Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rainy Love, Wild Paradise ~ Winter (We Were In Love) por JHS_LCFR

[Reviews - 264]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sin corregir D: sucede que en exactamente treinta minutos me voy de viaje...lo cual no significa que no pueda seguir trabajando en la continuación, eh ;)

Winter 10

 

Me desperté alrededor de las tres de la tarde, no había pegado un ojo hasta las nueve, hora a la que había visto a mi madre llegar vestida con ropa elegante y los tacones en la mano así como un aro menos y el labial corrido. Discutimos, nos gritamos con odio por primera vez en muchísimo tiempo: le reproché que nunca me decía dónde estaba, se defendió con la verdad de que yo le hacía exactamente lo mismo. Pero ella era mi madre, que no podía comportarse igual que un torpe de dieciocho años que aún no se animaba a decirle que repetía el año, que si bien era una mujer soltera y aún joven de todas formas debía avisarme en qué cosas se andaban metiendo.

Que yo era un mal hijo, que no tenía derecho a cuestionar o querer involucrarme en su vida privada, que primera organizara la mía y le contara de una buena vez qué me andaba pasando. Portazo, insultos, llantos en el cuarto de al lado y una extraña esencia a cigarrillo que me resultaba bastante familiar.

Tres y diez de la tarde caí en la cuenta que tenía que apurarme si quería llegar a tiempo a la práctica, ya era veintiocho de diciembre y no podía darme el lujo de faltar habiendo hecho semejante escándalo cuarenta y ocho horas antes: saltando fuera de la cama, corrí al baño para chocarme con mi mamá en el camino. Llevaba un rodete caído y flojo, no se había quitado el maquillaje y creí ver una marca rosada debajo del bretel de su corpiño, que apenas asomaba por debajo del pijama. Murmuré un amargo “Buen día” y me hice a un lado, entrando al baño para lavarme enérgicamente la cara.

Troté luego hasta la cocina y con una mano comencé a preparar té mientras la otra iba haciéndome la raya en la cabeza con poco éxito para después peinarme.

-¿Quieres que lo haga yo por ti?—murmuró mamá a mis espaldas, revolviendo el café y con una mirada de disculpa. Respiré hondo y le agradecí, me senté en la silla para que la altura no le molestase y apoyé la cabeza en su pecho, pidiéndole perdón. Poco a poco, y si me ponía las pilas, los problemas y malestares irían desapareciendo.

Y era mejor que fuera empezando cuanto antes.

-Te acuerdas de Kyungsoo, supongo—musité, tragando saliva—Bueno, yo…él…quiero salir con él. Llegué a la conclusión de que lo que siento cuando lo veo borra completamente a Sehun de mi cabeza…con Sehun sólo, sólo jugaba. Literalmente hablando, mamá. Supongo que lo hacía para saber si de verdad me gustaban los chicos, porque el primero muchacho que me gustó resultó ser homosexual y aún así no me escogió como aquel con el cual quisiese pasar el resto de su vida—un hormigueo bastante conocido atacó mis ojos, maldije y limpiándome con el dorso de la mano, seguí—Busqué ayuda, mamá, busqué un refugio pero nadie me lo dio. Tao me dijo algo que es cierto, Baekhyun y Sehun me dejaron bien en claro que no tengo opción…y Kyungsoo—hipé, una especie de ácido picaba en la boca de mi estómago—Kyungsoo siempre fue tan bueno conmigo—apreté mis puños contra los párpados cerrados, negué con enojo mientras intentaba decir dos palabras con un tono de voz normal—Siempre quise agradecérselo pero cada vez que intento, lo lastimo. No puedo tomarle de la mano sin quemarle, no puedo decirle que lo quiero sin callarme que amo a otro, mamá…me siento un monstruo.

Sus dedos fueron entrando en mi pelo y empezaron a tirarme el flequillo hacia atrás, pudiendo entonces acariciarme la frente con un suave roce de sus uñas mientras siseaba una canción de cuna que no me relajaba, una nana que sólo hacía que los años pasados picaran en la palma de mis manos y en una capa de mi piel que nunca lograría alcanzar.

-No eres un monstruo por querer a alguien y amar otra persona, Ninnie—susurró, midiendo cada palabra y cada segundo compuesto de silencio—Tu padre no es un monstruo por ello, tú tampoco. Sólo…sólo ves a Kyungsoo como alguien vital e importante en los aspectos en los que Taemin es malo o débil. ¿No es así? ¿…Cuándo necesitas a Kyungsoo, en qué cosas te parece el chico…“Ideal”?

La respuesta salió sin aire, salió con burla y dolor, áspero dolor. No sabía por qué no me había dado cuenta antes.

-En todo. Lo necesito a todo momento—parpadeé para que las últimas lágrimas cayeran mientras descansaba las manos en mis muslos—Lo quiero. Lo quiero para todo y para siempre. No me puede gustar Taemin si Kyungsoo puede reemplazarlo perfectamente….en todo. Absolutamente todo e inclusive más que eso—con los ojos como platos, me giré despacio, buscando la sonrisa comprensiva de mi madre que me rascó debajo de la oreja como tanto me gustaba—Mamá…gracias—guiñándome el ojo, se lamió los labios rápidamente para hablar.

-¿Le has escrito? Deberías llamarlo y contarle tu reciente descubrimiento.

-¡Pero llego tarde a baile! Tengo que comer bien y estirar y hacerme la cama y lavar los platos y… - con la mano en alto, entendí que debía callarme.

-Mándale un mensaje. Yo te voy haciendo el desayuno, porque algo me dice que no piensas almorzar. Luego, lavo los platos y tú arreglas tu pieza, ¿Está bien?—asentí y con un sonoro beso en la mejilla, la abracé para decirle cuánto la quería y necesitaba—Ahora anda, dile a tu chico que quieras envejecer con él—rió.

-¿Qué hay de almorzar?

-Nada, yo también me acabo de despertar—carcajeó.

Empujándola cariñosamente, corrí al cuarto y tomé el teléfono con la mano izquierda, la derecha sacando a tirones las sábanas para ponerlas a lavar. Por más tecla que tocara, el celular no respondía: luego de fruncir el ceño y soltar más de una mala palabra, caí en la conclusión de que no tendría más batería. Refunfuñando más y más, me concentré en hacer un bollo las sábanas  y fundas sucias para tirarlas dentro del cesto del baño, a continuación gateé por el suelo mirando debajo de la cama y de los armarios en busca del cargador, abrí puertas y cajones, busqué arriba de los muebles y en los cajones de ropa de mi madre, esperando encontrarlo de pura suerte.

Nada. Me quería matar.

-¡Ma! ¿No viste mi cargador?—me respondió con un preocupado “no” mientras apoyaba la bandeja en la mesa, llamándome así la atención para ir a comer—No tengo batería en el teléfono, ¡Mira si Kyungsoo me llamó o algo!

-¿Por qué no le pides el teléfono a alguno de tus amigos? Yo casi no tengo crédito—opinó, untándome tostadas mientras hacía un agujero en una naranja para succionar el jugo—Por cierto, no voy a pasar el treinta y uno aquí, mi amor. Lo siento.

-¿Me vas a dejar solo? ¿¡Qué hago en Año Nuevo después del baile!? ¡Los chicos irán a pasarla con su familia!

-Ninnie, tengo algo que resolver—su mano automáticamente subió al tirante del sostén, tapando más la marca, enrojecí de furia…pero no diría nada, si volvía a gritar o enfadarme, sólo complicaría más las cosas—Estoy segura que Baekhyun te recibirá en su casa, ¿Verdad? De todos, tú y él siempre han sido los más unidos—claramente planeaba evitar nombrar a Sehun, miré a un costado y saqué el último sorbo de jugo de la naranja para dejarlo lentamente en la mesa.

-Está bien, total…puedo ver si las chicas están libres—mis hermanas no eran las personas más divertidas o comprensivas del mundo, pero en una de esas quizás las convencía de aceptarme en sus casas para pasar la noche.

-¿Me perdonas, Ninnie? Es que se trata de un asunto muy importante—en sus ojos vi una especie de desesperación con apuro, arqueé una ceja y le dije que todo estaba bien; sonrió, aliviada—Ya verás, verás que lo hice por tu bien.

Sin terminar de entender, comí las tostadas y terminé aclarándome la garganta con el té y el agua, mamá amaba hacer desayunos variados y casi bizarros. Mirando el reloj que marcaba las cuatro menos veinticinco, salí disparado para cambiarme, lavarme los dientes y despabilarme por última vez: una campera bordó de algodón con capucha, una camisa celeste abajo y jeans grises junto con zapatillas deportivas. No combinaba, pero era lo que había alcanzado a agarrar.

Manoteando hacia la salida la mochila con la ropa y los accesorios, me mordí el labio tratando de recordar dónde mierda había dejado al cargador. ¿Dónde lo dejé tirado?

 

 

Taemin aplaudió encantado al tiempo que se paraba sin necesidad de usar las manos para impulsarse, sus pantorrillas marcaron su musculatura mientras se levantaba y se acercaba. Su sonrisa era amplia y su pecho casi se inflaba como el de una paloma, el eco de sus palmas chocando aturdió hasta que me tomó de los hombros y me sacudió con fuerza.

-¡Eso estuvo fenomenal, definitivamente se van a acordar de nosotros en la plaza!—mirando a los demás chicos, entornó los ojos aún con las comisuras e los labios en alto—Seul Gi, ¿Estás cansada?—bromeó, viéndola suspirar con fuerza—Han Sol, ayúdala a estirar y los demás, felicitaciones. Me parece que vendría bien salir un poco y escuchar otro tipo de música, ¿Verdad?—un “sí” agotado fue la respuesta, carcajeó encantado y abrazándose a sí mismo—perfecto, entonces ya mismo nos vamos al bar, yo invito todo.

-Emh, yo—levanté la mano despacio, no sin antes pasarme el antebrazo por la frente—Me bajo, tengo que ir a casa temprano y ayudar en la preparación de la cena de Año Nuevo.

-¿No vienes?—preguntó Tae Yong luego de tomarse media botella de agua—Pensé que… - rápidamente ojeó a Taemin para luego volver a mirarme—vendrías sin dudarlo, no sé, digo.

-Lo sé—reí—Pero no puedo, mi madre me deja la casa y quizás invite a mis hermanas con sus maridos, creo incluso que tengo una sobrina…no hablo con ellas desde hace mucho tiempo—aprovechando las risas, me despedí con un asentimiento corto y busqué mi mochila; cuando guardaba el moño y los tirantes (no pensaba cambiarme de vuelta, directamente me pondría el pijama en casa ni bien llegase), divisé un brillo metálico y con forma cuadrada por debajo de los pliegues de la camisa celeste y las mangas de la campera: el cargador entonces descansaba perezosamente en el fondo de la mochila, ni lo había visto en el apuro por cambiarme al comenzar la clase.

-¿Kai-yah?—llamó Taemin, inclinándose para ver dentro del bolso—¿Pasa algo? Parece que hubieras descubierto una bomba en tu bolso.

-¡Me voy!—grité, maldiciendo por haber dejado el teléfono en casa y corriendo fuera del gimnasio—Nos vemos, hasta mañana y pásenla bien en el bar.

-¡Jongin, espera!—la voz de Taemin resonó en mi espalda, en la esquina me detuve y giré sobre mis pis incómodo, apurado y nervioso: quería llegar a casa, quería llegar a casa y tirarme en la cama para enchufar el cargador con el teléfono y prenderlo de forma que pudiera saber, finalmente saber, si Kyungsoo estaba dispuesto a hablarme…los días sin él dolían, dolían en cada músculo de mi cuerpo y picaban en las costillas—¿Está todo bien?—su mirada de preocupación y el silencio entre palabra y palabra me dijeron que pensaba tener una charla larga y profunda que sinceramente no tenía ganas de tener en aquel momento—¿No vas porque voy yo? La última vez se juntaron todos.

-Hyung, no puedo porque no puedo. Tengo que preparar todo.

-Pero Jongin, falta todavía para el treinta y uno, no puedes empezar ahora con los preparativos.

-Hyung, me tengo que ir—tomándole de las manos a modo de saludo, apreté suavemente y busqué irme.

…Pero no pude.

-Hyung—titubeé—Hyung, suéltame. Me tengo que ir—sus ojos brillaban con pena, tragué saliva—Taemin, estoy llegando tarde a casa—resalté cada palabra con cuidado, sólo cuando una lágrima rodó por su mejilla entré en pánico—¿Q-qué? ¿Por qué lloras?

-¿…Por qué no me dices “Taeminnie”? ¿Cuándo dejé de serlo y pasé a ser “Hyung” o simplemente “Taemin”?—tragó con dificultad, respiraba pesadamente, con angustia—Jongin, siento que me estás evitando. Que te quieres alejar de mí, ¿Hice algo para merecer esto?

-¿¡Cómo!?—¿Qué mierda está pasando? ¿Y por qué justo hoy?

-Primero faltas a las clases, cuando vienes estás metido en tu teléfono haciendo quién sabe qué—lamentó, tirando de mis manos para mirarme a los ojos, casi compartiendo el aliento; el ruido de los autos no amortiguó su voz, que estalló en mis oídos casi levantándome los pies del suelo, tratándose de un extraño…éxtasis—Luego quieres dejar de tener las clases privadas…te vas con los chicos pero cancelas si yo los acompaño… ¿Te caigo mal ahora? ¿Hay algo que hice para que te molestara?

-H…Hyung…

-No me gusta que ya no me prestes atención. Me pongo celoso y me da rabia saber que ya no me miras como antes—sentí su pulgar en mi labio inferior, automáticamente cerré los ojos y suspiré, delatándome—Jongin, quiéreme como antes…porque lo sé y siempre lo supe.

-…No, no puedo.

-Sí que puedes. Ahora que estoy y Minho anda lejos, ahora que no estamos juntos… - sacudí la cabeza pidiendo perdón, lo único que logré fue que me tomara de la mandíbula para acariciarme y correrme el flequillo de manera que pudiera seguir observándome—Me siento solo, no me gusta no tener a alguien…quiero que me abracen, necesito que me digas que me quieres.

-…Taemin, no juegues—pedí, perdiendo la cabeza y mordiéndome el labio, debía controlarme—No juegues conmigo si sabes que soy débil. No te aproveches.

-Ninnie…no me gusta andar conformándote con pretender que soy como tu madre. Quiero ser algo más importante…quiero ser alguien más presente.

Su mano libre descansó en mi pecho, justo sobre mi corazón. Solté una blasfemia con fervor, con ira y cerré los ojos con fuerza, no podía permitirme flaquear sin saber si Kyungsoo me había dado otra oportunidad.

-Ninnie, déjame atesorarte. Déjame mostrarte cuánto te puedo llegar a cuidar y a querer—cuando sus labios rozaron los míos, lo aparté de un empujón y ahogando un grito a duras penas; con los brazos muertos a los costados, resopló—¿Qué tiene el chico de Goyang que yo no? ¿Tan perfecto es que me estás dejando de lado?

Las bocinas de los autos y los pasos de los peatones en la vereda de enfrente se mezclaron con un zumbido imaginario y me dieron vuelta la calle, la acera y todo edificio que entrara en mi campo de visión: Concéntrate, concéntrate. Era todo lo que quería, había soñado y esperando, casi sangrado por ese momento…

…Pero el momento que añoraba sólo tendría un final feliz en mi mente.

El momento imaginario no cuadraba con mi presente.

-Kim Jongin—murmuré, sintiendo cada fibra de mi cuerpo tirar y lastimas para callarme—Kim Jongin no figura en tu futuro, Taemin. No hay espacio para mi dentro de dos años o dos meses. No hay lugar para mí después de ahora…y no quiero ser un error, mucho menos un gusto que puedas darte mientras tu chico no está en casa.

Caminando hacia atrás, cerré los ojos y lloré lágrimas…sus últimas. A partir del veintiocho de diciembre ninguna gota que cayera de mis ojos llevaría su nombre, ninguna pena ni gemido de dolor reflejaría su rostro en mi mente.

Do Kyungoo. Ahora es a él a quien Kim Jongin pertenece.

Quince minutos después, llegué a casa. Cinco después y con el corazón en la mano, pude leer un hermoso “Yo también te extraño…y te quiero” que finalizaba una especie de testamento explicando dónde había estado y qué había hecho.

Kim Jongin no sería un tesoro, no sería un encanto o un niño prodigio. Pero era capaz, era capaz de querer y amar más que nadie. Sólo necesitaba encontrar a la persona indicada y un poco de predisposición…una predisposición que poco a poco se le iba yendo de las manos en los fríos y grises días del invierno.

 

 

Notas finales:

El último párrafo suena a final definitivo, no? xD

 

¡Ya pasamos los cien reviews, no puedo creerlo! Muchísimas gracias a todos por tanto cariño, buen recibimiento y amor ;m; ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).