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Sensación Inexplicable por Futuristic lover

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Notas del capitulo:

¡Hola! Lo siento, sé que no merezco perdón ni nada parecido, de verdad que lamento haberme ausentado de esta manera tan cruel y sin actualizar el segundo capítulo, pero lo importante es que después de mucho tiempo, y esperando a que la inspiración llegara a mi, ¡POR FIN TENGO EL CAPITULO!

 

Vale, antes de que empeceis a leer, tengo que aclarar una cosa. He decidido que publicaré dos capitulos más y no sólo dejarlo en un two-shot, como tenía previsto, porque al ver que la historia se alargaba más cuando lo escribía pues decidi hacer esto. Y no, no tardaré tanto como esta vez ya que tengo los demás capitulos escritos ;;;;

 

Espero que me hayaís entendido y si aún existe personas que todavía recuerdan esta historia, sólo decirles cuánto lamento no haber actualizado antes, de verdad.

¡Nos vemos abajo!

 

 

No sabía cómo reaccionar, no sabía que hacer. Si moverse o no.

Los labios de Taemin seguían presionando los suyos. Tan cálidos, tan jodidamente extraño, se quedó estático en su lugar, mientras que Taemin sentía desfallecer ahí mismo, su conciencia había fallado cuando juntó los labios de Minho con los suyos, ¿por qué? No quería escuchar las palabras que este iba a decir.

 

"Como amigos que somos"

 

La poca consciencia que tuvo y el alcohol que recorría por su organismo provocó que Taemin se dejara llevar por sus instintos, dándole un dulce e inocente beso.

Cuando despegó sus blandos labios de los de su amigo, sentía que había cometido un gran error al ver los ojos sorprendidos y anonadados de Minho. Le había besado.

Taemin le había besado.

Su primer beso.

 

Quería correr, morirse ahí mismo, deseaba que la tierra, la madre naturaleza, le tragara inmediatamente, que viniera algún extraterrestre y le secuestrara. Deseaba que le pasase de todo, estar en otro lado, en su casa, en otro mundo, menos estar como un estúpido ahí, al lado de Minho, después de haber violado sus labios. Su estómago le estaba molestando, notó que el desayuno del día anterior ascendía por su esófago, sus ojos se cerraban inconscientemente, su cuerpo se debilitaba poco a poco, llegando a perder el equilibrio. Antes de desmayarse Taemin divisó los ojos asustados de Minho, preguntándose internamente qué le estaba pasando.

 Minho vio que Taemin caía inconsciente, y como un rayo tratase, se inclinó, llevó sus brazos y manos a la espalda del menor, deteniendo rápidamente su caída. Taemin yacía dormido en sus brazos, Minho inclinado hacia adelante con el cuerpo dormido de Taemin, notaba que la cercanía entre ellos era extrema. Contempló el rostro inconsciente del castaño. Tan cerca.

 

Sus labios que anteriormente habían estado sobre los suyos se encontraban un poco abiertos, sus ojos cerrados siendo adornados por sus pequeñas pestañas, su nariz perfecta, su nuez pronunciada.

¿Qué le estaba pasando?

 Lo sujetó más fuerte y lo reincorporó nuevamente en el suelo, junto con él. Minho agarró con más fuerza el cuerpo del adormilado Taemin, y con un sólo movimiento, lo alzó y se lo llevó a su cuerpo, cargándolo desde la parte trasera de sus rodillas hasta su cuello. La cabeza inerte de Taemin sobresalía del brazo, intentó colocarla y al lograr su cometido, empezó su camino hacia la casa de éste. Si Taemin estuviera observando esta imagen de él siendo cargado por Minho, inmediatamente se sonrojaría, saltaría y puede que le regañaría.

Minho sonrió levemente por el pensamiento del comportamiento previsible de su amigo.

 

La noche se hacía más fría, más solitaria, más oscura. Los pasos cansados y pesados de Minho se escuchaban como eco en esas calles iluminadas por las tenues luces de las farolas. Tenía la mente en blanco, se prohibía pensar en el acontecimiento reciente. Aún sosteniendo en brazos a Taemin, continuó caminando más cansado que antes. Minho de vez en cuando, echaba un vistazo a su amigo, escuchando pequeños e inaudibles sonidos que provenían de su boca entreabierta. Nunca había escuchado esos sonidos extraños que hacía Taemin cuando estaba dormido y ebrio. Claramente porque nunca lo había visto ebrio y en ese estado. Pensó que el motivo que provocó que Taemin le diera un beso fuera por el alcohol que había tomado. Gracias al alcohol se hacían y decían grandes y graves tonterías y más él lo sabía.

 

–H... Hyung.

 

El susurro del menor, bloqueó los pensamientos de Minho y echó un vistazo al cuerpo de Taemin. ¿Le había llamado? Aunque este tenía un gran número de hyungs.

–Hyung... Fútbol. –susurró nuevamente entre sueños.

Y no todos sus hyungs le gustaba el fútbol.

–Revancha. –finalizó Taemin.

Y claramente con ninguno, que él supiera, jugaba con él y perdía, pidiendo inmediatamente la revancha, eso sólo lo hacía con él. ¿Estaba soñando a que jugaban un partido? ¿En una cancha? ¿En la play? Si pedía revancha es que sería en las dos cosas ya que Taemin no era tan bueno en el fútbol, aunque nunca se rendía con facilidad. En el rostro de Minho se dibujo una sincera sonrisa, recordando lo terco que a veces resultaba Taemin. Hasta en sueños soñaba con ganarle. Caminó más animado antes de volver a escuchar los extraños sonidos que hacía el castaño.

 

 

 

************

 

 

 

Cuando despertó entre sus sábanas, rodeado de numerosas almohadas, supo que algo malo había pasado, algo malo iba a ocurrir, y algo en su memoria no iba bien. Saltó de la cama al tiempo que veía en la cómoda, el reloj que le había regalado su padre antes de irse de viaje. Estaba llegando tarde a clases. Sentía miedo de la bronca que seguramente Key le echaría.

Más que su propia madre.

 

Bajó las escaleras rápidamente poniéndose el abrigo, su cabeza dolía como si el dia anterior hubiera recibido una paliza. Los sonidos, la luz del día, los movimientos que hacía con su cuerpo al caminar le molestaban. Le irritaban a más no poder. ¿Qué le había pasado para que estuviera así?

No lo recordaba. ¿Su último recuerdo? Fue que estaba en un bar bebiendo chupitos. La plática que tuvo con el camarero fue su último recuerdo.

 

Después nada.

 

Todo oscuro.

 

Era consciente que había ido al bar a beber, olvidar los recuerdos de Minho, los acontecimientos que había sucedido: La chica que sobaba y hablaba seductora con Minho en el gimnasio, la voz femenina de fondo que escuchaba cuando llamó a su amigo por teléfono con el objetivo de pedirle perdón por su estúpido comportamiento. Sí, aún lo recordaba.

Sacudió su cabeza para bloquear esos violentos flashbacks, se vislumbró en el espejo, viéndose el cabello largo que caía suavemente por su cuello, recordándole que debía cortarse el pelo de una vez, las ojeras, el rostro pálido, y sus labios.

 

Oh.

 

No retiró la mirada de sus labios en el espejo, al instante en el que Taemin llevó su dedo índice a su labio superior, una imagen irrumpió en su mente. Como si de un susto se tratase, Taemin se echó hacia atrás haciendo contacto su espalda con la pared. Su rostro se puso pálido, el dedo índice con el que rozaba su labio, temblaba débilmente. No podía retroceder más. Quería alejarse de esa imagen que se reproducía en su cerebro. Una y otra vez. ¿…l había besado a Minho? No puede ser.

No pudo ver más su reflejo, estaba tan avergonzado consigo mismo, tan molesto que no se permitió verse en el espejo.

Ahora el problema de todo es cómo va a presentarse de esa manera en la universidad. Minho y él no estaban en la misma clase, eso era una ventaja ya que Minho estaba dos cursos más arriba que él. Siempre se encontraban, pero esta vez Taemin hará lo que fuera por no verle en los pasillos ni en el descanso, ni en el comedor, ni en ningún lugar.

A partir de hoy Taemin se encargará de evitar a Choi Minho, hasta que supiera que el moreno no recordaba nada de lo sucedido.

 

 

 

************

 

 

 Estaba nervioso. No podía respirar tranquilo, todavía no. Acababa de llegar a la facultad y ya quería dar la media vuelta. Buscaba con cuidado su objetivo, Minho todavía no llegaba por lo que parecía ser. Silenciosamente, Taemin se colocó detrás de una columna de piedra, observaba todo lo que estaba a su alrededor, viviendo y experimentando el miedo en su piel. Cuando escuchaba alguna voz parecida a la de Minho, el oxígeno se bloqueaba en su garganta, su alma desaparecía de su cuerpo y sentía la piel de gallina, pero al saber que no era él, Taemin se calmaba. Estaba aterrado.

Cuidadoso de no llamar la atención, salió de su escondite para refugiarse en otro que se encontraba más cerca de la entrada a la facultad. Y así veinte minutos más perdidos. Taemin rezaba a los dioses para que nadie le reconociera ya que llevaba un gorro de lana y unas gafas de sol. Sí, unas gafas de sol cuando el cielo estaba nublado.

 Se hacía pequeño cuando escuchaba las voces de sus compañeros que lo conocían. Definitivamente no quería llamar la atención de nadie. Pensaba que era una tontería porque sólo quería evitar a Minho, pero al fin al cabo le avergonzaba encontrarse allí y evitaba a todos. Entró al edificio después de media hora, si seguía así, llegaría tarde a clases. Caminó nervioso todo el pasillo hasta encontrarse con la puerta de su clase, suspiró aliviado, abrió y entró tropezando inesperadamente con un cuerpo.

 

–Taemin.

–¡Kai! –llamó Taemin anonadado quitándose las gafas de sol al instante.

–¿Podemos hablar? –preguntó seriamente.

 ¿Y ahora que quería? No podía quedarse ahí, a la vista del público.

 

Taemin cogió la muñeca de Kai y tiró de ella hasta llevarle a un lugar seguro de oídos curiosos.

 

–Ya dime que quieres. –dijo mirando a todos los lados temiendo por su vida.–Habla rápido que en nada va a empezar la clase.

–¿Estás bien? –preguntó preocupado por su extraña actitud.

–Sí, no te preocupes. Kai no puedo perder el tiempo, habla de una vez.

–¿Recuerdas l...lo de ayer?

 

“Tierra trágame"

 

¿Kai también lo sabía? ¿Había visto ESO con sus propios ojos que ahora seguro quiere una explicación lógica?

–¿Sobre? –respondió el castaño haciéndose el no entendido.

–¿No lo recuerdas? ¿Seguro? –volvió a preguntar inseguro.

–¿Recordar el qué?

–Ayer me llamaron del bar donde te encontrabas ebrio, para llevarte a casa.

–Ah~ con que era eso. –susurró aliviado.

–¿Qué?

 

Kai no sabía nada sobre lo que pasó entre Taemin y Minho.

 

–Nada, nada. –respondió con una sonrisa.

–Entonces lo recuerdas, ¿no?

–No te podría decir con seguridad. Lo único que recuerdo es entrar a un bar, pedir algo de beber y nada más. ¿por qué? ¿Pasó algo más?

Sinceramente Taemin no recordaba mucho de ayer, Kai podría ser de ayuda para salir de sus lagunas.

 

–Bueno, sólo quería saber si llegaste bien a casa.

–¿No me llevaste tú?

–No, cuando estábamos de camino a tu casa, Minho apareció y te llevó con él.

–Ah. Pues no recuerdo nada.

–Taemin, ¿en serio que no recuerdas nada?

–No –respondió rápidamente, mentía tan mal y Kai lo sabía.

–¿Ni recuerdas el porqué te fuiste a un bar?

–¿T..Te lo dije? –saltó nervioso.

–Sí, me comentaste algo sobre eso.

–¿Y qué fue lo que te dije? –esto era más que embarazoso. Pensaba Taemin. No puede ser que le había dicho la verdadera razón que le llevo a emborracharse en un apestoso bar.

–No lo recuerdo. –respondió Kai.

Claro que lo recordaba. Para no recordar que tu mejor amigo te dijera con lágrimas que se empezaba a sentir atraído por los hombres y en especial por Choi Minho.

–¿Tú también estuviste borracho?

–¿Tú quién crees que soy yo? Deberías saber que el alcohol no es de mi agrado.

–Cierto, solamente es tu mala memoria.–pico Taemin sonriendo.

–No quiero que vuelvas a beber de esa manera, Taemin.

–Es una promesa que me hice esta mañana al notar el fuerte dolor de cabeza. Estate tranquilo.

Aquel comentario produjo una carcajada por parte de Kai. Definitivamente Taemin no perdía el mal sentido del humor.

 

 

 

************

 

 

 

Taemin se sentía orgulloso de sí mismo. Es tan bueno escondiéndose de Minho, que en ningún momento se lo llegó a encontrar ni siquiera a verle el pelo. Por una parte estaba algo triste por no haberle visto en todo el día. “¿Ha venido a clases?" Se preguntaba Taemin cayendo en la cuenta de que podría ser que Minho no hubiera ido a clases.

¿Le habrá ocurrido algo? Seguramente estará entrenando duro para las competiciones próximas de fútbol. Pensamiento que tranquilizó a Taemin.

 

Taemin salió del comedor para irse inmediatamente a su siguiente clase. Pasó por su casillero, lo abrió metiendo la llave y posteriormente sacó los libros de su próxima asignatura. Algo en su interior le decía que algo malo estaba pasando con su amigo. No es normal que falte a clases. Ahora que lo recordaba, los alumnos no se han inmutado de su ausencia. ¿Es que ellos ya le han dejado de lado tan rápido?

 

–Debería haber ido a su casa para darle un poco de ánimos en este día especial, ¿verdad? –escuchó una voz procedente de un grupo de chicas que se encontraban a su lado.

–Sí, pero no creo que sea capaz de recibir alguna visita, y más en un día como este.–dijo otra voz.

–Pobre. Nuestro príncipe estará fatal.

–Sí.

 

“Nuestro príncipe" ¿Hablaban de Minho? Apostaría lo que fuera de que sí hablaban de él.

¿A qué se referían con que se encontraba fatal en un día como este? ¿Algo malo había pasado? Estuvo a punto de darse la vuelta para preguntar de que hablaban, pero el grupo de chicas se le adelantaron.

 

–Lee. –llamó una de ellas.

Taemin se giro nervioso, guió su mirada a la chica más alta de ese grupo.

–Di...dime. –contestó regresando la mirada a sus libros en el casillero.

–¿Sabes algo de Minho? ¿Has hablado con él? ¿Te ha dicho algo? Tú siempre estas con él, seguro sabrás que tal se encuentra hoy

–¿H...hoy? –inquirió dudoso.

 

 

 

************ 

 

 

 La falta de aire en los pulmones de Taemin, le llevó a pararse una vez, recoger todo el oxígeno que pudo y volver a correr sobrepasando sus límites. Sus delgadas piernas comenzaban a perder fuerza, los cabellos castaños de su corta melena le incomodaban su vista en el camino. Quería detenerse, parar, respirar, pero su reciente descubrimiento le obligó a prohibirse aquello que su cuerpo más necesitaba. Ahora lo más importante era ir a casa de Minho.

 

Consolar a Minho.

 

“¿Es que no lo sabes? Hoy se cumple dos años desde la muerte de sus padres.” era lo que la chica más alta le había dicho con molestia.

 

Cuidar a Minho, debía estar con Minho, darle ánimos, ayudarle a salir adelante.

Como un buen amigo hacía.

Como Taemin debía hacer.

 

Agilizó aún más el paso, mandó a la mierda su estúpido orgullo de no querer encontrarse con él. Ahora lo más importante era su estado físico y mental.

¿Habrá comido? ¿Habrá desayunado por lo menos?

Su cólera por carecer información de cómo se encontraba Minho, hizo gastar todas sus energías en correr más que antes. Las gotas de sudor caían por su frente, rodeaban su cara y posteriormente terminaban por sus mejillas. ¿Por qué nunca le había contado que sus padres fallecieron hace dos años en un día como hoy? Bueno. Tampoco se lo había preguntado. Ahora entendía el cambio en su rostro cuando Taemin hablaba de lo feliz que era con su familia. Los regalos que recibía en sus cumpleaños, en navidades, por las excelentes notas que traía a casa, mientras que Minho aún teniendo más altas calificaciones que él, no recibía ningún trato familiar positivo.

Recordar esas situaciones en las que hablaba tan normal de aquello, al tiempo que Minho hacía todo lo posible para no recordar su desgracia, produjo en Taemin la más sincera rabia en su interior.

Imaginar a un pequeño y frágil Choi Minho, solo, provocó que el corazón inexperto de Taemin se desgarrara por dentro. No se podría imaginar cuanto habrá sufrido aquél.

Y sin darse cuenta llegó a la puerta de la inmensa mansión perfectamente tallada de los mejores materiales y claramente costosos. Había llegado a la casa de Minho.

Avanzó con cautela al timbre y tocó nervioso esperando alguna respuesta. No sabía qué hacer. Taemin estaba preocupado por si Minho no se encontraba en casa o si le había sucedido algo dentro. Ahora se daba cuenta de que no sabía nada sobre la vida del moreno. ¿Quién vivía con él en esa impresionante mansión? Cuando Taemin le acompañaba a su casa, este se quedaba maravillado por ver sólo la entrada. Taemin siempre le comentaba que es lo mejor compartir una casa así con compañía, así nunca se sentiría solo. "Estarás feliz con tu familia aquí, ¿no?" recordó que le dijo eso.

Taemin se pegaba mentalmente. Tanta metedura de pata que había hecho. No entendía porqué Minho le seguía hablando aún. Aunque no era su culpa, ya que en ninguna ocasión Minho le había comentado sobre la pérdida que había sufrido cuando él era pequeño.

 

Sentía morirse.

 

Comenzaba a impacientarse, se empezaba a molestar porque no recibía ninguna señal del moreno. No sabía si quedarse o no. Insistió, volviendo a tocar el timbre, esperanzado, pero al cabo de un tiempo continuaron sin responderle. La preocupación de Taemin aumentaba rápidamente. Se mordía la uña nervioso. Empezaba a moverse en círculos. En su mente sólo se repetía el nombre de Minho y el paradero de este. Cansado llevó sus pasos lejos de aquella casa. Si caminaba hasta la facultad tardaría más, por lo que decidido se encaminó hacia la parada del autobús.

Para cuando estaba a punto de ir a su destino con el objetivo de continuar con las clases, Taemin se detuvo de imprevisto. No se lo podía creer.

 

El cuerpo sentado, encogido, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza sobre las manos llevo a Taemin prestar atención a la persona que se encontraba en la parada del autobús.

 

 

 

Minho.

 

 

 

Los sollozos de Minho se escuchaban por todo el lugar.

 

Minho lloraba.

Minho estaba ahí, en la parada donde iba a esperar el autobús que le llevaba de regreso a la universidad.

Minho se encogía, como un ser indefenso, desprotegido, frágil.

Su Minho, su amigo estaba desahogándose entre un mar de lágrimas. Era la primera vez que lo veía de esa manera.

Tan humano. Tan él.

Desapareció el Choi Minho que todo el mundo conocía, al que todo mundo apreciaba, aquel Choi Minho fuerte, seguro de sí mismo, feliz, despreocupado. Aquella careta de Minho se desvaneció delante de sus ojos. Le entristecía la imagen que se encontraba en frente suya. Odiaba verlo así. Infeliz.

No podía moverse. No debía hacer notar su presencia, Minho necesitaba desahogarse de alguna forma. Proteger su máscara todos los días requiere un gran esfuerzo y mucho cansancio. Taemin inmóvil en su sitio continuó observándole, las lágrimas en sus ojos pequeños caían humedeciéndole el rostro. Su corazón ante esa imagen se resquebrajaba poco a poco. Taemin sollozaba en silencio.

…l no lloraba delante de nadie. Nunca lloraba. Pero al ver la imagen destrozada de la persona que le cuidaba, le dedicaba sus grandes sonrisas, le mimaba, le protegía, le animaba, le proporcionaba fuerzas para continuar, el corazón de Taemin se rompía en pequeños trozos. Lloraba sinceramente. Taemin y Minho lloraban como si no hubiera un mañana. Los sollozos fuertes de Taemin, llevó que Minho levantara la cabeza y observar a su compañero sorprendido. No se lo esperaba ahí.

 

Taemin se encontraba quieto, al lado de la parada, llorando, gimiendo, con un brazo en los ojos, limpiándose sin pudor las duras lágrimas que caían sin parar. Minho sorprendido se quedó inmóvil observando la frágil figura de su amigo, preguntándose internamente que hacía ahí y como lo había encontrado. Ahora Taemin lloraba más que él, se sorbía la nariz, se limpiaba las lágrimas, pero continuaba mirando hacia abajo. A sus zapatos. Tímido, decaído, triste.

Minho volvió a recostar su cabeza entre sus manos.

No aguantaba el dolor.

No soportaba vivir así.

Quería escapar.

Dejar la cruel realidad.

Quería dejar que la realidad, su realidad le recordara todos los días al despertar que se encontraba solo otra vez. Pensando que hoy sería un día nuevo como los demás, salió hacia la universidad, el chófer le esperó con el vehículo listo para ir a clases. Pero esta vez Minho decidió ir por su propia cuenta a la facultad. Cogiendo dinero, y encaminándose a la parada donde iba a coger el próximo bus que lo llevará a su destino, recordó su mayor temor de todos los días.

Recordó porqué estaba solo, porqué no se despertaba con la brillante sonrisa de su madre, ni el saludo orgulloso de su padre, recordó que ese día se cumplía dos años desde la muerte de sus padres, recordó sus pesadillas, recordó la fecha que estaba.

 

–N...no h..he sido capaz de ir a clases. Ni siquiera de tomar el autobús. De sonreír por lo menos una vez en el día. No he sido capaz. –habló Minho de repente, sollozando, mientras sus manos y su cabello oscuro cubrían su rostro. –Al fin al cabo, no soy tan fuerte como aparento ser, ¿verdad?

 Taemin no supo como Minho se dio cuenta de su presencia cuando el empezó a entablar una conversación un tanto incómoda con él. No se movió de su sitio.

–No sé como soportarlo, ¡No sé como salir adelante levantándome todos los días y que la maldita realidad te recuerde que éstas solo en este mundo! ¡No lo sé! –gritó sobresaltando a Taemin. –Soy tan inútil, ni siquiera he sido capaz de coger un autobús. N...no.. No p..puedo. No sé como soportarlo.

 Taemin se mantenía callado, inmóvil y sin poder pensar algo razonable. Le dolía escuchar esas palabras del ser que más apreciaba, Minho de verdad retenía mucho dolor desde hace mucho tiempo y él no se había dado cuenta de nada. Como siempre.

 

–Ay...ayúdame a soportar este dolor, Tae. –la voz de Minho se quebraba constantemente. Sus lágrimas no paraban de salir. Se encogía cada vez más. –Por...por favor. –rogó finalmente.

 

Taemin tras escuchar la última palabra sin pensárselo más de dos veces, derribó el muro de su orgullo, de su vergüenza, de su ignorancia, haciéndo lo que mejor podía hacer. Dejarse llevar por sus instintos. Se acercó a su amigo que se encontraba sentado, apoyando su cabeza entre sus manos. Se agachó a la altura de Minho, sujetó sus dos muñecas y las llevó hacia adelante quedando la cabeza de Minho sin soporte. Los ojos pequeños e hinchados del moreno le observaban sorprendidos cuando Taemin colocó sus brazos alrededor de su encogido cuerpo para depositarlos en su amplia espalda. Minho temblaba. Finalmente situó su cabeza entre el espacio de su hombro y cabeza del mayor, inclinándose, produciendo más fuerza en el abrazo. Minho no pudo reaccionar adecuadamente, Taemin le estaba abrazando dulce y sinceramente, sentía que pasaba una de sus manos en su espalda dándole fuerzas y apoyo, consolándole suavemente, mientras que su otra mano yacía sobre su nuca acariciando gentil su cabello negro, enredaba sus pequeños dedos entre los mechones cortos de Minho, transmitiéndole cariño y mucha calma. Definitivamente Minho necesitaba un abrazo.

 

Un abrazo de Taemin.

 

–Cálmate, Hyung. –susurró Taemin en su hombro. –Debes estar tranquilo. Respira hondo, ¿si? —dijo acariciando la espalda de Minho.

–L...lo siento mucho, Tae. Mi actitud ha sido embarazosa. Yo...

–No lo veas como algo malo el haber llorado, es una buena manera de desahogarse. Eres más humano, hyung. Yo estoy aquí para darte todo el apoyo que te mereces.

 

 

“Y todo el amor que necesitas" suspiró el corazón de Taemin.

 

–Pero...

–Debes hablar menos y llorar más.

–Tae. –las palabras de Taemin le calmaban, el sentimiento de “todo estará bien" se lo transmitía con cada gesto que le regalaba. Taemin siempre estaba ahí para proporcionarle un poco de apoyo, siempre estará agradecido.

 

Siempre.

 

Hundió su cabeza en el hombro de Taemin y volvió a llorar, mojando inconscientemente la camiseta del menor.

Taemin escuchó los silenciosos ruidos y gemidos que hacia Minho y sonrió para sí mismo ya que gracias a él, Minho se encontraba un poco más aliviado, o eso era lo que creía. Era su pañuelo de lágrimas. Era lo que los amigos hacían.

Un simple pañuelo de lágrimas.

Aquel pensamiento brotó en el corazón de Taemin un sentimiento incómodo, triste y doloroso.

–Lo siento mucho Tae. No quise preocuparte.

–No pasa nada.

–¿Cómo me encontraste? –preguntó Minho al tiempo que salió del abrazo de Taemin.

–Bueno, unas noonas de tu clase me pidieron información sobre ti. No sabían cómo te encontrabas, ni si estarías bien. Yo no entendía ese comportamiento. Ellas me contaron el porqué no asististe a clases, hoy era un día especial para ti, hyung.

–Siento no contártelo. Pero, yo...

–N...no importa, entiendo. Así que cuando me contaron, inmediatamente me dirigí a tu casa, pensando que te encontrabas ahí.

–¿Corriste mucho, verdad? –la media sonrisa preocupada de Minho, despertó un sentimiento intenso en el interior de Taemin. Un sentimiento cálido.

 

Últimamente se encontraba raro, ya que percibía en su estómago pequeñas criaturas que revoloteaban enérgicos. ¿Qué era eso? ¿Tendría que ir al médico?

 

–Sí, corrí como si estuviera en la final del maratón de Corea.

Taemin se sorprendió de la preciosa y brillante sonrisa que salió de Minho. Su primera sonrisa sincera del día. Y todo gracias a él. Aquello intensificó la sensación extraña en su estómago. Después de todo, tendría que ir a ver a su médico de cabecera y hablar seriamente con él.

–Lo siento mucho, Tae. Estoy muy agradecido de que me vinieras a buscar. –dijo Minho despeinándole con la palma de la mano el cabello castaño a Taemin. –Gracias.

 

Minho mostró nuevamente sus perfectos y blancos dientes al joven, provocando que las mejillas de Taemin se adornaran de un ligero color carmín. Cortó el contacto con los ojos penetrantes de Minho para observar otra cosa que no fueran aquellos irises que le estaba poniendo realmente nervioso. Cuando Taemin desvío su mirada al suelo, observó la venda en el pie de Minho.

 

–¿Qué es eso? –pregunto curioso, indicándole la venda que rodeaba su tobillo.

 

–¿Esto? –indicó su venda. –Ah, el otro día, en el entrenamiento de fútbol, caí mal, y tropecé torciéndome un poco el tobillo. La enfermera me dijo que en una semana me recuperaría por completo ya que yo tenía un sistema inmune muy fuerte. Así que hace una semana mi prima me cambió la venda, me apretaba mucho, casi me hace llorar de dolor, pero tú llamaste y me hiciste descansar de su apretón de manos en mi tobillo. —hizo una pausa para reírse del recuerdo.— ¿Te acuerdas? Te iba a decir que estaba con mi prima, pero el dolor en mi tobillo no me dejaba pensar bien, me dolía mucho así que me despedi rapido.



 

—¿T… Taemin?

—Hola.

—¿Dime, ha pasado algo?

—Minho hyung… yo… te he echa…

—Ah~~ Dios.

—¿Hyung?

—Te he dicho que no pares, ¿es que no me escuchas? —susurro el moreno al otro lado del teléfono.

—Lo siento, Oppa~~ —la voz de una mujer se escuchó a los lejos de donde estaba Minho.

—Hyung —la voz de Taemin se quebró.

—Lo.. Lo siento Tae, pero ahora es… estoy ah.. ocupado.

Y colgó.

 

 

–Así que era eso. –susurró Taemin.

"Gemía de dolor" pensó.

 

–¿Qué te pensabas que era? –preguntó sin comprender Minho.

–Na...nada.

–No pienses cosas raras.

–¡¿Qué?! ¡No pienso cosas raras!

–No me convences. –sonrió divertido.

 

Taemin sin poder encontrar ninguna explicación se sintió más aliviado, el humor de Minho mejoraba.

El ambiente agradable que se había formado fue interrumpido por el sonido del motor del autobús que anteriormente Taemin tenía pensado coger. Unas cuantas personas salieron de su escondite formándose una pequeña cola mientras esperaban a que el bus parara y sujetando el billete en sus manos entraran pacientemente.

 

–Hyung, mis cosas aún siguen en clase, debo ir a por ellas. ¿Te gustaría acompañarme? Después nos vamos a algún sitio. Si te parece bien la idea.

–Taemin, yo...

—Vamos.

 

Taemin se colocó al final de la cola que avanzaba para entrar al autobús. Sin estar seguro de donde había guardado el billete, comenzó a buscar en los bolsillos. La cola avanzaba quedando sólo dos personas y él, cuando la otra persona entró en el vehículo, Taemin se desesperaba de no encontrarlo aún, buscó en los bolsillos traseros pero al hallar lo que parecía ser un billete en el bolsillo izquierdo del pantalón, su alma regresó a su cuerpo. Casi se moría del susto.

Al avanzar un paso para entrar, una mano sobre su brazo lo obligó a detenerse. Giró su cabeza lentamente sin entender la inesperada acción del moreno.

La cabeza de Minho se encontraba agachada. Miraba al suelo mientras sostenía su brazo.

 

—Minho-hyung.

—Taemin. No quiero ir. Aún no soy capaz de aparecerme por ahí.

—Pero...

—Lo siento, pero ve tú. No puedo acompañarte —dicho eso, lo empujó dentro del autobús, a la vez que las puertas empezaban a cerrarse, Taemin se giró completamente sorprendido.

—¡Hyung! —gritó el castaño al otro lado de la puerta y el conductor continuó su camino.

 

 

 

************

 

 

 

 Minho necesitaba la compañía de un amigo. Pensó en llamar a uno de sus viejos amigos, Jonghyun, pero sintió que no tenía humor para soportarlo. No tenía humor para soportar a nadie. Sólo a Taemin, su presencia le calmaba, le distraía de la realidad, le gustaba estar con él.

Caminó tranquilamente, no quería volver a su casa ni estar en la universidad donde todos le mirarían con pena, tristeza de que estuviera solo. Nadie estaba ahí como Taemin lo hacía. En algun momento de su vida, le hubiera gustado contarle sobre la muerte de sus padres, pero temía a que el joven le mirara con esa pena como le miraban todas las personas de su alrededor, pero cuando vio a Taemin llorar desconsoladamente, gimiendo de dolor, era un sentimiento diferente al que sentía con las demás personas, era como si Taemin realmente sintiera en su interior el dolor verdadero de haber perdido a sus padres.

Pero lloraba porque él lloraba.

Minho cerró los ojos cuando supo hacia donde se dirigían sus pasos. Un temblor colapsó su cuerpo, no sabía porque caminaba al lugar donde menos quería estar. Tardó en entrar, la vieja mujer que vendía flores en la entrada del lugar, se encontraba observándole atenta y esta le preguntó llamando su atención.

 

—¿Prefieres entrar con un ramo de flores, joven?

Minho giró despacio hacia la mujer.

—Sí, gracias.

 

Respondió después de mucho tiempo. Temía entrar. No sabía como hacerlo. La última vez que estuvo ahí fue al día siguiente de que se enterara del inesperado accidente. En aquel frío cementerio, después del entierro no visitó nunca más a sus padres. No sabía como hacerlo. No quería recordar esos días oscuros. Aún no estaba preparado.

Recogió su cambio y con miedo reflejado en su rostro entro sujetando fuertemente el ramo entre sus manos frías. Llevó su pierna derecha al lumbral de la puerta de entrada y empezó a caminar, pero en ese entonces, unos brazos blanquecinos y delgados rodearon su cuerpo por detrás inesperadamente, sorprendido vio como las manos pequeñas en donde el brillante anillo de plata se encontraba en el dedo indice, se colocaron suavemente alrededor de sus manos. Alrededor del ramo de flores.

 

—Voy contigo.

 

La suave voz de Taemin le dejo inmóvil, con las manos y mente congelados. Le estaba abrazando.

 

Pum pum, pum pum

 

Taemin al sentir el cuerpo de Minho cerca, los latidos de su corazón aumentaron rápidamente, y en menos de un segundo pegó un salto hacia atrás, apartándose del cuerpo de Minho.

Sólo quería darle un poco de valor, una pequeña muestra de apoyo, ¿pero tan difícil era aquello? ¿No podía estar más de cinco segundos cerca de Minho?

Minho se dio la vuelta impresionado. ¿Qué hacia ahi? …l mismo se había encargado de que Taemin fuera a la facultad. ¿Es que se había bajado en la siguiente parada para seguirle? No, no puede ser verdad, pero no llevaba encima sus cosas, se encontraba tal y como lo vio la última vez

 

—¿Qué haces aquí?

—Me escape. —respondió infantil con una brillante sonrisa de niño bueno.

—¿Por qué? Pensaba que...

—No puedo dejarte solo en ningún momento en un día como hoy. Te apoyaré, y te animaré a seguir adelante. Así que si me permites.

 

Taemin colocó sus dos manos a cada lado de la espalda de Minho y le empujó suavemente para entrar al cementerio.

 

—Taem...

—Shh... Vamos.

 

Minho empezó a caminar debido a la fuerza del empuje de Taemin. Minho trató de guardar calma, respirar profundo, armarse de valor para caminar sin perder el equilibrio.

Pasos fuertes.

Sonaba pasos fuertes en su interior.

 

Pasos junto a Taemin.

 

 



************



 

 

 

—¿Estás mejor?

—Es extraño.

 

Es sumamente extraño el haber estado frente de tus mayores temores. Delante de tu pasado.

Mientras Minho hacia todo lo posible para no desvanecerse en ese momento, Taemin le transmitía su fuerza a su hombro, estrechándolo levemente. Minho no soltó ni una sola lágrima, sólo temblaba. A lo que rápidamente Taemin le intentaba calmar.

—Para que te sientas cómodo, te acompañaré todas las veces que haga falta. Si lo deseas claro.

—Taemin.

—Casi puedo estar en tu piel. Necesitas mucho apoyo, hyung. Daré mi mayor esfuerzo.

—Jajaja, eres un caso.

—¿Yo?

—Muchas gracias por lo de hoy —dijo mirándole fijamente. Este tragó saliva cuando cruzó mirada con la del mayor mientras que una sonrisa surgía de sus labios. Poco a poco, sintió como el calor de sus mejillas aumentaba cuando Minho le sonreía más. Esa sonrisa que derretía corazones, derrumbaban gruesos muros, esa sonrisa que hacía suspirar a incontables mujeres. Esa sonrisa que le dedicaba sólo a él y a nadie más.

 

Pum pum, pum pum

 

Su cabeza no razonaba adecuadamente, desvío su mirada, avergonzado.

Minho, agradecido, le sonreía lo mejor que podía. Gracias a Taemin él había cruzado una gran barrera, estaba tan agradecido. Aunque observó como éste se encontraba inquieto, de tal manera que dejó de observarle. ¿Estaba nervioso?

Taemin se separó y comenzó a caminar, intentado calmar esos sentimientos tan confusos, pero el agarre inesperado de la mano de Minho en su espalda, tirando de él, le dejo atónito. Minho al ver que Taemin se dirigía casi sin mirar a la carretera al tiempo que una camioneta gris venía con la velocidad sumamente alta, reaccionó y lo sujetó de la espalda para llevarlo a su pecho.

A continuación, la cercanía de ambos disminuyó. El aliento caliente de Minho se encontró con el blanquecino cuello de Taemin. El menor sentía el torso duro de su amigo en su espalda, cerró los ojos por un momento, apreciando la cercanía, exhalando ese olor tan atractivo y dejándose llevar por los latidos de su corazón. Cerró los ojos memorizando ese momento.

Cuando Taemin nervioso se giró encarándole, Minho recordó inmediatamente el acontecimiento de la noche anterior.

 

Cuando Taemin le besó.

 

Por un momento ya lo había olvidado, pero al ver a Taemin tan cerca de él, mirándole con aquellos irises oscuros, con los labios entreabiertos y con las mejillas coloradas, la imagen de un Taemin ebrio y vulnerable, saltó en su mente. Se apartó del menor nervioso, llevándose una mano a la boca y evitando cualquier contacto visual.

 

—N...no puedes cruzar la carretera sin mirar, casi te atropella un co...che. —tartamudeo avergonzado.

—Hyung.

—Dime.

—¿Es posi....posible qu...que recuerdes lo de ayer?

¿Taemin lo recordaba? ¿Recordaba lo del beso?

—¿Qué?

—Yo...

—Taemin. Olvídalo fue un error. Te encontrabas ebrio.

—¿Lo recuer...

—¡El autobús! —Minho cogió la muñeca de Taemin, y salieron corriendo hacia la parada.

 

Taemin sentía que su corazón en algún momento se iba a salir fuera del pecho. La mano cálida de Minho rodeaba suavemente su muñeca pequeña. ¿Qué era este sentimiento?

 

Algo inexplicable. Algo inusual.

Pero estaba feliz.

 

 

 

************

 

 

 

Los próximos dias fueron demasiados extraños para Taemin. Después de ese día, veía muy poco a Minho en los pasillos. Se preguntaba a cada momento donde estaría, o que estaría haciendo. A veces lo encontraba hablando con sus compañeros, o con algunas chicas como de costumbre. Pero algo en Minho había cambiado. Ya no les sonreía como antes a las chicas que se les acercaba, o a sus compañeros de equipo o a sus amigos. El entrenador también notaba en Minho algo extraño ya que este no anotaba tantos goles, ni jugaba como era de costumbre, le veía desganado, sin ese carisma que le caracterizaba. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué su mirada estaba tan apagada? ¿Aún seguía pensando en la muerte de sus padres? ¿Por qué le evadía siempre que intentaba hablar con él? ¿O era su imaginación? Taemin siempre caminaba hacia el grupo de amigos donde estaba Minho, pero cuando estaba cerca del moreno, éste se despedía rápido y caminaba lejos de ellos. O esas veces cuando no le miraba a la cara cuando hablaban casualmente. ¿Le pasaba algo con él? ¿Era por lo del beso? ¿Se sentía incómodo por su presencia? No lo entendía. Los dias siguientes pasaron de la misma manera. Minho seguía en su burbuja incomodando a Taemin por su comportamiento.

 

—¿Qué te pasa? —preguntó Kai cuando lo vio sentado en su pupitre y con esa cara de perro degollado.

—¿Qué?

—¿Estás bien? Estos días te noto apagado, ¿Ha pasado algo en tu casa? ¿O aquí?

—No, no te preocupes Kai. Sólo que me duele un poco el estómago.

—¿Todos los días? Eso es preocupante.

—Lo siento, pero no tengo ganas de hablar.

—Taemin, Cuéntame. ¿Qué te parece que después de clases te invite un ramen? Ahora que lo recuerdo, ¡mañana hay oferta de dos por uno en ramen! —exclamó ilusionado.

—¿Mañana? —Taemin se levantó sorprendido.

—Eh... Sí, mañana. —afirmo curioso por la repentina actitud bipolar de Taemin.

—¡¿Mañana?! ¡Oh! ¡Mañana es el cumpleaños de Minho-hyung! —la voz de Taemin se escuchó por toda la clase, alarmando a los presentes, provocando que recayera su atención en él.

 

¡Mañana era 9 de diciembre! El 22° cumpleaños de Minho, ¡no lo había recordado! Taemin animado, salió de la facultad más feliz de lo normal al terminar las clases. Mañana era su cumpleaños y debía comprarle un buen regalo con el fin de animarle más. Taemin imaginando la cara de felicidad que seguro pondría al verle con un regalo en sus manos, corrió más rápido al centro comercial donde compraría su preciado obsequio.

Taemin casi no pudo conciliar el sueño en la noche anterior y cuando escuchó por fin el sonido de la alarma dspertando a todo ser vivo menos a él ya que éste se encontraba despierto, apagó la alarma, levantándose y caminando hacia el cuarto de baño mientras cantaba una alegre canción.

 

La facultad entera llevaba consigo algún presente para el cumplañero. La popularidad de Minho era increíble. Globos con felicitaciones, tarjetas originales, regalos gigantes, etc. Las chicas estaban ilusionadas, preocupadas si le iba a gustar al cumpleañero. La mayoria, nerviosas, sujetaban en sus manos pequeñas cajas de regalos. Todo el mundo traía al menos un regalo. Parecia que era obligatorio llevar uno.

Taemin caminaba ilusionado buscando al protagonista del día. ¿Dónde estará Minho? Se preguntaba así mismo.

 

—¿Ese regalo será para quien yo me sé?

La voz grave de Kai en su espalda le sacó de sus pensamientos sobre el moreno.

—Sí.

—Me pregunto que será.

—Quédate con la curiosidad, Jongin. No te lo diré.

—¿Lo éstas buscando? ¿Como todos ahora?

—Sí... N...no, no yo sólo.

—Mira, está ahí.

 

Y señaló con el dedo en la dirección donde supuestamente se encontraba Minho. Taemin guió su mirada a donde le había indicado Jongin y sonrió cuando vislumbró en la entrada de la facultad la cabellera oscura de Minho acompañada con una perfecta y gran sonrisa que enamoraba a cualquier ser. Cuando estuvo a punto de encontrarse con el alto, la avalancha de féminas le rodearon en las escaleras.

La sonrisa de Taemin desapareció de su rostro. Aún no estaba acostumbrado a que todas las personas estuvieran con él, rodeándole, cantándole el cumpleaños, dándoles los tantos regalos y abrazándole como si fueran una familia. Taemin dejó de sonreír, bajo su cabeza y sujetó con más fuerza su presente.

¿Por qué se ponía triste de repente?

 

—¿Taemin?

—Lo siento, pero llego tarde. —dijo arisco yéndose a clases.

 

Taemin no tenía oportunidad de hablar con Minho. Este siempre se encontraba ocupado o rodeado de personas, no podía acercarse a él. ¿Cómo se tomaría su regalo? ¿Le gustará?

Entró a su clase para la última hora, aún teniendo el regalo en sus manos, lo guardó en su mochila. Los murmuros se escuchaban cuando Taemin abrió la puerta. Al entrar se dio cuenta que todos, o casi todos,  hablaban sobre el cumpleaños del moreno. La mayoría se preguntaba si éste haría una fiesta para celebrarlo ya que nunca había hecho una. Minho no era una persona que celebrara su cumpleaños, era muy reservado para esas cosas. Caminó a su asiento ignorando a sus compañeros, se sentó en su pupitre harto de escuchar al grupo de chicas que hablaban sobre qué le habían regalado al moreno.

La clase avanzó lentamente para Taemin. Quería escuchar el sonido de la alarma para ir en busca de Minho, entregarle su regalo y ver la sonrisa en su rostro.

Y cuando su deseo se hizo realidad, cogió su maleta poniéndosela en el hombro, se levantó del pupitre y caminó lo más rápido hacia la clase de Minho. Los tantos alumnos salieron de sus respectivas clases con las ganas de llegar antes a sus casas. Taemin llevó una mano a su maleta que se le estaba cayendo de su hombro y agilizó el paso, cuando visualizó a lo lejos las escaleras, corrió subiéndolas de dos en dos. Mientras se dirigía a la clase de Minho, abrió su maleta, cogió el regalo, cerró la cartera y nervioso siguió corriendo.

 

Estaba cerca.

Su corazón latía con fuerza. Cada vez que estaba cerca de la clase, sus piernas empezaban a temblar, sus nervios aumentaban y su sonrisa se ensanchaba. Estaba impaciente, ansioso, feliz.

Sujetaba con fuerza el regalo en sus manos. Se preguntaba porqué no había gente en el pasillo. ¿Tan rápido se había ido la gente? ¿Aún estará Minho en clase?

…l siempre salía el último de todos.

Confiado corrió hasta la segunda puerta del pasillo, diéndose cuenta que la luz estaba ya apagada. ¿Ya no había nadie? Seguramente todos ya se habían ido a sus casas, y Minho también.

 

Tiró de la puerta corrediza, la abrió con el fin de encontrar a alguien adentro, pero sus ojos captaron algo que nunca imaginó esperar.

 

Estaba Minho. Estaba su mejor amigo. Sonriente. Feliz.

 

 

Y no estaba solo.

 

Sus labios siendo devorados por los de aquella persona, la mano de la chica que tocaba delicadamente el pecho de Minho, mientras éste la sujetaba por sus caderas, apoyados en la pizarra, sin importarles que la espalda del mayor se ensuciara por las marcas de tiza que anteriormente la profesora había escrito en la pizarra, todo lo había captado Taemin.

 

Tan desesperados. Tan hambrientos. Tan necesitados. Sobre todo esos labios que hacía unas semanas había tocado los suyos.

La caja de regalo que sostenía Taemin, se estrelló contra el suelo, ocasionando las miradas sorprendidas de los dos amantes. El alma, el corazón de Taemin, su mente colapsó en menos de un segundo. Su cuerpo temblaba y las lágrimas empezaban a asomarse sin previo aviso. Bajó la mirada para que Minho no le viera.

…ste se separó del cuerpo de la chica, arreglándose por encima de la camisa y su cabello que su acompañante había desarreglado minutos antes.

 

—T...Taemin. ¿Qué haces aquí? —preguntó nervioso intentado calmarse a la vez que observaba la caja que se encontraba a los pies de Taemin.

¿Vino a entregarle su regalo?

Taemin continuaba en estado de shock, mudo, de su boca no salía ni un suspiro. Estaba ido.

 

—Yo... —la voz de la chica rompió el incómodo silencio. —¿E... Eres Taemin? ¿Lee Taemin?

 

No respondió.

 

—Ho...hola, me llamo Yuri. Oppa me ha hablado mucho de ti y yo...

 

Taemin continuaba sin levantar la cabeza, necesitaba calmarse. Escuchar “Oppa", un signo de confianza de la boca de esa chica le ponía más confuso.

 

—Taemin. Sé que esto es un poco sorprendente, pero nadie...

—Lo mantendré en secreto si eso es lo que te preocupa. —habló el mencionado aún sin levantar su mirada del suelo.

—Yuri es...

—S...siento haber interrumpido vuestra “plática". —Taemin dignó a irse antes de escuchar como algo en su interior terminaba por romperse, pero la mano de Minho sobre su hombro lo dejó inmóvil en la puerta.

—¿Esa... Esa caja es para mí? —preguntó curioso refiriéndose a la caja que todavía se encontraba en el suelo, olvidada.

—No —negó seco, recogiendo el regalo. Rezaba para que Minho no se diera cuenta sobre su pequeña mentira. Cerró los ojos, suspiró y guió su mirada a la confusa de Minho. —Es para Jongin, su cumpleaños se acerca. —explicó finalmente con una sonrisa brillante por fuera aunque dolorosa por dentro.

Y salió de allí sin mirar atrás, dejando a Minho sorprendido y con un ligero ceño fruncido que Taemin pensó imaginar.

 

 

 

 

 ************

 

 

 

 

Estaba destrozado y no lo entendía. Su mente y su corazón no descifraba porqué se sentía así. ¿Es por la reciente noticia? ¿Desde cuándo tenía novia? ¿Desde cuándo llevaban siendo novios en secreto? ¿Por qué Minho nunca le había hablado sobre ella? ¿No eran amigos? ¿No se contaban todas las cosas? ¿La facultad entera se había percatado de ello? Tantas preguntas colapsaban su vulnerable mente.

Taemin sentía un agujero negro que crecía en su propio estómago. El dolor que experimentaba su agujereado corazón, su alma destrozada, su mente confusa, eran insoportables. ¿Por qué sentía ese inconfundible dolor matando sus pocas esperanzas de continuar al lado de Minho? ¿Por qué le dolía tanto aquello? No era tan grave, ¿o sí?

 

Al llegar a su habitación, después de haber salido rápidamente de la facultad, Taemin rompió con rabia el papel de regalo que adornaba la caja. Lágrimas de frustración salían de sus pequeños ojos oscuros, otra vez estaba llorando sintiéndose aún más patético. Abrió la tapa observando el interior, el precioso interior que imaginó que le gustaría a Minho. Dejó la tapa sobre su cama y sollozo cuando vio aquel muñeco de felpa. Un precioso muñeco vestido con una camiseta blanca con el 99 marcado en su espalda y unos pantalones blancos con rayas azules en los laterales igual a la equipación con la que jugaba en el equipo de fútbol de la universidad, sujetaba en su mano un balón de fútbol con una sonrisa brillante en su rostro. Taemin lo había cosido ayer por la tarde hasta pasadas media noche, trabajó duro para hacerle ese muñeco, tenía tantas ganas de dárselo pero no pudo, después de lo ocurrido no podrá, ni hacerlo más adelante, no será capaz.

Guardó el muñeco en uno de los cajones de su cómoda, y se acostó intentando calmar su ajetreada mente. Sus lágrimas bajaban nuevamente, cerró los ojos para intentar pensar en otra cosa, pero la sorprendente imagen de Minho y esa chica que no recordaba su nombre, besándose en la clase. Los labios de Minho presionando los de la chica y viceversa se convirtió en un recuerdo muy doloroso.

 

Definitivamente era su novia en secreto.

 





Notas finales:

Wow! ¿Qué tal os pareció? ¿Me lanzais tomatazos? ¿Me lanzais corazones? ¿Un review? de verdad que lo agradecería porque me gustaría saber vuestra opinión referida a este capítulo, aishh. Os amaré siempre, mis queridos lectores :3



Nos vemos en el siguiente capítulo!


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