Miraba la ventana del pequeño cuarto, el a mi lado, como el cielo, despejado.
- Se acerca una tormenta.-Su voz gruesa resonó entre la habitación, mire de reojo y esperando mi respuesta acariciaba su largo cabello.
- Contaras tus razones, o tendré que adivinarlo entre tus pensamientos.- Sus ojos se cerraron lentamente, entre suspiros respiraba el aire húmedo del lugar.
- El cielo esta hermoso, no lo crees Sasuke.- Con los ojos cerrado parecía como si no tuviera miedo a nada, tan tranquilo sobrepasando la inocencia de un niño dentro del bosque del lobo.-¿Crees superar el destino? ¿dime lo que vez Sasuke? ¿Yo veo el cielo a punto de llorar mi muerte, y tú?.
Mentiría si dijera ver algo, estaba tan centrado en la tranquilidad como para divagar el futuro. Itachi abrió sus ojos mostrando el rojo de ellos. Tan débil era ante ellos, no era nadie contra él.
Se acercó a mí con su pequeña sonrisa, contagiosa ante mis labios. Ahora lo vería marcharse ante cualquier cosa. No respondería mis preguntas y dejaría la responsabilidad ante su pequeño y tonto hermano menor.
- Has crecido mucho. Tu hermano está orgulloso.-dio énfasis a “hermano”, tan difícil era aceptar algún lazo sanguíneo entre nosotros.-Sasuke, no tardes tanto.-Unos cuervos salieron volando mientras Itachi se desvanecía en el cielo. Intente pararme para matarle, pero mi miedo de que dejara de existir era tan grande y falle.
El cielo trajo la lluvia que antes fue nombrada por el azabache. ¿Tan increíble era ese ojo?. Pues algo seguro era, los míos también veían la muerte del susodicho. Una larga y cruel muerte, o quizás me equivocaba y miraba la mía, tal vez fuera una corta y rápida. Sin dolor. Mientras mirara la blanca piel de mi hermano con aquellas bonitas gotas de sangre de sus ojos.
“Deberías correr y buscarle”
¿Por qué? El no desea vivir y menos ser salvado.
“Si correr lograras salvarlo y vivir con el” “¿Acaso no quieres más recuerdos, momentos con él?”
Los que tengo son suficientes. No deseo más recuerdos o momentos con él.
Entonces ahórrale el dolor del suicidio y mátalo tú mismo.
Pues para algo fue su visita, por algo estoy contento.
Sasuke derramaría la sangre de su hermano y cumpliría la venganza del clan. ¿Cuál de los dos tiene la vista del halcón?
Como toda historia tiene un inicio y un final cambiemos los papeles del autor, escribamos nosotros la historia de su condena. Para mi opinión la mejor forma de juzgarlo es haciéndolo morir a las manos de alguien preciado. Empecemos por el final viendo como cae al suelo derramando sangre, destrozado por dentro gracias a los golpes, y terminemos por el inicio con el nacimiento del azabache menor. Insertemos un relleno, esos serían los momentos vividos y uno muy bien editado marcado en negritas seria su muerte. Con su pequeña enfermedad como culpable, con aquellos fuertes y atrayentes ojos rojos como la sangre. Momento épico donde el Uchiha menor paro observando la pequeña sonrisa de su hermano.
- Sasuke, gracias.-Dijo aturdido por el dolor de su cuerpo, ya tirado en el suelo mirando el cielo escondido por las nubes grises, las únicas testigos de aquel suicidio ocultado tras la pelea de la venganza.
- Un hombre como tú nunca da las gracias, Itachi.
- Pues aprovéchalas te las daré solamente a ti. ¿No? Pequeño y tonto hermano menor.- El mayor cerro los ojos ya cansados de enamorar y atraer a cualquier ser, ya cansado de luchar contra la vida. Lo único que lamento fue no ver por última vez el bonito cielo azul despejado con su pequeño y tonto hermano menor explorando y preguntándose por la tranquilidad de este.
Itachi se recordaba de su poco y mayor conocimiento del mundo, los momentos que paso en su infancia. Él siempre decía que el más lindo fue cuando nació el menor de los Uchiha. Gritaba de la alegría por tener un hermano. Tan pequeño y blanco mostrando sus deditos dentro de la boca y sus cabellos, pocos pero negros. Recuerda cuando Sasuke abrió por primera vez los ojos, proclamó que les pertenecían solamente a él.
Itachi amaba a su hermano ante todo, lo amaba más que su vida.
- Es te quiero, Itachi.-Dijo el menor mirando los ojos cerrados del mayor con la sonrisa, su cuerpo frio no parecía doler más. Y lo que quedaba del mayor era el simple cuerpo, solo quedaba su imagen física. - ¿Sabes, tus ojos son más fuertes que los míos?.- miro Sasuke el cielo atrapando sus lágrimas y apretando los dientes.-Siempre fui débil ante los tuyos.-El Uchiha dejo el cuerpo ensangrentado en el suelo y partió a su nuevo destino.-Nunca tocaste mis labios, eres raro.-Sonrió, y miro otros ojos más cautivadores llenos de alegría y bondad, se sintió protegido y deseo nunca perderlos. Proclamando que fueran suyos solamente.
Miraba el despejado cielo azul, sin nubes, sin recuerdos, solo despejado. Era más bonito que el cielo real, este lo llenaba de seguridad antes el lobo del bosque. Su sonrisa atrapaba su punto ciego, pero ya fallaba, sus ojos eran débiles y la luz se iba extinguiendo a medida de los pasos.
- ¡SASUKE!.-Grito el joven viéndolo desplomarse en el suelo, Sasuke solo pudo lograr sonreír, no quedaría solo.
¿Sasuke porque no le salvasteis? Pudiste parar la masacre y salvarle. Preferiste dejarlo morir.
El no deseaba compasión, y yo nunca desee dejar de ver su sangre derramarse ante su cuerpo. La masacre no debía ser parada, ya que mis manos nunca dejaron de satisfacerse ante su muerte. Por qué él quería morí, no ser salvado por su pequeño y tonto hermano menor.
Sintió como su cuerpo era alzado y el dolor de sus heridas, nunca sintió tal dolor gracias a la satisfacción del suceso. Su nombre no paraba de sonar, era la voz más conocida para Sasuke, porque en todas las historias tenía que salir el entrometido. El único en poder salvarle, Naruto nunca podía dejar de existir en un mundo donde el estuviera.
- Es te quiero, Itachi.-Termino diciendo en pequeño azabache para cerrar sus ojos y terminar la historia. Con los cautivadores y bonitos ojos de su hermano mayor. Sasuke había acertado en el futuro, viendo la muerte de Itachi, lenta y dolorosa y la muerte de él, rápida y sin dolor. Mientras miraba el cielo despejado entre aquellos ojos nuevos.
Miro el final del libro con la frase más conocida.
Como cuando me detenía en las conversaciones y salía con un “Lo siento Sasuke, será en otro momento”.