-Con permiso- dije entrando a la casa de Carlos.
-No te preocupes, no hay nadie- me dijo entrando después de mí, cerrando la puerta.
-Oh ¿enserio? ¿Y tu familia?- pregunte, pues la mayoría de veces que he venido siempre están aquí.
-Mmm creo que se fueron a…. no me acuerdo- se rio rascándose la cabeza.
-Jajaja- reí.
Cuando empezamos a ser amigos me invitó a su casa. La primera vez, recuerdo que estaba bastante nervioso pero su familia es bastante agradable, él vive con su papá, su mamá y una hermana menor, su hermanita es muy bonita y tierna pero Carlos me asegura que es una farsante, es como un pequeño demonio, no le creo, me conformo con la imagen que me enseña.
Siempre que vengo esta su familia, la verdad no se el por qué pero no me desagrada de igual modo nos encerramos en su cuarto a jugar o platicar, de vez en cuando salimos.
-¿Quieres algo de tomar?- la misma pregunta que hace cuando estoy en su casa.
-Sí, agua, por favor- la misma respuesta que hago cuando estoy en su casa.
Después de servirme y sentarnos en su comedor se me quedo viendo de una manera muy extraña.
-¿Qué pasa?- pregunte extrañado por su mirada.
-Realmente no es de mi importancia pero…- quedo callado como si estuviera pensando si sería buena idea decirme o no.
-Pero…- trate de que continuara.
-¿Desde cuando eres tan cercano a Alex?- me miraba de una forma extraña, con sus ojos entrecerrados esperando una buena respuesta.
Reí nervioso, baje la mirada para después, lo más calmado que puedo estar en este momento, mirarle.
-No soy cercano a él, es un compañero solamente- le dije tranquilamente.
-Pero los encontré abrazados en la enfermería…- seguía con su misma mirada seria.
-… Pero tú lo viste, se había desmayado y yo lo estaba sosteniendo- ¿por qué me pregunta esto ahora?
-Lo sé pero ¿Qué tan cerca estaba para que lo cacharas parado y lo pudieras sostener? Por lo menos hubiera estado en el suelo- seguía con su tono serio.
Me quede callado, no sé qué decir, no le puedo decir que nos estábamos abrazando.
-No estarás celoso- le di una palmadita en el hombro, riendo, tratando de que ya no habláramos de ello.
De igual manera se quedó callado, miro a otro lado con… ¿rubor? “Wuah”.
-Jaja pero no te preocupes yo siempre te querré un montón- le agarre las mejillas y empecé a jugar con ellas como lo hizo conmigo en clases.
-Basta- me agarro las manos –yo igual- y las apretó con las suyas.
Sinceramente me puse nervioso después de que me agarrara las manos y me lanzara una mirada demasiada tierna, nunca había pensado algo así de Carlos, siempre lo considere mi amigo, nunca lo vi con otros ojos pero no hay de qué preocuparse, él tiene novia y la quiere un montón, ya me estoy volviendo loco, no tengo que ver ese tipo de amor donde no lo hay.
“Ese tipo de amor donde no lo hay” ¿no es lo mismo que pienso cuando estoy con Alex?
El resto del día fue bastante tranquilo, subimos a su cuarto a jugar un rato, después llego su familia y me quede platicando con su padre.
Su padre era apuesto, no hay duda de donde saco la belleza Carlos, su pelo café y esos ojos al igual, café claro.
Su madre ni se diga, pareciese modelo, de hecho, Carlos me confeso que cuando era joven si había trabajado de modelo, así es como conoció a su papá.
Y bueno de su hermana, es bastante parecida a Carlos, por supuesto versión niña tierna y dulce, siempre que me ve me abraza con sus pequeñas manos y me hace señas para que me hinque y me pueda dar besitos en el cachete. Es una lindura.
Ya se estaba haciendo de noche y me tenía que ir pero no sabía cómo interrumpir a su papá con la plática que hace de su juventud, mire a Carlos un poco preocupado, de inmediato descifro mi mirada e interrumpió a su papá.
-Ya papá, enserio nos gusta escucharte pero Marco ya se tiene que ir- se levantó y me jalo.
-Fue un gusto platicar con usted- le extendí la mano para despedirme.
-No, el gusto siempre es mío- me apretó fuertemente la mano, comprobando que ese cuerpo marcado es de verdad.
-Nos vemos señora- me despedí de beso devolviéndomelo con una sonrisa.
-Espero tenerte con nosotros de nuevo- se despidió.
-Nos vemos pequeña- me agache para despeinarle y darle un beso en la mejilla, sorpresivamente me abrazo fuertemente y no se separó de mí.
-Basta Clara- dijo Carlos empujando a su hermana.
-No te vayas- me soltó mirándome con cara de cachorrito cuando sabe que lo vas a dejar solo.
-No te preocupes, después regreso- le volví a despeinar.
-Voy a acompañar a Marco, ahorita regreso- dijo Carlos al cerrar la puerta y encaminarnos a mi casa, la cual no estaba muy lejos, vivimos relativamente cerca, eso hizo que nuestra amistad se fortaleciera, cuando queremos vamos a la casa del uno o del otro.
-¿Mañana que vas a hacer?- pregunto a medio camino.
-No sé, tal vez me quede en mi casa- respondí dejándonos en silencio un rato más.
-Mañana te llamo por si nosotros vamos a hacer algo y te invito- me sonrió.
-Claro, me encantaría- devolví la sonrisa.
Al llegar a mi casa, me despedí de Carlos y cerré la puerta, estaban todas las luces apagadas, al parecer nadie estaba en ella. Subí las escaleras y entre a mi cuarto, me quite la ropa para ponerme mi “pijama” (un pants y una playera), me acosté en mi cama la cual estaba completamente helada.
No me pude dormir de inmediato me quede pensando en Alex y lo que había pasado en la enfermería.
*****
-No puedo, no entiendo la manera en la que piensas, ni siquiera se si no es broma lo que haces, no sé si solo te diviertes conmigo, no lo sé pero no puedo estar así, me duele, aunque suene tonto, así es, no puedo- dije, sintiendo como mis ojos se empezaban a llenar de lágrimas.
No pude notar bien pero la cara de Alex estaba bastante asombrada, reí por la idea.
Entonces sentí como era rodeado de unos brazos cálidos, olí ese rico perfume que emanaba de una camisa, sentí mi cabeza recargada en hombro con una mano acariciando mi cabello constantemente.
Me sentí cómodo rodeado de brazos cálidos, brazos calientes, realmente calientes.
“¡Tiene fiebre! Casi se me olvida”
Me separe de él repentinamente y sus ojos estaban cerrados, lo sentía más pesado de lo normal, todo su peso estaba en mi “¡Se desmayó!”. Caí recargado en la puerta, no podía moverme, tampoco había nadie quien pudiera ayudarme ¿Qué hago?
Entonces sentí que alguien desde afuera quería abrir la puerta pero no podía por nosotros recargados.
-¿Marco?- reconocí la voz de inmediato ¡Carlos ayúdame!
-Carlos, estoy aquí pero no puedo moverme, Alex se desmayó- dije preocupado, trate de separarme de la puerta para que este pudiera pasar.
-Espera, ya entro- empujo con más fuerza la puerta y entró, viéndonos sorprendido, yo estaba abrazando a Alex el cual no se sostenía.
-¡Ayúdame a acostarlo!- le dije casi gritando al ver que no se movía.
-Oh claro- contesto moviéndose en nuestra dirección ayudándome a cargar a Alex a una de las camillas que estaban más cerca. Al dejarlo ahí me quede viendo como estaba todo sudado pero temblando, no supe que hacer, le toque la frente preocupado, realmente estaba hirviendo.
-¿Y la enfermera?- pregunto Carlos viendo todo el cuarto.
-No está, dijo que en un momento venía pero ya se tardó- conteste sin quitarle la vista encima a Alex.
-Ya, ya déjame volver a trabajar jajaja- escuchamos desde afuera y vimos entrar a la enfermera la cual traía una taza de café, se quedó inmóvil al vernos y más al ver a Alex acostado en la camilla. Dejo rápidamente su café en una mesa y fue corriendo a donde se encontraba Alex.
-Oh ¿y ahora que le paso?- pregunto viéndolo y tocándole la frente.
-Se desmayó- le dije apartándome de su lado para que pudiera verlo bien.
-Le dije que se cuidará- comento en voz baja.
“¿Qué se cuidara? ¿Entonces esto le pasa seguido? Por eso de vez en cuando desaparece” Lo mire aún más preocupado.
-Está muy caliente, ven ayúdame a quitarle la camisa- me miro de reojo.
Me acerque de inmediato para ir a ayudarle.
-Tú- miró a Carlos –levántalo para que sea más fácil.
Se acercó Carlos para que sentará a Alex y así fuera más fácil quitarle la camisa, me sonroje al ver que con la camiseta azul marino que llevaba abajo se podía ver lo definido que tiene su tronco, además de esos brazos un poco marcados “Olvida la idea, no es momento”.
Lo volvió a recostar, entonces la enfermera se levantó a buscar una toalla y un poco de hielo guardado en un mini refrigerador. Puso el hielo en la toalla y lo envolvió para ponérselo en la frente a Alex, mientras que con otra toalla húmeda le limpiaba el sudor en el cuello y el resto de su cara. Miro alrededor y después volvió a mirarme.
-Abre solo un poco aquella ventana- dijo la enfermera señalando la ventana más alejada a Alex. Así lo hice.
-Bueno, ahora solo vamos a esperar para que se le baje la fiebre- dijo ya un poco más calmada, viéndolo.
-¿Se desmayó hace mucho?- pregunto a los dos.
-No- conteste de inmediato –solo tardo un rato antes de que se desmayara.
-Qué bueno que estabas aquí- sonrió al voltearme a ver.
Devolví una sonrisa con cierta intranquilidad, la cual noto.
-No te preocupes, estará bien, este muchacho- le dio unas palmaditas a su brazo –es bastante resistente- sonrió de nuevo.
-Lo dejo a su cuidado- le dije más tranquilo.
-Bien, ahora vayan a su clase e infórmele al profesor que les toque que está aquí, que se siente mal, solo eso- volvió a sonreír. Parece una buena persona.
Dude un poco en dejarlo pero la sonrisa de la enfermera parecía sincera y mostraba que ella se encargaría de todo, entonces los deje y me fui con Carlos a clase, después volveré a verlo.
Quise que las clases terminaran lo más rápido posible para que pudiera ir a la enfermería y ver como estaba Alex. “¿Por qué cuando quiero que el tiempo pase rápido, siento que hasta pasa más lento? Que desesperante.”
Al terminar las clases guarde rápido mis cosas y trate de salir del salón.
-¿A dónde vas?- preguntó Carlos que aún estaba en su lugar, viéndome ya en la puerta.
-Ahorita vengo, no te preocupes, espérame aquí, no tardo- entonces salí corriendo hacia la enfermería.
Al llegar no vi a nadie en la camilla en donde estaba Alex, solo vi a la enfermera quien tomaba tranquilamente su café.
-¿Y Alex?- pregunté tratando de ocultar mi preocupación.
-Ya se fue- respondió tranquilamente.
-¿Cómo que ya se fue? Estaba mal- casi grite.
-Tranquilo, se lo llevaron, ya estaba consiente, solo tiene que descansar- me miró y de nuevo sonrió.
-…..- Se lo llevaron, está en su casa, descansando, yo lo quería ver.
-Y…- pronuncie un poco bajo. La enfermera me miró arqueando las cejas esperando que continuara.
-¿Dónde vive?- le pregunté un poco nervioso.
Río, dejando su café en la mesa que estaba a lado de ella –No lo sé, pregúntale a uno de sus amigos- río de nuevo.
-Gracias- conteste antes de retirarme.
-No hay problema, por cierto, agradezco tu ayuda, Alex también te la agradece- comentó al final, antes de irme, solo asentí y me retiré.
“Alex también te lo agradece” Entonces le dijo a Alex que yo le ayude, bueno y ahora ¿a quién le pregunto dónde vive? Sería demasiado extraño ir con uno de sus amigos y preguntarle donde vive. No conozco a nadie de sus amigos… espera si conozco a alguien.
-¡Sergio!- grite viendo a un muchacho de pelo largo guardar sus cosas. El nombrado volteo a ver en dirección de la voz que lo había llamado y al verme me devolvió el grito.
-¡Marco! ¿Qué paso?- me miro extrañado, casi no le hablo pero sí me llevo bien con él.
-…. Oye ¿sabes dónde vive Alex?- esperé a que no me mirara sorprendido, así lo hizo.
-¿La casa de Alex? Mmm ¿para qué?- preguntó dudoso.
-¿Cómo que para qué?- reí nervioso –pues para ir a visitarlo, es que… le tengo que devolver algo- “Vaya mentira que suena más falsa que nada”
-Mmm vive por la plaza cerca de la escuela, el número… creo que 24- quedo callado -¿Qué cosa le tienes que devolver?- dijo lanzándome una mirada de burla.
Me acerque a él para susurrarle al oído –…. una muñeca- me separe de él y le sonreí. Escuche una risa de parte de él, me golpeo el hombro y se despidió.
Después de salir de la escuela mire en dirección a la plaza que me había dicho Sergio, “Hoy no podré ir, lo siento”, entonces seguí caminando con Carlos hacia su casa.
*****
“Mañana voy a visitarte” dije mirando el oscuro techo para después cerrar los ojos y quedarme profundamente dormido.