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You're my BABY por Misa Tsukamoto

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Notas del capitulo:

¡HOLA! disculpen por ser tan tarde... ;;; 

En otras noticias, Misa esta muy ocupada, asi que hasta la otra semana no podrá contestar los Rws, que la disculpen <3 

 

Ahora, espero disfruten el cap de hoy. 

 

«No»

El frío y definitivo no que había dado el mayor, la negación total ante aquella propuesta que él tanto había rogado. No importaba si luego le había seguido pidiendo esa oportunidad, pues la palabra maldita se repetía una y otra vez, “no”, “no”, “no”.

Rondaba aquello en su mente como un eco intransigente, sin poder desviar los caminos que su memoria tomaba. ¿Por qué Himchan no había aceptado? Él aceptó que el mayor le tocara aquella noche, encima él satisfizo sus necesidades; pero en cambio Himchan no le había dado la oportunidad a él, se lo debía, pero aun así no aceptó…

No tenía ni idea de cómo iba a demostrarle el amor al mayor, pero con su inocencia, su creencia en la magia de aquel sentimiento, con su corazón puro y enamorado, estaba seguro de que llegaría al corazón de Himchan, más aun así, el otro se había negado rotundamente, y nada, ni la mayor súplica, le hizo cambiar de parecer.

 

Porque Himchan no quería involucrarse con él, no tenía sentimientos por el maknae, tenía una lista de mujeres detrás de él, ¿por qué entonces salir con un niño? Además, complicaría las cosas, trabajaban  y vivían juntos, ¿qué si el niño no se olvidaba de él? le había pedido una semana, pero Himchan sabía que no le conquistaría, pues él hacía mucho había dejado de creer en el amor… o por lo menos en la magia de éste; por lo tanto, cualquier cosa que Zelo hiciera, sólo serviría para humillarse desde el punto de vista de Himchan, y no aceptaría que el maknae a quien él quería como un hermanito menor en el grupo, se humillara así.

Sin contar, que al terminar la semana, no habiéndose enamorado de él, Zelo tenía que sufrir un doble rechazo, sería como un niño que obtiene un juguete y que luego se lo quita, porque lo tendría por una semana, pero ya luego no; era más sufrimiento para el menor, y quizás, podría provocar peleas… si ellos peleaban ¿qué sería de B.A.P?

 

Por eso y más Himchan no podía aceptar aquella propuesta que Zelo tanto había rogado, debía admitir que le derritió el corazón cuando oyó ese tono de voz tan cariñoso y apenado para él, que le pedía que aceptara, pero obviamente no podía.

Aunque así no fue como lo interpretó Zelo.

 

El maknae creyó ciegamente que aquel rechazo se había dado por esa idea del amor como casi un negocio. Sentía en su corazón un vacío que no podía explicar, estaba angustiado, dolido… ¿era normal sentirse así?

Antes le habían rechazado, pero jamás le había dolido tanto, quizás era por el hecho de que fue un doble rechazo, o quizás por el hecho de que era alguien a quien a cada segundo veía. Aunque fuese por lo que fuese, el dolor dentro de él le consumía derritiéndolo como un plástico al que las llamas del fuego lo envuelven; quería despertar de esa pesadilla, pero cada vez era peor, no podía dejar de pensar en Himchan, como si todo se estuviera convirtiendo en una gran obsesión que no podría manejar.

Aquella idea le aterraba, ¿qué sería de él si se obsesionaba con el mayor? ¿Acaso debía perseguirlo como el chico a la chica en la canción de Going Crazy? ¿Debía ponerlo en la cajuela de un auto y prenderlo fuego para ya no tener que verlo? Zelo río ante aquel pensamiento, sí, matar a Himchan era una gran idea, si no podía tenerlo, podría matarlo, y así Himchan ya no le rompería el corazón a más nadie, no andaría con nadie más y ya no le estorbaría la respiración cada vez que aparecía junto a él. Era un plan perfecto, lástima que Zelo no estuviera tan loco.

Quizás debía dejar de ver al amor como algo mágico, como ese encuentro de destinos entrelazados, las almas gemelas, las medias naranjas… quizás debía entender que si ese sentimiento era más cercano a una obsesión, entonces el amor no existía, pues él creía estar enamorado y se debería sentir así como él se sentía, pero… y si era una obsesión ¿existía el amor? Lo pesó por unos momentos, quizás Himchan estaba en lo correcto, el amor no existía más que como algo común… nada tenía de especial; entonces si él quería sexo ¿qué debía hacer? ¿Hacerlo con cualquiera?  No, eso no iba con Zelo… aunque quizás, si ese cualquiera se transformaba en Himchan…

¿Aceptaría el mayor el sexo sin compromisos, aunque fueran ambos hombres?

 

La idea, no parecía tan descabellada.

 

 

Sitió unos pasos acercándose a la habitación y levantó la cabeza. La oscuridad que albergaba el cuarto se sintió invadida por la línea de luz que entró por la hendija de la puerta. Se oyó el chirrido de la puerta abriéndose y los pasos adentrándose. Zelo fijó la mirada en la silueta que entraba, no era muy alta, por lo que sabía que no era Yongguk, tampoco tan baja como para ser Jongup, ¿Himchan? No, él tampoco, y Daehyun no lo era, por lo que sólo podía ser una persona.

Suspiró cuando se dio cuenta de que estaba en lo correcto, era Youngjae el que entraba. Relajó su cabeza tirándola hacia atrás, y cerró los ojos nuevamente.

El mayor se acercó a su cama, Zelo no podía verlo por tener los ojos cerrados pero sentía su presencia observarle, se sintió algo incómodo, y cuando Youngjae iba a desistir pensando que estaba profundamente dormido, el menor abrió los ojos y le miró.

 

-        ¿Te desperté? Lo siento. – Se disculpó, Zelo le siguió mirando.

Tenía tantas ganas de decirle «No, no he podido dormir, no he dejado de pensar en una forma en la cual Himchan esté junto a mi… quizás me he obsesionado.» pero sabía que aquello no podía, porque no quería debilitarse tanto ante los demás, ante el otro.

-        Descuida, estaba despierto. ¿Sucede algo, hyung? – Refregó sus ojos y Youngjae se subió por la escalerita hasta su cama, sentándose en el orillo de esta con sus pies colgando hacia abajo.

-        Le mostré el fanfic que leo a Jongup – Entrelazó los dedos mientras hablaba e hizo una mueca con su boca, manteniendo la vista baja.

-        ¿Y qué te dijo? – El menor se sentó en la cama al percibir el sombrío silencio del otro, nada bueno deparaba de él.

-        Se molestó, se sintió enojado porque las fans nos emparejaran… ¿acaso tengo algo malo yo, Zelo? – Preguntó levantando la mirada. – ¿Hay algo mal conmigo para que ni siquiera quiera ser emparejado en broma por fans, conmigo?

Zelo no sabía qué decirle, pues no tenía idea de cómo reaccionar en ese momento, si se tenía que sorprender porque Jongup se hubiera enojado, o quizás lo tendría que ver como algo que seguramente iba a pasar, pero él en su nube de enamorado no se dio cuenta, y le quitó la alegría a Youngjae; porque Youngjae era feliz con su Jongup de mentiras antes.

-        No eres tú, son ellos; Himchan hyung también me rechazó a mí, doble, porque le volví a insistir, y nuevamente dijo que no. – Bajó la cabeza apenado y Youngjae posó una mano en su rodilla, suspirando. – Como sea… hyung, tú eras feliz con ese fanfic, sigue siéndolo, si no tienes al real bueno… haz de la fantasía tu realidad por el momento, hasta que encuentres a otro a quien amar, que sí te valore o se enamore de ti.

-        Sí, eso parece una buena idea. – Susurró y sonrió con desgano. – Gracias por escucharme Zelo.

-        Gracias a ti, hyung… – El menor observó un rato en silencio el abatido rostro de Youngjae, debía quitar el clima de tensión. – ¿Habrá algún fanfic de Himchan y yo? – Preguntó con sonrisa picarona, Youngjae sonrió, esta vez de verdad.

-        No lo sé, yo siempre veo que te emparejan con Yongguk.

-        ¡¿Con mi hyung?! ¿Por qué?

-        ¿Dices “mi” y aun así preguntas por qué?

Ambos se miraron tras aquella respuesta-pregunta de Youngjae, y pronto las risas unidas se oyeron en la habitación.

Aunque sus corazones dolieran, sus sonrisas jamás se borraban y eso era lo bueno en ellos.

 

 

Youngjae salió de allí con una sonrisa en el rostro, el maknae le había animado y ya no se sentía tan martirizado como hacía unos momentos cuando le fue a buscar al dormitorio. Suspiró mordiendo su labio inferior con una sonrisa, ¿qué importaba si Jongup se había enojado? No era con él con quien estaba enojado, era con las fans por haber escrito eso, sí le dolía, pero Youngjae no podía afectarse, si lo hacía, quizás Jongup sospecharía y si así pasaba…  Jongup se enteraría de todo y ahí sería el problema.

Tenía que actuar natural con él, quizás un poco ofendido por la reacción que tuvo, quizás decirle algo como «Oye yo intentaba mostrarte algo curioso nada más.».

Pero por ahora despejaría su mente; la charla con Zelo le hizo pensar que capaz el fic ya estaba actualizado, ojalá así fuera, moría por saber si el Youngjae de esa historia irreal correspondía al Jongup de ensueños.

Se dirigió hasta la laptop que tenían en la casa, Zelo se había quedado en el cuarto, durmiendo supuestamente, Himchan y Yongguk no estaban, y ni rastros de los otros… tampoco le importaba mucho, sólo debía cuidarse de que no le pasara como la vez anterior con Zelo.

Se sentó frente al computador, sonrió entusiasmado y nervioso y apenas vio la pantalla, sus ojos se concentraron en la lectura frente a ellos.

 

“Me había pasado toda la noche despierto intentando saber qué quiso decirme con aquello que sus hermosos labios pronunciaron. Recordaba los parpados como cubrían sus ojos cayendo lentamente y luego los volvía a abrir para mirarme con aquella profunda mirada.

¿Youngjae sentiría lo mismo por mí?

 

Esperaba que sí, él había pasado largas horas bajo la lluvia esperándome, y en ningún momento, aun con todo aquello, su sonrisa se borró… si eso no era una muestra de amor ¿qué lo era?

¿Debía acaso yo demostrar lo mismo? Hasta ahora me había sentido intimidado por la idea del rechazo, pero sí él actuaba así para conmigo, entonces sólo quedaba arriesgarme.

 

Así se llamará éste capítulo de mi vida… a cara o cruz, a todo o nada, porque arriesgarse pretendía un gran esfuerzo, el gran temor al desamor, y también la incertidumbre de cómo el otro lo tomará… pero yo me arriesgaría por él, como que me llamo Moon Jongup, yo haría todo lo que estuviera en mis manos para conquistar a Youngjae. Ya era hora de que él supiera.”

 

Youngjae arrugó el entrecejo sintiendo una fuerte opresión en el pecho, su respiración, sin que él quiera, se comenzó a acelerar a un ritmo que casi ya no podía sostener. ¿De qué se trataba todo aquello? ¡Ese era el maldito fic que leía! Y estaba en la laptop del departamento, no en la página que él solía visitar para leerlo.

Los dedos galopearon sobre la mesita blanca de la cocina, intentaba digerir aquello, pero no podía… ahora creía sentirse levemente identificado con Yongguk, pues alguien de allí escribía aquel fanfic.

Y ese alguien, era justamente aquel que salió del baño en esos momentos, dispuesto a volver a la laptop para seguir escribiendo, pero encontrándose con la fea sorpresa de que Youngjae estaba allí, sentado frente a ella, leyendo lo que minutos antes había escrito.

Ahora se sentía desprotegido.

 

-        ¿Jongup? – Preguntó sin poder creerlo.

-        Puedo explicarlo. – Dijo.

 

Pero no, no podía, al menos en ese momento, donde el nudo en su garganta le quemaba potentemente, no podía.

Jongup era quien escribía aquella historia, su reacción anterior no fue más que la reacción de alguien asustado, que temía que Youngjae se hubiera enterado de que era él quien escribía.

Temía que el mayor le reprochara, que se incomodara, pues estaba usando su imagen sin su permiso, a sus espaldas, como un ladrón que roba sin que nadie se entere.

Su mente estaba reprochándole que había hecho algo mal, algo que no debía, Youngjae era su compañero de grupo, no un peón más en un juego de ajedrez al cual él podía manejar con los dedos de sus manos.

Sintió como sus piernas le temblaban, tragó saliva y se supo sonrojado inmediatamente hasta las orejas. Youngjae le había descubierto.

 

-        ¿Explicar? ¿Explicar que tú escribes esto? – Señaló la pantalla y retiró la silla bruscamente para levantarse. – Ayer me trataste como un enfermo por haber leído esto, ¿y resulta que tú lo escribes?

-        No fue mi intención, lo de ayer, hyung. – Bajó la cabeza apenado.

-        ¿Qué diablos tienes en la cabeza? ¿Es una maldita broma acaso?

Al parecer el germen Yongguk estaba en el aire, pues todo acto así se consideraba una broma.

-        No. – fue lo único que pudo decir.

-        ¿No? ¿Entonces?

Y entonces Jongup no podía contestar. ¿Acaso tenía el valor de decirle que estaba enamorado de él? ¿Qué escribía esa fantasía para hacer realidad su sueño de amor con el mayor? ¿Cómo hacerlo después de que Youngjae se lo mostrar como si fuera algo extraño y cómico? No podía, Youngjae se reiría de él…

 

-        Lo siento, hyung.

Ni siquiera pudo levantar la mirada para observarle, y Youngjae tomó todo aquello por lo que al principio le pareció que era… una simple y nefasta broma.

¿Cómo era posible que Jongup rompiera otra vez un corazón que ya estaba roto de antes, justamente por él?

-        Como lo imaginé… una broma.

 

 

Terminó la conversación con aquella fría frase, pues antes de que Jongup respondiera algo, el mayor dio media vuelta y se  fue. El pequeño, quedó observado la pantalla, su fantasía estaba allí escrita, pero ahora Youngjae sabía la verdad, y todo aquello se había vuelto absurdo, innecesario e hiriente.

Él amaba a Youngjae, pero antes de que el mayor se burlara o se enojara con él, prefería que pensara que todo era una broma, pues seguro ese enojo se le pasaría antes que el saber que otro hombre se había enamorado de él; lástima que él no pudiera ser como el Jongup de su fanfic… valiente y arriesgado… como él había descrito, resumiendo todo en un cara o cruz.

 

 

Otro que debía arriesgarse en un cara o cruz era Daehyun, si bien el problema con Himchan se había resuelto, aún quedaba su confesión a Yongguk; Youngjae tenía razón. El haber empezado con las cartas había sido un error, al principio fue la mejor idea que se le ocurrió para poder confesar sus sentimientos al mayor, pero ahora todo se había vuelto engorroso, Yongguk no creía en aquellas cartas, la tinta marcada no significaba para él lo que significaba para Daehyun, cuyas palabras escritas tenían más valor que las palabras dichas, pues las palabras a veces como dicen por ahí suelen entrar por un oído y salir por otro, o pueden olvidarse con el paso del tiempo, pero algo escrito… sigue escrito siempre, para recordarlo y para que sea tan comprometido como la firma de un contrato. Pero tenía que cortar con aquello, por lo menos con las cartas; lo pensó, quizá era mejor cortar con todo, que Yongguk jamás se enterara de sus sentimientos y hacer como que las cartas simplemente dejaron de aparecer frente a los ojos del mayor.

Pero no podía, sabía que no iba a ser capaz de vivir con Yongguk, de compartir todo con él y simplemente vivir con su amor oculto en las sombras. ¿Sería capaz de sonreírle por los días cuando por las noches derramaba lágrimas por él? No, él no sería capaz de eso. El peso que conllevaba aquel secreto era muy enorme como para cargarlo solo, debía confesarse, decirle a Yongguk lo que sentía, y que el otro decidiera, si no quería nada con él entonces… por lo menos se había quitado un peso de encima, la culpa era de Yongguk y su conciencia podía estar tranquila; pero si Yongguk le aceptaba, entonces sería el hombre más feliz del mundo.

 

Sabía cómo debía seguir ahora, no era capaz de plantarse frente al mayor y decirle: «Hola, oye, me gustas, por eso te escribí todas las cartas, espero no te enojes» eso sería una tomadura de pelo, por lo que para hacerlo más pasable para él mismo y para Yongguk decidió escribir una última carta más; pero sería un tanto diferente, dicha carta llevaría una dirección para acordar una cita, le sería mucho más fácil que Yongguk le viera ya sabiendo que él escribía las cartas; por eso lo iba a citar, cuando Yongguk estuviera frente a él, sólo asentiría y le diría «Lo hice porque te amo», y aunque aquello sonó muy cursi y hasta patético en su mente decidió que así lo haría.

Escribió la carta en la laptop del apartamento y golpeando sus palmas ansioso al terminar la releyó. Sus ojos penetrantes parecían traspasar la pantalla, brillando con la luz intensa de ésta; cambió una o dos cosas, el sitio en el cual eligió acordar la cita fue en un café, Yongguk no podía ponerse violento en un lugar público, así que le daría tiempo para explicar lo que su corazón sentía y que las cartas no eran un simple juego.

Respiró nervioso y tras imprimirla la guardó en su mochila para ir directo a la empresa.

 

Llegó antes de lo planeado, prácticamente había corrido para llegar, o como se suele decir, había ido volando. Intentó pasar lo más desapercibido posible, saludo a pocas personas a las que no pudo eludir y finalmente llegó hasta el estudio de Yongguk.

De nuevo respiró hondo, los nervios estaban a flor de piel, la sensación en su pecho era de angustia mezclada con nerviosismo y felicidad; se sentía un loco; mordió su labio inferior ante la puerta cerrada. Dejaría la carta en el mismo lugar que dejó la primera, sabía que allí Yongguk la vería, tragó saliva y apoyando superficialmente su mano en la puerta entró.

 

-        ¡Hyung! ¿Estás listo para pre-grabar el M!Countdown? – Entró con una gran sonrisa en el rostro, y hablando con un tono algo alto en su voz.

Mas al darse cuenta de que allí Yongguk no estaba su voz se fue opacado y la sonrisa se fue borrando.

 

El rostro se volvió sombrío, serio y determinado; Yongguk no estaba, era perfecto el momento  para dejar la carta, tenía una misión y eso haría.

Caminó unos pasos hasta el escritorio y sobre los papeles blancos, notó un llamativo papel azul. «Para ti» decía en la superficie visible del doblez.

¿Para ti? ¿Qué significaba aquello?

Daehyun arrugó su entrecejo mientras el corazón le latía aún más acelerado que antes, ¿sería aquello una contestación a sus cartas?

Con las manos temblando cual gelatina tomó el papel, el ruido de éste al abrirse se oyó para sus oídos como una avalancha; estaba tan nervioso que sus ojos casi no podían distinguir la escritura de Yongguk.

 

Encontré una de tus cartas en mi apartamento… creí que se trataba de una broma de mis compañeros, pero ellos niegan haberme escrito.

No sé cómo explicar esto, pero necesito creerte, necesito creer que eres real. Cuando te leo, no me quitas una sonrisa, me robas miles; no puedo evitar sentir mi corazón acelerarse cuando veo un papel azul y te recuerdo.

Dime por favor que eres real… no soy bueno escribiendo estas cosas, no lo soy expresando mis sentimientos sobre un papel como tú hacia otra persona, pero mi alma está abierta para ti, si realmente existes.

Y si esto es una broma, es de muy mal gusto, termínala por favor, pues de lo contrario cuando te encuentre no te quedarán ganas de volver a bromear en tu vida.

Estoy apostando a tu amor.

 

¿Eres real?» 

 

Sus ojos no podían creer lo que había leído, Yongguk sentía algo por él… o más bien por sus cartas; ¿qué le robaba miles de sonrisas? ¿Qué se le aceleraba el corazón cuando veía un papel del color de sus cartas? ¡¿Acelerarse el corazón?! ¡Él lo tenía más que acelerado en estos momentos!

Había logrado su objetivo, había conseguido que sus cartas llegaran profundo en Yongguk, algo que realmente dudaba que pasaría y más cuando el mayor creyó que todo era una broma. Se lo imaginó justo en aquellos momentos, que mal se debería estar sintiendo su amado, teniendo la necesidad de creer en su amor, en sus palabras, pero a la vez sintiendo que todo podía ser una mentira, la incertidumbre, la duda… que sentimientos más horribles para su grandioso corazón.

 

Daehyun sonrió bobamente, tenía ganas de gritar, de saltar y de correr a sus brazos, decirle que era él quien escribía y que su amor era 100% real. Pero no, debía tranquilizarse, Yongguk, por más profundo que hubiera llegado en su corazón con cartas, no le sería fácil asimilar que un compañero de su mismo grupo le escribía cartas de amor.

Quizás lo mejor ahora era insistir un poco más, enamorarlo más y finalmente, si Yongguk seguía contestando sus cartas, llegar a formar una relación sin nombre, tan unida que cuando él confesara su identidad, Yongguk no dudara de sus sentimientos y le aceptara con facilidad, o al menos que fuera un poco más accesible.

Esta nueva idea le pareció la mejor, ahora sólo debía contestar aquello, pero no tenía mucho tiempo en realidad, Yongguk podía entrar por aquella puerta en cualquier momento. Así que sin ánimos de escribir en computador, y sin tiempo de responder con una carta, tomó un bolígrafo y se dispuso a contestar en el mismo papel, justo al lado de la última pregunta de Yongguk.

 

« ¿Eres real?» demasiado real, pensó Daehyun, mas luego decidió que era una frase algo larga y quizás su letra le dejaría en evidencia, por lo que optó por escribir un simple y corto «sí» ante la pregunta.

Cuando hubo terminado, salió corriendo nuevamente de la empresa. Estaba feliz pues estaba ilusionado; sentía paz, tenía ganas de sonreír y mucha emoción que desbordaba de todo su ser, ¡qué hermoso era el sentimiento del amor!, pensó, y cuanto menos lo esperó, sus pasos ya estaban dentro del pasillo que daba a su departamento.

 

Debía calmar su felicidad, debía parecer normal, respiró hondo y abrió la puerta con la idea de rápidamente jalar a Youngjae hasta cualquier habitación privada y contarle lo que había sucedido.

Pero cuando entró no halló un clima simple, encontró uno de tensión, una escena de drama y enojo típica de una película, o quizás muy parecida a la escena del otro día cuando Yongguk culpó a Himchan de haber escrito las cartas.

 

Se oían gritos de un Yongguk furioso, gritos de un Himchan que trataba de calmarlo diciendo que Jongup era inocente… ¿inocente? También había un Zelo que con voz calmada pero dialogo rápido como sus raps, decía que él lo había escuchado perfectamente, que se sentía ofendido porque su amigo Jongup no le había contado nada, y que contradecía a todo lo que Himchan dijera de mala manera, como si por medio de aquella pelea, ellos tuvieran una propia.

Jongup era quien más bajo hablaba, pero estaba enojado también, si bien el chico parece un algodón de azúcar tiene su carácter, y al parecer Yongguk había logrado sacarlo a flote.

 

¿Qué estaba pasando? ¿Qué era todo eso?

 

Daehyun miró detenidamente a todos, cerró la puerta del apartamento y se dio cuenta de que nadie notó su llegada, o si lo hicieron a nadie le importó.

Youngjae se metía en la discusión en defensa de Jongup al igual que Himchan, y desviado su mirada a los ojos de Daehyun, que al parecer no había pasado desapercibido como él creyó, dijo perfectamente claro «Jongup no escribe esas malditas cartas, ya termina con éste tema»

Y Daehyun mordió sus labios nervioso otra vez, ¿acaso le estaban culpando a Jongup de escribirlas? ¿Por qué? ¿Qué se suponía que había escuchado Zelo?

Él ya no entendía nada.

Y con razón…

 

Lo que había sucedido, había sido obra del destino. Jongup desilusionado por el comportamiento de Youngjae al descubrir su oculto secreto, decidió borrar el fanfic, dejar de escribirlo. ¿De qué servía crear una fantasía si su corazón dolía sabiendo que jamás sería correspondido?

No era de Dios crear un mundo de ficción donde la persona que amas te corresponde cuando en realidad no le interesas, lo que debía hacer sería olvidar por completo aquello, sería tratar de olvidar ese amor que tenía por su hyung.

Por eso, entre lágrimas de su corazón destrozado, fue hasta la laptop para deshacerse por completo de toda aquella esperanza que algún día tuvo; se sentó frente a ella y cuando iba a comenzar la lastimosa muerte de sus personajes lo leyó.

Las palabras se le hacían curiosas y no pudo evitar que sus labios las dejaran escapar, con su rostro de extrañeza, mirada confundida, labios separados y ceño fruncido.

 

«Ya sabes que te amo, ya sabes lo que mi corazón siente por ti… Bang Yongguk, con todo el respeto del mundo te pido por favor que creas en mis palabras.

Ha llegado el momento en el que debo actuar, dejar de esconderme como un gusano y ver tus hermosos ojos de frente, poder mirarte cara a cara y sonreírte mientras te digo cuánto te amo.

¿Estás dispuesto a correr el riesgo de saber quién soy?

Soy la persona que te ama en secreto, sí, pero quiero que deje de ser un secreto, ¿estás dispuesto a darme la oportunidad de expresarte con palabras lo que ya mis manos han expresado en letras?

Por favor, acepta.

Quiero verte, quiero sentir el perfume de tu piel delante de mí cuando te diga lo que significas para mí.

¿Podrías venir al café Oasis? Sé que lo frecuentas, así que sabes la dirección, estaré allí esperándote mañana al mediodía.»

 

Jongup no entendía qué era aquello que estaba leyendo, pero en cuanto hubo leído la primera parte de aquello que encontró en la laptop en voz alta, Zelo le oyó.

Indiscutiblemente había sido un fallo de Daehyun, con el apuro y las prisas había olvidado por completo el documento donde había escrito la carta, abierto; y una vez que Zelo escuchó las palabras de amor y el nombre Bang Yongguk, no le quedó ninguna duda de que Jongup escribía las cartas y en ese momento estaba escribiendo una.

Por lo que, quizás, por celos de que Himchan siempre estuviera con él y ahora a él le ignorara, y despecho porque su mejor amigo no le había contado nada de su amor por Yongguk, el cual él creía ciegamente que existía, decidió contárselo a Yongguk.

Y no dejó pasar un segundo el mayor, cuando rápidamente fue a buscar al menor y lo acusó a gritos de aquellas cartas. Como dice el dicho, paga justo por pecador.

 

Claro, Himchan habiendo pasado por una situación así salió en su defensa, y Youngjae, aunque estuviera  dolido con él, sabía quién realmente escribía las cartas, por ello no podía dejar que Yongguk le acusara tan fijamente.

 

-        Con razón estabas seguro de que Himchan no las escribía, porque tú lo hacías… – Yongguk se tomó la cabeza; se sentía un idiota, más por haber dejado aquella carta él mismo, ¿real? ¿Cómo pudo siguiera pensarlo?

-        ¡Hyung! Te digo la verdad, no fui yo.

-        Es que no puedo creerlo de ti Jongup… enserio, me sorprendes. – Dijo casi incrédulo.

-        Te lo aseguro, no fue él, Yongguk, está diciéndote la verdad ¿cómo no puedes creerle? – Youngjae se paró al lado del menor, quien le miró de reojo con vergüenza.

-        ¿Entonces qué hacía leyendo esa carta en voz alta? ¿Por qué estabas en la laptop cuando justamente esa carta estaba allí? ¡Hyung admítelo, tú lo hiciste! – Zelo acusó.

-        ¿Y a ti quien te dio vela en éste entierro? Nadie te dijo que metieras tus narices en éste asunto, compórtate como el maknae que eres. – Dijo con prepotente voz el segundo mayor. Zelo sitió un nudo en la boca de su estómago… ¡maldito Himchan! – Deberías mantener tu boca cerrada. – Murmuró luego.

-        Y tú, tus manos quietas. – Dijo y el rostro de Himchan empalideció, tragó saliva y miró hacia otro lado.

-        Yo no lo hice hyung…  tan sólo encontré la maldita carta escrita allí. No puedo decir qué estaba haciendo en ese momento… pero lo juro no fui yo.

Youngjae sintió sonrojarse al escuchar aquello, se imaginaba lo que el menor estaba haciendo en la laptop, seguro escribir aquel fic que tanto le había enamorado a él.

-        Hyung, si él lo dice es porque es verdad, Jongup no miente, además, todos podemos usar la laptop, él podía haber estado haciendo cualquier cosa allí y no tiene por qué dar explicaciones. – Dijo Youngjae.

 

Yongguk bufó y si no fuera porque el manager Kang tocó la puerta en ese instante para llevarlos hasta los estudios del M!Countdown, seguro la discusión se habría vuelto larga y tediosa.

Todos partieron, y en el camino nadie se habló, la situación era más que tensa entre Himchan y Zelo, Yongguk se sentía un idiota por creer en algo que parecía ser irreal, al igual que Youngjae quien se sentía ofendido; Jongup estaba molesto, se sentía traicionado por Zelo injustamente y ahora que recordaba no había borrado el fic…

Mientras que Daehyun sentía que la felicidad que hacía momentos tenía, se había fugado tan rápido como presidiario a quien le cavan un túnel hacia la libertad; mas encima, volvía a sentir culpa por otra discusión de B.A.P… al parecer el grupo estaba quebrado.

Notas finales:

Y eso ha sido todo por hoy ! <3 nos vemos~


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