Mantenía su vista fija sobre la mesita de noche de la ahora Torre de los Vengadores. Suspiró mientras la suave brisa veraniega de aquella ciudad se colaba por la ventana ligeramente abierta, blancas cortinas se mecían de forma armoniosa, recordándole por segundos su amada tierra. Cerró los ojos dejando que los sonidos de la noche viajaran por sus sentidos. La luna bañaba con su luz aquel lugar, dando tanta paz que nada podía arruinarlo.
Unos brazos delgados pero firmes le rodearon suavemente el cuello, Thor sólo levantó su mano afirmándolos, con miedo a que desaparecieran hundiendo su rostro en ellos. La sombra sonrió de forma suave, cansada.
Se mantuvieron así unos minutos, sintiendo el aroma del otro y la suave respiración.
Los sonidos de la ciudad bajo ellos eran apenas escuchados.
Con suavidad deshicieron aquel delicado abrazo, el rubio giró suavemente encontrándolo frente a frente.
—No, —Susurró. —por favor no lo arruines.
El beso vino después, suave, lento y tranquilo; al menos al principio, Thor mordió ligeramente los labios del otro, haciéndolo reír suave, coqueto.
—Ni lo sueñes. —Amenazó. —Tampoco lo arruines.
Una ligera risa fue la respuesta.
Las palabras sobraron luego. Thor lo empujó con su cuerpo obligándolo a acostarse quedando el rubio sobre él, tomó con sus manos el delicado rostro de su hermano afirmándolo, mientras los besos eran lo único que se escuchaba en aquella habitación. Su mano derecha fue bajando lentamente, acariciando de paso el cuerpo del menor hasta tomar su mano entrelazando sus dedos suavemente, casi como un roce.
Se separaron unos momentos sin dejar de mirarse. Thor llevó aquella mano a su boca y mordió los dedos del mago, sacándole una leve sonrisa. Sonrisa que fue sustituida por una más traviesa cuando de forma brusca, Thor levantó la mano de Loki dejándola sobre la cabeza del mismo.
La boca del dios rubio se dirigió al blanco cuello, este se arqueó ligeramente, dándole más espacio para que pudiera besar, regalándole varios suspiros.
Soltó la mano de Loki y éste tomó el rostro de Thor, irguiéndose levemente rozando los labios del rubio.
—Vamos, no vine aquí sólo a que me beses.
—Te dije que no lo arruinaras.
—Yo también.
Todo fue más rápido después. Los besos, las mordidas, la ropa regada por el piso, los gemidos, los suspiros, los te amos y las promesas que nunca se cumplen.
Poco importa ya si los demás pueden oírlos. Tampoco importa poco que sean enemigos, que Loki sea un criminal de guerra, uno de los más buscados.
Y que Thor, el poderoso Thor, es uno de los vengadores que tiene como misión capturarlo.
Loki emitió un gemido ahogado por sus manos cuando sintió como su pene era envuelto por los labios del rubio, suspiró de forma suave apaciguando sus gemidos.
El beso vino luego mientras las manos de Thor recorrían los lados de las piernas de Loki, las levantó ligeramente colocándolas a la altura de su cadera.
Entró de una sola estocada, haciendo que éste se arquera de una forma tan sensual que sólo hizo que se relamiera los labios.
— ¡A-Animal! —Exclamó, Loki fulminándolo con la mirada.
Thor no respondió, sólo sonrió comenzando un vaivén suave, esperando que se acostumbrara a él.
Las embestidas vinieron más fuertes, más bruscas, buscando ese punto que hacía a Loki gritar el nombre del rubio y éste el del moreno.
En un último suspiro se escapó de ambos labios un te amo.
Un te amo de corazón, pero a pesar de todo, un triste te amo.
Thor volvía a estar sentado en la orilla de la cama con sus dedos entrelazados y puestos en frente de su rostro, en silencio. Su torso estaba descubierto y la única ropa que traía consigo eran unos pantalones negros. Alzó su vista hacia Loki que terminaba de arreglarse el cabello. Apretó fuertemente los ojos y cuando los volvió a abrir él estaba en frente.
—No me abandones. No de nuevo, por favor. —Suplicó una vez más.
—No se puede, Thor.
Apretó los dientes, dolido, sintiendo como nuevamente estaba perdiendo.
—No soy yo. Es nuestro destino.
El rubio se paró de un golpe enfrentándolo, furioso.
— ¿Este? —Rugió. — ¿Amarnos y luego luchar hasta casi matarnos?, ¿te das…cuenta de lo que me dices?.
—Tú escogiste tu bando, Thor, y yo el mío, ya no hay vuelta atrás.
Mordió su labio inferior para luego observarlo directo a los ojos, caminó firme y decido. Thor rodeó con sus brazos el cuerpo de Loki y éste con dificultad correspondió.
—Te amo.
—Y yo a ti, pero aun que te amé nuestros destinos no están juntos y nunca lo harán.
Loki se alejó con delicadeza de Thor, el sol ya estaba comenzando a salir iluminando tenuemente la habitación.
—No me arrepiento.
Loki arqueó una de sus cejas ya lejos de Thor, en el umbral de la ventana, sin entender.
—No me arrepiento de haberte entregado el corazón.
Como respuesta sólo obtuvo la sincera sonrisa de Loki.
Y esa era su forma de decirle: “yo también”.