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Te quiero. por G-tzii

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Notas del capitulo:

Bien, como les prometí, tengo el One Shot. Este one shot, es parte de la historia de mi fic "INFIELES" (http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=104939), así que lean con atención y todo eso porque tiene que ver con la historia ^^ Espero que sea de su agrado y que les guste! <3333

Te quiero.

 

 

 

“Pero me quedé pensando que allí, donde hay alguien que se quiere muchísimo

Y donde hay alguien que nos quiere de veras…

Ese sí que es el lugar más bonito del mundo.”

 

 

 

Pov Seung.

 

Flash – Back.

 

Era día viernes, mi mamá había ido a visitar a mis abuelos. Yo me quedé en casa y ya que estaba solo le había dicho a Yongie que me acompañara solo esa noche. Él había ido temprano, habíamos estado jugando un rato y luego habíamos comido pizza que había encargado por teléfono. La noche había llegado y con ello una tormenta lluviosa. Dejé que Yongie durmiera en mi habitación, yo dormiría en la de mi madre. Estaba por acostarme cuando sentí un trueno y luego un apagón de luz. Me puse en pie rápido y entonces me di cuenta que la luz se había cortado y casi por inercia corrí a mi habitación. Entré intentando no chocar con nada.

 

-Seung… -sentí su voz y entonces me acerqué y cuando supe dónde estaba me senté a su lado.

 

-Ya está, Yongie, estoy aquí. –Tomé su mano tibia intentando controlar mi agitado corazón por el solo hecho de tener su mano y me puse a buscar en el velador de al lado de mi cama una de las velas de cumpleaños que tenía guardadas para mi hermana, saqué el encendedor y prendí una. La dejé sobre el velador y entonces lo miré. Él me miraba asustado, sabía cuánto miedo le tenía a la oscuridad.

 

-Seung… tengo miedo… -Me tomó del brazo y yo le sonreí con cariño mientras pasaba mi mano por su cabello como si fuera un niño pequeño.

 

-Tranquilo, Yongie, prometo no dejarte solo. –Él se hizo a un lado y entonces yo me estiré a su lado mientras le sonreía. –Prometo quedarme aquí hasta que llegue la luz.

 

-Más te vale. –Se estiró sobre mi pecho y sentí mi corazón latir como loco. Tenerlo así me hacía sentir tan emocionado. –A veces no sé qué haría…

 

-¿Uhm? ¿A qué te refieres?

 

-No lo sé, algún día cuando tú no estés, y no haya luz, moriría de miedo solo ahí…

 

-Mmm, tengo algo que te hará sentir mejor entonces.

 

-¿Qué es? –Subió su mirada a mí y entonces yo le sonreí.

 

-Ya sabrás….

 

No volvió a preguntarme por eso, se acomodó y puso su cabeza sobre mi hombro, yo le miré de reojo, ¿tendría alguna idea de que estaba tan nervioso o que mi estómago daba muchas vueltas?

 

-Tabi…

 

-Yongie, te he dicho miles de veces que no me gusta ese apodo.

 

-está bien, enojón, entonces… Hyunnie… -rodeé los ojos y me reí, de cualquier forma que lo dijera, le saldría meloso.

 

-¿Uhm?

 

-¿Cómo sabes cuando alguien te gusta? –Sentí el sonrojo en mis mejillas e intenté mirar a otro lado, cosa estúpida porque no había luz.

 

-Pues, porque tu late muy rápido cuando piensas en esa persona o cuando la vez, o cuando está cerca…

 

-¿Cómo ahora? –Me sentí demasiado nervioso, ¿acaso mi corazón latía tanto que él, al estar estirado a mi lado, ya se había dado cuenta?

 

-¿Q-qué?

 

-Sí, porque mi corazón late mucho ahora que estoy pensando en alguien…

 

-Oh… ya veo… -no sé si escuchar eso me alivió, me decepcionó o me hizo sentir triste, pero ninguna de las tres era buena. 

 

-Ya veo, entonces, sí me gusta alguien, y mucho, solo quería comprobarlo.

 

-Ya duérmete, enano. –Le sonreí, la verdad no quería que termináramos hablando de quién le gustaba y por qué.

 

Fin del Flash – Back.

 

 

 

Iba corriendo a más no poder, había salido de la escuela corriendo, había recordado que aquella noche en que se cortó la luz le había prometido a Yongie que le daría algo que lo haría sentir mejor si se sentía solo y con miedo de nuevo. Traía ese algo en mi mochila, dispuesto a dárselo pronto, pero primero seguiría corriendo hasta el pequeño parque que estaba al frente de nuestras casas, ya que vivíamos uno al lado del otro. Miré hacia atrás y ahí venía, rojo como un tomate, sudado y con cara de enojado corriendo atrás de mí, seguro venía demasiado cansado.

 

-¡Oye, espérame! ¡Tabi!  -Seguía corriendo como si el mundo se fuera  acabar, y cuando lo escuché decirme así me di la vuelta para mirarlo mientras seguía corriendo.

-¡Qué no me digas así, es raro! –Se rió en mi cara y no me pude evitar reír también. Que me dijera Tabi sonaba demasiado comprometedor, como si fuera mi novio, aunque ese hecho no me molestaba. Me di la vuelta para seguir corriendo.

 

-Aish, enojón. ¡Es solo para darle intención! –Le sonreí y me quedé parado, esperando a que llegara donde yo estaba. Entonces le dediqué una sonrisa, justo al lado del parque a donde debíamos llegar.

 

-Vale, Yongie, solo esta vez.

 

Él me sonrió y entonces corrió hasta uno de los columpios y se sentó en él. Yo me senté en la banca descansando, la verdad no sé por qué rayos me puse a correr, odiaba hacerlo, pero con Yongie siempre hacía todas las cosas que odiaba. Lo miré unos minutos que para mí fueron eternos. Sonreía intentando darse vuelo con los pies para columpiarse. Pero sus piernas eran muy cortas y no alcanzaba mucho el suelo, solo lo rozaba, no podía darse mucho impulso. Era un enano, flaco y precioso. Me reí, el verlo ahí intentando darse vuelo me hizo sonreír, hacía pucheros con su boca mientras lo intentaba, no sé cómo, pero Yongie me tenía totalmente idiotizado, era tan inocente, juguetón y su personalidad tan pura lo hacía tan lindo. Paró el columpio y se puso brazos cruzados con la cabeza agachada, me reí por eso. Subió su mirada y me miró con un puchero y los ojos como gatito.

 

-Hyunnie…

 

-No me lo digas. –Me puse en pie y entonces caminé hasta él con una sonrisa. -¿Qué tan alto quieres llegar, Yongie?

 

-¡Alto como para atrapar una mariposa!

 

Me reí y él se afirmó de las cadenas del columpio, me paré atrás y tomé sus manos que se mantenían sujetadas al columpio. Las tenía cálidas, sonreí y lo atraje con columpio y todo hacia atrás para luego soltarlo. Él estiró sus pies mientras se reía, el subir y bajar hacia que le dieran cosquillas en el estómago, eso lo sabía. Lo empujé apoyando mis manos en su espalda haciendo que llegara más arriba todavía.

 

-¡Ah! –Se rió en voz alta- Ya para, ¡Para, Hyunnie, mi estómago! –Yo me reí y entonces, le tomé las manos nuevamente y paré el columpio aun sonriendo.

 

-¿Ya estás bien?

 

-Sí. –Se puso en pie y entonces me miró –Gracias. –Me dio un beso en la mejilla y corrió hasta el otro lado del parque.

 

Yo me quedé ahí parado, como un idiota. Como un bobo mirándole. Me toqué la mejilla y como un imbécil enamorado sonreí mientras bajaba la cabeza. Escuché su voz llamarme, entonces subí mi cara y me dispuse a seguirlo.  Caminé unos pasos, él se subió al tobogán y yo tomé mi mochila. Saqué rápidamente el regalo entre mis manos  y corrí hasta donde él estaba. Justo cuando se tiró por el tobogán y llegó al final yo estiré mis brazos para que él lo viera. Al llegar abajo levantó su cabeza y lo quedó mirando, luego me miró a mí y yo le sonreí.

 

-Esto es para ti, Yongie.

 

-¡Un oso de peluche! ¡Pero que mono, está sonriendo! –Lo tomó y sonrió mientras lo miraba. -¡Está muy lindo! ¿Pero por qué el regalo? ¿Cumplimos meses de amistad y yo no lo sé, Hyunnie?

 

-No, Yongie… -Me reí y entonces él me miró confundido. –El día que te quedaste en casa y se fue la luz dije que te daría algo para que cuando volviera a suceder no te sintieras solo ni con miedo. Y si eso pasa, y yo no estoy, él te acompañará y te sonreirá como yo lo haría.

 

-Oh, ¡Qué lindo que eres! –Abrazó el peluche y entonces me miró a mí y luego el peluche. –Ya que él será como tú cuando no estés, se llamará Tabi.

 

-Yongie… -iba a reclamar, pero me interrumpió.

 

-¡Ya! ¡Es mío, yo sé cómo le llamo! Y si digo que es Tabi, así será, ¿cierto, amiguito? –Miró el peluche y sonrió, de verdad le había hecho muy feliz. Yo me reí y lo miré.

 

De repente su mirada se quedó pegada en algún lugar y salió corriendo sin decir nada con el peluche en su mano. Se agachó en un arbusto y yo le seguí y me agaché al frente de él. Iba a decir algo, pero me hizo un gesto para que no dijera nada. Apuntó con el dedo una de las ramas y entonces la vi, era una mariposas con alas blancas. Sonreí, cuando estaba en el columpio quería atrapar una y ahora la encontraba agachado ahí. Él me sonrió.

 

-Hyunnie… -me hizo un puchero.

 

-¿Qué quieres ahora? ¿No te cansas de pedirme cosas, cierto? –Me reí y él me dio un pequeño golpe en el hombro.

 

-Atrápala, por favor…

 

-Pero Yongie… está bien ahí…

 

-Solo quiero tocarla, luego la dejamos ahí nuevamente.

 

-Está bien, solo porque eres tú. –Me reí y entonces puse mi mano al lado de la hoja donde yacía parada la mariposa. Y casi por instinto, y para suerte mía, ella se acercó a mí mano y se paró ahí.

 

Acerqué mi mano a Ji y él me miraba totalmente feliz, con los ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja en su cara. Acercó uno de sus dedos y le tocó un ala. Era como si la mariposa supiera que la estábamos admirando de tal forma que se dejaba deleitar. Ji subió su mirada a mí y yo lo quedé mirando. Me sonrió de la manera más hermosa posible y yo pensé que podría morir ahí mismo.

 

Por inercia propia me acerqué a él. Él estaba en cuclillas con el oso entre sus brazos y yo en una mano con la mariposa. Me acerqué despacio y vi como su mirada seguía mi cara, bajó su mirada mirando mis labios a sabiendas de lo que yo haría. Yo paré un centímetro antes de sus labios y cerré mis ojos para acercarme por completo a Yongie mientras posaba mi mano libre en su mejilla. Él acercó sus labios por completo y los unimos. No pensé que fuera a suceder, pero estaba pasando. Sus labios eran demasiado cálidos y mi piel se había erizado con su solo roce. Casi por inercia abrimos nuestras bocas al mismo tiempo y las acomodamos de tal manera que el beso se hiciera más intenso, podía sentir esas corrientes eléctricas en mi cuerpo. Sus labios finos estaban hechos para mí, desde el principio. Cerramos nuestras bocas una vez más y entonces deposité un último beso casto sobre sus labios, me separé con cuidado y él abrió sus ojos de apoco al igual que yo con su cara apoyada en mi mano que yo mantenía en su mejilla. Me miró fijamente y yo le sonreí, él también lo hizo. No necesité decir nada, y él tampoco, creo que era más que suficiente. De repente la mariposa voló de mi mano y ambos la quedamos mirando, nos reímos y entonces Yongie dejó el oso sentado en el pasto unos segundos y me miró.

 

-Así que así se siente. Ese día que se cortó la luz de verdad mi corazón latía mucho, pero ahora creo que late mucho más.

 

-Te quiero, Yongie. –Él me sonrió y entonces se acercó un poco.

 

-Yo también te quiero, Tabi…

 

-Ahora Tabi es él. –Me quejé apuntando al oso y él lo miró y se rió.

 

-Lo siento amiguito, pero al Tabi real lo quiero mucho más, pero no pienses que no eres importante, también te quiero eh. –Yo solté una risita y entonces sentí los brazos de Yongie pasar por mi cuello, aun agachado y acercarse a mí para besarme una vez más.

 

 

 

 

Notas finales:

Bien, espero que les haya gustado, y pues, ahora saben algo de donde salió el peluche por ejemplo. Ya deben imaginarse como se siente el topo en el fic ahora que lo vio cierto? D: Bueno, Gracias por leer y pues, este no será el último one shot que tenga que ver con el fic, habrá otro al parecer, eso se los diré más adelante conforme el fic avance!

 

Los quiero! <333


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