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La rosa de Britannia por kazukichanlove

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—Buenos días Suzaku-sama.

Unos rayos de sol me hicieron abrir los ojos, con pereza me levante de mi lecho entre las suaves sabanas de seda y los cojines de plumas mirando somnolientamente como la sirviente-que era la que me había despertado- corría las cortinas de mi alcoba y las anudaba para que no se desataran.

Volteó supongo para preguntarme algo pero se desvió toda sonrojada al ver mi cuerpo semidesnudo, me acostumbre a dormir únicamente con unas bermudas ligeras y solo en invierno con una pijama de franela.

 Vi un albornoz de seda en color negro doblado y ya planchado en un buró, me paré con aun mas pereza y dando un bostezo para cogerlo y colocármelo encima. Escuché los pasos de la mucama irse con rapidez y suspiré con gracia. Me coloqué el albornoz y después de servirme una copa de vino, caminé hacia el balcón para ver la fresca mañana y respirar un poco de aire. La fría brisa chocaba contra mi rostro, haciendo que desapareciese toda la pereza que tenía acumulada.

—Suzaku-sama, lo están esperando en los jardines.

Una criada me avisó desde la puerta de mi habitación y solo le asentí sin voltear el rostro por completo. Emití un suspiro mirando al cielo y a unas cuantas nubes que estaban en él. Un cielo que no veía en muchos años, cuando la última vez que lo había visto, fue cuando mi padre fue asesinado.

Empuñé con coraje la copa mientras en mi rostro se ponía una expresión de rabia y dolor, por culpa de un bastardo había quedado solo completamente. Pero eso no iba a quedar impune, ese crimen iba a quedar saldado. Y yo iba a ponerle fin.

Caminé hacia los jardines donde me estaban esperando Tōdō-san y los demás, debía pensar muy bien en lo que planearía hacerle al emperador de Britannia sin que tuviese mayores consecuencias. Vi a mi sensei, a Kallen Statfeld, Lloyd Asplund, Cecile Croomy, Kaguya Sumeragi, y  Shōgo Asahina. Ellos eran mis caballeros, mis personas de más leal confianza y quienes estarían conmigo hasta el final.

—Su alteza, estábamos esperándolo- Shōgo y los demás se pararon de sus asientos y les indique que se sentaran, tomé el asiento a la cabecera de la fina meza y mi sensei estuvo a mi izquierda, una sirvienta puso una copa frente a mí y la llenó de vino tinto al momento en que otra puso una bandeja llena de bocadillos.

—Lamento la tardanza, solo estaba tomando un poco de aire.

—No se preocupe, majestad, estábamos conversando acerca de sus planes- Lloyd jugueteó con un bocadillo justo antes de llevárselo a la boca, eso captó por completo mi atención mientras le daba un suave sorbo a mi copa de vino.

—Díganmelo,  he de suponer que ya tienen varias teorías acerca de ello.

—Majestad, sé que planea destruir Britannia pero una guerra no nos conviene ahora. El país apenas se está recuperando de la invasión de Britannia- Cecil-san se notaba algo nerviosa y mordiendo ligeramente sus labios por su respuesta, mi mirada se endureció un poco al momento en que apretaba los puños.

—Ella tiene razón, una guerra no es factible para nosotros. Britannia aún sigue siendo una nación muy poderosa y nosotros apenas estamos restaurándonos- Kallen estaba un tanto molesta pero en sus palabras había algo de razón. Algunos estaban conformes, otros no.

—Suzaku onii-sama, no lo hagas. Vengarte no te llevará a nada- Kaguya me miraba angustiada y solo pude devolverle una mirada dura al momento en que azotaba la copa de mi mano y volcaba algo de vino en la meza.

—¿Cómo me pides eso, Kaguya? Britannia tiene que pagar por todo el daño que nos ha hecho. Causó una guerra sin razón o motivo más que la avaricia y el poder, el país quedó devastado,  muchas vidas se perdieron durante trece años, en especial la de mi padre- estampé mi puño recordando con dolor y rabia los últimos instantes de vida de mi amado padre, negué con la cabeza mientras mis ojos centelleaban furia e ira-No puedo ignorar todo eso, Kaguya, no puedo ignorarlo.

—El emperador tiene razón: no podemos quedarnos de brazos cruzados- Shōgo azotó una mano firmemente sin dejar su postura molesta- Britannia hizo estragos en nuestra nación, masacró a muchos inocentes, dentro de los cuales estaban nuestros camaradas y niños, destruyó hogares dejando desolación y muerte a su paso. No puedo simplemente quedarme como si esto fuese una simple broma.

—La situación de Britannia en este instante aun es mucho muy alta, nosotros aunque tengamos los mejores avances con la mejor tecnología de punta no podemos sobrepasarlos aun- Cecil-san  nos mostró las expectativas y no me gustaba que Britannia aún nos ganara en poder- apenas estamos recuperándonos de su invasión y no podemos precipitarnos.

—Tienes que ser paciente, Suzaku, el momento llegara- mi sensei posó su mano en mi hombro y me miraba con serenidad. Suspiré de manera pesada no muy convencido, ansiaba poder vengarme y la paciencia no era muy buena en estos instantes.

—Que se sirva la comida, mañana continuaremos con esto.

La comida  transcurrió de manera seria por las emociones de cada uno de nosotros, cada uno con opiniones distintas sin poder llegar a un punto de acuerdo. Después de comer, ordené que me arreglaran un caballo en lo que me vestía apropiadamente  ya que saldría a cabalgar para poder despejarme. Kaguya quiso seguirme pero mi sensei la detuvo alegando que yo debía estar solo, lo cual era realmente cierto. Necesitaba estar solo para poder pensar con claridad mi siguiente movimiento.

 Monté al caballo cuando estuvo listo y salí a todo galope por el amplio camino en dirección al bosque, el viento chocaba con fuerza mi rostro mientras despeinaba mis cabellos. No sabía a donde me dirigía, solo quería estar lejos de todo un momento. Así que pensé bien y me dirigí al prado donde mi padre me llevaba, era un sitio muy especial para ambos y es ahí donde había puesto un pequeño altar para honrar su memoria.

—Papá.

Susurré con nostalgia acariciando la pequeña lápida de mármol con su nombre tallado en ella, hay tantas cosas que quisiera contarle, tanto que decirle y nunca podré hacerlo. Aquí es cuando vengo a relatarle mis cosas, todo lo que hago, mis penas y problemas, aunque sé que no me escucha siento un poco de paz.

 —Hola papá, hoy es otro día que no estás conmigo, sabes hay muchas cosas las cuales quiero relatarte, quisiera que estuvieras conmigo y me vieras gobernando el país como habrías esperado ver algún día- sequé unas lágrimas que habían caído ya por mis mejillas-No sé si lo que haré es lo correcto, pero no puedo quedarme así después de tu muerte, la ira se fue acumulando por años y crecí con dos objetivos: restaurar Japón y destruir Britannia, y no me detendré para lograrlo, tengo que vengar tu muerte. No me detendré hasta ver a ese maldito retorciéndose como el gusano que es implorando piedad y misericordia.

Noté a pocos metros de ahí una canasta con comida, siempre que venía al prado era porque me pasaría el día entero ahí y no regresaría hasta más noche. Caminé hasta donde estaba la canasta y la abrí: había suficiente comida, pan, una botella de vino, una flauta y una copa, por lo menos sería suficiente alimento y algo de entretención  para pasar la tarde. Las horas se me pasaron volando mientras tocaba la flauta, me entró un poco de hambre y comí un poco de estofado con algo de pan y vino, lo demás lo guardé y acomodé la canasta para poder llevármela junto a mi caballo.

 Di un último adiós a la tumba de mi padre y cabalgué hacia un pequeño manantial para poder relajarme por completo, siempre hacia ello: me iba a ese lugar ya que me daba también un aire de paz y tranquilidad. Tenía que tomar una decisión ya, no podía andarme con rodeos ni con contratiempos. Me perdí en mis pensamientos viendo como el agua caía, sin poder tener en claridad mi decisión de lo que haría. Después de un par de horas monté de nuevo a mi caballo y  cabalgué en dirección hacia la ciudad, tal vez ello ayudaría un poco.

Vi como la ciudad aún estaba semi destruida, algunas casas de las zonas más frecuentadas aún estaban en plan de restauración ya que la guerra las devastó. La gente que estaba en las calles me saludaba con alegría y esperanza, al igual que los niños chillaban emocionados como si yo fuese una especie de héroe para ellos. Sonreí con nostalgia, estas personas habían sufrido por la codicia de otros y su dolor no iba a quedar impune. Tantas vidas perdidas, tantos futuros perdidos, y que lamentablemente no volverían nunca. Con determinación volví al castillo una vez que el sol comenzó a ocultarse, mi decisión ya estaba tomada.

Una vez me adentré al castillo, luego de dejar a mi caballo para que unos sirvientes lo levaran a los establos, busqué a mis caballeros los cuales había de suponer que estaban en mi salón. Abrí las puertas de par en par y ahí estaban conversando y bebiendo té, al verme detuvieron sus acciones y me miraron con cierto temor.

— ¿Estás bien, Suzaku? ¿Has tomado la decisión?- asentí sin hablar ante la pregunta de mi sensei, me serví una copa de vino y bebí un poco mientras me sentaba en mi trono ante la mirada fija de todos.

—Mi decisión es atacar Britannia.

—¡¡Pero Suzaku onii-sama!! ¡¡No puedes atacar Britannia…!!- miré furioso a Kaguya ante lo cual ella se calló y retrocedió asustada.

—Esa es mi decisión y se acatará sin peros, no puedo ignorar el dolor de mi pueblo- vi a Kaguya querer replicar pero Kallen la detuvo antes de ello. Mi sensei me miraba un poco preocupado al igual que Cecil-san, Shōgo me miraba con determinación estando de acuerdo con mi decisión mientras que Lloyd me miraba con un brillo travieso en sus ojos.

 —Su majestad, le tengo una propuesta que puede saciar su sed de venganza y que no traerá tantas consecuencias como una precipitada invasión a Britannia.

—Habla, tienes la palabra- le miré un tanto confuso ya que Lloyd suele tener unos planes un tanto desquiciantes y muy excéntricos.

—Más que querer vengarte de Britannia, majestad, usted quiere vengarse del emperador. Quiere destruir al emperador que asesinó a su padre y acabó con Japón- me paré del trono como un resorte al escuchar ello, Lloyd había dado en el clavo.- quiere hacerle sentir lo que usted sufrió durante quince años, saciar toda la ira que fue acumulando durante todo este tiempo de una manera lenta y dolorosa.

—¿Cuál es tu plan, Lloyd? No te quedes callado, habla- me acerqué velozmente a él y lo sujeté de los hombros, él me sonrió de forma gatuna al momento en que ladeaba la cabeza.

—Páguele con la misma moneda, majestad- todos murmuraron un ¿Qué? Al igual que yo lo hice mientras él acentuaba más su sonrisa- el emperador le arrebató lo más preciado a usted, ahora usted arrebátele lo más importante al emperador de Britannia. Hágalo sentir en carne propia el dolor, la angustia y desesperación que usted sufrió por culpa suya.

La propuesta de Lloyd era mucho mejor de lo que pensaba, el plan perverso ya tenía nombre y pronto el emperador de Britannia estaría en mi propio juego.

 

 

Notas finales:

Onegai dejen un review jejejeje me harian muy feliz 


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