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You're my BABY por Misa Tsukamoto

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Notas del capitulo:

Hola~~ nuevo capítulo uwu espero les guste, contine mucha narración lo sé -llora- 

Nuevamente más centrado en el HimLo, la verdad no sé si se dieron cuenta pero las parejas tienen éste signo ">" en el resumen, lo que quiere decir que una es mayor que la otra y así. Pero aun así intentaré centrarme en las tres parejas casi por igual >< no es me es muy fácil lol

 

Sin más preámbulos al fic! ^^ 

 

La mañana llegó pesada para los integrantes de B.A.P.

La llegada de Youngjae, Daehyun y Jongup se había pospuesto hasta la madrugada, incluso mucho después de que Yongguk puso un pie en aquel departamento. Las náuseas se acompañaban de sonrisas y olor a alcohol embriagante que desprendían los tres jóvenes, pero más Youngjae. Un molesto Daehyun le cargaba en sus hombros, mientras un divertido y risueño Jongup se reía de los regaños del mayor;  «No vuelvo a salir con ustedes» «Son unos borrachos descuidados» «No pienso nunca más ser su niñera» y así, incansablemente Daehyun mostraba todo el arrepentimiento que vivió apenas salieron de aquel antro a donde habían ido a divertirse.

Yongguk les recibió con un regaño, entre él y el otro mayor, metieron a Youngjae en la ducha, con ropa y todo. Gritó un poco de sorpresa y luego el vómito le hizo arder su garganta quitándole las ganas nuevamente de protestar; los gritos de Yongguk al verse completamente bañado entre malos tragos que habían caído mal y agua de la ducha, despertaron a aquellos dos que hasta ese momento, sin enterarse de nada, habían dormitado abrazados en una misma cama.

Himchan y Zelo se miraron abriendo los ojos inmediatamente, la idea de que quizás alguien sospechara lo que habían estado haciendo les enfermaba, por lo que apenas se dieron cuenta de las posiciones de sus cuerpos se separaron rápidamente y fueron hasta el baño para ver qué sucedía. Un Jongup con hipo y mareos le recibió a Zelo con un gran abrazo, y Himchan lo quitó de encima del menor, protegió a su maknae favorito, llevándolo hasta la cocina para prepararle algo, quizás una taza del café más fuerte que pudiera preparar, o simplemente un vaso de agua, pero él sabía que algo necesitaba su Jongup; por un momento se sintió un padre protector a punto de insultar al descuidado de Daehyun, ¿acaso no había notado que era menor? Oh… algo se le escaba, un dato se le perdía como arena entre los dedos; Jongup ya no era menor de edad, por un momento Himchan sintió una pequeña puñalada en su corazón, el pequeño joven que había conocido desde hace años había crecido…

Y eso, le hizo pensar en Zelo… aquel niño que había conocido en la empresa, quien no se animó a hablar con Yongguk y él apenas les vio al entrar en la sala de ensayo, ese pequeño niño de cabello negro corto, con sus rasgos asiáticos pronunciados y extraordinario talento… ese mismo niño que esa noche había masturbado con sus manos, le había visto desnudo, había visto su semen cayendo en su vientre, y él mismo se había corrido en su pecho… ¿cómo le miraría al rostro ahora? Elevó la cabeza inconscientemente y le buscó con la mirada, Yongguk se había sacado la remera del pijama, deambulaba con su torso desnudo por la habitación, Daehyun le evitaba mientras se hacía cargo de Youngjae, y Zelo… finalmente le encontró, Zelo estaba en el sofá, en el sofá que antes él había manchado con indecorosos recuerdos. El niño parecía asustado y apenas vio a Yongguk se levantó y corrió tras él para buscarle una remera limpia, «Deja, dormiré así, ayuda a Daehyun con Youngjae, enseguida voy» se oyó la voz de Yongguk pronunciar aquello cuando el pequeño intentó ayudarle, y luego el mayor desapareció tras la puerta de la habitación y Zelo tras la del baño, no sin antes lanzarle una mirada a Himchan.

 

Algo extraño recorrió el cuerpo del segundo mayor del grupo, un sentimiento que nunca antes había sentido, o quizás sí, pero no precisamente por la razón que ahora lo sentía. Se deshizo en un revoltijo de su estómago, se sentó junto a su pequeño Jongup quien inconsciente había recostado la cabeza sobre la mesa y ya dormía; lo miró unos segundos, pero el malestar en su estómago no pasaba, sentía hasta náuseas… asco. Eso era lo que sentía, asco, y de tan sólo pensar por qué lo sentía se sentía horriblemente mal anímicamente.

Sabía que ese asco iba dirigido hacía Zelo, hacía el acto que habían hecho, si bien fue él quien había insistido en que siguieran, si bien había sido él quien había comenzado todo y aun cuando había sido él quien había deseado marcar su piel con mordiscos, aun cuando él le había deseado, había deseado su piel, su cuerpo, sus muslos, sus piernas… aun siendo él el único culpable de que aquello se hubiera dado, se arrepentía, sentía asco, asco de lo que sucedió, asco del propio Zelo, asco de su cuerpo de hombre, en fin… asco.

No quería ni siquiera que el menor se le acercase, mientras estuviera lejos de él, cuanto más lejos, sería mejor, no quería tener nada que ver con él, pero, el menor era su amigo, su compañero, no sólo de trabajo, sino de vivienda. Vivían juntos, por lo que si llegaba a cumplir esa fantasía de quererlo lejos de él la situación vivencial se volvería algo tediosa, completamente insostenible, no podían, ni el pequeño, ni él seguramente, podían dejar de hablarse y seguir viviendo tranquilamente. Tampoco podía alejarle, no sólo porque no quería ser grosero con él, sino porque no podía por obvias razones. Himchan se sentía fatal, se sentía peor que antes, porque él sabía que Zelo no tenía la culpa de nada, le haría sufrir despreciándolo, jamás podría permitir que aquello pasara; aun si tenía que luchar con su asco, con su sentimiento de infelicidad, con sus ganas de alejarlo, de salir corriendo, aun si tenía que convivir con ello, no podía lastimar a Zelo.

Y lo que Himchan no se había dado cuenta, es que quizás, ese asco escondía un miedo aún más grande que cualquier miedo que haya vivido, ¿era asco lo que sentía al estar cerca de Zelo, o quizás era temor a lo que pudiera experimentar si lo tenía cerca? ¿Era su asco que lo mantenía alejado, o el temor? ¿Quién prevalecía o sobresalía más? ¿Quién era más fuerte?

 

-        Himchan… –Susurró la suave pero firme voz de Zelo.

Y al oírlo, al oír su nombre pronunciado por sus labios, el mayor sólo quiso decir “aléjate, no quiero verte, vete, te quiero lo más lejos posible” pero no lo hizo. Los ronquidos suaves de Jongup a su costado, los gritos de Daehyun y Youngjae peleando, la voz ruda de Yongguk tratando de que se calmaran, el agua de la ducha, los chapoteos, los golpes que se oían  sin saber muy bien de qué provenían, el reloj, el viento, la gota del grifo… todo, absolutamente todo desapareció tras aquella voz de fresa que se extendió en la cocina, advirtiéndole a los oídos de Himchan que Zelo estaba allí, y por un momento, el mayor temió que éste pudiera leerle los pensamientos.

-        ¿Hyung? ¿Estás bien? – El menor preguntó y retiró una silla de la mesa para sentarse.

-        Sí. – Fue lo escueto que pudo contestar.

-        ¿Seguro?

-        Sí.

Nuevamente sólo había contestado con ese simple “sí” y nada más, ¿cómo podía ser tan mentiroso? Aunque, se daba cuenta de que no era bueno mintiendo, la mirada preocupada que Zelo le regalaba le decía que realmente no había creído en su palabra. Donde Zelo llegara a decir alguna frase que comenzara con «Esta noche…», «Lo que pasó hoy…» o «Sobre lo de hace un rato…» estaba seguro de que se convertiría en un histérico, gritaría cualquier cosa, fingiría que Yongguk o Daehyun le habían llamado, o incluso, derramaría sobre él o sobre Zelo aquella taza de café frío que descansaba sin tocar cerca de Jongup.

Pero a diferencia de lo que Himchan creía, Zelo no dijo ni una palabra, el silencio nuevamente les invadió, y Zelo parecía fingir que todo estaba bien, a no ser por esa mirada de cachorro preocupado que le dedicaba. Sus ojos oscuros brillando con la luz artificial… todo parecía tan irreal, tan lejano, como si hubiera sucedido en otra ubicación temporo-espacial muy distante, o quizás, era algo que ni siquiera tenía dicha ubicación, era como un simple vacío perdido.

 

Himchan intentó tranquilizarse, después de todo, no podía ser tan cruel con el pequeño que tenía enfrente, le había utilizado, su cita no había salido, tampoco ningún respaldo, y el único que se encontraba allí era ese pequeño sin mucha experiencia de la vida; en otras palabras, ahora además de asqueado y anímicamente mal, se sentía un ser completamente sucio, asqueroso, perverso, que había utilizado a un niño, aprovechándose de su inocencia para satisfacer instintos bajos reprimidos, que sus pequeñas manos le masturbaran hasta llegar al clímax, no una, sino más veces, y ni hablar de las uñas que había clavado en sus muslos marcando su blanco terreno. Conclusión, era un maldito aprovechador de niños, que encima luego de haber disfrutado le tenía asco y lo quería a diez metros de él… ¿sería éste el sentimiento igual al de pagar a una prostituta, que, luego de tan satisfactoria sesión de sexo, no quieres volver a ver en tu vida para no implicarte en un bajo mundo de necesidades inmorales?

Himchan negó con su rostro y la mirada perdida, Zelo percibió aquel gesto, pero no preguntó, así que viendo lo absorto del mayor decidió irse de allí; el sonido carrasposo de las patas de la silla arrastrándose en el suelo, para alejarse de la mesa y dejar espacio al delgado cuerpo del menor para que pasase en medio, llamó la atención de Himchan. Elevó rápidamente su vista viendo como Zelo se disponía a irse, y en un acto impulsivo tomó su muñeca, casi creyendo que aquello era un error en el momento. El menor se giró y le miró, el corazón de Himchan se aceleró… ¿qué haría ahora?

 

-        Sobre lo que pasó hoy… – Comenzó la frase como minutos antes hubiera odiado que Zelo comenzara una igual. – Nadie debe saberlo, no se lo digas a nadie. – Dijo en tono frío y despectivo.

Los ojos de Zelo se abrieron de par a par, sus labios temblaron y sin poder evitarlo mordió su labio inferior, sintió como si su cuerpo se convirtiera en algo pecaminoso, no, más bien en algo asqueroso… lo había percibido, el asco en los ojos ajenos, la frialdad en su tono de voz, Himchan se arrepentía de sus actos; no es que él no lo hiciera, aunque la palabra no era arrepentirse, era avergonzarse, era tímido, y que todo aquello hubiera pasado, saber que su hyung le había visto desnudo, todo ello le provocaba vergüenza, pero no era lo que en Himchan había… se sintió tan débil, frágil y pobre, que por un momento quiso soltarse del agarre del mayor con brusquedad y gritarle a Yongguk que Himchan le había tocado, tal como un niño que busca refugio en su padre luego de que alguien se aprovecha de él; de hecho, hasta podía imaginar a Yongguk como un padre sustituto limpiando sus lágrimas y diciéndole que luego de darle una paliza a Himchan le iría a comprar un helado y le llevaría a un parque de diversiones para que olvidara el mal rato.

Pero sabía que eso no podía hacerlo, por lo que calló, y su acto más impulsivo era quitar a Youngjae de la ducha y bañarse, sin importarle la hora, restregando el jabón en cada parte que Himchan había tocado de su cuerpo… pero algo se lo impedía, y es que él… él no se sentía asqueado, él, había experimentado algo increíble… a él, le había encantado las manos de Himchan sobre su piel, sobre los pliegues de su miembro, y sobre el vello que cubría su lampiño cuerpo.

 

Y ante todo el cúmulo de reacciones que Zelo tuvo en apenas un segundo mostrándose en sus ojos, Himchan se dio cuenta de su tono, y agregó:

-        Será nuestro pequeño secreto Junhong, por eso nadie debe enterarse.

Ésta vez en un tono suave, ésta vez con una sonrisa en el rostro y una guiñada que le siguió a tales palabras.

 

Desconcertó tanto al pequeño que Zelo no sabía si preguntar algo o simplemente quedarse callado y asentir, y puesto a que Yongguk llegó justo en aquel momento decidió la segunda opción. Era su pequeño secreto con Himchan, no se lo diría a nadie… y ahora, extrañamente, ya no sentía ganas de bañarse, no tenía ganas de quitar el perfume de Himchan de su propia piel, simplemente, no quería borrar aquello de su memoria.

En cuanto a Himchan, él no quería portarse mal con el pequeño, no quería que Zelo se sintiera mal, ni quería que sintiera que lo había usado, simplemente, no quería cambiar la relación que tenía con él, y se sintió aliviado de ver como el pequeño aflojaba sus hombros, como su mirada se serenaba y como parecía soltar un leve suspiro al mismo tiempo que accedía a su petición.

Pero por otro lado, temía que aquella guiñada y aquella sonrisa hubieran trasformado tanto sus palabras, que se pudiera malinterpretar, esperaba que así no fuera, porque Himchan, él sí tenía ganas de quitar el recuerdo del semen de Zelo sobre su cuerpo, porque simplemente, el pensar en ello, en el semen de otro chico sobre él, le producía escalofríos nada gratos.

 

 

Esa mañana no había sido nada distinta a la madrugada, Zelo y Himchan se había levantado casi siendo arrastrados por las obligaciones o el sentido común de que uno debe levantarse o tan siquiera despertarse en el día, las sábanas se les habían pegado. Y no eran los únicos, Youngjae no podía ni siquiera escuchar el tictac del reloj, ni una pisada, y mucho menos que Daehyun hablara con su aguda voz de pito cuando la elevaba un poco; por lo que lo único que quería era taparse los oídos con la almohada, a él sí no le reprocharon el quedarse a dormir hasta tarde.

Jongup estaba más resistente, pero se había comido el regaño de Yongguk y de Himchan, como si los mayores fueran padres de familia… suspiró, ¿qué más podía hacer que dejar que sus hyungs le trataran como a un niño?... ¿le molestaba? ¡Por supuesto que sí! Pero, sabía que había hecho mal en beber tanto, haberle pasado toda la responsabilidad a Daehyun, y ni siquiera parar a Youngjae cuando se dio cuenta de que se estaba pasando mucho más que de unas simples copas, poco le faltó para tomarse hasta el agua de los baños públicos de aquel antro; o quizás no la había tomado porque estos estaban continuamente ocupados por parejas furtivas.

Es que cada vez que recordaba el lugar se preguntaba ¿cómo demonios habían llegado ahí? Y más aún, ¿cómo él podía haberse descuidado tanto? Su cabeza le tenía mal, sus preocupaciones le tenían mal, Youngjae le tenía mal…

Pero pronto cuando su cabeza iba a vagar en aquel laberinto que tenía el nombre de su hyung vocal, la voz de Himchan había interrumpido a la de Yongguk, «Son jóvenes, deja que se diviertan, no seas tan gruñón» había dicho, y tras esto, Yongguk se sintió traicionado, nuevamente el segundo mayor le daba la espalda al líder, nuevamente el líder tenía que lidiar solo con todos, porque Himchan como el hyung despreocupado que era, no le ayudaría.

Pero a él sí, Jongup sabía que ya había sido perdonado en cuando oyó esas palabras, aunque la mirada que Daehyun le lanzaba no era nada agradable… seguramente seguía molesto por tener que cargar con dos borrachos menores a él; aunque era un milagro que Daehyun no se hubiera emborrachado también…

Pero no, el chico estaba muy nervioso aquella noche como para ponerse a tomar, su mente había estado muy lejos de aquel antro como para darse cuenta de la situación que había pasado.

 

En cuanto las horas avanzaron, la comida que a algunos le sentó mal, y que a otros les cayó como bendición del cielo, y además los esfuerzos por recuperar una vida normal después de una fuerte resaca, habían sacado a Youngjae de su cama. Ya no podía seguir oliendo el fuerte aroma del suavizante de sábanas acompañado de ese olor agrio que salía de él mismo gracias al alcohol, así que ahora olía a jabón y a shampoo, su cabello empapado evidenciaba la ducha que momentos antes se había dado para dispersar todo rastro de malestar, dejando su cuerpo fresco y su mente algo despejada.

Suspiró, no había mucho que hacer aquel día; Yongguk se había ido a la empresa, quería estar solo, quizá componer, se había enojado luego de que Himchan se pusiera del lado de Jongup y no de su lado como hyung responsable que debía ser guiando a los menores por un mejor camino, y no consintiéndolos en aquellos actos tan despreocupados por su propia salud, una cosa es estar ebrio o drogado cuando no eres nadie importante, pero otra distinta es estar en condiciones desprotegidas, con los sentidos bajos siendo famoso, ¿y si les hacían algo reconociéndolos?  Las fantasías de secuestros no estaban lejos, incluso podrían haber sufrido el acoso de alguna sasaeng… pero Himchan les consentía y no entendía aquello.

Youngjae negó sólo con su cabeza, debía quitar todos aquellos pensamientos de los regaños de Yongguk de su mente.

Por otro lado, los demás se encontraban durmiendo una siesta, aunque creía haber visto a Himchan en la cocina, pero estaba seguro de que Daehyun, Jongup y Zelo dormían. Observó a ambos lados, o mejor dicho en todas las direcciones, se hallaba solo en la sala, jugó un poco con sus labios e inconscientemente llevó una mano a su boca y mordió sus uñas nervioso. Los nervios se arremolinaron en su estómago, la sensación le erizó la piel, poniendo su carne de gallina, estaba solo, y podía atreverse a hacer aquello que siempre hacía a escondidas de todos, pero ¿y si alguien le descubría? Negó, no, ¿quién le iba a descubrir si estaba solo? Él mismo lo había comprobado.

Una sonrisa se deslizó pícara en su rostro y saltó de una forma precipitada al sofá, tal como un niño al que le prometen un dulce, luego se sentó quieto y estiró la mano a la Tablet que estaba cerca sobre la pequeña mesita ratona, mordió su labio inferior fuertemente y rápidamente buscó aquello que tan entretenidamente le hacía pasar el tiempo. Y cuando le encontró, sus mejillas se sonrojaron, sus ojos brillaron y rápidamente comenzó a leer.

 

«Entonces me acerqué a él, le miré a los ojos detenidamente, ¿hacía mucho que había estado esperándome bajo la lluvia?

Seguramente si, por aquella forma en la que su abrigo se había empapado, por aquellos labios morados y aquellas pestañas que goteaban como si estuviera llorando; su pelo empapado y el agua recorriendo cada parte de su piel que yo ansiaba probar con mis labios. Pero que hasta ese momento me eran prohibidas.

 

-        Hyung, ¿qué haces aquí? – Fingí sorprenderme, mas sabía la respuesta, Youngjae me había estado esperando a mí, sólo a mí. ¡Qué importante me sentía en aquel momento! Dichoso y lleno de euforia, mi corazón clamaba por él, por sus labios y por una suave palabra de su boca que me diera a entender que correspondía mis sentimientos.

-        Te estaba esperado Jonguppie babo. – Finalmente sonrió, sus ojos se cerraron tan tiernamente que mi corazón latió aún más rápido, no recuerdo la vez en la que había sentido a mi corazón dar tantos brincos como cuando él sonría así. Mostrándome su blanca dentadura, que se mantenía escondida en aquellos labios finos.

¿Podría besarlos?

-        ¡Hyung! Te puedes enfermar… – Le regañé e inmediatamente le cubrí con el paraguas, no me había dado cuenta hasta ese momento que lo llevaba. – Vamos a casa, hyung. – Dije y sé que me sonrojé… y él también.

Quizás, en un no tan lejano futuro si podría besarle… sólo debía mantener las esperanzas, y seguir el curso de nuestra historia juntos como hasta ahora, porque sentía, que de un tiempo para acá, todo se había vuelto diferente y yo no pasaba desapercibido ante el corazón de mi hyung, pronto, pronto lo conquistaría del todo.»

 

Youngjae releyó con entusiasmo cada palabra, cada frase puesta allí, su lengua se deslizaba por sus labios, y sentía la necesidad de gritar “Jongup no seas tonto, besa a Youngjae de una vez, él también te  ama” hasta que de pronto se dio cuenta de esas palabras que cruzaron por su mente, se sonrojó inevitablemente y sonrió con algo de timidez, bajando la mirada como si el chico antes nombrado estuviera presente allí.

 

-        Él… yo, ¿Cuál es la diferencia? Yo te amo, Jonguppie… – Susurró sonriente pero a la vez sintiendo la punzada en su corazón que le llamaba a estrecharse derecho con una pared de desamor.

 

Ese era el fic favorito de Youngjae, una historia que había comenzado casual, una historia que aún no terminaba, y que le alegraba de ver que el Youngjae de la historia ya comenzaba a corresponder los sentimientos de ese Jongup enamorado, porque aunque ese Jongup no fuera el real, él lo sentía real, y sentía que por un momento, en la fantasía, el amor de su corazón era correspondido, amaba al Jongup real que vivía y compartía con él, lo amaba desde hacía muchos meses ya, pero… también amaba a ese Jongup ficticio que se moría por sus labios.

Amaba ese fic, y siempre estaba pendiente de que lo actualizaran. Pataleó emocionado en el sofá unos momentos antes de que su estado de ánimo se congelara y la sensación de un balde de agua fría cayendo sobre su cabeza llegara.

 

-        ¿Amas a Jonguppie hyung? – Y justo aquellas palabras susurrantes detrás de sus hombros le habían provocado aquella sensación.

-        ¿Zelo? – Susurró sin siquiera darse vuelta a ver al pequeño, su corazón se aceleró a más no poder, y en su rostro brotó un divertido color rojo preocupado, parecía que explotaría de vergüenza, se sentía descubierto, desnudo… su secreto había sido escuchado, o peor… ¿leído? – ¿Hace cuánto estas aquí?

-        Lo siento… tenía curiosidad por saber qué leías, no pensé que fuera tan privado. – Murmuró y por fin Youngjae se dignó a dar su cara, lentamente, se enfrentaba a una mirada que podía ser juzgadora… lentamente estaba enfrentando su destino, tras haberse descuidado. 

Notas finales:

Hola :3 gracias por llegar hasta aquí otra vez ^^ ♥ si crees que Misa se merece un comentario entonces :3 por favor, dime tu opinión sobre éste cap! ♥ 

 

Gracias por leer. ^^


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