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Rainy Love, Wild Paradise ~ Winter (We Were In Love) por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

Muchísimas gracias parku, por ayudar tanto :D

Winter 12

 

-¿MinYoung se acuerda de mí?—no opuso resistencia cuando tracé una línea por su frente con la punta de mis dedos; apretados en la cama de una plaza, miré cómo mi mano temblaba de la emoción a medida que bajaba por su sien y seguía por la curva de su mandíbula.

-Mh—asintió, desviando mis dedos hacia su mentón—Me retaba porque no te llamaba, me pregunta siempre cómo estás y te manda saludos. Dice que tiene un regalo para darte cuando vuelva—levanté mis cejas, sorprendido—Hizo un dibujo de nosotros tres en el parque y armó un cuadro con fideos secos y brillantina, nada del otro mundo—sonrió.

-Hey—pellizqué la punta de su nariz—Cualquier cosa que me regale MinYoung será una obra de arte…incluso si me regala a su tío—bromeé abrazándolo de la cintura—Eso sería estupendo.

Crear y compartir el calor con Kyungsoo era la sensación más espectacular que había vivido. Era incluso mil veces mejor que lo hecho la noche anterior, era poder tocarnos apenas y ya sentir la temperatura aumentar considerablemente, era poder mirarnos a los ojos y relajarnos, era no querer salir de la cama y vivir por siempre así: él con la parte de arriba de mi pijama y la ropa interior, yo con el pantalón y el torso desnudo. Él con sus medias celestes y el buzo holgado debido a su cuerpito, yo con un hormigueo en la panza y mis piernas enredándose en las suyas.

-Si no venías hasta el siete de Enero, no sé qué hubiera pasado—confesé, besándole la frente—No hubiera podido…menos mal que apareciste anoche—tomándole del mentón para que separase los labios, miré su boca rosada y suave al tacto; me atreví a acariciar con el pulgar, sus grandes ojos parpadearon tiernamente.

-¿Tengo que preocuparme por eso?—negué en respuesta, sonrió con tranquilidad—Bien, no quería hacerlo. Por cierto…deberías preocuparte por el colegio, no quiero que repitas de año.

-Ya no hay caso—me encogí de hombros, reemplazando mi pulgar con una suave mordida—Repito y listo. Pero te aseguro que esta vez sí egreso.

-¿Qué dirá tu madre de todo esto? Ella se esfuerza porque te sientas cómodo y a gusto aquí, no te exige nada y…

-Está viéndose con un hombre—solté, empezando a molestarme—No me pide nada porque no debe querer que yo le obligue a decirme quién es el tipo, así nos manejamos ahora…aparentemente—y miré hacia la puerta de entrada, ni sabía si había vuelto mientras dormíamos o si seguía desaparecida—No me gusta no saber si es uno o dos o más…no me gusta que la bañen en marcas y luego no tengan las agallas de dar la cara.

-Jongin, ponte en su lugar…quizás ahora ella está buscando al señor indicado. Si no te los presenta, es porque no valen la pena—tirando de mi oreja, me forzó a mirarlo fijamente—Ey, tranquilo. Tal vez sea una etapa, tal vez se sienta sola. Ya pasará.

-Viene con olor a cigarrillo—insistí, hundiendo la cabeza entre su hombro y el cuello—Viene con olor a cigarrillo y a alcohol. No quiero que se ande vendiendo por ahí para conseguir dinero. Odiaría verla así, entregada al que esté dispuesto a pagar…

-Jongin, basta—sus brazos rodearon mi espalda y su mentón descansó sobre mi cabeza—Nada de eso va a pasar. Tu madre está saliendo, está conociendo gente nueva y punto. Si tu padre pudo, ¿Por qué ella no?

-…Porque mi madre me juró que sería el único hombre en su vida. Si me ignora por un cualquiera…no tendría adónde ir. No tendría adónde esconderme—me besó entonces el pelo, rascándome suavemente la oreja, arrugué la nariz—¿Sabes qué? Quizás sí necesite salir a tomar aire. Estoy…abrumado, como confundido.

Pude sentir cómo suspiraba, contento.

-Conozco un lugar que puede llegar a gustarte. Pero primero debes abrigarte.

 

 

Mis dedos prácticamente colgaban de los suyos, supe desde el primer momento adónde pensaba llevarme y el que lo recordase y tuviese siempre en cuenta fue como una brisa cálida abrazándome por los hombros. El parque se veía a unas cuadras de distancia y en ningún momento aminoró el paso ni miró hacia atrás: el tobogán rojo con su cueva seguía brillando a pesar de estar tapado de nieve, parecía brillar más con nuestra compañía y juntos nos agachamos para poder entrar.

La espalda dolía, nuestras rodillas volvían a rozarse y sus manos descansaban sobre mis botas, mis brazos dormían sobre mi regazo para poder entrar cómodamente y no golpearme los codos con el material del interior. Como siempre, el piso raspaba y Kyungsoo jugaba con las piedritas sueltas, vi en sus ojos la nostalgia, probablemente recordando cómo nos habíamos conocido.

-Pensé que me llevarías al banco donde llorabas—mentí con un hilo de voz, me gané su atención al instante.

-Aquí es más íntimo, el banco tiene escarcha y quiero estar cerca de ti sin sentir que nos están mirando.

-¿Y si viene un niño pequeño?

-Saldremos—sonrió—Saldremos y correremos a sentarnos en el banco riendo, avergonzados—ladeó la cabeza, entornando los ojos—Prefiero tenerte así de cerca, incómodos los dos pero…cerca.

Automáticamente entrelazamos nuestros dedos como pudimos, sentí que mi vida empezaba a tener sentido: con Kyungsoo nacía calor en mi pecho, con Kyungsoo me daban ganas de pararme y caminar, caminar en línea recta y no parar nunca. Con Kyungsoo podía perderme en la nada y aún así saber cómo retomar el camino para volver o llegar a donde él quisiese. Todo lo que necesitaba era…

-Sonríeme.

-¿Qué?—preguntó, desentendido.

-Sonríeme como antes, por favor. Hazlo otra vez—y tentando, mostró todos los dientes, causando severas punzadas en mi nuca y en la boca de mi estómago: es tan precioso que duele—No dejes de sonreír, nunca.

-¿Y si quiero comer o dormir?—bromeó.

-No me importa, no quiero verte triste. Nunca más.

-Me parece que alguien está empezando a delirar del hambre y del frío—canturreó, retorciéndose para salir y corriendo mis piernas flexionadas—Vayamos a la tienda de los chicos, les debes una disculpa por haberte fugado después del baile.

-¿Cómo sabes eso?—repliqué, gateando fuera del juego y haciendo sonar los huesos de mi espalda.

-Sehun me lo dijo cuando me los crucé a todos en la plaza. Quise ir para sorprenderte allí pero me dijeron que ya te habías ido. ¿Les hablaste de mí? Porque parecieron reconocerme al instante.

-¿Acompañaste a Jongdae y Yixing hasta el departamento? Es la única manera de que hayas podido entrar y llegar a mi puerta.

-Exacto. Iba a quedarme con ellos pero…Chen me dejó más o menos claro que pensaban tener su momento de amor y que yo molestaba, por así decirlo—tartamudeó, colorado y jugando con sus dedos—…Ésos chicos, sí que gritan mucho.

Contuve una risa cuando retrocedí mentalmente en la conversación: ¿Dijo “Sehun”? ¿Se cruzó a Sehun? Me lamí los labios y tomé aire con fuerza, seguramente había escuchado mal. Pero a la vez las cosas tenían sentido, ¿Quién de los chicos conocía a Kyungsoo mejor que Sehun? Él mismo lo había visto cuando ocurrió lo de la bolsa en la puerta de entrada. Miré mis pies que rogaban por correr hasta el barrio y saltar la reja, la cabeza me dio vueltas hasta que un débil llamado absorbió mi percepción del tiempo y el espacio.

-¿Estás bien?—instantáneamente levanté la cabeza, titubeando y parpadeando sin cesar; asintiendo levemente, terminamos yendo hacia la tienda de comidas. Con suerte vería  a Baekhyun y le preguntaría si Sehun había estado con ellos; si me mentía, podría preguntarles igual a Chanyeol y el resto.

 

 

-¿Sehun?—preguntó Chanyeol con sus enormes ojos y su mueca de duda—No sé, yo estaba ocupado viendo los precios de las gorras que vendían en los puestitos de la feria. Quizás Baekhyun pueda decirte.

-Ya le pregunté y se fue a lavar los platos—contesté, sentándome en la banqueta mientras Jongdae le mostraba el local a Kyungsoo y subían las escaleras hasta la terraza—¿Chen no dijo nada? ¿Yixing tampoco?

-¿Lay?—corrigió—Esos dos no dejaban de frotarse, era todo un espectáculo ver las caras de las señoras grandes—sonrió—En una, Chen le apretó el trasero al chino y gruñeron juntos, como gatitos. ¡Tuviste que haberlo visto! Un niño que andaba en bici no vio el cordón de la vereda por estar mirándolos—aplaudió, eufórico—Después cuando se fueron a los baños químicos fue desastroso, jamás pensé que podrían tumbarlo de costado…se fueron asqueados a bañarse al departamento de Chen, corrían con cara de asco.

Torcí la boca, sabía que debía reírme pero me picaba la culpa. Levantándome y mirando alrededor, busqué a Yixing hasta que lo encontré saliendo del baño y ajustándose el delantal.

-Xing, Xing—le llamé, me miró con sus ojos cansados y sonrío acentuando sus hoyuelos—Dime, de casualidad, en la presentación de año nuevo, ¿No estaban o se cruzaron a un chico…?

-¿Sehun?—interrumpió, tranquilo—Sí, ojos pequeños, cara de piedra, muy alto y flaco de espalda ancha. Se fue cuando te vio de lejos acercarte a nosotros para saludar. Después de la canción seguía en los puestos de la feria, volvió cinco minutos al grupo con este chico—señaló las escaleras en referencia a Kyungsoo—Y se marchó, se le veía triste, aburrido.

-Mierda—susurré y le palmeé el hombro—Gracias, Xing. Y no olvides lavarte las manos después de hacer tus necesidades.

-No estaba haciendo ninguna de las dos cosas—sonrió, encogiéndose de hombros—Chen y yo estábamos jugando en el local hasta que llegaron Chanyeol y Baekhyun. Como le dije que hiciera silencio, me puso un castigo—sorprendido, miré su entrepierna; el arrugó la nariz—Dolía mucho y se veía en el delantal, tenía que arreglarlo.

-…Ah, bien—retrocedí, limpiándome las manos en el pantalón—Mejor busco a Kyungsoo. Tú…cuídate y limpia todo sector que toques desnudo.

-Tranquilo—gritó mientras subía las escaleras—Lo hago, pero Jongdae no.

Sacando la lengua y tratando de detener los escalofríos, llegué hasta la terraza y encontré a Baekhyun y Chen hablando seriamente con Kyungsoo en una de las mesas. El primero al parecer se había escabullido mientras hablaba con Lay, el segundo asentía mientras hablaba y hacía gestos con las manos, golpeando cada tanto la mesa.

-¡Hey!—¿Qué le estaban diciendo? No me gustaba nada que hablaran así a mis espaldas—¿De qué hablan y por qué se esconden aquí arriba?—Kyungsoo levantó la cabeza, inmutable y despreocupado.

-Estamos hablando, sólo eso.

-No, te están diciendo algo importante y que yo no debería escuchar—tomando una silla, me uní al grupo—Si sólo están hablando, pueden hacerlo tranquilamente conmigo escuchando, ¿Verdad? A ver, sigan charlando.

Intercambiaron miradas de incomodidad, Baekhyun apretó los labios y se acomodó para mirarme de frente.

-Le estábamos diciendo de Sehun y…advirtiéndole. Sólo dándole consejos y explicándole que Sehun no tiene nada contra él, que sólo no le habla mucho porque de alguna forma Kyungsoo es…un obstáculo importante en lo que Sehun busca.

-Le estábamos pidiendo que te controlase si te ponías cariñoso con él frente a Sehun—siguió Jongdae, serio—Y que si en algún momento quedaban ellos solos y Sehun preguntaba por ti, que cambiase de tema de conversación inmediatamente.

-Sehun es un cobarde por no aparecer—espeté—Yixing me dijo que estuvieron juntos y se fue cuando me vio. Eso no está bien, eso es ser mal amigo.

-Ayudó a tu novio a buscarte y gracias a él tuviste sexo—me retó Baekhyun, cruzado de brazos—Dime cómo eso puede entrar en la categoría de “mal amigo”, porque yo sinceramente no lo entiendo.

-¡Eso no es de su incumbencia!—aparentemente Kyungsoo también había soltado la lengua—Es más, ya mismo voy a aclararle un par de cosas—levantándome, los chicos saltaron para frenarme; con un manotazo rápido me liberé y seguí adelante, bajando la escalera al trote y cruzando el local sin despedirme.

No podía ser tan imbécil, no podía jugar el rol de “amor desamparado y misericordioso” y luego huir cuando me acercaba. Dando largas zancadas y clavándome las uñas en las palmas, busqué una parada de bus que me llevara lo más cerca posible del barrio: como Tao estaba en China no podría pasar a buscarme; de todas formas iría y lo sacudiría a Sehun un par de veces, a ver si reaccionaba y dejaba de actuar tan infantilmente.

Estirando el brazo para detener un micro y buscando monedas en el bolsillo de la campera, salteé el primer escalón y pedí un viaje de media distancia. Ni bien me senté en la cuerina negra del lado izquierdo, mi celular empezó a vibrar. Me fijé en las llamadas perdidas de Baekhyun y de Jongdae…Kyungsoo no había hecho ni dicho nada.

Si Kyungsoo me vio salir y no reaccionó…es porque me entiende.

Entiende que lo tengo que hacer. Más allá de que sepa lo que pasó entre nosotros.

Mi mente entonces se nubló: ¿Le había confesado mis problemas con Sehun…o todo el rollo con Taemin? ¿Le había dicho algo siquiera? ¿Kyungsoo estaba al tanto de mi historia?

Me sentí mal: Kyungsoo me había contado sus más íntimos secretos y golpes bajos…yo había permanecido callado y no me había abierto, cuando en realidad lo que quería es que estuviese al tanto de todo para ayudarme.

Si le hubiera contado, podría haberme ahorrado un par de tropiezos.

 

 

Las criadas me recibieron sin problemas, como siempre que iba a la casa de Sehun, lo único que cambió fue la aparición de un silencio incómodo (pues estaban al tanto del divorcio de mis padres) y más de un halago por mi nuevo color de pelo. Asintiendo y saludando sin sonreír, troté por el pasillo a la derecha de la entrada y doblé para llegar hasta el final: una puerta gris y con marcas en el marco que apenas se notaban, marcas que no sanarían pero tampoco se abrirían. Las marcas de altura de Sehun y las mías, porque mi padre no dejaba estropear los muebles y las puertas de casa.

Tragué saliva y noté cómo la ira era barrida de mi cuerpo con la angustia, la angustia de saber que Sehun nunca había sido una prioridad y que toda la vida lo había dejado para lo último. Él siempre estuvo después de Taemin, después de Kyungsoo…nunca le di la importancia que se merecía, nunca le había pedido perdón por mi actitud.

Intentando alcanzar el picaporte, me detuvo a centímetros de él, escuchando un llanto débilmente contenido acompañado de quejidos y ahogos, espasmos de dolor. Mis pupilas perdieron foco, sentí todos los músculos de mi rostro dormirse; Sehun siguió llorando y llorando, sin pedirle ayuda a nadie…pues nadie le prestaría atención. En consecuencia, y con un nudo en la garganta, golpeé suavemente la puerta, escuchando cómo se callaba y no me abría, pues sus pasos no se escucharon en ningún momento.

-Fuera—gimoteó. Volví  a golpear—¡Quiero estar solo, no saldré a almorzar!—golpeé tres veces más, un objeto pareció estrellarse contra la madera, me alejé unos pasos—¡¡Dije que te fueras, incluso si eres mamá, no pienso salir!!

-…Sehun—su nombre dolió en mi lengua, cada letra punzó en mis labios y el coraje se había esfumado en mi voz; no obstante, el picaporte bajó violentamente y pude ver una delgada línea de su habitación, todas las cortinas corridas y sólo la luz del pasillo iluminando además de proyectar mi sombra—Vengo…vengo a pedirte perdón—cerré los ojos, si no, no podría hacerlo—Tarde y sin mirarte a los ojos, lo sé. Pero vine a disculparte de todos modos, porque cometí un error y ni me molesté en arreglarlo.

Una inspiración rápida, un suspiro muerto.

-No hay nada que arreglar—habló con voz nasal, carraspeó para limpiar su garganta—No hay nada roto ni nada que deba corregirse y punto. Ahora vete, por favor.

-No voy a…—intenté abrir la puerta, su cuerpo opuso resistencia al ver que lograba ampliar la abertura unos grados más—No voy a irme. Porque ambos sabemos que sí hay algo que no está andando bien…sobre todo cuando se trata de una persona, eso es mucho más grave.

-¿Qué vas a hacer?—rió secamente—¿Vas a entrar a la fuerza y besarme? ¿Vas a pedirme que te perdone con lágrimas en los ojos y una erección atrapada bajo tu jean? ¿Vas a decirme que soy todo lo que siempre quisiste y que fuiste un tonto por no darte cuenta? Porque el tiempo pasa y ahora esas cosas no me alcanzan…si de verdad quieres ayudarme, vete y no vuelvas. Déjame en claro que me odias o preténdelo, haz de cuenta que no existo o que no me necesitas. Entre más rápido olvide tu cara, mejor.

-Sehun, deja que entre para hablar como gente civilizada—insistí sin levantar el tono de voz y empujando la puerta disimuladamente—Abre la puerta antes de que me enoje.

-Que te enojes, eso es lo que busco.

-Sehun, no pienso repetírtelo.

-Exacto, yo tampoco.

-Soy capaz de patear la puerta y llevarte por arriba, así que coopera de forma que no te lastimes—cerrando la puerta de golpe y poniéndole llave, logró sacarme de quicio y me agarré de los pelos, la ira había vuelto y quizás…quizás me vendría bien—¡Oh Sehun, déjame entrar ahora o llamaré a tu padre y a tu hermano, carajo, a ver si te educan a los golpes!

Todos sabíamos que el padre de Sehun era un golpeador y que el hermano tenía un leve desliz hacia la violencia física como forma de arreglar las cosas, pero aún así no recibí respuesta y terminé alejándome dudando: dudando si patear o no la puerta, si correr y chocar contra ella o marcharme y dejar que las cosas se calmaran para agarrarlo desprevenido algún día cuando saliese del barrio.

El cansancio me ganó y aplaqué el enojo a duras penas, mi mandíbula permanecía tensa y mis pasos hacia la salida fueron cortos y rápidos; sería mejor si no me cruzaba a nadie en el camino o terminaría a los golpes.

Pero sí que vi a alguien.

Saliendo al trote por el camino de piedritas con los tacos en la mano, el vestido puesto al revés y el cabello despeinado: mi madre olía al tabaco de papá, olía a su perfume y al asco que me generó verla correr por detrás de los arbustos en busca de una salida rápida que no significase la reja eléctrica.

 

Notas finales:

¿Están al tanto de la segunda parte de 

Trece Lunas y Un Laberinto?

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