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Sweetest Disease por Tae_Yuu

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Notas del fanfic:

Oh! Es nuevo  y espero que les guste :3 

Notas del capitulo:

LUHAN

 

Esa habitación blanca como siempre lo había estado, solo que ahora no le veía el sentido a salir de ahí, no desde el día que le encontré y luego nada más así, lo perdí, ahora me sentía más perdido que cuando todo esto había comenzado. Silencio, solo eso había en esa habitación.

 

 

—Ya es hora...

 

 

Me levante en silencio de manera pesada, habían pasado dos días, su partida me había tirado y al encontrarme me trajeron aquí, aquí de nuevo, los pasillos blancos estaban teñidos de líneas finas de sangre sincronizadas al movimiento de mis dedos al pasar sobre ellas, mi ropa que había sido blanca, pulcra por tres años y más si podía recordar, ahora estaba manchada y sucia como nunca, de él.

 

 

—Xiumin, creí que estaba curado

— ¿Vez mi rostro?

—No, solo tu cabello casi naranja

—Entonces no estás curado

— ¿Significa que no podía ayudarlo?

—No, a él nadie podía ayudarlo, lo que paso no fue tu culpa

—Pero, lo quería…

—El único error que cometieron fue conocerse

 

 

 

Me abrió una de esas tantas puertas blancas, esa habitación era diferente, todo dentro era de una tonalidad café que llegaba a jugar con la de las hojas es los arboles cuando era otoño, casi todos los muebles eran de madera tenían esa inconfundible vista de nogal, justo en el centro sobre una  alfombra de acabado "punto de nudo" había dos sillones de cuero negro. Xiumin tenía razón, no estaba curado, sabia que frente a mi había una persona totalmente diferente a la que veía, pero eso ya no era importante, el silencio reinaba a excepción por el sonido de "Tic-Tac" de ese enorme reloj en la esquina del cuarto, el moviente continuo e incesante del péndulo hacia que el oxígeno me faltara.

 

 

— ¿Por qué no me dices que paso?   

—No lo sé, creí que todo estaba bien — mi tono era neutro al igual que el suyo

—Estuviste escapando cada noche, ¿Para qué?

—Encontré algo

— ¿Qué es?

—Era alguien, alguien diferente

—Tú no puedes ver a nadie diferente

—Pero lo era, era único en mi mundo de gente con el mismo rostro

—Para eso te ibas, ¿Para verlo?

—Si

—Vas a contarme — Negué — ¿Por qué?

—No sé qué decir

—Dime todo — le miré sonriendo

—Usted sabe todo de mí

— ¿No vas a contarme nada? Hazlo por él, para saber que le paso

—Lo perdí

— ¿Por qué?

— Porque no podía ayudarlo  y lo amaba... 

 

 

 

Un día más. La niebla era densa, sin embargo solo quería morir. Caminando por ese gran bosque seco, un lugar olvidado hasta por dios, arrastraba mis pies de tal manera que parecían crujir junto a la raíces de los arboles. Nadie sabría a donde había ido a parar, nadie venía por estos lugares de soledad y muerte, mi vida se había perdido, ya no me conocía por eso estaba solo y lo estaría de ahora en adelante.

 

 

No tenía esperanza ya no más. Al llegar al final de ese escambroso muro blanco con machas en hileras negras, pude ver el cielo, no era azul, no de ese color oscuro que te absorbía en sus propias sombras, estaba teñido de un verde que me dio escalofríos, pero era acogedor y realmente reconfortante. Como en esas películas de zombies, cuando el protagonista encuentra un lugar para esconderse, se siente a salvo, un lugar de paz momentánea y enseguida lo engullen. Me gustan los zombies, todos con la misma cara, sin embargo al mismo tiempo sabias que son diferentes, aunque no había razón para pensar en ello porque ya estaban muertos.

 

 

 

La brisa de esa noche era perfecta para una muerte lenta, el ruido de las ramas quebrarse llamo mi atención, giré pero no había nada más que un camino más, uno diferente, uno que podía explorar ahora. El camino era incomodo sentía las piedras y las rugosidades de este en mis blancos zapatos de tela, el camino se corto. Un puente colgante, de esos que las personas en su sano juicio y buena mentalidad evitaría, pero yo ya no caía en ese rango de personas, no podía ver el final gracias a la neblina, pero comencé a pasar por ahí.

 

 

Mis sentidos se detuvieron por un segundo, la brisa se había ido y mientras seguía caminado las maderas bajo mis pies dejaron de sonar. No había nadie por lo cual no había nada que temer al menos para mí, desde que en todo el mundo, solo lo podía ver a "él".

 

 

Una mirada al vació, la altura era sorpréndete, jamás había estado ahí. Ya no sentía mis pies, caminaba ya solo descuidadamente, después de cruzar el puente no había otra cosa más que lo que se podía definir como una isla, una pequeña isla, con la presencia del mar de neblina a su alrededor, no había agua en absoluto, solo una peligrosa caída si no se tenía cuidado.

 

 

 

Quería volver. Aun no era demasiado tarde, necesitaba regresar y hablar con alguien a quien no reconocería, entrar en pánico, que me sedarán y terminar dormido, así como había sido mi vida desde hace mas de 3 años. Mi respiración se agito, al recordar  esas cosas, me ericé cuando el viento frío golpeo mi nuca y frente, había comenzado a sudar. Ese lugar me atraía de manera casi magnética mientras mi mente dañada me gritaba que volviera, mis piernas continuaban con las pisadas dentro de ese pequeño y escalofriante sendero.

 

 

 

Era la primera vez que me sentía así, la manera en la que mi pecho subía y bajaba, sería devorado. No estaba solo, pero tampoco veía nadie, ese silencio retumbaba dentro de mi cabeza, taladrando lo que me quedaba de razón, no tenía el valor de girar mi cabeza ahora, no podía mirar a los lados ni hacia atrás, solo seguía caminando, trague saliva de manera pesada y mis piernas temblaban al seguir caminado.

 

 

>> ¿Qué diablos me pasa? ¿Por qué sigo aquí?>>

 

Al parecer, tenía un momento de lucidez, debía escucharlo al ser el primero en mucho tiempo, pero mi mente estaba separada de mi cuerpo ahora, estaba perdido. No podía describir como me sentía en ese momento. El sudor frio al tacto, recorría mi espalda bajo esa camisa de algodón blanca.

 

 

 

No había razón, ni explicación aparente, para esa atracción casi enferma que tenía por seguir caminando a... Ningún lado. Podía escuchar los susurros de esa noche contra mí, mi mirada vago al llegar a el final del camino, un cráter, eso había a continuación, podía sentir como todo se centraban en la pequeña casa que estaba en el fondo junto a un árbol enorme y tétrico, al llegar a este pude tocarlo, se veía rugoso y áspero, sin embargo al tacto era totalmente liso, respire hondo el aire de ese lugar era diferente, la sensación de que algo estaba mal se había ido, pero aun estaba inquieto.

 

 

 

Una casa en malas condiciones, muy descuidada, me sorprendía que la puerta siguiera en pie, a pesar de ser noche podía ver las marcas del tiempo en la fachada, era de dos pisos, con las ventanas cayéndose y despidiendo un aroma a humedad. Fue cuando lo vi, de manera casi fantasmal estaba ahí, su mirada pérdida en el cielo, sus posos cafés obscuro que relucían ausentes, pero al mismo tiempo apagados, no había vida en ellos, esos ojos que se posaban y bailaban dentro de la niebla; su piel que aun con la palidez de su estructura enferma, podía notar que era un tanto más bronceada que la mía; mis ojos se perdían en su presencia; su cabello castaño casi negro, lacio, pero no del todo, sus labios carnosos, pero descuidados, manchados de sangre seca y que volvía a salir de las grietas en ellos, su  nariz perfilada y afilada era perfecta.  

 

 

 

Contuve la respiración, su mirada se poso en mi, él no era él, podía ver su rostro, pero >> ¿Realmente lo veía como era?>>, la desilusión llego a mí, sin embargo pude recordar, yo ya no veía a nadie más.

 

 

 

— ¿Qué haces aquí?

—Yo ya no estoy aquí 

— ¿Cómo? — lo miré confuso, su pecho subía y bajaba como cualquiera — ¿Que quieres decir?

—Yo… ya estoy muerto

 

 

 

Me quede mirándolo, y me acerque un poco hasta que estuvo a mi alcance, toque su rostro, era suave y tal como lo veía.

 

 

 

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Por qué quieres saber de mi?

—Porque eres diferente

—No deberías estar aquí — era cierto, debía volver, las ganas de morir se habían ido, había encontrado a alguien único

—Oye, ¿vives aquí? — negó

—Yo ya no vivo, lo que hay bajo ese puente es un cementerio. Para alguien como yo es mejor estar en un lugar así, aquí.

 

 

>> ¿Él realmente creía que estaba muerto?>> me sorprendí, pero sabía que estaba mal, no podía dejarle así, no después de encontrarle, tendría que volver y estar con a su lado hasta que se sintiera vivo de nuevo.

 

 

—Te importa si vuelvo mañana

—Puedes hacer lo que quieras

 

 

 

Me puse de nuevo sobre el camino, pero no había nada, todo lo que había atormentado en el trascurso hacía aquí se había dispersado, ahora lo único que podía sentir era un vació dentro de mí, este chico estaba tan solo aquí.

 

 

 

—No sé como volver — dije con algo de vergüenza, era la primera vez en mucho tiempo que sentía algo así, una emoción. 

 

 

No dijo nada, su movimiento fue tan frio y mecánico que extrañe por un segundo el sonido de su voz, la desesperación se arremolino en mi pecho, pensando en que jamás volvería a hablarme. Tomo firmemente mi mano, camino jalándome un poco, llegamos al puente y lo cruzamos, podía oír mis pisadas sobre la madera pero las suyas no, tal vez si estaba muerto y por eso soy capaz de verle diferente a los demás, un escalofrío recorrió mi espalda ante ese pensamiento, no quería aceptar que no era real, que esa mano cálida que tomaba la mía no era más que una ilusión cuando con su presencia me hacía sentir más vivo que nunca.

 

 

 

—No puedo ir más allá

 

 

A mi alrededor había un paisaje conocido, estábamos en el bosque, antes de que encontrara el sendero que me llevo a hasta donde lo encontré, no me había dado cuenta de que ya habíamos llegado hasta aquí.

 

 

 

—Volveré

 

 

Nuevamente no hubo respuesta, solo su mano soltando la mía, sentí que las ganas de querer morir afloraban en mí, comenzó a alejarse a paso lento, su ropa era blanca al igual que la mía solo que él llevaba un suéter grande; sus zapatos eran idénticos a los míos, pero su cara era distinta, no quería dejarle ir. Un ruido, se giro sobre si y me miro con la misma mirada de cuando le vi, una mirada muerta.

 

 

 

—Jong In... — susurro junto a la primera brisa que se hacía presente cuando se iba

 

 

Su cuerpo se perdió a mi vista

 

 

—Jong In — añadí para mí, eso me daba esperanzas ciegas lo sabía, pero no quería aceptarlo, sin querer esa noche me aferre a su compañía, a su presencia  

 

 

— Ese día lo encontraste asentí en silencio y agachando la cabeza

  

Ese fue el día que lo conocí, a pesar de saber que había algo raro en cómo me sentía con Jong In, era demasiado pronto para darme cuenta que me había enamorado...

 

Notas finales:

Todo será desde la perspectiva de Lulú! 


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