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You're my BABY por Misa Tsukamoto

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Notas del capitulo:

Buen dia, feliz navidad amores~ BabyA al habla y como siempre, trayendoles la actu tarde porque YOLO <3

 

Espero pasen un buen dia

Terminando con el trabajo en el Mnet, los seis chicos se dirigieron al estacionamiento para poder regresar al apartamento. Pero la sorpresa fue de todos cuando Yongguk dijo que no iría, y le pidió al chofer que lo llevara a la empresa.
No quería estar cerca de sus compañeros, o quizás sólo de Jongup, Youngjae y hasta Himchan que nuevamente había salido en defensa de Jongup; por lo menos por ahora no quería estar mucho tiempo con ellos, ya bastante había estado trabajando, necesitaba un descanso y no sólo de trabajo, sino de los demás. Necesitaba pensar en esas cartas, en la relación de estas con sus compañeros; no podía descifrar quién mentía y quién decía la verdad, pues no era posible que todos dijeran la verdad, una carta había sido encontraba en la cama de Himchan, y la otra Zelo la había oído de los labios de Jongup… ¿sería que Himchan y Jongup estaban juntos en aquella broma?
Podría ser, ellos dos siempre estaban muy unidos, bromeaban juntos y se llevaban de maravilla; quizás se les había ocurrido la idea de molestarlo a él, pero ya bastaba… por otro lado estaba Youngjae, él parecía muy seguro de que Jongup no era, ¿y si era él quien escribía las cartas?

Yongguk no podía despegar la vista de la ventanilla, veía los árboles, edificios y casas correr, como si fueran ellos los que pasaran ante sus ojos y no él dentro de la camioneta. Suspiró, tenía que aclarar su mente, no podía seguirse enredando en aquella maraña de pensamientos que le crispaba los nervios. Uno de los chicos era quien escribía aquellas cartas, ahora no tenía dudas, la pregunta era ¿quién? ¿Jongup? ¿Himchan? ¿Ambos? ¿Youngjae? O quizá ¿Zelo, quien al verse descubierto por Jongup decidió acusarlo? Todos parecían y eran sospechosos, mas no había un culpable seguro y aquello le volvía loco.
Chasqueó la lengua y estuvo a punto de gritarles a todos en aquel espacio cerrado que ya terminaran con la broma, que ahora mismo le dijeran quien había sido el culpable; pero dejó aquella idea colgada en el aire con un alfiler invisible que jamás vería, pues estaba más que seguro que ellos no dirían nada, por lo tanto sería una pérdida de tiempo y voz.

Finalmente llegaron al apartamento; Yongguk siguió observando la ventanilla mientras los demás bajaron frente al edificio.
Himchan fue el primero en bajar por estar al lado de la puerta, le siguió Jongup cabizbajo y aparentemente aun molesto por la acusación. Zelo dio una pequeña mirada a su hyung mayor, quizá con la esperanza que éste le sonriera y se bajara con ellos, pero no, su semblante serio y su mirada hacia un horizonte imaginario le indicaron al maknae que él no iría con ellos, seguramente pasaría la noche en TS.
Youngjae bajó luego pero cuando Daehyun fue a bajar la mano del otro se apoyó sobre su pecho. El mayor miró confundido a Youngjae, primero observando la mano que le tocaba, y luego levantando sus ojos para verle de frente; Youngjae estaba serio, más que eso, parecía enfadado, le miraba cansado con ojeras notables y ceño fruncido, sus labios en una mueca de desagrado y absoluta quietud.

- Tú no vas a bajar. – Le dijo y Daehyun abrió más sorprendido sus ojos, pestañó unas veces sin comprender. – Irás con Yongguk hyung a la empresa, te quedarás con él y, arreglaras el problema entre él y Jongup. – Murmuró para que nadie más que Daehyun le escuchara, pero por si acaso no mencionó nada de que su compañero era el culpable de las cartas.
- Pero… dudo que Yongguk hyung quiera que vaya con…
- Irás a TS… con Yongguk… y arreglarás el problema.
Daehyun tragó saliva algo temeroso, la voz firme, autoritaria y seca que Youngjae le había lanzado con aquellas palabras irrumpiendo su frase jamás la había escuchado. Seguramente el que ahora el perjudicado fuera el dueño de su corazón había sacado la fiera en él.
- Sí… lo haré, ahora… yo… – El mayor bajó el rostro, sentía temor de confesarse a Yongguk en aquellas condiciones, ojalá pudiera remediar aquello sin tener que hacerlo; pero más le asustaba que Youngjae soltara toda la verdad.
Se adentró al vehículo de nuevo, mordió su labio inferior nervioso, pensando que quizá podía arreglar las cosas sin tener que llegar a confesarse, capaz esa respuesta de “sí” ante la pregunta de si era real o no le podía sacar de aquel aprieto, ya que esa respuesta había sido dada justo en el momento en el que Jongup estaba en el apartamento, por ende no podía haberla dejado. Sí, aquello era una buena idea.
- Suerte. – Susurró Youngjae cerrando la puerta. Daehyun le sonrió amistoso.

Cuando Yongguk reparó en su presencia se tensó; el mayor estaba tan distraído que no había notado que él seguía allí, y cuando oyó la puerta cerrarse pensó que estaría solo, se estiró en el asiento y sus ojos observaron a su costado, encontrándose con otro pasajero.
El mayor le miró sorprendido, y Daehyun se cohibió completamente al notar que aquella mirada.

- ¿Qué haces aquí? – Preguntó secamente con su grave tonada. Daehyun le sonrió con inocencia y nerviosismo.
- Yo… te acompañaré a la empresa. – Dijo con voz tímida y aquella sonrisa pintada por sus gruesos labios. Yongguk arrugó su entrecejo ¿acompañarlo? Él no quería eso.
- Necesito estar solo, no acompañado. – Sentenció.
- Eso es porque ya no confías en nosotros. – Daehyun dirigió la vista al frente, mientras la mirada oscura del mayor seguía en él. – En tu lugar también me sentiría igual…

El mayor ablandó su expresión, miró sin mirar hacia un punto inexistente, quizás Daehyun tenía razón, no era que quería estar solo, tan sólo deseaba estar lejos de ellos porque ya no podía confiar, ¿y cómo hacerlo?, si uno de ellos estaba jugando con sus sentimientos. Suspiró y volvió la vista a la ventanilla; podría ser que la compañía de Daehyun no fuera tan mala, si seguía pensando solo sentía que en cualquier momento la demencia le ganaría, por ellos optó por ya no decirle nada a Daehyun, si él quería acompañarle que lo hiciera… no podía resultar tan malo su compañía, ¿verdad?


Mientras ellos iban rumbo a la empresa los demás integrantes de B.A.P se adentraban al apartamento. Estaban cansados del trabajo, pero más de sus situaciones sentimentales.
Siempre tenían problemas, como cada persona en éste mundo, pero ahora los problemas amorosos lideraban aquellos problemas, les bajaban el ánimo y hasta influían en su desempeño. Pues Zelo jamás se había enamorado, y ahora que lo hacía Himchan le rechazaba de la peor forma dos veces; Youngjae, pues él creía que estaba bien hasta descubrir que Jongup escribía el fic, aún creía desconocer las razones de éste para crear tal historia, pero por la reacción que había tenido cuando él le mostró el fic seguramente no eran buenas, eso le tenía algo desilusionado.
Jongup por otro lado se sentía completamente devastado, no lograba ser como el Jongup de su invención, no lograba ser lo suficientemente valiente como para decirle a Youngjae que lo quería, y por ende ahora el otro le odiaba; no podía con aquello cuando Yongguk vino y le acusó de jugar con sus sentimientos… ¿acaso ahora todos creían que jugaba con sentimientos ajenos? ¿No le conocían acaso? Él era incapaz de hacer eso…
Pero nada valía para esos oídos sordos que tenían el amor de su corazón y el líder de su grupo.
Se tiró en la cama, sintiendo como Youngjae se dirigía a la cocina, solo quería dormir, no pensar en nada ni en nadie… quizás, cuando despertara el Jongup inventado en su fic habría sido capaz de confesarse a Youngjae, y entonces el mayor le perdonaría el no haberle contado del fic que escribía.

Himchan era el corazón de piedra en aquel apartamento al parecer, trataba de evitar a Zelo a toda costa, no quería acercarse a él, lo peor es que no quería acercarse porque temía que su cuerpo le llamara…
Si bien había sentido asco por él, últimamente eso estaba volviendo a cambiar, sus ojos lo veían como aquella noche; pensó que quizás la abstinencia de días le estaba haciendo pensar y sentir cosas extrañas que no eran normales en él, pues recordaba aquella noche con el maknae con ciertas ganas de volver a repetirla.
Le miró como entraba a la habitación donde Jongup descansaba y se cambiaba de ropa; no había terminado de entrar al baño sólo por ver al maknae vistiéndose desde la puerta entreabierta que había dejado para no prender la luz y molestar al segundo menor del grupo.
La escasa luz le permitía ver como la piel blanca ajena iba quedando desnuda rápidamente, como la remera subía por su cuerpo, saliendo por su cabeza, descubriendo un vientre plano que al mayor se le antojo… ¿probar? Luego una nueva remera más ancha se deslizaba por su cuerpo; y cuando el pantalón desapareció la mirada gatuna de Himchan se fijó en como aquella ancha remera cubría apenas lo muslos del menor, definitivamente se le estaba haciendo agua la boca…

Pero sabía los sentimientos del maknae, y si cometía el error de ir con él nuevamente le ilusionaría, para luego lastimarle otra vez… ¿qué clase de hyung era? No podía permitirse hacer algo tan ruin y siniestro con el corazón del pequeño. Si bien él había aprendido por las malas que el amor no existía, no quería hacerle lo mismo al menor, prefería no ser él quien le lastimara al punto de que perdiera ese pensamiento mágico de princesas y cuentos de hadas, donde el final es siempre un “felices por siempre”.
Cuando Zelo terminó de cambiarse se dirigió a la puerta para salir de la habitación y sus ojos chocaron con la libidinosa mirada de Himchan; sorprendido pestañó varias veces y su mirada recorrió la anatomía ajena, notando algo que quizás el mayor aún no había notado por estar tan concentrado en él. Arqueó las cejas mirándole de nuevo a los ojos, Himchan observó aquella expresión sin darse cuenta muy bien de porqué le miraba así y luego lo entendió… estaba excitado, su entrepierna estaba levemente despierta y seguro por sobre la ropa se notaría aquel bulto que desde luego Zelo vio. ¡¿Se le había parado solamente con ver al menor vestirse?! Aquello era más grave de lo que pensaba… pero más hermoso de lo que Zelo podía esperar, así que después de todo él no pasaba desapercibido para su hyung.

Sonrió como un pequeño diablillo, y cuando Himchan entró a bañarse con la idea de que Zelo era apenas un niño, el bebito del grupo, el encargado de la ternura y la pureza; queriendo hacer esa la única imagen de él, tratando de que la excitación o más bien las ganas de estar con el pequeño se fueran; Zelo entró detrás de él.
Himchan sólo debía mantener esa imagen de él y así ya no se tentaría tanto; lo cual era muy difícil si apenas había entrado a la ducha el menor estaba allí tras la cortina, observándole completamente desnudo.
¡¿Completamente desnudo?! ¡¿Qué demonios estaba pasando?!
Zelo se acercó a él y abriendo la cortina se metió a la ducha con el mayor, la mirada ilusionada brillaba fuertemente, al igual que los agitados latidos de su corazón, los nervios querían traicionarle y su cuerpo casi temblaba intentando sostener esa sonrisa pícara.

- ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – Himchan arrugó su ceño enojado y se arrinconó contra los azulejos, tratando de evadir la lluvia tibia de la ducha.
- Shhh – Chistó el menor, sonrió de lado y se acercó al cuerpo ajeno, quedando a una distancia muy corta, frente a frente y agarrándole los brazos para que Himchan no se le escapara. No sabía de dónde sacaba el valor para hacer aquello, pero una vez que había comenzado, ya no podía frenar. – Tan sólo vengo para ayudarte con tu problema… como la otra vez. – Se acercó más y la voz susurrante del menor chocó contra la piel del cuello ajeno, casi en su oreja, los labios de fresa rozaron la blanca piel bajando por ella y el cuerpo del maknae se amoldó al del otro.
La respiración de Himchan se agitó y logró asustarse por un instante, algo no estaba bien, pues no podía encontrar ese asco que antes, en un momento, había sentido, tan sólo su cuerpo sentía fuego a cada roce del cuerpo ajeno. Suspiró intentando tranquilizarse, pero Zelo no se lo permitió.

El maknae comenzó un vaivén de su cuerpo pegado al otro, frotando los miembros unidos que gracias al agua se resbalaban sencillamente en los cuerpos, unos besos suaves en el cuello acompañaron el cúmulo de sensaciones que el menor le estaba haciendo sentir; Zelo cerró los ojos excitándose y disfrutando del mayor, no quería permitirse tener consciencia de lo que estaba haciendo, pues si se daba cuenta de ello, se alejaría lo más rápido posible de Himchan y le pediría disculpas, y viendo como el otro no reaccionaba desfavorablemente, entonces seguro aquello no sería lo mejor.
Debía seguir rozando sus cuerpos, apegándose más a él, si lo que Himchan quería era sexo sin compromisos, sin amor, entonces él lo aceptaría; ya estaba bastante grandecito como para seguir creyendo que el amor existía, si Himchan le había dicho que no, siendo su hyung, entonces él debería de tener razón. Satisfacer simplemente necesidades del cuerpo, en estos momentos donde su miembro crecía haciéndolo adicto al placer, no parecía mala idea.

- Junhong, basta. – Jadeó Himchan.
El menor mordió fuertemente el labio inferior del mayor y lo jaló soltando un gemido sobre su boca; un movimiento brusco y errático de su cadera acompañó aquello.
- Dime que no te gusta y lo dejaré de hacer – Dijo con una sonrisa traviesa y casi sin voz entre gemidos.
Y maldita sea aquel niño, porque a Himchan se le erizaron todos los pelos de su cuerpo aún bajo el agua.

La ducha le torturaba produciéndole cosquillas en la piel al chocar contra ella, su miembro ganaba grosor y cada vez estaba más duro, y ni que hablar de la mirada lasciva del menor, esos labios rojos con gotitas en ellos que de vez en cuando eran mordidos como un durazno maduro.
No pudo resistir mucho más hasta que tomó con fuerza al menor, lo abrazó intentando que con sus embestidas el cuerpo no se despegara tanto, y a su vez, comenzó a mover sus caderas, frotando con su abdomen la punta de ambos miembros. Zelo apoyó las manos en los azulejos y pareció perder la visión, Himchan le llevaba al cielo sólo cooperando con él.
Si bien había mantenido el control durante todo ese tiempo, el menor sentía ganas de deshacerse en los brazos ajenos, que Himchan hiciese lo que quisiese con él, que le tocara, que le besara, que le masturbara y hasta llegado el caso que le penetrara…
Zelo paseó su lengua por sus propios labios e intentó volver a la realidad, no podía quedarse ahí como un niño, tenía que hacer algo, si Himchan sintió asco de él, debía darle placer para que esas sensaciones ya no las sintiera, y tan sólo se dejara llevar por el placer de compartir un momento.
Llevó sus manos a los muslos de Himchan y lo elevó un poco, el mayor levantó sus brazos al cuello de Zelo, se aferró fuertemente a este y descargó en el otro su peso.
Las piernas abiertas a cada lado de la cadera del menor, las manos de Zelo apretándole las nalgas para evitar que se cayera, y el vaivén que su vientre hacía para aumentar el éxtasis en las embestidas que del otro. Jadeaba con los labios entreabiertos y le devolvía la profunda mirada que el menor le regalaba para luego sonreír y cerrar sus ojos completamente entregado.

Sí, a esto se refería Zelo cuando sentía que Himchan le hacía tocar el cielo, él tenía ese poder que sin hacer nada, le volvía loco. Su cuerpo y todo él le volvía loco.
Pero las manos se le resbalaban por el agua, no quería terminar clavándole las uñas tan fuerte, aunque tampoco las tuviera demasiado largas; apretó más intentando agarrar más carne, y su dedo mayor rozó la entrada ajena. Un suspiro gustoso se sintió del mayor y Zelo se tensó; pudo sentir perfectamente como el morbo por querer volver a rozar aquel punto del cuerpo de Himchan pero temer que éste se enojara, recorría toda la sangre de sus venas.
Se puso nervioso y de la sola idea de hacer aquello, el líquido pre-seminal fluía de su miembro ansioso. No pudo soportarlo y la mano que antes había llegado hasta ahí se adentró un poco en sus nalgas, el dedo índice no sólo rozó, sino que también acarició superficialmente el sitio. Le gustó la sensación junto con aquel sonido de la respiración de Himchan haciéndose más pesada; mordió su labio inferior, cerró los ojos y como pudo siguió con las embestidas, acariciando superficialmente la entrada de Himchan.
Estaba tan perdido en aquel pequeño descubrimiento tonto que había hecho de placer, que no se dio cuenta cuando los dedos del mayor se aferraron fuertemente a su cabello empapado y le jaló la cabeza hacia atrás. Paró las embestidas, el agua chocaba de frente con su rostro y casi no le dejaba respirar, apretó sus labios para evitar que agua entrara y contuvo la respiración; su corazón acelerado temía, sentía que Himchan se había molestado por lo que estaba haciendo, creía que el asco había vuelto a él y por un segundo hasta temió morirse, claro, que todo aquello era porque estaba siendo presa del pánico.
Intentó zafar su cabeza pero en ese momento la lengua tibia del mayor limpió las gotas de su cuello; Himchan lamió la yugular de Zelo, para luego desviar su recorrido hasta aquello que se suele llamar la nuez de Adán, pasó sus dientes rozándolos sobre ella y siguió el camino ondulado hasta la oreja del maknae.

- Mete el maldito dedo de una puta vez. – Susurró con los dientes apretados.
Zelo sintió como los dedos del mayor le soltaban el pelo, y vio como la mano ajena se abría con gotas de agua teñidas de rosado. Enderezó su cabeza y estuvo a punto de quitar el dedo rápidamente pensando que la frase había sido: «Saca el maldito dedo» y no lo que realmente Himchan había dicho; pero su cerebro reaccionó antes de que lo apartara, y sus ojos se abrieron confundidos observando a Himchan. El agua había caído fuertemente sobre su cabeza y su cabello tapaba sus ojos, la sonrisa se dibujaba ladina en su rostro, con sus labios rojos y llamativos.
Tenía que haber oído mal, ¿verdad?

No muy convencido de lo que estaba haciendo aún hundió el dedo en el interior ajeno, tan caliente y apretado, que no pudo evitar suspirar. Se apegó mucho más al cuerpo ajeno, chocando su pecho con el del mayor y dio inicio otra vez a las embestidas. Movía el dedo con temor dentro de Himchan, pero ese temor no le impedía saciar esa curiosidad que sentía.
Himchan se sentía incómodo en un principio, se quejó suavemente una o dos veces, sintió algo de dolor, pero no era el fin del mundo, era una sensación extraña que mezclada con el placer que sentía su miembro al ser masturbado por el cuerpo de Zelo, se convertía en un paraíso. Mordió su labio inferior y gimió, una y otra, y otra y otra vez, incansables veces hasta que el placer anal del dedo dentro de él le dio corrientes eléctricas en su espalda baja, su miembro estaba empapado, viscoso y la sangre quemaba por las venas de este; sus piernas tiritaron y sintió como Zelo lo agarraba más fuerte, sus músculos se tensaron y tembló involuntariamente; estaba vibrando gracias al placer, y no recordaba hacer sentido tanto en otra ocasión. Maldijo todo para sus adentros cuando llegó al orgasmo; las contracciones apretaron el dedo del menor y él lo sintió tan justo allí en aquel momento que sonrió satisfecho.
Su semen rápidamente como se soltó de su cuerpo, se esfumó gracias al correr del agua, y mientras intentaba tranquilizar su respiración notó que Zelo no había terminado, pero aun así había frenado. El pequeño era tímido y no se animaba a continuar, por más que sus testículos estuvieran a punto de explotar.

Sonrió provocador, agarró nuevamente al menor de su cabello y lo jaló hasta él, y aunque Zelo pensara que estaba soñando, aquello era real, Himchan le había besado; le besó con furia pero con ternura, un beso húmedo pero suave, mordiendo sus labios pero dándole pequeños besos cortos sobre las mordidas. Al menor le costó corresponder, no terminaba de entender bien qué estaba pasando, quizás el placer había nublado por completo su razón.
Himchan giró con él y apoyó la espalda del maknae en los azulejos, siguió besándolo y tomó su miembro con rapidez para masturbarle; Zelo gimió y se aferró a la espalda de Himchan sin siquiera darse cuenta cuándo había sacado el dedo del interior ajeno; de nuevo, clavó sus uñas en la blanca piel de Himchan, se deshizo en sus brazos y llegó al orgasmo emblanqueciendo la mano del otro con su semen, que al igual que el de Himchan, fue arrastrado hasta la rejilla de la ducha.
Lo dejó de besar y en vez de regalarle una sonrisa, le dedicó una mirada seria y un tato fría. Zelo estaba volviendo en sí cuando lo presenció; tragó saliva nervioso y antes de que los labios ajenos se abrieran para decir algo… él lo hizo.

- Fue sólo sexo, lo sé. – Dijo con mirada de cachorro al cual al parecer habían regañado momentos antes, se encogió de hombros mientras la mirada de Himchan seguía sobre él, impávida.

El mayor no dijo nada, pero otra vez su rostro se acercó al del maknae y lo besó, otro beso más… otro beso que confundía al menor, un beso calmo y para nada erótico; Zelo le siguió observando y pudo notar la sonrisa ajena cuando el mayor se separó de él, ¿qué había significado aquello? ¿Qué significó ese beso y esa sonrisa? Zelo estaba confundido y aunque su corazón terco deseaba ilusionarse de nuevo, su cerebro le seguía repitiendo que no lo hiciera, que esa sonrisa se debía a que Himchan estaba feliz porque al fin el maknae lo había aceptado, no había amor entre ellos; tenía que ser sólo eso.

El agua de la ducha comenzó a volverse fría y los cuerpos desnudos bajo ella se separaron sin decir ni una sola palabra más; el vapor que había en el baño cubrió sus cuerpos hasta que terminaron de secarse y vestirse entre miradas calladas que mucho expresaban pero no decían.
Finalmente Zelo salió del baño primero. Youngjae le miró, su cabello mojado, las mejillas rojas, los labios hinchados y una mirada baja algo pícara, algo decaída y algo confundida.
¿Acaso había pasado lo que Youngjae se imaginaba? No podía creer, pero luego de unos momentos Himchan también salió del baño y sus condiciones no eran muy diferentes a las del menor… entonces entre Himchan y Zelo algo pasaba, o por lo menos había sucedido en aquel baño.

Himchan miró al mediano de los tres, los ojos de aquel le veían sorprendido y sus labios callaban lo que seguro su mente se imaginaba; bufó molesto dándose cuenta de que ya era demasiado obvio que Zelo se había metido en la ducha con él, y daba por sentado que también era obvio lo que había sucedido, o por lo menos, que algo cercano a lo que realmente pasó se imaginara Youngjae.
Zelo por su parte observó la escena, como las miradas de sus dos hyungs chocaban, y de pronto una sonrisa le adornó el rostro; Youngjae le miró y al ver aquella sonrisa tan triunfante y sagaz no pudo evitar sonreír también.
Ahora Himchan se sentía mucho más avergonzado, porque sabía que con aquella sonrisa Zelo le había terminado de confirmar cualquier sospecha de Youngjae y había desvanecido hasta la más mínima duda del otro.


Y mientras todo aquello sucedía en el apartamento de B.A.P, en la empresa las cosas tampoco iban demasiado bien.
Daehyun no sabía cómo calmar a Yongguk, el cual, al haber llegado al estudio, había encontrado la respuesta de su carta, y sin más se había molestado mucho más de lo que Daehyun había imaginado que pudiera molestarse.
Yongguk no entendía qué pasaba, si alguno de los chicos le estaba jugando una broma o realmente esa persona existía, no importaba cómo, quería encontrar a quien escribía las cartas, tampoco importaba el para qué, simplemente quería tener de frente a esa persona, pues ya la situación le estaba cansando.
Si realmente existía ya no tenía importancia, lo que importaba ahora es que Jongup estaba en el apartamento cuando esa carta fue respondida al parecer, así que quizá, Jongup no era el culpable como hasta hace momentos había acusado. Se sentía devastado, confundido y algo alterado; maldita sea el día que todo aquello comenzó, y maldito sea el día en el que aquella primera carta le robó una sonrisa.

Tomó la que él mismo había escrito y la tiró lejos arrugándola, la respuesta “sí” le enfermaba, si acaso era real, entonces ¿por qué no daba la cara de una maldita vez? Tomó sus cabellos y pensó, ¿qué haría ahora? ¿Debía dejar otra carta?
Suspiró sentado en su sillón y luego observó a su acompañante, ni siquiera había notado la presencia de Daehyun en todo aquel momento en el que su furia se desató maldiciendo a su enamorada o enamorado secreto. Relamió sus labios y con voz gastada preguntó:

- ¿Tú qué opinas?
- ¿Yo? – Daehyun se señaló con el dedo. Se mantuvo quieto y parado como había estado desde que entró a aquel sitio.
Yongguk pensó que Daehyun le tomaba el pelo, ¿acaso había alguien más allí a quién preguntar?
- Sí.
- Pues… creo que si eso dice que es real, entonces debe serlo ¿no? – Se puso nervioso, su pulso se aceleró y creía hasta estar sudando frío, ¿por qué le costaba tanto decirle a Yongguk que era él quien escribía las cartas?
- No lo sé, cuando estoy aquí, en la empresa, siento que sí es real, pero cuando voy al apartamento y descubro cosas como el encontrar una carta en la cama de Himchan o a Jongup leyendo una de las cartas… dudo. – Confesó.
- Bueno, Zelo fue quien le oyó, nadie más ¿cómo saber si es cierto? – Inmediatamente la voz de Youngjae se representó en su mente, así sólo lograría convertir a Zelo en sospechoso. – Olvida lo que dije, el mismo Jongup dijo que encontró esa carta allí, así que no creo que sea ninguno de los dos.
- ¿Y Himchan?
- Tampoco…

Yongguk le miró curioso, Daehyun estaba hablando de Zelo, de Himchan y de Jongup, pero por un momento al mayor se le ocurrió la posibilidad de que podía estar hablando con el culpable en ese mismo momento, quizá era Daehyun quien le jugó una broma, pero luego al ver el alboroto y todo el lío que se había armado había decidido callar…

- ¿Y qué hay de ti? – Preguntó y la sangre en el cuerpo de Daehyun se congeló.
- ¿De mí? ¿Qué de mí? – Se hizo el desentendido, sabía perfectamente a dónde se dirigía esa pregunta, pero aún no tenía el valor de admitir que sí era él.
- ¿Escribiste alguna de esas cartas, Daehyun? – Yongguk se levantó, como una pantera sigilosa caminó dando lentos pasos hasta el menor, al cual las piernas parecían habérseles vuelto gelatina.
- No. – Mintió y quitó la mirada de aquellos oscuros ojos que le miraban seriamente, no podía observarlos, el suelo le había atrapado, absorbiendo toda su supuesta atención pero lo único que hacía era intentar escapar.
- ¿Seguro? – Yongguk llegó hasta él, se paró de frente y le inspeccionó con la mirada; podía ser que no fueran familia, pero hace mucho tiempo Yongguk había aprendido a leer entre líneas a sus compañeros de cuarto y grupo, y sabía que Daehyun estaba nervioso. – Daehyun… ¿tú lo hiciste?

Y Daehyun ya no respondió, los labios le temblaron y el corazón se desbocaba, aumentó su respiración y temía hiperventilar; estaba tan asustado que no podía con sus propios pensamientos, ahora Yongguk le aborrecería, se enojaría con él y seguro hasta pisotearía sus sentimientos, y no estaba dispuesto a vivir algo así.

- ¡Daehyun mírame! – Exigió y tomó los brazos del menor, volvió a abrir sus labios pero antes de que las palabras salieran de ellos, Daehyun le empujó.
- ¡Sí, fui yo quien escribió cada una de esas cartas! – Gritó, no se dejaría humillar, no permitiría que lastimaran sus sentimientos, él lo diría alto y orgulloso, era lo que sentía y si Yongguk no lo comprendía, al diablo con él, Daehyun no tenía de qué avergonzarse, ya no.

Pero aun así los ojos sorprendidos del mayor, y ese nudo en la garganta que no le permitía decir nada más le llevaron al terror y sin más escapó, salió corriendo de aquella habitación, había sido lo suficientemente valiente como para decir la verdad, pero no se sentía preparado para asumir las consecuencias.

Notas finales:

Y eso, pasen lindas navidades~ 


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