OneShot:
Morir o matar.
Esa ha sido la elección más difícil de mi vida.
Morir o matar...
Una decisión que tenía que tomar en escasos segundos.
Matar...
Una elección cobarde. Una elección forzada, obligada a ser escogida porque, ¿qué habrías hecho tú en mi lugar? Siendo un niño como era yo, ¿qué habrías elegido?
Vivir y matar.
A eso me había llevado la primera elección, a seguir matando para poder vivir...
-¿Me odias?
-¿Odiarte? ¿Por qué debería hacerlo?
-Porque he matado a alguien...
-Pequeño...jamás te juzgaré por lo que has hecho. As elegido matar para sobrevivir, pero ahora, debes volver a elegir, ¿vivir y matar o vivir escondiéndote de la policía hasta que algún día te cojan? Elige pequeño...
Vivir y matar...
Sin embargo, desgraciadamente, aunque la elección parezca correcta, no tiene porqué ser siempre la buena. Aunque percibamos que algo no es correcto, la soledad siempre puede más.
Porque sí, es así. Desde que he tenido uso de razón, siempre he estado sólo. Siempre he sabido lo que es no tener a nadie, lo que es ser rechazado por una sociedad, de la que ahora soy consciente, que está manipulada.
Todos. Absolutamente todos, miran por sí mismos.
Nadie. Absolutamente nadie, se preocupa por mí, y eso, tan solo, trae dolor.
El saber que no tienes a nadie, que no eres nadie... A eso se le llama, Soledad.
-Tienes ojos que conocen la verdadera soledad. Ojos que saben que la soledad, es el peor dolor de este mundo. Ya te lo dije una vez, tienes mi misma mirada. Una mirada que arde en deseos de acabar con aquel que te puso en ese infierno que es la soledad.
-¿Por eso lo hiciste? ¿Por eso dejaste que matara a esa persona? ¿Por eso me diste a elegir aquel día?
-Lo que importa ahora, es que estás vivo, ¿no?
-¿Vivo? ¡¿Y qué importa que esté vivo si no soy feliz?! ¡¿Si no tengo a nadie que pueda hacerme feliz?!
-Escúchame bien, solo te lo diré una vez. Vive luchando solo por ti y amándote solo a ti mismo. Mientras haya gente que matar en este mundo, para hacerte experimentar el placer de vivir...tú existencia permanecerá.
Esas palabras se habían quedado profundamente grabadas en mi mente, y esas mismas palabras, me habían llevado al hundimiento personal porque, juzgaron que era un ser peligroso cómo un monstruo que deben eliminar. Entonces, ¿para qué demonios había venido yo a este mundo lleno de maldad? Cuando se me ocurrió esa pregunta, no hallé respuesta...pero cuando estás vivo, necesitas una razón para vivir. De lo contrario, es cómo estar muerto...
¿Por qué? ¿Por qué solo yo? ¿Por qué solo yo soy un monstruo?
Esa pregunta comenzó a aparecer en mi mente poco después de que él, me abandonase.
Cinco años. Durante cinco años me acogió y me entrenó para matar. Pero cuando estuve preparado, me abandonó.
Me dejó de nuevo, solo. Como lo estaba en un principio. Solo...
-Eso es YongGuk...yo...al fin lo entiendo. Estoy solo, ya no creo en nadie ni amo a nadie. Estoy solo, solo...
Años y años. Pasaron años en los que creí que siempre estaría solo. Años de intensa agonía. Años de intenso sufrimiento. Años de dolor...
-¿Quién anda ahí? ¿Quién me llama?
Ese, fue el momento que de nuevo, cambió mi vida.
Un chico, de escasos veinte años, estaba sobre mí, balanceándome de un lado a otro con cara de preocupación.
Tiempo después supe, que gracias a él estaba vivo. Que él me había encontrado, tirado en un callejón, mal herido por un disparo de bala.
Él me acogió y me curó, pero lo más importante de todo fue, que se quedó a mi lado, sin ninguna razón, sin hacer ninguna pregunta, tan solo, se quedó junto a mí.
Lo cuidé, lo protegí, lo amé...
¿Qué podía hacer? ¿Qué debía hacer con alguien que se quedó conmigo sin importarle nada de lo que haya hecho? ¿Cómo debía de verlo? ¿Cómo debería tratarlo?
Poco a poco, se fue ganando un hueco en mis pensamientos.
Poco a poco, empezó a preocuparme que algo malo pudiera pasarle.
Poco a poco, fui sintiendo miedo de perderlo.
Poco a poco, me fui volviendo débil.
Poco a poco, fue muriendo en mis brazos...
Creí que era una broma, un sueño, una pesadilla...Eso no podía estar pasando, él no podía estar muerto... No, él no...
Pasó tiempo hasta que pudiera aceptarlo. Pasó tiempo hasta que decidí que hacer...
Y ahora, estando aquí sentado, encerrado entre cuatro paredes. Pagando por la mala elección que tomé, me doy cuenta de que mi elección no fue entre "Vivir o morir", sino entre "Miedo o esperanza".
FIN