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Insomnio por Hikari02

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Notas del fanfic:

Solo llego a mi, espero que se ade su agrado. Basicamente es un alma que vaga por allí. La homofobia es fea. -u-

Notas del capitulo:

Disfrutad...  (????)

 

 

4:17am. 

 

Caminaba sin razón por aquel largo parque en medio de la noche. Era bastante tarde para cualquier persona que no ande de fiesta o borracho, simplemente, la única razón del porque lo hacía: insomnio. Llevaba días sin poder dormir hasta que no dieran las 5am. No había razón para eso, ni siquiera mal de amores, estrés o algo por el estilo, solamente era ese maldito insomnio que no le dejaba vivir en paz y le atormentaba cada noche que abría sus ojos.

 

Llevaba bolsas bajo los ojos, ojeras que ni el maquillaje podía cubrir, además resaltaban mucho más al ser su piel muy pálida, tenía una tez demasiado blanca, Sus ojos oscuros, negros, llamaban la atención al igual que su cabello, en resumidas palabras, en la última semana, parecía un fantasma

 

La luz de la luna y de los faroles del parque eran su única compañía, el suelo crujía en cada paso que daba a la nada, la tierra vibraba tan suave, tan delicadamente que nadie la sentía, sólo él, ni siquiera el que tuviera el sentido más agudo lo sentiría, pero llevaba tantos días sin descansar, llevaba el peso en los hombros, sus pasos eran cansados, los arrastraba. Sus manos frías dentro de las carteras de su campera que le cubría de la fría brisa que chocaba en su rostro estremeciendo cada lugar de su cuerpo cada vez que lo hacía, en segundos todo él temblaba sin remedio. De seguro tomaría un resfriado.

 

Sentado en una banca, en la misma banca de todas las noches, aquella de la mancha en el respaldo, aquella mancha roja, sangre; Observo los arboles, las ramas que se removían de un lado a otro chocando entre si, provocando aquel sonido tan suave que inundaba sus oídos, sus sentidos y por un momento lo hacía llegar al sueño, ¿Tendría que empezar a dormir en el parque para poder cerrar los ojos? Ah, mañana tenía que ir a clases, ser profesor de la Universidad de ciencias y humanidades siempre fue su sueño, y ahora lo cumplía, Era profesor de Psicología, por eso, con más razón, sabía que lo que le sucedía no era normal.

 

Pero podría ocultar su patético cansancio, aunque las ojeras débilmente las camuflaba con el maquillaje, como ya había dicho. 

 

Nuevamente se levanto de la banca, ahora su cuerpo no pesaba, es más, lo sentía liviano, como si volara, lo sentía como cuando se drogaba después de clases y su cuerpo se hacía mas liviano y se relajaba, quizás el haber consumido tantas drogas ahora le provocaba los mismo efectos sin haberla probado. Estaba jodido.

 

Paso a paso se devolvió por el mismo camino, a los lejos algunas sombras, las sombras que lo seguían de vez en cuando, pero no le asustaba, sabía que eran normales, los psicólogos deben creer en lo paranormal, pero una de ellas era mas pronunciada, era la primera vez que una se le acercaba viniendo de frente, sus ojos se entrecerraron, cada vez estaba mas cerca, pero no le asombro que en realidad fuera un humano, como él. Un chico castaño, quizás de su misma edad, más alto que él, el cabello largo hasta los hombros algo alborotado, caminaba lento, como él, como si le pesaran los pies, el cuerpo, como si le pesara el alma a tan extremo que no se la podía. También llevaba bolsas bajos los ojos, por un instante sintió que lo conocía, pero nunca lo había visto. Aún así se sintió muy extraño. Pudo ver su ojos, la luz justo llegaba a estos, se veían hinchados como si hubiese llorado bastante, como si llevará una semana o más, llorando. Su piel era clara, sus labios gruesos, una nariz delgada, bastante guapo para ser hombre, quizás era de sus gustos. & siguió su camino hacía su hogar, iba de frente con aquel extraño que parecía no estar atento a nada a su alrededor porque si no se hubiera corrido del camino un metro antes estarían en el suelo los dos por el golpe, y se preguntaba porque el estar cerca le había llenado el cuerpo de calor, por un segundo, cuando estuvieron cerca, el frío se fue, pero todo desapareció al ver que siguió su camino sin siquiera girarse a pedir disculpas, siendo que él lo había dicho pero le ignoro por completo. Con su ceño fruncido siguió a su hogar, todo seguía igual, intacto.

 

 

                                                                                  ~

 

 

Otra vez volvía, una nueva noche de insomnio, caminando por aquel parque que conocía tan bien, 4:17am. Era tarde, aun le faltaba bastante para quedarse dormido otra vez, su camino era hacía la banca, siempre esa, y he ahí su cuestionamiento, ¿Por qué siempre aquí? ¿Por qué siempre donde estaba la mancha? No es que fuera de las personas que se espantaba con cosas así, sólo tenía una duda, simplemente desde la primera noche se sitnió atraido por esta, y la siguiente también, no podía ir a otra aunque quisiera, pero tampoco quería ir a otra, sólo eran esas preguntas que inundaban su mente. Los Árboles todas las noches soplaban diferente, pero aún así todos le daban el mismo sonido que inundaba sus oídos y sentidos, siempre relajante, se sentía en paz, otra duda más... ¿Por qué?

 

El frío le volvía a calar los huesos, su campera le protegía débilmente de éste y se sentía exánime, volvió a cerrar su ojos, siempre era la misma rutina, es más, hasta sentía que lo hacía en el mismo horario. Mañana debía ir a la Universidad, las benditas clases que tanto adoraba y vino a su mente...

 

Ese muchacho de ayer...

 

Sabía que lo había visto. Su alumno, pero... ¿Por qué no le saludo ayer?, y un nudo en la garganta se le formo, sintió como el estomago se le encogía y un dolor de cabeza, tan desesperante, tan fuerte, tan avasallador que sentía que le dolía todo el cuerpo, un calor que aumento en un segundo, frío ya no sentía pero el dolor era latente, constante, no se iba, las sombras que siempre lo seguían ahora se acercaban, lo rodeaban con insistencia, queriendo alcanzarlo. Un quejido de sus labios se escapó, nadie lo escucharía a esas horas, se retorcía en la banca tomándose la cabeza, sus ojos lagrimosos se abrieron de una vez, todo se fue como volvió... en un segundo, y unos pasos se escucharon, era el mismo muchacho, detenido frente a él, observando la banca mas no a él, lo ignoraba nuevamente y sólo se pudo quedar viéndolo, porque sabía que no le podía hablar ¿Por qué no podía?, y sus ojos, otra vez se veían húmedos, la luz de los faroles junto a la la banca le daban justo en estos, rojos... aún lloraba ¿Por qué lloraba?

 

Se levanto del lugar como si su cuerpo estuviera programado para esto, se giro un poco y siguió su camino, hacía su casa, debía ir a la Universidad, serían las 5am, y le daría sueño, ya estaba cerca de la hora, tenía minutos para volver, a las 5 siempre caía rendido ante los brazos de morfeo lograba entrar a su casa, apenas llegaba a su cama y solo dormía, pero ahora faltaba menos para aquella maldita hora, ¿Se dormiría en el pasillo? Corrió, pero sus pies pesaban, no se sentía volando, era como si le jalarán los píes al suelo porque no los podía levantar y el frío otra vez volvía, otra vez abrazaba todo su cuerpo y sus hombros pesaban, sus ojos pesaban, su píes pesaban, sus brazos y el sueño le inundo... en medio del parque.

 05:00Am. 

 

 

                                                                                 ~ 

 

 

Aunque se preguntará mil y una vez cómo llegó a su casa, no había una respuesta, no tenía respuesta para nada, sólo sabía que volvía al parque, volvía como todas esas noches, porque no tenía que hacer luego de despertar, porque el insomnio estaba arruinando su vida...

 

Esa banca arruinaba su vida...

Esa mancha de sangre arruinaba su vida...

Ese muchacho llorando arruinaba su vida...

 

Y nuevamente el cuestionamiento, ¿Por qué yo? ¿Por qué no podía dormir para siempre y así por fin podría estar tranquilo? ¿Por qué tenía que pasar por ese tormento? ¿Por qué no podía descansar en paz?

Dormir para siempre... descansar en paz, quizás era la única solución...

 

 

Sentado en la banca cerro sus ojos ante el ruido de los arboles, sabía que las sombras le miraban con deseo, lo querían a él pero no se acercaban. El frío siempre estaba presente, ahora creía que aquel era su único acompañante y espero a ese chico que volviera pero no lo hizo, aún así espero... pero no volvía. Tres noches y no volvía, extrañaba ese calor que había llenado su cuerpo cuando él estaba cerca, ese era el único segundo en el cual se sentía en paz, que se sentía lleno.

 

Suspiro muy suave, apenas audible, aunque nadie le escucharía a esas horas, porque era tarde y porque no había nadie, sus dedos jugaban entre ellos, entrelazándose y separándose, y volvía a cuestionarse ¿Por qué estas no le daban calor aunque se frotarán entre sí? Siempre sentía frío aunque se abrigara, siempre tenía las mismas bolsas bajo los ojos y su piel siempre estaba pálida. Siempre todo estaba igual, siempre todo parecía igual.

 

 

                                                                                  ~

 

 

Hoy se cumplían.. en realidad, no sabía cuantas veces había vuelto a ese parque, quizas... 100, 200, o 500 veces desde que se despertaba a mitad de la noche para ir al parque, siempre iba con la misma campera, quizás el parque podía reconocerlo, la banca quizás ya estaba acostumbrada a él, quizás todos sabían que él volvía cada noche hacía ese lugar, pero para él siempre era el primero. Siempre veía a ese joven caminar junto hacía a él,  veía que lo ignoraba siendo que era su alumno, también todo era bastante bizarro en su mente, todo era confuso y no podía preguntarse muchas cosas o si no, esta comenzaba a doler, pero solamente se conformaba con el calor que ese chico castaño le proporcionaba, aunque también, era bastante extraño si lo pensabas bien...

 

Cada vez que se iba acercar a él, su cuerpo dolía, su pecho se oprimía, sentía su estomago encogerse y el nudo en la garganta que le ahogaba las palabras, cómo esa primera vez, todo era bastante rápido, estar cerca le daba calor, pero si planeaba hablarle todo dolía, hasta sus oídos retumbaban. Sólo se conformaba con verlo, porque se sentía tranquilo.

 

Hoy lo esperaba de nuevo, era como una rutina que no podía cambiar pero que no le desagradaba, sentando en la banca, donde la sangre seca aún se veía, donde él aún la veía, pegaba a los tablones de madera, y trataba de racionar con eso, porque era psicólogo, pero nada en su mente tenía una respuesta, él no se tenia respuesta alguna.

 

4:17am.

Estaba sentado en la banca, delante de la mancha, por alguna razón su abdomen dolía era una fina linea de calor que le atravesaba hasta llegar a su espalda, siempre que estaba en ese lado era así. Sus manos jugaban, su cuerpo pesaba, sentía culpa, sentía miedo, hoy sentía miedo uno que no tenía razón y lo vio, lo vio caminar, su cuerpo se aceleraba en cada paso que este extraño daba. Le gustaban sus ojos, aunque siempre mostrarán pena, le gustaba la forma de estos, pero por eso sentía culpa, era como si él le hiciera llorar aún siendo que no era así. Sentado a su lado se ignoraban como era costumbre, él perdido observando los árboles, el castaño perdido en sus pensamientos, en sus lagrimas que rodaban su mejilla.

Su corazón dolía...

  

–Será que... ¿Tendré que acostumbrarme a no verte? –Sus palabras rompieron el silencio por primera vez, la primera vez que escuchaba su voz, la primera vez que sentía todo aquello, la primera vez que lloraba desde que recordaba... –. ¿No será mucho pedir?

 

– ¿Qué dices? –Su voz pajosa salio de sus labios, grave, como si no hubiera hablado nunca.

 

–No puedo vivir con esto, viniendo aquí cada noche para poder verte. Te extraño... Yuu.

 

¿Yuu? ¿Ese es mi nombre? Oh... no lo recordaba. –Curvó sus labios en una sonrisa, y ahora todo se volvía mas confuso, ¿No lo escuchaba? ¿Por qué se sentía bien al ser nombrado por sus labios? ¿Por qué sólo ahora sabía que se llamaba así? ¿Y por qué le conocía? ¿Por qué no le miraba? Su mente dolía otra vez.

 

–Te fuiste muy rápido. Tú dijiste que sería eterno... ¿Será que eternamente me acordaré de ti? ¿Eternamente te amare solo a ti? ¿Por qué? –Su voz era triste, melancólica, luchaba por no rompenser.

 

Y el deseo creció en él, el deseo de querer tocarlo, de querer besarlo, porque ahora lo sentía especial, porque ahora su corazón dolía, su pecho dolía y su cabeza volvía a doler cada vez mas, cada centímetro que se movía hacía a él era una punzada más que lo detenía, y las sombras lo miraban con malicia, sonriendo felices ante su sufrimiento al querer acercarse. De sus ojos seguían cayendo lagrimas porque ahora sabía la verdad de su insomnio, porque ahora sabía el porque de su casamiento, del porque siempre volvía, del porque él le daba ese calor tan inexplicable con tan solo acercarse, ahora entendía porque él le causaba tanto dolor a su cuerpo, y a la vez tanta paz, y ahora entendía... entendía además que su cuerpo no era el que dolía, porque este no existía si no que era su alma... su alma que vagaba cada noche buscándolo, su alma que volvía cada noche a ese lugar donde se escapo de su dueño. Vagaba porque su vida no debía terminar allí, porque su novio lo esperaba en casa... porque su amor era tan fuerte que se negaba a dejar aquel mundo que le dio tantas cosas buenas, estaba aferrado a una vida que no viviría mas, aferrado al deseo de querer tocar a la persona que le dio tanta felicidad, pero que no podía... porque sólo tenía una respuesta...

 

 

 

 

                                                                                 ~

 

 

 

Lo sé, debes esperarme, mañana te veré. Te amo, Yuu. –Su voz a través del celular sonaba dulce, tranquila.

 

–Sabes que también te amo. –Su sonrisa era amplia, caminaba hacía la salida de su casa, era tarde y tenía bastante sueño, pero no podía dormir. La idea de ir a caminar al parque que quedaba frente de su casa era una buena.

 

Y me encanta que me lo digas, creo que no te he escuchado muchas veces decirlo. –Sus risas se escucharon, suaves

 

–Es que... ya te lo expliqué, me cuesta un poco ser cariñoso, pero podría dar la vida por ti... Ah, tengo unas ganas de verte en este presiso momento...

 

Mañana te veré en la Universidad ya te dije, y es tarde, debes dormir, yo también.

 

–No quiero cortarte, no tengo sueño... iré a caminar al parque antes de dormir. –Cruzaba la calle, sus pies chocaban contra el suelo haciendo sonar la tierra, una noche tranquila, el viento soplaba calando sus mejillas, lo que le provocaba escalofríos.

 

Shiroyama Yuu. Estas loco, ¿Si te sucede algo? ¡Van a ser las 5! 


– Ah, Uru no seas exagerado hahaha. –Observo la hora en su reloj de mano–. Son las... 4:17am. A las 5 regresaré. Mejor vete a dormir, Te amo.

 

Eres un idiota, pero esta bien, mañana te veo... cuidate, Yuu.

 

–Cuidate. Idiota mío.

 

Continuó con la sonrisa sobre sus labios, hablar con su novio le calmaba, pero no le hacía querer dormir. Rió con suavidad y llego a la primera banca que observo, el parque de noche era tranquilo, solo la brisa de aire chocando contra los árboles era audible y le gustaba esa sensación; Cerro sus ojos aspirando profundamente y al abrirlos de nuevo, un tipo frente suyo, nunca lo había visto.

 

 –Uh, un niño bonito solo... ¿No le da miedo? –Su voz sonaba pajosa, arrastraba cada frase. Esta borracho. Y se acercaba a su lado, hasta sentarse junto a él.

 

–Lo siento, ya debo retirarme. Mañana trabajo. –Con una sonrisa sobre sus labios se despidió, trato de levantarse, pero una de las manos ajenas le detuvo haciéndolo volver a su lugar–. ¿Qué?

 

–Es de mala educación dejar a sus mayores hablando solo. –A penas y podía hablar, debió haber bebido bastante.

 

–De verdad que lo siento, mañana trabajo, y es tarde, el sueño ya ha llegado a mi. –Trato de excusarse, no tenía miedo, si no que solamente le estaba hartando.

 

–¿Dormir? ¿Te gusta dormir, no? Dormirás lo suficiente cuando estés muerto... –Y volvió a sonreír, pues tenía razón, dormiría una eternidad cuando estuviera muerto, quien sabe.

 

–Lo sé, pero ahora quiere ir a dormir a mi casa. –Tomo su muñeca con fuerza y jalo hacía un lado, de ese modo pudo volver a ponerse de píe, y suspiro aliviado de que no lo volviera halar.

Pero nadie sabe nada, nadie vio nada, nadie sabe quien fue, sólo él...

 

Sólo él sabe que se siente sentir el acero atravesar tu cuerpo, tan lentamente mientras te va cortado todo en el interior hasta salir por el otro extremo, sólo él sabe que se siente, sabe como se siente cuando te sacan el cuchillo de una sola vez y ese filo que quema tu cuerpo, tan lentamente que es espantoso... horrible. Se detuvo, no podía hablar, le costaba, su cuerpo rápidamente cayo sobre la banca otra vez, sentado como había estado, se hecho hacía atrás, los tablones comenzaron a mancharse rápidamente, sus manos se apoyaron sobre su abdomen, sangre. Dolía, el cambio de temperatura fue brusco, ahora ese frío le entumecía todo el cuerpo, sentía que cada vez tenía mas sueño, sus pulsaciones bajaron y su mirada no se despego del frente, las ramas de los arboles chocaban unas con otras, y volvió a llorar... porque no se podía mover, por sus piernas estaban inmóviles y porque su novio lo esperaría mañana, porque su única razón de vida... se quedaría sin él. Y pensó en el dolor que Uruha tendría que soportar, se puso en su lugar, porque él no podría aguantarlo, dolía el saber que no podría volver a verlo. Su pecho se oprimió, al igual que su estomago, su cabeza comenzó a doler y su corazón se comenzaba a detener.. la sangre no llegaba a este...

 

–Ahora podrás dormir... Descansa en paz. –Su voz pajosa se alejo, su cuerpo tambaleante se alejo, quien termino con su esperanza... se alejó. 

 

–Takashima... –Un susurró escapo de sus labios, cerro sus ojos, sus lagrimas caían e intento ponerse de píe hasta que lo logro, pero era demasiado tarde... sus piernas se derrumbaron y cayo contra el suelo, bajo la luz del farol, bajo la luz de la luna, temblaba de frío, sus manos entumecidas, su cuerpo entumecido... su corazón entumecido... todo se apagaba dentro de él.

 

 

                                                                                 ~

 

 

Duele... –Murmuró sin poder acercarse mas al castaño, termino alejándose de su cuerpo, se levanto de la banca y camino hacía su lado tomándose la cabeza, porque todo cuadraba ahora, porque todo tenía sentido. Su pecho aún dolía y se toco el abdomen, se quito la campera y se levanto el polo; La cicatriz era visible, sus dedos se deslizaron sobre la piel, ya no dolía, pero verlo a él dolía... dolía como los mil demonios. Y cayo de rodillas entre su llanto que rompía solamente su silencio.

 

–A-aoi... –La voz del castaño se quebró, sus manos fueron directas a su rostro y su cuerpo se inclinó hacía delante, lloraba desconsoladamente y no podía ayudarlo, no podía acariciar sus cabellos, no podía abrazarlo, solo podía quedarse frente a él llorando, llorando por su propía muerte.

 

–Uh, un niño bonito solo... ¿No le da miedo? –Esa voz. Su vista se alzo con rapidez, de ambos. Ese tipo, era él...

 

¡Uruha alejate! ¡Alejate de él! ¡Takashima! –Gritaba lo que mas podía, pero nadie lo escucha, nadie podría nunca escucharlo, porque ahora lo sabía.

 

 

–Disculpe. –Su voz seca se presento, ese tono que usaba cuando se enojaba. Se levantó de su lugar, paso su antebrazo sobre sus ojos y seco sus lagrimas, dio algunos pasos para alejarse, pero aquel tipo lo detuvo, ahora no estaba ebrio, tenía mas fuerza, su agarré era firme. Y una de sus manos se posiciono donde el lo había tocado aquella noche.


–Es de mala educación dejar a sus mayores hablando solo–. ¡Takashima Alejate!

 

–¿Cree que me importa un poco? Suélteme. –Tenía un temperamento duro, se zafo con agilidad de su agarré y siguió su camino, pasos firmes.

 

–Oh, ¿Que haces tan tarde por aquí y llorando? Será que... –Sólo ese silencio que hizo, provoco que se detuviera, sus manos se apretaron con fuerza. Shiroyama en su mundo miraba la escena, le gritaba que se alejará, pero si daba un paso hacía él todo el temblaba, su mente se nublaba y sus oídos volvían a retumbar–. Ese chico murió aquí... -Con su dedo indice apunto el suelo, el castaño se giro.

 

–Tú que sabes, cállate si no tienes nada mas que decir.

 

–Lo defiendes. ¿Lo conocías? –Expectante le miraba, apretó sus labios y volvió a separarlos para hablar–. Él era mas educado, recuerdo que me dijo que... tenía que ir a dormir. –Los ojos de Uruha se abrieron más, ¿Él lo había visto esa noche, sabía quien lo apuñalo? confusión–. También se zafo de mi agarre con facilidad, pero yo estaba ebrio... realmente lo siento, pero solo quería hablar... y él quería dormir... sólo le di lo que quería. El sueño eterno. –Sonrió.

 

¡Takashima, Uruha! ¡Detente!

 

–Eres un hijo de puta, ¡Te voy a matar! –Su voz enfurecida lo enfrentó, bastaron segundos para que estuviera sobre aquel hombre dándole puñetazos por la cara, con rabia, con fuerza, le estaba destrozando el rostro y solo le había pegado algunos cuantos, su mano apretaba su cuello, le quitaba el aire mientras le golpeaba, como el le quito su vida ahora era su turno... –¡Maldito! ¡Te voy a matar! ¡Hijo de puta!


¡Uruha! ¡No! Para... –No se podía acercar, sólo lloraba frente a la escena, en el suelo, el frío era dueño de su cuerpo. Se cubría la boca con su mano, no quería que hiciera algo equivocado, sólo quería que fuera feliz... sin él.

 

Y como si su llanto hubiera sido audible, el castaño se detuvo, el tipo estaba en el suelo, consiente aún, con el rostro ensangrentado, pero nada era lo suficiente para lo que él le había hecho. Se alejo, se levanto del lugar y sin evitarlo lo pateo, comenzó a darle patadas por todo el cuerpo, donde caían, solo descargaba su rabia contra ese tipo que le quito la vida, porque eso era Shiroyama Yuu para él.

 

Se cansó, si no hubiera sido por cansancio seguiria pateandolo, pero su dolor era mas grande, no podía aguantarlo, camino entre el llanto de vuelta a la casa de su novio, siempre lo sería, caminaba lentamente, pasos pesados. Yuu detrás suyo, lo tenía tan cerca pero a la vez tan lejos, una linea los separaba, la linea de la vida y la muerte, lo real y lo irreal, y ahí entendió porque las sombras lo seguían...

 

Uruha... -Susurraba, sus lagrimas no cesaban, no había tranqulidad en su alma, solo dolor–. ¡Takashima! ¡Takashima! ¡corre! –Sus gritos de terror se hacían presente solo para él, corrió detrás del castaño pero no le podía proteger, no podía protegerlo de aquel tipo que venía detrás suyo con la misma arma con la que le quito la vida, no podía detenerlo, su cuerpo se hacía débil mientras mas se acercaba, dolía más, se agotaba–. Uru por favor... corre, vete de aquí. ¡Date la vuelta! ¡Dios! ¿¡Por qué!? 


Se lanzo a su cuerpo, el calor era tan fuerte que le comenzaba a quemar, pudo rodear al menor por sobre sus brazos, pero no pudo detener el cuchillo, no pudo protegerlo con su cuerpo, no pudo dar la vida por él como le había dicho, porque él no tenía vida... Y aunque todo dolía el no poder cuidarlo era destrozador, mas fuerte que acercarse a él. Y fue cayendo junto con él, de rodillas, todo era extraño, mas confuso, todo estaba nublado y borroso, su vista, podía sentir el calor del cuerpo del menor, ¿Él también le sentía?–. Yuu~... –Su voz inundo sus oídos, cerro sus ojos y pudo sentir nuevamente que volaba, ya no dolía estar cerca, sentía más calor, podía sentir mas cuerpo, no, no era su cuerpo... podía sentirlo a él...

 

 

 

–Dormirás junto con él... Malditos homosexuales...

 

 

 

 

   

Notas finales:

Fin.

 

No lo sé, ¿Que les parecio?*-*


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