer lo mismo procedieron a comer. Por suerte, Sayoko-san me había enseñado a como comer apropiadamente con palillos y demás en cuanto de gastronomía japonesa, no estaba tan perdido.

La comida estaba deliciosa, no por así decir del tenso ambiente. Simplemente era muy incómodo, sentía las miradas de Suzaku durante todo ese tiempo. Afortunadamente el tormento acabó y al empezar a pararse todos, a como pude,  me salí corriendo ignorando el dolor punzante de mi tobillo.

—¡¡Lelouch!!

Pude escuchar el grito enojado de Suzaku desde el comedor. Ahora sí que no regresaría, estaba en el borde de las escaleras mientras vi como alguien salía del comedor: era el sensei de Suzaku. Traté de subir las escaleras pero mi tobillo ya no aguantaba así que me senté un poco. Escuché pasos venir así que si era necesario irme arrastrando lo haría.

— ¡Espere Lelouch-sama!

Me detuve al ver que no era Suzaku sino su sensei, no sé porque pero me daba un aire de confianza su presencia. Al verme dio un respingo y con cuidado me cogió en brazos para llevarme de nuevo a la habitación de Suzaku. Me dejó en la cama mientras iba hacia uno de los muebles enormes de la habitación sacando unas píldoras.

—Tómelas, le ayudarán con el dolor.

Asentí agradeciéndole en silencio tomando las píldoras y un vaso con agua que me daba, las engullí y bebí toda el agua.

—Debo encargarme de un pequeño asunto, Lelouch-sama, si necesita algo no dude en pedirlo.

El hombre salió y me quedé solo, suspiré mirando como el tiempo transcurría lentamente en aquella habitación. Pasaron un par de horas. Hasta que la noche se hizo presente. Me asomé por el balcón de la habitación mirando el cielo lleno de estrellas y a la luna brillas desde el punto más alto, suspiré bajando la vista y notando que había un árbol de cerezas colindando perfectamente con el balcón a través de unas gruesas ramas, y lo que me hacía querer ir ahí era que el árbol estaba repleto de rojas y apetitosas cerezas.

Lentamente subí una pierna al borde del balcón, sin importarme la altura de tres pisos aproximadamente, y después la otra para deslizarme por la gruesa rama y pararme en ella apoyándome en las otras más pequeñas. Tambaleante caminé sobre ellas hasta que caí de sentón  en la rama provocando que el árbol se sacudiera un poco y tirara varias frutas. Escuché murmullos provenir de abajo y me asomé curioso en dicha dirección para ver quién era.

—¡¡Lelouch!! ¡¡¿Qué rayos haces allá arriba?!!

Era Suzaku el cual me miraba entre asustado y enojado, me asusté al instante queriéndome mover pero alzó una mano señalándome de inmediato.

—¡¡Ni se te ocurra moverte!! ¡¡Voy a subir!!

Tragué saliva en cuanto dijo eso y más cuando lo vi tratando de subir el árbol hasta donde me encontraba yo, sentí mi corazón latir con más fuerza retumbando en mi pecho al verlo estar a unas ramas de donde yo estaba. Ambos estábamos ya cerca uno del otro.

— ¿Me quieres explicar porque estas en este árbol? ¿Cómo se te ocurre hacerlo? Aun estas lastimado, pudiste caerte y ahora si matarte.

Comenzó su regaño de nuevo haciéndome enfadar, quería gritarle pero no encontraba el valor ni las palabras adecuadas para ello. Suzaku me confundía mucho, los sentimientos que me causaba hacían estragos en mi interior sin saber que hacer o decidir. Sin ser consciente, solo pude ver a Suzaku sentarse a mi lado para hacerme verlo a la cara.

—No vuelvas a poner en riesgo tu vida, Lelouch, no lo hagas.

— ¿Por qué? ¿Te dolería mucho si algo me pasara?

—Sí, sin duda alguna.

Miré con sorpresa sus ojos esmeraldas creyendo encontrar algún tipo de mentira o engaño, pero no, sus orbes esmeraldas reflejaban sentimientos puros y verdaderos. Ambos nos miramos fijamente a los ojos sin despegar nuestras miradas ni emitir ni una sola palabra: verde contra violeta.

—Lelouch, lamento mucho haberte hecho esto, no sé qué me pasó- me pasó una mano entre los cabellos acariciándolos sin yo rechazar el contacto- nunca me pasó por la mente esto, mi plan era vengarme de tu padre, hacerle pagar por todo el daño que me causó hace años.

—Entonces no te conviertas en alguien como él, no cometas sus mismos errores- pasé mi mano sobre la que tenía en mi cabeza- no lastimes más inocentes por cometer un mismo error.

—La verdad, Lelouch, no me arrepiento de haberte llevado.

Una exclamación de sorpresa escapó de mis labios, mis mejillas se tornaron rojas mientras desviaba mi mirada y luego él con su otra mano tomó mi barbilla haciendo que lo mirara de vuelta.  Con su otro brazo me apegó a él abrazándome suavemente y escondiendo su rostro en mi cuello.

—No deseo que te vayas, Lelouch, no quiero dejarte ir.

Eso me desarmó por completo, la manera en que lo dijo, la forma en la que me tenía abrazado, no podía con eso. No podía con ello, Suzaku, ¿Qué me has hecho? Me recargué también en el dejándome llevar por el momento.

—Y-yo tampoco quiero irme Suzaku.

Su abrazó se hizo más fuerte, pero con delicadeza, como si se alegrara por la noticia, ya no podía negar mis sentimientos por él, ya no podía más. Nos acomodamos de forma en que él me tenía abrazado en su regazo y yo tenía recargada mi cabeza en su pecho, escuchando sus fuertes y rápidos latidos. Mirábamos las estrellas desde esa rama, una magnifica vista.

—Traté de odiarte, Lelouch, traté pero no pude, mi corazón se negó a odiarte.

Sus palabras me llegaron al alma mientras me acurrucaba en él, me olvidé por un momento del mundo, de mi padre, de mis hermanos, de todo. Ahora solo existíamos Suzaku y yo. No había venganzas ni guerra de por medio, solo nosotros dos.

 —No lo hagas entonces, no me odies, porque yo tampoco puedo odiarte.

Volteé mi rostro para encontrarme con el suyo muy cerca del mío, mi corazón latía cada vez más rápido por nuestra repentina cercanía y en un momento sin pensarlo, sus labios estaban sobre los míos. Cerré mis ojos mientras me dejaba llevar y respondía a su beso entre abriendo mis labios, mis manos viajaron a su cabello enredando mis dedos en ellos sintiendo su sedosidad y suavidad, Suzaku por su parte sostenía mi nuca y la tenía levantada profundizando el beso.

Nos separamos por la falta de aire, ambos estábamos con las respiraciones agitadas y las mejillas rojas. Con una sonrisa, Suzaku depositó un beso en mi frente y volvimos a nuestra posición anterior a la del beso.

—No quiero parecer precipitado, Lelouch, déjame conocerte, déjame conquistarte, déjame demostrarte que mis sentimientos son sinceros.

Reí levemente acurrucándome más en su pecho y sonriendo al posar mi mano sobre la suya.

—Sí, Suzaku, puedes hacerlo.

El me apretujó contra si besando mis cabellos y entrelazando su mano con la mía, miramos las estrellas por un amplio rato, Suzaku cortó unas cerezas de las ramas y las comimos, hasta atiborrarnos de estas.

—Ya es hora de ir a la cama, Lelouch, además de que está refrescando un poco.

Suzaku deshizo su agarre mientras se deslizaba por las ramas con maestría, como si esto lo hubiese hecho un millón de veces, y en menos de lo que pensaba ya estaba en el suelo. Después de verme desde ahí, extendió sus brazos llamando mi atención.

—Salta Lelouch.

Negué asustado, la altura era grande y sinceramente era algo alocado por hacer.

—Vamos, salta, te atraparé. Confía en mí.

Tembloroso asentí mientras me balanceaba para adelante dándome valor y cerré los ojos mientras soltaba un grito cuando caía de la rama, Suzaku me había atrapado en sus brazos sosteniéndome con fuerza y delicadeza. Me llevó en brazos hasta su habitación donde dormí en sus brazos de nueva cuenta.

 

Unas suaves caricias en mi rostro me fueron despertando al mismo tiempo en que me removía no queriendo despertar, estaba muy cómodo entre las sabanas de seda y entre las mullidas almohadas. Empecé a abrir mis ojos lentamente y al momento en que lo hacía me topé con un par de ojos azules en vez de ser verdes.

—¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!!!!

Solté un grito tan fuerte que la persona que tenía frente a mi retrocedió alzando sus manos en señal de paz mientras yo buscaba a Suzaku por toda la alcoba con la mirada.

— ¡Tranquila, pequeña belleza! ¡Vengo en son de paz! Vaya, nunca pensé que Suzaku tuviera a un doncel tan bonito y tan sensual.

El chico en cuestión es un rubio alto, de piel un poco bronceada y ojos azules, un tanto musculoso y vestía como un caballero. La puerta del baño se abrió de manera violenta mientras de ella salía Suzaku recién salido de bañar, con una toalla anudada a la cintura mostrando su musculatura y con una arma de mira laser. Miró al extraño y dándole una mirada fiera antes de apuntarle y cargar el arma al mismo tiempo.

—Gino, fue un gusto haberte conocido.

Notas finales:

¿Qué les pareció el cap? No olviden dejar sus preciados comentarios, se les agradece mucho.

En el próximo cap, ahora veremos todo desde el punto de vista de Suzaku con más secretitos por revelar de nuestros queridos personajes.

Próximo capítulo: Coraza caída, inician los celos.


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