Capítulo 1.- La Flor Dorada
Esta historia empieza con el Sol, hace mucho tiempo, se cuenta que del cielo, una pequeña gota del Sol, cayó hacia la tierra y de ella broto una pequeña flor dorada. Pero según algunas personas solo era una leyenda que se transmitía de viajero en viajero.
Pero lo que no sabían, era que la flor si existía y estaba guardada celosamente por una mujer, quien en vez de compartir el milagro que la flor propiciaba, lo mantuvo en secreto. Todo para seguir siendo eternamente bella, pero para hacer eso, debía de cantarle una pequeña canción.
Flor que da fulgor,
Con tu brillo fiel,
Vuelve el tiempo atrás,
Volviendo lo que fue a lo que es.
Si, le cantas a una flor y rejuveneces, eso asusta ¿no lo creen?
El tiempo pasó y cerca de ahí, se construyó un gran palacio, habitado por unos amables y bondadosos Reyes. Pero sucedió una tragedia, la Reina cayó enferma y estaba embarazada.
El Rey, haciendo todo lo posible por salvar a su esposa, escucho la leyenda de la flor dorada, así que, aun sabiendo que tal vez fuera una mentira, ordeno la desesperada búsqueda de aquella flor milagrosa.
Alvida, quien se mantuvo bella por varios años gracias a la flor, escucho la notica y vanidosamente escondió la flor. Pero no conto con que en un pequeño descuido, aquella flor quedo expuesta a la guardia real.
-¡Lo encontramos!- gritaron algunos guardias.
El poder de aquella flor hizo que la reina recuperara sus fuerzas y pudiera dar a luz a su bebe.
Nació un precioso niño con el cabello de color de los rayos del Sol, milagro de la flor.
Para celebrar su nacimiento y la recuperación de la Reina, ambos dichosos padres, junto con los aldeanos del reino, lanzaron al cielo miles de linternas flotantes. Era un espectáculo maravilloso. La felicidad reinaba en el castillo.
Pero fue solo momentánea.
Alvida, espero pacientemente el nacimiento del príncipe. Sin que nadie se diera cuenta entro al castillo sigilosamente y se escurrió en la habitación de los Reyes, se acercó a la cuna del pequeño príncipe.
Y empezó a entonar la canción.
Flor que da fulgor,
Con tu brillo fiel,
Vuelve el tiempo atrás…
El cabello del pequeño empezó a brillar y Alvida sonreía al ver como la mano que sostenía el cabello, rejuvenecía, borrando las arrugas y las manchas de edad.
Pero al momento de cortar el mechón del bebe, el brillo desapareció, el mechón se volvió oscuro y Alvida contemplo con horro como su mano, volvía a envejecer. Se dio cuenta de que el poder de la flor ya no le pertenecía a ella, el niño ahora era el mismo poder. Así que tomo una decisión.
Llevarse al pequeño.
Los reyes, quienes dormían plácidamente, se despertaron al escuchar como su pequeño hijo empezó a llorar y observaron con desesperación como una mujer saltaba desde el balcón con el pequeño príncipe en brazos.
Buscaron a aquella mujer por todo el reino, pero no los encontraron. Era como si aquella mujer hubiese desaparecido de la faz de la tierra.
Pero lo que nadie sabía, era que Alvida encontró el escondite perfecto, afuera del reino, en un gran bosque, detrás de una enorme cortina de hierba, estaba escondido una torre.
-Trae lo que pedí, volviendo lo que es… a lo que fue.- cantaba un pequeño niño, mientras que su madre le peinaba el largo y rubio cabello y sonreía con satisfacción al ver como todo su cuerpo rejuvenecía.
-Mamá- hablo aquel niño -¿Por qué no puedo salir?- preguntaba con ternura.
-El mundo de afuera es frio y cruel, debes de quedarte aquí mi flor, aquí estarás a salvo y mami te protegerá ¿lo entiendes, Killer?
-Si mami.
Pero la curiosidad de un niño es tan grande y cada año en la noche, Killer observaba como en el día de su cumpleaños, miles de luces aparecían en el cielo nocturno.
Eran las luces, que el reino entero, enviaba al cielo, rogando que muy pronto su príncipe apareciera.